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Mis primas de la capital 25

Pasaron dos días y mi tía me recordó el tema del regalo, había confiado con ella pero Ana me puso delante los dos paquetes cuando estábamos solos.
-       A ver Juan, por fin cual de los dos le vas a regalar a Emi, el otro me lo quedaré yo.
-       Pues la verdad es que los dos me gustan pero creo que a Emi le sorprenderá más la novedad del modelo de tul, a ti el otro te sienta especial, al vértelo puesto he imaginado tus tetas a los dieciocho años.
-       Jajaja que bien sabes quedar, me parece bien, de todas formas me lo pondré para ti para que disfrutes de mis tetas adolescentes.
-       Mmm, me encantará, jajaja
-       Y a todo esto… ¿no vas a envolverlo de regalo?
-       ¡Vaya!, se me había olvidado, será la guinda del pastel.
Fui a una papelería y compré el papel de regalo más bonito que tenían junto con una cinta roja y un pompón, cuando llegué a casa estuve probando y fue un desastre, parecía sencillo pero yo no era capaz de dejarlo ni quiera presentable, tuve que recurrir otra vez a Ana, me quedé embobado al ver la habilidad que demostró, le quedó un paquete digno de la mejor boutique.
-       ¿Sabes quién me llamó el otro día?
-       Pues no, por supuesto.
-       No te lo vas a creer, era la señora que nos recomendó la tienda donde compramos la lencería, al salir le mandé un mensaje diciéndole que tenía los modelos que buscábamos y resulta que fue también, se ha comprado los dos modelos idénticos a los nuestros y alguna cosa más, también me ha contado que Fernanda la dueña se los ha recomendado pero cuando se los probó vio que tenía las tetas muy caídas, la chica le contó en secreto que ella podía mejorar la dureza del pecho con un sistema que le habíamos enseñado nosotros, la señora por supuesto accedió a probar el sistema, la llevó al almacén y le dio un masaje que le hizo correrse sobre la mesa, la señora no se lo creía, en principio dudaba pero después del orgasmo que le provocó ya veía hasta los ángeles, estaba convencida de que las tetas le habían crecido y elevado, se llevó todo lo que quiso venderle y estaba encantada.
-       Jajaja, me alegro que haya captado más clientes, si es por mí volveré cuando necesite algo, puede estar segura.
-       ¿Qué te parece como ha quedado el paquete de regalo?
-       Perfecto, tienes unas manos de oro y no lo digo yo, si se lo preguntamos a Fernanda seguramente estará de acuerdo conmigo.
-       ¿Tú crees?, por lo menos no se quejaba, espero que su novio no le pusiera pegas a sus tetas después.
-       Yo creo que a partir de ahora estrenará lencería cada semana.
Estaba nervioso según avanzaba la semana, Emi cumplía los años el sábado y Ana me había insinuado que ella también me había guardado una sorpresa, por la mañana fui a verla, estaba recién salida de la ducha, me hizo pasar pero cuando con mi mejor intención fui a darle un beso de felicitación en su habitación me puso un dedo en mis labios y cerró la puerta, muy mimosa me dijo que no podía dejarme entrar, sólo pude ver sobre la cama unas prendas, saqué el regalo que llevaba escondido bajo la camisa y se lo di, quiso abrirlo pero preferí que no lo viera hasta que me hubiera marchado, me habría gustado ver la cara que hacía al verlo, estaba seguro que se lo probaría en el acto pero también quería saber cómo reaccionaba con él.
El beso no me lo negó, casi en la puerta de la calle cuando me empujaba para que me fuera me dio una vuelta en redondo y me rodeo con sus brazos y me estampó un beso que casi me asfixia, cuando pudimos respirar me dio un cachete en el culo y abrió la puerta.
-       Ale, a tu casa, esta tarde te espero bien guapo, iremos a cenar y a bailar y luego… lo que surja.
-       Parece un buen programa, estoy impaciente.
-       No lo sabes bien, y… gracias por el detalle.
Estuve probándome ropa, todo lo que tenía era más o menos informal, tuve que pedir consejo a Ana, cuando subió a mi habitación tenía la cama cubierta de pantalones y camisas, como era sábado no se había vestido aún para la calle, iría un poco más tarde a la zapatería.
