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Viaje de jubilado a la argentina 20

                    Del grupo animado que habíamos salido por la mañana a estas horas ya no estaban casi la mitad en condiciones de oler siquiera un tapón de corcho, personalmente tenía la experiencia en España de haber hecho alguna Ruta del Vino por la Rioja o la Ribera del Duero además de alguna degustación o Ferias Muestrario donde se mostraban los vinos de cada Región, además tenía la ventaja de la costumbre muy extendida de salir con amigos de bares, donde cada uno se tomaba el vino o la bebida preferida y una “tapa o pincho o taco” queacompañaba al vaso y que después de muchas visitas a los diferentes bares (casi puerta con puerta) acababas con un grado de alcohol en sangre alto pero casi cenado con los pinchos. Por este motivo había aguantado bastante bien y dosificado las catas que nos ofrecían de excelentes vinos.
                                                 Ya muchos bajaban a las bodegas más para estirar las piernas que para probar los vinos y era una pena pues habían muchas variedades, yo de por sí curioso admiraba mucho las construcciones, se notaba la influencia de los diferentes emigrantes que habían introducido el arte del vino, aunque seguro que esto vendría de muchos años antes, los italianos, alemanes, españoles y otras culturas habían dejado su firma, incluso en las ciudades se notaba en todos lados, incluso de las culturas de los países cercanos, Paraguay, Perú, Chile etc. Todos dejaban su marca, la próxima bodega era originariamente italiana, sus actuales dueños eran descendientes de aquellos pioneros y seguían haciendo los vinos como antaño, al probarlos me recordaron a mi tierra, son muy parecidos, el fresco Lambrusco o los espumosos y otros más fuertes entraban sin darnos cuenta pero con las bandejas de pizzas o empanadas saladas no había excusa para ir probando de todo un poco hasta salir saciados, yo había preguntado a la guía sobre la situación de la bodega del padre de Rosario, la chica, muy informada me dijo que una de las que visitamos era la antigua hacienda y en ella compré una caja de cada vino de reserva de más calidad, de los demás los dejé pasar excepto una para llevarlo a casa.
                                                 Cuando subimos al micro bus, la gente estaba saturada de vinos y comidas y ya sólo tenían ganas de regresar, la guía me dijo que era la última bodega y que más adelante harían una parada en una ciudad llamada Luján de Cuyo, en las estribaciones de los Andes que nos iba a gustar, era tierra de gauchos y veríamos a muchos a caballo, allí se hacía el vino malbec.
 
