Por cuestiones de distancias, trabajo y rutinas distintas se nos hizo imposible volver a vernos, y repetir el placer que nos dimos aquella loca noche. Nos mensajeábamos cada tanto, como para saber cómo estábamos y no perder el contacto, pero no podíamos coincidir. Sólo era cuestión de tiempo para que el trabajo y sus viajes, me lleven directo al placer, justo al mismo edificio donde trabaja @Hernann27.
Tenía que hacer la presentación de un proyecto y sabía que el lugar de la reunión era la misma zona en la que él frecuentaba así que le escribí pidiéndole una guía para llegar a tiempo y no perderme en la ciudad de la furia. A él sólo le indiqué la zona en la que yo andaría, y quedamos en mensajearnos ese día para tomar algo.
La reunión, todo un éxito. Al terminar, llamo al ascensor mientras busco en el teléfono la conversación con él para decirle que ya estaba libre. Cuando estaba por entrar escucho que me llaman.
- ¡Caro, Caro! No me digas que acá era tu reunión -me dice @Hernann27 al mismo tiempo que nos damos un beso en la mejilla y un abrazo.
- ¡Hola Lindo! ¡Siii! Recien terminé y estaba buscando para mensajearte -digo haciendo un gesto con el teléfono en la mano.
- Banca, busco mi billetera y vamos a comer -me dice y se da media vuelta sin esperar respuesta.
Cuando volvió, llamamos nuevamente al ascensor y nadie más subió con nosotros. Lo que hasta ahora había parecido el reencuentro de dos amigos yendo a almorzar, rápidamente se convertiría en el reencuentro de dos amantes que no iban a desaprovechar el breve tiempo solos en el ascensor.
Colocó sus manos al costado de mi cabeza, corriéndome un poco el cabello, y nos besamos. Nuestras lenguas juguetearon y se fundieron en un beso apasionado, caliente. Sus manos, que habían empezado enredándose en mi cabello, ahora hacían todo el recorrido hasta el costado de mis pechos: mejillas, cuello, hombros.. recorriendo todo con la yema de los dedos. Tiré el anzuelo, provocándolo un poco
- ¿Acá? ¿Donde podrían vernos?
- Si, putita mía, acá -me dice mientras aprieta el botón que detiene el ascensor.
Sabía que debíamos ser rápidos así que sin demoras me arrodillé frente a él y busqué desprender el cinto que llevaba puesto, mientras lo acaricié sobre el pantalón y bajé el cierre. Liberé esa creciente erección que tanto deseaba y empecé a darle suaves lamiditas hasta que se despertó por completo.
Podía sentir su respiración agitándose, al mismo tiempo que se acomodaba para tener una mejor vista en el espejo que recubría aquel ascensor. Continué con mi trabajo allá abajo, por momentos guiada por sus manos en mi cabeza, por momentos guiada por los movimientos de su cadera y el ruido de sus gemidos. Lo excitaba ver mis pómulos llenos de su pija, y aumentó el ritmo mientras llevó una de sus manos hacia mis pechos y los apretó, sacándome un gemido ahogado por la presencia de su pija en mi boca. Jugó un momento con mis pezones, retorciéndolos, apretándolos, estirándolos.
- Toma putita, comela toda
Cuatro palabras suyas desataron a la putita. Lo agarré de la cintura y lo traje hacia mi, trangándome toda esa pija, haciéndola desaparecer dentro de mi boca. Una garganta profunda que lo dejó loco y a mi lagrimeando, y a ambos queriendo más. Una de mis manos ya recorrían mi interior húmedo, ansioso por recibir algo más que dedos.
Me ayudó a incorporarme nuevamente, besó mi escote, subió por mi cuello, y con ambas manos apretó mi cola, llevándome hacia una de las paredes del ascensor. Desabotonó mi pantalón y lo bajó hasta la rodilla. Me di vuelta, dándole la espalda, mirándolo a través del espejo y moviendo el orto de un lado al otro, como invitándolo a domarlo.
Era su turno. Se arrodilló detrás mío, abrió las nalgas con ambas manos, y zambulló su cara. Hurgó con su lengua cada centímetro desde el orto hasta el clítoris, dejándome entre gemidos alocados y pedidos de "no pares, sí, seguí" al borde del orgasmo. Mi calentura no daba para más, y sabía exactamente qué decir para satisfacer a mi humedad.
- Cogeme
Cortito, contundente, más que suficiente para despertar su deseo. Y continué..
- Si no me coges YA me haces acabar con la lengua
Se incorporó, con una mano apoyada en mi espalda y la otra agarrando la pija desde la base guiándola hacia mi agujero por demás húmedo. Una vez adentro llevó su mano desde mi espalda hacia mi cuello apretándolo, dejándome con la cara contra el espejo. Empezó a bombear alocadamente. Los dos estábamos muy cerca de acabar, lo podíamos sentir en los movimientos y gemidos del otro.
Hasta que llegó. Ese orgasmo devastador, que deja a las piernitas temblando, y al cuerpo entero retorciéndose de placer. Segundos después fué él quien acabó, llenándome de leche mi interior, dejando chorrear otro poco por mis piernas. Y como si esto necesitara un cierre, mordiéndome el cuello mientras me decía suave al oído..
