Nobleza obliga, gracias a todos los que leyeron, dejaron puntos y comentaron el relato anterior (http://www.poringa.net/posts/relatos/3232142/Sister.html). Ahora sí, la segunda parte.
Luego del encuentro, nuestra relación con Kiari siguió como siempre. Sin duda estábamos más sueltos, pero no más que eso. Yo tenía ganas de que volvamos a coger, pero tampoco quería forzar la situación, había que tener mucho, mucho cuidado. Me contentaba con hacerme la paja con sus tangas, o hasta con su calzado (tacos con plataforma, bucaneras).
Un día de esos me puse a laburar en casa con la notebook. Era verano, en la oficina había poco trabajo, así que uno o dos días a la semana hacía home office. Estaba prendida, me llamó la atención. La abro, inicio sesión, y la primera imagen que veo es un delicioso culo entangado. Hago scroll, y me doy cuenta de que era mi hermana, una foto de Instagram, red social que no sabía que tenía. Empecé a ver sus fotos. Pendeja de mierda, como mostraba el ojete, las tetas. Hacía boquita, sacaba la lengua, hasta perreaba en las stories. Los comentarios de los pibes eran un bardo. Mientras, mi pija se ponía cada vez más gomosa. No tuve ningún recaudo en sacarla y masturbarme ahí, en medio del comedor.
- ¿Te gustó mi sorpresa, Mati?
-Así que fuiste vos… Sí bebé, ¿me ayudás como el otro día?
Sin mediar palabra se abalanzó sobre mi poronga y empezó a comérsela toda. Mamadera, como se la tragaba.
- ¿¿Anduviste practicando, hermanita??
-Jaja, un poco-me contestó con la boca llena.
Le pregunté cuántas había mamado desde nuestra cojida. Me respondió que dos más, siendo una la del pibe de WhatsApp.
-Así que te chupaste otra… Contame que me calienta-le dije mientras seguía viendo sus publicaciones.
-Nada… El sábado fuimos a bailar, y un pibe de ahí me estuvo cargoseando toda la noche... Que se yo, me gustaba, pero no tenía ganas de hacer nada. Aparte estaba Santi (el otro pibe) … En un momento me dice “dale, te va a gustar” y vi que la tenía afuera, la pija. Jaja, no sabés, parecía re grande, medio negra, igual no se veía nada. Me agarró la mano y me la puso ahí. Yo también se la empecé a acariciar un toque, jaja. Me agarró la nuca y me fue bajando, así que pensé “ya fue”… No tenía rico sabor, jaja, pero se fue pasando mientras chupaba. Igual fue un toque, yo tenía miedo de que nos descubran, así que me levanté y me fui. Después quería que se la chupe en la calle, cualquiera.
-Jaja, que putita resultaste ser hermanita, me encanta. Igual cuidate.
Kiari seguía peteándome mientras yo flasheaba con su Insta. Me puse a ver sus seguidores y seguidos. Entre ellos encontré una pendejita que se veía riquísima.
- ¿¿Qué estás viendo??
-Nada, otra nena como vos. ¿Quién es?
-No es como yo, es más chica-me dijo algo ofuscada. Nada, una piba que conocí acá, salimos un par de veces, pero no es amiga amiga. Qué, ¿te gusta, pelotudo?
-Jaja, no te pongas celosa, Kiari. Y, se ve rica. ¿Qué edad tiene?
-Ya te dije, es más chica. Dos años menos.
La pija me latía y me latía. Parecía enjabonada de tantos fluidos, entre los míos y la saliva de Kiari. Se la empecé a mandar hasta el fondo, atragantándola. En un rapto de lucidez me di cuenta de que estaba siendo muy violento.
-Disculpá mi amor, estoy muy caliente. Vos me ponés así. Uff, sí, seguí así, cometela toda, metete los huevos… ¿Querés el desayuno?
-Mm, sí, dale la leche al bebé-me pidió mientras se comía los testículos con maestría.
A punto de largar todos los renacuajos, yo seguía rompiéndome la cabeza con la pendejita.
- ¿Cómo se llama, Kiari?
- ¿Quién?
-La nena esta.
-Azul. ¿Te calienta la putita?
-Mucho. Me la vas a tener que traer a casa, Kiari.
-Sí Mati, lo que vos quieras, pero ahora dame la mema, dale, dámela toda.
Apoyé la cabeza sobre la silla, cerrando los ojos e imaginando como lambeteaba la colita de Azul, mientras le apretaba el pelo a mi hermana y ella me vaciaba las pelotas. La guasca fue demasiada, y Kiari expulsó un poco de ella por su nariz. Sus ojos estaban algo rojos y llenos de lágrimas, pero estaba sonriente. Poco a poco fui soltándole el pelo, pero la hacía seguir sorbiendo mi pija lentamente, que iba yaciendo flácida entre sus labios.