                                                 Antes de subir nos dieron opción a pasear por unos bonitos jardines muy bien cuidados, eran frondosos y recordaban los jardines florentinos italianos, el señor de la depresión seguía con sus sueños drogados y su hija le acompañaba, era una chiquilla muy dulce, se parecía mucho a su madre, yo diría que en todo, tenía el mismo cuerpo y la misma sonrisa, se lo dije a su madre mientras me cogía del brazo y me iba guiando entre los frondosos setos del jardín, hubo un momento que nos encontramos como un mini laberinto, los altos setos tomaban diferentes caminos, la mañana era esplendida y dejaba zonas de sombra fresca, en una de ellas la señora se volvió a mí y me dijo.
¿Sabés qué me apetece?
(¿…?)
Me gustaría repetir la cata que me has hecho en la bodega anterior, entre tinajas estaba oscuro, aquí es más bucólico y además… me lo has prometido.
Pues que sepas que soy hombre de palabra, mi duda es si viene alguien y nos ve.
No creo, estamos en lo más escondido del parque.
                                                 Estaba decidida a que pagara mi deuda y se me abrazó dándome un beso que me supo a toda Italia entera, sin pedírselo, echó en el suelo un pañuelo de seda que llevaba al cuello y se arrodilló en él, tenía arte para desabrochar braguetas y bajar calzoncillos y la sonrisa de satisfacción que le vi cuando mi polla saltó horizontal, me animó a sacar los pies de los camales del pantalón, la mujer no llegó a descapullarme el glande, debía de preferirlo así y lo hizo con la lengua cuando ya lo tenía dentro de la boca, me gustó cuando rozó el frenillo y dejó el capullo como un huevo de gallina, se aferró a mis nalgas y no me dejó separarme de ella metiéndose prácticamente la polla hasta tocar mis pelos con su nariz, yo con su camisa abierta y los tirantes caídos tenía sus tetas en mis manos, los pezones volvían a estar como granos de uva negra, debía gustarle la polla porque no dejó ningún rincón sin lamer y chupar, los huevos quedaron tan húmedos de saliva que se me encogieron con el aire fresco.
                                                 Cuando le cogí por los codos y le hice levantarse, su camisa ya se le había caído al suelo y el sujetador sólo se sostenía en el codo derecho. Yo ya conocía el lugar del cierre de la falda y no tuvo que explicármelo otra vez, dos corchetes y falda al suelo, me acordé que sus bragas las llevaba en el bolsillo todavía húmedas de sus jugos y no le dije nada, la apoyé contra un ciprés inmenso que cedió lo suficiente para que al abrir las piernas la abrazara y le metiera la polla entre los labios del coño, por delante era complicado, era bastante alta y yo tenía que ponerme de puntillas para apuntarle a la vagina, preferí darle la vuelta y se cogió a las ramas del ciprés, se agachó y pasándole la polla como un pincel le clavé el glande en el coño, el gemido se amortiguó por la vegetación pero los jadeos siguientes se oirían de lejos, el coño le goteaba de flujo blanco y espeso y mi polla estaba untada de espuma, cuando se la saqué y la apunté un poco más alto no dijo nada, se cogió más fuerte a las ramas el árbol y me rogó.
No por favor, por ahí no, me hace mucho daño.
¿Qué no lo has hecho nunca?
Si, una vez en otro jardín, llevaba las bragas rojas y el chico era inexperto y se equivocó, me partió en dos el culo.
No te preocupes, yo tengo experiencia y no te dolerá… demasiado.
                                                 Apoyé el capullo en el ojo del culo lubricado con sus jugos y apreté, el ciprés cedió adelante en el intento de huida de la señora pero estos árboles son flexibles y tienen un límite donde ya vuelven y al hacerlo ella misma se metió mi polla en su culo que cedió rodeando con su esfínter el anillo del capullo, le fue entrando lentamente pero toda de un tirón , ella se mordía la lengua para no gritar porque la polla seguía entrando y entrando hasta que no hubo más que meter y entonces se relajó, con las manos le atrapé las tetas por detrás y ella se arqueó hacia mí, estaba clavada pero muy a gusto, por el rabillo del ojo vi una sombra, apenas fue unos segundos pero me dio tiempo a ver a la guía que enseñaba los jardines, detuvo a tiempo al grupo que la seguía y se nos quedó mirando, mi polla entraba y salía en el culo de la señora mientras la atraía con las manos en las tetas, nos miramos, yo no sabía que hacer pero ella me hizo una señal de aprobación levantando el dedo pulgar y se llevó la manada de turistas a otra parte.
                                                 Ya no le pregunté porque nada más desaparecer la guía le llegó el orgasmo, se abrazó al ciprés y se abalanzó sobre él corriéndose, yo la acompañé y le seguí metiendo la polla mientras ella temblaba sobre el ramaje, me corrí en su culo, la llené de toda la leche retenida, cuando mi polla quiso salir lo hizo blanda y mojada, con ella salieron unos chorros de leche que se deslizaron por los muslos de la mujer, con el pañuelo de seda se limpió los muslos, el culo y el coño, estaba empapado de nuestros fluidos, lo miró, sonrió y lo escondió entre el ramaje del ciprés.
                                                 Al subir al autobús éramos de los últimos, al pie de escalera estaba la guía, me sonrió y me dio una palmada en la espalda.
Espero que le haya gustado el jardín.
Es una maravilla, me perdería en él las veces que hicieran falta.
                                                 En el bus todo seguía igual, el caballero, había cambiado de postura pero seguía durmiendo, la niña se había cambiado de camiseta y ahora llevaba un top ceñido, adiviné que seguía con la costumbre de su madre con la afición por la lencería cara, el sujetador le hacía unas tetas naturales y tan juveniles que se le notaban las areolas hinchadas.
                                                 Me puse yo al lado de la ventanilla por si su madre quería hablar con ella, le preguntó cómo se había portado y la niña le dijo que “como un hombre”, como siempre, le cogió la mano y se la puso entre sus rodillas.
                                                 El autobús arrancó y ya nos anunció la azafata que el tour se había acabado y que ahora iríamos a comer a un restaurante en Lujan de Cuyo, la ciudad era muy bonita y prospera, vivía del vino también y en el restaurante que nos tenía reservado nos sentamos en una mesa del rincón para no molestar al enfermo.
                                                 Parece que se despejó un poco y comió bastante para lo que yo esperaba, incluso me preguntó qué tal lo había pasado, yo no le hice la misma pregunta pues sabía que no se había enterado de nada, comimos muy bien, todo estaba muy bien organizado pero a los postres después de tomar el café, (el señor una infusión) a las chicas les apeteció un helado, en el restaurante sólo tenían vasitos pequeños y ellas querían una buena copa con varios sabores, el camarero les recomendó una heladería a unos cien metros calle abajo.
                                                 Cuando se fueron me dispuse a mirar por la ventana pues esperaba que el caballero con el estómago lleno caería otra vez en el sopor. De pronto sentí que mi brazo era atrapado por una fuerza brutal y me lo inmovilizaba sobre la mesa.
Creo que deberíamos hablar usted y yo.
Lo que usted diga… señor.
                                                 Por las venas no me corría ni gota de sangre, el caballero durmiente ahora me tenia atenazado el brazo con una fuerza inaudita, además me miraba de cerca con unos ojos que no había visto ni en las películas de terror.
Primero quiero saber qué intenciones tiene usted.
… Yo nada… he venido desde Buenos Aires a ver todo esto unos días y me vuelvo otra vez, he venido de turista desde España.
No… le digo respecto a mi mujer.
¿Yo, con su mujer? Nada de nada, acabo de conocerla.
Ya lo sé y muy bien conocida, le ha estado tocando las tetas desde que subimos y ahora han sido los últimos en subir, además ella no lleva bragas.
…Glup… no tengo palabras… ¿Por qué dice que no lleva bragas?
Porque le asoman a usted por el bolsillo del pantalón.
¡Oh! lo siento, no sé qué decirle.
Se lo diré yo… usted me gusta, es un hombre sincero.
                                                 
