horizontes sexuales.
Ya más calmados, mis primas en la oscuridad de la habitación empezaron a hacer conjeturas imaginándose la noche que pasarían sus padres, entre risas y bromas estuvimos un rato muy agradable, y más cuando con mis manos llegaba a una teta de cada una, ellas de costado pegadas a mi me dejaban sitio para que las acariciase.
- Te imaginas al serio de papá alternando con gente tan liberada como habrá allí?, seguro que pasa un mal rato.
- Y mamá que se hace muy avanzada, cuando se llene de manos encima, jajaja.
Las chicas pensaban en todas las situaciones jocosas que podrían ocurrirles, las manos de Maite, muy juguetonas me recorrían todo el cuerpo aparentemente sin intención, pero mi polla no pensaba lo mismo, al rato de estar hablando de mi tía, cuando ya la tenía otra vez dura le dijo a María.
- María, no crees que es una pena perderse esto?
- Pues si la verdad, déjame a mí que lo aproveche.
Mi prima mayor se sentó sobre mí y pronto se metió la polla en su tierno coño, Maite al ver gemir a su hermana pasó una pierna por encima de mi cara y dejó sus labios del coño sobre los míos, como no hacía mucho que había eyaculado, tarde bastante en llegar a un punto sin retorno, mis primas se aprovecharon de eso y me cabalgaron lo que quisieron, hasta que las caricias de mis dedos en sus respectivos clítoris acabaron por vencerlas y saltando las dos al unísono se corrieron sobre mí.
Nos dormimos abrazados, ya era bastante avanzada la madrugada cuando me despertó un ruido en el salón, escuche y eran mis tíos que llegaban un poco pasados de alcohol.
Salté de la cama y mientras me ponía los calzoncillos, desperté a Maite y le dije que corriera a su habitación, sin ponerse siquiera las bragas salió delante de mí, me gustaba ver a mi prima tan jovial y tan activa, sus nalgas oscilaban delante hasta meterse en su habitación, luego me acosté en la mía.
Por la mañana como era domingo nadie tenía ganas de levantarse excepto Antonio, él nunca fallaba, a primera hora a por el periódico y luego con un café a sentarse en el salón a leer los deportes.
Yo tampoco quise moverme de la cama, la noche había sido movida y se estaba muy bien.
Cuando mi puerta se abrió, vi aparecer la cabeza de Ana, tenía todo el pelo alborotado y el maquillaje sin habérselo quitado, no le daría tiempo cuando se acostó, no me dijo nada, solamente levantó la sabana y se coló en mi cama, aún olía a resaca, me sacudió para que me despejara y me tapo la boca con la mano cuando quise preguntarle qué hacía allí a esas horas, con todas la familia en casa.
- Habla bajito, estoy impaciente por contarte la noche pasada, estas despierto?
Claro que estaba y más para escuchar de primera mano la experiencia vivida.
- Anoche fuimos a cenar a un restaurante caro, tu tío no miraba el dinero, tras el postre ya nos bebimos unos gintonics para entonarnos y luego fuimos al local que le había recomendado su amigo, éste le había dado una tarjeta de presentación VIP y nada más verla nos invitaron a pasar muy amablemente.
- El local al principio me pareció oscuro, pero cuando me acostumbré a la luz estaba bastante iluminado, nos acercamos a la barra y la persona que nos abrió la puerta nos presentó a un señor que estaba fuera de la barra hablando con una pareja, este señor se presentó, era el dueño y nos dijo que Fernando el amigo de Antonio ya le había anunciado nuestra visita y que éramos noveles.
- Muy amablemente nos explicó cómo funcionaba todo, la verdad era sencillo, la primera regla el respeto mutuo, si alguien se acercaba se le podía rechazar simplemente con la mirada, nadie se ponía pesado y mientras todos estuvieran conformes no había límites, nos gustó la confianza y la facilidad que nos demostró el ambiente, también nos explicó las diferentes salas que nos podíamos encontrar y donde estaba el guardarropía, yo como viste iba muy elegante y tu tío también, aunque demasiado formal para mi gusto, pedimos unas bebidas y estuvimos mirando a las parejas y demás clientes, allí había de todo, parejas jóvenes y no tan jóvenes pero todos con muchas ganas de divertirse, al momento de estar allí se nos acercó una chica, llevaba un vestido de noche muy ceñido, nos saludó y nos preguntó sobre cosas superfluas, hasta que me invitó a sentarme en una mesa donde todas eran chicas, y todas guapísimas, yo para que Antonio no se sintiera desplazado me quedé con él.
- Decidimos dar una vuelta por el local y ver el ambiente, las salas eran de diferentes tamaños y decoraciones, la música muy relajante y el olor a esencias orientales, en una sala vimos a una pareja sobre una colchoneta inmensa, estaban follando por su cuenta, se le acercó una chica y mientras él le comía el coño la chica se metió la polla en la boca, le hizo una mamada de antología, luego se marchó tan feliz.
- Pasamos a otra sala era más grande y había un diván en el centro, un foco iluminaba solo el diván, el resto estaba a oscuras, desde algún sitio aparecieron dos chicas, solo llevaban bragas y me miraron pidiendo mi aprobación luego se llevaron a Antonio, cuando lo volví a ver estaba en un rincón con una chica comiéndole la polla y otra besándole apasionadamente.
- Me hizo gracia la facilidad con que había encontrado compañía, al momento unos brazos me tocaron y me acompañaron suavemente, me dirigieron al diván central, con la luz ya pude ver al chico que me llevaba, era joven y fornido, llevaba un pañuelo grande liado a la cintura, me acarició y me dijo que era muy bella, sus manos recorrían todas mis curvas y cuando me quise dar cuenta estaba desnuda sobre el diván, le chico dio varias vueltas alrededor y me admiró entera, con sus manos me iba acariciando una vez las tetas otra el vientre o los muslos, me estaba poniendo cachonda a tope, yo miraba al rincón donde había visto a Antonio y ya no estaba allí, me dejé llevar por el ambiente, yo el centro de todas las miradas, toda iluminada y aquel chico solo para mí.
- Cuando el joven me besó sentí que me elevaba del diván, pero cuando me separó las piernas y se las puso sobre los hombros cerré los ojos y esperé.
- No vi cuando se quitó el pañuelo, pero noté un calor tremendo entre mis muslos cuando me acercó su polla, no era muy larga pero era gruesa, me cogió de los tobillos y separándome las piernas me la metió en dos veces, la primera cerré los ojos pero la segunda los abrí todo lo que podía, me llenaba todo el coño con su polla, oí un rumor y algún aplauso desde las sombras.
- El chico se tomaba su tiempo, su polla entraba y salía de mi coño con una lentitud pasmosa, pero sin parar ni un momento, yo estaba muy cómoda y podía resistir el polvo interminable.
- Al poco rato vi como entre las tinieblas se acercaba tu tío, iba acompañado de un hombre, los dos llevaban como un pañuelo parecido al del joven, estuvieron hablando animadamente, indudablemente se conocían, hablando como estaban se acercaron a mí, mi marido me lo presentó mientras el joven seguía follándome lentamente.
- Mira Ana que casualidad, ha venido también mi amigo Fernando, el que nos ha recomendado el local, está muy bien verdad?
- Fernando me saludo inclinando la cabeza, era atractivo y me gustó.
- El amigo de Antonio siguió hablando con mi marido tranquilamente y en un momento dado le tocó en el hombro al chico que estaba entre mis pierna y amablemente se salió de mí, Fernando pidiéndole parecer a Antonio se puso en su lugar y quitándose el pañuelo me metió la polla, como ya estaba bien lubricada solo lo hizo con un movimiento y me llenó el coño, me llegó hondo, no se la había visto pero lo sentí dentro, me estuvo follando un poco más deprisa mientras le contaba a Antonio.
- Hoy he venido con Elisa, es mi cuñada, la mujer de mi hermano pequeño, a él le gusta más jugar al poker y hoy tenía timba con los amigos, cuando esto pasa mi cuñada me llama y venimos aquí o follamos en mi casa. Luego te la presentaré y seguro que folláis, es preciosa.