Se sentó en una esquina de la cama y opinaba según iba probándome la ropa, con un pantalón especialmente fino me hizo notar que se me notaba mucho el paquete e intentó “planchar” el bulto con la mano, se lo advertí pero no me hizo caso, al ver que no se iba la arruga despasó el pantalón y bajó la cremallera de un tirón.
-       Juan esta arruga la quitaba yo con la lengua en un momento pero hoy es un día especial para Emi y no quiero quitarle este regalito, así que póntelo esta tarde, vas a estar muy elegante.
-       Eres muy amable pero me pones más nervioso, parece que es la primera vez que salgo con una chica, aunque reconozco que Emi es una chica muy especial.
-       Estoy de acuerdo.
El resto de prendas mi tía las fue eligiendo según su gusto, por supuesto estuve de acuerdo en todo, tuve que contenerme varias veces pues su bata se abría y cerraba sin ningún control y frente a mis ojos aparecían sus tetas o su coño sin ningún pudor.
Cuando bajé al salón mis primas estaban preparadas para salir de fiesta, las dos me hicieron el pasillo y me silbaron diciéndome piropos, mi tío observaba por encima del periódico y se reía de las bromas que me hacían todas.
Crucé la calle remirándome buscando cualquier fallo en mi aspecto, me había peinado y afeitado a contrapelo para estar más suave para cualquier caricia con Emi, parecía un modelo cruzando la pasarela, cuando pulsé el timbre de casa de Emi las rodillas me temblaban pero quedé decepcionado al verla abrir con la bata y una toalla liada a la cabeza, me había imaginado un recibimiento espectacular, como una princesa de cuento, pero solo me hizo sentar y despareció en el baño para maquillarse.
Si hubiese fumado habría acabado con el cenicero lleno de colillas, de vez en cuando la oía cacharrear con los tarros de maquillaje, cuando pasó corriendo hacia su habitación se tapó la cara para que no la viera, yo estaba como un flan, realmente no tenía prisa pero ante el secretismo que me dedicaba me desconcertaba.
Me levantaba y miraba todos detalles de la decoración del salón hasta que oí la puerta de su habitación como se abría.
Fue una aparición digna de un desfile de modelos, incluso la luz del sol de la tarde que iluminaba a la chica en un hermoso contraluz la hacía destacar con un marco mágico.
Con paso lento pero firme apareció Emi, el pelo rubio le caía sobre los hombros realzando el rostro de por si perfecto y ahora maquillado con esmero.
Debí quedar con la boca abierta pues la chica se acercó a mí y a cierta distancia se dio la vuelta para que la viera desde todos los ángulos.
Emi lucía un traje de chaqueta con una falda pantalón todo rojo, estaba muy sexi, sabía sacar todo el partido a su cuerpo escultural pero se guardaba hasta el final su arma secreta, cuando se dio otra vuelta más abrió la chaqueta, bajo de ella llevaba una blusa muy ajustada de tul negro trasparente, claramente se veían sus dos tetas enmarcadas por el sujetador que yo le había regalado pero lejos de ponérselo con los triángulos que le cubrían los pezones se había reducido sólo a los cordones que señalaban su contorno.
Los zapatos rojos de tacón altísimos solo se dejaban ver apenas bajo de los camales y las medias oscuras con costura las intuí al salir de la casa.
Me subió la temperatura y noté como la sangre bullía en mis venas, me alegré de haber elegido éste modelo para Emi, a ella no le hacía falta elevarle las tetas, las tenía tan duras y altas que bailaban todo lo que le permitía el sujetador.
Me regaló un beso que apenas me rozó pero que me electrizó, luego al oír un pitido en la calle salimos, el taxi que había llamado desde su habitación nos esperaba.
Al subir al coche abrí la puerta y le cedí el paso, me salió espontáneo pero a Emi le gustó incluso al taxista experto en muchas lides comentó entre dientes.
-       Buenas tardes, ese detalle de dejar paso a una señorita ya hacía tiempo que no lo veían mis ojos.
