Un sábado por la noche decidimos salir a tomar algo y mi marido me dijo que me arreglaría él, pues tenía ganas de verme sexy ya que quería ponerse cachondo viéndome provocar a alguien, lo que me pareció muy divertido. cuando acabó de arreglarme me pareció excesivo parecía una putita, a lo que él respondió que era así como quería que me comportase esa noche, y mirándome en un espejo le pregunté si estaba seguro de lo que estaba diciéndome, que luego se podía arrepentir y que me daba miedo, a lo que me contestó que era un juego entre nosotros, y que estaba totalmente seguro, pero que no diese ningún dato real ni dijese ni hiciese nada que nos pudiese implicar en un futuro,, nos fuimos a una discoteca cuando entramos fui comida por las miradas . Eso era normal por la pinta que tenía, pues mi marido me hizo maquillarme más de lo normal, y me había elegido una ropa de infarto, pues tenia una minifalda de color negro con la que prácticamente enseñaba el culo (no me la ponía nunca por lo excesivamente corta que era), y una blusa sintética de color lila que dejaba entrever el canalillo hasta más abajo de mis pechos,
Reconozco que estaba muy caliente y el juego me atraía mi maridito me propondría separarse de mí para ver como alguien intentaba levantarme conmigo, y me incitaba a buscar a alguien que me gustase como amante ocasional, por lo que le pregunté que hasta dónde quería llegar, y cuál fue mi sorpresa cuando me respondió que hasta verme acabar debajo de alguien. Al escuchar ese comentario al oído sentí que empezaba a humedecerme y después de preguntarle de nuevo si estaba seguro y ver su afirmación le dije que lo intentaría pero sin garantizarle nada, y dije que se sentase en las mesas del fondo, que yo iría después.
Tras un minuto fui al fondo y me puse en la barra para pedir, percatándome de la presencia de un chico de más edad que la mayoría, sobre 35, y no necesité más de una mirada y una sonrisa para que se me acercase
Podía ver la cara de mi esposo a escasos 5 metros de donde estábamos, y era pura lujuria. Podía notar cómo me estaba excitando más de lo habitual, y podía comprobar cómo cada vez se lanzaba más el chico, hasta atreverse a apoyar la mano en mi muslo y hacerme unas leves caricias. Al cuarto de hora estábamos sentados en una mesa más al fondo y me entregaba a apasionados besos, pero viendo que éramos blanco de muchas miradas, le dije al chico que ahora venia y me fui a hablar con mi esposo y me dijo que me queria ver gozar , que vaya para el auto y que lo esperara.
Reconozco que mientras esperaba en el coche a que saliese mi marido, empezaba a desear que no saliese acompañado, pues tenía miedo de lo que pudiese ocurrir después de esa noche, pero al mismo tiempo quería seguir sintiendo esos labios en mi cuello, y esas manos en mis piernas, y deseaba estar con otro hombre y sentirme plena…
Tras diez eternos minutos salieron los dos, charlando como buenos amigos,
En aproximadamente 6 o 7 minutos entramos a su cas para romper el hielo nos preguntó si queríamos tomar algo, a lo que accedí, . Sin darme tiempo a tomar casi nada, mi marido se pegó a mí por detrás, haciéndome sentir su abultado miembro en mi trasero, y mientras empezaba a acariciarme los pechos me dijo- esta noche vas a disfrutar todo lo que te apetezca- y mirando a nuestro amigo le dijo- ¿has visto qué piernas tan bonitas tiene? son muy suaves- y nuestro amigo sin pensárselo dos veces se acercó y empezó a frotarse por delante mientras me tocaba los senos. Me pareció notar un bulto excesivamente grande entre sus piernas, pero dejé de pensar pues a esas alturas sólo quería sentir y disfrutar de todas las caricias que me hacían. No recuerdo de qué forma, pero sí que entre los dos me acariciaron y desnudaron, dejándome la tanguita negro que llevaba, y tras unir dos camas me tumbaron boca arriba situándose uno a cada lado y tocándome y besándome por todas partes.
