Llegamos a casa después de comer, Javier debía tener remordimiento de conciencia y a mitad de camino paramos en un restaurante de un Área de Servicio de la autopista, había varios camiones de gran tonelaje estacionados y según el dicho “donde veas camiones, para a comer”. No lo hicimos mal, era un tipo de comida con menú con tres platos a elegir pero Javier pidió un plato combinado con carne a las brasas y abundante guarnición, bebimos cerveza, mi hijo por miedo de que le hicieran la prueba del alcohol se contuvo un poco pero yo preferí regar bien la carne.
Al entrar en casa íbamos con el temor de encontrar caras largas pero no fue tan dramático y menos cuando Javier le regaló el pañuelo de foulard a Corina y yo el mío a Elena, a las dos les gustó mucho y se lo colocaron inmediatamente, una a la otra presumía con el regalo, en un momento que nos quedamos solos en el salón Corina se acercó a mi susurrando…
Gracias Pepe por los regalos, has tenido muy buen gusto.
¡Nooo! Ha sido cosa de Javier.
Sí claro, Javier… sería la primera vez.
Me quedé con un lío en la cabeza, por una parte me había halagado porque le había gustado mi compra pero por otro me sentía vulnerable, parecía de cristal frente aquella mujer, me leía la mente como si fuera un libro abierto.
No era corriente que pasáramos separados ningún día y menos la noche, yo me sentía como si me faltara algo y Concha debía sentir lo mismo por lo que esta noche recuperamos el vacío sentido y de paso que le contaba las excelencias de la comida en Tigre y de sus bonitas mansiones realizamos nuestro rito acostumbrado, era como un bálsamo después de los dos días anteriores tan agitados, para “colmo” mi mujer había preparado con la complicidad de Corina una cena especial, “de bienvenida al hogar” a base de mariscos, parece que esta noche las dos camas de matrimonio gruñeron bastante por los envites.
En la oscuridad de la habitación comparé la tranquilidad y el sosiego con que estaba haciendo el amor mi mujer y el furor que había derrochado Gemma en su habitación, con altibajos de culpabilidad al final acabé decidiendo que cada cosa era diferente y no debía mezclarlo, bastante egoísta… pero nadie es perfecto.
Por la mañana ya lo vi todo más claro, la vida familiar continuaba, mi nieto iba creciendo poco a poco, mi hijo sin ser el padre perfecto iba cogiéndolo a ratos y jugando con él, el chico perecía tener pasión con su padre, no me explico por qué. Mi nuera se ocupaba perfectamente de él y mi mujer estaba feliz en casa de ellos, tengo que reconocer que teníamos nuestras reservas cuando vinimos a su casa, no la conocíamos en persona y mi hijo había cambiado bastante pero en la práctica todo era completamente diferente, mi hijo ya no era el joven que salió con toda la inocencia a un país desconocido, en cambio había encontrado una mujer extraordinaria, la empezamos a querer enseguida y yo más todavía.
Ahora ya podíamos salir todos juntos, mi hijo después de pasar por la
Oficina para dar el informe de la convención, donde recibió los aplausos de sus jefes, vino muy contento y no puso el menor inconveniente en organizarnos una visita a la zona de la ciudad más conocida, la Casa Rosada, el Parlamento etc. Nadie puso pegas al contrario a mi mujer le apetecía mucho, era la zona más conocida de la ciudad. Corina preparó a Javi, cargamos el carrito del niño y lo sentamos en la sillita del coche, los cinco fuimos al centro, el día era precioso, era sábado y la afluencia de público era total, tardamos más de lo que yo creía, en verdad estaba muy lejos acostumbrado a las distancias de mi ciudad, cuando nos sumergimos en un aparcamiento subterráneo dejamos el coche y sentamos a Javi en su cochecito, al salir al exterior nos quedamos maravillados, una plaza inmensa, rodeada de edificios oficiales y muy conocidos, no la imaginaba llena de gente como la había visto varias veces en reportajes, Corina demostró que conocía mucho mejor su ciudad y nos fue explicando todo lo que veíamos, habían gente por todos lados.
Sobre un grupo de personas a lo lejos vi ondear una bandera española, me hizo ilusión verla estando tan lejos, tuve curiosidad y me fui acercando, el rumor de frases en español me emocionaba, perecía estar en cualquier plaza española pero sujetando la bandera vi una mano que pertenecía a Malena, ya el corazón me iba a mil y los pies me llevaron a ella, mi hijo me llamó para que no me extraviara pero no le hice caso.
Seguidme, os voy a presentar a alguien.
Papá ¡no te pierdas que aquí no te encontraremos!
Ya estaba a poca distancia del grupo cuando me vio Malena, la chica sonrió de oreja a oreja y abriendo los brazos vino hacia mí, mi familia se sorprendió al verme abrazar a aquella muchacha, hasta mi mujer le costó reconocer a la chica del avión pero cuando lo hizo vino corriendo hacia nosotros, Concha la abrazó igual que yo. Corina no podía comprender pues claramente la mujer era argentina pero al reunirnos todos le explicamos el encuentro en el viaje, cuando ya estaban todas las presentaciones hechas nos dimos cuenta que estábamos rodeados por el grupo de turistas, eran todos españoles y nos preguntaban curiosos por nuestra estancia en Buenos Aires, aprovechando la situación quise demostrarle a Corina y Malena las diferencia entre nosotros, se notaban claramente la variedad de acentos, ellos mismos se presentaron y dijeron de dónde eran…
¡Hola somos Jordi y Neus, somos catalanes!
Hola yo soy Candela, Andalucía,
Moncho de Ourense.
Vicente de Alicante
Iñaki de Bilbao
Pilar de Zaragoza
Amparo de Valencia…
Estábamos orgullosos de demostrar las diferencias de las regiones y de los acentos, los turistas pugnaban por presentarse y Malena tuvo que frenarlos, estaban haciendo un escándalo gritando en la plaza, los demás turistas se volvían ante los españoles alborotadores, mientras le contaban a mi mujer las ciudades que habían visto y las que le quedaban, nos dio envidia, habían estado en Iguazú y después de varios sitios iban a ver el glaciar de Perito Moreno, allí hacía un frio tremendo pero ellos iban preparados para todo. Malena me separó del grupo y me preguntó…
¿Cómo estás Pepe?
Muy bien Malena ya ves, ¿te gusta mi familia?
Ya lo creo, tu nieto es precioso.
Pues… anímate, dile a Fernando que se eche para adelante.
Uff, yo creo que no sabe, jajaja.
Bueno, si hace falta le puedo dar unas instrucciones.
Prácticas, por supuesto.
Claro sin duda. ¿y cómo está tu familia… tu hermana y tu madre?
Muy bien, mi hermana tuvo una bronca fenomenal con su marido, le hizo confesar que había ido a coger con aquella mujer y después ella lo jodió diciendo que a ella le había roto la cola un desconocido, no veas que celoso está ahora… y rogándole que le deje a él también.
Jajaja, que mujer tu hermana Marina, ¿y Marlene cómo vive?
Pues cada vez que hablamos me pregunta si sé algo de ti, tiene ganas de pasar una tarde contigo, deberías ir.
¿Tú crees?, me da un poco de reparo.
Jajaja, ¿no será miedo?, tranquilo te encantará pero, por favor, llámala.
Nos reunimos con todos, Malena puso orden en el grupo y nos separamos, dándonos un montón de besos, dos por cada uno. Seguimos la excursión, Corina nos invitó a unos helados, Elena pidió el más grande, yo uno de café helado con leche merengada, la mañana pasó rápidamente y Javier nos invitó a comer, ya sabía donde llevarnos y fue todo un acierto, Corina fue la encargada de explicarnos los platos que nos servían, por la tarde estuvimos recorriendo tiendas y las mujeres aprovecharon para comprar muchas cosas, a Javi también le tocó más de un juguete.
Por la mañana me desperté más peleón que de costumbre, cuando dejé a mi mujer en la cama le di un apretón en la teta que le extrañó pero le gustó, al salir a la cocina encontré a Corina bebiendo un vaso de leche del frigorífico abierto, sin mediar palabra le cogí las dos nalgas y se las apreté, el sobresalto le hizo derramar un poco de leche sobre su pecho, al verme dispuesto a lamerle la mancha tuvo que esquivarme, ella misma estaba extrañada de tanto vigor matutino.
Buenos días Pepe, estás muy lanzado esta mañana, ¿qué pasó, Elena no te dado tu ración de teta?, Jajaja.
Hola encanto, no sé qué me pasa esta mañana, parece que me he fumado algo.
Pues miedo me da la que se ponga delante de ti esta mañana.
Mmm, yo quisiera que fueras tú.
Es como te digo, estás desatado, salí que me das miedo…
Mmm, tú te lo pierdes.
Aún me dio tiempo de acercarme a ella, que huyendo evitaba que acercara demasiado mi boca a su cuello.
