Me encontraba entre la espada y la pared. Por un lado sentía dolor por los azotes, me dolía un poco el culo por las dos penetraciones violentas y estaba con orina por todo mi cuerpo y cara. Pero tenía la opción de poder estar un rato a solas con Paula si soportaba los 15 latigazos de su novio y toleraba las ocurrencias de los invitados de la fiesta. No pude evitarlo y acepté el reto. Automáticamente el novio comenzó a pegarme con la vara en las nalgas y en la espalda. Paula miró la secuencia hasta que finalizó. Quedé tendido en el suelo retorciéndome del dolor y ella aprovechó la situación para acercar su cara a la mía, escupirme y decirme que cuando terminara la fiesta iba a tener mi recompensa. El novio nuevamente sacó su verga y comenzó a orinar mi cara. Me ordenó a que abriera la boca y tomara lo mas posible. No pude evitarlo, tuve que tomar la orina. Tenía un incentivo muy potente, de solo pensar que iba a poder estar con Paula un rato, me daba la fuerza para soportar todo. Sumemos que la situación de dominación y sumisión extrema causaba un morbo sin precedentes. Estaba siendo ultrajado y humillado por varias personas, el dolor se transformaba en placer.
Al terminar de orinar, el novio se retiró nuevamente, apagó la luz y cerró la puerta. Se notaba que la fiesta estaba en todo su esplendor, la música se escuchaba muy alta y las personas gritaban y reían con un tono de clara ebriedad. No pasó mucho tiempo, hasta que nuevamente, invitados curiosos aparecieran por el baño. Esta vez fueron 3 hombres y 2 mujeres. Estas dos últimas tenían varas en sus manos. Dijeron que querían experimentar pegarle a un hombre y ver como lo violaban. Me preguntaron si me ofrecía como voluntario. Como el trato con Paula exigía esta clase de demandas, les dije que si. Eran muy lindas la verdad, una era de baja estatura, morocha y caderona; la otra era mas alta, pero flaca, tes blanca y pelirroja. Esta última tenía mas cara de pícara, fue la que me habló, la otra simplemente no omitió palabra. Me dijeron que me agache y dejara expuesta mi cola. Al acatar la orden, la pelirroja comenzó a azotarme de manera interrumpida, en cada golpe se escuchaba mi grito por la reacción. Se notaba que esta chica disfrutaba de ver una persona sufrir. Después de darme unos cuantos varazos en la cola, le dijo a la otra que siga pegándome pero mas pausado y me dijo que le chupara la concha. Se bajó la tanga que llevaba puesta y como vestía una pollera corta no hubo mayores inconvenientes. Comencé a chupársela lo mejor que podía y cada tanto sentía el varazo, la otra chica no se animó a golpear fuerte. Aproveché el momento para pasarla un poco mejor, la concha de la pelirroja era rica, jugaba con su clítoris con mi lengua y se le soltaban de a ratos gemidos de aparente placer. En pleno acto, noté que la otra chica había dejado de azotar y sentí que una verga hacía presión en mi orto. Era un tanto gruesa, pero con un poco de esfuerzo entró. Yo seguía concentrado en la concha de la pelirroja, la cual me puteaba, gemía y cada tanto me escupía en la cara. Apareció por el otro lado un muchacho con los pantalones bajos y la pija parada, me tomó por la nuca y direccionó mi boca a su verga. Tenía una verga enorme, la verdad que me calentó aún mas que la concha de la colorada. Para no quedar mal, chupé a las dos de manera intercalada. El muchacho que me penetró siguió cogiendo mi culo un rato mas hasta que acabó y vació todo su semen en mi interior. Atrás de él siguió el otro, duró un par de minutos y acabó también. Faltaba el pijudo al que le estaba chupando la pija. Obviamente no fue la excepción. Se puso detrás mío y hundió su verga en mi culo que ya se encontraba lleno de semen. Me la dió con fuerza, sin tener un poco de cuidado. Buscaba solamente satisfacerse y liberar semen. El dolor-placer que me causó me hizo gemir y mis piernas se ablandaron. Los otros chicos me sujetaron uno de cada lado, para que el pijudo pueda seguir cogíendome con esa verga enorme que tenía. Las chicas se reían. Por su lado la pelirroja me tomaba por la nuca y me obligaba a seguir chupándole la concha. La otra chica observó toda la secuencia. Parecía estar sorprendida de lo que veía, un hombre siendo cogido por otro, sujetado por otros dos y una pelirroja que lo obligaba a chuparle la concha, a insultarlo y escupirle de a ratos la cara. De pronto se notó que el pijudo cojedor estaba apunto de acabar. Los últimos bombazos que dió contra mi culo fueron muy violentos, acompañados de un gemido expulsado a gritos. Se sentía el calor de la leche inyectada en mi interior y a su vez algo que se derramaba. Estaba exhausto, con el culo abierto y chorreando semen. Me colocaron en la bañera y me dijeron que me quede acostado. La pelirroja aprovechó la situación y apoyó sus pies, uno en cada borde de la bañera y comenzó a orinar apuntando sobre mi cara. Los 3 muchachos se acercaron y apuntaron sus vergas hacia la misma dirección y comenzaron a orinarme también. Yo me encontraba destruido en todo sentido. Por un lado estaba super excitado de la situación extrema de humillación y sumisión en el que me encontraba, pero por el otro estaba bastante ultrajado. Cuando pensé que había pasado lo peor, al irse los tres muchachos entraron otros tres mas y me orinaron la cara también. Una vez terminado se retiraron junto a las dos chicas que se ve ya se habían comenzado a aburrir. Apagaron la luz y cerraron la puerta. Pasé un rato a oscuras, hasta que de repente se abre la puerta y alguien prende la luz. Era Paula, me ordenó que me bañara, me limpiara bien el cuerpo y una vez limpio me dirigiera a su cuarto. En ese momento me olvidé de todo lo que había ocurrido anteriormente y parecía que los dolores habían desaparecido. Hice lo que me ordenó, me sequé bien y fui directo a la pieza. Cuando abrí la puerta la vi a Paula acostaba boca abajo mirando hacia el respaldar, en tanga blanca y arriba solamente un top.....Continuará...
