Cuando bajamos a desayunar María y yo nos mirábamos y espiábamos a sus padres, los dos tenían unas ojeras propias de la noche fogosa que habían pasado, Ana trajinaba con los cacharros y Antonio estaba en la mesa tomando su primer café del día, mi tía se oyó desde la cocina.
- Antonioooo, esas manos, estate quietecito por favor.
- Que quieres Ana? Estoy tomando café, enseguida me voy al trabajo.
- Pues esas manos en la taza quietas.
Mi tío nos miraba a los tres, Maite no sabía nada aún y María y yo mirábamos para otro lado, en mi mano el móvil, de vez en cuando pulsaba y mi tía frente a la pila de fregar se cruzaba de piernas y se encogía apoyada en el banco.
Cuando mi tío se levantó fue a despedirse de ella dándole un beso, dos metros antes de llegar a ella pulsé el de él.
Se puso la mano en la bragueta, cuando estaba detrás de su mujer, se pegó a su culo demostrándole como tenía la polla de dura.
Pulsé los dos a la vez, María estaba tan admirada como yo de que llevaran puestos los vibradores de día, pero seguro que querían jugar con los mandos a distancia, pero desconocían que los manejaba yo.
Los oímos cuchichearen la cocina…
- Ana mira como me has puesto.
- Yo? y tú que no dejas de mover el mío, tengo el coño bañado.
- Posiblemente será que el estar cerca se conectan solos.
- O que el microondas los interfiere.
- Pero yo no puedo irme a trabajar así, con la polla empalmada.
- Espera y ahora te llamo desde la habitación, tendremos que arreglar esto.
- Y cómo lo haremos?
- Yo solo sé un método, follando.
Al momento salió Ana hacia su habitación, desde allí llamó a Antonio.
- Antonio! Ven y cámbiate esa camisa, que no te combina con los pantalones.
- Voy enseguida Ana.
Mi tío salió de la cocina cubriéndose la erección con un periódico y entró en la habitación cerrando tras él.
Maite nos miraba y no comprendía nada, su hermana le dijo algo al oído y yo le enseñe el móvil.
Al momento ya estaba Ana gritando.
- Antonio métela más y no pares eh?
- Si no puedo parar, tu coño parece que está vivo.
Nosotros pulsábamos alternativamente los botones, Maite aun sin saber bien que pasaba también pulsaba el de su madre o el de su padre.
- Me corro Ana, me corro!
- Yo ya me he corrido antes y ahora voy con el segundo, no te salgas ahora o te mato!
Cuando se abrió la puerta de la habitación nosotros estábamos recogiendo el desayuno, nos fijamos en mi tío aún se le notaba la polla un poco dura, mi tía andaba un poco insegura apoyándose en los muebles.
Le explicamos a Maite los nuevos juguetes de sus padres, se rió mucho sobre todo cuando sin pensarlo pulso un botón y su madre que estaba agachada sacando la ropa de la lavadora dio un salto, una luz se encendió entre sus nalgas.
Por la tarde mi tía se había ido a su tienda de zapatos cuando llegó mi prima María, iba acompañada de Flor, el saludo fue de lo más efusivo, me cogió el paquete de la bragueta y me dijo.
- Buenas tardes ligón, preparado para cobrar?
- Ya cobré por anticipado, aún no puedo cerrar los ojos del todo.
- Pues lo mismo te va a pasar en la boca.
Mi prima me dijo que las acompañara, entramos en la habitación de María, Flor se sentó en la cama, yo me senté en una silla.
Flor sacó de su bolso las bragas de Inma, no las había lavado todavía para que oliera los jugos de Inma, me las dio a oler y aspiré hondo, era olor a mujer ardiente, mi prima sacó el sujetador que hacía el juego.
- Has visto Flor? La chica tiene buen gusto y la talla no está mal verdad?
- A ver?, pues es mi talla, déjame probármelos.
Yo me volví discretamente cuando se sacó el suéter por la cabeza, el sujetador que llevaba era tan bonito como el de Inma pero blanco y con más escote.
- Qué te parece el modelito que llevo yo Juan?
- Pues que es precioso, y con lo morena que eres resalta tus tetas preciosas.
- Dime cual te gusta más el mío o el de tu chica.
Se quitó el suyo, las tetas al estar libres se movieron recuperando su postura cómoda, pero sin bajar, hasta los pezones recuperaron su agresividad al estar al aire libres.
Se abrocho en la espalda la prenda y metió con toda la sensualidad que pudo una teta y luego la otra en sus copas, hizo que entraran apretándolas y forzando que el pezón se deformara obligado a entrar.
Yo no había visto bien las de Inma pero ahora me las figuraba al estar su sujetador lleno de las de Flor, la chica no se conformó con enseñarme como le quedaba la prenda sino que se puso en posturas de lo más provocativas, apretándoselas y casi sacándoselas, yo estaba empalmado sin proponérmelo y mi prima me miraba callada.
Cuando Flor se quitó el sujetador granate de Inma ya no se puso el suyo, y se acercó a mí con las manos a la espalda, frente a mí un par de pezones mi miraban fijamente diciéndome.
- Juan, cómeme.
- Mi prima reaccionó rápida, recogió los sujetadores y las bragas y me los dio, le dio a Flor su suéter.
- Juan, porqué no le enseñas a Flor las vistas que tienes desde tu habitación?
Nos abrió la puerta y me señaló la escalera hacia mi habitación, Flor con el suéter en la mano y las tetas saltando como globos subió la escalera de dos en dos escalones.
En mi habitación ya no hablamos, Flor se quitó lo poco que llevaba y yo me puse a su mismo nivel, la cama nos llamaba, la chica no engañaba a nadie, tan buenas estaban sus tetas como su coño, lo degusté hasta la saciedad, empecé como me había prometido, por sus tetas, estaba orgullosa de ellas, no sin motivo, lo tenían todo, buen tamaño, tersas, morenas, altas, duras, areolas grandes y pezones saltones y sensibles.
No encontraba momento de dejar de lamer, chupar, morder y estrujarlas, ella gozaba de verme como un niño con su mejor juguete, cuando me puso mi polla entre ellas fue el premio máximo.
La encerró entre ellas, apenas se veía el glande asomar, ella quiso que su premio fuera ese, me hizo correrme sobre los pezones, los llene de leche que ella repartió por todos los globos.
Cuando me quiso limpiar la verga de semen le toqué la nalga y ella entendió enseguida, se tumbó sobre mí para chuparla pero pasando una pierna sobre mi cara me dejó a mi disposición su coño depilado.
La chica estaba muy bronceada, en todo su cuerpo no tenía ninguna marca de bikini, los labios del coño eran del mismo color que sus tetas, pero al abrirlos la carne rosada de la vagina me marcó donde debía empezar.
Flor estaba encantada con sus tetas, pero cuando mi lengua recorrió sus labios y lamieron todo el coño se dio cuenta de que lo mejor estaba al alcance de mi boca, sobre todo cuando le quité la piel de su clítoris.
Flor abandonó mi polla, me abandono a mí, se abandonó a ella misma y se rindió al orgasmo que le sacudió el cuerpo, su cara cayó sobre mis huevos, entre mis muslos estuvo hasta que dejó de estremecerse.
Cuando bajamos a la habitación de María, se sentó en la cama y poco a poco se dejó caer hacia atrás.
- Por favor, dejad reponerme, ha sido alucinante.
- No tanto como tú te mereces Flor, le dije yo.
Se levantó y se despidió de María con un par de besos, a mi me abrazó y cogiéndome la cara con las dos manos me estampó un beso en la boca que tardé en recuperar la respiración.