- Vamos, vestite que quiero que conozcas a alguien
Tenía que hacer la presentación de un proyecto y sabía que el lugar de la reunión era la misma zona en la que él frecuentaba así que le escribí pidiéndole una guía para llegar a tiempo y no perderme en la ciudad de la furia. A él sólo le indiqué la zona en la que yo andaría, y quedamos en mensajearnos ese día para tomar algo.
La reunión, todo un éxito. Al terminar, llamo al ascensor mientras busco en el teléfono la conversación con él para decirle que ya estaba libre. Cuando estaba por entrar escucho que me llaman.
- ¡Caro, Caro! No me digas que acá era tu reunión -me dice @Hernann27 al mismo tiempo que nos damos un beso en la mejilla y un abrazo.
- ¡Hola Lindo! ¡Siii! Recien terminé y estaba buscando para mensajearte -digo haciendo un gesto con el teléfono en la mano.
- Banca, busco mi billetera y vamos a comer -me dice y se da media vuelta sin esperar respuesta.
Cuando volvió, llamamos nuevamente al ascensor y nadie más subió con nosotros. Lo que hasta ahora había parecido el reencuentro de dos amigos yendo a almorzar, rápidamente se convertiría en el reencuentro de dos amantes que no iban a desaprovechar el breve tiempo solos en el ascensor.
Colocó sus manos al costado de mi cabeza, corriéndome un poco el cabello, y nos besamos. Nuestras lenguas juguetearon y se fundieron en un beso apasionado, caliente. Sus manos, que habían empezado enredándose en mi cabello, ahora hacían todo el recorrido hasta el costado de mis pechos: mejillas, cuello, hombros.. recorriendo todo con la yema de los dedos. Tiré el anzuelo, provocándolo un poco
- ¿Acá? ¿Donde podrían vernos?
- Si, putita mía, acá -me dice mientras aprieta el botón que detiene el ascensor.
Sabía que debíamos ser rápidos así que sin demoras me arrodillé frente a él y busqué desprender el cinto que llevaba puesto, mientras lo acaricié sobre el pantalón y bajé el cierre. Liberé esa creciente erección que tanto deseaba y empecé a darle suaves lamiditas hasta que se despertó por completo.
Podía sentir su respiración agitándose, al mismo tiempo que se acomodaba para tener una mejor vista en el espejo que recubría aquel ascensor. Continué con mi trabajo allá abajo, por momentos guiada por sus manos en mi cabeza, por momentos guiada por los movimientos de su cadera y el ruido de sus gemidos. Lo excitaba ver mis pómulos llenos de su pija, y aumentó el ritmo mientras llevó una de sus manos hacia mis pechos y los apretó, sacándome un gemido ahogado por la presencia de su pija en mi boca. Jugó un momento con mis pezones, retorciéndolos, apretándolos, estirándolos.
- Toma putita, comela toda
Cuatro palabras suyas desataron a la putita. Lo agarré de la cintura y lo traje hacia mi, trangándome toda esa pija, haciéndola desaparecer dentro de mi boca. Una garganta profunda que lo dejó loco y a mi lagrimeando, y a ambos queriendo más. Una de mis manos ya recorrían mi interior húmedo, ansioso por recibir algo más que dedos.
Me ayudó a incorporarme nuevamente, besó mi escote, subió por mi cuello, y con ambas manos apretó mi cola, llevándome hacia una de las paredes del ascensor. Desabotonó mi pantalón y lo bajó hasta la rodilla. Me di vuelta, dándole la espalda, mirándolo a través del espejo y moviendo el orto de un lado al otro, como invitándolo a domarlo.
Era su turno. Se arrodilló detrás mío, abrió las nalgas con ambas manos, y zambulló su cara. Hurgó con su lengua cada centímetro desde el orto hasta el clítoris, dejándome entre gemidos alocados y pedidos de "no pares, sí, seguí" al borde del orgasmo. Mi calentura no daba para más, y sabía exactamente qué decir para satisfacer a mi humedad.
- Cogeme
Cortito, contundente, más que suficiente para despertar su deseo. Y continué..
- Si no me coges YA me haces acabar con la lengua
Se incorporó, con una mano apoyada en mi espalda y la otra agarrando la pija desde la base guiándola hacia mi agujero por demás húmedo. Una vez adentro llevó su mano desde mi espalda hacia mi cuello apretándolo, dejándome con la cara contra el espejo. Empezó a bombear alocadamente. Los dos estábamos muy cerca de acabar, lo podíamos sentir en los movimientos y gemidos del otro.
Hasta que llegó. Ese orgasmo devastador, que deja a las piernitas temblando, y al cuerpo entero retorciéndose de placer. Segundos después fué él quien acabó, llenándome de leche mi interior, dejando chorrear otro poco por mis piernas. Y como si esto necesitara un cierre, mordiéndome el cuello mientras me decía suave al oído..
- Vamos, vestite que quiero que conozcas a alguien
9 comentarios - Rapidito en el ascensor, el reencuentro
Pero en todo caso, la escena que describes está de rechupete. Tanto, que no lamento haberme quedado por su culpa sin los lácteos fuegos artificiales que tenía guardados cara a Nochevieja, sino que cumpla a rajatabla la condición de «rapidito» que avanza el título: ojalá tu perversa pluma hubiese multiplicado el número de detalles o dilatado el cuerpo de los existentes.