El finde largo de octubre decidimos con mis amigas de la secundaria irnos al Oktober Fest en Villa General Belgrano. Entre las chicas, estaba Agustina, ya conocida por los que siguen mis relatos.
La pasamos super bien, a pesar de la cantidad de gente y pendejos borrachos que había. En el viaje en si, no pasó nada interesante para contar por acá, pero hago esta introducción para entender cómo llegamos a lo que pasó desde el momento de la vuelta.
Tomamos el micro de regreso a Rosario, allí se bajaban mis amigas y yo seguía a Buenos Aires. Estábamos sentadas por la mitad, aunque desparramadas. Yo me senté con Agus. Luego de dormir tan poco durante esos días, apenas nos sentamos, se apagaron las luces, hablamos un rato y nos quedamos dormidas.
En un momento, me desperté porque sentí que se me tiraban encima. Era Agustina que, dormida, se había apoyado sobre mi hombro. Pero no solo eso. Su mano cayó derecho en mi pierna, el muslo más precisamente y casi... ahí. Lejos de moverla para estar más cómoda, la dejé.
Traté de dormirme, pero no podía. Sentía como me respiraba en el cuello, el calor de su mano en mis piernas. Cerré los ojos, acerqué mi cara a la suya rozando nuestras mejillas, mientras movía suavemente mi pierna provocando un roce con su mano. Ella seguía durmiendo, y yo me estaba mojando y calentando cada vez más franeleando contra mi amiga dormida.
Luego de un rato, yo también me dormí. Nos despertamos casi llegando a Rosario. "Ey, estaba re tirada encima tuyo, porque no me dijiste??", me dijo Agustina. Le mentí diciendo que no me había dado cuenta. Pero cuando la vi y empezamos a hablar, me empecé a sentir un poco incómoda, recordando el roce de nuestros cuerpos. Mientras la escuchaba, me negaba a reconocer algo que era evidente: me había re calentado, con ella. Me hablaba y no prestaba atención, le quería comer la boca.
Llegamos a Rosario, mis amigas se bajaron, y quedé sola por las siguientes 4 horas. No pude dejar de recordar las mil aventuras que tuve con Agus. Para los más nuevitos, ella fue la primera chica que besé y con la que hice varios descubrimientos más.
Esa noche caí rendida apenas toqué la almohada. Al otro día, sentí de nuevo toda la calentura acumulada de ese viaje. No daba más. No dejaba de pensar en Agustina. Toda esa carga, la liberé a la noche. Cuando me fui a dormir me dejé llevar y me toqué. Sumando esto, más los 5 o 6 días que estaba sin coger, se hizo un cóctel explosivo difícil de contener.
El solo rozar la sábana con mis piernas me arrancaban gemidos de placer. Cuando exploté, mi cuerpo entero tembló y hasta casi sentí que levitaba. Así, mojada, sucia y traspirada me quedé dormida. Si bien estuve más calmada, al otro día seguí re caliente igual. Tenía a mi vecino insistiéndome para garchar, Christian que me escribía para vernos... pero mi calentura no era por necesitar una pija, precisamente.
El fin de semana siguiente era el día de la madre, por lo que volví a Rosario. Tenía una idea fija. Quería estar con Agustina. Casi telepáticamente ella me escribió en esos días diciéndome que me reservara el sábado porque quería que la acompañara a un lado. No me quiso decir nada más, aumentando aún más la ansiedad.
Al fin, llegamos al sábado a la tarde. Resulta que la empresa donde está trabajando Agustina le dieron 2 entradas para ir a una cena y cata de vinos, en un hotel del centro de Rosario. Con ella es así. Te puede llevar a una fiesta donde termina todo en una orgía o a un evento re cheto. "Después quedate a dormir en casa, tengo lugar". Cuando me dijo esto, mi corazón se aceleró. Tenía la puerta abierta para sacarme las ganas. Pero antes, la fiesta.
Fuimos las dos de negro, ella más escotada, yo con un vestido mucho más ajustado. Dos mujeres solas en un evento de esos, es un imán. Se nos acercaron varios señores. Mayores muy mayores, otros de nuestra edad. Pero a todos los boludeabamos un rato y nos íbamos.