Por el retrovisor vi como le hacía una radiografía a Emi luego me miró y esbozó una sonrisa socarrona, aunque físicamente estaba muy desarrollado al lado de Emi se notaba mi bisoñez, éramos igual de altos pero no podía esconder mi cara de adolescente a su lado.
Durante el trayecto que le había dictado Emi no dejó de mirarla, yo que la veía de perfil estaba extasiado, era tan bonita o más de perfil que de frente igual que por detrás, ella me miraba de reojo orgullosa de provocar tanta admiración en los hombres, la descubrí espiando mi bragueta que estaba abultada desde antes de salir de su casa.
Cuando llegamos al restaurante me apeé primero y le ayudé a salir del coche, la chaqueta se abrió lo suficiente para que viera esas tetas pugnando por liberarse.
El maître nos guió a la mesa que había reservado, estaba en un rincón de la sala con un asiento tapizado en ángulo, cuando nos tomó la comanda preferí que la chica eligiera el menú, ya sabía mis gustos y tuvo gran acierto en elegir la cena.
El ambiente era exquisito, los camareros bien vestidos con smoking nos atendieron con toda amabilidad, incluso creí que unos a otros se turnaban para ver a Emi, cuando me miraban a mí sonreían.
Durante la cena la chica me cogía la mano muchas veces, hablábamos de todo, nos reíamos de cualquier cosa y disfrutábamos de la mutua compañía.
Cuando me cogía la mano siempre me miraba fijamente y me hacía un guiño o se mordía el labio con toda la intención, me tenía a cien y no podía quitar los ojos de su blusa, la chaqueta me permitía ver de perfil sus tetas vagar libremente, ella me sorprendió embobado y quiso despejar mi curiosidad irguiéndose y abriendo la chaqueta completamente.
-       ¿Te gusta el regalo de tu tía Ana?, ha sido una sorpresa para mí, me ha pedido que no te la dejara ver hasta hoy, me contó la tarde que pasasteis al comprar mi regalo y volvió al día siguiente a por la blusa, me dijo que la dependienta le rogó que le diera otro masaje pues lo había disfrutado mucho pero Ana le prometió que iría otro día contigo para dáselo, la chica le lomó la palabra pues le habíais subido al cielo, según sus mismas palabras.
-       Estás bellísima Emi, mi tía tiene un gusto exquisito, ha sabido realzar mi regalo hasta niveles increíbles pero esas tetas son tuyas y con cualquier cosa están deliciosas.
-       ¿De verdad te gustan? Mmm quien lo diría, yo creí que estabas mirando solo a la blusa, jajaja.
-       Me gustaría comérmelas ahora y aquí, serían el postre perfecto.
-       Mmm, no te precipites que la noche es joven, habrá lugar para todo, te lo prometo.
Me pasó la mano por el bulto entre mis piernas y no lo soltó hasta acabar besándome en la boca cubriéndose un poco con la servilleta, lo que consiguió es que mi polla saliera por el camal del bóxer y se desperezara pierna abajo, por suerte el mantel de la mesa me cubría a las miradas de los comensales pero Emi sabía que estaba allí y con cualquier excusa su mano desaparecía debajo de la mesa y lo recorría lentamente.
Cuando terminamos de cenar le rogué que esperara un momento para que se calmara la erección, Emi aprovechó para ir al tocador y arreglarse la pintura de los labios.
No le di importancia pero a la vez que se levantaba un caballero de una mesa y una señora de otra la siguieron, cuando Emi volvió conmigo me contó que el caballero le había dado su teléfono invitándola a cenar y la señora se había colado con ella en el servicio y la había arrinconado intentando tener sexo con ella allí mismo, me fijé en la señora cuando volvía, era mayor pero no mucho e iba cubierta de joyas.
Nos esperaba otro taxi a la salida que había pedido el camarero, Emi le dio la dirección de una sala de baile, yo no había ido más que a alguna discoteca por lo que me pareció muy distinguida, tenía un aspecto moderno pero para gente más mayor, la música menos ruidosa aunque habían dos pistas, una de música latina y otra de más lenta, tengo que reconocer que no sé bailar, soy negado total, Emi lo descubrió al primer paso que di, las parejas bailaban bachata y demás bailes sensuales y yo perdido frente a Emi que se movía con una soltura desconocida para mí.
