Todo por mi lujuria - Capítulo 4

Despues de lo ocurrido, el ganser se viste y se retira de la habitación, detras de el sale mi novio llevandose por la fuerza a mi amiga. Ahora quedaba sola junto al novio de mi amiga. El me estaba mirando de una manera tranquila, quizas hasta amable.

—Toma algo de ropa y largate. —fueron las palabras de mi amigo.

—¿Qué? ¿Qué quieres decir? —algo confundida me pongo de pie frente a el.

—Estos hombres quieren convertirte en una esclava sexual sin libertad como ya hicieron con tu amiga. Tu aun puedes salvarte. —tomó mi ropa, que estaba tirada en el suelo y me la entregó.

Rápidamente tomé toda la indumentaria y me la coloqué. Me guió hasta una ventana en la habitación con vista hacia la calle. La abrió y me invitó a salir por allí. 

Sin pensarlo dos veces, salgo por allí y le agradezco la ayuda. Una vez fuera, cierra la ventana y se va de la habitación. Voy corriendo hasta la esquina, donde un policía me frena porque me vió cuando salía de la casa por la ventana y quizo detenerme. 

Una vez dentro del coche patrulla, el oficial intentaba colocarme esposas. De pronto me pasó por la cabeza una buena forma de evitar este mal momento. Una de mis manos esquivó sus esposas y la dirigí directamente a su entrepierna para comenzar a acariciar su ingle.

Ante esa actitud mía, el oficial se calmó, soltó las esposas y se relajó sobre los asientos traseros del vehículo, donde ambos estabtamos sentados. 

—¿Te gusta esto, oficial? —le susurré al oido con mi mas sensual voz. 

El hombre me contestó quitandose de a poco el pantalon y dejando ver un pene muy grueso, y perfectamente erecto, listo para actuar. 

—Esto está tan cargado como su otra pistola, señor. Parece que debo ayudarle a descargarla. —le comenté con el volúmen de la voz bajo, y de manera muy suave cerca del oído.

Le dí una pequeña mordida en la oreja de forma que no le doliera y bajé hasta que mi rostro se encontraba cerca de su buen miembro, cuya punta estaba llena de líquido preseminal producto de la exitación que le había provocado. 

Abrí un poco mi boca y con mis labios rodié la punta de su glande, mientras que con la lengua le lamía la pequeña parte del pene que estaba en mi boca. Al ver que le gustaba mucho, pasé a tener el glande entero dentro entre mis labios. 

Ahora mi lengua se deslizaba por todo su glande saboreando todo su delicioso líquido preseminal. Cansada de disfrutar tan solo de su punta, de a poco fuí metiendome todo el pene en la boca, ahora mi lengua se movía por todas partes pero concentrandose en el glande, y mi garganta estaba cerca de llegar a su límite.

Pronto todo su miembro lo tenía dentro de mi boca, y me llegaba hasta la garganta, cada tanto hacía algunas arcadas, pero no me detenían en darle placer al oficial, quien con sus manos empujaba mi cabeza para que continuara chupandosela.

Mi boca había hecho desaparecer el pene totalmente entre mis labios, ahora solo quedaba mi cara con un gran miembro dentro y cerca de acabar. El hombre empezó a acariciar mi cuerpo por la zona de la cintura, pero decidí correrle la mano para que las apoye en mis nalgas. 

Tras muchas caricias y toqueteo en mis nalgas, finalmente lo hago acabar. El oficial lanzó un gran suspiro y yo quedé con gran cantidad de semen en la boca que le mostré y luego tragué. Luego de eso, posé sentada a su lado de manera muy sensual.

—¿Ahora si me dejará ir, señor oficial? —le pregunté con una voz muy provocativa.

—Por supuesto, señorita. Pero solo si me deja visitarla cada tanto para que me realize el mismo trabajo. —el oficial se colocaba nuevamente el pantalon.

—Claro que puede pasar, señor. Nos vemos pronto. —de apoco me alejé caminando del coche patrulla riendo porque me fuí sin haberle dado un número telefónico ni mi dirección. Me aproveché que estaba aun algo atontado por la situación y me fuí sin brindarle ninguna información.


Continuará...