Al día siguiente compré una caja de cartón de regalo, María había lavado las bragas de Inma, me plegó el sujetador y las braguitas de la chica cuidadosamente, lo envolvimos con papel de regalo y una cinta y me fui a probar suerte.
Me costó recordar la calle donde dejé a Inma, era de noche y yo no estaba concentrado para nada en ser guía turístico, no me fijé en ningún detalle, fui mirando por los portales, pero en ningún telefonillo vi el nombre de Inma.
Me quedé dudando entre dos patios hasta que una señora que venía del mercado con su carrito intentó entrar en uno, me ofrecí a ayudarle y ella me sonrió y me permitió pasarlo dentro, por cortesía me preguntó si buscaba a alguien y le dije que a una chica, pero con los pocos detalles que tenía la señora no tenía idea, ella vivía allí muchos años y conocía al vecindario, hasta que de momento dijo.
- A no ser que viva en un piso que tienen alquilado varias chicas.
Me dijo la puerta y llamé al timbre, tuve suerte me abrió una chica morena, le pregunté por Inma y me dijo que estaba en su habitación, llamé y enseguida me abrió, se le iluminó la cara, antes de que dijera nada le había dado dos besos en la mejilla.
- Hola, eres Juan?
- Hola creí que no recordarías mi nombre, todo fue tan rápido, he venido para devolverte esto, no veas lo que me ha costado encontrar tu casa.
Le di la caja, ella no sabía lo que era hasta que vio las prendas colocadas con esmero, se quedó un momento pensativa, pero en seguida respondió.
- Gracias por el detalle, soy muy olvidadiza.
Nos reímos los dos mientras ella sacaba el sujetador y se lo ponía sobre la ropa.
- Te sienta maravillosamente, y es precioso, tienes un gusto exquisito.
- Gracias, si me gusta la lencería mucho, pero por favor siéntate.
Mientras yo me sentaba la chica se puso a recoger algunas cosas que tenía por la mesita de estudio, yo me fijé en la habitación, era bastante amplia para ser para estudiante, tenía dos camas y supuse que la compartiría con otra chica.
Inma plegó otra vez con el mismo cuidado el conjunto de lencería y lo dejó como estaba, con un poco de timidez para hacer algo de conversación me preguntó que estudiaba y demás, yo sabía lo apocada que era y le iba contando un poco o que hacía.
Se abrió la puerta y entro otra chica, venía envuelta en una toalla grande, en la cabeza liada traía otra.
- Juan! Que haces aquí?
Di un salto y me puse de pié, la chica que había entrado se quitaba la toalla de la cabeza y se sacudía el pelo mojado, y era exactamente como Inma.
Me volvía hacia la otra, me miraba sonriente, yo no sabía a quién mirar hasta que la recién llegada dijo…
- Que ya no te acuerdas de mí?
- Claro que sí, pero es que… quien de las dos es Inma?
- Pues quien va a ser, yo!
- La chica que yo creía que era Inma se rió y me dio la mano.
- Hola yo me llamo Marta, soy la hermana gemela de Inma, perdona que no te lo haya dicho antes, pero me divertía que no te hubieras dado cuenta.
- Pues… no lo hubiera descubierto nunca creo.
- Bueno, pues una vez aclarado el lío de personalidades, que haces aquí, como me has encontrado?
- Pues ha venido a traerte un regalo Inma -dijo Marta – toma esto creo que para ti.
Inma cogió la caja y la abrió nerviosa, su hermana la miraba con picardía, cuando destapo la caja y vio el contenido se abrazó a la caja.
- Mmm, gracias Juan que detalle, creí que lo había perdido para siempre.
Marta se le quedó mirando, se cruzaron la mirada y luego dijo como queriendo romper la tensión del momento.
- Bueno son cosas que pasan, ya quisiera yo que me pasaran alguna vez, jajaja.
A partir de ese momento las dos hermanas se sintieron habladoras, me hicieron sentarme en una cama entre ellas y me contaron que habían venido de fuera y se habían puesto a estudiar, Marta seguramente buscaría trabajo, posiblemente en alguna peluquería.
Inma me dijo que le había contado todo a su hermana y que me había conocido, por eso no le resultaba desconocido, ya no salía con Héctor, desde aquel día él se buscó otra sin casi decirle nada.
Mientras me lo contaba se iba secando el pelo, Marta se puso de rodillas sobre la cama detrás de su hermana y le ayudó a secarlo, luego con un cepillo se lo fue peinando, Inma le iba dando pinzas para que se lo fuera recogiendo.
Una de tantas veces levantando los brazos, la toalla que llevaba en el cuerpo se aflojó cayendo sobre sus piernas, Marta se dio cuenta y por detrás se la recogió y la subió, pero como no veía bien la subió pero solo hasta el estomago pues se quedó enganchada bajo de las tetas de Inma.
Mientras Marta insistía en subir la toalla, Inma estiraba hacia abajo para que se desenganchara de sus tetas, fue un momento divertido en el que disfrute de ver a las dos hermanas pelear por un par de hermosas tetas, en la izquierda me fijé que tenía un pequeño lunar.
Los dos globos subían hasta casi el cuello o bajaban hasta el estomago independientemente de los zarandeos laterales que sufrían, al final les tuve que llamar la atención.
- Un momento chicas… dejadme a mí solucionar este par de problemas tan gordos.
Las hermanas se quedaron sorprendidas pero las dos soltaron la toalla que volvió a caer en las piernas de Inma.
Cogí la toalla con toda la tranquilidad del mundo y le dije a Inma.
- Por favor Inma, levántate un momento.
- La chica obedeció sin rechistar mientras su hermana detrás de ella esperaba el resultado.
Cuando estuvo de pié le abrí toda la toalla, ante mí el cuerpo precioso y desnudo al completo, su pubis depilado en forma de triángulo, el vello cortito y los labios cerrados pero siguiendo una fina raya que apenas se interrumpía por el clítoris asomando curioso.
Los muslos se juntaban apenas en la ingle, y seguían por unas piernas bien formadas.
Cuando la envolví con la toalla otra vez entera las dos hermanas no sabían que decir, tuve que ser yo también quien las sacara del shock.
- Preciosa, Inma eres preciosa.
- Te has fijado Inma?, te ha visto las tetas, te ha visto toda desnuda, pero toda, y encima te dice que preciosa, es un galán este chico.
- Jajaja, bueno diría que las dos sois preciosas, pero lo que más me ha llamado la atención es ese lunar único que tienes en la teta izquierda.
- Has visto? Se ha fijado hasta en el lunar, pero que sepas que no es único y además no es un lunar.
- Cómo que no Marta?, lo he visto, es precioso y es único.
- Pues no!, porque yo tengo otro igual.
- Jajaja, ahora me quieres tomar el pelo en venganza por haber resuelto vuestra lucha.
- Que te apuestas? Juan “enterado”?
- Lo que quieras.
- Vale, has dicho lo que quiera, no te quejes después.
Marta se soltó la bata que llevaba para estar por casa, abrochada con varios botones por delante, poco a poco se iba descubriendo el pecho, luego el sujetador, aprecié que tenía la misma talla que Inma, cuando se quedó solo en bragas me dijo delante de su expectante hermana.
- Te mantienes en la apuesta?
- Hasta el fin, dije yo fanfarrón.
Inma se puso detrás de su hermana y le soltó el sujetador, era de licra estampado, de marcaban los pezones como una segunda piel, Marta se sujetaba las copas aunque le cayeron los tirantes de los hombros, lentamente se soltó la copa derecha primero, yo ya notaba movimiento en mi entrepierna, la teta derecha quedó altiva, era igual que la de Inma.
