Hola Gente, esta es la segunda parte de mi historia con mi suegra, espero les guste y la disfruten, y acepto críticas para mejorar. Gracias por leerla y les dejo el link de la primera parte
http://www.poringa.net/posts/relatos/3283541/Mi-Suegra-I.html
Luego de unos minutos, que me parecieron eternos, comenzó a relajarse, me acarició la cabeza y se incorporó para besarme. Nos dimos un beso profundo y amoroso, me miro a los ojos y con una sonrisa enorme me dijo -gracias...
-No sabes cuanto hacía que no sentía esto, soy multiorgásmica y me hiciste acabar como diez veces, déjame que me relaje un poco y te atiendo a vos...te lo mereces.
-Traes algo para tomar- Me pidió, y me levanté, desnudo como estaba, dirigiéndome a la cocina. Me pareció que lo mejor sería una bebida fuerte, necesitaba algo de alcohol, lo único que encontré fue una botella de Tía María, serví dos copas y regresé a la pieza.
-Genial, esto va a servir para que te relajes, tenes una cara de susto increíble -Me dijo con una amplia sonrisa.
Chocamos nuestras copas y bebimos, con el sabor del dulce néctar aún en su boca, me dio un profundo beso, tomó mi copa y junto a la suya las puso en la mesita de luz.
-Acostate boca arriba y relajate, que ahora me toca a mí -me dijo al oído, mientras me lamía el lóbulo y yo sentía un escalofrío que me recorría el cuerpo.
Tomó un frasco, y puso un líquido en sus manos, comenzando a acariciar mi pecho con él, un exquisito aroma a almendras invadió mis fosas nasales, cerré los ojos y me deje llevar por el placer que me producían sus caricias por todo el cuerpo, no se si era el aceite o sus manos, pero me relajé totalmente, sintiendo impulsos eléctricos en cada parte que era acariciada. Me sobó el cuello, los hombros, el pecho, las caderas, las piernas, y se detuvo en mis pies, donde se tomó su tiempo para masajearlos, produciéndome un placer extremo que me llevo a emitir suaves gemidos.
Por fin, llevó sus manos a esa zona que tanto deseaba, lubricándome el pene y los testículos con increible suavidad, mi placer se fue a los extremos y tuve que hacer un esfuerzo para no eyacular en ese momento. Creo que ella lo comprendió, porque apartó sus manos, separó un poco mis piernas, y comenzó a untarme los muslos, cuando tocó mi ano, presionó muy suavemente, y una onda eléctrica recorrió todo mi cuerpo produciéndome un placer indescriptible.
Se quitó el camisón, ofreciéndome por primera vez la visión de su cuerpo desnudo, sus pechos me parecieron hermosos, sus caderas anchas eran sensuales, y al estirar mis manos para acariciarlas, me sorprendí con la suavidad de su piel, desconocía que una mujer de su edad pudiera ser tan hermosa.
Se sentó sobre mi estómago, y al inclinarse para besarme, acarició mi pecho con los suyos, el contacto era extremadamente sensual, sentir sus senos deslizándose sobre mi piel era extraordinariamente placentero. Me dio un beso largo, húmedo, caliente, que yo no quería que terminara nunca, elevó su cuerpo sobre sus rodillas, y se fue sentando lentamente sobre mi pene. Fue electrizante ese primer contacto, ambos suspiramos, fue bajando muy lentamente, permitiéndome experimentar a flor de piel la penetración, pude notar la entrada de su vagina, tibia, húmeda y ajustada, y al bajar más, sentí su interior más caliente y mojado. Al llegar hasta el tope, el placer era inmenso, ya que su concha era estrecha, tal vez por tanto tiempo sin tener sexo, pero sentía mi pija presionada en toda su extensión.
Abrí los ojos y note que tenía su cabeza un tanto tirada hacia atrás, con sus ojos cerrados, estaba disfrutando tanto como yo, se quedo en esa posición unos segundos, y luego fue moviéndose lentamente, subiendo casi hasta sacarla y luego bajando hasta el tope. Lentamente fue acelerando el ritmo, acompañado por gemidos cada vez más fuertes, que se fueron transformando en suaves gritos de placer. Yo estaba en la gloria, que bien me cabalgaba esa mujer madura, cuanto placer me estaba brindando, nunca me había fijado en una mujer mucho mas grande que yo, siempre me habían gustado las pendejas, que equivocado que estaba.