- En ese momento se apagó el foco que me iluminaba toda, en su lugar solo quedo un tubo fluorescente de luz negra, como la que habían en las discotecas antes, se hizo la oscuridad total, al momento empecé a divisar toda la habitación, en varias sillas habían varios hombres y alguna mujer, solo los pude ver porque sus dientes y sus ojos brillaban, solo lo que era blanco se distinguía, poco a poco se fueron levantando y acercándose donde estaba yo, me rodearon y me miraron desde todos los ángulos, de la oscuridad apareció un chico más alto, casi invisible, aunque los dientes y los ojos se le veían más, en un momento dado todo cogieron de una caja a mi lado unos sobrecitos, yo no veía nada pero cuando lo vi quedé impactada, eran condones blancos, se los pusieron y más de una docena de pollas blancas me acompañaron, cuando se puso el condón el último que había llegado, me asusté tenía una polla como un pepino.
- El fue el primero que se acercó a Fernando, esté le dejó el sitio y se fue a un rincón hablando con tu tío.
- El chico vi que era negro, pero negro de verdad, desde su altura me cogió las piernas y tiró de mí, me escurrí hacia él y sin dejarme apoyar en el diván me metió la polla en el aire, la noté centímetro a centímetro, además de larga era gruesa, en vez de punta tenía un glande que parecía una manzana, fue lo que más noté después entro el resto, pero yo solo notaba el capullo avanzar hasta el fondo.
- El chico era pausado, me sostenía en el aire, el culo a un palmo del asiento, no debía tener ninguna prisa, pero cuando el segundo en la fila le tocó en el brazo, sin rechistar dejó el sitio que fue ocupado, a este ya casi ni lo noté, tenía una polla normal y fue como un respiro, al momento otro ocupo su puesto y otro más Antonio me miraba con atención desde el rincón a su lado una chica rubia, debía ser Elisa la cuñada de Fernando, solo pude ver como se arrodillaba frente a él, cuando otro me metía la polla ya dejé de contar, todas las pollas me parecían igual, cuando dieron la vuelta y llegó el negro, se pusieron a mi alrededor, se quitaron los condones, todo se quedó negro pero a los pocos minutos empezó a caer sobre mí una lluvia de semen que me llenaron desde el cuello hasta el coño, luego se retiraron tan discretos como habían venido, Antonio tenía a Elisa sobre sus piernas, se la metía de frente y no me veía, me levanté a duras penas, me temblaban las piernas y me fui a la ducha acompañada por una chica, esta cuando vio como iba pasó una mano por mi teta y se la lleno de leche, luego se metió dos dedos en la boca.
- Cuando volví, Antonio aún tenía a Elisa sobre sus piernas pero de espalda, Fernando no me preguntó y me puse sobre él como Elisa, lo que no me había pasado con todos los que había follado me pasó con Fernando, me corrí viendo a Antonio follar con la cuñada de su amigo.
- Elisa se cogió al cuello de Antonio y se abrazó pegándole las tetas contra él, metió el culo entre sus piernas para clavarse toda la polla y se corrió agitadamente también.
Yo estuve callado todo el relato de mi tía, la veía tan emocionada que no pude preguntarle nada, la verdad es que me contaba todo tan detallado que no me cabía ninguna duda, cuando terminó le dije…
- Ana me has puesto tan caliente que me gustaría meterte la polla ahora mismo.
- Juan si de verdad quieres metérmela, hazlo, pero te agradecería dejarlo para otro momento, tengo el coño deshecho.
Ana salió de mi habitación, me dijo que se iba a acostar otro rato, estaba rendida y dolorida, yo me duche y bajé al salón, me acerqué a mi tío, estaba con su periódico en las manos.
- Hola Antonio, cómo estás? Cómo es que has madrugado tanto?, todos están durmiendo aún.
- Pues ya ves, no podía dormir y eso que también estoy agotado, anoche lo pasamos de maravilla, ya te contará tu tía, ella aún lo pasó mejor que yo.
- De verdad? Y había buen ambiente?.
- Mmm, me acordé de ti, fíjate que al poco de entrar se me acercaron dos chicas que resultaron ser madre e hija, parecían hermanas, la madre me besó enseguida mientras la hija buscaba y me encontraba la polla, se la metió en la boca y me al estuvo mamando un rato, su madre me contó que era viuda y su hija separada y venían todas las semanas, nos fuimos a otra sala, sobre una colchoneta inmensa me tumbé con ellas, las dos me llenaban de caricias, la madre pronto se subió encima y me estuvo cabalgando mientras me comía las tetas de la hija, y hasta donde llega la casualidad que veo venir a mi amigo Fernando, lo llamé y nos saludamos, él al verme con las dos belleza se puso detrás de la hija, le apoyó las manos en las nalgas, la chica se volvió y le sonrió, mi amigo le abrió las nalgas y se la metió, yo notaba sus empujones en los movimientos de las tetas de la hija, cuando me corrí la madre se bajó de mí, me dijo en secreto que ella también lo había hecho, pero que era muy discreta y apenas lo exteriorizaba, la hija sí que lo hizo, me quitó una teta y se la estuvo pellizcando cuando Fernando la llenó de leche, luego volvimos donde estaba Ana, la vimos rodeada de chicos, mientras uno la follaba los otros se mantenían las pollas duras pajeándose, tu tía les ayudaba con las dos manos, le presenté a Fernando, él me dijo que Ana era muy bonita y estaba muy buena, le dije si quería probar su coño, no lo despreció, después nos sentamos en un rincón hasta que vino su cuñada, vaya mujer, estaba impresionante, Fernando me la presentó y mi polla se levanto como una bandera, ella se arrodilló y me la mamó un rato, pero yo quería follármela y se subió a mis piernas, al rato llegó tu tía, venia recién duchada y olía a mujer ardiente, Fernando no se dio cuenta hasta que la tuvo sentada encima y se lo folló ella a él, al final nos corrimos todos y luego salimos al bar, nos bebimos unos gintonics más y volvimos a casa, no sé cómo encontré la calle.
Pensé en la diferencia con lo que nosotros habíamos previsto, me alegré sobre todo por Ana, le gustaba ser admirada por los hombres y si encima se la follaron todos… mi tío siguió contando.
- Me ha encantado estar con dos mujeres a la vez, me sentía como un dios, estoy dándole vueltas a una idea, luego se lo comentaré a Ana, he pensado si podría organizar una velada con ella y con Emi, no sería igual, al conocernos los tres pienso que sería más excitante.
- La verdad pienso que es una buena idea, siempre he soñado estar con dos chicas – le mentí.
Dejé solo a Antonio con su futbol y salí a la calle y crucé a casa de Emi, quería contarle los planes de Antonio, cuando llamé tardaron en abrir, cuando lo hizo Emi solo asomó la cabeza y me indicó que pasara deprisa, al cerrar la puerta vi que estaba desnuda, solo se tapaba un poco por delante con los restos de un vestido, me dijo que pasara a la habitación que aún no se había levantado, le dije que ya volvería otro día, pero insistió.
Se metió en la cama de un salto pero antes de taparse con la sabana la mantuvo levantada para que viera su cuerpo, no me lo pensé y quitándome la ropa entré con ella, la cama tibia y la piel suave de Emi, me reanimaron el fuego que ya traía con el relato de Ana, Emi se subió sobre mí, no se metió la polla como pensaba yo, sino que la abrazó con sus labios del coño y poniendo sus manos en mis hombros empezó a balancearse y pasarme las tetas por encima…
- Bien cuéntame ya lo que querías de mí.
- Lo que quiero de ti ya lo estás haciendo ahora y muy bien por cierto, solo venía a contarte las novedades que he oído.
- Vaya, si que corren las noticias, ya te han contado la noche de ayer?
- Mi tía a primera hora se ha metido en mi cama y me ha dado todos los detalles y mi tío luego me ha contado todo desde su punto de vista, coinciden el todo, han follado como locos.
- Me alegro, hacen una buena pareja, entonces ahora comprendo cómo estás así de buena mañana.
- Imagínate como me ha puesto mi tía contándome cuantos y cómo se la han follado.