Tuvo la buena idea de que cambiáramos de sala, nos sentamos en una mesita junto a la pared, después de beber unos tragos largos me animé a bailar pues era cogido, no quería estropearle la noche a Emi y propuse esmerarme, cuando salimos a la pista estaba sonando una balada, Emi dejó en el asiento su chaqueta y salimos al centro de la pista, en la semioscuridad apenas se notaba la blusa trasparente, solo yo sabía cómo iba vestida mi chica, al empezar se evidenció mi torpeza pues iba a contra pié para evitar pisarla pero Emi dijo que ella me llevaría y se abrazó al cuello, solo tuve que rodear su cintura con mis brazos y dejarme llevar.
Al principio estaba pendiente de ella pero cuando sentí como su boca rozaba mi cuello el pelo de la nuca se me erizó, Emi lo notó y según iba besándome las orejas sus brazos se iban cerrando juntándose contra mí, mis manos ya no se contentaban con ceñirse a su cintura, bajaban a su culo o subían por su espalda, nuestros cuerpos estaban tan pegados que notaba en mi pecho la presión continua de las tetas de la chica, mi polla pugnaba por coger una postura cómoda, la tenía hacia abajo y se metía entre las piernas de Emi, notaba su pubis caliente, ella se rozaba con suavidad de ingle a ingle, tuve la duda y quise asegurarme pasando las manos por las caderas de la chica, busqué sus bragas, debía llevar tanga pues no se le notaban.
-       No las busques que no llevo, me las he quitado en el baño del restaurante.
-       Emi, por favor, ten piedad de mí, me voy a correr en cualquier momento, noto los labios de tu coño abiertos rozando mi capullo.
-       Eso es justo lo que quiero, pero aguanta y no te corras, disfruta del momento, yo también estoy muy caliente, tengo muchas ganas de tener esa polla dentro de mí pero me gusta bailar contigo, te siento pegado a mí y mis pezones están tan duros que me duelen.
-       Ya los noto, me rozan aplastados contra mi pecho, nuestros vientres están pegados y mi polla se pasea entre tus labios rozando tu clítoris.
-       Me encanta sentirte tan cerca, noto los latidos acelerados de tu corazón en mi teta y tus manos en mis nalgas me atraen más contra ti, estoy muy mojada.
Pudimos aguantar casi una hora, con la mirada nos pusimos de acuerdo enseguida, a medias de una canción lo dejamos y salimos de la pista, ya en la calle noté el frescor en mi pecho, estaba sudado desde el pecho hasta las rodillas, imagino que Emi también pues se abrigó al notar la diferencia de temperatura.
Cuando subimos al taxi fui yo quien dio la dirección, me la sabía de memoria, a su casa directamente.
Al entrar lo primero que hizo fue quitarse la chaqueta, con la luz indirecta de la lámpara del salón me abrazó como en el baile, me susurró la misma canción que acabábamos de bailar y seguimos los pasos como un rato antes, los cuerpos se pegaron y las manos fueron donde antes habían estado, su coño estuvo pegado a mí y mi polla se incrustaba entre ellos, las tetas me oprimían el pecho pero poco a poco nuestros pasos nos encaminaron a su habitación.
Por el camino Emi me sacaba la camisa y yo le soltaba el pantalón, en un momento que estábamos parados se le cayó al suelo, al ser también falda cayó vertical, ella sacó los pies y seguimos bailando, cada vez estaba más sexi, ahora con sus largas piernas enfundadas en las medias sobre los tacones, la blusa no llegaba a cubrir más que un poco la cintura, su culo asomaba por debajo y su pubis depilado brillaba por sus labios mojados, seguimos bailando, en el pasillo me soltó el cinturón y de un tirón me bajó los pantalones y los calzoncillos a le vez, mi polla saltó al lado de su cara pero volvió a abrazarme y seguimos bailando, unos pasos más allá con cuidado le saqué la blusa por la cabeza, mansamente levantó los brazos, sólo se quedó con el sujetador que realmente no era más que un adorno para sus tetas sueltas, al seguir bailando la acerqué a la pared y la aprisioné contra ella mientras mi polla horizontal presionaba entre sus muslos, subió una pierna sobre una silla tapizada, con los zaparos altos estaba al mismo nivel de su coño y mi polla solo tuvo que avanzar, mientras nos besábamos y mis manos estrujaban sus tetas ella me abrazó y esperó hasta notar como entraba en ella, solo suspiró y volví a empujar, a la siguiente vez ya la clavé hasta el fondo, contra la pared no tenía escapatoria, todo lo contrario ella buscaba la mejor postura para recibirme, yo solo empujaba y casi la levantaba de los empellones.
