El brusco movimiento de la cama, aunado al bochornoso calor de verano, hizo que abandonara intempestivamente la siesta que había tomado junto a mi madre, - disculpa por despertarte mi amor- expresó mi madre, - mamá, ¿qué haces?- le interrogue – cariño, perdóname. Pero hay un calor infernal y me daré una ducha para refrescarme. En ese momento fui incapaz de articular palabra alguna,pues tras finalizar su última frase, mi madre comenzó a desabrochar los botones de su camisa, uno a uno los fue abriendo dejando al descubierto el casi plano abdomen de mi amada progenitora,continuando con los puños de su inmaculada prenda dejando en libertad, y a mi vista, su torso. La extraordinaria visión de la semidesnudez de mi madre era opacada únicamente por su negro sostén,que para mi suerte, vi salir disparado para dejar en libertad los colosales senos de mamá que, a pesar de sus cincuenta y cuatro años,aún no eran víctimas de la gravedad; unos hermosos senos grandes y turgentes.
Mi cara debió ser de antología, estaba anonadado y fuera de la realidad. Si bien mi madre no me era, sexualmente, indiferente pues ella era el objeto de mi mayor deseo, mi mayor prohibición, jamás imaginé, ni en mis más locas y sucias fantasías, que llegaría estar recostado en la cama de mi madre mientras observaba como se desvestía frente a mí.
Las palabras -¡uy!, disculpa cariño- me sacaron del letargo, mientras ella con una sonrisa se dio vuelta para dejarme admirar su dorso completamente desnudo. No había una sola libra de más. Lo que vino después hizo que se me parara el corazón. La falda de mi madre se fue deslizando por sus nalgas, descubriendo poco a poco la tanga de encaje que hacía juego con el sostén, sentí como mis latidos se sincronizaban con el sensual movimiento de caderas. Mi corazón se aceleró cuando al fin la falda cayó y dejó al descubierto las largas piernas de mi madre envueltas en dos medias de seda y adornadas con unos finos ligueros que le hacían juego. Al fin pude ver sus torneadas piernas cuando con un movimiento rápido, pero no menos sensual, se deshizo de estas prendas.
Mi madre parecía disfrutar de esta situación, poner a su hijo de diecinueve años cachondo. Para ese momento mi miembro se encontraba tan duro cual barra de acero, pero la sábana y la longitud, a penas dentro del promedio, de mi miembro me permitieron ocultarlo.
En el momento que pensé que todo había terminado, mi madre, sin moverse de su lugar, situó las manos en sus caderas y poco a poco comenzó a tirar de su tanga mientras se inclinaba, lo que me dio una maravillosa visión de su culo con forma de durazno y dejando al descubierto ese jugoso tesoro que tenía entre las piernas. Mi pene y corazón estaban a punto de estallar. Luego de dejarme admirar por completo su desnudez, mi madre se erigió de nuevo, tomo su toalla yse dirigió al baño sin dejar de sonreír mientras me miraba a los ojos.
Cuando escuché caer agua de la ducha, de un salo salí de la cama para tomar el tanga de mi madre, olfatearlo, lamerlo y correrme en ella.Necesitaba eyacular ¡ya! De pronto el sonido de la voz de mi madre amis espaldas me dejó petrificado, - oye bribón, ¿por qué no te duchas con mamá? a ver si así se te quita ese calor-. Era mi madre completamente desnuda y tan mojada que su piel brillaba de pies
a cabeza. De pronto extendió la mano que me invitaba a unirme a la ducha con ella.
….Continuará
Mi cara debió ser de antología, estaba anonadado y fuera de la realidad. Si bien mi madre no me era, sexualmente, indiferente pues ella era el objeto de mi mayor deseo, mi mayor prohibición, jamás imaginé, ni en mis más locas y sucias fantasías, que llegaría estar recostado en la cama de mi madre mientras observaba como se desvestía frente a mí.
Las palabras -¡uy!, disculpa cariño- me sacaron del letargo, mientras ella con una sonrisa se dio vuelta para dejarme admirar su dorso completamente desnudo. No había una sola libra de más. Lo que vino después hizo que se me parara el corazón. La falda de mi madre se fue deslizando por sus nalgas, descubriendo poco a poco la tanga de encaje que hacía juego con el sostén, sentí como mis latidos se sincronizaban con el sensual movimiento de caderas. Mi corazón se aceleró cuando al fin la falda cayó y dejó al descubierto las largas piernas de mi madre envueltas en dos medias de seda y adornadas con unos finos ligueros que le hacían juego. Al fin pude ver sus torneadas piernas cuando con un movimiento rápido, pero no menos sensual, se deshizo de estas prendas.
Mi madre parecía disfrutar de esta situación, poner a su hijo de diecinueve años cachondo. Para ese momento mi miembro se encontraba tan duro cual barra de acero, pero la sábana y la longitud, a penas dentro del promedio, de mi miembro me permitieron ocultarlo.
En el momento que pensé que todo había terminado, mi madre, sin moverse de su lugar, situó las manos en sus caderas y poco a poco comenzó a tirar de su tanga mientras se inclinaba, lo que me dio una maravillosa visión de su culo con forma de durazno y dejando al descubierto ese jugoso tesoro que tenía entre las piernas. Mi pene y corazón estaban a punto de estallar. Luego de dejarme admirar por completo su desnudez, mi madre se erigió de nuevo, tomo su toalla yse dirigió al baño sin dejar de sonreír mientras me miraba a los ojos.
Cuando escuché caer agua de la ducha, de un salo salí de la cama para tomar el tanga de mi madre, olfatearlo, lamerlo y correrme en ella.Necesitaba eyacular ¡ya! De pronto el sonido de la voz de mi madre amis espaldas me dejó petrificado, - oye bribón, ¿por qué no te duchas con mamá? a ver si así se te quita ese calor-. Era mi madre completamente desnuda y tan mojada que su piel brillaba de pies
a cabeza. De pronto extendió la mano que me invitaba a unirme a la ducha con ella.
….Continuará
1 comentarios - Un sueño hecho realidad