El cumpleaños de un buen amante
Esta por demás decir quién soy… ya que no es el primer relato que escribo. Pero para los que leen mis historias por primera vez, les diré que soy una chica de actualmente 25 años, de tez blanca, de 1.65 metros de altura, de complexión regular, una cadera de 96 centímetros, una cintura de 65 centímetros y un busto de 98 centímetros. Soy de cabello color claro o como se dice en mi bella tierra Guatemala –canche-, en cuanto al carácter, creo que soy jovial, desde pequeña siempre me ha gustado la parranda, el baile y la buena vida, es decir, cosas caras y muy buenas. Esto es para todo, tanto en lo económico, como para lo amoroso y no digamos para lo sexual.
Desde que mis padres se divorciaron… mi relación con mi madre no ha sido miel sobre hojuelas… y por lo mismo que ella fue a la que cacharon teniendo sexo con otro. Pues me ha dado una cierta libertad, para desatarme en todo sentido. Hasta hemos llegado a competir por un mismo hombre… ¡Que loco!
Hoy le voy a contar no un relato en el que soy la protagonista… si no que vengo siendo como una actriz de reparto.
Hace unos años atrás, mientras mi padre no sabía que mi madre era infiel, (pero yo sí, aunque nunca me atreví a decirle algo a mi papá). Mi madre conoció a un señor llamado Arnoldo, él era dueño de una Librería o como le llamen en México, una papelería. El señor, como de unos 45 años más o menos, eso sí, con buen billete. Mi madre luego, luego, empezó a coquetearle, y se hacía más descarado el coqueteo, cuando mi padre estaba de viaje (viajes de 1 o 2 semanas). El señor, se portaba muy amable conmigo, tanto así que abecés no me cobraba lo que llegaba a comprar.
Una tarde, cuando llegué del colegio, vi el carro de él estacionado frente a la casa… Cuando voy para dentro, él va para fuera y mi madre está en la sala con una tanga blanca y sostén de encaje del mismo color, con el cabello alborotado. La vi con cara de asombro, y enojo… sabía que había tenido sexo con él, pues su sostén tenía rastros de semen, al igual que una parte de su cabello.
Los días siguieron pasando y las visitas de Arnoldo se hacían más frecuentes y cada vez más los descaros de mi madre, pues cuando llegaba, siempre él iba de salida, pero a ella la encontraba en ropa interior, o solo en tanga… hasta llegue a verla tirada en la alfombra totalmente desnuda y bañada de semen. Nunca la había logrado pillarla teniendo sexo.
Hasta que un día decidí faltar al colegio y salí como de costumbre, con mi uniforme pero me dirigí al parque, estuve, como unos 45 minutos fajando con un chico, luego decidí que ya era hora de ir a la casa, le pedí a el chico que estaba conmigo, que me acompañara (por cierto, su nombre es Alejandro). Sabía que Arnoldo estaba allí, pues cuando pase por su negocio, estaba cerrado. A toda prisa nos dirigimos a la casa, y cuando llegamos vimos que había no solo un vehículo, sino varios.
El portón estaba cerrado, así que use mi llave y entramos, no había nadie en la sala, ni en el dormitorio, pero Alejandro, me dijo que había ruidos de fiesta en el patio de atrás. Por lo que subimos a la terraza pues desde allí se ve el patio completo y como hay una pequeña bodega, nadie lo ve a uno.
Cuando entramos a la bodega, por la ventana se podía ver a mi madre llevando una falda muy corta, la cual dejaba ver una parte de sus redondas nalgas, una blusa blanda de botones, sin abotonar y amarrada de un extremo. Se veía que no tenía sostén, pues se le veían las puntas de los pezones, las cuales ya habían sido jugadas desde hace rato, según deduje.
Llevaba un pastel y lo colocó en la mesa, mientras que a su alrededor habían 5 hombres sentados en unas sillas, entre ellos Arnoldo. Comenzaron a cantarle Feliz cumpleaños y Arnoldo sopló el pastel. No podía creerlo, mi madre le había organizado una fiesta.
Pero como no es fiesta sin música ni juegos. Vimos como Arnoldo sugirió que jugaran ponle la polla a la zorra, y por supuesto, la zorra ya la tenían. La colocaron en una mesa de sala al centro del patio, le subieron la falda y le hicieron a un lado la tanga, le taparon los ojos y Arnoldo, por ser el cumpleañero, fue el primero en intentarlo, le vendaron los ojos, o al menos eso le dijeron a mi madre, pues cuando terminaron de contar, se hizo a un lado la venda y como ya tenía su pene de fuera, ya erecto, después de ver esa vagina y ano que tenía frente a él. Creo que no era el único, pues todos los hombres presentes estaban con la verga bien dura… Si Todos, también Alejandro.
