Mariela compartía un elixir junto a su mejor amiga y la pareja de esta, disfrutando los tres de una amena velada. De pronto, ella sintió un leve mareo que la obligó a fijar la mirada en sus acompañantes y que prestara atención a sus maneras. Así descubrió que todo comentario la impulsaba a reír como una candorosa adolescente; que sus manos estaban inquietas, pero no sabía porque ni que hacer; que algunos de sus sentidos comenzaban a adormecerse, pero otros se despertaban; o que su piel estaba más sensible que de costumbre, quería mostrarla pero su ropa era un encierro que se lo impedía; basta con decir que era tal su percepción, que captaba a la perfección como ese diminuto lazo de género extraviado en su apetecible cola; estimulaba sin descaro su centro de placer poco tradicional. Se sorprendió sonriendo por esto, quiso alejar sus pensamientos hacia banalidades y solo logró descubrir sentirse sensual y la necesidad de demostrarlo. Ya no era la misma, se había transformado en una mujer dispuesta y provocativa.
Sin proponérselo (o quizás si) la charla fue tomando un carisma sexual, comentando sobre deseos, morbos y por sobre todo fantasías, surgiendo como ejemplo de ello, las ganas por experimentar y disfrutar del máximo placer de a tres. Quizás por la sensualidad que estaba experimentando, sintió una extraña atracción hacia su amiga, la cual se percató de ello por las constantes miradas que ocasionalmente cruzaban y solo bastó un acercamiento por parte de ella para desatar toda la tensión sensual contenida.
Mariela se puso de pie, su amiga mientras, la invitó junto a su pareja llevarla a la habitación, ella solo se dejó guiar. Con un velo cubriendo sus ojos, su corazón galopando alocadamente y con la respiración agitada, esperaba expectante ante la incertidumbre. Cuatro manos la despojaron despaciosamente casi por completo de su ropa. Cuatro ojos se deleitaban con su singular belleza, enfundada en su diminuta tanga y las muy excitantes medias de red acopladas al portaligas que la hacían ver mucho más sensual de lo que ella asumía. Esas cuatro manos la acariciaban por completo, intentando revelar cada uno de sus centros de placer, en especial ese que es su mayor debilidad. Se sumaron dos bocas con sus respectivas lenguas que repasaban allí por donde pasaban esas manos, el rubor se apoderó de sus facciones y se sintió turbada, sin embargo, el placer la incitó a desistir de pensar en otras cosas y decidió dejarse hacer.
Sintió como besaban, lamian, succionaban, mordisqueaban y acariciaban cada centímetro de su piel pero sin tocar un punto erógeno en concreto, aún. La ansiedad por que llegaran, la alejaba de la calma, muy por el contrario, cada accionar de ellos, lograban que su intimidad comenzara a cobrar vida. Sus redondos y firmes senos no eran ajenos al voraz ataque bucal; sus erectos pezones, reaccionaran visiblemente ante cada estimulo que recibían, y más cuando un par de pinzas unidos por una delgada cadena plateada, se apoderaron firmemente de ellos.
Y justo cuando pensaba que no podía sentir más placer, su depilado y suave pubis, sintió el tibio aliento anunciando la proximidad de una boca, la que de inmediato, lo atrapó casi por completo, con la lengua alternando entre su clítoris y la tentativa por separar sus labios para sorber su esencia de mujer excitada; instintivamente abrió mas sus piernas para permitirle un libre acceso a lo más profundo que quisiera (o pudiera) llegar. Entre tanto, al mismo momento, en un movimiento coordinado casi a la perfección, sintió un rostro abrirse paso entre sus glúteos y una atrevida lengua se apoderó de su ano, acariciándolo, masajeándolo, intentando ingresar un poco en él. Esta sinfonía sincrónica, le proporcionaba un punzante agrado, su piel se erizó brutalmente y su ya de por sí húmedo sexo, terminó por inundarse completamente mientras palpitaba con violencia.