                                                 Me seguí quedando helado, no sabía por dónde iba a salir aquel hombre que parecía transformado pero le miré la mano que me atenazaba el brazo y él aflojo la presión aunque no me soltó...
Mire, sé que mi mujer le habrá contado una serie de cosas sobre mí pero la realidad es que aunque es verdad que sufrí una gran depresión motivada por varias cosas, herencias, el fisco, la familia, en fin que no pude con todo y caí pero tuve mucha voluntad y con la ayuda de un medico buen amigo mío me sacó del pozo, no podía dormir ni de noche ni de día, el único momento que me relajaba era si me llevaban en coche, un amigo se ofreció amablemente a llevarme por las noches hasta la madrugada dando vueltas por ahí hasta que me di cuenta que mientras yo dormía el aparcaba el coche y se cogía a mi mujer en el asiento de atrás, a partir de entonces tuve el empeño de curarme pero seguí haciendo como que estaba cada vez peor, las medicinas ya no me las tomaba, mi amigo me recetaba pastillas inocuas y todos creían que estaba drogado de tanta medicación, así he visto muchas cosas, mis hermanos queriéndome quitar la herencia, mi mujer cogiendo con el que se le ponía a tiro, los amigos me abandonaron y mucho más, lo vi todo mientras ellos creían que estaba perdido.
Pero su mujer… si usted estaba tan mal…
Mire señor… ¡ah! perdone, no nos hemos presentado, me llamo Genaro, mi mujer Tina y mi hija Alicia.
Encantado, yo me llamo Pepe.
Está bien Pepe, quiero que sepa que no soy un cornudo, es muy duro para mí pero hay cosas más importantes en la vida.
Glup… estoy seguro de eso.
Si he callado hasta ahora ha sido porque me convenía conocer quien me rodeaba, no me importa que mi mujer coja con otro, ya le ajustaré las cuentas a ella también pero necesito que no me descubra, no diga que yo estoy bien.
Y ¿por qué me lo dice a mí precisamente cuando he estado jugando con Tina?
Porque le he observado y sé que es un hombre integro, yo habría hecho lo mismo que usted o más, hasta le habría dado por el culo.
Ya, ya, no, si no… ¿Y cómo ha podido aguantar tanto tiempo disimulando?, es usted muy buen actor.
Si, ya llevo demasiado tiempo, por eso se lo cuento.
Su mujer lo quiere mucho pero entiéndale, necesita un hombre a su lado, le gusta vestir, lucirse, vivir, es joven, está muy buena… bueno… es muy hermosa.
Si… eso es lo malo... yo también la quiero con locura, por eso lo he pasado por alto todo.
Pero… perdone la pregunta… sé que no es normal que se la haga un hombre a otro… ¿Usted tiene algún problema con el… pene?, perdone, quizás no debí preguntar.
Claro que no, ¿cree que con algo más de 20 cm, tengo algún problema?
Joder, claro que no, entonces su mujer…
Ella añora esa polla desde ya hace mucho.
¿Pero le funciona?
¿Qué si me funciona? Pregúntele a mi hija.
¿A su hija, a su hija Alicia? Si es una niña.
Sí, pero ya tiene 16 años y desde que me puse malo ella ha sido la que me ha cuidado, siempre se ha preocupado de mí, no me ha faltado nada nunca, hasta que me descubrió la verga y poco a poco jugando le gustó y a mí también, ahora es ella la que coge conmigo, es la que disfruta de los 22 cm.
Me sorprende, como siempre está ensimismada en su tableta y ni baja del autobús aburrida…
Bueno aburrida no, mientras ustedes han bajado a beber y comer, ella me ha hecho dos mamadas y hemos cogido una vez, la he llenado de leche, tiene el mismo cuerpo que su madre.
¿Y no tiene miedo a embarazarla?
Lo primero que hice antes de cogerla fue darle la píldora, mi amigo el médico me la recetó.
¿Y qué va a hacer ahora?
Pues quisiera volver a estar con mi mujer, estaría con las dos pero con mi mujer es otra cosa, ya sé todo lo que quería saber, ahora valoro las cosas de otra manera, lo que parecerían cuernos desde mi punto de vista no lo son, han sido una necesidad biológica, por eso le agradezco que me haya hecho ver que hay hombres que no van con ningún interés oculto.
Ya claro… pues nada… suerte, cuando lleguemos a Mendoza a empezar una vida nueva.
Pero esto hay que celebrarlo, me gustaría agradecérselo, le invito a comer mañana en el mejor restaurante.
¡Oh! lo siento, mañana tengo alquilado un coche, un Citroën ranita, una vez tuve uno en España y me gustaría dar una vuelta por ahí.
Pues mejor, si quiere vamos juntos y comemos por ahí todos, lo pasaremos bien.
 
                                                 Al momento vinieron las dos chicas, casi no se notaba la diferencia, la madre muy arreglada y joven y la hija muy maquillada y tan bien vestida como su madre, su padre me dio un codazo y me guiñó un ojo, poco a poco se hizo el dormido y al momento se fue despertando lentamente, a partir de ahí ya en el viaje de vuelta estuvo normal, su mujer me dijo al oído.
 