Después de tantos años, teníamos un lenguaje corporal para saber si avanzar o no con los que nos querían levantar. La mayoría de las veces yo los dejaba antes (aunque algún contacto que rendirá frutos en breve saqué).
Otra vez, se nos aceraron 2 tipos y se pusieron a hablarnos. Yo me lo saqué de encima rápido, pero Agus se quedó hablando un rato más. Me senté sola en una mesa. Cuando ella me vio, lo dejó al tipo y se sentó conmigo.
- Estás bien? - me preguntó poniendo su mano en mi hombro.
- Si, si... era medio pesado el chabón, nada más.
- No es por Lucas, no? - en el viaje, le había contado algo que me había pasado con el amigo de mi hermano, que no viene al caso ahora.
- No, nada que ver. Ey... - le dije, queriendo cambiar de tema - te acordás cuando éramos pendejas y a los que nos encaraban los sacábamos diciéndoles que éramos novias?
- jajaaa siii boluda, las caritas de los pibitos cuando chapábamos entre nosotras!! - Nos quedamos mirándonos un rato. Sus ojos brillaban, seguramente igual que los míos - acá no podemos hacerlo - me dijo, casi adivinando mi pensamiento.
- Nos echan a la mierda, mira lo que es esto - le dije recorriendo con la vista el salón.
La noche siguió, aunque se notaba otro tipo de tensión entre nosotras. Terminó el evento y nos fuimos caminando hasta el departamento de ella. En su habitación ya había un colchón en el piso para que yo durmiera, al lado de su cama.
Como hacíamos siempre, nos quedamos charlando un rato sentadas en su cama. Las dos ya vestidas para dormir, solo con una remera larga puesta. La de ella, un poco más ajustada, le marcaban bien las tetas. Entre charlas y risas, nos quedamos cada vez más cerca hasta que en un momento yo le estaba contando algo y apoyé mi mano sobre su pierna.
Cuando me di cuenta, la saqué, pero acariciándole suavemente el muslo. Volví a hacer lo mismo. Noté como en la remera se marcaban sus pezones. Cuando quise sacar la mano, ella me detuvo. La agarró y la dejó donde estaba, moviéndola suave en su pierna.
No me acuerdo que estaba hablando, pero me callé. Agus se mordió los labios mirándome fijo. Con la otra mano, le corrí el pelo de la cara y me acomodé más cerca de ella. Ninguna de las dos decía nada. La respiración de ambas se aceleraba. Abrí mis labios un poco. Ella hizo lo mismo. Agus estiró su mano, y levantando mi remera me agarró de la cintura.
No daba más. Mi cabeza iba a mil, y mi respiración cada vez más agitada. Ese rato que estuvimos frente a frente sin decir nada, con nuestras caras casi pegadas fueron eternos. Agustina acarició mis mejillas y agarró mi cabeza. No hizo falta nada más. Nos fundimos en un beso apasionado y contenido, liberando todo lo que había aguantado esa semana. Terminamos abrazadas y tiradas en la cama.
Acomodamos nuestras piernas, para rozar nuestras conchas en el muslo de la otra. Nos movíamos desesperadas. Sentí como su conchita se mojaba al rozar mi pierna. Ella ya estaba totalmente desnuda. Yo aun tenía la tanguita puesta. Se detuvo un instante, me acostó boca abajo y me sacó la remera. Me pegó un chirlo en la cola mientras me sacaba la tanguita. "Antes lo tenías más durito ehh" dijo descomprimiendo la situación. Me di vuelta y ella se tiró encima mío.
- Lo digo en joda - me decía con su boca a centímetros de la mia. - Tenés un re culo guacha...
- Ay, ya se vení acá - le dije agarrándola de la cara y comiéndole la boca de nuevo.
Le levanté la remera y la apreté contra mi cuerpo, sintiendo sus pechos contra los míos. Se incorporó un poco y me puso las tetas en la boca, sin dejar de moverse sobre mi pierna, como si estuviera cabalgando una pija. Ella también estaba re caliente. Y yo, ni les cuento.