Salí de casa y no sabía dónde ir, hasta la calle me parecía más ancha, estuve un momento oliendo el aire de la mañana y sin darme cuenta eché a andar, sin darme cuenta estaba en la estación de Villa Devoto, pasaba un tren diesel en ese momento en dirección a Bella Vista, pensé en Gloria, la mujer estaba francamente bien y lo que más me intrigaba de ella era la forma que sabía escurrirse, le gustaba jugar con conversaciones picantes y doble intención pero me evitaba cuando yo me acercaba demasiado, a mi no me gustaba insistir tanto, no me gustaba hacerme pesado, podía creer que estaba demasiado “colado” por ella pero lo cierto era que sí lo estaba o por lo menos interesado, también pensé en Magda, ella vivía unas estaciones más allá y era una chica especial, le había encontrado por casualidad y sin pensarlo había podido ayudarle lo bastante para poder salir del hoyo donde estaba pero a estas horas no sabía dónde podría estar, quizás si hubiera ido en la dirección contraria podría haber visitado a la madre de Olga, la mujer era muy simpática y tenía una gran cultura, seguí andando y me acordé del vagón de tren convertido en cafetería, un café con leche y unas pastas no me vendrían mal y me dirigí hacia allí.
Yo paseaba por las calles fijándome en todo, siempre me gustó el dicho que dice, “un turista mira y un viajero ve”y yo veía todo con curiosidad, incluso sin darme cuenta se me habían contagiado frases con acento y sonido argentino, el “vos” y el “sos” se me escapaban de vez en cuando, imagino que muchas veces me equivocaría pero prefería que me rectificaran.
Aún me faltaba un trecho para llegar cuando oí mi nombre, con acento argentino sonaba gracioso, a veces pensaba si no habría sido mejor llamarme José pero Pepe tenía sus ventajas y ésta era una, si había un Pepe en la calle, ese era yo, me volví y en la otra acera vi a una mujer haciéndome señales con la mano, no parecía conocerla y me extrañó que una mujer me llamara si no me conocía, iba vestida un poco diferente a las demás y el caso es que a mí no me parecía tan extraño pero allí… estuve pensando mientras me fijaba más en ella, con un vestido bastante elegante y con una boina roja puesta de lado, le hacía muy chic y con el tipo que sin duda tenía le sentaba de maravilla, cuando ya le vi la cara perfectamente la reconocí, los ojos, los labios, el pelo no podía ser de otra mujer, era Marlene.
¡Qué sorpresa, no te habría reconocido nunca, pareces una pintora existencialista parisina de Montmartre, estás muy elegante de verdad.
Me encanta que me digas eso Pepe, me gusta vestir como mi madre, era una francesa muy elegante pero ¡qué manía pensar que todas la francesas tienen que ser de Paris, mi madre era bretona, de la Bretaña francesa, al norte a orillas del canal de la Mancha, una vez estuve allí para conocer a mis tíos, es una región preciosa, todo verde, muy limpio, muchas flores, todo ordenado, pintado, cuidado, con una cultura celta diferente al resto de Francia.
Jajaja, que suerte tengo, pareces una guía turística, no me tienes que convencer, tengo amigos en Saint Malo y me han contado muchas cosas de allí, tengo previsto ir alguna vez y acercarme a Normandía, al Monte Saint Michel… Francia es preciosa.
¿Seguro que no sabés que según algunos estudiosos sitúan allí a Camelot, el castillo del Rey Arturo, el de la mesa redonda, piensan que allí estuvieron los normandos?…
Veo que también te gusta viajar… y a todo esto ¿dónde vas tan cargada?
Ya voy de vuelta a casa, he estado viendo escaparates y no me a resisto comprarme cosas, lo malo es que la tarjeta se resiente, jajaja.
Si algún día voy a Bretaña te prometo que te enviaré un foulard para que te lo pongas al cuello, tengo buen gusto o eso dicen.
Mmm, me encantaría pero seguro que te olvidarás de mí cuando vuelvas.
Imposible, te llevo grabada en el corazón ya.
Jajaja, desde luego Pepe, entiendo a mis hijas, eres un seductor nato.
Que va, sólo un amante de la belleza, ¿te puedo ayudar?
No pesa mucho pero si quieres llevar este paquete… aunque debes estar apurado…
Lo que tú quieras y no tengo prisa, sólo paseo, el otro día vi el vagón-cafetería y estoy viendo por el barrio si hay alguna curiosidad más.
¿Ah, te gustó? Si quieres me acompañas a casa, dejamos esto y te invito a una cafetería que conozco.
Vale pero pago yo.
De eso nada, invita Marlene, jajaja.
Fuimos callejeando mirando escaparates, a mí siempre me ha gustado y a Marlene mucho más, ni nos dimos cuenta y ya estábamos en el patio de su casa.
Sube, no tardaremos, me voy a cambiar.
¿A cambiar? Si estás preciosa.
Pero… aún puedo estar más, jajaja.
La casa ya la conocía un poco, la vez anterior que estuve no me fijé mucho, acompañado por las dos gemelas prácticamente fuimos directos al dormitorio y el resto de tarde no vi mucho más.
Pasa Pepe, ¿te gusta mi casa?
Sí, me gusta mucho tienes un gusto exquisito, parece un oasis bretón.
Qué más quisiera yo pero, te la voy a enseñar…
Ya la vi el otro día un poco.
Sólo viste la habitación de las gemelas, ahora verás el resto.
Me recorrí la casa, toda la decoración tenía un toque refinado, tenía las dos culturas pero el gusto francés se dejaba notar mucho.
Aquí está la habitación de mis hijas, ya la conoces bien.
Ya lo creo, está lleno de muñecas Barbie no se me olvida cuando se vistieron ellas también con los mismos vestidos, estaban preciosas las dos, parecían chiquillas.
A mí también me gusta disfrazarme pero no de Barbies, tengo mis preferencias, ¿quieres ver mi habitación secreta?
¿Qué, tienes una habitación secreta?, no me la perdería por nada del mundo.
Al lado de la de las gemelas estaba la puerta de la habitación que decía secreta, yo no me lo había creído pero cuando vi que buscaba una llave y la abría ya me interesé de verdad, primero pasó ella, estaba a oscuras y al momento encendió la luz, sólo un resplandor violeta iluminó la estancia y hasta que no me acostumbré a la luz no entré, no era muy grande, sólo tenía una cama de matrimonio y una cómoda con cajones, en las paredes unas perchas y una pantalla de cine.
¿Te gusta? Es mi rincón secreto, aquí vengo cuando me siento triste o eufórica me sirve para animarme o para relajarme, tengo lo necesario, películas, reportajes, disfraces y juguetes.
Mmm que curioso, pensaba que lo de los disfraces era sólo cosa de tus hijas pero juguetes…
Sí, me gustan… quien me conoce me regala como recuerdo de sus viajes por el mundo. Empecé muy joven a coleccionármelos.
A mí también me gustan los juguetes, sobre todo los de hojalata, en mi casa tengo una colección bastante completa.
Los míos son más modernos, ¿los quieres ver?
Claro mujer, me gusta ver todo.
Con gran secretismo aún estando solos en casa me hizo entrar en la habitación y cerró por dentro como si temiera que nos pillara alguien, encendió otra luz más potente, era casi normal pero entonces me fijé que las paredes estaban pintadas de color lila también, debía ser su color preferido.
Mira esta es la joya de la corona, es el primero que tuve, ya no funcionan las pilas pero lo uso cuando tengo nostalgia de mi juventud.
¡Oh! vaya sorpresa, no esperaba este tipo de juguetes pero me gusta verlo y… dices que tienes más…
Si claro, ya verás, éste me lo compré en Francia, entonces estaba muy de moda, es doble.
Yo que presumía de saber mucho del tema sexo me encontré como un adolescente novato, me había puesto en la mano el primer consolador que había tenido, se notaba el uso extremo pero le tenía cariño, el francés ya era otra cosa, era un aparato con una realismo perfecto tanto en el tacto como el color incluso en el peso y además tenía otro pene un poco más pequeño que debía estar destinado para el culo o... al revés, pulsé un botón disimulado y una serie de movimientos y vibraciones me hicieron ver la utilidad. Marlene me miraba divertida la cara que ponía con el aparato moviéndose en mi mano, me lo quitó y me hizo una demostración práctica por encima de la falda, separó las piernas y se recogió la falda por detrás dejándola pegada a los muslos, se encaró el aparato por delante y lo dirigió hasta ponerlo como si lo utilizara doble, me acordé del comentario que había hecho a sus hijas de que lo que más le gustaba era que se la metieran por el culo.
¿Comprendes ahora?
Uff, debe ser impresionante y ¿no se nota la diferencia?
Es el único fallo, el calor, las palpitaciones de uno de carne, como el que vi que lucías vos cuando saliste de la habitación de las chicas…
¿Me viste?, ¡qué vergüenza!
Jajaja, venga ya, vergüenza si lo tenías casi mirando al techo, estabas cogiendo con mis dos hijas y creo que si me hubiera arrodillado delante de ti me habrías llenado la boca de leche.
Por favor Marlene que no soy de piedra.
Mmm, ¿a ver…? Es cierto no sos de piedra pero ya lo tenés duro como una.
Marlene por favor, que tú eres una belleza y recuerdo que te vi acariciándote con un dedo.
No era un dedo eran dos, los tenía adentro de la vagina y otro acariciándome el clítoris, me gustaría hacerlo delante tuyo ahora, ¿te gustaría mirarme mientras lo hago?
No sé si podría aguantar.
Te reto, yo me acaricio con mis juguetes y vos mirás pero sin tocar ¿eh?
