Primero que nada disculpas que queda con esta alineación. No he encontrado como solucionarlo. Si alguien sabe, sirvase explicarme. Ahora si!
La mañanadel miércoles no comenzó como cualquier otra. Desde la noche anterior sabía queiba a ser cornudo, y lo estaba asumiendo como un rey.
Lo asumíacon la responsabilidad que eso conllevaba, la de saber que mi novia iba a gozarcon otro. Saber que ella quería garchar con otro, y quedarse conmigo toda lavida. Eso me llenaba de felicidad, aunque para la mayoría pueda parecerextraño. Me encantaba, y encanta, la idea de que mi novia garche con quien a ella se le cante la concha.
La fantasíavenía gestándose desde hace poco más de un año, pero parecía muy lejana deconcretarse por momentos. Hasta que ella chico con quien ella había salidoantes de conocerme se animó a encarar. Qué buena idea de ambos!
El díatranscurrió con una normalidad que parecía ajena a todo lo que iba a sucederesa noche. Lo único que salió de la normalidad fue ir a elegir la ropa interiorque ella iba a lucir esa noche con otro hombre. No puedo negar la adrenalinaque sentía en ese momento, a pesar de mostrarme tranquilo ante ella, que parecíatener todo bajo control, sabía muy bien lo que estaba haciendo. Estábamoseligiendo la ropa para que otro se le tirara encima y la garche de todas lasformas posibles.
Se acercabala hora de partir al encuentro y todo empezaba a tomar forma, sobre todo en micabeza. Verla aprontarse para ver al pibe ya comenzaba a marcar mi singularestado de excitación. Todo cornudo quese digne de tal debe saber que ese es un momento preciado, cuando la mujer sealista para que la rompan toda, y yo lo sabía muy bien, se notaba que queríaguerra. Había elegido un conjunto deropa interior blanco (según ella, el color que a él más le gustaba) que rajabala tierra. Por encima un look casual de pantalón de jean y un lindo sweater, peroyo sabía que abajo estaba para matar. No podía estar más hermosa!
El viajehasta el lugar fue muy tranquilo, con algunas ansiedades que los dosdisimulábamos. Conversamos de otras cosas, y aclaramos algunos puntos, aunquelos dos sabíamos que no era necesario. Todo estaba muy claro y nada iba acambiar el amor que sentimos el uno por el otro.
Al llegaral lugar indicado, la despedí con lo que intenté fuera un rico beso, quedemostrara todo lo que siento por ella, y todo lo que podía hacerme sentirhaciéndome el mejor cornudo de la faz de la tierra. Ella bajó y yo me dirigí auna actividad que había programado previamente para matar el tiempo y que laansiedad por verla no me corroa.
Dos horas ymedia más tarde era momento del reencuentro. Imagino que ninguno de los dossabía con que se iba a encontrar, pero la necesidad de vernos era fuertísima. Depronto la veo por el espejo retrovisor y la veo, hermosa, caminando elegante,con una sonrisa muy particular. Ya estaba consumado, mis cuernos eran unarealidad y yo no podía sentirme mejor.
Subió alauto, nos enfundamos en un beso de los más románticos y apasionados. Estabaclarísimo, nos amábamos mucho más sin importar lo que pasara. Ella se mostrabatímida, me contó por encima el encuentro y yo no quería invadirla niatomizarla, pero ambos sabíamos que lo mejor iba a estar al llegar a casa.
A medidaque nos acercábamos a nuestra casa, podía sentir como crecían mis ganas deabalanzarme a comer su concha. Esa concha que un rato antes había recibidomucha acción con otro hombre, que seguramente la había maltratado.
No puedoexplicar lo que sentí cuando tuve su concha de frente, y ella prácticamenteobligándome a que la devore (con mucho cuidado y cariño porque estaba un pocodolorida jaja). Sentir el sabor único de la concha de mi novia que estaba todacogida en ese momento me estaba excitando mucho más de lo que pensaba, pero lomejor vino después. Casi instintivamente y sin haberlo planificado comencé abesarle los pies, y eso me excitaba mucho, hasta que escuché las palabrasmágicas que salieron de su boca: “Qué cornudo que sos”, exploté de excitación. Yaestaba claro cuál era mi lugar, los dos lo teníamos muy claro en ese momento,estaba rendido a sus pies, ella era la que tenía el poder. Juro que hubiesehecho cualquier cosa que me pidiera, hasta la más loca, no tenía control de mí.Sentía que mi pija necesitaba aliviar la tensión que toda esa excitación letraía y le dije que necesitaba garchar. Me pidió que tuviera cuidado porqueestaba un poco dolorida. Le agradezco totalmente que me haya permitido entraren ella, fue de los mejores orgasmos que tuve en mi vida, sino el mejor. Unasensación increíble recorría mi cuerpo mientras ella se había soltado yrelataba de forma sexy lo que había hecho con otro. Lo mejor del mundo!
Al terminarquedé tendido y luego ambos nos duchamos para descansar. Sobre todo ella queera notorio que había dejado todo en la cancha. Mientras ella dormía me quedémirando una serie que vengo siguiendo buscando conciliar el sueño. De repente,la excitación del cornudismo comenzó a invadirme de nuevo, y sentí fuertesdeseos de masturbarme. Me da un poco de vergüenza confesar que me masturbé muyrico pensando en todo, pero estaba re caliente, no podía detenerme. Y así lohice, otro rico orgasmo provocado por la imagen de mi hermosa novia se hacíapresente, llenándome de placer por segunda vez en la noche.
Hoy medesperté con mi cornudismo consumado, y me siento muy bien. Como amo a estamujer!