Cuando la saqué casi no podíamos respirar, los besos no nos lo permitían, la polla brillaba de jugos igual que sus muslos, seguimos bailando hasta entrar en su habitación, solo le dio tiempo a encender la luz de la mesita, quiso abrir la ropa de la cama pero mientras lo hacía agachada le metí la polla por detrás cogiéndola por la cintura, esperó paciente a que se la clavara varias veces para darse la vuelta y echarse sobre la cama con las piernas y los brazos abiertos.
Cuando subí a la cama lo hice de rodillas entre sus piernas, le quité los zapatos lentamente y le chupé los dedos de los pies sobre las medias, con las manos seguí la prenda hasta la cinta elástica en sus muslos y la bajé enrollándola lentamente dándole besos en la pierna hasta sacarla por los pies, ella se retorcía levantando el culo y mostrándome el sexo mojado separándose los labios con las manos.
Con las piernas desnudas los besos fueron ascendentes y pasé de una ingle a otra varias veces hasta que me cogió la cabeza y la apretó contra el coño, estaba abierto como sus piernas y mi boca casi lo cubrió, el resto con la lengua lo recorrí lentamente.
La punta de la lengua entraba hasta donde podía en su vagina, el clítoris esperaba dentro de mi paladar hasta que la lengua lo lamía, mis manos elevaban sus nalgas para atraerlas hacia mí.
Cuando cruzó sus piernas sobre mi cabeza inmovilizándola contra su coño supe que iba a tragarme su corrida, se tensó para seguidamente agitarse como si le atacaran unos espasmos incontrolables, yo solo tuve que chupar y tragar los jugos que manaban de su vagina, cada vez que rozaba el clítoris un salto la sacudía.
Poco a poco fue aflojando sus piernas hasta que me dejó salir de entre sus muslos, cuando dejó las piernas caídas a mi lado pude seguir besando su vientre, su ombligos y su estómago, Emi con los brazos en cruz, esperaba mientras se reponía del orgasmo, mis ojos observaban su cara entre los dos montículos de sus tetas erguidas, apenas se deformaban al estar boca arriba, sus labios entreabiertos respiraban agitadamente y su pecho subía y bajaba al compás.
No se movió cuando le besé debajo del nacimiento de sus tetas, la suavidad de la piel se elevaba de momento en una curva que solo descendía cuando el pezón marcaba la cima, con la lengua rodeé todo el circulo, desde el nacimiento en las axilas hasta el canalillo que separaba de su gemela, después hice lo mismo con la otra, para el final dejé los pezones, estaban abultados sobre la curva de la areola, a la aspereza del circulo rosado se unía el abultamiento duro que solo se doblegaba a la presión de mi lengua, al aspirar sobre él me rozaba en el paladar, casi la campanilla.
Emi suspiraba mientras esperaba impaciente a que siguiera mi viaje sobre ella, cuando no pudo esperar más me cogió la cabeza y tiró de ella, tuve que subir sobre su cuerpo caliente, mi polla iba labrando un surco entre sus piernas, cuando mi boca coincidió con la suya la verga se apoyaba sobre sus labios vaginales, sus piernas se abrieron lentamente como un libro y yo caí por la gravedad entre ellas, mientras la chica me metía la lengua hasta mi garganta yo entraba en ella hasta su matriz, los dos suspiramos ante el placer que sentimos, tardamos unos segundos que se hicieron eternos antes de empezar a movernos, la lengua buscaba la mía enroscándose a su alrededor, los labios pegados buscando la mejor postura para sentir el máximo de sensaciones, al mismo tiempo mi polla iba entrando despacio en Emi, cada pliegue de su vagina sonaba como un diapasón, no teníamos prisa y preferíamos sentir todos los sentidos a la vez, mis manos seguían acariciando la piel suave de las tetas de la chica a la vez que ella me acariciaba las nalgas atrayéndome hacia ella, el olor de nuestros cuerpos combinaban el aroma de los diferentes perfumes que nos habíamos puesto con el sudor que asomaba sobre la piel, solo la visión de la mirada cercana de Emi al infinito hacía que degustara su saliva y al mismo tiempo aspiraba su tibio aliento.