No te prometo nada, nunca lo he hecho, eso de mirar sólo…
Bueno te permito tocarte, si quieres.
Marlene estaba decidida a hacerme llegar a mi límite, para ella era un divertimento pero para mí... cuando se quitó la ropa lentamente vi que iba en serio, me señaló un silloncito al lado de la cama y dio más intensidad a la luz, era francesa en muchas cosas, la lencería claramente era de marca y por los modelos seguro que serían galos, la ropa también era de una elegancia típica y hasta la forma de moverse me recordaba películas vistas varias veces en mi juventud. Cuando terminó de desnudarse se acercó a mí, admiré la belleza de la mujer a escasa distancia, se me acercaba moviéndose y ondulando sus caderas, con los brazos por delante juntaba los pechos cerrando el canalillo para después en un movimiento brusco los llevaba hacia atrás dejando las tetas separadas y erguidas frente a mi cara, mi polla estaba reclamando libertad y ya consideraba la posibilidad de masturbarme delante de ella como me había propuesto. Los dedos de Marlene separaban sus labios y me enseñaba su clítoris hinchado, no mentía cuando decía que lo acariciaba pero debía necesitar dos dedos porque era exageradamente grande casi era un mini pene, me gustó ver cómo le quitaba la piel y dejaba al descubierto un pequeño glande del tamaño de una aceituna, ella misma lo pulsó y gimió.
Ciertamente disfrutaba con sus dedos pero cuando se decidió a poner en marcha el consolador, lo miraba con adoración, lo paseó por sus labios sintiendo cómo vibraba en todas las zonas más sensibles, se metió el enorme glande en su coño, lo hizo después de mojárselo con saliva y debió hacerlo bien porque se hundió con suma facilidad, le dio tanta sensación que se quedó con los ojos en blanco, el aparato zumbaba en su interior mientras que el otro pene se movía fuera de ella, me dio una sensación rara, mezcla de envidia, pena y ganas de colaborar…
¡Qué maravilla! Se nota que tienes práctica pero me pregunto si hace mucho que no pruebas uno de verdad, incluso podrías hacer un trío… de dos.
Siiií, me gustaría meterme eso que abulta en tu pantalón, me he hecho muchos dedos pensando como lo pasarían mis hijas con él.
¿Y por qué no te buscas un hombre que te calme esas ganas?
Porque a los hombres no les gustan las fantasías, veo en las películas a los hombres más bellos que hay y me corro pensando en ellos… pero a veces añoro una polla que me queme.
Y que te llene de leche.
Mmm, eso no es problema tengo uno, es japonés, el último grito, lo lleno de esa bebida que es lechosa, con vitaminas que anuncian en televisión como reconstituyente, me he enterado que los actores porno lo usan en las corridas faciales, parece leche de verdad y está muy bueno, cuando lo tengo adentro lo aprieto las veces que quiero y me inunda el coño,
Pero estará frío.
… Sí, eso sí.
El mío no, está caliente.
Pero es que los míos…
Oye que el mío está aquí, ahora, duro, caliente y lleno de leche a punto de hervir.
Pepe eres un boludo, me estás haciendo correr nada más pensarlo.
Míralo, si no lo quieres lo dejas pero por lo menos lo ves, está brillante, rojo o quizá morado ya, con las venas hinchadas y los huevos redondos pegados a él.
Por favor Pepe, no me tientes más, mis juguetes…
Tú verás, aunque si lo ves más cerca de ti… míralo, ya lo he sacado, ¡míralo!
Por Dioooos Pepe, que gruesooo, mmm, déjame tocarlo sólo.
Un momento, si lo quieres será con una condición, yo elegiré que hacer con él y los juguetes.
Lo que quieras pero déjame probarlo.
Y no se lo dirás a tus hijas.
¿No puedo? Me muero de ganas de contárselo pero está bien, no les diré nada.
Ese es mi reto, recuerda.
Con luz verde Marlene perdió casi las formas, se abalanzó sobre mi polla, estaba lo suficientemente presentable pero podía estar más y ella lo sabía, cuando me pilló la primera vez la tenía a 45º y eso la impactó, no era corriente en mí pero tener dos gemelas a mi disposición tampoco era corriente, ahora su madre quería todo para ella y lo iba a conseguir.
Enseguida apartó los consoladores a un lado y me bajó los pantalones y los calzoncillos de una vez, el salto que dio mi pene en su cara le gustó y lo atrapó mientras yo me quitaba la camisa, esperé a que su lengua lo pusiera al nivel máximo y le cogí la cabeza y la eché hacia atrás, se quedó con la expresión de una muñeca hinchable pero al cogerle de los hombros y darle la vuelta se subió a la cama de rodillas, ante mí las nalgas de Marlene encerraban los labios de su coño mojado de saliva todavía, al pasar entre sus pierna para acercarme a ella las abrió y sus labios también, la vagina estaba dilatada por el consolador anterior y cuando se la metí me dio la sensación de demasiada holgura, me dio una idea el consolador que todavía zumbaba a mi lado y volví a echarle saliva pero esta vez desde arriba, esperé a que le mojaba todo el recorrido para meterle el consolador en el coño, Marlene no lo esperaba pero no lo despreció, tampoco tuvo tiempo pues ya asomaba el mando sólo cuando me acerque a su culo y me hundí en él, yo pensaba que iba a llorar, a gritar, a maldecirme o incluso a darme una bofetada pero todo lo contrario.
Siiiií, eso es Pepe, así se hace, mételo de un golpe, te necesito adentro de la cola, me llenás por completo, el consolador me vibra adentro del coño y el pequeño me roza el clítoris, es lo máximo Pepe, gracias.
Me quedé más sorprendido que ella pero seguí metiéndole mi polla en el culo tan hondo como podía, los huevos chocaban con el mando del consolador pero no era obstáculo, se corrió insertada por todos lados, ella con la mano entre las piernas guiaba el pequeño pene del consolador castigando al clítoris grueso, la volvía loca tanta sensación pero la locura llegó al límite cuando a la mitad de su orgasmo me corrí yo, la llené de leche, a Marlene le faltaban manos, buscaba sus tetas, las pellizcaba y también el clítoris, se metía el consolador grueso en el coño dirigiéndolo donde más gusto le daba y encima me animaba a mí para que siguiera.
Diooos, sigue Pepe, sigueee, me vuelvo a correeeer, no pares o te matooo.
La tuve que sujetar, era un manojo de nervios desatados, ya no podía controlar los brazos, dejaba las tetas y la volvía a coger, se llevaba a la boca los pezones y los mordía, yo aguanté lo que pude, lástima no tener pilas como el maldito consolador, cuando la saqué él seguía zumbando y ella seguía con los espasmos, los jugos del coño expulsaron al consolador, ya no se aguantaba de tan lubricada que estaba, caí a su lado cuando Marlene apagó el aparato, el silencio se hizo, sólo se oía las respiraciones agitadas de los dos sobre la cama.
¿Qué tal Marlene, has quedado convencida?
Mmm, que maravilla, qué orgasmo o mejor qué orgasmos.
¿Has notado la diferencia? ¿Cuál te ha gustado más, el mío o el tuyo?
No te burles de mí Pepe, ya sabes que el tuyo, lástima que no tengas dos iguales para metérmelos a la vez.
Lo siento, sería un lío, aunque bien pensado podía haber cogido a tus dos hijas a la vez, jajaja.
Eres un boludo Pepe, no me nombres a mis hijas ahora, seguro que te lo habrás pasado mejor con ellas, tan jóvenes.
Mmm pues… qué quieres que te diga, sabiendo que por tu coño han salido las dos he gozado mucho más contigo.
Qué bien sabes quedar, mentiroso.
Jajaja, que bonita estás, mon cherie.
Merci beacoup, mon ami.
No nos acordamos del plan de tomar algo en una cafetería, ya lo haríamos en otra ocasión si podía ser, ahora andando hacia casa recién duchado en casa de Marlene estaba contento esperaba haberle quitado un poco la obsesión por los consoladores y la verdad follaba de maravilla esa mujer, casi francesa, ya estaba a mitad de camino cuando sonó mi teléfono, supuse que sería mi mujer para encargarme alguna compra antes de volver a casa pero no, era Malena.
¡Aló Monsieur! Jajaja, ¿cómo estás Pepe, cómo te ha tratado la francesita?
Hola, no te entiendo Malena.
Jajaja, ¿no me entiendes verdad, entonces porqué andas con los huevos vacios?
¿Dónde estás, qué me ves?
No, estoy en el albergue que uso, descansando hasta que llegue el otro grupo, si quieres pasarte por aquí te haré una demostración a la argentina, jajaja.
Entonces… ¿por qué me dices eso de la francesa?
¡Qué inocente eres, Pepe, mi madre me lo ha contado.
Me senté en un banco de la calle Cuenca, me había quedado tan impactado que no me tenía, Malena tenía ganas de hablar y a mí me gustaba oírla.
¡Que te ha contado!
Me ha contado todo, todo, todo, casi no podía hablar, la has dejado con el culo partido, no se ha atrevido a decírtelo pero no se había metido el consolador aún en el culo por miedo y vos se la has metido sin dilatar, jajaja.
¡Pero si dijo que lo que más le gustaba era el sexo anal!