La posaron en la cama mientras continuaban con este juego, llegó el momento de devolver las atenciones recibidas, primero fue un falo con el que jugó como ella lo sabe hacer, luego fue una vulva que disfrutó con más placer aunque era la primera vez que lo experimentaba y descubrió que era su fantasía mas oculta. Estaba extasiada.
Su excitación era tal que su vulva escurría notablemente, su ano estaba totalmente dilatado y relajado implorando por ser penetrado. Ella mirando hacia arriba, con sus piernas apoyadas sobre los hombros del hombre, sintió como el glande entraba suavemente en su anhelante ano, una boca estimulaba su clítoris, mientras un juguete con vibrador invadía su vagina para brindarle más placer como si esto fuera posible. La suave pero firme cadencia del intruso, sumado a las caricias, besos, succiones de su intimidad, sus senos estimulados simultáneamente por la cadena y el repiquetear del juguete, la llevaron a las violentas contracciones y espasmos que nuevamente erizaban su piel al máximo, haciéndola estallar con un ahogado grito en el tan ansiado orgasmo.
No hubieron terminado de cesar sus convulsiones orgásmicas, cuando cambiaron de postura, pasando el hombre a estar acostado subiendo su pareja a disfrutar de su firmeza, mientras ella se colocaba de tal manera de ubicar su vulva justo sobre la boca del hombre, quien la succionaba con avidez y fruición y motivada por los gemidos de placer que expresaban sus acompañantes, la llevó a tener nuevos orgasmos.
El gozo percibido hacía que temblara como una hoja al viento ante cada caricia que recibía de sus acompañantes, y trataba de ser recíproca con su deseada amiga, apoderándose de su sexo, el cual besaba y succionaba como nunca antes lo había hecho, logrando que esta encadenara otro orgasmo gracias a sus deliciosos besos.
Estuvieron así disfrutándose entre los tres incontables minutos y justo cuando comenzaba a asomar otro orgasmo, ella despertó cayendo en el vacío de la realidad y sintió esa terrible decepción que toda esa indescriptible experiencia de placer, solo fue un sueño, sin embargo, su forma de pensar cambió, sabiendo que no perdería la oportunidad si la ocasión se presentara…
Nota Aclaratoria: A diferencia de anteriores relatos, nada de lo antes narrado ocurrió (aún), es solo una manera de tratar de terminar de convencer a la mejor amiga de mi pareja a unírsenos en la búsqueda del placer y (principalmente) de cumplir una de nuestras fantasías.
Como siempre espero sus comentarios. Gracias por pasar.
Sin proponérselo (o quizás si) la charla fue tomando un carisma sexual, comentando sobre deseos, morbos y por sobre todo fantasías, surgiendo como ejemplo de ello, las ganas por experimentar y disfrutar del máximo placer de a tres. Quizás por la sensualidad que estaba experimentando, sintió una extraña atracción hacia su amiga, la cual se percató de ello por las constantes miradas que ocasionalmente cruzaban y solo bastó un acercamiento por parte de ella para desatar toda la tensión sensual contenida.
Mariela se puso de pie, su amiga mientras, la invitó junto a su pareja llevarla a la habitación, ella solo se dejó guiar. Con un velo cubriendo sus ojos, su corazón galopando alocadamente y con la respiración agitada, esperaba expectante ante la incertidumbre. Cuatro manos la despojaron despaciosamente casi por completo de su ropa. Cuatro ojos se deleitaban con su singular belleza, enfundada en su diminuta tanga y las muy excitantes medias de red acopladas al portaligas que la hacían ver mucho más sensual de lo que ella asumía. Esas cuatro manos la acariciaban por completo, intentando revelar cada uno de sus centros de placer, en especial ese que es su mayor debilidad. Se sumaron dos bocas con sus respectivas lenguas que repasaban allí por donde pasaban esas manos, el rubor se apoderó de sus facciones y se sintió turbada, sin embargo, el placer la incitó a desistir de pensar en otras cosas y decidió dejarse hacer.