Mi polla estaba a punto de estallar, la chica la notaba en su interior, cuando el glande palpitaba peligrosamente Emi se detenía un momento para que bajaran las pulsaciones de mi corazón pero este truco no duró mucho, cada vez me costaba más calmar a mi verga y las pausas se repetían con frecuencia por lo que tomó una decisión radical, me abrazó y rodó sobre mi poniéndome debajo, no llegó a sacar la polla, cuando se quedó sentada sobre mis piernas, esperó hasta que notó que ahora era ella la que mandaba e imprimía el ritmo que prefería, yo me relajé y me dispuse a admirar como botaban sus tetas al ritmo de sus saltos sobre mí, cuando mi polla no presentaba un peligro inminente sus caderas giraban en todas direcciones buscando el roce de mi capullo en todos sus rincones más sensibles.
Comprobé que Emi era una belleza desde todos los ángulos, desde abajo la redondez de sus caderas, la estrechez de la cintura y las duras tetas se reflejaban en la pared del dormitorio iluminada por la lámpara de la mesita de noche, su melena quedaba en el aire junto con sus tetas cuando estaba en el punto más alto antes de caer sobre mí clavándose mi polla, era como una amazona al trote, cuando se fijó lo que miraba quiso verse ella y empezó a cabalgar, su risa se mezclaba con sus gemidos, cada vez aceleraba hasta llegar al galope, yo le guiaba con las manos en sus caderas para evitar un accidente hípico.
Fue como si hubiera recibido una descarga, no lo intuí pero imagino que estaría un rato intentando retardarlo pero su cuerpo tenía un límite y no pudo evitar el orgasmo que la sacudió, cuando cayó sobre mí no podía coordinar sus movimientos, tuve que sujetarla para evitar que dañara sus tetas contra mi pecho, con la boca abierta buscando aire para sus pulmones y los ojos cerrados concentrados en las sensaciones que le enviaban sus sentidos, sus músculos pélvicos apretaron mi polla tratando de exprimirla y lo consiguieron, se juntó todo, la visión de nuestros cuerpos en la pared como sombras chinescas, los gritos de Emi y los gruñidos míos, la sensación de tener junto a mí a una mujer hermosa y sobre todo bella por dentro, como gozaba del momento junto a mí y me daba todo lo que me hacía más feliz, fue el detonante para que mi polla explotara dentro de ella, que al notar como la inundaba de semen me beso apasionadamente.
Cuando pudimos razonar caímos abrazados, nuestros corazones ahora galopaban juntos, poco a poco caímos en un sopor que nos llevó a quedar exhaustos, yo intenté seguir besándola pero ella con más conocimiento me puso un dedo frente a los labios y me dijo.
-       Calma Juan, tenemos toda la noche, es mejor que descansemos un rato.
Me dio un piquito en los labios y me abrazó, al momento se había quedado dormida, apagué la luz, yo quería rememorar toda la noche que habíamos pasado, la cena, el baile, el sexo pero no tardé en caer en los brazos de Morfeo también.
No sabía bien qué hora era, en la oscuridad total solo se oía la respiración sosegada de Emi a mi lado, estaba boca abajo, con los brazos y la cabeza debajo de la almohada, pasé la mano desde la nuca hasta el culo, la sucesión de suaves curvas me pusieron la polla otra vez dura, estuve repasando toda su piel tibia, notaba como acusaba el roce de mis dedos pues el vello se le erizaba a mi paso, sin haberlo previsto me vi pasando mis labios por donde había pasado mis dedos, Emi balbuceaba algo entre sueños pero lentamente fue separando sus piernas, cuando subí entre ellas y le fui besando entre los muslos ella seguía separándolos hasta que pude besarle entre las nalgas, se movió lo suficiente para que pudiera llegar hasta su sexo, sus labios despedían un aroma de mujer ardiente, cuando seguí besándole la espalda hasta el cuello sacó la cabeza de la almohada y me dijo.