Ya se le están pasando los efectos de las pastillas, ojala se cure pronto.
Nunca hay que perder la esperanza.
                                                 Un taxi me llevó al hotel, detrás del mostrador se veía el cuello de Rosario, su pelo rubio había cambiado, ya no tenía la raya que le partía la cabeza en dos, estaba ensimismada escribiendo en el ordenador, puse las cajas de vino sobre el mostrador y ella levantó la mirada, se iluminó como cuando se pone parafina a un quinqué, estaba bellísima, había cambiado sus gafas, tenía los pómulos sonrosados y las mejillas maquilladas, se levantó para que la viera de cuerpo entero, dio una vuelta en redondo, parecía que había pasado el Hada Madrina por allí, el vestido nuevo, los tirantes del sujetador que se le adivinaba era nuevo y bonito y hasta los zapatos eran de tacón fino, por curiosidad miré al espejo de detrás de ella, esperaba ver otra polla saltarina como la del día anterior pero era un correo, el e-mail estaba a medio escribir pero ya ocupaba casi toda la página entera, aproveché para advertirle que por el cristal se veía todo lo que estaban haciendo en el ordenador, ella misma me invitó a pasar al pequeño despacho, me sentó a su lado y destapó las cajas de botellas de vino que le había llevado, no supe valorar las consecuencias pero un chorro de lágrimas le llenó los ojos recién pintados aunque ella procuró disimularlo, miró cada una de las botellas, me explicaba cómo su padre había diseñado aquellas etiquetas y el proceso de fabricación de cada vino, no se cansaba de hablar de su padre y del vino.
                                                 Le pregunté por su marido, me extraño que se hubiera arreglado tanto estando tan controlada por él, me contó que habían venido tres amigos suyos y se habían ido a jugar al póker, aunque ella sabía con seguridad que habían quedado en el apartamento de uno de ellos con cuatro prostitutas, no llegaría hasta el día siguiente, borracho, oliendo a semen, a orín y a flujo femenino, preferí cambiar de conversación y por decirle algo le pregunté qué estaba haciendo, ella instintivamente tapó el monitor con la mano pero le dije que por lo menos no tenía otra polla pajeándose a todo vapor.
                                                 Se ruborizó, quitó la mano del monitor y lo giró para que leyera lo que había escrito, era una carta que le estaba escribiendo a una amiga íntima, le estaba contando con todo detalle el encuentro que habíamos tenido la noche anterior, le contaba hasta las más intimas sensaciones cuando se estaba arreglando para mi, le contaba cuando me había recibido dentro de ella, la sensación de mi polla entrando en su coño lo feliz que le hice al provocarle un orgasmo como nunca y el siguiente, le explicaba las posturas nuevas para ella y que tanto había disfrutado hasta el detalle que tanto le gustó que no quise comprometerla y no me corrí en su coño sino que se tragó toda mi leche como si fuera el néctar de los dioses, yo estaba emocionado, ella me miraba los ojos húmedos y me consolaba besándome el cuello pues también le había contado que era un señor mucho mayor que ella pero que no le importó recibirme como si fuera un joven de su edad, sólo añadió que le seguiría contando y lo envió, cuando se aseguró que lo había recibido lo borró del historial del ordenador, buscó el letrero “si necesitan algo llamen a la habitación 12” y cogiéndome de la mano salimos del despacho, cogimos las botellas y subimos a mi habitación.
                                                 La luz roja del luminoso seguía fallando intermitente inundando la habitación, Rosario empujó una cama contra la otra y la convirtió en una mucho más ancha, no me dejó quitarse ni la camisa, me empujó sobre las camas y saltó sobre mi sin siquiera quitarse los zapatos de tacón, llevaba una falda ancha y la abrió como un paracaídas, se sentó sobre mi poniendo los muslos al lado de mi cabeza y dejó que mi boca recibiera su coño perfumado, no llevaba bragas, se las había quitado antes de saltar, la chica nada más reía de felicidad, disfrutaba con mis lamidas en su coño del placer que le daba, tanto como de la felicidad de que había una persona que se ocupaba de que se sintiera querida.
                                                 Rosario había hablado con su amiga, sin duda estaba al tanto de las prácticas sexuales y le había instruido para que me devolviera el placer que yo le daba, la chica subida sobre mí con la falda cubriéndome casi todo se la soltó y la lanzó lejos, sin quitarme sus labios de mi boca se dio la vuelta y buscó mi cinturón y lo soltó abriendo los pantalones, me los sacó de dos estirones y no esperó a quitarme los calzoncillos, me sacó la polla por el lado del ombligo y desde el principio se lo metió en la boca, me acordé de Tina, no había tenido tiempo de darme una ducha pero Rosario no lo sabía y estuvo lamiéndome la polla y los huevos hasta dejarlos brillantes, tuvo que parar en dos ocasiones porque la amenaza de un orgasmo la evitó hasta que ya estaba mi polla tan dura que se sentó sobre mi y se dejó caer, se quitó la camisa y el sujetador lentamente para que lo admirara, debía ser blanco aunque con la luz de la habitación parecía rojo como todo, espero a que pusiera las manos sobre sus tetas y que se lo quitara yo, los dos globos suaves pero duros me llenaron los dedos y entre dos de ellos tomé los pezones salidos.
                                                 La chica había aprendido muy bien y pronto incluso me estuvo acariciando el perineo, su amiga sabía mucho, me puso la polla tan dura que cuando se la metía hasta el fondo lo hacía con cuidado, era muy gruesa para ella pero tenía voluntad de tenerla adentro y lo cumplió con esfuerzo, subía y bajaba sobre mi hasta que estaba tan lubricada que no había fricción, entonces empezó a saltar de una forma alocada, sólo apuraba hasta llegar al glande para que no se saliera pero se hundía hasta adentro de golpe, se corrió en una de las bajadas y se quedó clavada unos momentos temblando y agitándose, arañándome y besándome por la cara, el cuello, los ojos mientras que yo le acariciaba las tetas, además de duras parecían vivas, tenían una vitalidad pasmosa, sentían cada caricia independientemente, los pezones eran independientes y respondían a los estímulos de mis dedos y mi boca, al segundo orgasmo me rogó que le diera otro y tuve que lamerle el clítoris hasta que reventó de éxtasis, con dos dedos acaricié si punto G y pareció que lo encontré porque estaba desatada, las dos camas juntas parecían pequeñas para contener a Rosario sin caer al suelo, la luz roja ayudaba y cuando cayó rendida me susurró que me corriera en ella, le advertí del riesgo de quedarse embarazada, ella me confesó que su marido era estéril, eso era una de las causas de su frustración, esto aún me decidió mas, sería una desgracia en la vida de Rosario aunque un hijo sería muy bien recibido pero no mío.