Eso lo dice sólo para presumir pero nunca lo había hecho.
¡No me digas…! ¿Y tú sabías lo de los consoladores?
Claro, hace un tiempo se dejó la puerta abierta de su habitación, entré y descubrí su secreto, me llevé uno y lo usé hasta que pude devolvérselo pero me descubrió y me los enseñó todos, jajaja.
¿Y te gustó?
Pche, no está mal… para un apaño… mejor que el dedo pero una pija de verdad, es una pija de verdad…
Veo que sabes lo que dices…
Siiií y si es como el tuyo mejor.
Qué bien sabes quedar, el de Fernando sí que es una polla de verdad, se la vi en el avión.
¡Aaah! Sí, es un “pistolón”, ¿sabes qué?, me gustaría tener las dos adentro a la vez.
Jajaja, eso no me lo creo.
Sí, de verdad, la larga de mi marido y la gorda de mi amante.
¡Qué mal suena eso! Si acaso tú amigo, como decimos en España tu follamigo, jajaja.
Eso está bien, se lo diré a Fernando, ¿a ti te gustaría?
Seguro que sí pero… ¡no lo dirás en serio!
¿Ah? Eso será un misterio, puede que sí o puede que no, ya veremos.
No me jodas Malena, tu marido me va a mandar unos sicarios en una esquina bajo una farola.
Jajaja, como en un tango ¿no?
No te rías Malena, me estoy jugando la vida o peor la polla.
Jajaja pero cogerme a la vez que Fernando bien lo vale.
Será para ti, yo prefiero follarte yo sólo.
Mmm, no me lo recuerdes, me estoy mojando.
Malena, seguro que te estás metiendo los dedos en el coño ya.
¿Qué, me estás viendo Pepe?
Joder Malena, me la estás poniendo dura otra vez y estoy en plena calle…
Vente, me saco los dedos y me metes tu pija, ¿querés?
¡Cómo sabes calentarme Malena, sabes que sí aunque no estoy en mi mejor forma ahora!
¿No te gustaría cogerte a la madre y la hija en la misma mañana?, ya lo has hecho con las dos hermanas gemelas…
Jajaja o a las tres juntas, jajaja, que imaginación tienes.
No lo había pensado pero no es mala idea, hablaré con las dos, en casa de mi madre es un buen sitio.
Y con tu marido y tú cuñado también.
Noooo, ellos que se jodan, sólo nosotros.
¿Y los consoladores no? Necesitaré ayuda.
Jajaja, bueno los tendremos a mano por si acaso pero no te prometo nada, te haremos durar.
Mientras dura dura, claro.
Jajaja, eso está bien Pepe, jajaja.
Bueno bombón cuelga que no me voy a poder levantar de empalmada que la llevo ya.
Mmm, si estuviera yo ahí te le mamaba de rodillas delante de todos.
¡Malena cuelga, por favor!
Está bien, hasta pronto hombretón.
Hasta pronto princesa.
Cuando llegué a casa me crucé en el patio con Carla, estaba preciosa no llegaba a los veinte años y pese a su delgadez era muy sensual, con lo caliente que me había puesto Malena la saludé con dos besos, ella me los devolvió rozándome los labios por lo que la cogí del brazo y la hice entrar otra vez en el ascensor, pulsé al último piso y cuando arrancó le subí la camiseta, los pechitos me llenaron la boca, los aspiré sacando teta de donde no había, los pezones salieron antes del tercer piso y cuando llegamos al último mi mano se había perdido debajo de su pantalón por la cintura, la chica pulsó el botón de puertas abiertas y el ascensor se bloqueó entre dos pisos, le acaricié el clítoris, el coño tan depilado como el primer día se abría a mis dedos, la joven se abrazó a mi cuello cuando le llegó el orgasmo, mientras me besaba el cuello y me palpaba la polla sobre el pantalón, me bajó la bragueta y ya la tenía en la mano cuando llamaron de otro piso al ascensor, tuve que sacar la mano mojada de jugos de la chica y ella cerrar la bragueta, al ascensor nos dejó abajo y volví a subir con él, cuando vi a la vecina que reclamaba el ascensor le dije enojado…
Qué barbaridad, siempre se dejan las puertas abiertas.
Entré en casa, olía de maravilla, mi mujer en la cocina preparaba un guiso típico español, mi nieto lloraba como un poseso reclamando su comida, Corina ya sentada se sacaba una teta llena y se limpiaba el pezón estirándoselo para que el peque no tuviera dificultades en encontrarlo, me quedé embobado mirándolos y ella riéndose cubrió la teta de su hijo pero sacó la otra y me la ofreció, me tuve que coger la polla que me había dejado Carla maltrecha y marqué el bulto que llevaba, ella se mordió el labio y me dijo…
¿No te gustaría un aperitivo antes de comer?
Ya lo creo porque vengo con apetito.
Ya veo pero te recomiendo que te pongas vinagre o algo en el cuello, tienes un moretón que casi te sacan la sangre, ¿has estado con una vampira?
Me miré en el espejo y efectivamente llevaba la forma de los labios de Carla en la yugular, le hubiese maldecido si no me hubiera olido la mano al aroma de su flujo. Fui a mi habitación y me puse una camisa de cuello alto además de frotarme también el otro lado para excusarme de que me había afeitado mal. Al volver Corina separó a Javi y presionó el pezón lanzándome un chorro de leche como castigo.
Por la tarde tuve que aguantar las bromas de mi nuera, sabía que había llegado caliente a casa, no sabía nada de Carla, se habría sorprendido de saberlo, no creería que una cría casi, tan delgada y lisa me podía interesar, me alegré de que no me conociera tanto como ella creía.
Pepe a ver si te pasa como aquel herrero que herrando, herrando perdió el oficio, si no sabes afeitarte te enseño como lo hago yo en cierto sitio…
Ahí te afeitaría yo hasta con la lengua… jajaja
Eso quisiera verlo.
Cuando quieras, mira.
Le saqué la lengua todo lo que pude, ella hizo como si la notara abriéndole los labios del coño, cerrando los ojos se relamía mientras se apretaba el pubis con las manos. En contrapartida metí la mano en el bolsillo del pantalón imitando el bulto de la polla dura, estuvimos unos minutos provocándonos uno al otro hasta que me derrotó definitivamente abriéndose totalmente la camisa, enseñándome las dos tetas brillantes y húmedas. Elena puso el punto final al llamarnos a la mesa. Al momento vino mi hijo y el premio se lo debió llevar él pues se acostaron nada más comer, con la cabeza metida en el periódico no podía concentrarme, imaginaba a Corina follando con su marido, mi hijo la estaría subiendo al cielo y ella posiblemente se correría pensando en mí o eso quisiera yo, esperé a que salieran de su habitación impaciente, quería ver que expresión me hacía, pasó por mi lado sin mirarme siquiera, sólo me puso la mano en el hombro y con disimulo me la acercó a la nariz, olía al flujo de su coño, sus dedos se pegaban unos a otros con la espuma blanquecina y separándolos me pasó por los labios uno tras otro, los chupé como si fueran caramelos de café con leche y ella los repasó después mojados con mi saliva.
Por la noche fui yo quien quiso “razonar” con Elena, nada más meternos en la cama me pegué a su espalda, haciendo la cucharita le cogí las tetas por detrás, ella aguantó estoicamente hasta que se volvió y me dijo…
¿Qué te pasa hoy Pepe?, no te he visto nunca tan exaltado como hoy desde que te has levantado.
No sé Concha, no lo comprendo pero parece que me haya tomado un batido de pastillas azules.
Jajaja, no me extrañaría, si no te conociera… anda, ¿qué quieres?, ¿quieres jugar un rato?
Siiií, por favor.
Vale, ponte bien.
Me coloqué pagado a ella, mi mujer me conocía más que mi madre y levantó una pierna para que le metiera la polla desde atrás, lo hice y bajó la pierna otra vez, estuve moviéndome bastante rápido, hoy parecía que no teníamos nada que comentar y abrazado a su cintura parecía un conejo, en una de las salidas al volver a entrar me equivoqué por centímetros y presioné por la puerta falsa.
¡Eh! Alto ahí, eso está cerrado.
Mmm, perdona Concha pero ya que estamos, ¿por qué no me dejas?
Ni hablar y menos a palo seco.
¿No tienes ninguna crema?
No, ninguna, ¡ah! Ahora que lo dices… ¿sabes lo que descubrí el otro día?
Pues… no, si no me lo dices…
El otro día llevé a Corina su ropa interior a su mesita de noche y descubrí un tarro de crema hidratante, ¿qué te parece?
Bien, me parece bien, la chica se cuida mucho, tiene un cutis muy suave.
No, nada de eso, también tenía otra crema para la piel y otra para las arrugas y otra… la que te digo era un tarro grande y estaba a mitad ya.
Vale ¿y qué?
Pues estuve pensando y sólo puede ser para una cosa…
¿Sí, para qué, vamos a ver?
Para lubricar dónde estás apretando tú ahora.
¿Y ahí para qué?
Pareces tonto Pepe, para que Javier se la meta en el culo, lelo.
Jajaja, ¡qué imaginación tienes!
Y tú que inocente… así es que aparta a tu amigo de ahí y si quieres llama a la puerta de al lado.
¿Por qué no le pides la crema a Corina? Así sabremos si es para eso.