Continuará…
La mañanadel miércoles no comenzó como cualquier otra. Desde la noche anterior sabía queiba a ser cornudo, y lo estaba asumiendo como un rey.
Lo asumíacon la responsabilidad que eso conllevaba, la de saber que mi novia iba a gozarcon otro. Saber que ella quería garchar con otro, y quedarse conmigo toda lavida. Eso me llenaba de felicidad, aunque para la mayoría pueda parecerextraño. Me encantaba, y encanta, la idea de que mi novia garche con quien a ella se le cante la concha.
La fantasíavenía gestándose desde hace poco más de un año, pero parecía muy lejana deconcretarse por momentos. Hasta que ella chico con quien ella había salidoantes de conocerme se animó a encarar. Qué buena idea de ambos!
El díatranscurrió con una normalidad que parecía ajena a todo lo que iba a sucederesa noche. Lo único que salió de la normalidad fue ir a elegir la ropa interiorque ella iba a lucir esa noche con otro hombre. No puedo negar la adrenalinaque sentía en ese momento, a pesar de mostrarme tranquilo ante ella, que parecíatener todo bajo control, sabía muy bien lo que estaba haciendo. Estábamoseligiendo la ropa para que otro se le tirara encima y la garche de todas lasformas posibles.
Se acercabala hora de partir al encuentro y todo empezaba a tomar forma, sobre todo en micabeza. Verla aprontarse para ver al pibe ya comenzaba a marcar mi singularestado de excitación. Todo cornudo quese digne de tal debe saber que ese es un momento preciado, cuando la mujer sealista para que la rompan toda, y yo lo sabía muy bien, se notaba que queríaguerra. Había elegido un conjunto deropa interior blanco (según ella, el color que a él más le gustaba) que rajabala tierra. Por encima un look casual de pantalón de jean y un lindo sweater, peroyo sabía que abajo estaba para matar. No podía estar más hermosa!
El viajehasta el lugar fue muy tranquilo, con algunas ansiedades que los dosdisimulábamos. Conversamos de otras cosas, y aclaramos algunos puntos, aunquelos dos sabíamos que no era necesario. Todo estaba muy claro y nada iba acambiar el amor que sentimos el uno por el otro.
Al llegaral lugar indicado, la despedí con lo que intenté fuera un rico beso, quedemostrara todo lo que siento por ella, y todo lo que podía hacerme sentirhaciéndome el mejor cornudo de la faz de la tierra. Ella bajó y yo me dirigí auna actividad que había programado previamente para matar el tiempo y que laansiedad por verla no me corroa.
Dos horas ymedia más tarde era momento del reencuentro. Imagino que ninguno de los dossabía con que se iba a encontrar, pero la necesidad de vernos era fuertísima. Depronto la veo por el espejo retrovisor y la veo, hermosa, caminando elegante,con una sonrisa muy particular. Ya estaba consumado, mis cuernos eran unarealidad y yo no podía sentirme mejor.
Subió alauto, nos enfundamos en un beso de los más románticos y apasionados. Estabaclarísimo, nos amábamos mucho más sin importar lo que pasara. Ella se mostrabatímida, me contó por encima el encuentro y yo no quería invadirla niatomizarla, pero ambos sabíamos que lo mejor iba a estar al llegar a casa.
A medidaque nos acercábamos a nuestra casa, podía sentir como crecían mis ganas deabalanzarme a comer su concha. Esa concha que un rato antes había recibidomucha acción con otro hombre, que seguramente la había maltratado.
No puedoexplicar lo que sentí cuando tuve su concha de frente, y ella prácticamenteobligándome a que la devore (con mucho cuidado y cariño porque estaba un pocodolorida jaja). Sentir el sabor único de la concha de mi novia que estaba todacogida en ese momento me estaba excitando mucho más de lo que pensaba, pero lomejor vino después. Casi instintivamente y sin haberlo planificado comencé abesarle los pies, y eso me excitaba mucho, hasta que escuché las palabrasmágicas que salieron de su boca: “Qué cornudo que sos”, exploté de excitación. Yaestaba claro cuál era mi lugar, los dos lo teníamos muy claro en ese momento,estaba rendido a sus pies, ella era la que tenía el poder. Juro que hubiesehecho cualquier cosa que me pidiera, hasta la más loca, no tenía control de mí.Sentía que mi pija necesitaba aliviar la tensión que toda esa excitación letraía y le dije que necesitaba garchar. Me pidió que tuviera cuidado porqueestaba un poco dolorida. Le agradezco totalmente que me haya permitido entraren ella, fue de los mejores orgasmos que tuve en mi vida, sino el mejor. Unasensación increíble recorría mi cuerpo mientras ella se había soltado yrelataba de forma sexy lo que había hecho con otro. Lo mejor del mundo!
Al terminarquedé tendido y luego ambos nos duchamos para descansar. Sobre todo ella queera notorio que había dejado todo en la cancha. Mientras ella dormía me quedémirando una serie que vengo siguiendo buscando conciliar el sueño. De repente,la excitación del cornudismo comenzó a invadirme de nuevo, y sentí fuertesdeseos de masturbarme. Me da un poco de vergüenza confesar que me masturbé muyrico pensando en todo, pero estaba re caliente, no podía detenerme. Y así lohice, otro rico orgasmo provocado por la imagen de mi hermosa novia se hacíapresente, llenándome de placer por segunda vez en la noche.
Hoy medesperté con mi cornudismo consumado, y me siento muy bien. Como amo a estamujer!
Continuará…
11 comentarios - El cornudo tuvo su primera vez
saludos Misko
Excelente relato