                                                 Rosario estaba tumbada boca abajo cruzada entre las dos camas, estaba derrotada después de los orgasmos terribles, le dije que si quería me correría en sus tetas o en su cara, ella negó con la cabeza a la vez que cogía un almohadón y se lo ponía debajo de su vientre, dejó su culo elevado y abrió las piernas, con las manos separó las nalgas y me dijo que le alcanzara su bolso, en él llevaba un tubo de vaselina que su amiga le había recomendado para la vagina, lo destapó y ella misma se untó el ano y mi polla, luego se agarró a la sábana y esperó, me subí por sus muslos por atrás y cuando tuve la polla encarada ella se movió hasta estar bien colocada.
Pepe, soy toda tuya, ya puedes entrar, no te preocupes por nada métela toda, ya sé que es muy gorda, mi amiga me ha dicho que lo que más cuesta es que entre el capullo, luego ya es más fácil, me ha dicho que puede doler pero el gusto que da luego vale la pena, estoy preparada para ti.
Gracias, procuraré ser lo más delicado posible.
                                                 Me apoyé y ella ayudó mucho, el miedo a mi capullo resultó ser exagerado casi no se dio cuenta, el paso del tronco lo recibió con alegría hasta que mis huevos hicieron tope en su coño, se echó a llorar, acababa de estar llena de mí por todos lados, su amiga le había dicho que era lo más placentero estar llena del hombre que te gustaba, era cierto, me pidió que me moviera y lo hice, cuando me iba a correr pasé mis manos debajo de su pecho, le cogí las tetas y apretándole los pezones descargué toda la leche que llevaba, Rosario mi pidió que no me moviera, que me quería tener dentro tanto duro como blando, hice por mantenerme duro lo más posible pero la naturaleza ganó y me salí, se dio la vuelta, el almohadón estaba lleno de mi semen y sus flujos, aún estuvimos mucho rato juntos en la grandiosidad de la cama, hablamos de todo y ya estaba amaneciendo cuando le aconsejé que lo mejor sería que subiera a su cuarto, lo hizo cuando recogió todas sus cosas, de mi pantalón asomaban las bragas de Tina y Rosario las recogió sin decirme nada. A la media hora oí como su marido subía dando tumbos por la escalera, iba tan borracho que tardaría en volver a la recepción.
                                                 Por la mañana el roce de la puerta me indicó que Rosario estaba allí, abrí y me ofreció el desayuno, yo esperaba la caricia de cogerme la polla como el día anterior pero me dio las bragas de la mujer del autobús ya estaban limpias, plegadas y olían a perfume, la miré y tenía la cara triste y un ojo un poco morado, su marido le había dado un puñetazo nada más abrirle la puerta, solté la bandeja y subí a la habitación 12, en la cama despatarrado, sucio y desarrapado roncaba el marido, cogí lo primero que tenía a mano, el azucarero de acero inoxidable y se lo estampé en la cara, le rompí la nariz y empezó a sangrar, me apetecía darle otro golpe de regalo pero Rosario me empujó hasta la puerta y me dijo que ella se encargaría de curarlo, ya vería cómo lo solucionaba y me fui.
                                                 No soy nada violento pero a veces tengo un pronto algo jodido, con la injusticia me llevo mal, por la mañana el marido estaba en el mostrador y le pregunté por el apósito que le cubría casi toda la cara.
Anoche tropecé al subir por la escalera
Lo siento, cúrese pronto y tenga cuidado con los escalones, le podría pasar otras veces.
                                                 Al salir a la calle el aire me pareció que olía mejor, posiblemente sería por las bragas de Tina, fui a la agencia de alquiler de Citroën, me atendió una señorita encantadora, iba uniformada como una azafata de vuelo, con su pañuelo al cuello y todo, debajo de él se le adivinaba un bonito canalillo, hicimos los trámites y me recomendó unas cuantas rutas donde ya atendían a las ranitas de la compañía de una forma especial, luego me llevó hasta el coche, me lo presentó como la octava maravilla del mundo, me quiso enseñar cómo se conducía (pues era un coche extraño), yo le dejaba hablar pues cada vez que se agachaba para explicarme el tema de los pedales o el cambio de marchas me ofrecía una visión que la hubiera preferido a cualquier viñedo de los más famosos, la camisa que llevaba le quedaba hueca y podía verle hasta el estómago después de haber admirado las dos tetas apenas sujetas por el brassier, cuando ya creía que había terminado le pregunté.
Por curiosidad señorita y perdone la impertinencia, ¿cuántos años tiene usted?
¡Oh! ¿Por qué lo pregunta?, tengo 24, ¿es qué aparento más?
No nada de eso, es usted encantadora y tiene un cuerpo precioso, sólo le quería contar que mucho antes que usted naciera yo tenía en España un coche igual que este y me sé todos sus secretos, le contaré uno: ¿sabe porqué era el preferido de las parejas de novios?
(¿…?)
Porque tiene una suspensión prodigiosa y en el asiento trasero se follaba de maravilla, el coche lo hacía todo, no era raro ver bajo la sombra de un árbol un Citroën saltando por detrás, eso es que estaban follando adentro.
Jajaja, ¿es verdad? Pues no lo sabía, no se me había ocurrido.
De todas formas recuerde que tengo el copyright o sea que si quiere comprobarlo tengo el derecho de ser el primero en hacerlo con usted. Jajaja.
Jajaja, se lo prometo, me encantaría, usted tiene cara de saber muchas cosas… de todo.
Menos de decir misa… si.
 