Desde luego… eres el colmo, anda métela de una vez y déjame dormir.
¿Y no quieres correrte hoy?
…Vale, ya me dormiré después.
Continuará.
Agradezco sus comentarios.
Gracias
Al entrar en casa íbamos con el temor de encontrar caras largas pero no fue tan dramático y menos cuando Javier le regaló el pañuelo de foulard a Corina y yo el mío a Elena, a las dos les gustó mucho y se lo colocaron inmediatamente, una a la otra presumía con el regalo, en un momento que nos quedamos solos en el salón Corina se acercó a mi susurrando…
Gracias Pepe por los regalos, has tenido muy buen gusto.
¡Nooo! Ha sido cosa de Javier.
Sí claro, Javier… sería la primera vez.
Me quedé con un lío en la cabeza, por una parte me había halagado porque le había gustado mi compra pero por otro me sentía vulnerable, parecía de cristal frente aquella mujer, me leía la mente como si fuera un libro abierto.
No era corriente que pasáramos separados ningún día y menos la noche, yo me sentía como si me faltara algo y Concha debía sentir lo mismo por lo que esta noche recuperamos el vacío sentido y de paso que le contaba las excelencias de la comida en Tigre y de sus bonitas mansiones realizamos nuestro rito acostumbrado, era como un bálsamo después de los dos días anteriores tan agitados, para “colmo” mi mujer había preparado con la complicidad de Corina una cena especial, “de bienvenida al hogar” a base de mariscos, parece que esta noche las dos camas de matrimonio gruñeron bastante por los envites.
En la oscuridad de la habitación comparé la tranquilidad y el sosiego con que estaba haciendo el amor mi mujer y el furor que había derrochado Gemma en su habitación, con altibajos de culpabilidad al final acabé decidiendo que cada cosa era diferente y no debía mezclarlo, bastante egoísta… pero nadie es perfecto.
Por la mañana ya lo vi todo más claro, la vida familiar continuaba, mi nieto iba creciendo poco a poco, mi hijo sin ser el padre perfecto iba cogiéndolo a ratos y jugando con él, el chico perecía tener pasión con su padre, no me explico por qué. Mi nuera se ocupaba perfectamente de él y mi mujer estaba feliz en casa de ellos, tengo que reconocer que teníamos nuestras reservas cuando vinimos a su casa, no la conocíamos en persona y mi hijo había cambiado bastante pero en la práctica todo era completamente diferente, mi hijo ya no era el joven que salió con toda la inocencia a un país desconocido, en cambio había encontrado una mujer extraordinaria, la empezamos a querer enseguida y yo más todavía.
Ahora ya podíamos salir todos juntos, mi hijo después de pasar por la
Oficina para dar el informe de la convención, donde recibió los aplausos de sus jefes, vino muy contento y no puso el menor inconveniente en organizarnos una visita a la zona de la ciudad más conocida, la Casa Rosada, el Parlamento etc. Nadie puso pegas al contrario a mi mujer le apetecía mucho, era la zona más conocida de la ciudad. Corina preparó a Javi, cargamos el carrito del niño y lo sentamos en la sillita del coche, los cinco fuimos al centro, el día era precioso, era sábado y la afluencia de público era total, tardamos más de lo que yo creía, en verdad estaba muy lejos acostumbrado a las distancias de mi ciudad, cuando nos sumergimos en un aparcamiento subterráneo dejamos el coche y sentamos a Javi en su cochecito, al salir al exterior nos quedamos maravillados, una plaza inmensa, rodeada de edificios oficiales y muy conocidos, no la imaginaba llena de gente como la había visto varias veces en reportajes, Corina demostró que conocía mucho mejor su ciudad y nos fue explicando todo lo que veíamos, habían gente por todos lados.
Sobre un grupo de personas a lo lejos vi ondear una bandera española, me hizo ilusión verla estando tan lejos, tuve curiosidad y me fui acercando, el rumor de frases en español me emocionaba, perecía estar en cualquier plaza española pero sujetando la bandera vi una mano que pertenecía a Malena, ya el corazón me iba a mil y los pies me llevaron a ella, mi hijo me llamó para que no me extraviara pero no le hice caso.
Seguidme, os voy a presentar a alguien.
Papá ¡no te pierdas que aquí no te encontraremos!
Ya estaba a poca distancia del grupo cuando me vio Malena, la chica sonrió de oreja a oreja y abriendo los brazos vino hacia mí, mi familia se sorprendió al verme abrazar a aquella muchacha, hasta mi mujer le costó reconocer a la chica del avión pero cuando lo hizo vino corriendo hacia nosotros, Concha la abrazó igual que yo. Corina no podía comprender pues claramente la mujer era argentina pero al reunirnos todos le explicamos el encuentro en el viaje, cuando ya estaban todas las presentaciones hechas nos dimos cuenta que estábamos rodeados por el grupo de turistas, eran todos españoles y nos preguntaban curiosos por nuestra estancia en Buenos Aires, aprovechando la situación quise demostrarle a Corina y Malena las diferencia entre nosotros, se notaban claramente la variedad de acentos, ellos mismos se presentaron y dijeron de dónde eran…
¡Hola somos Jordi y Neus, somos catalanes!
Hola yo soy Candela, Andalucía,
Moncho de Ourense.
Vicente de Alicante
Iñaki de Bilbao
Pilar de Zaragoza
Amparo de Valencia…
Estábamos orgullosos de demostrar las diferencias de las regiones y de los acentos, los turistas pugnaban por presentarse y Malena tuvo que frenarlos, estaban haciendo un escándalo gritando en la plaza, los demás turistas se volvían ante los españoles alborotadores, mientras le contaban a mi mujer las ciudades que habían visto y las que le quedaban, nos dio envidia, habían estado en Iguazú y después de varios sitios iban a ver el glaciar de Perito Moreno, allí hacía un frio tremendo pero ellos iban preparados para todo. Malena me separó del grupo y me preguntó…
¿Cómo estás Pepe?
Muy bien Malena ya ves, ¿te gusta mi familia?
Ya lo creo, tu nieto es precioso.
Pues… anímate, dile a Fernando que se eche para adelante.
Uff, yo creo que no sabe, jajaja.
Bueno, si hace falta le puedo dar unas instrucciones.
Prácticas, por supuesto.
Claro sin duda. ¿y cómo está tu familia… tu hermana y tu madre?
Muy bien, mi hermana tuvo una bronca fenomenal con su marido, le hizo confesar que había ido a coger con aquella mujer y después ella lo jodió diciendo que a ella le había roto la cola un desconocido, no veas que celoso está ahora… y rogándole que le deje a él también.
Jajaja, que mujer tu hermana Marina, ¿y Marlene cómo vive?
Pues cada vez que hablamos me pregunta si sé algo de ti, tiene ganas de pasar una tarde contigo, deberías ir.
¿Tú crees?, me da un poco de reparo.
Jajaja, ¿no será miedo?, tranquilo te encantará pero, por favor, llámala.
Nos reunimos con todos, Malena puso orden en el grupo y nos separamos, dándonos un montón de besos, dos por cada uno. Seguimos la excursión, Corina nos invitó a unos helados, Elena pidió el más grande, yo uno de café helado con leche merengada, la mañana pasó rápidamente y Javier nos invitó a comer, ya sabía donde llevarnos y fue todo un acierto, Corina fue la encargada de explicarnos los platos que nos servían, por la tarde estuvimos recorriendo tiendas y las mujeres aprovecharon para comprar muchas cosas, a Javi también le tocó más de un juguete.
Por la mañana me desperté más peleón que de costumbre, cuando dejé a mi mujer en la cama le di un apretón en la teta que le extrañó pero le gustó, al salir a la cocina encontré a Corina bebiendo un vaso de leche del frigorífico abierto, sin mediar palabra le cogí las dos nalgas y se las apreté, el sobresalto le hizo derramar un poco de leche sobre su pecho, al verme dispuesto a lamerle la mancha tuvo que esquivarme, ella misma estaba extrañada de tanto vigor matutino.
Buenos días Pepe, estás muy lanzado esta mañana, ¿qué pasó, Elena no te dado tu ración de teta?, Jajaja.
Hola encanto, no sé qué me pasa esta mañana, parece que me he fumado algo.
Pues miedo me da la que se ponga delante de ti esta mañana.
Mmm, yo quisiera que fueras tú.
Es como te digo, estás desatado, salí que me das miedo…
Mmm, tú te lo pierdes.
Aún me dio tiempo de acercarme a ella, que huyendo evitaba que acercara demasiado mi boca a su cuello.
Salí de casa y no sabía dónde ir, hasta la calle me parecía más ancha, estuve un momento oliendo el aire de la mañana y sin darme cuenta eché a andar, sin darme cuenta estaba en la estación de Villa Devoto, pasaba un tren diesel en ese momento en dirección a Bella Vista, pensé en Gloria, la mujer estaba francamente bien y lo que más me intrigaba de ella era la forma que sabía escurrirse, le gustaba jugar con conversaciones picantes y doble intención pero me evitaba cuando yo me acercaba demasiado, a mi no me gustaba insistir tanto, no me gustaba hacerme pesado, podía creer que estaba demasiado “colado” por ella pero lo cierto era que sí lo estaba o por lo menos interesado, también pensé en Magda, ella vivía unas estaciones más allá y era una chica especial, le había encontrado por casualidad y sin pensarlo había podido ayudarle lo bastante para poder salir del hoyo donde estaba pero a estas horas no sabía dónde podría estar, quizás si hubiera ido en la dirección contraria podría haber visitado a la madre de Olga, la mujer era muy simpática y tenía una gran cultura, seguí andando y me acordé del vagón de tren convertido en cafetería, un café con leche y unas pastas no me vendrían mal y me dirigí hacia allí.
