A ella la llamaremos la srta. Alex, con quien chatié hace años y mucho tiempo después logre conocer personalmente.. Soñaba con hacerle el amor y cumplir muchas de las fantasías que compartíamos por chat. Este es un relato que hice para ella hace años (iba mas o menos así, no recuerdo todo bien). Con ese relato ella logró llegar al climax tocándose mientras leía mis palabras.
Para ese tiempo tenía un cuerpo adolescente, rellenita pero con unos senos hipnotizantes.
Imagíname como una persona a la que vez una vez y no verás nunca más. Alguien que apareció en tu vida un día y encendió el deseo y con quien cumpliste ese sueño de tener un romance fugaz. Ese día aparecí en tu oficina, elegante, coincidencialmente con tu perfume favorito a alguna entrevista del trabajo, te vi a lo lejos pero no pude hablarte. Lástima que no ibas a atenderme tu.
Salgo de la entrevista, me apresuro a entrar en el ascensor sin darme cuenta que no iba a donde quería. El ascensor regresa al piso donde trabajas y te veo entrar. Siento un calor recorrer mu cuerpo y tu cara sonrojada me dice que también lo sentiste. Puedo ver cierta picardía en tu cara a la que por timidez solo me atrevo a ver a través de un espejo.
El ascensor sigue bajando por el edificio, gente entra, sale y en algún piso hizo un sobresalto con una pequeña falla de electricidad. En un abrir y cerrar de ojos el interior del ascensor se queda a media luz y sin nadie mas que tu y yo.
No se quien fue primero en busca del otro, pero no recuerdo haber abrazado ni besado a alguien con tal necesidad, con tanto deseo. Poco a poco mis manos van bajando por tu espalda pegándote a mi cuerpo para que sientas mi erección y hasta mis latidos que dicen: te deseo.
Te empujé a una de las paredes, besé tu cuello, tus orejas mientras tu mordiéndote los labios, mueves tu cuerpo para sentir mi pene en tu pelvis. Te quito poco a poco el vestido mientras tu me tocas el pene que hace rato quiere salir del pantalón. Mi lengua dibuja un camino desde tus labios a ti cuello y siguen bajando hasta llegar a tus senos. Me agarras fuerte el cabello obligándome a quedarme ahí hasta no sacar todo el placer que pueda sentir una de tus areolas, y luego la otra. Sin darte cuenta ya estoy desnudándote. Vuelvo a besarte y desabrochas mi camisa mientras yo intento volver a tus senos y bajar a punta de besos por tu abdomen, tu pelvis y llegar a tu clítoris, chuparlo hasta que mi lengua o tu piel se desgasten.
Los gemidos podrían haberse oído lejos pero. Te tomo de las caderas te volteo y voy a chuparte nuevamente el clítoris teniendo una hermosa vista de tus nalgas y hasta tu culo pudo sentir el calor de mi lengua y en un pequeño salto me haces saber que te encantó. Otro beso y terminas de quitarme el pantalón para poner mi pene en tu boca, chupar la cabeza, mamarlo todo hasta la base, los testículos, apretarlos mientras llevas mi pene al fondo de tu garganta. Te quedas un ratico pasando tu lengua por el frenillo, lo que me da una sensación de placer que puedo sentir desde mi espalda hasta la planta de mis pies.
Te levanto, subo una de tus piernas sosteniéndola contra mi cadera, te penetro y comienzo a cogerte fuerte y profundo mientras el ascensor nunca a parado de pasearnos por todos los pisos del edificio. Levanto tu otra pierna y te sientes totalmente a merced de mis movimientos, del vaivén de mi pelvis y de mi pene chocando ese punto donde me dices que el dolor se confunde con placer.
Me pides que te baje, te volteas y te penetro, mi cuerpo chocando de tus nalgas mientras los dos nos deleitamos viendo nuestros cuerpos desnudos reflejados en el espejo. Una de tus manos en el espejo y la otra en una de mis nalgas, señal de que quieres que te penetre más profundo.
Algo cansado me acuesto en el piso, sobre nuestras ropas, te sientas encima de mi dándome la espalda, tomas mi pene y lo introduces suavemente en tu vagina mientras con suaves sentones sigues haciéndome delirar y gemir. Como puedo cambio las piernas de posición para quedar casi arrodillado aún contigo sobre mi y de un golpe me levanto para ponerte en 4 y cogerte fuerte en la posición que sabes que saca mi instinto más primitivo y hacerme llegar a mi orgasmo. Te volteas con una cara endemoniada pidiéndome que te llene toda de semen, tu espalda, tu cabello. Quieres sentir mi semen como una suave y cálida caricia escurriéndose por tu piel mientras el ascensor da otro pequeño sobresalto y regresa la luz. Regresa el gentío que nunca había salido del ascensor. Nada de esto pasó, solo fue un sueño que compartimos los 2, salimos de allí dejando el espejo empañado del calor y de las ansias de tenernos así.