- Pobre, estará hecha añicos. Pero no te la habrás follado tú, verdad?
- No mujer, aunque se lo he propuesto en broma ha declinado amablemente.
Le conté muy por encima la noche de Ana, seguramente no acabaría el día antes de que se lo cuente ella en primera persona, pero también le conté que mi tío estaba proponiendo hacer un trío con ellas dos, Emi se sorprendió porque cuando habíamos hecho la fiesta los cuatro lo habíamos pasado muy bien, le dije que era como una fantasía, dos mujeres para él solito, lo había experimentado anoche pero muy fríamente.
A Emi no le pareció mal del todo, hubiera preferido que también estuviera yo, pero no faltarían días para repetirlo.
- Bueno gracias por decírmelo, me hubiera cogido de sorpresa, pero si le apetece lo haremos, también me apetece a mí estar un rato con Ana.
- De solo oírte ya se me pone a punto de correrse.
- Pues no se hable más, y donde mejor lo puedes hacer es dentro de mí, mi coño es tuyo.
Con maestría y dos movimientos se la metió hasta dentro, ya se conocía el camino y su cintura acabó de acabar con mi tensión, la llené de leche mientras me clavaba sus uñas en mis hombros, sus tetas dejaron de oscilar cuando estaba concentrada corriéndose.
El domingo pasó tranquilo, mi tía por la tarde se pasó a casa de Emi, además de contarle todo también, le propuso la nueva aventura de Antonio, Emi no le puso ningún inconveniente.
Antonio y Ana llevaban unos días muy acaramelados, mis primas y yo lo notábamos bastante pues normalmente Antonio era bastante serio, una noche ya estaba acostado y era tarde, por mi puerta aparecieron dos cabezas y sin decir nada se metieron en mi cama, entre las dos me espabilaron y tapándonos la cabeza con la sabana me urgieron a que les contara el porqué de tanto mimo de sus padres, les empecé a contarles lo que me habían contado ellos, tan detallado como pude, yo notaba el efecto que les producía imaginar la escena y sus manos se escondieron bajo sus pijamas, no decían nada pero suspiraban y se retorcían en la cama, cuando iba a empezar con la versión de su padre puse mis manos en cada pubis de las chicas sobre el pijama, ellas enseguida se lo bajaron y me las pusieron entre sus labios, ya los tenían mojados y le metí dos dedos a cada una mientras les contaba la historia, se corrieron con un leve intervalo, yo seguí acariciándolas mientras ellas me apretaban el brazo para que no lo sacara, pero les guardaba la bomba final, las ganas que tenía su padre de pasar una noche follando con Ana y Emi, en principio se quedaron tristes, ya se veían otra noche desplazadas y solas, pero yo les comenté el plan que se me había ocurrido.
- He pensado una cosa, esta vez no será igual, yo no estoy invitado a la fiesta y me alegro, pero no nos vamos a quedar nosotros sin nuestra fiesta, también nos iremos a cenar y luego a donde queráis, a algún concierto o al cine o donde sea.
Las dos chicas me abrazaban y me besaban, Maite la más alborotadora como siempre me dijo…
- Eso vale un premio Juan.
Se me lanzó encima y me besó en la boca, no era un beso de agradecimiento, lo noté al notar su lengua intentando forzar mis labios y buscar la mía, me estuvo besando no como una adolescente sino como una mujer ardiente, realmente lo era a pesar de su edad, María menos efusiva optó por ir al grano, bajó a mi polla y no dejó de lamerla y chuparla hasta que se la llené de leche, luego se acercó a nuestras caras y la abrió enseñándole a Maite la cantidad de semen que me había recogido, cerró la boca y cuando la volvió a abrir solo se le veían sus dientes blancos y perfectos, aún Maite me dio dos besos más de regalo.
La noche que habían elegido mis tíos se engalanaron como de costumbre, previendo el regreso habían llamado a un taxi y pasaron a casa de Emi, cuando llegó el coche, se subieron los tres y se marcharon, yo desde mi ventana vi lo guapas que iban las mujeres, Emi miró hacia mí ventana segura de que la estaría mirando.
Nosotros estábamos cada uno en nuestra habitación esperando a que se fueran, al momento Maite entró en mi cuarto, me pareció una visión celestial, había luz a su alrededor, aun con un vestido juvenil estaba preciosa, cuando subió María, era toda sensualidad, su madre se habría sentido orgullosa y creo que también celosa.
Llamamos a otro taxi, no tardó nada y ya lo estábamos esperando en la puerta, le dijimos que nos llevara a algún sitio donde cenar desenfadadamente y salió directo al centro viejo, cenamos de tapas, con cervezas y luego nos tomamos un cubalibre de ron cada uno.
Salimos contentos, yo orgulloso de llevar a mi lado dos bellezas, era la envidia de muchos, no habíamos decidido donde ir aún, había una sala que daban un concierto de un grupo de moda, pero cuando íbamos entrar la cola de gente era larga, algunos protestaban de que ya no les dejaban entrar, no llegamos al local, nos dimos la vuelta y seguimos pensando, al cine no lo creímos oportuno después de la cena y con toda la noche por delante, cuando íbamos paseando, pasamos por la puerta de un hotel, se me encendió una luz, cogí del brazo a las dos chicas y cuando llegamos a recepción llamé con el timbre, el chico nos vio y sonrió levemente, se anticipó, nos ofreció una habitación de matrimonio con una cama súper grande, pero luego empezó a ponerle pegas, que estaba reservada, que no podían entrar tres personas, en fin que todos los problemas se superaron cuando puse un billete bajo del timbre, nos dio la llave que tenía preparada y no nos pidió la documentación siquiera, no hizo falta que nos acompañara, la encontramos enseguida, estaba a la parte trasera del hotel, daba a un jardín interno y tranquilo, Maite como siempre la miró toda, abrió el balcón que daba a un pasillo externo, todas las habitaciones estaban vacías, cuando entró, su hermana María se había quitado el vestido y estaba tirada sobre la cama inmensa, con los brazos en cruz y llamándonos.
Maite con la faldita y la camiseta de brillantitos que llevaba no tuvo ningún problema, salieron despedidos y se tumbó junto a su hermana, yo tuve más problemas y me enredé con los pantalones y los zapatos, al final ellas lo resolvieron tumbándome en la cama y estirando me los sacaron.
Era una gozada solo estar con ellas dos en una cama tan grande, los cuerpos juveniles de las dos primas destacaban sobre la sabana inmaculada, estuvimos en un principio tirándonos los almohadones que abundaban en todos lados, me arrastraron dentro de la cama y me besaron las dos, se notaban los besos de cada una, Maite aunque me había ofrecido ya algunos besos ardientes su hermana María los daba con más ardor, se podría decir que me estaba follando con la boca, con solo nuestros labios en contacto, mi polla se ponía a un nivel, su hermana le soltó el sujetador mientras nos besábamos y se quedó prendido entre los dos, solo cayó cuando intentamos respirar, Maite se había quitado el suyo y las tetas de las dos jóvenes estaban saltando junto con ellas sobre la cama de dos por dos, lo mío era peor, me había quitado todo y cuando quise saltar con ellas mi polla y mis huevos parecían campanas, ellas se tronchaban de risa e intentaban cogérmelos al vuelo, el final se veía venir, entre las dos me derribaron sobre el colchón y me inmovilizaron, mientras una se sentaba sobre un muslo mío la otra me cogía los brazos sobre mi cabeza, aunque me intentaba defender con la pierna libre no tenía nada que hacer, Maite intentaba hacerme cosquillas en todos sitios pero cuando vio que no lo conseguía me atacó en lo más delicado, me cogió los huevos con una mano y los apretó, me quedé quieto para evitar males mayores y esperé a ver que nueva travesura se le ocurría y no tardó en enseñármela, mientras me sostenía apretados los huevos me descapulló el tronco, se le enseñó a María y se lo ofreció, su hermana soltó mis manos y las volvió a sujetar con las piernas mientras pasaba sobre mí y con los labios atrapo el glande descubierto, la contrapartida fue que sus tetas quedaron colgando sobre mí, las atrapé y tiré de ellas hasta que perdió el equilibrio y cayó sobre mí, solté sus tetas y separé sus piernas que tenía sobre mi cabeza, las braguitas de encaje que llevaba no fueron un obstáculo para mi lengua, la separé un poco, lo justo para encontrar el clítoris todavía escondido cuando pasé la punta húmeda de abajo arriba, María se quedó inmóvil, solo abrió más las piernas y se metió el glande dentro de la boca, los pliegues tiernos del coño de María sabía a miel, cuando ya tenía el clítoris hinchado de tanto lamerlo, se irguió soltándola polla, y se quitó las braguitas con rapidez, apoyó sus manos en mi pecho mientras yo le apretaba las manos sobre sus tetas, Maite no quiso perder la oportunidad y de sentó en mi polla mojada de saliva de María, se apoyó en mis tobillos y empezó a saltar sobre mí, hacíamos un grupo muy compenetrado, no teníamos ningún problema, a todos nos gustaba lo mismo y le ofrecíamos a los demás lo nuestro, además hoy era un día especial, estábamos los tres juntos, los mayores estarían ya en casa probablemente o quizá en casa de Emi, imagino que no se lo estarían pasando mal tampoco, me sentía feliz.
