Otra fantasia: en el baño de un bar

Conocí a @Hernann27 en un bar, de esos donde hay lugar para sentarse a tomar algo en un costado, y al otro lado una pista para los que quieran bailar. Él un poco mayor que yo, 34 años, morocho, ojos marrones, cabello corto, altura 1,69 -apenas unos centímetros más alto que yo-, más tarde me enteraría que le gusta hacer deportes e ir al gym, razón por la cual tiene un cuerpo atlético.

Habíamos salido cada uno con su grupo de amigos, a una amiga mía le gusto uno de sus amigos y decidió encararlo, por lo cual ambos grupos terminaron charlando, al punto que al final casi teníamos una sola mesa compartida.

Hernán y yo cruzamos un par de miradas, hasta que vino hasta donde yo estaba y, con la excusa de la música alta, se acercó lo suficiente a mí como para hablarme casi al oído. Me pasó la mano, como para saludarnos y empezó presentándose.

- Hola, soy Hernán. Desde que llegaste te vi, y no pude dejar de pensar como acercarme a vos.
- Hola, ¿Qué tal? Soy Caro. ¿Si? Que bueno entonces que a mi amiga le gusto tu amigo, ¿no?
- Si, que suerte. ¿Querés que bailemos?

Me lo pregunto, y casi sin esperar respuesta me agarro de la mano, se levantó y me llevo a bailar. Con el tiempo, conociéndolo un poco más, llegue a descubrir que tiene momentos de timidez y momentos donde se lo nota decidido a conseguir lo que quiere. Me gusto eso de él.

Volviendo a esa noche, comenzamos a bailar muy cerca, el agarrándome de la cintura, y acercándose aún más cuando quería decirme algo. Cada vez que se acercaba podía sentir como me agarraba con firmeza y me llevaba hacia él. Hasta que en un momento se acerca a mí, pero no me habla...

Puedo sentir como empieza a besarme el cuello, mientras sus manos pasan a mi espalda, como abrazándome y apretándome contra él. Sin saberlo, encontró una de las zonas donde más me calienta que me toquen, haciéndome sentir inevitablemente entregada: el cuello.

Apoyo muy suavemente sus labios, y recorrió subiendo hasta mis mejillas, volvió a bajar hasta el cuello y esos besos se convirtieron en pequeñas lamidas. Mientras me acerco a una pared que estaba detrás de nosotros, subió hasta mi oído y me dijo: Tengo ganas de comerte toda.

Sin decir nada más empezamos a comernos la boca. Mientras yo seguía agarrada de su cintura, él tenía una mano apoyada en mi nuca haciendo algo de presión y convirtiendo esos tiernos besos en unos más intensos. Y la otra mano levantándome muy ligeramente la remera que llevaba puesta, solo lo necesario para que sus manos jueguen con el borde del jean, rozándome apenas la piel.

Toda la situación me había puesto a mil, y con cada minuto que pasaba el me apretaba más contra la pared, haciéndome sentir lo duro que lo estaba poniendo. Abrí ligeramente las piernas para sentirlo mejor, y no pude evitar mojarme. Tenía al pibe más lindo de la mesa comiéndome con desesperación la boca y apoyándome en pleno boliche. 

Dejo de besarme un momento, se acercó a mi oído sin dejar de agarrarme de la nuca y me pregunto si quería ir a un lugar más tranquilo, asentí con la cabeza. Tomo mi mano, me llevó entre la gente hasta que llegamos a un pasillo que llevaba a los baños. Se asomó al de hombres, no había nadie. Estiro de mi mano haciéndome entrar, me puso delante de él y fue besando mi cuello y apoyándome mientras me llevo al último box, el más escondido, el que está casi a oscuras.

Entramos y nos besamos un rato más. Ya nuestras manos jugaban a recorrernos todo mutuamente. Después de un par de minutos, me senté en el inodoro y empecé a desabrocharle el pantalón mientras él me acariciaba las mejillas subiendo un poco hasta mi cabello. Termine de bajarle la ropa y salto ante mis ojos una pija que estaba dura de tanto franeleo. La agarre con ambas manos y empecé haciéndole una paja mientras usaba mi lengua para humedecerle toda la puntita. 

Lo mire fijo a los ojos mientras mis manos y mi lengua hacían su trabajo, note enseguida como su respiración se aceleró. Se la agarre con una sola mano, y pase mi lengua por todo el largo y ancho de esa pija, cuando llegue a la punta saque mi lengua y le di pequeños golpecitos con la pija. Metí primero solo la puntita en la boca, y con la lengua hice círculos alrededor, mientras con la mano seguía haciéndole una paja.

Se escuchaba de fondo la música y la gente hablando en el bar, y yo no podía creer que le estaba haciendo un pete a un pibe que acababa de conocer. Mientras pensaba eso el estiro un mano hacia mi escote y empezó a manosearme las tetas. Empezó muy suave, pero enseguida se dio cuenta que me gustaba con un poco más de fuerza, así que empezó a apretarlas y a pellizcarme los pezones, que para ese momento ya estaban durísimos.

- Que rica pija tenes...

