La relación con Mica y Nacho después de nuestro primer trío no pudo ir mejor. Compartimos salidas, tragos, risas y momentos calientes durante semanas. Si bien Mica tiene 27 años, Nacho 29 y yo 39, nos llevamos de maravillas. Yo siento que ellos ponen la energía, la explosión, y yo la experiencia, lo que hace un combo más que interesante. Están en esa edad en que querés llevarte el mundo por delante. Sobretodo Mica. Es un volcán en erupción, avasallante, imparable... y terriblemente hermosa. Lo que se dice un caramelo de exportación.
Sumada a su belleza, Mica tiene toda la onda, al igual que Nacho. Me encanta verlos reír, ser cómplices. Nacho es un tipo muy abierto, que disfruta ver que su pareja la pase bien. Y mi real interés es hacer que ambos se sientan cómodos, poder relajarnos, compartir mucho más que una cama. Con este propósito los invité a pasar un fin de semana en una quinta en San Vicente, solitos los tres. Los pasé a buscar con el auto y nos fuimos dispuestos a pasar dos días espectaculares.
Cuando llegamos, acomodamos los bolsos y Mica no perdió el tiempo. Se calzó una bikini diminuta y se tiró a tomar sol en un toallón sobre el pasto.
-Che Tete, se ve de las quintas de al lado, o me puedo quedar en topless!? -soltó Mica.
-Quedate tranqui que no se ve nada... podés nadar desnuda si querés -la provoqué.
-Mmm siempre quise nadar desnuda -dijo con esa voz de puta que me mata.
Yo ya estaba prendiendo el fueguito en la parrilla, mientras Nacho preparaba unos fernets.
-Está muy fuerte el sol -me dijo Nacho mientras me daba mi fernet. -Tendrías que ponerle un poco de protector a Mica.
-Uff te parece? -le dije. -Necesitás mis manos Mica? -la pinché.
-Siempre vienen bien unas manos grandes -me dijo con una sonrisa de oreja a oreja que es la perdición.
Antes de siquiera rozar la suave piel de Mica ya tenía la verga dura en mi short. Mica se puso boca abajo, dejando ese culo de película frente a mi cara. Empecé a pasarle protector masajeándole el cuello, los hombros, la espalda, la cintura... recorriendo cada uno de esos lunarcitos que tiene y me enamoran. Cuando llegue a la cola Mica ya estaba emitiendo unos gemiditos entrecortados que me hacen perder la cabeza. Le bajé la tanguita y levantando a Mica de la cintura hice que levante la cola, dejando la frente en el toallón, y hundí mi cara entre sus nalgas. Su conchita ya estaba húmeda. Me encanta. Me fascina. Amo chuparle la concha a Mica. Le lamí la cola, la entrepierna, los labios, todo... hasta llegar a ese clítoris precioso, bien paradito, perfecto. Se lo lamí en forma circular, de afuera hacia adentro, mientras los gemiditos de Mica ahora eran pequeños gritos de placer.
-No podés tener la concha tan rica pendeja -le dije recontra caliente.
Solo recibí un gemido por respuesta. Hice que Mica se arrodille. Yo arrodillado detrás de ella comencé a masturbar ese clítoris ya bien duro con una mano, mientras con la otra le manoseaba las tetas. Nuestras lenguas se trenzaron en un frenético beso.
-Mmm me volvés loca hijo de puta! -escupió Mica.
-Acabame toda la mano pendeja hermosa! - le dije al oído.
Nacho era un espectador de lujo. Sentado al lado de una mesa se sobaba la pija viendo la escena.
Sentí temblar ligeramente el cuerpo de Mica entre mis brazos al tiempo que acababa sobre mi mano y mis piernas.
-Ufff que buen orgasmo!! Cogeme toda!! -ordenó Mica mientras se daba vuelta y quedaba de frente a mí.
Me saque el short, me arrodillé e hice que se sentara sobre mí. La penetré hasta el fondo. Ella estaba empapada y yo con la verga durísima. Sus piernas abrazaron mi cintura y sus uñas se clavaron en mi espalda. Sus pezones bien paraditos rozaban contra mi pecho y sus gemidos eran cada vez más intensos y a mí eso me calienta muchísimo. Empecé a cogerla muy fuerte, quería partirla, sin dejar de comerle la boca. La puse de espaldas en el toallón, le agarré un tobillo con cada mano, le separé lo más que pude las piernas apuntando al cielo y la cogí muy duro. Se la metía hasta los huevos, con mucha fuerza. Ver a Mica con esa carita de puta en celo, mordiéndose los labios, con sus terribles tetas bamboleándose al son de mis embestidas, es tocar el cielo con las manos. No quería acabar todavía, así que me arrodillé y le hice señas a Nacho para que se acerque.
-Ahora te vas a comer dos pijas a la vez como una nena obediente -le susurré a Mica.
Nacho se arrodilló de un lado y yo del otro. Mica acostada en el medio agarraba una pija con cada mano. Se llevaba una a la boca, lamía la cabeza, el tronco, desaforada, y pasaba a la otra, sin dejar de pajearlas en todo momento. Su lengua tibia jugaba en nuestras pijas con exquisita maestría. Sacado de calentura le enterraba mi pija en la garganta a Mica, a la que se le llenaban los ojos de lágrimas y no podía respirar bien, pero que no dejaba de mamar.
-No puedo más putita... te vas a tomar toda la mema? -le dije al borde del orgasmo.
-Denme toda la leche!! -dijo Mica mirándome a los ojos.
Fue más que suficiente para mí. Acabé con un orgasmo fantástico, y atrás mío Nacho.
