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La Primera Cita

Me gustó jugar un tiempo. Es que es tan fácil cuando ingresas a estas cosas de citas. No deberían llamarse páginas de “Citas”, la cruda verdad, es un sitio donde te juntas con muchos hombres sedientos de sexo.
Al ser mi primera vez ingresando a esos sitios, mi mirada era más inocentona. Bastante ingenua fui al pensar que en algo así podría encontrar el amor de mi vida.
Cuando la realidad me chocó de golpe, y entendí el juego.
Fue entonces cuando comencé a sentir la fiebre uterina.
Mis bellos 27, siempre los recordaré.
Me hice mi cuenta, comencé a recibir cientos de mensajes, y como buena selectora fui descartando con quien y con quien no hablar, mirando cientos de fotos y dándome cuenta de que el mercado en Chile era pésimo. Lo que me ofrecía era una aberración, así que en mi mayoría y de suerte que muchos extranjeros estaban llegando a Chile, encontré una variada gama de chicos, entre ellos los más popularares “españoles”, ese acentito rico que tenían, las palabras como “Coger” “Follar” “Correrse” fueron muy significativas para mí.
Embelesada por sus “S”, me fui metiendo en el mundillo, y el delicioso camino que se me ofrecía, al conocer un centenar de hombres que se adecuaban a mi “Estereotipo”. A pesar, que de todos los que me cogí fueran extranjeros, me terminé enamorando de un chileno.
El primer chico que conocí,
El primer hombre que conocí, en una época de mucha vulnerabilidad fue un piloto comercial, quien mintió en su edad, porque era un cuarentón (Yo no entendía porque mentía, si además estaba dispuesta a probar con un viejito).
El tipo era bastante guapo, rubio, 1.80, su cuerpo estaba bien cuidado, debo decir que todo de él me llamaba la atención, y tenía unas ansías por estar con alguien mayor, así que después de un buen tiempo nos juntamos, no se imaginan el nerviosismo que sentí.
Hablamos un buen rato, se veía bastante mayor que yo, y eso me excito de gran manera.
No sé cómo, pero termine aceptando en la primera cita irme a su casa. La mezcla de osadía, miedo, incertidumbre me apretaba el estómago, pero sin más me lancé (Con el tiempo comprendí que el tipo estaba bien acostumbrado a estos encuentros furtivos).
Llevaba mucho tiempo sin tener sexo, un año completo sin sexo, 27 años, y pensando después de una relación tortuosa que nunca más podría sentir placer.
Llegamos a su parcela, conversamos, se atrevió a besarme (Sus besos eran maravillosos) y debo decir que estaba bien lúcida, no tengo excusa en esta situación, simplemente me entregue al momento, además que algo me decía que esto no sería solo una vez. El ambiente era estupendo, el picoteo, la charla, todo tenía buena pinta. De repente, a eso de las 4:00 am me dice.

-Me voy a dormir.
Se larga. Yo quedé en el sillón sola sin saber qué hacer, claramente lo entendí como una invitación, pero pensaba: Ya, tuve las agallas de venirme a su casa ¿Ahora meterme en su cama? ¿No será muy presuroso?
Sin saber qué hacer, saque mi teléfono, mire en el chat que habíamos hecho exclusivo con mis amigas para que me aconsejaran que hacer en la cita (De todos los consejos que me dieron, no tome ninguno) escribí, nadie contesto, ya todas las muy perras dormían. Así que tome la decisión sola, camine tímidamente, y le pregunté: ¿Dónde estás? No veo nada.
Cuando una pequeña luz del televisor se distinguía, me senté en el otro costado de la cama.
- ¡Acuéstese!
Me quité los zapatos, me acosté arriba de la ropa de cama. Estaba realmente nerviosa, llevaba tiempo sin estar con un hombre, y sobre todo mucho más tiempo llevaba sin dormir con alguien del sexo masculino. Me quede mirando la televisión bien separada de él.
- ¡Métase a la cama!
-No, estoy muy bien aquí.
-Por lo menos, acércate para que regaloneemos.
Me acerqué a él, me abrazó, y nos quedamos viendo “La pasión de Cristo”, mientras Jebus estaba siendo azotado brutalmente, la corona de espadas clavándole en la cabeza, comenzamos nuevamente a besarnos, el intento tocar mis senos, pero yo no lo deje. Intento tocar mi trasero, y tampoco lo deje.
-Es primera vez que te veo, ya me metí a tu casa, y ahora me metí a tu cama. No quiero que terminemos teniendo sexo a la primera.
Apago la tv, y a mí me vino un ataque de ansiedad tremendo, estar con él, en su cama, me sentía demasiado extraña, me decía en todo momento: No debes acostarte con él a la primera, debes ser fuerte.
Nos dormimos, o al menos eso parecía ser, pero muchas veces en la noche intento tocarme sin obtener resultado, simplemente logró desabrocharme el sostén con una agilidad que me sorprendió de sobremanera, estaba acostumbrada al chico que se demoraba un montón en quitarme los sostenes o simplemente yo los sacaba de una.
Así dormí un rato, despertando incomoda porque el sostén me asfixiaba, con un calor de la puta, y le dije:
-Tengo mucho calor.
-¡Sácate la polera! Mientras decía eso, me quito la polera y el sostén arranco.
Quede en top, me tape bien, y desencajada con la situación. El como si nada siguió durmiendo.