Marta me miraba directamente a los ojos con mirada entre pícara y triunfal, fue bajando lo que quedaba de sujetador, lentamente, tan despacio que se me hacía eterno, a la vez que crecía el bulto en mi pantalón, cuando apareció el pezón estaba tan salido que le prenda se quedó un momento enganchada, cuando volvió a su posición lo hizo vibrando.
Pasado el pezón descubierto Marta se quitó de una vez el sujetador, maldición! Pensé sin convicción para mis adentros, a la izquierda y un poco más abajo del pezón tenía una peca igual que su hermana.
Marta se acercó a mí, yo estaba sentado y ella se puso entre mis piernas para que le viera bien y que me enterara de que había perdido la apuesta y me dijo.
- Además como te he dicho no es una peca, es otro pezón, tiene el aspecto de una peca oscura pero el médicos ha dicho que cuando tengamos leche saldrá por ahí lo mismo que por los otros.
Hice cara de estar moralmente hundido y resignado pero tuve un momento de rebeldía.
- No me lo creo, eso te lo has inventado.
- Vaya eres duro de pelar, ven, Inma que los vea juntos.
Las dos hermanas como dos gotas de agua se pusieron frente a mí, eran cuatro tetas impresionantes, repetidas pero preciosas, las estuve mirando con cierto escepticismo, fingido claro, Marta la más beligerante me paseaba por la cara sus dos maravillas mirándome, le pregunté…
- Puedo?
- Lo que gustes, tú mismo.
Mis manos llegaron antes de que terminara la frase, pero no solo a la teta del litigio si no a las dos, le apreté los dos pezones más el tercero, debía ser cierto lo del tercero pues cuando los dos normales salieron duros hacia fuera, el otro cambió un poco de forma y tomo un aspecto hinchado también.
Le pasé la lengua y pareció que estaban conectados los tres, salieron duros y rugosos, los lamí y los mordí, ya hasta las areolas se habían abultado, Marta con los ojos cerrados se mordía el labio inferior.
Por el rabillo del ojo vi a Inma, su mano había desaparecido entre los pliegues de la toalla, nos miraba con tos ojos entornados.
Marta de momento reaccionó y me quitó las tetas de mi alcance.
- Lo reconoces? Has perdido!
- No lo puedo creer, pero si lo reconozco.
- Pues ahora tienes que hacer lo que te digamos.
- Qué remedio, pero que habéis pensado?
- Vamos a jugar a lo que más nos gusta a los gemelos, ya lo verás.
Marta se puso a buscar en un cajón, agachada con la bata apenas sujeta por dos botones con las preciosas tetas colgando de su pecho, cuando encontró lo que buscaba se volvió hacia mí, era un pañuelo negro de seda, me dijo que me estuviera quieto que me iba a vendar los ojos, mientras me ataba el pañuelo para que no viera me explicaba…
- Lo que más nos divierte a los gemelos, seamos chicos o chicas, es jugar al equívoco casi nadie puede diferenciarnos, mi madre nos cortaba el pelo diferente para llamarnos, así es que tú tendrás que reconocernos, si te equivocas tres veces sufrirás un castigo.
Se aseguraron bien de que no veía nada, aunque intuía era Inma la que me pasaba su boca a milímetros de la mía, por su aliento.
Mientras Inma comprobaba mi ceguera completa oí como caía al suelo una prenda de tela, supuse que era la bata de Marta.
De momento me hicieron sentarme en la cama y ellas de pié me rodearon, Marta me dijo…
- Todos creen que es fácil, pero nosotras somos más iguales de lo que te puedes pensar, así que debes distinguirnos, primero como ya nos has visto un poco debes saber de quién es una teta u otra.
- Vale tocar?
- Buennno, bien. Pero el pelo no, porque has visto como se lo secaba a Inma.
Yo tenía mis dudas después de lo que había visto, hasta los pezones extra que tenían les habían salido en el mismo sitio.
Me dispuse a tantear y les puse las manos en sus cinturas, ahí comprobé que efectivamente había desaparecido la bata de Marta y también las toalla de Inma, bajé las manos unos centímetros y me aseguré de que también se habían esfumado las bragas de Marta, a Inma ya le había visto su desnudez al abrirle la toalla.
Con la lengua fui tanteando teta por teta, solo podía distinguir la derecha de la izquierda, ya no podía tener más datos, cuando chupaba o mordía cualquiera de ellas se hinchaba su compañero y eran iguales.
La cosa empezó a cambiar cuando estuve aspirando uno hasta que me llené la boca con la areola, noté como una mano pasaba por mi cabeza y me mesaba el pelo, me acordé de la misma caricia que me había hecho Inma mientras bailábamos.
Pero quise asegurarme y estuve recreándome mordiéndole los pezones hasta sacarlos del todo, la chica me peinaba con sus dedos todo mi pelo, cuando le hice lo mismo a la hermana también me hizo el mismo efecto en el paladar pero no la caricia en el pelo, cuando ya les había comido las cuatro tetas me separé para decirles triunfante que las de mi izquierda eran de Inma.
Marta se asombró pero quiso hacerlo más complicado y quiso que fuera bajando hasta descubrir cuál de las dos era Inma, el estomago era idéntico en las dos, al llegar al ombligo me confundí porque aunque se le había visto fugazmente a Inma no me había fijado tanto.
Pensé en dejarme guiar por el sabor, pues sabiendo que Inma estaba recién duchada notaría su frescor de piel, estuve lamiendo alrededor del ombligo y después fui bajando hasta justo donde empezaba el pubis, ya estaba seguro de haber descubierto la dueña cuando me pasé a la otra, pero tenía el vientre con la misma suavidad, Marta me advirtió…
- Si crees que el sabor es diferente, sepas que cuando Inma entraba a ducharse, yo salí de la ducha, o sea que estamos las dos recién duchadas.
Decepcionado, seguí bajando besando por la pelvis, apoye mis manos en las caderas de ambas, hasta las curvas desde la cintura eran iguales, sedosas y tibias, incluso hice una incursión hacia sus nalgas, las imaginé morenas y con una leve marca del bikini porque por el tacto eran igual de duras, cuando mi mejilla rozaba el pubis de una chica noté el vello recortado, apenas se notaba, con la punta de la lengua fui recorriendo el margen de la melena depilada, era en forma de triángulo que terminaba justo donde se separaban los labios del coño.
Estaba seguro que era Inma pues en eso sí que me había fijado, pero cuando le hice lo mismo a la otra gemela me hundí, era igual, el mismo triángulo, el mismo recorte, todo igual.
Oía las chicas como se reían al notar que no tenía éxito pero cuando mi lengua fue separando los labios de la segunda sus risas se callaron, pasaron a ser suspiros, al llegar al clítoris la suave línea entre sus labios se fue abriendo al separarse las piernas, el botón tierno hasta ahora fue cambiando de textura y se hizo rígido.
La piel la levanté con la punta de la lengua y las piernas continuaron separándose, los labios que daban la entrada de la vagina estaban cerrados pero los abrí igualmente, el sabor de los flujos llegaron hasta el paladar, me recodaron al olor de las bragas que acababa de traer.
Cuando me separé de la chica se quedó con las piernas abiertas y jadeaba, a la otra chica le hice el mismo tratamiento, el clítoris se comportó igual, las piernas se separaron involuntariamente y los labios de la vagina se abrieron sin dificultad, la humedad que desprendía me llenó la lengua y la nariz, era el mismo que había olido en las bragas del coche.