                                                 Cuando me senté sentí como si hubiera retrocedido 50 años, después del coche que tuve, mucho tiempo después tuve la ocasión de comprarme otro igual y en el taller de un amigo lo restauramos, lo dejamos como salido de fábrica pero tuve que venderlo por pagarle un master a mi hijo pero disfruté mucho mientras lo ponía tan nuevo como el primer día.
                                                 Nada más oír el pequeño motor me llenaba de añoranzas y al poner la primera velocidad con la palanca que salía del salpicadero era todo un choque de recuerdos, la chica de la empresa quedó admirada de la pericia que demostré al salir del local, por el retrovisor le mandé un beso al aire, ella muy coqueta me lo devolvió con las dos manos.
                                                 El hotel donde estaban hospedados mis nuevos “amigos” era de mucha más categoría que el mío, sospecho que mi hijo haría negocio hospedándose en un hotel inferior y pasando los gastos de uno de lujo pero, hasta ahora, yo no tenía queja.
                                                 Al aparcar en la acera del hotel se giraron la totalidad de viandantes y clientes del hotel, el coche estaba restaurado, no al nivel de perfección del mío anterior pero era bonito, la familia estaba preparada y salieron, el marido estaba eufórico, era el que menos extrañaba el modelo pero su mujer ataviada con ropa de marca cara aunque iba en teoría de sport lo miró con recelo, la que se negó a subir desde el primer momento fue Alicia, vestía con ropa muy pija aunque de lo más sencilla, una camiseta aparentemente rota en redondo a mitad de estómago y unas falda vaquera con las orillas deshilachadas que cualquier pordiosera se lo habría pensado en ponérsela, tras la insistencia del padre entraron las dos atrás, la cara que pusieron cuando vieron la escueta tapicería, una simple lona con unos muelles se miraron las dos y el aspecto del coche en vacío con la trasera empinada como un potro salvaje le daba más miedo que otra cosa.
                                                 Genaro se lo estaba pasando en grande, al entrar los cuatro el coche se niveló y al empezar a rodar la suavidad de la marcha les sorprendió a todos, no se notaban los baches ni el más mínimo desnivel, parecía que íbamos en un vagón de tren, para apaciguarlos les tuve que contar que aquel coche estaba diseñado en plan popular para que todo el mundo, agricultores y gente trabajadora tuviera la oportunidad de tener un vehículo que pudiera ir por cualquier camino.
                                                 Por los campos se veían a gauchos a caballo , era una imagen típicamente argentina, en la primera bodega que teníamos programada nos hicieron el consabido recibimientos y Genaro se empeñó en comprar unas botellas, lo quise convencer que había tiempo en elegir variedades pero no me hizo caso, al tercer vaso de vino que se había tomado a escondidas de su mujer (que lo creía medio drogado) me cogió del brazo y me llevó aparte, me hizo el mismo efecto que cuando me acorraló en el restaurante.
Venga, tenemos que hablar.
                                                 
                                                 El mismo temblor de piernas que la otra vez me recorrió el cuerpo, al hombre tenía una fuerza en sus puños que no quería ni pensar si se le ocurría darme con uno de ellos en la cara.
Usted dirá don Genaro.
Nada de don, llámame Genaro ¿de acuerdo? y tutéame.
Lo que vos digás…
Estoy seguro que sos un caballero de los pies a la cabeza, sino, no te diría esto, ante todo agradecer tu colaboración, aunque involuntaria pero a mí me vale, esta noche he estado aclarando muchas cosas con Tina, sobre todo me interesaba saber los sentimientos que tiene hacia mi “en la salud y en la enfermedad” por supuesto no le he dado detalles de lo que sabía con seguridad, como que te vi ayer con ella y otros como los paseos que se daba con mi amigo pero Tina ha sido sincera y me ha confesado que lo que haya hecho ha sido desesperada al verme tan “acabado” según ella y la necesidad física ante la duda de su futuro, tanto me lo ha jurado que me ha convencido, hemos estado toda la noche cogiendo, me ha dicho que ha añorado mucho mis 22 cm. y le he saturado de ellos, de madrugada ya me juraba que era el mejor pene que había probado en su vida y que no querría otro, hasta ha llorado pidiéndome que parara, gracias a las pastillas azules que me había dado mi amigo lo he hecho cuando he querido, ¿qué te parece?
¡Oh! me dejas asombrado y asustado, imagino a tu esposa recibiendo semejante tranca y pidiendo que pararas ya, la habrás dejado que no se podrá sentar en un mes.
Bueno, la cogí por todos lados menos por detrás porque nunca ha podido, parece que tiene problema de hemorroides crónicas.
 