Su concha rozando mi muslo me volvía más loca. Bajó y empezó ella a chuparme las tetas. Sus manos fueron derecho a mi concha. Sus dedos desparramaron los jugos por todos lados. Se resbalaba con gran facilidad, y ni les cuento cuando empezó a meterme los dedos. Uno, después dos. Metió 3 dedos sin problemas, sin dejar de chuparme las tetas.
Siguió bajando, besando mi costado, mi panza, mis piernas. No aguantaba más. La agarré de los pelos y la puse contra mi concha. Obediente, ella se acomodó y me la chupó hasta hacerme acabar. No fue necesario mucho, realmente. Solo al sentir su lengua apoyarse en mi clítoris, mi cuerpo se estremeció, empecé a temblar y gemir hasta acabar.
Se levantó nuevamente, siguió chupándome las tetas mientras seguía masturbándose contra mi pierna. Cuando estuvo por acabar, me besó ahogando un grito terrible. Cuando se recuperó del orgasmo que había tenido, se dejó caer al lado mío. Nos miramos, nos acariciamos mientras nos besábamos y una cosa llevó a la otra nos calentamos de nuevo.
- Estoy re caliente de nuevo Juli... boluda no se que me pasa
- Yo también... no doy más - le dije mientras le comía la boca.
Me di vuelta hasta quedarnos haciendo un 69. Nos acomodamos, quedando yo arriba. Le comía la concha mientras la penetraba con mis dedos. Ella, me la chupaba y sus dedos fueron entrando en mi concha, saliendo y mojando un poco mi cola. Me la comía, pero estaba obsesionada con mi cola. Cuando ella se detuvo, supe que estaba por acabar. Aceleré el ritmo y la hice explotar. Me hizo salir de la posición, y me puso en 4 en el borde de la cama.
Me agarró de la cabeza y me hizo agachar, apoyando mi cara contra las sábanas. Acomodó mis manos sobre mi cabeza. Me manoseó toda. Me lamió toda. Dejó para el final mi cola, y no le tuvo piedad. La escupió un par de veces y empezó a chupármela. Su lengua luchaba para abrirse paso en mi ano.
Con la otra mano, jugaba en mi concha. Tenía dos dedos metidos en la concha y la lengua en la cola. Yo, volando y delirando. Se frenó de golpe, se dirigió a la mesita de luz y buscó algo en el cajón. "Te voy a presentar un amiguito nuevo que conseguí" me dijo mientras sacaba un consolador, no muy grande, pero si bastante gordito.
Me empecé a reír, cortando un poco el clima de calentura. "No me digas que te compraste un consolador puta!!!" le decía mientras ella se acomodaba nuevamente atrás mío. No me respondió. Lo escupió y empezó a rozarlo en mi concha. Las risas cambiaron a gemidos.
- Parece que te gusta, trolita ehhh... no te aguantas?
- Aayy... no... metelo
- Y después la puta soy yo... que querés?
- Que lo metas... cogeme
Acomodó el consolador y me penetró. Apreté las sábanas y empecé a gemir como loca ante las embestidas del juguetito de Agustina. Mientras, ella seguía lamiendo mi cola. Me hizo acabar tan fuerte que me tiré rendida a la cama y seguía temblando. Se subió arriba mío, y me besó la espalda hasta llegar a mi cuello. Me di vuelta y nos besamos un largo rato.
Luego, la tiré yo a la cama y le robé el consolador. Abrí sus piernas y me acosté en medio para chuparsela. Le pasaba la lengua y rozaba el consolador. Mientras lo refregaba, lo chupaba, como si fuese una pija real. Me levanté, sin dejar de manosearla y le mostré como lubricaba el consolador con mi boca. Le estaba haciendo un pete al consolador delante de ella.
Luego, volví abajo y la penetré. Lo metía al fondo, lo sacaba girándolo y lo volvía a meter. Mi lengua no dejaba de chuparsela mientras la penetraba despacio. Agus estaba desesperada. Sus manos agarraban las sábanas con tal fuerza que desarmó toda la cama. No simulaba ningún grito.