Yo estaba seguro, porque aún con un leve matiz eran iguales, en el último momento cambié a la chica del principio y le lamí el coño desde el pubis hasta la vagina, dije el nombre de Inma y un grito de triunfo llegó de las chicas, me había equivocado.
Las chicas subieron el listón y me tumbaron en la cama, yo con los ojos tapados me dejaba hacer y pronto estuve como mi madre me trajo al mundo.
Oí un leve rumor cuando tiraron del bóxer y mi polla saltó de su opresión, quedó vertical, note como una mano, no sé de quién me retiraba el prepucio y me dejaba el capullo al aire.
- Juan ahora te toca a ti, debes de adivinar quién es la que te toca.
Seguidamente una mano se apoderó de mi polla, la cogió del glande directamente y estuvo recorriendo el tronco hasta llegar a los huevos y amasarlos, mis venas estaban a reventar cuando a ella se unió otra mano que me rodeaba el capullo, estaba para explotar pero la chica que fuera sabía lo que hacía y cuando empezaba a palpitar peligrosamente me aflojaba la caricia y se centraba en otro sitio.
A una mano se unía otra y otra, incluso entre mano y mano noté como una lengua rozaba el frenillo, mi polla acusó el toque y la respuesta fue que unos labios rodearon el glande hasta cubrirlo todo, con la lengua lamía el borde de todo el capullo, de mi boca se escapaban gemidos que eran celebrados por las gemelas, a esa boca le siguió otra, noté la diferencia porque acostumbraba a apretar la lengua contra su paladar y me exprimía el capullo.
No sabía a cual señalar pues no tenía ninguna referencia, ellas jugaban a su placer comiéndome la polla, me decidí a participar por si podía cambiar el rumbo de la tarde, mis manos buscaron y encontraron los coños de las dos, mis dedos entraron en las vaginas, pese a ser iguales las dos tenían reacciones diferentes había una que tenía unos temblores como pequeños orgasmos.
Me acordé del abrazo desesperado que me había dado Inma cuando se corrió por segunda vez, ahora no se corría pero era muy sensible a mis caricias.
Cuando masajeé los clítoris, ambos respondieron igual, descubiertos se notaban duros y lubricados, las dos chicas abrieron las piernas para facilitar los movimientos de mis manos, cuando ya estaban mojadas de flujos.
Las chicas estaban igual que yo, en máxima excitación, y decidieron cambiar, me dijeron que me levantara y fueron ellas las que se subieron a la cama de rodillas presentando el culo hacia fuera, me dijeron que ahora me tocaba a mí, podía hacer lo que quisiera.
Primero acaricié las cuatro nalgas, redondas, duras y suaves, con la polla recorrí las rajas de ambas, de abajo a arriba, ellas gimieron al notarme, noté como se pegaba una contra la otra juntando sus cuerpos nalga contra nalga, los movimientos que debía hacer yo eran mínimos, cuando ya tenía el glande brillante de la humedad me decidí por la chica de la derecha.
Le puse la polla en la entrada de la vagina, le separé los labios y se la metí suavemente, ella aguantó pacientemente hasta que se notó llena, estuve metiéndole y sacándole la verga hasta que sentí que estaba en peligro de eyacular, me pasé al otro coño que me recibió gustoso, noté que me esperaba impaciente y se la metí de golpe y a fondo, ya tenía la polla lubricada de la blanca espuma de la chica anterior y no tuve ninguna dificultad, incluso ella se hizo hacia atrás y me buscó.
Supuse que era Inma la que me recibía, follaba con la misma intensidad que la noche del baile, ante la duda quise cambiar y me pasé a la anterior, me estaba esperando y se la metí, ahora más rápidamente y me apretó cuando entraba, parecía que tenía la vagina más estrecha, cuando la saqué le eché un poco de saliva entre las nalgas, cuando llegó a su ano le puse la polla en la entrada, ella cuando notó mis intenciones se movió para intentar evitarme, lo intenté varias veces, ella movía las caderas para que no le pudiera meter la polla, me pasé a su hermana y en su coño noté el buen recibimiento anterior.
Repetí el salivazo y cuando el culo recibió la humedad de movió un poco, sobre todo cuando notó el capullo en su entrada, osciló un momento las caderas hasta que notando que tenía interés en entrar, arqueó su cuerpo pegando la cabeza a la cama, no creí que fuera a entrar tan fácil, se había relajado totalmente cuando mi capullo entró, noté la tensión que se relajaba en su cintura y me deslicé dentro de ella, cuando llegué al fondo ella gimió y movió su culo para que alcanzara a todos sus rincones.
La chica empezó a temblar en su espalda, mis manos en su cintura notaba leves vibraciones cuando apretó el culo y tras unas sacudidas se corrió, estuve dentro de ella hasta que pudo tenerse sola, luego me pasé a su gemela, en su coño noté buen recibimiento, ya sabía cómo le iba a entrar y la clavé pegando mis huevos en su coño.
Mientras le estaba llenado el coño con mi dedo intenté nuevamente suavizar con saliva el ano rugoso de la chica, esperé que se relajara pero solo le pude meter hasta la primera falange del dedo índice, luego apretó el esfínter y no pude proseguir.
Al notar que la chica estaba más cómoda con el coño lleno me dejé llevar y se la metí rápidamente mientras le rodeaba al clítoris con dos dedos, se corrió sin avisarme, su culo, sus nalgas y sus caderas acusaban los envites de las descargas de la corrida, gemía y sollozaba agarrada a la sabana.
Esperé moviendo lentamente hasta que se hubo repuesto, finalmente me pasé a su hermana, como siempre me recibió echando hacia atrás el culo y metiéndosela ella misma, la estreche contra mí, de la forma que ella me masajeaba la verga con sus músculos sentía que estaba gozando de mi polla y de mí, se corrió encharcando mis huevos.
Yo ya me iba a correr y se lo dije, ella dudó un momento, interpreté que tenía miedo al riesgo de embarazo y no lo dudé, la saqué y levantado un poco el glande se la apoye en el culo, no hizo falta decir nada empujó, contra mí y le entró despacio pero de un solo tirón, me cogí desesperadamente a sus caderas y me apreté contra ella, la llené de leche, notaba como la recibía con gusto, esperé hasta que bajó mi erección para tumbarme en la cama junto a ellas.
Unas manos me quitaron el pañuelo de los ojos, ante mí dos caras guapas, casi repetidas, pero que se acercaban a mí para buscar mi boca, me comieron a besos sus bocas tiernas, dulces y suaves me ofrecieron sus lenguas, me mordieron en mis tetillas y bajaron en busca de mi polla, con los ojos al descubierto las sensaciones eran diferentes, al ver las dos cabezas besándome el pecho, el vientre y las ingles mi polla volvió a resurgir, estaba húmeda de semen pero no fue problema para que entre las dos la dejaran tan brillante como salida de la ducha, a una de ellas se le ocurrió probar mi leche y fue la primera en meter el glande en su boca, yo solo les veía sus melenas y no sabía quién era quién pero me era indiferente, cuando me corrí las dos dirigieron mi glande a sus caras, se volvieron y me mostraron las bocas, las cejas, las mejillas llenas de leche, una a la otra le lamió la cara hasta dejarla limpia, nos quedamos tumbados cruzados en una cama de las dos.
No quisieron decirme en qué culo me había corrido ni que boca había sido la primera en probar mi capullo, todo quedó en un secreto que posiblemente se desvelara algún día en un futuro.
Entre las dos me vistieron o mejor lo intentaron, cuando ya estaba vestido y a punto de irme una de las dos sacó el sujetador de la caja que había llevado, la otra se puso las bragas, me preguntaron.
- Quien folló mejor contigo de las dos?