En el silencio de la noche no se oía ningún ruido, habíamos tenido suerte en elegir este hotel, la habitación era estupenda, tranquila, con una cama donde poder retozar, nosotros estábamos gozando de la noche cuando se oyó un ruido en la habitación de al lado, Maite fue la primera en oírlo, saltando sobre mí se paró a escuchar, simplemente eran voces de conversaciones, la luz se encendió, lo notamos pues el balcón se ilumino, las conversaciones se alternaban con risas y murmullos, la luz bajó de intensidad y también los murmullos y voces, se bebían haber acostado ya, María no hacía caso, pero Maite sentía curiosidad, varias veces intentó levantarse y espiar, pero María la detenía y le decía que continuara follándome.
Como todo era querer mirar que hacían, pues muy suaves pero aún llegaban rumores de al lado, al fin y como nos había cortado el ritmo a todos, al fin le dijimos que fuera pero con cuidado, si la descubrían nos caía el pelo a todos.
Se sacó mi polla del coño, ya no estaba tan dura como debía, pero esperamos María y yo con lo nuestro, su coño sobre mi cara y su cintura moviéndose sobre mí.
Maite se fue agachada y salió al balcón, estuvo unos segundos y volvió alboroza, movía las manos como si se sacudiera de agua, no podía hablar, volvió a salir, esta vez tardó más, cuando volvió a entrar nos llamó con la mano, a María y a mí no nos apetecía mucho dejar lo que estábamos haciendo en ese momento, con pereza fuimos donde se había vuelto Maite, la encontramos agachada detrás de la ventana de la habitación, María había cogido mi camisa y la llevaba cubriéndose por delante, yo me pude poner los calzoncillos, Maite no llevaba nada.
La persiana de la ventana estaba casi bajada, solo quedaba una franja de unos 20 cm. y por ella mirábamos.
Maite tiró de nosotros y nos unió a ella, lo cierto no se veía gran cosa, la luz de la mesita estaba encendida, era bastante para ver, pero daba un ambiente íntimo que iluminaba la estancia, la cama estaba al fondo y solo podíamos ver los pies, se veía a una pareja, la chica estaba de rodillas sobre la cama de espaldas a nosotros, con los codos en la sabana, solo se le veía las nalgas y el coño depilado, era una imagen preciosa, pero una vez vista me quise ir, Maite me tiró de la pierna y me obligó a quedarme, de un ángulo de la habitación salió un hombre, se acercó a la cama y subiéndose se puso detrás del culo de la chica, estaba de espalda y no le veíamos la cara, la polla la debería llevar empinada ya pues nada más acercarse a la chica se la metió en el coño, la chica apretó los puños sobre la sabana y cuando la tuvo dentro relajó las manos, el hombre la estuvo bombeando lentamente mientras las tetas le oscilaban colgando, yo le pasé a María una mano bajo la camisa que llevaba pegada al cuerpo, le apreté una teta y noté lo duro que se le había puerto el pezón, ya no tuve prisa en irme, luego le cogí la otra teta, las tenía duras y con los pezones erguidos.
Maite pasaba la mano entre sus piernas lentamente, teníamos suerte de que la oscuridad nos cubría pues nos habría sido difícil explicar lo que hacíamos.
El hombre estuvo follando a la chica, apenas se veía nada de ella solo se vio un poco el pelo, era rubia y no tenía mal tipo, más bien lo contrario.
Entre las piernas del hombre se podía ver claramente su polla entrando y saliendo del coño de la chica, estaba empapado de jugos blanquecinos, estaba claro que estaba muy excitada, lo entendía pues la polla que tenía el hombre era gruesa y larga, la tenía cogida de las caderas y la atraía y la alejaba con suavidad, a ella se le notaba que le gustaba el trato recibido pues movía el culo buscándole.
Lo que nos sorprendió es que del baño apareció una mujer, solo le podíamos ver de la cintura hacia abajo, también tenía buenas cadera y culo, llevaba zapatos de tacón alto y le estilizaban mucho las piernas, se acercó al hombre por detrás y pasándole las manos bajo sus brazos, le estuvo pellizcando las tetillas, después le pasó la mano entre las piernas y estuvo acompañando a la polla cogiéndole de los huevos, ella se agacho frente a nosotros y vimos también su culo abierto, el coño de piel morena y con unos labios carnosos se abrían para enseñar la entrada de la vagina.
La chica se acercó a la rubia, la pasó una mano por la espalda, se le notaban gotas de sudor, luego le cogió las tetas que oscilaban rozando los pezones en la sabana, la chica levantó un poco el cuerpo sostenida por el hombre, la otra mujer se quitó los zapatos y se sentó apoyada en la almohada frente a la chica rubia, separó las piernas frente a ella abriendolas, la rubia se adelantó y le puso la boca sobre el coño, le gustó pues le cogió la cabeza y la fue guiando por todos los rincones, cuando ya estaba el clítoris brillante y duro la mujer sacó de debajo de la almohada un gran consolador, se lo metió en el coño y se escurrió bajo del cuerpo de la rubia, esta le besó las tetas mientras se iba metiendo el consolador bajo de ella.
María dio un salto casi gritando…
- Pero si ese es “Carlitos”!
- No puede ser.
La mujer que se estaba clavando el consolador se volvió hacia nosotros, le vimos la cara.
- Mamáaa, dijo Maite.
- Entonces, papá es… dijo María.
- Si y la rubia en Emi, dije yo.
Parece que los tres de dentro oyeron algún ruido desde donde estábamos, pues se volvieron a la vez, nosotros nos agachamos justo para reconocer a mis tíos y a Emi.
Cuando volvimos a nuestra habitación, nos miramos con cara incrédula, la mía no tanto, pero ver a los tres follando a placer nos motivó.
María no comentó nada pero se puso de rodillas como Emi, yo me quité el calzoncillo y con la polla levantada se la metí separando un poco sus nalgas, Maite le acarició las tetas colgantes y se puso frente a su hermana, le indicó donde le gustaba ser lamida y María le hizo lo que quería, Maite también le guiaba la cabeza por todo el coño.
Cuando Maite se corrió tenía dos dedos metidos en su coño, con la otra mano se pellizcaba las tetas.
María apoyó su cara en la sabana entre las rodillas de Maite, se agarró a sus muslos mientras sentía la llegada de su orgasmo, yo notaba las convulsiones del coño de mi prima mayor, aprisionándome la polla, me corrí dentro, no me arrepentí nunca de no haber estado en la habitación de al lado, mis primas eran un cielo también.
Volvimos a casa cuando nos repusimos de nuestras respectivas corridas, queríamos estar de vuelta cuando volviera nuestra familia.
Por la mañana mi tía cuando entré en la cocina a desayunar me dijo despacio…
- Buenos días Juan!, anoche me acordé de ti, me habría gustado que nos vieras, lo pasamos de maravilla.
- Estoy seguro que lo pasasteis bien, escomo si estuviera viéndoos.
Continuará.
