Encuentro (I):
http://m.poringa.net/posts/relatos/3252211/Encuentro-I.html
Cuando me desperté lo vi a mi lado, acostado boca abajo. Empecé a acariciar su espalda, casi arañándolo.. sabía que eso le gustaba. En seguida se dió vuelta y empezamos a comernos la boca, mientras con nuestras manos nos recorríamos mutuamente.
Esos besos, esas manos se volvían cada vez mas intensas, mas violentas. No pude contener un gemido cuando, con algo de violencia y algo de delicadeza, me agarró del cabello tirandome la cabeza para atras y me guió hasta su pija. Sin mediar palabra empecé a chuparsela, primero guiada por sus manos, después guiada por mi deseo. Al fin tenía delante mio esa pija hizándose ante mi, ¿motivada por qué? ¿Será por mi lengua que la recorre entera? ¿Será por mis labios que la presionan suavemente? ¿O será por mis manos que acompañan el movimiento y el ritmo de mis labios?
¡Cómo me la hizo desear el muy hijo de puta! No fué capaz de mandarme una sola foto de la pija en todas nuestras charlas previas. No al menos una entera.. en una se tapaba un poco, en otra sólo me mostraba la puntita. Un verdadero hijo de puta haciéndomela desear hasta el último minuto. Y ahi estaba yo, chupándosela con todas las ganas que me hizo acumular, hasta que no aguanté mas.
Subí hasta su cuello, lo besé nuevamente, lo lamí esperando su respuesta en forma de gemido, mientras con una mano la acomodaba en la entrada de mi conchita. ¡Ay! De recordarlo me humedezco de nuevo. Que hermoso sentirla al fin dentro mio, cumpliendo cada promesa de placer que hicieron ella y su portador. Apenas unos minutos me dejó cabalgarlo como la gata en celo que me convirtió aquella noche, y me bajo de él.
Me tiró -fiel a su estilo- de manera brusca y a la vez cuidadosa en el borde de la cama, parándose el delante mio me volvió a penetrar por completo. Sin término medio, toda adentro y empezó a bombearme fuerte. Primero agarrándose de mis caderas, después subió hasta mis tetas agarrándolas fuerte. ¡Hasta en eso es bueno! Encontró el punto exacto donde el dolor es placer -a pesar de que varios días después seguía sintiendo en mi cuerpo las secuelas de aquel encuentro-. Yo volaba de nuevo de calentura, me sentía en el limbo a punto de saltar al vacio, flotando de placer, al borde de un orgasmo que prometía ser el mejor de la noche.
En ese preciso momento el descubrió el mayor de mis secretos, el único que no se lo había contado nunca, oculto adrede: una mano firme, dominante y violenta en el cuello puede hacerme acabar intensamente. Y así lo hizo, guiado por mi. Y así acabé, guiada por el frenesí en el que se había convertido este encuentro. Cuarto orgasmo mio, y aún no lograba enloquecerlo lo suficiente para que me entregue toda esa leche que tenía para mi.
Las ventajas de las morochas: somos difíciles de marcar.. Sino imagínense la dedicación que hubiera tenido que darle a tapar todas las marcas de ese bruto encuentro.
Volviendo a aquella anoche, sin dejarme siquiera terminar con mi orgasmo me volvió a acomodar en la cama -a estas altura yo no controlaba mi cuerpo y era su jueguete, él hacía y deshacía lo que quería conmigo- y se subió arriba mio. Yo boca arriba, él entre mis piernas, nuevamente se agarraba de donde podía.. de mis tetas, apoyado en la cama, de mi cola.. cualquiera era útil para agarrarse y cogerme de la manera en que lo estaba haciendo. Fuerte, duro, casi como un animal en celo. Logró sacarme justo un orgasmo, el último de esta tanda y el primero que compartíamos. ¡Como se controlaba para no acabar!
Cuando estaba por hacerlo, se arrodilló en la cama frente a mi, yo aún con las piernas abiertas sin poder reaccionar demasiado, y empezó a pajearse. Sólo fueron necesarios dos o tres movimientos para que -al fin- me llenara de leche la panza y las tetas. Caímos rendidos los dos, sólo se escuchaba nuestra respiración agitada en aquella pequeña, pero acogedora habitación con vista a la plaza con los lapachos en flor.
Descansamos unos minutos, quizás nos dormimos, no lo sé.. perdí la noción del tiempo. Le rogué ir por algo de comer, me bañé y salimos en busca de aquella cerveza helada que terminara de deshinibirme.