No se guardó nada. "Me vas hacer acabar seguíiiiiiiaaaahhhhhhh ahhhh". Dejé el consolador clavado en su cuerpo hasta que se calmó. Lo saqué, chorreando sus jugos y me acosté a su lado. Entre las dos empezamos a chuparlo y lo dejamos limpio de nuevo.
Nos quedamos dormidas, abrazadas. A la mañana siguiente, aun con un poco de resaca, nos franeleamos un poco y terminamos a los besos de nuevo. La hice acabar pajeandola con dos dedos, y ella acabó franeleandose en mi pierna. Ya era cerca del mediodía, las madres de ambas nos esperaban para festejar su día. Nos cambiamos, y antes de salir nos besamos de nuevo.
- Ay no aguanto más Julieta no podemos dejar pasar tanto tiempo sin hacer esto...
- Te extrañaba tanto - le dije mientras la besaba arrinconándola contra la puerta
- Cogeme de nuevo.
Dicho esto, terminamos en su habitación nuevamente, para otra vuelta. Esta vez más rápido, pero igual de caliente. Le chupé las tetas, la concha, nos besamos; ella me cogió con la lengua, con el consolador... Terminamos y ahora si, cada una se fue a su casa. En noviembre ella termina de rendir y me dijo que viene a visitarme. Ya le tengo preparadas un par de sorpresitas para recibirla.
Continúa...
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Indice
La pasamos super bien, a pesar de la cantidad de gente y pendejos borrachos que había. En el viaje en si, no pasó nada interesante para contar por acá, pero hago esta introducción para entender cómo llegamos a lo que pasó desde el momento de la vuelta.
Tomamos el micro de regreso a Rosario, allí se bajaban mis amigas y yo seguía a Buenos Aires. Estábamos sentadas por la mitad, aunque desparramadas. Yo me senté con Agus. Luego de dormir tan poco durante esos días, apenas nos sentamos, se apagaron las luces, hablamos un rato y nos quedamos dormidas.
En un momento, me desperté porque sentí que se me tiraban encima. Era Agustina que, dormida, se había apoyado sobre mi hombro. Pero no solo eso. Su mano cayó derecho en mi pierna, el muslo más precisamente y casi... ahí. Lejos de moverla para estar más cómoda, la dejé.
Traté de dormirme, pero no podía. Sentía como me respiraba en el cuello, el calor de su mano en mis piernas. Cerré los ojos, acerqué mi cara a la suya rozando nuestras mejillas, mientras movía suavemente mi pierna provocando un roce con su mano. Ella seguía durmiendo, y yo me estaba mojando y calentando cada vez más franeleando contra mi amiga dormida.
Luego de un rato, yo también me dormí. Nos despertamos casi llegando a Rosario. "Ey, estaba re tirada encima tuyo, porque no me dijiste??", me dijo Agustina. Le mentí diciendo que no me había dado cuenta. Pero cuando la vi y empezamos a hablar, me empecé a sentir un poco incómoda, recordando el roce de nuestros cuerpos. Mientras la escuchaba, me negaba a reconocer algo que era evidente: me había re calentado, con ella. Me hablaba y no prestaba atención, le quería comer la boca.
Llegamos a Rosario, mis amigas se bajaron, y quedé sola por las siguientes 4 horas. No pude dejar de recordar las mil aventuras que tuve con Agus. Para los más nuevitos, ella fue la primera chica que besé y con la que hice varios descubrimientos más.
Esa noche caí rendida apenas toqué la almohada. Al otro día, sentí de nuevo toda la calentura acumulada de ese viaje. No daba más. No dejaba de pensar en Agustina. Toda esa carga, la liberé a la noche. Cuando me fui a dormir me dejé llevar y me toqué. Sumando esto, más los 5 o 6 días que estaba sin coger, se hizo un cóctel explosivo difícil de contener.