Yo paseaba por las calles fijándome en todo, siempre me gustó el dicho que dice, “un turista mira y un viajero ve”y yo veía todo con curiosidad, incluso sin darme cuenta se me habían contagiado frases con acento y sonido argentino, el “vos” y el “sos” se me escapaban de vez en cuando, imagino que muchas veces me equivocaría pero prefería que me rectificaran.
Aún me faltaba un trecho para llegar cuando oí mi nombre, con acento argentino sonaba gracioso, a veces pensaba si no habría sido mejor llamarme José pero Pepe tenía sus ventajas y ésta era una, si había un Pepe en la calle, ese era yo, me volví y en la otra acera vi a una mujer haciéndome señales con la mano, no parecía conocerla y me extrañó que una mujer me llamara si no me conocía, iba vestida un poco diferente a las demás y el caso es que a mí no me parecía tan extraño pero allí… estuve pensando mientras me fijaba más en ella, con un vestido bastante elegante y con una boina roja puesta de lado, le hacía muy chic y con el tipo que sin duda tenía le sentaba de maravilla, cuando ya le vi la cara perfectamente la reconocí, los ojos, los labios, el pelo no podía ser de otra mujer, era Marlene.
¡Qué sorpresa, no te habría reconocido nunca, pareces una pintora existencialista parisina de Montmartre, estás muy elegante de verdad.
Me encanta que me digas eso Pepe, me gusta vestir como mi madre, era una francesa muy elegante pero ¡qué manía pensar que todas la francesas tienen que ser de Paris, mi madre era bretona, de la Bretaña francesa, al norte a orillas del canal de la Mancha, una vez estuve allí para conocer a mis tíos, es una región preciosa, todo verde, muy limpio, muchas flores, todo ordenado, pintado, cuidado, con una cultura celta diferente al resto de Francia.
Jajaja, que suerte tengo, pareces una guía turística, no me tienes que convencer, tengo amigos en Saint Malo y me han contado muchas cosas de allí, tengo previsto ir alguna vez y acercarme a Normandía, al Monte Saint Michel… Francia es preciosa.
¿Seguro que no sabés que según algunos estudiosos sitúan allí a Camelot, el castillo del Rey Arturo, el de la mesa redonda, piensan que allí estuvieron los normandos?…
Veo que también te gusta viajar… y a todo esto ¿dónde vas tan cargada?
Ya voy de vuelta a casa, he estado viendo escaparates y no me a resisto comprarme cosas, lo malo es que la tarjeta se resiente, jajaja.
Si algún día voy a Bretaña te prometo que te enviaré un foulard para que te lo pongas al cuello, tengo buen gusto o eso dicen.
Mmm, me encantaría pero seguro que te olvidarás de mí cuando vuelvas.
Imposible, te llevo grabada en el corazón ya.
Jajaja, desde luego Pepe, entiendo a mis hijas, eres un seductor nato.
Que va, sólo un amante de la belleza, ¿te puedo ayudar?
No pesa mucho pero si quieres llevar este paquete… aunque debes estar apurado…
Lo que tú quieras y no tengo prisa, sólo paseo, el otro día vi el vagón-cafetería y estoy viendo por el barrio si hay alguna curiosidad más.
¿Ah, te gustó? Si quieres me acompañas a casa, dejamos esto y te invito a una cafetería que conozco.
Vale pero pago yo.
De eso nada, invita Marlene, jajaja.
Fuimos callejeando mirando escaparates, a mí siempre me ha gustado y a Marlene mucho más, ni nos dimos cuenta y ya estábamos en el patio de su casa.
Sube, no tardaremos, me voy a cambiar.
¿A cambiar? Si estás preciosa.
Pero… aún puedo estar más, jajaja.
La casa ya la conocía un poco, la vez anterior que estuve no me fijé mucho, acompañado por las dos gemelas prácticamente fuimos directos al dormitorio y el resto de tarde no vi mucho más.
Pasa Pepe, ¿te gusta mi casa?
Sí, me gusta mucho tienes un gusto exquisito, parece un oasis bretón.
Qué más quisiera yo pero, te la voy a enseñar…
Ya la vi el otro día un poco.
Sólo viste la habitación de las gemelas, ahora verás el resto.
Me recorrí la casa, toda la decoración tenía un toque refinado, tenía las dos culturas pero el gusto francés se dejaba notar mucho.
Aquí está la habitación de mis hijas, ya la conoces bien.
Ya lo creo, está lleno de muñecas Barbie no se me olvida cuando se vistieron ellas también con los mismos vestidos, estaban preciosas las dos, parecían chiquillas.
A mí también me gusta disfrazarme pero no de Barbies, tengo mis preferencias, ¿quieres ver mi habitación secreta?
¿Qué, tienes una habitación secreta?, no me la perdería por nada del mundo.
Al lado de la de las gemelas estaba la puerta de la habitación que decía secreta, yo no me lo había creído pero cuando vi que buscaba una llave y la abría ya me interesé de verdad, primero pasó ella, estaba a oscuras y al momento encendió la luz, sólo un resplandor violeta iluminó la estancia y hasta que no me acostumbré a la luz no entré, no era muy grande, sólo tenía una cama de matrimonio y una cómoda con cajones, en las paredes unas perchas y una pantalla de cine.
¿Te gusta? Es mi rincón secreto, aquí vengo cuando me siento triste o eufórica me sirve para animarme o para relajarme, tengo lo necesario, películas, reportajes, disfraces y juguetes.
Mmm que curioso, pensaba que lo de los disfraces era sólo cosa de tus hijas pero juguetes…
Sí, me gustan… quien me conoce me regala como recuerdo de sus viajes por el mundo. Empecé muy joven a coleccionármelos.
A mí también me gustan los juguetes, sobre todo los de hojalata, en mi casa tengo una colección bastante completa.
Los míos son más modernos, ¿los quieres ver?
Claro mujer, me gusta ver todo.
Con gran secretismo aún estando solos en casa me hizo entrar en la habitación y cerró por dentro como si temiera que nos pillara alguien, encendió otra luz más potente, era casi normal pero entonces me fijé que las paredes estaban pintadas de color lila también, debía ser su color preferido.
Mira esta es la joya de la corona, es el primero que tuve, ya no funcionan las pilas pero lo uso cuando tengo nostalgia de mi juventud.
¡Oh! vaya sorpresa, no esperaba este tipo de juguetes pero me gusta verlo y… dices que tienes más…
Si claro, ya verás, éste me lo compré en Francia, entonces estaba muy de moda, es doble.
Yo que presumía de saber mucho del tema sexo me encontré como un adolescente novato, me había puesto en la mano el primer consolador que había tenido, se notaba el uso extremo pero le tenía cariño, el francés ya era otra cosa, era un aparato con una realismo perfecto tanto en el tacto como el color incluso en el peso y además tenía otro pene un poco más pequeño que debía estar destinado para el culo o... al revés, pulsé un botón disimulado y una serie de movimientos y vibraciones me hicieron ver la utilidad. Marlene me miraba divertida la cara que ponía con el aparato moviéndose en mi mano, me lo quitó y me hizo una demostración práctica por encima de la falda, separó las piernas y se recogió la falda por detrás dejándola pegada a los muslos, se encaró el aparato por delante y lo dirigió hasta ponerlo como si lo utilizara doble, me acordé del comentario que había hecho a sus hijas de que lo que más le gustaba era que se la metieran por el culo.
¿Comprendes ahora?
Uff, debe ser impresionante y ¿no se nota la diferencia?
Es el único fallo, el calor, las palpitaciones de uno de carne, como el que vi que lucías vos cuando saliste de la habitación de las chicas…
¿Me viste?, ¡qué vergüenza!
Jajaja, venga ya, vergüenza si lo tenías casi mirando al techo, estabas cogiendo con mis dos hijas y creo que si me hubiera arrodillado delante de ti me habrías llenado la boca de leche.
Por favor Marlene que no soy de piedra.
Mmm, ¿a ver…? Es cierto no sos de piedra pero ya lo tenés duro como una.
Marlene por favor, que tú eres una belleza y recuerdo que te vi acariciándote con un dedo.
No era un dedo eran dos, los tenía adentro de la vagina y otro acariciándome el clítoris, me gustaría hacerlo delante tuyo ahora, ¿te gustaría mirarme mientras lo hago?
No sé si podría aguantar.
Te reto, yo me acaricio con mis juguetes y vos mirás pero sin tocar ¿eh?
No te prometo nada, nunca lo he hecho, eso de mirar sólo…
Bueno te permito tocarte, si quieres.