Estuve a punto de quitarme la ropa una vez más, pero me contuve y besándolas de nuevo me fui.
Continuará
Espero impaciente sus comentarios.
Gracias
- Antonioooo, esas manos, estate quietecito por favor.
- Que quieres Ana? Estoy tomando café, enseguida me voy al trabajo.
- Pues esas manos en la taza quietas.
Mi tío nos miraba a los tres, Maite no sabía nada aún y María y yo mirábamos para otro lado, en mi mano el móvil, de vez en cuando pulsaba y mi tía frente a la pila de fregar se cruzaba de piernas y se encogía apoyada en el banco.
Cuando mi tío se levantó fue a despedirse de ella dándole un beso, dos metros antes de llegar a ella pulsé el de él.
Se puso la mano en la bragueta, cuando estaba detrás de su mujer, se pegó a su culo demostrándole como tenía la polla de dura.
Pulsé los dos a la vez, María estaba tan admirada como yo de que llevaran puestos los vibradores de día, pero seguro que querían jugar con los mandos a distancia, pero desconocían que los manejaba yo.
Los oímos cuchichearen la cocina…
- Ana mira como me has puesto.
- Yo? y tú que no dejas de mover el mío, tengo el coño bañado.
- Posiblemente será que el estar cerca se conectan solos.
- O que el microondas los interfiere.
- Pero yo no puedo irme a trabajar así, con la polla empalmada.
- Espera y ahora te llamo desde la habitación, tendremos que arreglar esto.
- Y cómo lo haremos?
- Yo solo sé un método, follando.
Al momento salió Ana hacia su habitación, desde allí llamó a Antonio.
- Antonio! Ven y cámbiate esa camisa, que no te combina con los pantalones.
- Voy enseguida Ana.
Mi tío salió de la cocina cubriéndose la erección con un periódico y entró en la habitación cerrando tras él.
Maite nos miraba y no comprendía nada, su hermana le dijo algo al oído y yo le enseñe el móvil.
Al momento ya estaba Ana gritando.
- Antonio métela más y no pares eh?
- Si no puedo parar, tu coño parece que está vivo.
Nosotros pulsábamos alternativamente los botones, Maite aun sin saber bien que pasaba también pulsaba el de su madre o el de su padre.
- Me corro Ana, me corro!
- Yo ya me he corrido antes y ahora voy con el segundo, no te salgas ahora o te mato!
Cuando se abrió la puerta de la habitación nosotros estábamos recogiendo el desayuno, nos fijamos en mi tío aún se le notaba la polla un poco dura, mi tía andaba un poco insegura apoyándose en los muebles.
Le explicamos a Maite los nuevos juguetes de sus padres, se rió mucho sobre todo cuando sin pensarlo pulso un botón y su madre que estaba agachada sacando la ropa de la lavadora dio un salto, una luz se encendió entre sus nalgas.
Por la tarde mi tía se había ido a su tienda de zapatos cuando llegó mi prima María, iba acompañada de Flor, el saludo fue de lo más efusivo, me cogió el paquete de la bragueta y me dijo.
- Buenas tardes ligón, preparado para cobrar?
- Ya cobré por anticipado, aún no puedo cerrar los ojos del todo.
- Pues lo mismo te va a pasar en la boca.
Mi prima me dijo que las acompañara, entramos en la habitación de María, Flor se sentó en la cama, yo me senté en una silla.
Flor sacó de su bolso las bragas de Inma, no las había lavado todavía para que oliera los jugos de Inma, me las dio a oler y aspiré hondo, era olor a mujer ardiente, mi prima sacó el sujetador que hacía el juego.
- Has visto Flor? La chica tiene buen gusto y la talla no está mal verdad?
- A ver?, pues es mi talla, déjame probármelos.
Yo me volví discretamente cuando se sacó el suéter por la cabeza, el sujetador que llevaba era tan bonito como el de Inma pero blanco y con más escote.
- Qué te parece el modelito que llevo yo Juan?
- Pues que es precioso, y con lo morena que eres resalta tus tetas preciosas.
- Dime cual te gusta más el mío o el de tu chica.
Se quitó el suyo, las tetas al estar libres se movieron recuperando su postura cómoda, pero sin bajar, hasta los pezones recuperaron su agresividad al estar al aire libres.
Se abrocho en la espalda la prenda y metió con toda la sensualidad que pudo una teta y luego la otra en sus copas, hizo que entraran apretándolas y forzando que el pezón se deformara obligado a entrar.
Yo no había visto bien las de Inma pero ahora me las figuraba al estar su sujetador lleno de las de Flor, la chica no se conformó con enseñarme como le quedaba la prenda sino que se puso en posturas de lo más provocativas, apretándoselas y casi sacándoselas, yo estaba empalmado sin proponérmelo y mi prima me miraba callada.
Cuando Flor se quitó el sujetador granate de Inma ya no se puso el suyo, y se acercó a mí con las manos a la espalda, frente a mí un par de pezones mi miraban fijamente diciéndome.
- Juan, cómeme.
- Mi prima reaccionó rápida, recogió los sujetadores y las bragas y me los dio, le dio a Flor su suéter.
- Juan, porqué no le enseñas a Flor las vistas que tienes desde tu habitación?
Nos abrió la puerta y me señaló la escalera hacia mi habitación, Flor con el suéter en la mano y las tetas saltando como globos subió la escalera de dos en dos escalones.
En mi habitación ya no hablamos, Flor se quitó lo poco que llevaba y yo me puse a su mismo nivel, la cama nos llamaba, la chica no engañaba a nadie, tan buenas estaban sus tetas como su coño, lo degusté hasta la saciedad, empecé como me había prometido, por sus tetas, estaba orgullosa de ellas, no sin motivo, lo tenían todo, buen tamaño, tersas, morenas, altas, duras, areolas grandes y pezones saltones y sensibles.
No encontraba momento de dejar de lamer, chupar, morder y estrujarlas, ella gozaba de verme como un niño con su mejor juguete, cuando me puso mi polla entre ellas fue el premio máximo.
La encerró entre ellas, apenas se veía el glande asomar, ella quiso que su premio fuera ese, me hizo correrme sobre los pezones, los llene de leche que ella repartió por todos los globos.
Cuando me quiso limpiar la verga de semen le toqué la nalga y ella entendió enseguida, se tumbó sobre mí para chuparla pero pasando una pierna sobre mi cara me dejó a mi disposición su coño depilado.
La chica estaba muy bronceada, en todo su cuerpo no tenía ninguna marca de bikini, los labios del coño eran del mismo color que sus tetas, pero al abrirlos la carne rosada de la vagina me marcó donde debía empezar.
Flor estaba encantada con sus tetas, pero cuando mi lengua recorrió sus labios y lamieron todo el coño se dio cuenta de que lo mejor estaba al alcance de mi boca, sobre todo cuando le quité la piel de su clítoris.
Flor abandonó mi polla, me abandono a mí, se abandonó a ella misma y se rindió al orgasmo que le sacudió el cuerpo, su cara cayó sobre mis huevos, entre mis muslos estuvo hasta que dejó de estremecerse.
Cuando bajamos a la habitación de María, se sentó en la cama y poco a poco se dejó caer hacia atrás.
- Por favor, dejad reponerme, ha sido alucinante.
- No tanto como tú te mereces Flor, le dije yo.
Se levantó y se despidió de María con un par de besos, a mi me abrazó y cogiéndome la cara con las dos manos me estampó un beso en la boca que tardé en recuperar la respiración.
Al día siguiente compré una caja de cartón de regalo, María había lavado las bragas de Inma, me plegó el sujetador y las braguitas de la chica cuidadosamente, lo envolvimos con papel de regalo y una cinta y me fui a probar suerte.