El solo rozar la sábana con mis piernas me arrancaban gemidos de placer. Cuando exploté, mi cuerpo entero tembló y hasta casi sentí que levitaba. Así, mojada, sucia y traspirada me quedé dormida. Si bien estuve más calmada, al otro día seguí re caliente igual. Tenía a mi vecino insistiéndome para garchar, Christian que me escribía para vernos... pero mi calentura no era por necesitar una pija, precisamente.
El fin de semana siguiente era el día de la madre, por lo que volví a Rosario. Tenía una idea fija. Quería estar con Agustina. Casi telepáticamente ella me escribió en esos días diciéndome que me reservara el sábado porque quería que la acompañara a un lado. No me quiso decir nada más, aumentando aún más la ansiedad.
Al fin, llegamos al sábado a la tarde. Resulta que la empresa donde está trabajando Agustina le dieron 2 entradas para ir a una cena y cata de vinos, en un hotel del centro de Rosario. Con ella es así. Te puede llevar a una fiesta donde termina todo en una orgía o a un evento re cheto. "Después quedate a dormir en casa, tengo lugar". Cuando me dijo esto, mi corazón se aceleró. Tenía la puerta abierta para sacarme las ganas. Pero antes, la fiesta.
Fuimos las dos de negro, ella más escotada, yo con un vestido mucho más ajustado. Dos mujeres solas en un evento de esos, es un imán. Se nos acercaron varios señores. Mayores muy mayores, otros de nuestra edad. Pero a todos los boludeabamos un rato y nos íbamos.
Después de tantos años, teníamos un lenguaje corporal para saber si avanzar o no con los que nos querían levantar. La mayoría de las veces yo los dejaba antes (aunque algún contacto que rendirá frutos en breve saqué).
Otra vez, se nos aceraron 2 tipos y se pusieron a hablarnos. Yo me lo saqué de encima rápido, pero Agus se quedó hablando un rato más. Me senté sola en una mesa. Cuando ella me vio, lo dejó al tipo y se sentó conmigo.
- Estás bien? - me preguntó poniendo su mano en mi hombro.
- Si, si... era medio pesado el chabón, nada más.
- No es por Lucas, no? - en el viaje, le había contado algo que me había pasado con el amigo de mi hermano, que no viene al caso ahora.
- No, nada que ver. Ey... - le dije, queriendo cambiar de tema - te acordás cuando éramos pendejas y a los que nos encaraban los sacábamos diciéndoles que éramos novias?
- jajaaa siii boluda, las caritas de los pibitos cuando chapábamos entre nosotras!! - Nos quedamos mirándonos un rato. Sus ojos brillaban, seguramente igual que los míos - acá no podemos hacerlo - me dijo, casi adivinando mi pensamiento.
- Nos echan a la mierda, mira lo que es esto - le dije recorriendo con la vista el salón.
La noche siguió, aunque se notaba otro tipo de tensión entre nosotras. Terminó el evento y nos fuimos caminando hasta el departamento de ella. En su habitación ya había un colchón en el piso para que yo durmiera, al lado de su cama.
Como hacíamos siempre, nos quedamos charlando un rato sentadas en su cama. Las dos ya vestidas para dormir, solo con una remera larga puesta. La de ella, un poco más ajustada, le marcaban bien las tetas. Entre charlas y risas, nos quedamos cada vez más cerca hasta que en un momento yo le estaba contando algo y apoyé mi mano sobre su pierna.
Cuando me di cuenta, la saqué, pero acariciándole suavemente el muslo. Volví a hacer lo mismo. Noté como en la remera se marcaban sus pezones. Cuando quise sacar la mano, ella me detuvo. La agarró y la dejó donde estaba, moviéndola suave en su pierna.
No me acuerdo que estaba hablando, pero me callé. Agus se mordió los labios mirándome fijo. Con la otra mano, le corrí el pelo de la cara y me acomodé más cerca de ella. Ninguna de las dos decía nada. La respiración de ambas se aceleraba. Abrí mis labios un poco. Ella hizo lo mismo. Agus estiró su mano, y levantando mi remera me agarró de la cintura.