Sus comentarios son el motivo pa
Ya más calmados, mis primas en la oscuridad de la habitación empezaron a hacer conjeturas imaginándose la noche que pasarían sus padres, entre risas y bromas estuvimos un rato muy agradable, y más cuando con mis manos llegaba a una teta de cada una, ellas de costado pegadas a mi me dejaban sitio para que las acariciase.
- Te imaginas al serio de papá alternando con gente tan liberada como habrá allí?, seguro que pasa un mal rato.
- Y mamá que se hace muy avanzada, cuando se llene de manos encima, jajaja.
Las chicas pensaban en todas las situaciones jocosas que podrían ocurrirles, las manos de Maite, muy juguetonas me recorrían todo el cuerpo aparentemente sin intención, pero mi polla no pensaba lo mismo, al rato de estar hablando de mi tía, cuando ya la tenía otra vez dura le dijo a María.
- María, no crees que es una pena perderse esto?
- Pues si la verdad, déjame a mí que lo aproveche.
Mi prima mayor se sentó sobre mí y pronto se metió la polla en su tierno coño, Maite al ver gemir a su hermana pasó una pierna por encima de mi cara y dejó sus labios del coño sobre los míos, como no hacía mucho que había eyaculado, tarde bastante en llegar a un punto sin retorno, mis primas se aprovecharon de eso y me cabalgaron lo que quisieron, hasta que las caricias de mis dedos en sus respectivos clítoris acabaron por vencerlas y saltando las dos al unísono se corrieron sobre mí.
Nos dormimos abrazados, ya era bastante avanzada la madrugada cuando me despertó un ruido en el salón, escuche y eran mis tíos que llegaban un poco pasados de alcohol.
Salté de la cama y mientras me ponía los calzoncillos, desperté a Maite y le dije que corriera a su habitación, sin ponerse siquiera las bragas salió delante de mí, me gustaba ver a mi prima tan jovial y tan activa, sus nalgas oscilaban delante hasta meterse en su habitación, luego me acosté en la mía.
Por la mañana como era domingo nadie tenía ganas de levantarse excepto Antonio, él nunca fallaba, a primera hora a por el periódico y luego con un café a sentarse en el salón a leer los deportes.
Yo tampoco quise moverme de la cama, la noche había sido movida y se estaba muy bien.
Cuando mi puerta se abrió, vi aparecer la cabeza de Ana, tenía todo el pelo alborotado y el maquillaje sin habérselo quitado, no le daría tiempo cuando se acostó, no me dijo nada, solamente levantó la sabana y se coló en mi cama, aún olía a resaca, me sacudió para que me despejara y me tapo la boca con la mano cuando quise preguntarle qué hacía allí a esas horas, con todas la familia en casa.
- Habla bajito, estoy impaciente por contarte la noche pasada, estas despierto?
Claro que estaba y más para escuchar de primera mano la experiencia vivida.
- Anoche fuimos a cenar a un restaurante caro, tu tío no miraba el dinero, tras el postre ya nos bebimos unos gintonics para entonarnos y luego fuimos al local que le había recomendado su amigo, éste le había dado una tarjeta de presentación VIP y nada más verla nos invitaron a pasar muy amablemente.
- El local al principio me pareció oscuro, pero cuando me acostumbré a la luz estaba bastante iluminado, nos acercamos a la barra y la persona que nos abrió la puerta nos presentó a un señor que estaba fuera de la barra hablando con una pareja, este señor se presentó, era el dueño y nos dijo que Fernando el amigo de Antonio ya le había anunciado nuestra visita y que éramos noveles.
- Muy amablemente nos explicó cómo funcionaba todo, la verdad era sencillo, la primera regla el respeto mutuo, si alguien se acercaba se le podía rechazar simplemente con la mirada, nadie se ponía pesado y mientras todos estuvieran conformes no había límites, nos gustó la confianza y la facilidad que nos demostró el ambiente, también nos explicó las diferentes salas que nos podíamos encontrar y donde estaba el guardarropía, yo como viste iba muy elegante y tu tío también, aunque demasiado formal para mi gusto, pedimos unas bebidas y estuvimos mirando a las parejas y demás clientes, allí había de todo, parejas jóvenes y no tan jóvenes pero todos con muchas ganas de divertirse, al momento de estar allí se nos acercó una chica, llevaba un vestido de noche muy ceñido, nos saludó y nos preguntó sobre cosas superfluas, hasta que me invitó a sentarme en una mesa donde todas eran chicas, y todas guapísimas, yo para que Antonio no se sintiera desplazado me quedé con él.
- Decidimos dar una vuelta por el local y ver el ambiente, las salas eran de diferentes tamaños y decoraciones, la música muy relajante y el olor a esencias orientales, en una sala vimos a una pareja sobre una colchoneta inmensa, estaban follando por su cuenta, se le acercó una chica y mientras él le comía el coño la chica se metió la polla en la boca, le hizo una mamada de antología, luego se marchó tan feliz.
- Pasamos a otra sala era más grande y había un diván en el centro, un foco iluminaba solo el diván, el resto estaba a oscuras, desde algún sitio aparecieron dos chicas, solo llevaban bragas y me miraron pidiendo mi aprobación luego se llevaron a Antonio, cuando lo volví a ver estaba en un rincón con una chica comiéndole la polla y otra besándole apasionadamente.
- Me hizo gracia la facilidad con que había encontrado compañía, al momento unos brazos me tocaron y me acompañaron suavemente, me dirigieron al diván central, con la luz ya pude ver al chico que me llevaba, era joven y fornido, llevaba un pañuelo grande liado a la cintura, me acarició y me dijo que era muy bella, sus manos recorrían todas mis curvas y cuando me quise dar cuenta estaba desnuda sobre el diván, le chico dio varias vueltas alrededor y me admiró entera, con sus manos me iba acariciando una vez las tetas otra el vientre o los muslos, me estaba poniendo cachonda a tope, yo miraba al rincón donde había visto a Antonio y ya no estaba allí, me dejé llevar por el ambiente, yo el centro de todas las miradas, toda iluminada y aquel chico solo para mí.
- Cuando el joven me besó sentí que me elevaba del diván, pero cuando me separó las piernas y se las puso sobre los hombros cerré los ojos y esperé.
- No vi cuando se quitó el pañuelo, pero noté un calor tremendo entre mis muslos cuando me acercó su polla, no era muy larga pero era gruesa, me cogió de los tobillos y separándome las piernas me la metió en dos veces, la primera cerré los ojos pero la segunda los abrí todo lo que podía, me llenaba todo el coño con su polla, oí un rumor y algún aplauso desde las sombras.
- El chico se tomaba su tiempo, su polla entraba y salía de mi coño con una lentitud pasmosa, pero sin parar ni un momento, yo estaba muy cómoda y podía resistir el polvo interminable.
- Al poco rato vi como entre las tinieblas se acercaba tu tío, iba acompañado de un hombre, los dos llevaban como un pañuelo parecido al del joven, estuvieron hablando animadamente, indudablemente se conocían, hablando como estaban se acercaron a mí, mi marido me lo presentó mientras el joven seguía follándome lentamente.
- Mira Ana que casualidad, ha venido también mi amigo Fernando, el que nos ha recomendado el local, está muy bien verdad?
- Fernando me saludo inclinando la cabeza, era atractivo y me gustó.
- El amigo de Antonio siguió hablando con mi marido tranquilamente y en un momento dado le tocó en el hombro al chico que estaba entre mis pierna y amablemente se salió de mí, Fernando pidiéndole parecer a Antonio se puso en su lugar y quitándose el pañuelo me metió la polla, como ya estaba bien lubricada solo lo hizo con un movimiento y me llenó el coño, me llegó hondo, no se la había visto pero lo sentí dentro, me estuvo follando un poco más deprisa mientras le contaba a Antonio.
- Hoy he venido con Elisa, es mi cuñada, la mujer de mi hermano pequeño, a él le gusta más jugar al poker y hoy tenía timba con los amigos, cuando esto pasa mi cuñada me llama y venimos aquí o follamos en mi casa. Luego te la presentaré y seguro que folláis, es preciosa.