Estando ya totalmente desinhibida y deseosa, palpé por encima del pantalón el miembro del chico y pude notar que no era de dimensiones normales…
Después de unos momentos se desnudaron y pude observar que el miembro que me había parecido tan grande no era grande era grandísimo…Mi marido se encargó de decirme obscenidades al oído ( cosa que me excita sobremanera), y cuando quise reaccionar mi amante estaba situado entre mis piernas, y con dulzura y firmeza me las separó más, tumbándose sobre mí, y situando su pene en mi entrada. Mi marido se puso detrás de mi cabeza estiró mis brazos como si estuviese atada al cabecero de la cama y me dijo- mírale a los ojos y dile que tienes ganas de sentir como te la mete, dile que quieres que te coja
le dije- quiero sentir como me la metes, suavemente, hasta llegar al fondo. Nada más escucharme el chico empezó a entrar en mí, no tan suave como hubiese querido (lo comprendo por la excitación que debía tener), pero a pesar del grosor no fue tan doloroso como pensaba que sería y tras varias idas y venidas y algunos comentarios de mi marido tuve mi primer orgasmo, estaba en el paraíso…
Mi amigo por la despreocupación al usar preservativo eyaculó dentro, y al retirarse le dejó el sitio a mi esposo que sin ningún miramiento, y loco de sexo me penetró diciéndome lo bien que estaba siendo cogida
Podía sentir cómo me penetraba uno mientras el otro mordisqueaba mis pezones, cómo me levantaban las piernas y me sometían a penetraciones en las más variadas posturas, hasta que tras ponerme boca abajo noté que el chico ponía la punta de su pija en la entrada del culo
Cuando introdujo la cabeza del glande empezó un leve movimiento de entrada y salida que me dolía como nunca, hasta que sentí que en cada embestida sus testículos me golpeaban, lo que me indico que estaba totalmente dentro de mí. Poco a poco el dolor se fue transformando en placer, y sin ningún miramiento al escuchar mis gemidos de placer haciendo que tuviese un orgasmo tras otro y gritase como una loca. Cuando me vio rendida del todo, agarrándome por las caderas giró, dejándome boca arriba, y vi como con una expresión de locura y deseo venía mi marido totalmente erecto, dispuesto a ocupar mi agujero natural, y a pesar de decirle que no, empezó a introducirse, haciéndome gritar otra vez r por el placer, sintiendo cómo me llenaban totalmente y me disfrutaban a su entero capricho.
No sé cuántas veces alcancé un orgasmo, ya que uno se juntaba con otro, pero seguro que fueron más de una docena, y cuando se corrieron (los dos lo hicieron dentro) y se relajaron, se separaron de mí,
empezamos a excitarnos pensando en repetir la experiencia, y desde entonces no hemos parado, pues cada cierto tiempo disfruto de alguna experiencia nueva. Pero lo cierto es que no disfruto sólo en la cama, también lo hago mientras mi maridito escoge la ropa, o cuando salimos a comprarla, cuando empezamos a seleccionar un nuevo contacto, cuando entablo las primeras conversaciones telefónicas, en fin todo
en la que me transformo de señora respetable en su linda putita … con el permiso de mi marido.
Reconozco que estaba muy caliente y el juego me atraía mi maridito me propondría separarse de mí para ver como alguien intentaba levantarme conmigo, y me incitaba a buscar a alguien que me gustase como amante ocasional, por lo que le pregunté que hasta dónde quería llegar, y cuál fue mi sorpresa cuando me respondió que hasta verme acabar debajo de alguien. Al escuchar ese comentario al oído sentí que empezaba a humedecerme y después de preguntarle de nuevo si estaba seguro y ver su afirmación le dije que lo intentaría pero sin garantizarle nada, y dije que se sentase en las mesas del fondo, que yo iría después.
Tras un minuto fui al fondo y me puse en la barra para pedir, percatándome de la presencia de un chico de más edad que la mayoría, sobre 35, y no necesité más de una mirada y una sonrisa para que se me acercase
Podía ver la cara de mi esposo a escasos 5 metros de donde estábamos, y era pura lujuria. Podía notar cómo me estaba excitando más de lo habitual, y podía comprobar cómo cada vez se lanzaba más el chico, hasta atreverse a apoyar la mano en mi muslo y hacerme unas leves caricias. Al cuarto de hora estábamos sentados en una mesa más al fondo y me entregaba a apasionados besos, pero viendo que éramos blanco de muchas miradas, le dije al chico que ahora venia y me fui a hablar con mi esposo y me dijo que me queria ver gozar , que vaya para el auto y que lo esperara.