No sé de donde salió eso, no suelo decirlo. Pero esa pija me volvió loca al instante y no podía dejar de comérmela. Empecé a metérmela toda en la boca, incluso le hice un par de gargantas profundas que me dejaron lagrimeando y tosiendo. No me importo, esa pija valía la pena. Con su mano libre me acomodo un poco el cabello, me agarro fuerte de la cabeza e hizo que me la tragara toda. ¡Cómo me cogió la boca! De recordarlo vuelvo a mojarme. 

Empecé a gemir como puta con la pija en la boca, mientras me acomodo un poco más al borde para poder tocarme. Me desabroché el jean y metí una mano, estaba completamente mojada. Sin dejar de chupársela, jugué con mi clítoris y mis labios, para humedecerlos por completo. No daba más de caliente.

Él se agacho un poco más, saco mi manos de mi jean y empezó el a tocarme. Metió su mano por debajo de mi ropa y empezó a jugar con sus dedos subiéndolos y bajándolos, recorriendo toda la humedad de mi conchita, pero sin penetrarme aun. Hizo un par de círculos presionándome suavemente el clítoris, no pude chupársela mas... quería disfrutar ahora yo lo que él me estaba haciendo.

Me baje la ropa un poco más, abrí las piernas, me recosté un poco y me deje tocar. Con los dedos totalmente empapados empezó a meterlos, primero uno. Gemí de una manera que cualquiera dentro de ese baño pudo haber escuchado. Ya no me importo que supieran que estábamos ahí. Metió ese primer dedo hasta el fondo y empezó a hacer círculos dentro mío. Yo estaba que volaba de calentura. Metió un segundo dedo, y empezó a cogerme con ellos mientras yo me agarraba las tetas y hacia un esfuerzo por no gritar como una puta. Sentí una sensación intensa de electricidad recorrer mi cuerpo, y acabe al instante. El saco los dedos, saboreo uno y me puso el otro en mi boca. Se lo deje limpio con mi lengua.

Me agarro de las manos, hizo que me parara, me dio la vuelta y me bajo la ropa hasta las rodillas. Yo abrí las piernas y saque colita, mientras me apoyaba con las manos en la pared. Él se agacho y empezó a pasar la lengua por todos lados. Me abrió la cola con ambas manos, apretándolas y humedeció por completo, hasta llegar a mi conchita. Me dio un par de nalgadas que hicieron ponerme a mil de nuevo. Se acomodó de tal forma que llegaba cómodo a mi clítoris. Lo beso, lamio y presiono suavemente con sus labios.

Se puso de pie de nuevo, con la pija dura como un garrote. La apoyo entre mis nalgas, se pajeo un par de veces juntándomelas, y después recorrió con ella hasta mi concha mojada. Y así, sin más... me penetro. No pude -ni era mi intención a esa altura- contener el gemido que me provoco sentirla dentro mío.

Primero solo metió la puntita, mientras me agarraba de la cintura. Termino de meterla por completo y empezó a bombearme lento, un par de veces. La saco, la acomodo de nuevo en la entrada de mi conchita, y esta vez la metió completa de un solo movimiento y empezó a bombear más fuerte. Tire mi cabeza hacia atrás, arqueando mi espalda. El me agarro del hombro con una mano, y con la otra del cabello.

- ¡Que rico cogerte así pendeja!

Yo estaba de nuevo que volaba de calentura. No podía creer lo bien que cogía y lo cerca que me tenía de acabar de nuevo. Se lo dije, y empezó a bombear más rápido y más fuerte. Hasta que no aguante más y acabe, él la dejo adentro todo lo que duro mi orgasmo. Fue tan intenso, que al terminar no podía ni mantenerme en pie. Me ayudo a darme vuelta y sentarme un momento.

Cuando recupere el aliento hice que él se sentara, yo me acomode delante suyo dándole la espalda, prendida por la puerta del baño. Él se agarró la pija apuntándola hacia mí, yo me acerque y me la metí toda. Empecé a subir y bajar la cola, dejándole con un espectáculo: ver mi conchita comerse toda esa pija, haciéndola desaparecer por completo. El me agarro de la cintura siguiendo mis movimientos. Yo por momentos hacia movimientos circulares con la cadera, y volvía a subir y bajar.

El con sus manos en mi cintura empezó a pedir más movimiento, el manejaba ahora el ritmo, y lo hacía cada vez más rápido. Podía sentir como no solo me movía a mí, sino que él se movía por completo, logrando penetrarme cada centímetro de esa pija. 

Me aviso que iba a acabar, así que me levante de esa posición, me di la vuelta y me arrodille frente a él. Junte mis tetas con mis manos y puse su pija en el medio. Empecé a subirlas y bajarlas, haciéndole una paja. Cuando quedaba la punta cerca de mi boca sacaba la lengua y se la chupaba. Seguimos así hasta que acabo.

¡Qué manera de acabar! Me lleno las tetas de leche, me salpico hasta el cuello. Parecía que nunca dejaba de acabarme. Cuando dejo de lechearme le limpie la pija con la lengua, me limpie lo que pude con un pedazo de papel, nos vestimos, y salimos. 

Antes de despedirnos intercambiamos números de teléfono, y prometimos volver a encontrarnos. Y así fue.