Cuando todos comenzaron a hacer ruido, Arnoldo camino y con su pene erecto, y sin ningún lubricante, ni contemplación alguna, lo metió en la vagina de mi madre, la cual solo pudo dar un gemido que me puso algo eriza. Todos los presente en el patio, comenzaron a silbar y a hacer un alboroto. Arnoldo comenzó a bombearla con fuerza ante la mirada de todos, mi madre solo gemía sin moverse de la mesa. Solo la bombeo unos 2 minutos, pues le tocaba el turno a otro de los participantes. Que Esta vez, sin ponerse la venda, se dirigió a su boca y mi madre cuando sintió aquel miembro, comenzó a mamarlo, quería quitarse la venda, pero no lo permitieron.
Alejandro a estas alturas, ya se estaba masturbando, así que decidí no ser mala, le comencé a masturbar, mientras seguía viendo por la ventana.
No pudiendo contenerse, otro de los asistentes, se colocó detrás de mi madre y esta vez, le quitó la tanga y la falda, dejando a la zorra en la meza, con los ojos vendados, solamente con una blusa de botones pero con los senos de fuera, siendo manoseada por todos los presentes. Pude escuchar como mi madre gemía, pues era tocada por muchas manos, tenía manos sobre sus senos, los cuales eran estrujados a diestra y siniestra, su vagina estaba súper mojada, pues varios dedos le entraban y salían, al igual que un pene grueso, partía su culo…
A estas alturas, de lo emocionada que estaba no me di cuenta, cuando Alejandro, me había bajado el bikini, y su mano, ya jugaba con mi vagina. Me sentí excitada, y deje que Alejandro hiciera lo que quisiera, pero, sin dejar de ver por la ventana.
Cuando el primero terminada, le vertía el semen en el pelo, o la espalda. Algunos, hasta se limpiaban, con su ropa. Cuando al fin le quitaron la venda, fue, para que dos de ellos, le descargaran la leche en la cara. Mi madre quedo exhausta, mientras que los chicos bebían me imagino que cerveza. Yo por el contrario, estaba siendo penetrada por Alejandro.
Pero por estar observando la fiesta de abajo, no vi, cuando Arnoldo entró a la bodega y me llevé un gran susto, cuando lo vi frente a mí con su pene erecto, y con la mirada de que me quería coger. Alejandro, solo se hizo a un lado y Arnoldo, le dijo que podía bajar, que lo invitaba a la fiesta. Ni lento ni perezoso, bajo a follar a la zorra.
Me quede a solas con Arnoldo y me follo sin misericordia. Detalles de ello no doy, pues no soy el centro de la historia. Ese es otro relato.
En tanto que abajo, los muchachos, fueron a dormitorio de mi madre y sacaron varias tangas y lencería de mi madre, le pedían que se las modelara, mientras ella se vestía o se desvestía, se veían los reflejos de los flashes de las cámaras. Ella no se comportaba como dama, si no como PUTA. Les bailaba y dejaba que la manosearan, la agarraban del pelo sin tener piedad y la llevaban a sus penes, para que fuera a mamarlos, lo que hacía sin estar molesta o forzada… los mamaba, como becerro hambriento.
Arnoldo, me dejo de follar, para que pudiera ver como Alejandro, tenía a mi madre con su pene hasta el fondo de su boca… Era increíble, le hacía una garganta profunda a mi chico… Alejandro lo gozaba.
Cuando vieron la hora, todos se empezaron a cambiar, pero no dejaron que mi madre lo hiciera. Me vestí y decidí salir, para fingir que llegaba del colegio. Cuando entre, pude ver a varios hombres salir con cara de contentos. Alejandro, se me acerca y me dice… Sabes, me gustaría estar un días con tu madre y contigo… me guiño un ojo y se fue.
Mi madre estaba en el patio, tumbada boca abajo en la mesita de centro, con el ano bien dilatado y todavía chorreando semen. Con el cabello alborotado y lleno de la misma leche, toda su lencería estaba tirada y alguna manchada. Ella temía una sonrisa de oreja a oreja. Cuando me acerco con cara de indignada, me dice suavemente, pues no podía ni hablar
.
-Te gusto lo que viste… Te cogió bien Arnoldo, verdad que es increíble.
Me quede helada, me había visto.
De allí en adelante nuestras vidas cambiaron… nunca fui su amiga pero al menos en cosas de sexo, las dos éramos iguales, todas unas PUTAS.