                                                 Aproveché que se me había acabado el vino de la copa y me acerqué a la mesa donde el sommelier escanciaba con exquisito gusto las muestras del divino líquido, Genaro se quedó hablando con el encargado de la bodega y se alejaron para enseñarle las barricas de los vinos de reserva, me acerqué a Tina, un poco apartada estaba mirando a las demás mujeres que no podían competir con su elegancia.
 
Hola señora de don Genaro, ¿cómo ha pasado la noche?
No me lo recuerdes, mi marido ha pasado de estar todo el día embobado a ser un sátiro con la única obsesión de coger, ha estado toda la noche metiéndome su verga de más de 20 cm. no te imaginas, al principio me corría y todo pero después ya no podía aguantar más, a partir de los 18 cm. ya no los contaba, no se le bajaba y estaba todo el rato metiendo y sacando sin parar, a última hora ya no le quedaba ni leche y sólo se corría en seco, me ha salido el sol con él entre mis piernas y llorando para que parara de una vez.
Qué pena me da oírte, en cambio yo sólo me acordaba de ti, tengo el regalo que te prometí, abre el bolso.
¿Qué es, dímelo por favor?
 
                                                 Del bolsillo saqué sus bragas plegadas y perfumadas, con disimulo se las di para que las escondiera en su bolso de mano.
 
Veo que tienes palabra, me las has devuelto… secas y perfumadas.
Sí pero me falta lo mejor para cumplir mi palabra.
¿Sí? ¿Qué te falta?, me prometiste que me devolverías las bragas secas y aquí las tengo.
Pero te prometí que te las pondría yo y ahora me apetece ponértelas… después de meterte mi polla en tu culo estrecho.
¡Ah! Eso no, estoy demasiado castigada después de estar toda la noche cogiendo.
Pero por el culo no te la ha metido…
¿Cómo lo sabes? Sí que lo he hecho.
No me mientas, a tu marido le has dicho que tienes hemorroides crónicas… y ayer tenías un culo más suave que el pañuelo de seda con el que te limpiaste mi leche.
¡Qué cabrones sois, ¿cómo te ha dicho eso tan íntimo?, ayer te lo di pero fue una excepción.
Pero lo disfrutaste mucho… ¿o no?
Eres un hijo de… si lo disfruté mucho, tienes una polla tan suave que aunque es muy gruesa me entró sin sentir apenas.
Eso es porque sé hacerlo bien, ¿no te apetecería volver a recibir mi polla en ese culo tan apetitoso.
Que boludo que eres, sabes que sí pero no es posible, mi marido está muy despejado y mi hija está por ahí también, no podemos.
¿Y si damos un paseo en el coche?
¿En ese trasto? Eso no sirve para nada.
Te sorprenderías lo bien que se folla en el asiento de atrás.
… Pero… ya no tardarán en despedirnos.
Me he enterado que van a sacar una cosecha especial y tu marido va a comprar varias botellas, después de probarla abundantemente.
Que pelotudo, me estás jodiendo Pepe, nos van a descubrir y ¿dónde iríamos?
No te preocupes, he visto varios árboles con las ramas que llegan al suelo, no nos verán.
¿Y tardaremos mucho?
Lo que tú quieras, cuando te corras y cuando te llene de leche hasta el estómago.
Por favor, me estás tentando… vale, vamos, date prisa pero fíjate donde esta mi familia.
Mira tu hija con aquel camarero que se la está llevando entre los toneles y tu marido informándose con el encargado de la bodega.
¿Seguro?, pues vamos ya, tengo ganas de que me partas el culo como ayer.
 
                                                 El coche se portó bien con el poco ruido que hacía se coló debajo del ramaje de una carrasca (haya), apenas había apagado el motor Tina se había pasado al asiento de atrás y se había levantando la falda de etiqueta francesa, cuando yo me senté a su lado vi que no llevaba bragas.
 
¿Ya te has quitado las bragas?
No, no me las había puesto, estaba segura que me las devolverías.
                                                 No hubo mucho preliminar, de su bolso sacó un frasco con crema acuosa y se untó el culo y me repartió por mi polla, se puso de rodillas sobre el asiento de detrás sentada sobre mis piernas apoyada en los respaldos del delante y después de apuntar debidamente se fue dejando caer, el glande se aplastó al intentar entrar ella me miraba fijamente a los ojos, estaba concentrada y mis manos buscaron por debajo de su blusa de seda y estiré el sujetador, dejé caer las dos tetas quedando éste pegado al cuello, me centré en los pezones y ella cerró los ojos y se mordió el labio cuando se dejó caer del todo, el capullo ganó la lucha y se hundió en el recto de Tina hasta que se sentó sobre mis huevos suspiró y empezó a saltar metiéndose la polla hasta adentro y hacia fuera, el coche saltaba chirriando la suspensión cada vez más rápido hasta que gritó abrazándose a mí, tembló y se agitó dejando sus tetas a mi entera disposición las disfruté hasta que me llegó mi eyaculación.
                                                 Me aferré a ellas mientras me vaciaba completamente, aún estuvimos un rato abrazados mientras que nuestros corazones se calmaron, cuando se levantó tuvo que taparse con la mano el culo para que le saliera todo el semen fuera del coche, se agachó para que la falda no se le manchara y le vi la concha que realmente parecía una masa roja irritada de tanto follar, cuando terminó de salirle toda mi leche del culo se puso las bragas que le había traído yo, el coche nos devolvió a la bodega justo cuando ya la gente se arremolinaba comentando entre ellos buscando la salida, unos iban hacia los autobuses y coches particulares, me crucé con la azafata que nos había pillado el día anterior en el laberinto del jardín e imaginó que veníamos de meterle la polla en el culo, por ello, se mordió el labio inferior y se apretó una teta mientras me sonreía pícaramente.
                                                 Genaro aún estaba hablando con el encargado y la hija venía toda apurada, las tetas le saltaban bajo de la camiseta.
Hombre, Pepe, te estaba buscando, no te veía.
Es que me gusta ver la arquitectura de las bodegas, es preciosa la perfección y el orden de los toneles.
Es cierto, ¿qué os parece si nos vamos a la otra bodega, metemos las botellas que he comprado? me han asegurado que es especial.
Claro, ahora lo hago yo, vosotros ir entrando en el coche.
 