Quedé con mis pechos al aire, me acosté nuevamente, sin poder quedarme dormida, y observando en la oscuridad sin entender nada.
Me sentí prácticamente como una presa.
Hay que decir que iba lento, lento dentro del promedio de unas 12 horas,
Yo no sé bien si me incomodaba la idea de sexo en la primera cita, o que mis encuentros sexuales anteriores habían sido tan decepcionantes que prácticamente me había rendido con ese aspecto de mi vida.
Y para sorpresa mía, esto se convertiría en una de mis mejores primeras citas, sin tener esas culpas idiotas de que me acosté con él en la primera noche.
Él había creado un ambiente propicio para que yo ese mismo día, o bien en algún momento decidiera acostarme con él.
Comenzamos a besarnos, sus besos eran exquisitos, y no pude contenerme cuando sentí una de sus manos en mis senos desnudos, luego, que iban bajando a mis muslos. Termine dejándome llevar, pensando, y actuando al mismo tiempo, mi cabeza decía: No, pero mi cuerpo respondía diferente, y sus manos jugaban apretando mis nalgas, y su boca chupaba mis pezones. Mientras que yo gemía, y débilmente acariciaba su pecho, muy nerviosa y pudorosa, comencé a bajar de a poco mi mano a su sexo, a sentirlo, a recorrerlo con mis pequeñas manos. Y en esa hermosa oscuridad, y gran cama, él se recostó en mi cuerpo completamente desnudo. Estimulando más que mis sentidos, sino también mi húmedo sexo, cediendo poco a poco, y apagando mi cerebro lleno de prejuicios, abrí mis piernas levemente, para que entrara empujando lento a mi vagina. Y como sospechaba, el problema de siempre no podía sentir nada, y se lo dije.
Él, me puso boca abajo, levanto mi trasero, agarro mis caderas, y entro haciéndome sentir una satisfacción tremenda, su dedo se fue a mi clítoris. Sentí un calor tremendo, un deseo, unas ganas incontrolables de gemir.
Era una mezcla de felicidad, y placer. No me podía contener.
Sentía que éramos la perfecta sincronía, todo encajaba perfecto.
Agarraba mi pelo, y lo tiraba.
Le pedí que golpeara mis nalgas de vez en cuando, y eso solo lograba que no pudiera dejar de gemir, y tener un orgasmo tras otro.
Mordía la almohada para acallar un poco tanto deseo, rasguñaba y apretaba lo que pudiera, porque era desesperante sentir tanto calor, mi cara se sonrojaba con cada embestida, y encontré la posición y estimulo perfecto para sentir un fuego incontrolable que solo él pudo encender.
Ya no recuerdo cuantas veces acabe, solo sé que volvía a las pistas, y que él sabía exactamente como ponerme al rojo vivo.
Las sesiones junto a mi primera cita continuaron, llenas de pasión y fogosidad.
Es imposible, no recordar, aquella vez que terminamos teniendo sexo 15 veces en un día.
Me tomo desprevenida en la cocina, en el piso, en los sillones, en su cama, en el baño, y en todo puto lugar de su casa.
Cada vez explorando un nuevo lugar, una nueva forma de calentarme, sentía que con él conocía un poco más de mi sexualidad. Explorando diversas maneras de poner más húmeda mi entrepierna.
A la mañana siguiente le indique que estaba un poco extraña por haber tenido sex a la primera, él me dijo entre risas: ¡No fue a la primera, fue al día siguiente!
Era un perfecto amante, pero no solo eso. Y como dice mi querida Lana del Rey en Shades of cool: “And when he calls, He call for me, Not for you”. Y eso para mí significaba una sesión de sexo increíble y placentera.

3 comentarios - La Primera Cita

drooz97 +1
hola guapa buena historia soy de chile te parece si nos juntamos a hacer travesura?
pequeDiosa2987 +1
Hola, gracias por la invitación, pero soy anónima.
Muchas gracias por leer mi relato, besos.
MrGentlemen +1
me encanto tu relato... sutil, erotico y muy muy excitante debo decir.
saludos desde la v region
pequeDiosa2987 +1
Muchas gracias! Me alegra que te gustará.
MrGentlemen
hasta me gustaria hacerte de inspiracion alguna vez, ojala si me permites la osadia
koopa85 +1
umm que rico, me úso muy duro leerte, se te extrañaba 😘
pequeDiosa2987
😮😮😮 jajjaa super