Para ese tiempo tenía un cuerpo adolescente, rellenita pero con unos senos hipnotizantes.
Imagíname como una persona a la que vez una vez y no verás nunca más. Alguien que apareció en tu vida un día y encendió el deseo y con quien cumpliste ese sueño de tener un romance fugaz. Ese día aparecí en tu oficina, elegante, coincidencialmente con tu perfume favorito a alguna entrevista del trabajo, te vi a lo lejos pero no pude hablarte. Lástima que no ibas a atenderme tu.
Salgo de la entrevista, me apresuro a entrar en el ascensor sin darme cuenta que no iba a donde quería. El ascensor regresa al piso donde trabajas y te veo entrar. Siento un calor recorrer mu cuerpo y tu cara sonrojada me dice que también lo sentiste. Puedo ver cierta picardía en tu cara a la que por timidez solo me atrevo a ver a través de un espejo.
El ascensor sigue bajando por el edificio, gente entra, sale y en algún piso hizo un sobresalto con una pequeña falla de electricidad. En un abrir y cerrar de ojos el interior del ascensor se queda a media luz y sin nadie mas que tu y yo.
No se quien fue primero en busca del otro, pero no recuerdo haber abrazado ni besado a alguien con tal necesidad, con tanto deseo. Poco a poco mis manos van bajando por tu espalda pegándote a mi cuerpo para que sientas mi erección y hasta mis latidos que dicen: te deseo.
Te empujé a una de las paredes, besé tu cuello, tus orejas mientras tu mordiéndote los labios, mueves tu cuerpo para sentir mi pene en tu pelvis. Te quito poco a poco el vestido mientras tu me tocas el pene que hace rato quiere salir del pantalón. Mi lengua dibuja un camino desde tus labios a ti cuello y siguen bajando hasta llegar a tus senos. Me agarras fuerte el cabello obligándome a quedarme ahí hasta no sacar todo el placer que pueda sentir una de tus areolas, y luego la otra. Sin darte cuenta ya estoy desnudándote. Vuelvo a besarte y desabrochas mi camisa mientras yo intento volver a tus senos y bajar a punta de besos por tu abdomen, tu pelvis y llegar a tu clítoris, chuparlo hasta que mi lengua o tu piel se desgasten.
Los gemidos podrían haberse oído lejos pero. Te tomo de las caderas te volteo y voy a chuparte nuevamente el clítoris teniendo una hermosa vista de tus nalgas y hasta tu culo pudo sentir el calor de mi lengua y en un pequeño salto me haces saber que te encantó. Otro beso y terminas de quitarme el pantalón para poner mi pene en tu boca, chupar la cabeza, mamarlo todo hasta la base, los testículos, apretarlos mientras llevas mi pene al fondo de tu garganta. Te quedas un ratico pasando tu lengua por el frenillo, lo que me da una sensación de placer que puedo sentir desde mi espalda hasta la planta de mis pies.
Te levanto, subo una de tus piernas sosteniéndola contra mi cadera, te penetro y comienzo a cogerte fuerte y profundo mientras el ascensor nunca a parado de pasearnos por todos los pisos del edificio. Levanto tu otra pierna y te sientes totalmente a merced de mis movimientos, del vaivén de mi pelvis y de mi pene chocando ese punto donde me dices que el dolor se confunde con placer.
Me pides que te baje, te volteas y te penetro, mi cuerpo chocando de tus nalgas mientras los dos nos deleitamos viendo nuestros cuerpos desnudos reflejados en el espejo. Una de tus manos en el espejo y la otra en una de mis nalgas, señal de que quieres que te penetre más profundo.
Algo cansado me acuesto en el piso, sobre nuestras ropas, te sientas encima de mi dándome la espalda, tomas mi pene y lo introduces suavemente en tu vagina mientras con suaves sentones sigues haciéndome delirar y gemir. Como puedo cambio las piernas de posición para quedar casi arrodillado aún contigo sobre mi y de un golpe me levanto para ponerte en 4 y cogerte fuerte en la posición que sabes que saca mi instinto más primitivo y hacerme llegar a mi orgasmo. Te volteas con una cara endemoniada pidiéndome que te llene toda de semen, tu espalda, tu cabello. Quieres sentir mi semen como una suave y cálida caricia escurriéndose por tu piel mientras el ascensor da otro pequeño sobresalto y regresa la luz. Regresa el gentío que nunca había salido del ascensor. Nada de esto pasó, solo fue un sueño que compartimos los 2, salimos de allí dejando el espejo empañado del calor y de las ansias de tenernos así.
0 comentarios - El ascensor y fotos soft