                                                 Cuando cerré el maletero vi que el matrimonio se había sentado en el asiento de atrás y la niña en el de adelante, no pregunté por qué pero al momento Genaro estaba durmiendo, esta vez con motivo, las copas de vino después del tiempo de abstinencia le habían hecho efecto.
                                                 La carretera era bonita pasábamos por debajo de grandes árboles con unas sombras que cubrían la carretera y el aire era tibio, apetecía correr.
Señor Pepe ¿este trasto no corre más?, tengo un calor que me aso.
Pues lo siento pero este coche no está pensado para correr, lo que sí que tiene es un secreto, en los años que se fabricó no había aire acondicionado pero pensaron en otras soluciones, mira.
                                                 Giré un mando en el salpicadero y una trampilla a lo largo de todo el parabrisas se levantó dejando entrar un chorro de aire fresco, a la chica le gustó y se levantó un poco la camiseta para refrescarse.
Pero quiero bajar los cristales de la ventanilla.
En este coche no se pueden bajar, sólo están partidos por la mitad y subir medio… pero hay otro secreto, solté el techo de lona abatible y fui enrollándolo hasta que quedó detrás convirtiéndose en “descapotable”.
Que chulo, parece descapotable, me da una idea.
                                                 La chica se quitó el cinturón de seguridad y se puso de pie, extendió los brazos al aire emulando la escena de la película de Titanic, con los brazos abiertos al aire estaba muy sexi, su padre roncaba y su madre miraba por la ventanilla aburrida, quizás pensando en el escozor de su coño y la sensación suave en su culo. Miré por curiosidad a la chica, la camiseta corta se le subía todavía más, debajo de la camiseta ondeante se le veían las tetas que apuntaban a ser como las de su madre, la diferencia estaban en los pezones que aunque juveniles estaban hinchadas la areolas y menos salidos los propios pezones, me sorprendió que no llevaba sujetador, ya que al entrar en la bodega pasada sí que los llevaba, supuse que el camarero había conseguido que se lo quitara con muy buen criterio.
Qué vista más bonita hay desde aquí.
No te imaginas lo linda que es.
¿Qué es lo que más te gusta?
Me gusta, las colinas que se ven, son suaves y están coronadas por unas cimas muy altivas.
Yo no veo colinas por aquí, es todo llano,
Pues yo estoy viendo dos colinas iguales, imagino que suaves, duras y por lo que estoy notando bastante sensibles.
                                                 La chica me miró extrañada pero siguiendo la dirección de mi mirada notó que la camiseta estaba enseñando sus tetas desde abajo, le entró la risa al darse cuenta de su “ingenuidad” y para compensar se subió la camiseta a la cabeza dejando a la vista las dos tetas completas, los pezones eran todavía pequeños pero de un color rosado y que empezaban a marcarse duros, se sentó y me preguntó.
¿Te ha gustado lo que has visto?
Me ha encantado.
¿Y qué es lo que más te ha gustado?
Me gustan mucho las puntas de tus pechitos, son justo del tamaño de mi boca.
Jajaja, que descarado, ¿te gustaría meterte mis tetas en la boca?
Claro y a ti también, seguro.
¿Y no te gusta nada más?
Los pezones me encantan pero todavía estarán mejor dentro de unos años.
Además tengo otras cosas que también te gustarían.
Bueno, tienes unos ojos muy bonitos, la boca es tentadora y las orejas una tentación.
¿Y nada más?
Pues no sé…
                                                 Alicia se subió la falda vaquera y me enseñó el pequeño tanga de color blanco.
¿No te gusta lo que escondo aquí?
No puedo saberlo, no lo he visto.
¿Te gusta con pelo o sin pelo?
Según, cuando tiene pelo con la punta de la lengua separo en dos la melena hasta llegar al clítoris, si no puedo a la primera lo repito hasta llegar. Si no tiene pelo separo directamente los labios y meto la lengua en la vagina de primeras.
¿No quieres saber cómo lo tengo yo?
De las dos formas me gusta, me da lo mismo.
Pues no llevo de ninguna de las dos formas…
Mmm, que raro, ¿no tendrás pene? Jajaja.
Jajaja no, tengo una concha y muy bonita, ¿la quieres ver?
                                                 Me acordé de su padre, parecía que a la niña le gustaban los juegos, follaba de todas formas pero le gustaba ir dando rodeos, con los dedos iba apartándose el camal de la braga pero no lo suficiente para enseñar nada, yo conducía a 30 Km/h o menos para poder fijarme, nadie protestaba de la velocidad y seguí con ella.
Me es igual, me la imagino, pequeñita, una rajita de niña que sólo sirve para hacer pipí.
Mi concha sirve para todo y no es pequeña, si te contara…
Claro, qué vas a decir pero hasta que no pasen unos cuantos años no será de mujer.
Ya tengo 16 años, los cumplí hace dos meses y tengo todo lo que una chica mayor, la tengo igual que mi madre.
Jajaja, que ilusa, tu madre es ya una mujer hecha, hasta que llegues a tener la vagina de ella…
Pues nada… no te digo nada pero te lo juro, me cabe lo que le cabe a una mujer como mi madre.
                                                 Me lo puso fácil, me bajé la bragueta y busqué el capullo, lo saqué lo justo para que lo viera, estaba brillante y pelado.
Hablar es muy fácil pero esto es sólo para mujeres de verdad.
¡Diooos! Que pija, nunca había visto una tan gorda.
¿Tú ves?, estamos hablando de cosas para mayores, no de juguetes.
A mí me gusta jugar… con cosas de mayores.
Pero a mí con niñas no, se asustan enseguida.
Yo no me asusto de nada, me gustaría jugar contigo.
Claro, ahora paro y nos ponemos a jugar delante de tus padres.
¡Qué rabia!
Espera, a tu padre le sentaría bien tomar el aire fresco y a tu madre igual.
                                                 Vi un grupo de árboles no muy lejos y me dirigí allí, el suelo estaba llano cubierto de hierba verde y desperté al matrimonio, les dije que el coche se había recalentado, (es refrigerado por aire) y debían bajar y esperar a que buscara agua para el coche, me llevaría a la chica para que me ayudara y todos estuvieron conformes. No habíamos recorrido 500 m. cuando la chica no pudo esperar más.
Pepe, enséñamela toda.
No Alicia que te asustarás.
No me asustaré, ya he visto penes muy grandes.
Jajaja, ¿muy grandes?, alguno de algún muchacho con 14 cm. eso teniéndolo duro.
Noooo, he visto uno de 22 cm y está muy duro y me lo he metido hasta adentro y muchas veces.
Jajaja, ¿en que cuento has leído todo esto?
No es un cuento, es de… bueno no te lo puedo decir.
                                                 Seguí hacia adelante con el glande asomando, la boquita rosada parecía un pez pidiendo volver al agua, la chica no dejaba de mirarla, parecía que esperaba que saltara fuera de golpe como una rana,
Mira allí hay un árbol grande, vamos allí.
                                                 Alicia tenía razón el árbol era ideal, era un sauce llorón y estaba al lado de una charca de agua, cuando paré el coche la chica se lanzó a mi bragueta, me separó el pantalón y tiró del capullo cogiéndolo en un puñado, yo hice porque saliera lo más posible y la chica se quedó extasiada.
¡Oh qué pinga!, que gorda es, no sé si me cabrá.
Prueba primero en la boca.
Bueno pero no te corras, no me gusta la leche.
                                                 Se metió con dificultad el capullo, estuvo chupándolo mientras yo buscaba debajo de su falda, el tanga era tan mínimo que apenas era un triángulo atado con unas cintas, la niña tenía un coño verdaderamente desarrollado, su padre se había ocupado de que le cupiera la enormidad de su polla, para ella ahora eso era normal pero la mía era diferente, era el doble de gruesa y eso era un nuevo reto, probó a metérsela pero no pudo, le aconsejé que la lubricara con saliva abundantemente, así lo hizo y volvió a intentarlo pero tuve que intentarlo yo, la senté en el asiento trasero y le separé las piernas hasta donde pudo, la vagina se veía entre los labios abiertos al máximo, le escupí varias veces y cuando se la apoyé me rogó que se la metiera como fuera, la vagina es una maravilla de la naturaleza y fue admitiendo mi polla pese a que nunca se había dilatado tanto a lo ancho pero lentamente se hundió en la joven, la chica una vez conseguido el reto quiso que me moviera dentro de ella, lo hice y se corrió mucho antes de lo que creía, quiso que siguiera, aspiraba a un segundo orgasmo pero no llegaba, le advertí que mi resistencia no era eterna y llenarla de leche no era mi idea aunque sabía que tomaba la píldora, ya iba a conseguir el segundo orgasmo, se la saqué inesperadamente, se quedó decepcionada.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué la sacas ahora?
Porque me voy a correr.
Pues córrete adentro.
Ni hablar, no me corro dentro de una chiquilla.
Pero yo estaba a punto de correrme otra vez, quiero otro orgasmo Pepe.
Pues lo siento pero yo quiero correrme dentro de ti.
Bueno, córrete ya, no jodas.
Pero no dentro del coño.
¡No querrás metérmela en el culo, burro!
No sé, ¿si sabes otra solución?
No sé… por favor, quiero correrme otra vez.
Me tendré que hacer una paja, si me ayudas.
¿Una paja? Yo quiero coger y correrme ya.
                                                 Se la volví a meter, ella pareció más conforme y volvió a excitarse, estaba cerca del orgasmo cuando le saqué la mitad y le dije.
¿Has decidido ya donde quieres la leche?
Donde quieras pero haz que me corra ya.
Te la meteré en el culo.
No en el culo no, nunca me la han metido… ni mi padre.
¿Tu padre? ¿Tu padre te ha metido la polla?
Claro, los 22 cm de polla son de mi padre, cogemos desde hace tiempo pero por el culo nunca.
Pues tú decides por el culo o… en la boca.
¿En la boca? Aaahg, que asco.
¿Tu padre no se ha corrido en tu boca?
…Si algunas veces pero no me gusta, me hace que me trague toda la leche.
Pues vas a probar otra clase de leche, te gustará.
Bueno pero sigue cogiendo.
                                                 Se la volví a meter y con la seguridad de que ya no me iba a salir se corrió brutalmente, disfrutó de mi polla como quiso, se subió sobre mi y fue metiendo y sacando a su gusto, casi se desmaya clavada en mi verga, cuando se le pasó mi polla vertical le esperaba tumbado en el suelo, se arrodilló a mi lado y se la metió en la boca, estuvo lamiendo y chupando hasta que me corrí en su boca, no dejé que se le saliera nada, tragaba y tragaba mientras yo con una mano acariciaba su coño, mi dedo llegó a acariciar el ano y aunque se movía sin cesar para escaparse, no pudo conseguir evitar que mi dedo entrara hasta la mitad, creo que si hubiera insistido más se habría vuelto a correr.
                                                 Luego me metí en la charca y me mojé los pantalones, ella también se lavó el coño y se mojó la falda, cuando volvimos con sus padres Tina estaba abanicándose y se alegraron de que hubiera una charca cerca aunque hubiéramos tenido que meternos para coger el agua para el motor.
                                                 Volvimos al coche y seguimos el viaje, el Citroën se mecía suavemente, a Alicia le encantaba el balanceo tenía el coño esponjoso abierto y dilatado, yo tenía la polla vacía y escurrida, su madre me había dado su culo en exclusiva y su hija su coño tierno, no quise forzar meterle la polla en el culo como a su madre, tiempo tendría para probarla, sólo le deseaba que no fuera ningún bruto o que su padre la atravesara con su verga, a su madre le podía hacer lo que quisiera, se lo merecía todo pero la niña… se había hecho mujer demasiado pronto.
                                                 El día siguió como si nada, yo fui a mi aire, bajaba del coche, bebía, comía y al reanudar la marcha le apretaba las tetas a la niña o a su madre, a la que estaba más cerca, Genaro estaba K.O. esta vez no por depresión, ahora por borracho.
Continuará.
 
Agradezco sus puntuaciones y comentarios.
 
Gracias

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