- En ese momento se apagó el foco que me iluminaba toda, en su lugar solo quedo un tubo fluorescente de luz negra, como la que habían en las discotecas antes, se hizo la oscuridad total, al momento empecé a divisar toda la habitación, en varias sillas habían varios hombres y alguna mujer, solo los pude ver porque sus dientes y sus ojos brillaban, solo lo que era blanco se distinguía, poco a poco se fueron levantando y acercándose donde estaba yo, me rodearon y me miraron desde todos los ángulos, de la oscuridad apareció un chico más alto, casi invisible, aunque los dientes y los ojos se le veían más, en un momento dado todo cogieron de una caja a mi lado unos sobrecitos, yo no veía nada pero cuando lo vi quedé impactada, eran condones blancos, se los pusieron y más de una docena de pollas blancas me acompañaron, cuando se puso el condón el último que había llegado, me asusté tenía una polla como un pepino.
- El fue el primero que se acercó a Fernando, esté le dejó el sitio y se fue a un rincón hablando con tu tío.
- El chico vi que era negro, pero negro de verdad, desde su altura me cogió las piernas y tiró de mí, me escurrí hacia él y sin dejarme apoyar en el diván me metió la polla en el aire, la noté centímetro a centímetro, además de larga era gruesa, en vez de punta tenía un glande que parecía una manzana, fue lo que más noté después entro el resto, pero yo solo notaba el capullo avanzar hasta el fondo.
- El chico era pausado, me sostenía en el aire, el culo a un palmo del asiento, no debía tener ninguna prisa, pero cuando el segundo en la fila le tocó en el brazo, sin rechistar dejó el sitio que fue ocupado, a este ya casi ni lo noté, tenía una polla normal y fue como un respiro, al momento otro ocupo su puesto y otro más Antonio me miraba con atención desde el rincón a su lado una chica rubia, debía ser Elisa la cuñada de Fernando, solo pude ver como se arrodillaba frente a él, cuando otro me metía la polla ya dejé de contar, todas las pollas me parecían igual, cuando dieron la vuelta y llegó el negro, se pusieron a mi alrededor, se quitaron los condones, todo se quedó negro pero a los pocos minutos empezó a caer sobre mí una lluvia de semen que me llenaron desde el cuello hasta el coño, luego se retiraron tan discretos como habían venido, Antonio tenía a Elisa sobre sus piernas, se la metía de frente y no me veía, me levanté a duras penas, me temblaban las piernas y me fui a la ducha acompañada por una chica, esta cuando vio como iba pasó una mano por mi teta y se la lleno de leche, luego se metió dos dedos en la boca.
- Cuando volví, Antonio aún tenía a Elisa sobre sus piernas pero de espalda, Fernando no me preguntó y me puse sobre él como Elisa, lo que no me había pasado con todos los que había follado me pasó con Fernando, me corrí viendo a Antonio follar con la cuñada de su amigo.
- Elisa se cogió al cuello de Antonio y se abrazó pegándole las tetas contra él, metió el culo entre sus piernas para clavarse toda la polla y se corrió agitadamente también.
Yo estuve callado todo el relato de mi tía, la veía tan emocionada que no pude preguntarle nada, la verdad es que me contaba todo tan detallado que no me cabía ninguna duda, cuando terminó le dije…
- Ana me has puesto tan caliente que me gustaría meterte la polla ahora mismo.
- Juan si de verdad quieres metérmela, hazlo, pero te agradecería dejarlo para otro momento, tengo el coño deshecho.
Ana salió de mi habitación, me dijo que se iba a acostar otro rato, estaba rendida y dolorida, yo me duche y bajé al salón, me acerqué a mi tío, estaba con su periódico en las manos.
- Hola Antonio, cómo estás? Cómo es que has madrugado tanto?, todos están durmiendo aún.
- Pues ya ves, no podía dormir y eso que también estoy agotado, anoche lo pasamos de maravilla, ya te contará tu tía, ella aún lo pasó mejor que yo.
- De verdad? Y había buen ambiente?.
- Mmm, me acordé de ti, fíjate que al poco de entrar se me acercaron dos chicas que resultaron ser madre e hija, parecían hermanas, la madre me besó enseguida mientras la hija buscaba y me encontraba la polla, se la metió en la boca y me al estuvo mamando un rato, su madre me contó que era viuda y su hija separada y venían todas las semanas, nos fuimos a otra sala, sobre una colchoneta inmensa me tumbé con ellas, las dos me llenaban de caricias, la madre pronto se subió encima y me estuvo cabalgando mientras me comía las tetas de la hija, y hasta donde llega la casualidad que veo venir a mi amigo Fernando, lo llamé y nos saludamos, él al verme con las dos belleza se puso detrás de la hija, le apoyó las manos en las nalgas, la chica se volvió y le sonrió, mi amigo le abrió las nalgas y se la metió, yo notaba sus empujones en los movimientos de las tetas de la hija, cuando me corrí la madre se bajó de mí, me dijo en secreto que ella también lo había hecho, pero que era muy discreta y apenas lo exteriorizaba, la hija sí que lo hizo, me quitó una teta y se la estuvo pellizcando cuando Fernando la llenó de leche, luego volvimos donde estaba Ana, la vimos rodeada de chicos, mientras uno la follaba los otros se mantenían las pollas duras pajeándose, tu tía les ayudaba con las dos manos, le presenté a Fernando, él me dijo que Ana era muy bonita y estaba muy buena, le dije si quería probar su coño, no lo despreció, después nos sentamos en un rincón hasta que vino su cuñada, vaya mujer, estaba impresionante, Fernando me la presentó y mi polla se levanto como una bandera, ella se arrodilló y me la mamó un rato, pero yo quería follármela y se subió a mis piernas, al rato llegó tu tía, venia recién duchada y olía a mujer ardiente, Fernando no se dio cuenta hasta que la tuvo sentada encima y se lo folló ella a él, al final nos corrimos todos y luego salimos al bar, nos bebimos unos gintonics más y volvimos a casa, no sé cómo encontré la calle.
Pensé en la diferencia con lo que nosotros habíamos previsto, me alegré sobre todo por Ana, le gustaba ser admirada por los hombres y si encima se la follaron todos… mi tío siguió contando.
- Me ha encantado estar con dos mujeres a la vez, me sentía como un dios, estoy dándole vueltas a una idea, luego se lo comentaré a Ana, he pensado si podría organizar una velada con ella y con Emi, no sería igual, al conocernos los tres pienso que sería más excitante.
- La verdad pienso que es una buena idea, siempre he soñado estar con dos chicas – le mentí.
Dejé solo a Antonio con su futbol y salí a la calle y crucé a casa de Emi, quería contarle los planes de Antonio, cuando llamé tardaron en abrir, cuando lo hizo Emi solo asomó la cabeza y me indicó que pasara deprisa, al cerrar la puerta vi que estaba desnuda, solo se tapaba un poco por delante con los restos de un vestido, me dijo que pasara a la habitación que aún no se había levantado, le dije que ya volvería otro día, pero insistió.
Se metió en la cama de un salto pero antes de taparse con la sabana la mantuvo levantada para que viera su cuerpo, no me lo pensé y quitándome la ropa entré con ella, la cama tibia y la piel suave de Emi, me reanimaron el fuego que ya traía con el relato de Ana, Emi se subió sobre mí, no se metió la polla como pensaba yo, sino que la abrazó con sus labios del coño y poniendo sus manos en mis hombros empezó a balancearse y pasarme las tetas por encima…
- Bien cuéntame ya lo que querías de mí.
- Lo que quiero de ti ya lo estás haciendo ahora y muy bien por cierto, solo venía a contarte las novedades que he oído.
- Vaya, si que corren las noticias, ya te han contado la noche de ayer?
- Mi tía a primera hora se ha metido en mi cama y me ha dado todos los detalles y mi tío luego me ha contado todo desde su punto de vista, coinciden el todo, han follado como locos.
- Me alegro, hacen una buena pareja, entonces ahora comprendo cómo estás así de buena mañana.
- Imagínate como me ha puesto mi tía contándome cuantos y cómo se la han follado.
