Luego de un día casi normal, o normal hasta el momento,llegué a casa y me metí en la ducha. Me relajé, con el chorro de agua tibiacayendo sobre mi espalda. Frotaba y acariciaba mi cuerpo, mis dedos jugaban conel jabón líquido, mientras dejaba a mi mente volar, desarrollándose lasimágenes de mis alumnos en mi cabeza.
Acaricié mi conchita, sobre los labios, subiendo y abajando,abriéndolos con mis dos deditos, y cuando incluí el tercero, sentía como melubricaba. No podía privarme de ese placer, luego de ver tantos jóvenes,viriles y hermosos bultos. Al salir de la ducha, solo me sequé, y decidítirarme boca arriba en la cama, algo incómodo por mis senos que se movían. Perosin preocupación, al fin y al cabo si entraba alguien a la habitación, sería mimarido, y en ese momento no se encontraba en casa.
Me relajé, y conforme pasaba el tiempo, decidí jugar,sacándome fotos o filmarme, de manera provocativa, para subir fotos o videos enlas historias de Instagram. Mis seguidores siempre responden a ellas, por loque me llegan sus fotos de sus hermosas y jugosas porongas. Me dejé llevar, ylentamente acariciaba y estiraba mi clítoris, mientras con la otra mano,llevaba una de mis tetas hacia la boca, y lamía mi pezón, que estaba durito porla calentura.
Suspiraba, gemía profunda y deliciosamente, dispuesta asumergirme en mi propio e inevitable orgasmo, sin importar nada más que mipropio placer. Pero antes de quedar completamente mojada, empapada, se abre lapuerta de mi habitación. Era uno de mis hijos, preguntando si me pasaba algo,cuando me vio completamente abierta, jugando con mi cuerpo, entregada alplacer. Fue hasta que reaccionó, que se quedó mirando, y roja de la vergüenzale pedí que se fuera.
Pasaron los días, y trataba de esquivarlo, evadirlo. Cuandobuscaba hablarme, me iba. No podía si quiera mirarlo fijamente a la cara muchotiempo. Hasta que decidí confrontarlo, es mi hijo, y no podía quedar todo enesa situación. Tenía que arreglar las cosas o reparar el daño, si es que habíauno. Una pequeña aclaración, soy bailarina, por lo que siempre me ha gustadomostrar mi cuerpo y provocar. Siempre trataba de disimular, aunque mis hijos meespiaran, o esas cosas típicas de la adolescencia, yo omitía esos detalles.
La noche que decidí confrontarlo, estaba con un pijama, tipobabydoll. Fui a su habitación, el usaba su celular, al momento de entrar lodejó para hablar, pero no encontraba las palabras para para arreglar lasituación. Creo que intentó chantajearme, cuando me dijo algo de contarle a supapá, pero no había hecho nada malo, no estaba con nadie más cuando me vio. Fueentonces cuando agarró una de mis manos y me llevó hacia él, no sabía comoreaccionar en ese momento. Cuando dio su primera nalgada, sentí vergüenza, peroa la segunda, cuando levanto la parte de atrás del babydoll y su mano pesadacayó sobre mi nalga desnuda, sentí una corriente eléctrica en mi cuerpo.
Mis pezones se habían endurecido y traslucían sobre elbabydoll. Mientras usaba mis senos como almohada, apoyando su cabeza, seguía pegandoy pellizcando mis nalgas, hasta que iban tomando color rojizo, y preguntó si medolía. Mas que dolor, había pasado de la humillación, a la calentura. Y le dijesin pensarlo, “antes de ser tu madre, soy mujer”. Corrí mi tanguita húmeda, yacerqué su cabecita, por donde el había salido hace 18 años, para que sintierael olor a hembra en celo que tenía su mamá.