No daba más. Mi cabeza iba a mil, y mi respiración cada vez más agitada. Ese rato que estuvimos frente a frente sin decir nada, con nuestras caras casi pegadas fueron eternos. Agustina acarició mis mejillas y agarró mi cabeza. No hizo falta nada más. Nos fundimos en un beso apasionado y contenido, liberando todo lo que había aguantado esa semana. Terminamos abrazadas y tiradas en la cama.
Acomodamos nuestras piernas, para rozar nuestras conchas en el muslo de la otra. Nos movíamos desesperadas. Sentí como su conchita se mojaba al rozar mi pierna. Ella ya estaba totalmente desnuda. Yo aun tenía la tanguita puesta. Se detuvo un instante, me acostó boca abajo y me sacó la remera. Me pegó un chirlo en la cola mientras me sacaba la tanguita. "Antes lo tenías más durito ehh" dijo descomprimiendo la situación. Me di vuelta y ella se tiró encima mío.
- Lo digo en joda - me decía con su boca a centímetros de la mia. - Tenés un re culo guacha...
- Ay, ya se vení acá - le dije agarrándola de la cara y comiéndole la boca de nuevo.
Le levanté la remera y la apreté contra mi cuerpo, sintiendo sus pechos contra los míos. Se incorporó un poco y me puso las tetas en la boca, sin dejar de moverse sobre mi pierna, como si estuviera cabalgando una pija. Ella también estaba re caliente. Y yo, ni les cuento.
Su concha rozando mi muslo me volvía más loca. Bajó y empezó ella a chuparme las tetas. Sus manos fueron derecho a mi concha. Sus dedos desparramaron los jugos por todos lados. Se resbalaba con gran facilidad, y ni les cuento cuando empezó a meterme los dedos. Uno, después dos. Metió 3 dedos sin problemas, sin dejar de chuparme las tetas.
Siguió bajando, besando mi costado, mi panza, mis piernas. No aguantaba más. La agarré de los pelos y la puse contra mi concha. Obediente, ella se acomodó y me la chupó hasta hacerme acabar. No fue necesario mucho, realmente. Solo al sentir su lengua apoyarse en mi clítoris, mi cuerpo se estremeció, empecé a temblar y gemir hasta acabar.
Se levantó nuevamente, siguió chupándome las tetas mientras seguía masturbándose contra mi pierna. Cuando estuvo por acabar, me besó ahogando un grito terrible. Cuando se recuperó del orgasmo que había tenido, se dejó caer al lado mío. Nos miramos, nos acariciamos mientras nos besábamos y una cosa llevó a la otra nos calentamos de nuevo.
- Estoy re caliente de nuevo Juli... boluda no se que me pasa
- Yo también... no doy más - le dije mientras le comía la boca.
Me di vuelta hasta quedarnos haciendo un 69. Nos acomodamos, quedando yo arriba. Le comía la concha mientras la penetraba con mis dedos. Ella, me la chupaba y sus dedos fueron entrando en mi concha, saliendo y mojando un poco mi cola. Me la comía, pero estaba obsesionada con mi cola. Cuando ella se detuvo, supe que estaba por acabar. Aceleré el ritmo y la hice explotar. Me hizo salir de la posición, y me puso en 4 en el borde de la cama.
Me agarró de la cabeza y me hizo agachar, apoyando mi cara contra las sábanas. Acomodó mis manos sobre mi cabeza. Me manoseó toda. Me lamió toda. Dejó para el final mi cola, y no le tuvo piedad. La escupió un par de veces y empezó a chupármela. Su lengua luchaba para abrirse paso en mi ano.
Con la otra mano, jugaba en mi concha. Tenía dos dedos metidos en la concha y la lengua en la cola. Yo, volando y delirando. Se frenó de golpe, se dirigió a la mesita de luz y buscó algo en el cajón. "Te voy a presentar un amiguito nuevo que conseguí" me dijo mientras sacaba un consolador, no muy grande, pero si bastante gordito.