- Pobre, estará hecha añicos. Pero no te la habrás follado tú, verdad?
- No mujer, aunque se lo he propuesto en broma ha declinado amablemente.
Le conté muy por encima la noche de Ana, seguramente no acabaría el día antes de que se lo cuente ella en primera persona, pero también le conté que mi tío estaba proponiendo hacer un trío con ellas dos, Emi se sorprendió porque cuando habíamos hecho la fiesta los cuatro lo habíamos pasado muy bien, le dije que era como una fantasía, dos mujeres para él solito, lo había experimentado anoche pero muy fríamente.
A Emi no le pareció mal del todo, hubiera preferido que también estuviera yo, pero no faltarían días para repetirlo.
- Bueno gracias por decírmelo, me hubiera cogido de sorpresa, pero si le apetece lo haremos, también me apetece a mí estar un rato con Ana.
- De solo oírte ya se me pone a punto de correrse.
- Pues no se hable más, y donde mejor lo puedes hacer es dentro de mí, mi coño es tuyo.
Con maestría y dos movimientos se la metió hasta dentro, ya se conocía el camino y su cintura acabó de acabar con mi tensión, la llené de leche mientras me clavaba sus uñas en mis hombros, sus tetas dejaron de oscilar cuando estaba concentrada corriéndose.
El domingo pasó tranquilo, mi tía por la tarde se pasó a casa de Emi, además de contarle todo también, le propuso la nueva aventura de Antonio, Emi no le puso ningún inconveniente.
Antonio y Ana llevaban unos días muy acaramelados, mis primas y yo lo notábamos bastante pues normalmente Antonio era bastante serio, una noche ya estaba acostado y era tarde, por mi puerta aparecieron dos cabezas y sin decir nada se metieron en mi cama, entre las dos me espabilaron y tapándonos la cabeza con la sabana me urgieron a que les contara el porqué de tanto mimo de sus padres, les empecé a contarles lo que me habían contado ellos, tan detallado como pude, yo notaba el efecto que les producía imaginar la escena y sus manos se escondieron bajo sus pijamas, no decían nada pero suspiraban y se retorcían en la cama, cuando iba a empezar con la versión de su padre puse mis manos en cada pubis de las chicas sobre el pijama, ellas enseguida se lo bajaron y me las pusieron entre sus labios, ya los tenían mojados y le metí dos dedos a cada una mientras les contaba la historia, se corrieron con un leve intervalo, yo seguí acariciándolas mientras ellas me apretaban el brazo para que no lo sacara, pero les guardaba la bomba final, las ganas que tenía su padre de pasar una noche follando con Ana y Emi, en principio se quedaron tristes, ya se veían otra noche desplazadas y solas, pero yo les comenté el plan que se me había ocurrido.
- He pensado una cosa, esta vez no será igual, yo no estoy invitado a la fiesta y me alegro, pero no nos vamos a quedar nosotros sin nuestra fiesta, también nos iremos a cenar y luego a donde queráis, a algún concierto o al cine o donde sea.
Las dos chicas me abrazaban y me besaban, Maite la más alborotadora como siempre me dijo…
- Eso vale un premio Juan.
Se me lanzó encima y me besó en la boca, no era un beso de agradecimiento, lo noté al notar su lengua intentando forzar mis labios y buscar la mía, me estuvo besando no como una adolescente sino como una mujer ardiente, realmente lo era a pesar de su edad, María menos efusiva optó por ir al grano, bajó a mi polla y no dejó de lamerla y chuparla hasta que se la llené de leche, luego se acercó a nuestras caras y la abrió enseñándole a Maite la cantidad de semen que me había recogido, cerró la boca y cuando la volvió a abrir solo se le veían sus dientes blancos y perfectos, aún Maite me dio dos besos más de regalo.
La noche que habían elegido mis tíos se engalanaron como de costumbre, previendo el regreso habían llamado a un taxi y pasaron a casa de Emi, cuando llegó el coche, se subieron los tres y se marcharon, yo desde mi ventana vi lo guapas que iban las mujeres, Emi miró hacia mí ventana segura de que la estaría mirando.
Nosotros estábamos cada uno en nuestra habitación esperando a que se fueran, al momento Maite entró en mi cuarto, me pareció una visión celestial, había luz a su alrededor, aun con un vestido juvenil estaba preciosa, cuando subió María, era toda sensualidad, su madre se habría sentido orgullosa y creo que también celosa.
Llamamos a otro taxi, no tardó nada y ya lo estábamos esperando en la puerta, le dijimos que nos llevara a algún sitio donde cenar desenfadadamente y salió directo al centro viejo, cenamos de tapas, con cervezas y luego nos tomamos un cubalibre de ron cada uno.
Salimos contentos, yo orgulloso de llevar a mi lado dos bellezas, era la envidia de muchos, no habíamos decidido donde ir aún, había una sala que daban un concierto de un grupo de moda, pero cuando íbamos entrar la cola de gente era larga, algunos protestaban de que ya no les dejaban entrar, no llegamos al local, nos dimos la vuelta y seguimos pensando, al cine no lo creímos oportuno después de la cena y con toda la noche por delante, cuando íbamos paseando, pasamos por la puerta de un hotel, se me encendió una luz, cogí del brazo a las dos chicas y cuando llegamos a recepción llamé con el timbre, el chico nos vio y sonrió levemente, se anticipó, nos ofreció una habitación de matrimonio con una cama súper grande, pero luego empezó a ponerle pegas, que estaba reservada, que no podían entrar tres personas, en fin que todos los problemas se superaron cuando puse un billete bajo del timbre, nos dio la llave que tenía preparada y no nos pidió la documentación siquiera, no hizo falta que nos acompañara, la encontramos enseguida, estaba a la parte trasera del hotel, daba a un jardín interno y tranquilo, Maite como siempre la miró toda, abrió el balcón que daba a un pasillo externo, todas las habitaciones estaban vacías, cuando entró, su hermana María se había quitado el vestido y estaba tirada sobre la cama inmensa, con los brazos en cruz y llamándonos.
Maite con la faldita y la camiseta de brillantitos que llevaba no tuvo ningún problema, salieron despedidos y se tumbó junto a su hermana, yo tuve más problemas y me enredé con los pantalones y los zapatos, al final ellas lo resolvieron tumbándome en la cama y estirando me los sacaron.
Era una gozada solo estar con ellas dos en una cama tan grande, los cuerpos juveniles de las dos primas destacaban sobre la sabana inmaculada, estuvimos en un principio tirándonos los almohadones que abundaban en todos lados, me arrastraron dentro de la cama y me besaron las dos, se notaban los besos de cada una, Maite aunque me había ofrecido ya algunos besos ardientes su hermana María los daba con más ardor, se podría decir que me estaba follando con la boca, con solo nuestros labios en contacto, mi polla se ponía a un nivel, su hermana le soltó el sujetador mientras nos besábamos y se quedó prendido entre los dos, solo cayó cuando intentamos respirar, Maite se había quitado el suyo y las tetas de las dos jóvenes estaban saltando junto con ellas sobre la cama de dos por dos, lo mío era peor, me había quitado todo y cuando quise saltar con ellas mi polla y mis huevos parecían campanas, ellas se tronchaban de risa e intentaban cogérmelos al vuelo, el final se veía venir, entre las dos me derribaron sobre el colchón y me inmovilizaron, mientras una se sentaba sobre un muslo mío la otra me cogía los brazos sobre mi cabeza, aunque me intentaba defender con la pierna libre no tenía nada que hacer, Maite intentaba hacerme cosquillas en todos sitios pero cuando vio que no lo conseguía me atacó en lo más delicado, me cogió los huevos con una mano y los apretó, me quedé quieto para evitar males mayores y esperé a ver que nueva travesura se le ocurría y no tardó en enseñármela, mientras me sostenía apretados los huevos me descapulló el tronco, se le enseñó a María y se lo ofreció, su hermana soltó mis manos y las volvió a sujetar con las piernas mientras pasaba sobre mí y con los labios atrapo el glande descubierto, la contrapartida fue que sus tetas quedaron colgando sobre mí, las atrapé y tiré de ellas hasta que perdió el equilibrio y cayó sobre mí, solté sus tetas y separé sus piernas que tenía sobre mi cabeza, las braguitas de encaje que llevaba no fueron un obstáculo para mi lengua, la separé un poco, lo justo para encontrar el clítoris todavía escondido cuando pasé la punta húmeda de abajo arriba, María se quedó inmóvil, solo abrió más las piernas y se metió el glande dentro de la boca, los pliegues tiernos del coño de María sabía a miel, cuando ya tenía el clítoris hinchado de tanto lamerlo, se irguió soltándola polla, y se quitó las braguitas con rapidez, apoyó sus manos en mi pecho mientras yo le apretaba las manos sobre sus tetas, Maite no quiso perder la oportunidad y de sentó en mi polla mojada de saliva de María, se apoyó en mis tobillos y empezó a saltar sobre mí, hacíamos un grupo muy compenetrado, no teníamos ningún problema, a todos nos gustaba lo mismo y le ofrecíamos a los demás lo nuestro, además hoy era un día especial, estábamos los tres juntos, los mayores estarían ya en casa probablemente o quizá en casa de Emi, imagino que no se lo estarían pasando mal tampoco, me sentía feliz.