(¿Acaso era necesaria?)
http://m.poringa.net/posts/relatos/3252211/Encuentro-I.html
Cuando me desperté lo vi a mi lado, acostado boca abajo. Empecé a acariciar su espalda, casi arañándolo.. sabía que eso le gustaba. En seguida se dió vuelta y empezamos a comernos la boca, mientras con nuestras manos nos recorríamos mutuamente.
Esos besos, esas manos se volvían cada vez mas intensas, mas violentas. No pude contener un gemido cuando, con algo de violencia y algo de delicadeza, me agarró del cabello tirandome la cabeza para atras y me guió hasta su pija. Sin mediar palabra empecé a chuparsela, primero guiada por sus manos, después guiada por mi deseo. Al fin tenía delante mio esa pija hizándose ante mi, ¿motivada por qué? ¿Será por mi lengua que la recorre entera? ¿Será por mis labios que la presionan suavemente? ¿O será por mis manos que acompañan el movimiento y el ritmo de mis labios?
¡Cómo me la hizo desear el muy hijo de puta! No fué capaz de mandarme una sola foto de la pija en todas nuestras charlas previas. No al menos una entera.. en una se tapaba un poco, en otra sólo me mostraba la puntita. Un verdadero hijo de puta haciéndomela desear hasta el último minuto. Y ahi estaba yo, chupándosela con todas las ganas que me hizo acumular, hasta que no aguanté mas.
Subí hasta su cuello, lo besé nuevamente, lo lamí esperando su respuesta en forma de gemido, mientras con una mano la acomodaba en la entrada de mi conchita. ¡Ay! De recordarlo me humedezco de nuevo. Que hermoso sentirla al fin dentro mio, cumpliendo cada promesa de placer que hicieron ella y su portador. Apenas unos minutos me dejó cabalgarlo como la gata en celo que me convirtió aquella noche, y me bajo de él.
Me tiró -fiel a su estilo- de manera brusca y a la vez cuidadosa en el borde de la cama, parándose el delante mio me volvió a penetrar por completo. Sin término medio, toda adentro y empezó a bombearme fuerte. Primero agarrándose de mis caderas, después subió hasta mis tetas agarrándolas fuerte. ¡Hasta en eso es bueno! Encontró el punto exacto donde el dolor es placer -a pesar de que varios días después seguía sintiendo en mi cuerpo las secuelas de aquel encuentro-. Yo volaba de nuevo de calentura, me sentía en el limbo a punto de saltar al vacio, flotando de placer, al borde de un orgasmo que prometía ser el mejor de la noche.
En ese preciso momento el descubrió el mayor de mis secretos, el único que no se lo había contado nunca, oculto adrede: una mano firme, dominante y violenta en el cuello puede hacerme acabar intensamente. Y así lo hizo, guiado por mi. Y así acabé, guiada por el frenesí en el que se había convertido este encuentro. Cuarto orgasmo mio, y aún no lograba enloquecerlo lo suficiente para que me entregue toda esa leche que tenía para mi.
Las ventajas de las morochas: somos difíciles de marcar.. Sino imagínense la dedicación que hubiera tenido que darle a tapar todas las marcas de ese bruto encuentro.
Volviendo a aquella anoche, sin dejarme siquiera terminar con mi orgasmo me volvió a acomodar en la cama -a estas altura yo no controlaba mi cuerpo y era su jueguete, él hacía y deshacía lo que quería conmigo- y se subió arriba mio. Yo boca arriba, él entre mis piernas, nuevamente se agarraba de donde podía.. de mis tetas, apoyado en la cama, de mi cola.. cualquiera era útil para agarrarse y cogerme de la manera en que lo estaba haciendo. Fuerte, duro, casi como un animal en celo. Logró sacarme justo un orgasmo, el último de esta tanda y el primero que compartíamos. ¡Como se controlaba para no acabar!
Cuando estaba por hacerlo, se arrodilló en la cama frente a mi, yo aún con las piernas abiertas sin poder reaccionar demasiado, y empezó a pajearse. Sólo fueron necesarios dos o tres movimientos para que -al fin- me llenara de leche la panza y las tetas. Caímos rendidos los dos, sólo se escuchaba nuestra respiración agitada en aquella pequeña, pero acogedora habitación con vista a la plaza con los lapachos en flor.
Descansamos unos minutos, quizás nos dormimos, no lo sé.. perdí la noción del tiempo. Le rogué ir por algo de comer, me bañé y salimos en busca de aquella cerveza helada que terminara de deshinibirme.
(¿Acaso era necesaria?)
6 comentarios - Encuentro (II)
habrá tercera parte?
Gracias por los pts 😚