Un olor a sexo fue invadiendo la habitación, un aroma a hembra caliente que me excitaba aún más, si eso era posible, comenzó a cabalgarme con todas sus fuerzas mientras jadeaba desesperadamente, como si en ello se fuera su vida, y no se cómo, pero sentía que su concha me presionaba cada vez más. Volví a abrir los ojos y sus pechos danzaban frente a mí, me incorpore como pude y comencé a lamerlos, eran suaves, eran dulces, eran calientes, yo me estaba muriendo y no sabía si iria al cielo o al infierno....pero no me importaba, me estaban dando la mejor cogida de mi vida.
-Estoy llegando -Le grite
-Si pendejo, dale que terminamos juntos -Me dijo- no te preocupes, termina adentro que no hay problema...hay...si... si...llename toda, por favor, quiero sentirte...
Y no pude aguantar más, esas palabras terminaron de destrozar mi resistencia. Nos abrazamos fuertemente y fundimos nuestras bocas en un ardiente beso, mientras mi pija latía dentro de su concha, y en cada latido mi leche se mezclaba con sus jugos.
Fue impresionante. Nos quedamos en esa posición largo rato, creo que ninguno de los dos quería salir, sentía como su vagina presionaba constantemente mi pene, como un latido, mientras nuestras bocas, que no querían separarse, intercambiaban saliva y las lenguas jugaban a revolcarse.
Abrimos nuestro ojos y nos miramos, las caras de placer que teníamos eran indescriptibles, rodeo mis mejillas con sus manos y volvió a decirme -Gracias...-Pero en realidad creo que yo debía agradecerle a ella por ese momento extraordinario.
Salió de encima mío y se tiro boca arriba, -Cuanto hace que deseaba esto, voy a dormir como un ángel ahora -me dijo con una enorme sonrisa -Vos deberías hacer lo mismo, anda a descansar, después charlamos.
Me fui a mi habitación, y les aseguro que no tuve tiempo de pensar en nada, me dormí como un bebe, así, desnudo como estaba.
Continuará...
http://www.poringa.net/posts/relatos/3283541/Mi-Suegra-I.html
Luego de unos minutos, que me parecieron eternos, comenzó a relajarse, me acarició la cabeza y se incorporó para besarme. Nos dimos un beso profundo y amoroso, me miro a los ojos y con una sonrisa enorme me dijo -gracias...
-No sabes cuanto hacía que no sentía esto, soy multiorgásmica y me hiciste acabar como diez veces, déjame que me relaje un poco y te atiendo a vos...te lo mereces.
-Traes algo para tomar- Me pidió, y me levanté, desnudo como estaba, dirigiéndome a la cocina. Me pareció que lo mejor sería una bebida fuerte, necesitaba algo de alcohol, lo único que encontré fue una botella de Tía María, serví dos copas y regresé a la pieza.
-Genial, esto va a servir para que te relajes, tenes una cara de susto increíble -Me dijo con una amplia sonrisa.
Chocamos nuestras copas y bebimos, con el sabor del dulce néctar aún en su boca, me dio un profundo beso, tomó mi copa y junto a la suya las puso en la mesita de luz.
-Acostate boca arriba y relajate, que ahora me toca a mí -me dijo al oído, mientras me lamía el lóbulo y yo sentía un escalofrío que me recorría el cuerpo.
Tomó un frasco, y puso un líquido en sus manos, comenzando a acariciar mi pecho con él, un exquisito aroma a almendras invadió mis fosas nasales, cerré los ojos y me deje llevar por el placer que me producían sus caricias por todo el cuerpo, no se si era el aceite o sus manos, pero me relajé totalmente, sintiendo impulsos eléctricos en cada parte que era acariciada. Me sobó el cuello, los hombros, el pecho, las caderas, las piernas, y se detuvo en mis pies, donde se tomó su tiempo para masajearlos, produciéndome un placer extremo que me llevo a emitir suaves gemidos.