Me costó recordar la calle donde dejé a Inma, era de noche y yo no estaba concentrado para nada en ser guía turístico, no me fijé en ningún detalle, fui mirando por los portales, pero en ningún telefonillo vi el nombre de Inma.
Me quedé dudando entre dos patios hasta que una señora que venía del mercado con su carrito intentó entrar en uno, me ofrecí a ayudarle y ella me sonrió y me permitió pasarlo dentro, por cortesía me preguntó si buscaba a alguien y le dije que a una chica, pero con los pocos detalles que tenía la señora no tenía idea, ella vivía allí muchos años y conocía al vecindario, hasta que de momento dijo.
- A no ser que viva en un piso que tienen alquilado varias chicas.
Me dijo la puerta y llamé al timbre, tuve suerte me abrió una chica morena, le pregunté por Inma y me dijo que estaba en su habitación, llamé y enseguida me abrió, se le iluminó la cara, antes de que dijera nada le había dado dos besos en la mejilla.
- Hola, eres Juan?
- Hola creí que no recordarías mi nombre, todo fue tan rápido, he venido para devolverte esto, no veas lo que me ha costado encontrar tu casa.
Le di la caja, ella no sabía lo que era hasta que vio las prendas colocadas con esmero, se quedó un momento pensativa, pero en seguida respondió.
- Gracias por el detalle, soy muy olvidadiza.
Nos reímos los dos mientras ella sacaba el sujetador y se lo ponía sobre la ropa.
- Te sienta maravillosamente, y es precioso, tienes un gusto exquisito.
- Gracias, si me gusta la lencería mucho, pero por favor siéntate.
Mientras yo me sentaba la chica se puso a recoger algunas cosas que tenía por la mesita de estudio, yo me fijé en la habitación, era bastante amplia para ser para estudiante, tenía dos camas y supuse que la compartiría con otra chica.
Inma plegó otra vez con el mismo cuidado el conjunto de lencería y lo dejó como estaba, con un poco de timidez para hacer algo de conversación me preguntó que estudiaba y demás, yo sabía lo apocada que era y le iba contando un poco o que hacía.
Se abrió la puerta y entro otra chica, venía envuelta en una toalla grande, en la cabeza liada traía otra.
- Juan! Que haces aquí?
Di un salto y me puse de pié, la chica que había entrado se quitaba la toalla de la cabeza y se sacudía el pelo mojado, y era exactamente como Inma.
Me volvía hacia la otra, me miraba sonriente, yo no sabía a quién mirar hasta que la recién llegada dijo…
- Que ya no te acuerdas de mí?
- Claro que sí, pero es que… quien de las dos es Inma?
- Pues quien va a ser, yo!
- La chica que yo creía que era Inma se rió y me dio la mano.
- Hola yo me llamo Marta, soy la hermana gemela de Inma, perdona que no te lo haya dicho antes, pero me divertía que no te hubieras dado cuenta.
- Pues… no lo hubiera descubierto nunca creo.
- Bueno, pues una vez aclarado el lío de personalidades, que haces aquí, como me has encontrado?
- Pues ha venido a traerte un regalo Inma -dijo Marta – toma esto creo que para ti.
Inma cogió la caja y la abrió nerviosa, su hermana la miraba con picardía, cuando destapo la caja y vio el contenido se abrazó a la caja.
- Mmm, gracias Juan que detalle, creí que lo había perdido para siempre.
Marta se le quedó mirando, se cruzaron la mirada y luego dijo como queriendo romper la tensión del momento.
- Bueno son cosas que pasan, ya quisiera yo que me pasaran alguna vez, jajaja.
A partir de ese momento las dos hermanas se sintieron habladoras, me hicieron sentarme en una cama entre ellas y me contaron que habían venido de fuera y se habían puesto a estudiar, Marta seguramente buscaría trabajo, posiblemente en alguna peluquería.
Inma me dijo que le había contado todo a su hermana y que me había conocido, por eso no le resultaba desconocido, ya no salía con Héctor, desde aquel día él se buscó otra sin casi decirle nada.
Mientras me lo contaba se iba secando el pelo, Marta se puso de rodillas sobre la cama detrás de su hermana y le ayudó a secarlo, luego con un cepillo se lo fue peinando, Inma le iba dando pinzas para que se lo fuera recogiendo.
Una de tantas veces levantando los brazos, la toalla que llevaba en el cuerpo se aflojó cayendo sobre sus piernas, Marta se dio cuenta y por detrás se la recogió y la subió, pero como no veía bien la subió pero solo hasta el estomago pues se quedó enganchada bajo de las tetas de Inma.
Mientras Marta insistía en subir la toalla, Inma estiraba hacia abajo para que se desenganchara de sus tetas, fue un momento divertido en el que disfrute de ver a las dos hermanas pelear por un par de hermosas tetas, en la izquierda me fijé que tenía un pequeño lunar.
Los dos globos subían hasta casi el cuello o bajaban hasta el estomago independientemente de los zarandeos laterales que sufrían, al final les tuve que llamar la atención.
- Un momento chicas… dejadme a mí solucionar este par de problemas tan gordos.
Las hermanas se quedaron sorprendidas pero las dos soltaron la toalla que volvió a caer en las piernas de Inma.
Cogí la toalla con toda la tranquilidad del mundo y le dije a Inma.
- Por favor Inma, levántate un momento.
- La chica obedeció sin rechistar mientras su hermana detrás de ella esperaba el resultado.
Cuando estuvo de pié le abrí toda la toalla, ante mí el cuerpo precioso y desnudo al completo, su pubis depilado en forma de triángulo, el vello cortito y los labios cerrados pero siguiendo una fina raya que apenas se interrumpía por el clítoris asomando curioso.
Los muslos se juntaban apenas en la ingle, y seguían por unas piernas bien formadas.
Cuando la envolví con la toalla otra vez entera las dos hermanas no sabían que decir, tuve que ser yo también quien las sacara del shock.
- Preciosa, Inma eres preciosa.
- Te has fijado Inma?, te ha visto las tetas, te ha visto toda desnuda, pero toda, y encima te dice que preciosa, es un galán este chico.
- Jajaja, bueno diría que las dos sois preciosas, pero lo que más me ha llamado la atención es ese lunar único que tienes en la teta izquierda.
- Has visto? Se ha fijado hasta en el lunar, pero que sepas que no es único y además no es un lunar.
- Cómo que no Marta?, lo he visto, es precioso y es único.
- Pues no!, porque yo tengo otro igual.
- Jajaja, ahora me quieres tomar el pelo en venganza por haber resuelto vuestra lucha.
- Que te apuestas? Juan “enterado”?
- Lo que quieras.
- Vale, has dicho lo que quiera, no te quejes después.
Marta se soltó la bata que llevaba para estar por casa, abrochada con varios botones por delante, poco a poco se iba descubriendo el pecho, luego el sujetador, aprecié que tenía la misma talla que Inma, cuando se quedó solo en bragas me dijo delante de su expectante hermana.
- Te mantienes en la apuesta?
- Hasta el fin, dije yo fanfarrón.
Inma se puso detrás de su hermana y le soltó el sujetador, era de licra estampado, de marcaban los pezones como una segunda piel, Marta se sujetaba las copas aunque le cayeron los tirantes de los hombros, lentamente se soltó la copa derecha primero, yo ya notaba movimiento en mi entrepierna, la teta derecha quedó altiva, era igual que la de Inma.