En el silencio de la noche no se oía ningún ruido, habíamos tenido suerte en elegir este hotel, la habitación era estupenda, tranquila, con una cama donde poder retozar, nosotros estábamos gozando de la noche cuando se oyó un ruido en la habitación de al lado, Maite fue la primera en oírlo, saltando sobre mí se paró a escuchar, simplemente eran voces de conversaciones, la luz se encendió, lo notamos pues el balcón se ilumino, las conversaciones se alternaban con risas y murmullos, la luz bajó de intensidad y también los murmullos y voces, se bebían haber acostado ya, María no hacía caso, pero Maite sentía curiosidad, varias veces intentó levantarse y espiar, pero María la detenía y le decía que continuara follándome.
Como todo era querer mirar que hacían, pues muy suaves pero aún llegaban rumores de al lado, al fin y como nos había cortado el ritmo a todos, al fin le dijimos que fuera pero con cuidado, si la descubrían nos caía el pelo a todos.
Se sacó mi polla del coño, ya no estaba tan dura como debía, pero esperamos María y yo con lo nuestro, su coño sobre mi cara y su cintura moviéndose sobre mí.
Maite se fue agachada y salió al balcón, estuvo unos segundos y volvió alboroza, movía las manos como si se sacudiera de agua, no podía hablar, volvió a salir, esta vez tardó más, cuando volvió a entrar nos llamó con la mano, a María y a mí no nos apetecía mucho dejar lo que estábamos haciendo en ese momento, con pereza fuimos donde se había vuelto Maite, la encontramos agachada detrás de la ventana de la habitación, María había cogido mi camisa y la llevaba cubriéndose por delante, yo me pude poner los calzoncillos, Maite no llevaba nada.
La persiana de la ventana estaba casi bajada, solo quedaba una franja de unos 20 cm. y por ella mirábamos.
Maite tiró de nosotros y nos unió a ella, lo cierto no se veía gran cosa, la luz de la mesita estaba encendida, era bastante para ver, pero daba un ambiente íntimo que iluminaba la estancia, la cama estaba al fondo y solo podíamos ver los pies, se veía a una pareja, la chica estaba de rodillas sobre la cama de espaldas a nosotros, con los codos en la sabana, solo se le veía las nalgas y el coño depilado, era una imagen preciosa, pero una vez vista me quise ir, Maite me tiró de la pierna y me obligó a quedarme, de un ángulo de la habitación salió un hombre, se acercó a la cama y subiéndose se puso detrás del culo de la chica, estaba de espalda y no le veíamos la cara, la polla la debería llevar empinada ya pues nada más acercarse a la chica se la metió en el coño, la chica apretó los puños sobre la sabana y cuando la tuvo dentro relajó las manos, el hombre la estuvo bombeando lentamente mientras las tetas le oscilaban colgando, yo le pasé a María una mano bajo la camisa que llevaba pegada al cuerpo, le apreté una teta y noté lo duro que se le había puerto el pezón, ya no tuve prisa en irme, luego le cogí la otra teta, las tenía duras y con los pezones erguidos.
Maite pasaba la mano entre sus piernas lentamente, teníamos suerte de que la oscuridad nos cubría pues nos habría sido difícil explicar lo que hacíamos.
El hombre estuvo follando a la chica, apenas se veía nada de ella solo se vio un poco el pelo, era rubia y no tenía mal tipo, más bien lo contrario.
Entre las piernas del hombre se podía ver claramente su polla entrando y saliendo del coño de la chica, estaba empapado de jugos blanquecinos, estaba claro que estaba muy excitada, lo entendía pues la polla que tenía el hombre era gruesa y larga, la tenía cogida de las caderas y la atraía y la alejaba con suavidad, a ella se le notaba que le gustaba el trato recibido pues movía el culo buscándole.
Lo que nos sorprendió es que del baño apareció una mujer, solo le podíamos ver de la cintura hacia abajo, también tenía buenas cadera y culo, llevaba zapatos de tacón alto y le estilizaban mucho las piernas, se acercó al hombre por detrás y pasándole las manos bajo sus brazos, le estuvo pellizcando las tetillas, después le pasó la mano entre las piernas y estuvo acompañando a la polla cogiéndole de los huevos, ella se agacho frente a nosotros y vimos también su culo abierto, el coño de piel morena y con unos labios carnosos se abrían para enseñar la entrada de la vagina.
La chica se acercó a la rubia, la pasó una mano por la espalda, se le notaban gotas de sudor, luego le cogió las tetas que oscilaban rozando los pezones en la sabana, la chica levantó un poco el cuerpo sostenida por el hombre, la otra mujer se quitó los zapatos y se sentó apoyada en la almohada frente a la chica rubia, separó las piernas frente a ella abriendolas, la rubia se adelantó y le puso la boca sobre el coño, le gustó pues le cogió la cabeza y la fue guiando por todos los rincones, cuando ya estaba el clítoris brillante y duro la mujer sacó de debajo de la almohada un gran consolador, se lo metió en el coño y se escurrió bajo del cuerpo de la rubia, esta le besó las tetas mientras se iba metiendo el consolador bajo de ella.
María dio un salto casi gritando…
- Pero si ese es “Carlitos”!
- No puede ser.
La mujer que se estaba clavando el consolador se volvió hacia nosotros, le vimos la cara.
- Mamáaa, dijo Maite.
- Entonces, papá es… dijo María.
- Si y la rubia en Emi, dije yo.
Parece que los tres de dentro oyeron algún ruido desde donde estábamos, pues se volvieron a la vez, nosotros nos agachamos justo para reconocer a mis tíos y a Emi.
Cuando volvimos a nuestra habitación, nos miramos con cara incrédula, la mía no tanto, pero ver a los tres follando a placer nos motivó.
María no comentó nada pero se puso de rodillas como Emi, yo me quité el calzoncillo y con la polla levantada se la metí separando un poco sus nalgas, Maite le acarició las tetas colgantes y se puso frente a su hermana, le indicó donde le gustaba ser lamida y María le hizo lo que quería, Maite también le guiaba la cabeza por todo el coño.
Cuando Maite se corrió tenía dos dedos metidos en su coño, con la otra mano se pellizcaba las tetas.
María apoyó su cara en la sabana entre las rodillas de Maite, se agarró a sus muslos mientras sentía la llegada de su orgasmo, yo notaba las convulsiones del coño de mi prima mayor, aprisionándome la polla, me corrí dentro, no me arrepentí nunca de no haber estado en la habitación de al lado, mis primas eran un cielo también.
Volvimos a casa cuando nos repusimos de nuestras respectivas corridas, queríamos estar de vuelta cuando volviera nuestra familia.
Por la mañana mi tía cuando entré en la cocina a desayunar me dijo despacio…
- Buenos días Juan!, anoche me acordé de ti, me habría gustado que nos vieras, lo pasamos de maravilla.
- Estoy seguro que lo pasasteis bien, escomo si estuviera viéndoos.
Continuará.
Sus comentarios son el motivo pa
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