Sentía sus suspiros en mi conchita, como buscaba meter sucarita, entre su nariz, y su lenguita juguetona que quería acariciar miclítoris. “Si tenías ganas de divertirte sin papá me hubieses dicho”, dijo.Mientras introducía sus deditos entre mis labios, y bajaba mi babydoll debajode las tetas, para luego morder y estirar mi clítoris. La noche daba paracoger, pero temía de que los mismo orgasmos que me delataron con él, mefallaran otra vez, mas teniendo una hermosa poronga bombeándome, y sobre todosiendo la de mi hijo. Por lo que sólo decidí chuparle la pija, y dejarlo paraotra vez.
Comencé lamiendo la base de sus rugosos huevitos, llenos de lechita,inflados, un hermoso macho. Seguí lamiendo, subiendo por su tronco caliente yvenoso, mientras gemía despacio, mirándolo con cara de putita sedienta deleche, y frotaba sus hermosas bolas babeadas por mí. Al llegar a su rosadacabecita, lo primero que hice fue lamerle el cuellito de la verga, rodeándola,hasta subir a la puntita y sentir ese gustito a lechita que había liberado pormí. Y al final, hacerle una garganta profunda, con su verga en mi garganta, sinsoltarla, hasta que me faltara el aire, haciendo arcadas.
Como le encantan mis tetas, decidí pajearlo con ellas,apretándolas un poquito, su verga se deslizaba en medio de ellas, y cuandosubía, lamía su cabecita. Le encanta que le coma la pija mientras me coge lastetas. Me di vuelta (creyó que le iba a entregarle la cola), pero solo puse suporonga entre mis nalgas, y menearme, para pajearlo con mi orto, su pija en misraya, mojándome con su cabecita que se cubría y descubría con la pielcita, alritmo de mi colita.
Luego de la turca y pajearlo con las nalgas, a punto deestallar en leche su pija, y lamer su colita. Decidió agarrarme del pelo, ydeslizar su hermoso tronco venoso por mi boca. Hundió su pija en mi garganta,hasta que mis labios hicieran tope con sus huevos. Era mi hijo, cogiéndome laboquita, mientras sus huevos rebotaban en mi pera, mientras yo acariciaba mistetas. Para al final, pedirle, mirándolo a los ojos, con cara de putita en celoy la lenguita afuera, toda su lechita cremosa, blanca, y calentita, que terminóbañándome la carita y parte de las tetas. Y juntándola con sus deditos, me toméhasta la última gota.
Mas adelante voy a subir más!!
Acaricié mi conchita, sobre los labios, subiendo y abajando,abriéndolos con mis dos deditos, y cuando incluí el tercero, sentía como melubricaba. No podía privarme de ese placer, luego de ver tantos jóvenes,viriles y hermosos bultos. Al salir de la ducha, solo me sequé, y decidítirarme boca arriba en la cama, algo incómodo por mis senos que se movían. Perosin preocupación, al fin y al cabo si entraba alguien a la habitación, sería mimarido, y en ese momento no se encontraba en casa.
Me relajé, y conforme pasaba el tiempo, decidí jugar,sacándome fotos o filmarme, de manera provocativa, para subir fotos o videos enlas historias de Instagram. Mis seguidores siempre responden a ellas, por loque me llegan sus fotos de sus hermosas y jugosas porongas. Me dejé llevar, ylentamente acariciaba y estiraba mi clítoris, mientras con la otra mano,llevaba una de mis tetas hacia la boca, y lamía mi pezón, que estaba durito porla calentura.
Suspiraba, gemía profunda y deliciosamente, dispuesta asumergirme en mi propio e inevitable orgasmo, sin importar nada más que mipropio placer. Pero antes de quedar completamente mojada, empapada, se abre lapuerta de mi habitación. Era uno de mis hijos, preguntando si me pasaba algo,cuando me vio completamente abierta, jugando con mi cuerpo, entregada alplacer. Fue hasta que reaccionó, que se quedó mirando, y roja de la vergüenzale pedí que se fuera.
Pasaron los días, y trataba de esquivarlo, evadirlo. Cuandobuscaba hablarme, me iba. No podía si quiera mirarlo fijamente a la cara muchotiempo. Hasta que decidí confrontarlo, es mi hijo, y no podía quedar todo enesa situación. Tenía que arreglar las cosas o reparar el daño, si es que habíauno. Una pequeña aclaración, soy bailarina, por lo que siempre me ha gustadomostrar mi cuerpo y provocar. Siempre trataba de disimular, aunque mis hijos meespiaran, o esas cosas típicas de la adolescencia, yo omitía esos detalles.