Esta por demás decir quién soy… ya que no es el primer relato que escribo. Pero para los que leen mis historias por primera vez, les diré que soy una chica de actualmente 25 años, de tez blanca, de 1.65 metros de altura, de complexión regular, una cadera de 96 centímetros, una cintura de 65 centímetros y un busto de 98 centímetros. Soy de cabello color claro o como se dice en mi bella tierra Guatemala –canche-, en cuanto al carácter, creo que soy jovial, desde pequeña siempre me ha gustado la parranda, el baile y la buena vida, es decir, cosas caras y muy buenas. Esto es para todo, tanto en lo económico, como para lo amoroso y no digamos para lo sexual.
Desde que mis padres se divorciaron… mi relación con mi madre no ha sido miel sobre hojuelas… y por lo mismo que ella fue a la que cacharon teniendo sexo con otro. Pues me ha dado una cierta libertad, para desatarme en todo sentido. Hasta hemos llegado a competir por un mismo hombre… ¡Que loco!
Hoy le voy a contar no un relato en el que soy la protagonista… si no que vengo siendo como una actriz de reparto.
Hace unos años atrás, mientras mi padre no sabía que mi madre era infiel, (pero yo sí, aunque nunca me atreví a decirle algo a mi papá). Mi madre conoció a un señor llamado Arnoldo, él era dueño de una Librería o como le llamen en México, una papelería. El señor, como de unos 45 años más o menos, eso sí, con buen billete. Mi madre luego, luego, empezó a coquetearle, y se hacía más descarado el coqueteo, cuando mi padre estaba de viaje (viajes de 1 o 2 semanas). El señor, se portaba muy amable conmigo, tanto así que abecés no me cobraba lo que llegaba a comprar.
Una tarde, cuando llegué del colegio, vi el carro de él estacionado frente a la casa… Cuando voy para dentro, él va para fuera y mi madre está en la sala con una tanga blanca y sostén de encaje del mismo color, con el cabello alborotado. La vi con cara de asombro, y enojo… sabía que había tenido sexo con él, pues su sostén tenía rastros de semen, al igual que una parte de su cabello.
Los días siguieron pasando y las visitas de Arnoldo se hacían más frecuentes y cada vez más los descaros de mi madre, pues cuando llegaba, siempre él iba de salida, pero a ella la encontraba en ropa interior, o solo en tanga… hasta llegue a verla tirada en la alfombra totalmente desnuda y bañada de semen. Nunca la había logrado pillarla teniendo sexo.
Hasta que un día decidí faltar al colegio y salí como de costumbre, con mi uniforme pero me dirigí al parque, estuve, como unos 45 minutos fajando con un chico, luego decidí que ya era hora de ir a la casa, le pedí a el chico que estaba conmigo, que me acompañara (por cierto, su nombre es Alejandro). Sabía que Arnoldo estaba allí, pues cuando pase por su negocio, estaba cerrado. A toda prisa nos dirigimos a la casa, y cuando llegamos vimos que había no solo un vehículo, sino varios.
El portón estaba cerrado, así que use mi llave y entramos, no había nadie en la sala, ni en el dormitorio, pero Alejandro, me dijo que había ruidos de fiesta en el patio de atrás. Por lo que subimos a la terraza pues desde allí se ve el patio completo y como hay una pequeña bodega, nadie lo ve a uno.
Cuando entramos a la bodega, por la ventana se podía ver a mi madre llevando una falda muy corta, la cual dejaba ver una parte de sus redondas nalgas, una blusa blanda de botones, sin abotonar y amarrada de un extremo. Se veía que no tenía sostén, pues se le veían las puntas de los pezones, las cuales ya habían sido jugadas desde hace rato, según deduje.
Llevaba un pastel y lo colocó en la mesa, mientras que a su alrededor habían 5 hombres sentados en unas sillas, entre ellos Arnoldo. Comenzaron a cantarle Feliz cumpleaños y Arnoldo sopló el pastel. No podía creerlo, mi madre le había organizado una fiesta.
Pero como no es fiesta sin música ni juegos. Vimos como Arnoldo sugirió que jugaran ponle la polla a la zorra, y por supuesto, la zorra ya la tenían. La colocaron en una mesa de sala al centro del patio, le subieron la falda y le hicieron a un lado la tanga, le taparon los ojos y Arnoldo, por ser el cumpleañero, fue el primero en intentarlo, le vendaron los ojos, o al menos eso le dijeron a mi madre, pues cuando terminaron de contar, se hizo a un lado la venda y como ya tenía su pene de fuera, ya erecto, después de ver esa vagina y ano que tenía frente a él. Creo que no era el único, pues todos los hombres presentes estaban con la verga bien dura… Si Todos, también Alejandro.