Por fin, llevó sus manos a esa zona que tanto deseaba, lubricándome el pene y los testículos con increible suavidad, mi placer se fue a los extremos y tuve que hacer un esfuerzo para no eyacular en ese momento. Creo que ella lo comprendió, porque apartó sus manos, separó un poco mis piernas, y comenzó a untarme los muslos, cuando tocó mi ano, presionó muy suavemente, y una onda eléctrica recorrió todo mi cuerpo produciéndome un placer indescriptible.
Se quitó el camisón, ofreciéndome por primera vez la visión de su cuerpo desnudo, sus pechos me parecieron hermosos, sus caderas anchas eran sensuales, y al estirar mis manos para acariciarlas, me sorprendí con la suavidad de su piel, desconocía que una mujer de su edad pudiera ser tan hermosa.
Se sentó sobre mi estómago, y al inclinarse para besarme, acarició mi pecho con los suyos, el contacto era extremadamente sensual, sentir sus senos deslizándose sobre mi piel era extraordinariamente placentero. Me dio un beso largo, húmedo, caliente, que yo no quería que terminara nunca, elevó su cuerpo sobre sus rodillas, y se fue sentando lentamente sobre mi pene. Fue electrizante ese primer contacto, ambos suspiramos, fue bajando muy lentamente, permitiéndome experimentar a flor de piel la penetración, pude notar la entrada de su vagina, tibia, húmeda y ajustada, y al bajar más, sentí su interior más caliente y mojado. Al llegar hasta el tope, el placer era inmenso, ya que su concha era estrecha, tal vez por tanto tiempo sin tener sexo, pero sentía mi pija presionada en toda su extensión.
Abrí los ojos y note que tenía su cabeza un tanto tirada hacia atrás, con sus ojos cerrados, estaba disfrutando tanto como yo, se quedo en esa posición unos segundos, y luego fue moviéndose lentamente, subiendo casi hasta sacarla y luego bajando hasta el tope. Lentamente fue acelerando el ritmo, acompañado por gemidos cada vez más fuertes, que se fueron transformando en suaves gritos de placer. Yo estaba en la gloria, que bien me cabalgaba esa mujer madura, cuanto placer me estaba brindando, nunca me había fijado en una mujer mucho mas grande que yo, siempre me habían gustado las pendejas, que equivocado que estaba.
Un olor a sexo fue invadiendo la habitación, un aroma a hembra caliente que me excitaba aún más, si eso era posible, comenzó a cabalgarme con todas sus fuerzas mientras jadeaba desesperadamente, como si en ello se fuera su vida, y no se cómo, pero sentía que su concha me presionaba cada vez más. Volví a abrir los ojos y sus pechos danzaban frente a mí, me incorpore como pude y comencé a lamerlos, eran suaves, eran dulces, eran calientes, yo me estaba muriendo y no sabía si iria al cielo o al infierno....pero no me importaba, me estaban dando la mejor cogida de mi vida.
-Estoy llegando -Le grite
-Si pendejo, dale que terminamos juntos -Me dijo- no te preocupes, termina adentro que no hay problema...hay...si... si...llename toda, por favor, quiero sentirte...
Y no pude aguantar más, esas palabras terminaron de destrozar mi resistencia. Nos abrazamos fuertemente y fundimos nuestras bocas en un ardiente beso, mientras mi pija latía dentro de su concha, y en cada latido mi leche se mezclaba con sus jugos.
Fue impresionante. Nos quedamos en esa posición largo rato, creo que ninguno de los dos quería salir, sentía como su vagina presionaba constantemente mi pene, como un latido, mientras nuestras bocas, que no querían separarse, intercambiaban saliva y las lenguas jugaban a revolcarse.
Abrimos nuestro ojos y nos miramos, las caras de placer que teníamos eran indescriptibles, rodeo mis mejillas con sus manos y volvió a decirme -Gracias...-Pero en realidad creo que yo debía agradecerle a ella por ese momento extraordinario.
Salió de encima mío y se tiro boca arriba, -Cuanto hace que deseaba esto, voy a dormir como un ángel ahora -me dijo con una enorme sonrisa -Vos deberías hacer lo mismo, anda a descansar, después charlamos.
Me fui a mi habitación, y les aseguro que no tuve tiempo de pensar en nada, me dormí como un bebe, así, desnudo como estaba.
Continuará...
10 comentarios - Mi Suegra II