Reconozco que mientras esperaba en el coche a que saliese mi marido, empezaba a desear que no saliese acompañado, pues tenía miedo de lo que pudiese ocurrir después de esa noche, pero al mismo tiempo quería seguir sintiendo esos labios en mi cuello, y esas manos en mis piernas, y deseaba estar con otro hombre y sentirme plena…
Tras diez eternos minutos salieron los dos, charlando como buenos amigos,
En aproximadamente 6 o 7 minutos entramos a su cas para romper el hielo nos preguntó si queríamos tomar algo, a lo que accedí, . Sin darme tiempo a tomar casi nada, mi marido se pegó a mí por detrás, haciéndome sentir su abultado miembro en mi trasero, y mientras empezaba a acariciarme los pechos me dijo- esta noche vas a disfrutar todo lo que te apetezca- y mirando a nuestro amigo le dijo- ¿has visto qué piernas tan bonitas tiene? son muy suaves- y nuestro amigo sin pensárselo dos veces se acercó y empezó a frotarse por delante mientras me tocaba los senos. Me pareció notar un bulto excesivamente grande entre sus piernas, pero dejé de pensar pues a esas alturas sólo quería sentir y disfrutar de todas las caricias que me hacían. No recuerdo de qué forma, pero sí que entre los dos me acariciaron y desnudaron, dejándome la tanguita negro que llevaba, y tras unir dos camas me tumbaron boca arriba situándose uno a cada lado y tocándome y besándome por todas partes.
Estando ya totalmente desinhibida y deseosa, palpé por encima del pantalón el miembro del chico y pude notar que no era de dimensiones normales…
Después de unos momentos se desnudaron y pude observar que el miembro que me había parecido tan grande no era grande era grandísimo…Mi marido se encargó de decirme obscenidades al oído ( cosa que me excita sobremanera), y cuando quise reaccionar mi amante estaba situado entre mis piernas, y con dulzura y firmeza me las separó más, tumbándose sobre mí, y situando su pene en mi entrada. Mi marido se puso detrás de mi cabeza estiró mis brazos como si estuviese atada al cabecero de la cama y me dijo- mírale a los ojos y dile que tienes ganas de sentir como te la mete, dile que quieres que te coja
le dije- quiero sentir como me la metes, suavemente, hasta llegar al fondo. Nada más escucharme el chico empezó a entrar en mí, no tan suave como hubiese querido (lo comprendo por la excitación que debía tener), pero a pesar del grosor no fue tan doloroso como pensaba que sería y tras varias idas y venidas y algunos comentarios de mi marido tuve mi primer orgasmo, estaba en el paraíso…
Mi amigo por la despreocupación al usar preservativo eyaculó dentro, y al retirarse le dejó el sitio a mi esposo que sin ningún miramiento, y loco de sexo me penetró diciéndome lo bien que estaba siendo cogida
Podía sentir cómo me penetraba uno mientras el otro mordisqueaba mis pezones, cómo me levantaban las piernas y me sometían a penetraciones en las más variadas posturas, hasta que tras ponerme boca abajo noté que el chico ponía la punta de su pija en la entrada del culo
Cuando introdujo la cabeza del glande empezó un leve movimiento de entrada y salida que me dolía como nunca, hasta que sentí que en cada embestida sus testículos me golpeaban, lo que me indico que estaba totalmente dentro de mí. Poco a poco el dolor se fue transformando en placer, y sin ningún miramiento al escuchar mis gemidos de placer haciendo que tuviese un orgasmo tras otro y gritase como una loca. Cuando me vio rendida del todo, agarrándome por las caderas giró, dejándome boca arriba, y vi como con una expresión de locura y deseo venía mi marido totalmente erecto, dispuesto a ocupar mi agujero natural, y a pesar de decirle que no, empezó a introducirse, haciéndome gritar otra vez r por el placer, sintiendo cómo me llenaban totalmente y me disfrutaban a su entero capricho.
No sé cuántas veces alcancé un orgasmo, ya que uno se juntaba con otro, pero seguro que fueron más de una docena, y cuando se corrieron (los dos lo hicieron dentro) y se relajaron, se separaron de mí,
empezamos a excitarnos pensando en repetir la experiencia, y desde entonces no hemos parado, pues cada cierto tiempo disfruto de alguna experiencia nueva. Pero lo cierto es que no disfruto sólo en la cama, también lo hago mientras mi maridito escoge la ropa, o cuando salimos a comprarla, cuando empezamos a seleccionar un nuevo contacto, cuando entablo las primeras conversaciones telefónicas, en fin todo
en la que me transformo de señora respetable en su linda putita … con el permiso de mi marido.
1 comentarios - la puta de mi esposo