Marta me miraba directamente a los ojos con mirada entre pícara y triunfal, fue bajando lo que quedaba de sujetador, lentamente, tan despacio que se me hacía eterno, a la vez que crecía el bulto en mi pantalón, cuando apareció el pezón estaba tan salido que le prenda se quedó un momento enganchada, cuando volvió a su posición lo hizo vibrando.
Pasado el pezón descubierto Marta se quitó de una vez el sujetador, maldición! Pensé sin convicción para mis adentros, a la izquierda y un poco más abajo del pezón tenía una peca igual que su hermana.
Marta se acercó a mí, yo estaba sentado y ella se puso entre mis piernas para que le viera bien y que me enterara de que había perdido la apuesta y me dijo.
- Además como te he dicho no es una peca, es otro pezón, tiene el aspecto de una peca oscura pero el médicos ha dicho que cuando tengamos leche saldrá por ahí lo mismo que por los otros.
Hice cara de estar moralmente hundido y resignado pero tuve un momento de rebeldía.
- No me lo creo, eso te lo has inventado.
- Vaya eres duro de pelar, ven, Inma que los vea juntos.
Las dos hermanas como dos gotas de agua se pusieron frente a mí, eran cuatro tetas impresionantes, repetidas pero preciosas, las estuve mirando con cierto escepticismo, fingido claro, Marta la más beligerante me paseaba por la cara sus dos maravillas mirándome, le pregunté…
- Puedo?
- Lo que gustes, tú mismo.
Mis manos llegaron antes de que terminara la frase, pero no solo a la teta del litigio si no a las dos, le apreté los dos pezones más el tercero, debía ser cierto lo del tercero pues cuando los dos normales salieron duros hacia fuera, el otro cambió un poco de forma y tomo un aspecto hinchado también.
Le pasé la lengua y pareció que estaban conectados los tres, salieron duros y rugosos, los lamí y los mordí, ya hasta las areolas se habían abultado, Marta con los ojos cerrados se mordía el labio inferior.
Por el rabillo del ojo vi a Inma, su mano había desaparecido entre los pliegues de la toalla, nos miraba con tos ojos entornados.
Marta de momento reaccionó y me quitó las tetas de mi alcance.
- Lo reconoces? Has perdido!
- No lo puedo creer, pero si lo reconozco.
- Pues ahora tienes que hacer lo que te digamos.
- Qué remedio, pero que habéis pensado?
- Vamos a jugar a lo que más nos gusta a los gemelos, ya lo verás.
Marta se puso a buscar en un cajón, agachada con la bata apenas sujeta por dos botones con las preciosas tetas colgando de su pecho, cuando encontró lo que buscaba se volvió hacia mí, era un pañuelo negro de seda, me dijo que me estuviera quieto que me iba a vendar los ojos, mientras me ataba el pañuelo para que no viera me explicaba…
- Lo que más nos divierte a los gemelos, seamos chicos o chicas, es jugar al equívoco casi nadie puede diferenciarnos, mi madre nos cortaba el pelo diferente para llamarnos, así es que tú tendrás que reconocernos, si te equivocas tres veces sufrirás un castigo.
Se aseguraron bien de que no veía nada, aunque intuía era Inma la que me pasaba su boca a milímetros de la mía, por su aliento.
Mientras Inma comprobaba mi ceguera completa oí como caía al suelo una prenda de tela, supuse que era la bata de Marta.
De momento me hicieron sentarme en la cama y ellas de pié me rodearon, Marta me dijo…
- Todos creen que es fácil, pero nosotras somos más iguales de lo que te puedes pensar, así que debes distinguirnos, primero como ya nos has visto un poco debes saber de quién es una teta u otra.
- Vale tocar?
- Buennno, bien. Pero el pelo no, porque has visto como se lo secaba a Inma.
Yo tenía mis dudas después de lo que había visto, hasta los pezones extra que tenían les habían salido en el mismo sitio.
Me dispuse a tantear y les puse las manos en sus cinturas, ahí comprobé que efectivamente había desaparecido la bata de Marta y también las toalla de Inma, bajé las manos unos centímetros y me aseguré de que también se habían esfumado las bragas de Marta, a Inma ya le había visto su desnudez al abrirle la toalla.
Con la lengua fui tanteando teta por teta, solo podía distinguir la derecha de la izquierda, ya no podía tener más datos, cuando chupaba o mordía cualquiera de ellas se hinchaba su compañero y eran iguales.
La cosa empezó a cambiar cuando estuve aspirando uno hasta que me llené la boca con la areola, noté como una mano pasaba por mi cabeza y me mesaba el pelo, me acordé de la misma caricia que me había hecho Inma mientras bailábamos.
Pero quise asegurarme y estuve recreándome mordiéndole los pezones hasta sacarlos del todo, la chica me peinaba con sus dedos todo mi pelo, cuando le hice lo mismo a la hermana también me hizo el mismo efecto en el paladar pero no la caricia en el pelo, cuando ya les había comido las cuatro tetas me separé para decirles triunfante que las de mi izquierda eran de Inma.
Marta se asombró pero quiso hacerlo más complicado y quiso que fuera bajando hasta descubrir cuál de las dos era Inma, el estomago era idéntico en las dos, al llegar al ombligo me confundí porque aunque se le había visto fugazmente a Inma no me había fijado tanto.
Pensé en dejarme guiar por el sabor, pues sabiendo que Inma estaba recién duchada notaría su frescor de piel, estuve lamiendo alrededor del ombligo y después fui bajando hasta justo donde empezaba el pubis, ya estaba seguro de haber descubierto la dueña cuando me pasé a la otra, pero tenía el vientre con la misma suavidad, Marta me advirtió…
- Si crees que el sabor es diferente, sepas que cuando Inma entraba a ducharse, yo salí de la ducha, o sea que estamos las dos recién duchadas.
Decepcionado, seguí bajando besando por la pelvis, apoye mis manos en las caderas de ambas, hasta las curvas desde la cintura eran iguales, sedosas y tibias, incluso hice una incursión hacia sus nalgas, las imaginé morenas y con una leve marca del bikini porque por el tacto eran igual de duras, cuando mi mejilla rozaba el pubis de una chica noté el vello recortado, apenas se notaba, con la punta de la lengua fui recorriendo el margen de la melena depilada, era en forma de triángulo que terminaba justo donde se separaban los labios del coño.
Estaba seguro que era Inma pues en eso sí que me había fijado, pero cuando le hice lo mismo a la otra gemela me hundí, era igual, el mismo triángulo, el mismo recorte, todo igual.
Oía las chicas como se reían al notar que no tenía éxito pero cuando mi lengua fue separando los labios de la segunda sus risas se callaron, pasaron a ser suspiros, al llegar al clítoris la suave línea entre sus labios se fue abriendo al separarse las piernas, el botón tierno hasta ahora fue cambiando de textura y se hizo rígido.
La piel la levanté con la punta de la lengua y las piernas continuaron separándose, los labios que daban la entrada de la vagina estaban cerrados pero los abrí igualmente, el sabor de los flujos llegaron hasta el paladar, me recodaron al olor de las bragas que acababa de traer.
Cuando me separé de la chica se quedó con las piernas abiertas y jadeaba, a la otra chica le hice el mismo tratamiento, el clítoris se comportó igual, las piernas se separaron involuntariamente y los labios de la vagina se abrieron sin dificultad, la humedad que desprendía me llenó la lengua y la nariz, era el mismo que había olido en las bragas del coche.
Yo estaba seguro, porque aún con un leve matiz eran iguales, en el último momento cambié a la chica del principio y le lamí el coño desde el pubis hasta la vagina, dije el nombre de Inma y un grito de triunfo llegó de las chicas, me había equivocado.