Marlene estaba decidida a hacerme llegar a mi límite, para ella era un divertimento pero para mí... cuando se quitó la ropa lentamente vi que iba en serio, me señaló un silloncito al lado de la cama y dio más intensidad a la luz, era francesa en muchas cosas, la lencería claramente era de marca y por los modelos seguro que serían galos, la ropa también era de una elegancia típica y hasta la forma de moverse me recordaba películas vistas varias veces en mi juventud. Cuando terminó de desnudarse se acercó a mí, admiré la belleza de la mujer a escasa distancia, se me acercaba moviéndose y ondulando sus caderas, con los brazos por delante juntaba los pechos cerrando el canalillo para después en un movimiento brusco los llevaba hacia atrás dejando las tetas separadas y erguidas frente a mi cara, mi polla estaba reclamando libertad y ya consideraba la posibilidad de masturbarme delante de ella como me había propuesto. Los dedos de Marlene separaban sus labios y me enseñaba su clítoris hinchado, no mentía cuando decía que lo acariciaba pero debía necesitar dos dedos porque era exageradamente grande casi era un mini pene, me gustó ver cómo le quitaba la piel y dejaba al descubierto un pequeño glande del tamaño de una aceituna, ella misma lo pulsó y gimió.
Ciertamente disfrutaba con sus dedos pero cuando se decidió a poner en marcha el consolador, lo miraba con adoración, lo paseó por sus labios sintiendo cómo vibraba en todas las zonas más sensibles, se metió el enorme glande en su coño, lo hizo después de mojárselo con saliva y debió hacerlo bien porque se hundió con suma facilidad, le dio tanta sensación que se quedó con los ojos en blanco, el aparato zumbaba en su interior mientras que el otro pene se movía fuera de ella, me dio una sensación rara, mezcla de envidia, pena y ganas de colaborar…
¡Qué maravilla! Se nota que tienes práctica pero me pregunto si hace mucho que no pruebas uno de verdad, incluso podrías hacer un trío… de dos.
Siiií, me gustaría meterme eso que abulta en tu pantalón, me he hecho muchos dedos pensando como lo pasarían mis hijas con él.
¿Y por qué no te buscas un hombre que te calme esas ganas?
Porque a los hombres no les gustan las fantasías, veo en las películas a los hombres más bellos que hay y me corro pensando en ellos… pero a veces añoro una polla que me queme.
Y que te llene de leche.
Mmm, eso no es problema tengo uno, es japonés, el último grito, lo lleno de esa bebida que es lechosa, con vitaminas que anuncian en televisión como reconstituyente, me he enterado que los actores porno lo usan en las corridas faciales, parece leche de verdad y está muy bueno, cuando lo tengo adentro lo aprieto las veces que quiero y me inunda el coño,
Pero estará frío.
… Sí, eso sí.
El mío no, está caliente.
Pero es que los míos…
Oye que el mío está aquí, ahora, duro, caliente y lleno de leche a punto de hervir.
Pepe eres un boludo, me estás haciendo correr nada más pensarlo.
Míralo, si no lo quieres lo dejas pero por lo menos lo ves, está brillante, rojo o quizá morado ya, con las venas hinchadas y los huevos redondos pegados a él.
Por favor Pepe, no me tientes más, mis juguetes…
Tú verás, aunque si lo ves más cerca de ti… míralo, ya lo he sacado, ¡míralo!
Por Dioooos Pepe, que gruesooo, mmm, déjame tocarlo sólo.
Un momento, si lo quieres será con una condición, yo elegiré que hacer con él y los juguetes.
Lo que quieras pero déjame probarlo.
Y no se lo dirás a tus hijas.
¿No puedo? Me muero de ganas de contárselo pero está bien, no les diré nada.
Ese es mi reto, recuerda.
Con luz verde Marlene perdió casi las formas, se abalanzó sobre mi polla, estaba lo suficientemente presentable pero podía estar más y ella lo sabía, cuando me pilló la primera vez la tenía a 45º y eso la impactó, no era corriente en mí pero tener dos gemelas a mi disposición tampoco era corriente, ahora su madre quería todo para ella y lo iba a conseguir.
Enseguida apartó los consoladores a un lado y me bajó los pantalones y los calzoncillos de una vez, el salto que dio mi pene en su cara le gustó y lo atrapó mientras yo me quitaba la camisa, esperé a que su lengua lo pusiera al nivel máximo y le cogí la cabeza y la eché hacia atrás, se quedó con la expresión de una muñeca hinchable pero al cogerle de los hombros y darle la vuelta se subió a la cama de rodillas, ante mí las nalgas de Marlene encerraban los labios de su coño mojado de saliva todavía, al pasar entre sus pierna para acercarme a ella las abrió y sus labios también, la vagina estaba dilatada por el consolador anterior y cuando se la metí me dio la sensación de demasiada holgura, me dio una idea el consolador que todavía zumbaba a mi lado y volví a echarle saliva pero esta vez desde arriba, esperé a que le mojaba todo el recorrido para meterle el consolador en el coño, Marlene no lo esperaba pero no lo despreció, tampoco tuvo tiempo pues ya asomaba el mando sólo cuando me acerque a su culo y me hundí en él, yo pensaba que iba a llorar, a gritar, a maldecirme o incluso a darme una bofetada pero todo lo contrario.
Siiiií, eso es Pepe, así se hace, mételo de un golpe, te necesito adentro de la cola, me llenás por completo, el consolador me vibra adentro del coño y el pequeño me roza el clítoris, es lo máximo Pepe, gracias.
Me quedé más sorprendido que ella pero seguí metiéndole mi polla en el culo tan hondo como podía, los huevos chocaban con el mando del consolador pero no era obstáculo, se corrió insertada por todos lados, ella con la mano entre las piernas guiaba el pequeño pene del consolador castigando al clítoris grueso, la volvía loca tanta sensación pero la locura llegó al límite cuando a la mitad de su orgasmo me corrí yo, la llené de leche, a Marlene le faltaban manos, buscaba sus tetas, las pellizcaba y también el clítoris, se metía el consolador grueso en el coño dirigiéndolo donde más gusto le daba y encima me animaba a mí para que siguiera.
Diooos, sigue Pepe, sigueee, me vuelvo a correeeer, no pares o te matooo.
La tuve que sujetar, era un manojo de nervios desatados, ya no podía controlar los brazos, dejaba las tetas y la volvía a coger, se llevaba a la boca los pezones y los mordía, yo aguanté lo que pude, lástima no tener pilas como el maldito consolador, cuando la saqué él seguía zumbando y ella seguía con los espasmos, los jugos del coño expulsaron al consolador, ya no se aguantaba de tan lubricada que estaba, caí a su lado cuando Marlene apagó el aparato, el silencio se hizo, sólo se oía las respiraciones agitadas de los dos sobre la cama.
¿Qué tal Marlene, has quedado convencida?
Mmm, que maravilla, qué orgasmo o mejor qué orgasmos.
¿Has notado la diferencia? ¿Cuál te ha gustado más, el mío o el tuyo?
No te burles de mí Pepe, ya sabes que el tuyo, lástima que no tengas dos iguales para metérmelos a la vez.
Lo siento, sería un lío, aunque bien pensado podía haber cogido a tus dos hijas a la vez, jajaja.
Eres un boludo Pepe, no me nombres a mis hijas ahora, seguro que te lo habrás pasado mejor con ellas, tan jóvenes.
Mmm pues… qué quieres que te diga, sabiendo que por tu coño han salido las dos he gozado mucho más contigo.
Qué bien sabes quedar, mentiroso.
Jajaja, que bonita estás, mon cherie.
Merci beacoup, mon ami.
No nos acordamos del plan de tomar algo en una cafetería, ya lo haríamos en otra ocasión si podía ser, ahora andando hacia casa recién duchado en casa de Marlene estaba contento esperaba haberle quitado un poco la obsesión por los consoladores y la verdad follaba de maravilla esa mujer, casi francesa, ya estaba a mitad de camino cuando sonó mi teléfono, supuse que sería mi mujer para encargarme alguna compra antes de volver a casa pero no, era Malena.
¡Aló Monsieur! Jajaja, ¿cómo estás Pepe, cómo te ha tratado la francesita?
Hola, no te entiendo Malena.
Jajaja, ¿no me entiendes verdad, entonces porqué andas con los huevos vacios?
¿Dónde estás, qué me ves?
No, estoy en el albergue que uso, descansando hasta que llegue el otro grupo, si quieres pasarte por aquí te haré una demostración a la argentina, jajaja.
Entonces… ¿por qué me dices eso de la francesa?
¡Qué inocente eres, Pepe, mi madre me lo ha contado.
Me senté en un banco de la calle Cuenca, me había quedado tan impactado que no me tenía, Malena tenía ganas de hablar y a mí me gustaba oírla.
¡Que te ha contado!
Me ha contado todo, todo, todo, casi no podía hablar, la has dejado con el culo partido, no se ha atrevido a decírtelo pero no se había metido el consolador aún en el culo por miedo y vos se la has metido sin dilatar, jajaja.
¡Pero si dijo que lo que más le gustaba era el sexo anal!
Eso lo dice sólo para presumir pero nunca lo había hecho.
¡No me digas…! ¿Y tú sabías lo de los consoladores?
Claro, hace un tiempo se dejó la puerta abierta de su habitación, entré y descubrí su secreto, me llevé uno y lo usé hasta que pude devolvérselo pero me descubrió y me los enseñó todos, jajaja.