Sintió como besaban, lamian, succionaban, mordisqueaban y acariciaban cada centímetro de su piel pero sin tocar un punto erógeno en concreto, aún. La ansiedad por que llegaran, la alejaba de la calma, muy por el contrario, cada accionar de ellos, lograban que su intimidad comenzara a cobrar vida. Sus redondos y firmes senos no eran ajenos al voraz ataque bucal; sus erectos pezones, reaccionaran visiblemente ante cada estimulo que recibían, y más cuando un par de pinzas unidos por una delgada cadena plateada, se apoderaron firmemente de ellos.
Y justo cuando pensaba que no podía sentir más placer, su depilado y suave pubis, sintió el tibio aliento anunciando la proximidad de una boca, la que de inmediato, lo atrapó casi por completo, con la lengua alternando entre su clítoris y la tentativa por separar sus labios para sorber su esencia de mujer excitada; instintivamente abrió mas sus piernas para permitirle un libre acceso a lo más profundo que quisiera (o pudiera) llegar. Entre tanto, al mismo momento, en un movimiento coordinado casi a la perfección, sintió un rostro abrirse paso entre sus glúteos y una atrevida lengua se apoderó de su ano, acariciándolo, masajeándolo, intentando ingresar un poco en él. Esta sinfonía sincrónica, le proporcionaba un punzante agrado, su piel se erizó brutalmente y su ya de por sí húmedo sexo, terminó por inundarse completamente mientras palpitaba con violencia.
La posaron en la cama mientras continuaban con este juego, llegó el momento de devolver las atenciones recibidas, primero fue un falo con el que jugó como ella lo sabe hacer, luego fue una vulva que disfrutó con más placer aunque era la primera vez que lo experimentaba y descubrió que era su fantasía mas oculta. Estaba extasiada.
Su excitación era tal que su vulva escurría notablemente, su ano estaba totalmente dilatado y relajado implorando por ser penetrado. Ella mirando hacia arriba, con sus piernas apoyadas sobre los hombros del hombre, sintió como el glande entraba suavemente en su anhelante ano, una boca estimulaba su clítoris, mientras un juguete con vibrador invadía su vagina para brindarle más placer como si esto fuera posible. La suave pero firme cadencia del intruso, sumado a las caricias, besos, succiones de su intimidad, sus senos estimulados simultáneamente por la cadena y el repiquetear del juguete, la llevaron a las violentas contracciones y espasmos que nuevamente erizaban su piel al máximo, haciéndola estallar con un ahogado grito en el tan ansiado orgasmo.
No hubieron terminado de cesar sus convulsiones orgásmicas, cuando cambiaron de postura, pasando el hombre a estar acostado subiendo su pareja a disfrutar de su firmeza, mientras ella se colocaba de tal manera de ubicar su vulva justo sobre la boca del hombre, quien la succionaba con avidez y fruición y motivada por los gemidos de placer que expresaban sus acompañantes, la llevó a tener nuevos orgasmos.
El gozo percibido hacía que temblara como una hoja al viento ante cada caricia que recibía de sus acompañantes, y trataba de ser recíproca con su deseada amiga, apoderándose de su sexo, el cual besaba y succionaba como nunca antes lo había hecho, logrando que esta encadenara otro orgasmo gracias a sus deliciosos besos.
Estuvieron así disfrutándose entre los tres incontables minutos y justo cuando comenzaba a asomar otro orgasmo, ella despertó cayendo en el vacío de la realidad y sintió esa terrible decepción que toda esa indescriptible experiencia de placer, solo fue un sueño, sin embargo, su forma de pensar cambió, sabiendo que no perdería la oportunidad si la ocasión se presentara…
Nota Aclaratoria: A diferencia de anteriores relatos, nada de lo antes narrado ocurrió (aún), es solo una manera de tratar de terminar de convencer a la mejor amiga de mi pareja a unírsenos en la búsqueda del placer y (principalmente) de cumplir una de nuestras fantasías.
Como siempre espero sus comentarios. Gracias por pasar.
1 comentarios - La fantasía que no fue