Cuando todos comenzaron a hacer ruido, Arnoldo camino y con su pene erecto, y sin ningún lubricante, ni contemplación alguna, lo metió en la vagina de mi madre, la cual solo pudo dar un gemido que me puso algo eriza. Todos los presente en el patio, comenzaron a silbar y a hacer un alboroto. Arnoldo comenzó a bombearla con fuerza ante la mirada de todos, mi madre solo gemía sin moverse de la mesa. Solo la bombeo unos 2 minutos, pues le tocaba el turno a otro de los participantes. Que Esta vez, sin ponerse la venda, se dirigió a su boca y mi madre cuando sintió aquel miembro, comenzó a mamarlo, quería quitarse la venda, pero no lo permitieron.
Alejandro a estas alturas, ya se estaba masturbando, así que decidí no ser mala, le comencé a masturbar, mientras seguía viendo por la ventana.
No pudiendo contenerse, otro de los asistentes, se colocó detrás de mi madre y esta vez, le quitó la tanga y la falda, dejando a la zorra en la meza, con los ojos vendados, solamente con una blusa de botones pero con los senos de fuera, siendo manoseada por todos los presentes. Pude escuchar como mi madre gemía, pues era tocada por muchas manos, tenía manos sobre sus senos, los cuales eran estrujados a diestra y siniestra, su vagina estaba súper mojada, pues varios dedos le entraban y salían, al igual que un pene grueso, partía su culo…
A estas alturas, de lo emocionada que estaba no me di cuenta, cuando Alejandro, me había bajado el bikini, y su mano, ya jugaba con mi vagina. Me sentí excitada, y deje que Alejandro hiciera lo que quisiera, pero, sin dejar de ver por la ventana.
Cuando el primero terminada, le vertía el semen en el pelo, o la espalda. Algunos, hasta se limpiaban, con su ropa. Cuando al fin le quitaron la venda, fue, para que dos de ellos, le descargaran la leche en la cara. Mi madre quedo exhausta, mientras que los chicos bebían me imagino que cerveza. Yo por el contrario, estaba siendo penetrada por Alejandro.
Pero por estar observando la fiesta de abajo, no vi, cuando Arnoldo entró a la bodega y me llevé un gran susto, cuando lo vi frente a mí con su pene erecto, y con la mirada de que me quería coger. Alejandro, solo se hizo a un lado y Arnoldo, le dijo que podía bajar, que lo invitaba a la fiesta. Ni lento ni perezoso, bajo a follar a la zorra.
Me quede a solas con Arnoldo y me follo sin misericordia. Detalles de ello no doy, pues no soy el centro de la historia. Ese es otro relato.
En tanto que abajo, los muchachos, fueron a dormitorio de mi madre y sacaron varias tangas y lencería de mi madre, le pedían que se las modelara, mientras ella se vestía o se desvestía, se veían los reflejos de los flashes de las cámaras. Ella no se comportaba como dama, si no como PUTA. Les bailaba y dejaba que la manosearan, la agarraban del pelo sin tener piedad y la llevaban a sus penes, para que fuera a mamarlos, lo que hacía sin estar molesta o forzada… los mamaba, como becerro hambriento.
Arnoldo, me dejo de follar, para que pudiera ver como Alejandro, tenía a mi madre con su pene hasta el fondo de su boca… Era increíble, le hacía una garganta profunda a mi chico… Alejandro lo gozaba.
Cuando vieron la hora, todos se empezaron a cambiar, pero no dejaron que mi madre lo hiciera. Me vestí y decidí salir, para fingir que llegaba del colegio. Cuando entre, pude ver a varios hombres salir con cara de contentos. Alejandro, se me acerca y me dice… Sabes, me gustaría estar un días con tu madre y contigo… me guiño un ojo y se fue.
Mi madre estaba en el patio, tumbada boca abajo en la mesita de centro, con el ano bien dilatado y todavía chorreando semen. Con el cabello alborotado y lleno de la misma leche, toda su lencería estaba tirada y alguna manchada. Ella temía una sonrisa de oreja a oreja. Cuando me acerco con cara de indignada, me dice suavemente, pues no podía ni hablar
.
-Te gusto lo que viste… Te cogió bien Arnoldo, verdad que es increíble.
Me quede helada, me había visto.
De allí en adelante nuestras vidas cambiaron… nunca fui su amiga pero al menos en cosas de sexo, las dos éramos iguales, todas unas PUTAS.
2 comentarios - El cumpleaños de un buen amante (Cargov)