¿Y te gustó?
Pche, no está mal… para un apaño… mejor que el dedo pero una pija de verdad, es una pija de verdad…
Veo que sabes lo que dices…
Siiií y si es como el tuyo mejor.
Qué bien sabes quedar, el de Fernando sí que es una polla de verdad, se la vi en el avión.
¡Aaah! Sí, es un “pistolón”, ¿sabes qué?, me gustaría tener las dos adentro a la vez.
Jajaja, eso no me lo creo.
Sí, de verdad, la larga de mi marido y la gorda de mi amante.
¡Qué mal suena eso! Si acaso tú amigo, como decimos en España tu follamigo, jajaja.
Eso está bien, se lo diré a Fernando, ¿a ti te gustaría?
Seguro que sí pero… ¡no lo dirás en serio!
¿Ah? Eso será un misterio, puede que sí o puede que no, ya veremos.
No me jodas Malena, tu marido me va a mandar unos sicarios en una esquina bajo una farola.
Jajaja, como en un tango ¿no?
No te rías Malena, me estoy jugando la vida o peor la polla.
Jajaja pero cogerme a la vez que Fernando bien lo vale.
Será para ti, yo prefiero follarte yo sólo.
Mmm, no me lo recuerdes, me estoy mojando.
Malena, seguro que te estás metiendo los dedos en el coño ya.
¿Qué, me estás viendo Pepe?
Joder Malena, me la estás poniendo dura otra vez y estoy en plena calle…
Vente, me saco los dedos y me metes tu pija, ¿querés?
¡Cómo sabes calentarme Malena, sabes que sí aunque no estoy en mi mejor forma ahora!
¿No te gustaría cogerte a la madre y la hija en la misma mañana?, ya lo has hecho con las dos hermanas gemelas…
Jajaja o a las tres juntas, jajaja, que imaginación tienes.
No lo había pensado pero no es mala idea, hablaré con las dos, en casa de mi madre es un buen sitio.
Y con tu marido y tú cuñado también.
Noooo, ellos que se jodan, sólo nosotros.
¿Y los consoladores no? Necesitaré ayuda.
Jajaja, bueno los tendremos a mano por si acaso pero no te prometo nada, te haremos durar.
Mientras dura dura, claro.
Jajaja, eso está bien Pepe, jajaja.
Bueno bombón cuelga que no me voy a poder levantar de empalmada que la llevo ya.
Mmm, si estuviera yo ahí te le mamaba de rodillas delante de todos.
¡Malena cuelga, por favor!
Está bien, hasta pronto hombretón.
Hasta pronto princesa.
Cuando llegué a casa me crucé en el patio con Carla, estaba preciosa no llegaba a los veinte años y pese a su delgadez era muy sensual, con lo caliente que me había puesto Malena la saludé con dos besos, ella me los devolvió rozándome los labios por lo que la cogí del brazo y la hice entrar otra vez en el ascensor, pulsé al último piso y cuando arrancó le subí la camiseta, los pechitos me llenaron la boca, los aspiré sacando teta de donde no había, los pezones salieron antes del tercer piso y cuando llegamos al último mi mano se había perdido debajo de su pantalón por la cintura, la chica pulsó el botón de puertas abiertas y el ascensor se bloqueó entre dos pisos, le acaricié el clítoris, el coño tan depilado como el primer día se abría a mis dedos, la joven se abrazó a mi cuello cuando le llegó el orgasmo, mientras me besaba el cuello y me palpaba la polla sobre el pantalón, me bajó la bragueta y ya la tenía en la mano cuando llamaron de otro piso al ascensor, tuve que sacar la mano mojada de jugos de la chica y ella cerrar la bragueta, al ascensor nos dejó abajo y volví a subir con él, cuando vi a la vecina que reclamaba el ascensor le dije enojado…
Qué barbaridad, siempre se dejan las puertas abiertas.
Entré en casa, olía de maravilla, mi mujer en la cocina preparaba un guiso típico español, mi nieto lloraba como un poseso reclamando su comida, Corina ya sentada se sacaba una teta llena y se limpiaba el pezón estirándoselo para que el peque no tuviera dificultades en encontrarlo, me quedé embobado mirándolos y ella riéndose cubrió la teta de su hijo pero sacó la otra y me la ofreció, me tuve que coger la polla que me había dejado Carla maltrecha y marqué el bulto que llevaba, ella se mordió el labio y me dijo…
¿No te gustaría un aperitivo antes de comer?
Ya lo creo porque vengo con apetito.
Ya veo pero te recomiendo que te pongas vinagre o algo en el cuello, tienes un moretón que casi te sacan la sangre, ¿has estado con una vampira?
Me miré en el espejo y efectivamente llevaba la forma de los labios de Carla en la yugular, le hubiese maldecido si no me hubiera olido la mano al aroma de su flujo. Fui a mi habitación y me puse una camisa de cuello alto además de frotarme también el otro lado para excusarme de que me había afeitado mal. Al volver Corina separó a Javi y presionó el pezón lanzándome un chorro de leche como castigo.
Por la tarde tuve que aguantar las bromas de mi nuera, sabía que había llegado caliente a casa, no sabía nada de Carla, se habría sorprendido de saberlo, no creería que una cría casi, tan delgada y lisa me podía interesar, me alegré de que no me conociera tanto como ella creía.
Pepe a ver si te pasa como aquel herrero que herrando, herrando perdió el oficio, si no sabes afeitarte te enseño como lo hago yo en cierto sitio…
Ahí te afeitaría yo hasta con la lengua… jajaja
Eso quisiera verlo.
Cuando quieras, mira.
Le saqué la lengua todo lo que pude, ella hizo como si la notara abriéndole los labios del coño, cerrando los ojos se relamía mientras se apretaba el pubis con las manos. En contrapartida metí la mano en el bolsillo del pantalón imitando el bulto de la polla dura, estuvimos unos minutos provocándonos uno al otro hasta que me derrotó definitivamente abriéndose totalmente la camisa, enseñándome las dos tetas brillantes y húmedas. Elena puso el punto final al llamarnos a la mesa. Al momento vino mi hijo y el premio se lo debió llevar él pues se acostaron nada más comer, con la cabeza metida en el periódico no podía concentrarme, imaginaba a Corina follando con su marido, mi hijo la estaría subiendo al cielo y ella posiblemente se correría pensando en mí o eso quisiera yo, esperé a que salieran de su habitación impaciente, quería ver que expresión me hacía, pasó por mi lado sin mirarme siquiera, sólo me puso la mano en el hombro y con disimulo me la acercó a la nariz, olía al flujo de su coño, sus dedos se pegaban unos a otros con la espuma blanquecina y separándolos me pasó por los labios uno tras otro, los chupé como si fueran caramelos de café con leche y ella los repasó después mojados con mi saliva.
Por la noche fui yo quien quiso “razonar” con Elena, nada más meternos en la cama me pegué a su espalda, haciendo la cucharita le cogí las tetas por detrás, ella aguantó estoicamente hasta que se volvió y me dijo…
¿Qué te pasa hoy Pepe?, no te he visto nunca tan exaltado como hoy desde que te has levantado.
No sé Concha, no lo comprendo pero parece que me haya tomado un batido de pastillas azules.
Jajaja, no me extrañaría, si no te conociera… anda, ¿qué quieres?, ¿quieres jugar un rato?
Siiií, por favor.
Vale, ponte bien.
Me coloqué pagado a ella, mi mujer me conocía más que mi madre y levantó una pierna para que le metiera la polla desde atrás, lo hice y bajó la pierna otra vez, estuve moviéndome bastante rápido, hoy parecía que no teníamos nada que comentar y abrazado a su cintura parecía un conejo, en una de las salidas al volver a entrar me equivoqué por centímetros y presioné por la puerta falsa.
¡Eh! Alto ahí, eso está cerrado.
Mmm, perdona Concha pero ya que estamos, ¿por qué no me dejas?
Ni hablar y menos a palo seco.
¿No tienes ninguna crema?
No, ninguna, ¡ah! Ahora que lo dices… ¿sabes lo que descubrí el otro día?
Pues… no, si no me lo dices…
El otro día llevé a Corina su ropa interior a su mesita de noche y descubrí un tarro de crema hidratante, ¿qué te parece?
Bien, me parece bien, la chica se cuida mucho, tiene un cutis muy suave.
No, nada de eso, también tenía otra crema para la piel y otra para las arrugas y otra… la que te digo era un tarro grande y estaba a mitad ya.
Vale ¿y qué?
Pues estuve pensando y sólo puede ser para una cosa…
¿Sí, para qué, vamos a ver?
Para lubricar dónde estás apretando tú ahora.
¿Y ahí para qué?
Pareces tonto Pepe, para que Javier se la meta en el culo, lelo.
Jajaja, ¡qué imaginación tienes!
Y tú que inocente… así es que aparta a tu amigo de ahí y si quieres llama a la puerta de al lado.
¿Por qué no le pides la crema a Corina? Así sabremos si es para eso.
Desde luego… eres el colmo, anda métela de una vez y déjame dormir.
¿Y no quieres correrte hoy?
…Vale, ya me dormiré después.
Continuará.
Agradezco sus comentarios.
Gracias
1 comentarios - Viaje de jubilado a la argentina 13