Esos dos días la pasamos genial. Cogimos en la pileta, en la cocina, en la ducha, en la cama. Comimos, chupamos y nos cagamos de risa. Lo que se dice un finde inolvidable.
Sumada a su belleza, Mica tiene toda la onda, al igual que Nacho. Me encanta verlos reír, ser cómplices. Nacho es un tipo muy abierto, que disfruta ver que su pareja la pase bien. Y mi real interés es hacer que ambos se sientan cómodos, poder relajarnos, compartir mucho más que una cama. Con este propósito los invité a pasar un fin de semana en una quinta en San Vicente, solitos los tres. Los pasé a buscar con el auto y nos fuimos dispuestos a pasar dos días espectaculares.
Cuando llegamos, acomodamos los bolsos y Mica no perdió el tiempo. Se calzó una bikini diminuta y se tiró a tomar sol en un toallón sobre el pasto.
-Che Tete, se ve de las quintas de al lado, o me puedo quedar en topless!? -soltó Mica.
-Quedate tranqui que no se ve nada... podés nadar desnuda si querés -la provoqué.
-Mmm siempre quise nadar desnuda -dijo con esa voz de puta que me mata.
Yo ya estaba prendiendo el fueguito en la parrilla, mientras Nacho preparaba unos fernets.
-Está muy fuerte el sol -me dijo Nacho mientras me daba mi fernet. -Tendrías que ponerle un poco de protector a Mica.
-Uff te parece? -le dije. -Necesitás mis manos Mica? -la pinché.
-Siempre vienen bien unas manos grandes -me dijo con una sonrisa de oreja a oreja que es la perdición.
Antes de siquiera rozar la suave piel de Mica ya tenía la verga dura en mi short. Mica se puso boca abajo, dejando ese culo de película frente a mi cara. Empecé a pasarle protector masajeándole el cuello, los hombros, la espalda, la cintura... recorriendo cada uno de esos lunarcitos que tiene y me enamoran. Cuando llegue a la cola Mica ya estaba emitiendo unos gemiditos entrecortados que me hacen perder la cabeza. Le bajé la tanguita y levantando a Mica de la cintura hice que levante la cola, dejando la frente en el toallón, y hundí mi cara entre sus nalgas. Su conchita ya estaba húmeda. Me encanta. Me fascina. Amo chuparle la concha a Mica. Le lamí la cola, la entrepierna, los labios, todo... hasta llegar a ese clítoris precioso, bien paradito, perfecto. Se lo lamí en forma circular, de afuera hacia adentro, mientras los gemiditos de Mica ahora eran pequeños gritos de placer.
-No podés tener la concha tan rica pendeja -le dije recontra caliente.
Solo recibí un gemido por respuesta. Hice que Mica se arrodille. Yo arrodillado detrás de ella comencé a masturbar ese clítoris ya bien duro con una mano, mientras con la otra le manoseaba las tetas. Nuestras lenguas se trenzaron en un frenético beso.
-Mmm me volvés loca hijo de puta! -escupió Mica.
-Acabame toda la mano pendeja hermosa! - le dije al oído.
Nacho era un espectador de lujo. Sentado al lado de una mesa se sobaba la pija viendo la escena.
Sentí temblar ligeramente el cuerpo de Mica entre mis brazos al tiempo que acababa sobre mi mano y mis piernas.
-Ufff que buen orgasmo!! Cogeme toda!! -ordenó Mica mientras se daba vuelta y quedaba de frente a mí.
Me saque el short, me arrodillé e hice que se sentara sobre mí. La penetré hasta el fondo. Ella estaba empapada y yo con la verga durísima. Sus piernas abrazaron mi cintura y sus uñas se clavaron en mi espalda. Sus pezones bien paraditos rozaban contra mi pecho y sus gemidos eran cada vez más intensos y a mí eso me calienta muchísimo. Empecé a cogerla muy fuerte, quería partirla, sin dejar de comerle la boca. La puse de espaldas en el toallón, le agarré un tobillo con cada mano, le separé lo más que pude las piernas apuntando al cielo y la cogí muy duro. Se la metía hasta los huevos, con mucha fuerza. Ver a Mica con esa carita de puta en celo, mordiéndose los labios, con sus terribles tetas bamboleándose al son de mis embestidas, es tocar el cielo con las manos. No quería acabar todavía, así que me arrodillé y le hice señas a Nacho para que se acerque.
-Ahora te vas a comer dos pijas a la vez como una nena obediente -le susurré a Mica.
Nacho se arrodilló de un lado y yo del otro. Mica acostada en el medio agarraba una pija con cada mano. Se llevaba una a la boca, lamía la cabeza, el tronco, desaforada, y pasaba a la otra, sin dejar de pajearlas en todo momento. Su lengua tibia jugaba en nuestras pijas con exquisita maestría. Sacado de calentura le enterraba mi pija en la garganta a Mica, a la que se le llenaban los ojos de lágrimas y no podía respirar bien, pero que no dejaba de mamar.
-No puedo más putita... te vas a tomar toda la mema? -le dije al borde del orgasmo.
-Denme toda la leche!! -dijo Mica mirándome a los ojos.
Fue más que suficiente para mí. Acabé con un orgasmo fantástico, y atrás mío Nacho.
Esos dos días la pasamos genial. Cogimos en la pileta, en la cocina, en la ducha, en la cama. Comimos, chupamos y nos cagamos de risa. Lo que se dice un finde inolvidable.
28 comentarios - Mica en la quinta de Ezeiza
Gracias por compartir.
Además Mica es una bomba, una excelente mezcla!
ella tomando sol ?mmmmmm