Al terminar de orinar, el novio se retiró nuevamente, apagó la luz y cerró la puerta. Se notaba que la fiesta estaba en todo su esplendor, la música se escuchaba muy alta y las personas gritaban y reían con un tono de clara ebriedad. No pasó mucho tiempo, hasta que nuevamente, invitados curiosos aparecieran por el baño. Esta vez fueron 3 hombres y 2 mujeres. Estas dos últimas tenían varas en sus manos. Dijeron que querían experimentar pegarle a un hombre y ver como lo violaban. Me preguntaron si me ofrecía como voluntario. Como el trato con Paula exigía esta clase de demandas, les dije que si. Eran muy lindas la verdad, una era de baja estatura, morocha y caderona; la otra era mas alta, pero flaca, tes blanca y pelirroja. Esta última tenía mas cara de pícara, fue la que me habló, la otra simplemente no omitió palabra. Me dijeron que me agache y dejara expuesta mi cola. Al acatar la orden, la pelirroja comenzó a azotarme de manera interrumpida, en cada golpe se escuchaba mi grito por la reacción. Se notaba que esta chica disfrutaba de ver una persona sufrir. Después de darme unos cuantos varazos en la cola, le dijo a la otra que siga pegándome pero mas pausado y me dijo que le chupara la concha. Se bajó la tanga que llevaba puesta y como vestía una pollera corta no hubo mayores inconvenientes. Comencé a chupársela lo mejor que podía y cada tanto sentía el varazo, la otra chica no se animó a golpear fuerte. Aproveché el momento para pasarla un poco mejor, la concha de la pelirroja era rica, jugaba con su clítoris con mi lengua y se le soltaban de a ratos gemidos de aparente placer. En pleno acto, noté que la otra chica había dejado de azotar y sentí que una verga hacía presión en mi orto. Era un tanto gruesa, pero con un poco de esfuerzo entró. Yo seguía concentrado en la concha de la pelirroja, la cual me puteaba, gemía y cada tanto me escupía en la cara. Apareció por el otro lado un muchacho con los pantalones bajos y la pija parada, me tomó por la nuca y direccionó mi boca a su verga. Tenía una verga enorme, la verdad que me calentó aún mas que la concha de la colorada. Para no quedar mal, chupé a las dos de manera intercalada. El muchacho que me penetró siguió cogiendo mi culo un rato mas hasta que acabó y vació todo su semen en mi interior. Atrás de él siguió el otro, duró un par de minutos y acabó también. Faltaba el pijudo al que le estaba chupando la pija. Obviamente no fue la excepción. Se puso detrás mío y hundió su verga en mi culo que ya se encontraba lleno de semen. Me la dió con fuerza, sin tener un poco de cuidado. Buscaba solamente satisfacerse y liberar semen. El dolor-placer que me causó me hizo gemir y mis piernas se ablandaron. Los otros chicos me sujetaron uno de cada lado, para que el pijudo pueda seguir cogíendome con esa verga enorme que tenía. Las chicas se reían. Por su lado la pelirroja me tomaba por la nuca y me obligaba a seguir chupándole la concha. La otra chica observó toda la secuencia. Parecía estar sorprendida de lo que veía, un hombre siendo cogido por otro, sujetado por otros dos y una pelirroja que lo obligaba a chuparle la concha, a insultarlo y escupirle de a ratos la cara. De pronto se notó que el pijudo cojedor estaba apunto de acabar. Los últimos bombazos que dió contra mi culo fueron muy violentos, acompañados de un gemido expulsado a gritos. Se sentía el calor de la leche inyectada en mi interior y a su vez algo que se derramaba. Estaba exhausto, con el culo abierto y chorreando semen. Me colocaron en la bañera y me dijeron que me quede acostado. La pelirroja aprovechó la situación y apoyó sus pies, uno en cada borde de la bañera y comenzó a orinar apuntando sobre mi cara. Los 3 muchachos se acercaron y apuntaron sus vergas hacia la misma dirección y comenzaron a orinarme también. Yo me encontraba destruido en todo sentido. Por un lado estaba super excitado de la situación extrema de humillación y sumisión en el que me encontraba, pero por el otro estaba bastante ultrajado. Cuando pensé que había pasado lo peor, al irse los tres muchachos entraron otros tres mas y me orinaron la cara también. Una vez terminado se retiraron junto a las dos chicas que se ve ya se habían comenzado a aburrir. Apagaron la luz y cerraron la puerta. Pasé un rato a oscuras, hasta que de repente se abre la puerta y alguien prende la luz. Era Paula, me ordenó que me bañara, me limpiara bien el cuerpo y una vez limpio me dirigiera a su cuarto. En ese momento me olvidé de todo lo que había ocurrido anteriormente y parecía que los dolores habían desaparecido. Hice lo que me ordenó, me sequé bien y fui directo a la pieza. Cuando abrí la puerta la vi a Paula acostaba boca abajo mirando hacia el respaldar, en tanga blanca y arriba solamente un top.....Continuará...
2 comentarios - Un trío peculiar (continuación)