-Me la vas a tener que traer a Azul, Kiari, ¿eh?, me la vas a tener que traer…
Luego del encuentro, nuestra relación con Kiari siguió como siempre. Sin duda estábamos más sueltos, pero no más que eso. Yo tenía ganas de que volvamos a coger, pero tampoco quería forzar la situación, había que tener mucho, mucho cuidado. Me contentaba con hacerme la paja con sus tangas, o hasta con su calzado (tacos con plataforma, bucaneras).
Un día de esos me puse a laburar en casa con la notebook. Era verano, en la oficina había poco trabajo, así que uno o dos días a la semana hacía home office. Estaba prendida, me llamó la atención. La abro, inicio sesión, y la primera imagen que veo es un delicioso culo entangado. Hago scroll, y me doy cuenta de que era mi hermana, una foto de Instagram, red social que no sabía que tenía. Empecé a ver sus fotos. Pendeja de mierda, como mostraba el ojete, las tetas. Hacía boquita, sacaba la lengua, hasta perreaba en las stories. Los comentarios de los pibes eran un bardo. Mientras, mi pija se ponía cada vez más gomosa. No tuve ningún recaudo en sacarla y masturbarme ahí, en medio del comedor.
- ¿Te gustó mi sorpresa, Mati?
-Así que fuiste vos… Sí bebé, ¿me ayudás como el otro día?
Sin mediar palabra se abalanzó sobre mi poronga y empezó a comérsela toda. Mamadera, como se la tragaba.
- ¿¿Anduviste practicando, hermanita??
-Jaja, un poco-me contestó con la boca llena.
Le pregunté cuántas había mamado desde nuestra cojida. Me respondió que dos más, siendo una la del pibe de WhatsApp.
-Así que te chupaste otra… Contame que me calienta-le dije mientras seguía viendo sus publicaciones.
-Nada… El sábado fuimos a bailar, y un pibe de ahí me estuvo cargoseando toda la noche... Que se yo, me gustaba, pero no tenía ganas de hacer nada. Aparte estaba Santi (el otro pibe) … En un momento me dice “dale, te va a gustar” y vi que la tenía afuera, la pija. Jaja, no sabés, parecía re grande, medio negra, igual no se veía nada. Me agarró la mano y me la puso ahí. Yo también se la empecé a acariciar un toque, jaja. Me agarró la nuca y me fue bajando, así que pensé “ya fue”… No tenía rico sabor, jaja, pero se fue pasando mientras chupaba. Igual fue un toque, yo tenía miedo de que nos descubran, así que me levanté y me fui. Después quería que se la chupe en la calle, cualquiera.
-Jaja, que putita resultaste ser hermanita, me encanta. Igual cuidate.
Kiari seguía peteándome mientras yo flasheaba con su Insta. Me puse a ver sus seguidores y seguidos. Entre ellos encontré una pendejita que se veía riquísima.
- ¿¿Qué estás viendo??
-Nada, otra nena como vos. ¿Quién es?
-No es como yo, es más chica-me dijo algo ofuscada. Nada, una piba que conocí acá, salimos un par de veces, pero no es amiga amiga. Qué, ¿te gusta, pelotudo?
-Jaja, no te pongas celosa, Kiari. Y, se ve rica. ¿Qué edad tiene?
-Ya te dije, es más chica. Dos años menos.
La pija me latía y me latía. Parecía enjabonada de tantos fluidos, entre los míos y la saliva de Kiari. Se la empecé a mandar hasta el fondo, atragantándola. En un rapto de lucidez me di cuenta de que estaba siendo muy violento.
-Disculpá mi amor, estoy muy caliente. Vos me ponés así. Uff, sí, seguí así, cometela toda, metete los huevos… ¿Querés el desayuno?
-Mm, sí, dale la leche al bebé-me pidió mientras se comía los testículos con maestría.
A punto de largar todos los renacuajos, yo seguía rompiéndome la cabeza con la pendejita.
- ¿Cómo se llama, Kiari?
- ¿Quién?
-La nena esta.
-Azul. ¿Te calienta la putita?
-Mucho. Me la vas a tener que traer a casa, Kiari.
-Sí Mati, lo que vos quieras, pero ahora dame la mema, dale, dámela toda.
Apoyé la cabeza sobre la silla, cerrando los ojos e imaginando como lambeteaba la colita de Azul, mientras le apretaba el pelo a mi hermana y ella me vaciaba las pelotas. La guasca fue demasiada, y Kiari expulsó un poco de ella por su nariz. Sus ojos estaban algo rojos y llenos de lágrimas, pero estaba sonriente. Poco a poco fui soltándole el pelo, pero la hacía seguir sorbiendo mi pija lentamente, que iba yaciendo flácida entre sus labios.
-Me la vas a tener que traer a Azul, Kiari, ¿eh?, me la vas a tener que traer…
4 comentarios - Sister II