La noche que decidí confrontarlo, estaba con un pijama, tipobabydoll. Fui a su habitación, el usaba su celular, al momento de entrar lodejó para hablar, pero no encontraba las palabras para para arreglar lasituación. Creo que intentó chantajearme, cuando me dijo algo de contarle a supapá, pero no había hecho nada malo, no estaba con nadie más cuando me vio. Fueentonces cuando agarró una de mis manos y me llevó hacia él, no sabía comoreaccionar en ese momento. Cuando dio su primera nalgada, sentí vergüenza, peroa la segunda, cuando levanto la parte de atrás del babydoll y su mano pesadacayó sobre mi nalga desnuda, sentí una corriente eléctrica en mi cuerpo.
Mis pezones se habían endurecido y traslucían sobre elbabydoll. Mientras usaba mis senos como almohada, apoyando su cabeza, seguía pegandoy pellizcando mis nalgas, hasta que iban tomando color rojizo, y preguntó si medolía. Mas que dolor, había pasado de la humillación, a la calentura. Y le dijesin pensarlo, “antes de ser tu madre, soy mujer”. Corrí mi tanguita húmeda, yacerqué su cabecita, por donde el había salido hace 18 años, para que sintierael olor a hembra en celo que tenía su mamá.
Sentía sus suspiros en mi conchita, como buscaba meter sucarita, entre su nariz, y su lenguita juguetona que quería acariciar miclítoris. “Si tenías ganas de divertirte sin papá me hubieses dicho”, dijo.Mientras introducía sus deditos entre mis labios, y bajaba mi babydoll debajode las tetas, para luego morder y estirar mi clítoris. La noche daba paracoger, pero temía de que los mismo orgasmos que me delataron con él, mefallaran otra vez, mas teniendo una hermosa poronga bombeándome, y sobre todosiendo la de mi hijo. Por lo que sólo decidí chuparle la pija, y dejarlo paraotra vez.
Comencé lamiendo la base de sus rugosos huevitos, llenos de lechita,inflados, un hermoso macho. Seguí lamiendo, subiendo por su tronco caliente yvenoso, mientras gemía despacio, mirándolo con cara de putita sedienta deleche, y frotaba sus hermosas bolas babeadas por mí. Al llegar a su rosadacabecita, lo primero que hice fue lamerle el cuellito de la verga, rodeándola,hasta subir a la puntita y sentir ese gustito a lechita que había liberado pormí. Y al final, hacerle una garganta profunda, con su verga en mi garganta, sinsoltarla, hasta que me faltara el aire, haciendo arcadas.
Como le encantan mis tetas, decidí pajearlo con ellas,apretándolas un poquito, su verga se deslizaba en medio de ellas, y cuandosubía, lamía su cabecita. Le encanta que le coma la pija mientras me coge lastetas. Me di vuelta (creyó que le iba a entregarle la cola), pero solo puse suporonga entre mis nalgas, y menearme, para pajearlo con mi orto, su pija en misraya, mojándome con su cabecita que se cubría y descubría con la pielcita, alritmo de mi colita.
Luego de la turca y pajearlo con las nalgas, a punto deestallar en leche su pija, y lamer su colita. Decidió agarrarme del pelo, ydeslizar su hermoso tronco venoso por mi boca. Hundió su pija en mi garganta,hasta que mis labios hicieran tope con sus huevos. Era mi hijo, cogiéndome laboquita, mientras sus huevos rebotaban en mi pera, mientras yo acariciaba mistetas. Para al final, pedirle, mirándolo a los ojos, con cara de putita en celoy la lenguita afuera, toda su lechita cremosa, blanca, y calentita, que terminóbañándome la carita y parte de las tetas. Y juntándola con sus deditos, me toméhasta la última gota.
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13 comentarios - Amor de madre, y de mujer. Incesto
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