Las chicas subieron el listón y me tumbaron en la cama, yo con los ojos tapados me dejaba hacer y pronto estuve como mi madre me trajo al mundo.
Oí un leve rumor cuando tiraron del bóxer y mi polla saltó de su opresión, quedó vertical, note como una mano, no sé de quién me retiraba el prepucio y me dejaba el capullo al aire.
- Juan ahora te toca a ti, debes de adivinar quién es la que te toca.
Seguidamente una mano se apoderó de mi polla, la cogió del glande directamente y estuvo recorriendo el tronco hasta llegar a los huevos y amasarlos, mis venas estaban a reventar cuando a ella se unió otra mano que me rodeaba el capullo, estaba para explotar pero la chica que fuera sabía lo que hacía y cuando empezaba a palpitar peligrosamente me aflojaba la caricia y se centraba en otro sitio.
A una mano se unía otra y otra, incluso entre mano y mano noté como una lengua rozaba el frenillo, mi polla acusó el toque y la respuesta fue que unos labios rodearon el glande hasta cubrirlo todo, con la lengua lamía el borde de todo el capullo, de mi boca se escapaban gemidos que eran celebrados por las gemelas, a esa boca le siguió otra, noté la diferencia porque acostumbraba a apretar la lengua contra su paladar y me exprimía el capullo.
No sabía a cual señalar pues no tenía ninguna referencia, ellas jugaban a su placer comiéndome la polla, me decidí a participar por si podía cambiar el rumbo de la tarde, mis manos buscaron y encontraron los coños de las dos, mis dedos entraron en las vaginas, pese a ser iguales las dos tenían reacciones diferentes había una que tenía unos temblores como pequeños orgasmos.
Me acordé del abrazo desesperado que me había dado Inma cuando se corrió por segunda vez, ahora no se corría pero era muy sensible a mis caricias.
Cuando masajeé los clítoris, ambos respondieron igual, descubiertos se notaban duros y lubricados, las dos chicas abrieron las piernas para facilitar los movimientos de mis manos, cuando ya estaban mojadas de flujos.
Las chicas estaban igual que yo, en máxima excitación, y decidieron cambiar, me dijeron que me levantara y fueron ellas las que se subieron a la cama de rodillas presentando el culo hacia fuera, me dijeron que ahora me tocaba a mí, podía hacer lo que quisiera.
Primero acaricié las cuatro nalgas, redondas, duras y suaves, con la polla recorrí las rajas de ambas, de abajo a arriba, ellas gimieron al notarme, noté como se pegaba una contra la otra juntando sus cuerpos nalga contra nalga, los movimientos que debía hacer yo eran mínimos, cuando ya tenía el glande brillante de la humedad me decidí por la chica de la derecha.
Le puse la polla en la entrada de la vagina, le separé los labios y se la metí suavemente, ella aguantó pacientemente hasta que se notó llena, estuve metiéndole y sacándole la verga hasta que sentí que estaba en peligro de eyacular, me pasé al otro coño que me recibió gustoso, noté que me esperaba impaciente y se la metí de golpe y a fondo, ya tenía la polla lubricada de la blanca espuma de la chica anterior y no tuve ninguna dificultad, incluso ella se hizo hacia atrás y me buscó.
Supuse que era Inma la que me recibía, follaba con la misma intensidad que la noche del baile, ante la duda quise cambiar y me pasé a la anterior, me estaba esperando y se la metí, ahora más rápidamente y me apretó cuando entraba, parecía que tenía la vagina más estrecha, cuando la saqué le eché un poco de saliva entre las nalgas, cuando llegó a su ano le puse la polla en la entrada, ella cuando notó mis intenciones se movió para intentar evitarme, lo intenté varias veces, ella movía las caderas para que no le pudiera meter la polla, me pasé a su hermana y en su coño noté el buen recibimiento anterior.
Repetí el salivazo y cuando el culo recibió la humedad de movió un poco, sobre todo cuando notó el capullo en su entrada, osciló un momento las caderas hasta que notando que tenía interés en entrar, arqueó su cuerpo pegando la cabeza a la cama, no creí que fuera a entrar tan fácil, se había relajado totalmente cuando mi capullo entró, noté la tensión que se relajaba en su cintura y me deslicé dentro de ella, cuando llegué al fondo ella gimió y movió su culo para que alcanzara a todos sus rincones.
La chica empezó a temblar en su espalda, mis manos en su cintura notaba leves vibraciones cuando apretó el culo y tras unas sacudidas se corrió, estuve dentro de ella hasta que pudo tenerse sola, luego me pasé a su gemela, en su coño noté buen recibimiento, ya sabía cómo le iba a entrar y la clavé pegando mis huevos en su coño.
Mientras le estaba llenado el coño con mi dedo intenté nuevamente suavizar con saliva el ano rugoso de la chica, esperé que se relajara pero solo le pude meter hasta la primera falange del dedo índice, luego apretó el esfínter y no pude proseguir.
Al notar que la chica estaba más cómoda con el coño lleno me dejé llevar y se la metí rápidamente mientras le rodeaba al clítoris con dos dedos, se corrió sin avisarme, su culo, sus nalgas y sus caderas acusaban los envites de las descargas de la corrida, gemía y sollozaba agarrada a la sabana.
Esperé moviendo lentamente hasta que se hubo repuesto, finalmente me pasé a su hermana, como siempre me recibió echando hacia atrás el culo y metiéndosela ella misma, la estreche contra mí, de la forma que ella me masajeaba la verga con sus músculos sentía que estaba gozando de mi polla y de mí, se corrió encharcando mis huevos.
Yo ya me iba a correr y se lo dije, ella dudó un momento, interpreté que tenía miedo al riesgo de embarazo y no lo dudé, la saqué y levantado un poco el glande se la apoye en el culo, no hizo falta decir nada empujó, contra mí y le entró despacio pero de un solo tirón, me cogí desesperadamente a sus caderas y me apreté contra ella, la llené de leche, notaba como la recibía con gusto, esperé hasta que bajó mi erección para tumbarme en la cama junto a ellas.
Unas manos me quitaron el pañuelo de los ojos, ante mí dos caras guapas, casi repetidas, pero que se acercaban a mí para buscar mi boca, me comieron a besos sus bocas tiernas, dulces y suaves me ofrecieron sus lenguas, me mordieron en mis tetillas y bajaron en busca de mi polla, con los ojos al descubierto las sensaciones eran diferentes, al ver las dos cabezas besándome el pecho, el vientre y las ingles mi polla volvió a resurgir, estaba húmeda de semen pero no fue problema para que entre las dos la dejaran tan brillante como salida de la ducha, a una de ellas se le ocurrió probar mi leche y fue la primera en meter el glande en su boca, yo solo les veía sus melenas y no sabía quién era quién pero me era indiferente, cuando me corrí las dos dirigieron mi glande a sus caras, se volvieron y me mostraron las bocas, las cejas, las mejillas llenas de leche, una a la otra le lamió la cara hasta dejarla limpia, nos quedamos tumbados cruzados en una cama de las dos.
No quisieron decirme en qué culo me había corrido ni que boca había sido la primera en probar mi capullo, todo quedó en un secreto que posiblemente se desvelara algún día en un futuro.
Entre las dos me vistieron o mejor lo intentaron, cuando ya estaba vestido y a punto de irme una de las dos sacó el sujetador de la caja que había llevado, la otra se puso las bragas, me preguntaron.
- Quien folló mejor contigo de las dos?
Estuve a punto de quitarme la ropa una vez más, pero me contuve y besándolas de nuevo me fui.
Continuará
Espero impaciente sus comentarios.
Gracias
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