Me empecé a reír, cortando un poco el clima de calentura. "No me digas que te compraste un consolador puta!!!" le decía mientras ella se acomodaba nuevamente atrás mío. No me respondió. Lo escupió y empezó a rozarlo en mi concha. Las risas cambiaron a gemidos.
- Parece que te gusta, trolita ehhh... no te aguantas?
- Aayy... no... metelo
- Y después la puta soy yo... que querés?
- Que lo metas... cogeme
Acomodó el consolador y me penetró. Apreté las sábanas y empecé a gemir como loca ante las embestidas del juguetito de Agustina. Mientras, ella seguía lamiendo mi cola. Me hizo acabar tan fuerte que me tiré rendida a la cama y seguía temblando. Se subió arriba mío, y me besó la espalda hasta llegar a mi cuello. Me di vuelta y nos besamos un largo rato.
Luego, la tiré yo a la cama y le robé el consolador. Abrí sus piernas y me acosté en medio para chuparsela. Le pasaba la lengua y rozaba el consolador. Mientras lo refregaba, lo chupaba, como si fuese una pija real. Me levanté, sin dejar de manosearla y le mostré como lubricaba el consolador con mi boca. Le estaba haciendo un pete al consolador delante de ella.
Luego, volví abajo y la penetré. Lo metía al fondo, lo sacaba girándolo y lo volvía a meter. Mi lengua no dejaba de chuparsela mientras la penetraba despacio. Agus estaba desesperada. Sus manos agarraban las sábanas con tal fuerza que desarmó toda la cama. No simulaba ningún grito.
No se guardó nada. "Me vas hacer acabar seguíiiiiiiaaaahhhhhhh ahhhh". Dejé el consolador clavado en su cuerpo hasta que se calmó. Lo saqué, chorreando sus jugos y me acosté a su lado. Entre las dos empezamos a chuparlo y lo dejamos limpio de nuevo.
Nos quedamos dormidas, abrazadas. A la mañana siguiente, aun con un poco de resaca, nos franeleamos un poco y terminamos a los besos de nuevo. La hice acabar pajeandola con dos dedos, y ella acabó franeleandose en mi pierna. Ya era cerca del mediodía, las madres de ambas nos esperaban para festejar su día. Nos cambiamos, y antes de salir nos besamos de nuevo.
- Ay no aguanto más Julieta no podemos dejar pasar tanto tiempo sin hacer esto...
- Te extrañaba tanto - le dije mientras la besaba arrinconándola contra la puerta
- Cogeme de nuevo.
Dicho esto, terminamos en su habitación nuevamente, para otra vuelta. Esta vez más rápido, pero igual de caliente. Le chupé las tetas, la concha, nos besamos; ella me cogió con la lengua, con el consolador... Terminamos y ahora si, cada una se fue a su casa. En noviembre ella termina de rendir y me dijo que viene a visitarme. Ya le tengo preparadas un par de sorpresitas para recibirla.
Continúa...
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Indice
48 comentarios - Noche de amigas
no puedo afirmar ni negar que seamos nosotras 😉
gracias por pasar
Gran relato, van diez puntos.
gracias por pasar!
Espero más +10
Lo q me producen tus adanzas... no tiene nombre (pero si pajas).
Me re calienta tu amiga.. decíselo de mi parte, tu fiel seguidor marplatense.
mi amiga aun no sabe que escribo sobre ella aca. algun dia le contare eje
espero disfrutes los proximos
gracias por pasar!
gracias por pasar
gracias por pasar!
no puede afirmar ni negar que seamos nosotras las de la foto 😉
gracias por pasar
gracias por pasar
espero que disfrutes los proximos, y los anteriores!! jaja
espero disfrutes los proximos ,;)
espero sigas disfrutando los proximos
Como siempre te dejo los merecidos puntos.
gracias por pasar!
gracias por pasar
me encanto: jugaba en mi concha. Tenía dos dedos metidos en la concha y la lengua en la cola.
❤️
y pensar q este fue el dia D, de tu historia con agus... gracias por regalarnos y hacernos volar e imaginar esa historia..
gracias a vos por tomarte el tiempo de comentar 🙂