-       Mmm, que dulce despertar, me encanta como me besas, sigue por favor.
Me centré en la nuca y en los hombros, por los lados salían dos medias tetas aplastadas sobre el colchón y mi polla iba abriéndose paso entre sus muslos presionando sus labios, la chica estuvo gozando de mis besos con los pelos de su melena rubia sobre su cabeza dejando la nuca al descubierto.
Un solo movimiento de cadera bastó, elevó la cintura y alineó su vagina a mi capullo que presionaba ligeramente, le humedad que lubricaba me hizo resbalar hasta dentro sin dificultad, cuando mi vientre se pegó a sus nalgas ella movió el culo y todavía pude entrar un poco más.
Estuve entrando y saliendo lentamente mientras le seguía besando en la nuca y el cuello hasta que fue saliendo suavemente de debajo de la almohada hacia atrás hasta quedar de rodillas con la cabeza en la sábana, yo de rodillas la cogí de las caderas y seguí metiéndola al mismo ritmo.
-       ¿Quieres hacerme feliz del todo?
-       Claro, tu felicidad es la mía.
-       Me gustaría sentirme tuya del todo, que me llenaras totalmente, como tú sabes.
-       Dime lo que quieres que te haga.
-       Lo que gustes, lo que te plazca, si quieres lléname el culo con tu polla, me encanta sentir tu verga en mi culo.
-       No me atrevía a pedírtelo, a mí también me gusta que me recibas en todos sitios, pero como no estás lubricada…
Emi por toda contestación sacó de la mesita un frasco de crema y me lo pasó detrás, sin sacarle la polla del coño me unté los dedos y le fui dilatando el ano, la chica no esperó que le metiera dos dedos, se separó las nalgas y agachó un poco más la cabeza sobre el colchón, mi polla estaba frente a su culo cuando me dijo.
-       Juan métela ya por favor, sin miedo y hasta el fondo.
No me hice de rogar, cuando el glande venció la resistencia del esfínter suavemente y con la ayuda de la crema en tronco entró hasta dentro, la oí suspirar cuando me pegué a ella.
-       Muévete Juan, hazme sentir tu polla.
Estuve entrando y saliendo un rato cogido a sus caderas, solo se oía el chapoteo de mis huevos contra sus labios encharcados, la chica se enderezó al sentir que le llegaba el orgasmo y acompañaba con sus movimientos mete y saca, antes de ser atacada por los espasmos se giró hacia mí y dijo.
-        Me corro Juan, me corro por favor no te corras tú, aguanta un poco, no pares.
Seguí moviéndome alentado por Emi y no paré aunque la veía dar golpes con las manos en la sábana y mover la cabeza de un lado para otro mientras gemía alocadamente, cuando ya parecía que iba recobrando el control le anuncié.
-       Emi, lo siento pero me voy a correr.
-       No, espera un poco.
Emi, que ya estoy a punto, ya no aguanto más.
La chica se hizo hacia adelante y se sacó la polla del culo, con un giro rápido buscó mi verga mojada y se la metió en la boca después de lamerla, cuando desapareció en su garganta su nariz rozaba mi pubis, se cogió a mi cintura y siguió imitando como si me follara su boca, le cogí la cabeza para separarla cuando notaba que la leche venía a borbotones pero ella no hizo caso y siguió metiéndosela hasta que se tuvo que parar para tragar los chorros que iba disparándole.
Me miró con los ojos húmedos, en los labios apenas había vestigios de semen pero pasó la lengua y los repasó sonriendo.
Esta vez fui yo quien se durmió primero, agotado y satisfecho como un bebé recién amamantado me acurruqué en el cuerpo de Emi, su respiración acompasada era como una nana a mis oídos, me acariciaba el pelo mientras me rozaba mi cara con la suya.
Estaba casi amaneciendo cuando me moví y note la calidez de la compañía, instintivamente la rodeé con un brazo y recorrí sus caderas y sus piernas, la piel se volvía a erizar a mi tacto, cuando pasé por su vientre se puso de lado de espaldas a mí, por debajo de su brazo seguí subiendo hasta alcanzar a su teta, estaba tan dura o más que antes, al rodear el pezón acabó de endurecerse del todo pero me extraño que no me llenara la mano, me pasé a la otra, debía estar pegada debajo pero no estaban separadas, duras pero separadas y más pequeñas, me costó asimilar la idea pero cuando entreabrí los ojos a tres centímetros descubrí una melena morena y rizada, no acababa de coordinar los pensamientos y pasé una mano por detrás de mí, el calor del culo de Emi me recibió.
Salté y me senté en la cama, a mi derecha como la había dejado de madrugada estaba Emi desnuda, la maravillosa chica de melena rubia que me había regalado una tarde noche fabulosa, a mi izquierda estaba Magda también desnuda, la prima jovencita de Emi, morena con un cuerpo de infarto y que me miraba con una sonrisa pícara.
A mi movimiento se despertó también Emi y viéndome encendió la luz, cuando vio a Magda también dio un salto y se sentó en la cama, Magda también lo hizo, era un poco cómico vernos a los tres sentados con la sábana sobre las piernas, ellas exhibiendo sus tetas y yo con la polla muerta entre mis piernas.
-       ¿Magda, que haces aquí, no deberías estar en casa de tu amiga Raquel de fiesta de pijamas?
-       Pues si Emi pero me vine a casa a media noche.
-       ¿Qué pasó, ocurrió algo?
-       No, nada de importancia, sólo que estaba cansada de que su hermano me metiera mano por todas partes y me vine.
-       Y ¿desde cuándo estás aquí?
-       Pues vine de noche, estabais durmiendo y me di una ducha, el hermano de Raquel es un pulpo pero me había calentado y me di una ducha, quise felicitarte y me asomé a tu habitación y os vi durmiendo pero en ese momento Juan se despertó y empezó a besarte por la espalda.
-       Y te fuiste, claro.
-       Pues no, me senté en la butaca del rincón, aún estaba cachonda y estuve viendo como follabais.
-       No me digas que te gusta mirar también.
-       La verdad es que me gustó mucho veros como follabais, me tuve que acariciar el clítoris mientras le pedias que te metiera la polla por el culo.
-       Magda eso no está bien, aún eres una cría para esas cosas.
-       Ya no soy tan cría, pregúntale a Juan si le ha gustado mi cuerpo cuando lo acariciaba al despertar.
-       Ejem… la verdad es que tienes un cuerpo precioso pero yo no sabía que eras tú.
-       Me gustaría que una noche me trataras como a mi prima Emi, a ella le ha encantado como le rompías el culo, imagino que antes le habrás metido la polla en el coño, y la mamada que te ha dado nada más de sacarla del culo…
-       Eso ha sido porque me puse un enema anoche para limpiarme bien Magda, por si no lo sabes.
-       Sí que lo sabía prima, es normal, de todas formas me ha encantado veros, hacéis una buena pareja, no he podido resistir acostarme con vosotros, me he corrido mientras le cogía la polla a Juan, aunque como estaba tan castigado no se le ha puesto dura.
-       Vaya con tu prima Magda, parece que ha crecido en pocos días.
-       No lo sabes bien, me gustaría demostrártelo pero ya habrá mejor ocasión, os dejo que sigáis festejando el cumpleaños, ¡Ah! Por cierto Emi, felicidades, casi se me olvida.
-       Gracias Magda, dame un beso.
-       Mmm, gracias Emi, pero este beso no es como los que le dabas a Juan, jajaja.
-       Jajaja, pues no, esos solo se los doy a él.
-       Me voy a mi cuarto o a tomar otra ducha, jajaja.
Magda salió de la habitación andando con paso sensual, oscilaba sus caderas y sus tetas demostrando que ella también tenía un cuerpo deseable, cuando cerró la puerta tras de sí, Emi y yo nos miramos sorprendidos por la precocidad de su prima pero estallamos en una carcajada.
Continuará.
Agradezco mucho sus opiniones del relato.
Gracias.

3 comentarios - Mis primas de la capital 25

powerlite2013
Zzzzz..... eh?? ah si lei todo...............