You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Mis primas de la capital 14

Esta mañana me he levantado de mal humor, y no sé bien porqué, después de ducharme y desayunar he salido a dar un paseo, no pensaba ir muy lejos pero necesitaba pensar, andando sin rumbo llegué a un parque cercano a casa, a ésas horas no había mucha gente, pero ya se veía ambiente de personas, me senté en un banco y estuve ensimismado intentando encontrar el motivo de mi desazón, repasé desde que estaba en el pueblo, yo era un chico feliz, sin ningún objetivo marcado todavía, me distraía con las cosas más comunes, todavía no se había despertado en mi del todo el gusanillo por las chicas, de hecho es que mi experiencia sexual era nula o casi, solo la llegada de mis primas y familia me hicieron cambiar, animado sobre todo por el reto que me plantearon dos chicas como yo, pero de capital, en el sentido peyorativo de la palabra, estaban mimadas y vivían en una burbuja de lujo, o eso me pareció a mí, luego al venir a estudiar a la ciudad me acogieron en su casa, entonces el que cambié fui yo, me enseñaron a ver las cosas desde otro ángulo, a eso contribuyo que mucho mis tíos, bueno, sobre todo mi tía, por decirlo de alguna forma me lanzaron a la vida, también tuve la suerte de que se cruzaran en mi camino personas encantadoras que fueron formándome como persona y sobre todo en el plano sexual, ahora había llegado a un nivel bastante delicado, por una parte yo era tratado en casa como a un hijo más, también como hermano, claro, pero mi familia era una familia muy abierta, en todos los sentidos y también en lo referente al sexo, con mis primas, salvados los primeros roces y nos conocimos mejor, cogimos tal confianza entre nosotros que éramos una piña, no teníamos secretos, hasta el punto que nos compenetrábamos hasta en el sexo, podríamos estar juntos los tres o con cualquiera de nosotros y no había ningún tipo de problemas, incluso cuando mi tía me dio también su confianza poco a poco también fuimos cómplices en la cama, se ampliaron mis horizontes hasta conocer a una belleza de vecina, me colmo de atenciones igualmente, pero ahora ha llegado el momento que nos hemos unido casi todos, mis tíos, mi vecina y yo, después de una cena magnifica hemos celebrado una fiesta íntima que por cierto ha salido muy bien, pero en este momento me he dado cuenta el problema que arrastro, mis tíos después de la cena les sugirieron a mis primas que nos dejaran solos, ellas aunque ya se lo imaginaban accedieron no sin reticencias, que por cierto me las hicieron pagar, y pagué a gusto, todo hay que decirlo, pero me siento mal porque no las atendimos como lo que son, y esto no lo debía permitir, me propuse reconciliarme con mis primas y conmigo mismo.
Antes de volver a casa pasé por una librería, me entretuve mirando por el escaparate, nunca me había fijado, pero tenían libros de texto también, entré por curiosidad y preguntando a la dependienta me orientó en la estantería que podía encontrar algo, me interesaba algún tema sobre lo que estaba estudiando para no perder el ritmo de los estudios, fui hasta el fondo del local se notaba que le tema no tenía mucha venta, curiosamente habían varios libros interesantes, me puse a ojearlos para ver cual se centraba más en lo mío, detrás de la estantería se oía un murmullo, estaba en un rincón y no pude ver nada, pero la curiosidad hizo que apartara algunos libros de la estantería, pude ver la cabeza al parecer de una chica, llevaba una cola de caballo larga rubia y hablaba sola, me extrañé y seguí quitando más libros, ésta vez los de bajo, según iba descubriendo pude ver que la chica estaba sentada y que tenía delante un ordenador, quité algún libro más hasta ver la pantalla, me impactó, frente a la chica aparecía el capullo de una polla agitada por una mano anónima, no se oía nada pues la chica llevaba unos auriculares puestos, ella tecleaba chateando con aquella polla o mejor su dueño, abrí uno de los libros y me arrodillé a la altura de la chica, esta simplemente movía la cabeza, sacando a veces la lengua como si lamiera la polla o abriendo la boca como si la estuviera comiendo, al chico además de enseñarle la polla también quería ver algo, lo deduje porque la chica se volvió hacia atrás, a su espalda un pasillo largo de estanterías llenas de libros y desierto a estas horas, se abrió el escote del suéter y le enseñó un hombro y el tirante del sujetador fucsia que llevaba, el chico le urgía que le enseñara más pero el suéter no daba más de sí, forcejeó aun más para poder sacar el brazo pero no cedía nada, al fin se decidió a enseñar algo más aunque no estaba muy segura.
Se puso de pié y se desabrocho el pantalón y estirando el suéter se lo saco, se volvió a sentar y el chico le apremiaba con la polla en la mano, ella se fue subiendo la prenda poco a poco apenas apareció la parte baja del sujetador, el chico aceleró los movimientos de su polla, ella se animó y le enseñó un poco más hasta la mitas de la copa solo, pero el chico ya podía ver el canalillo y ya cogía la polla desde el tronco y la meneaba lentamente, ella miraba fijamente la pantalla, se sacó un tirante por la manga y se bajó la copa justo hasta insinuar el pezón, le chico desesperado le animaba con la mano que tenía libre, ella estiró la teta y la sacó del sujetador, la pantalla vibraba al otro lado imagino de los movimientos a la polla que le daba el mozo, estuve mirando y solo de perfil le pude admirar la teta que tenía la chica, le colgaba un poco, le hacía una arruga bajo del pecho de apenas un dedo pero era motivo por el peso que tenía.
Se pellizcaba el pezón estirándolo, la excitación del chico se notaba, pues aproximó su cámara casi tocándolo, pues toda la polla llenaba la pantalla, la rubia con los auriculares puestos estaba aislada de mundo, para ella solo existía la polla, cada vez le costaba más escribir, su mano libre había pasado por el pantalón y se hundía entre sus piernas, con la otra se apretaba el pezón e intentaba llevárselo a la boca, yo con la polla dura de rodillas parecía que estaba en oración, ya había dejado de disimular con el libro cuando estiré el cuello para ver si se había bajado los pantalones ya.
Cuando me tocaron en el hombro creí morirme, me volví esperando lo peor, y lo era, la dependienta estaba detrás de mí con cara de pocos amigos y con las manos en las caderas como pidiéndome explicaciones, tirados a mis pies un montón de libros, yo no supe que excusa ponerle estaba pillado, solo le señale el hueco en la estantería y me aparté, la chica intrigada se agachó a mi lado, sabía que había una chica en el wi-fi, pero ya hacía un buen rato y pensaba que ya se habría ido, yo creo que no se dio cuenta de la teta que tenía más cerca, solo vio la polla que bien iluminada que estaba brillando en el monitor, ni se volvió para nada, solo que fue quitando algún libro más, ya le cabía la cabeza por el hueco de libros, la chica rubia se había levantado y se bajaba los pantalones, se quedaba con las bragas color fucsia como el sujetador y se volvía a sentar, ladeó un poco las bragas y le enseñó a la cámara un poco del vello que le salía rizado, era castaño, el chico se deshacía la polla cambiando de mano frecuentemente y dándole salivazos.
La dependienta no se movía, seguía con medio cuerpo dentro de la estantería casi vacía, la rubia se quitó el suéter del todo y desabrochó el sujetador, las dos tetas ya estaban fuera apenas colgando, la dependienta me apretó el brazo para que mirara, lo hice junto a ella, las dos cabezas pegadas por el agujero, yo oía la respiración agitada de la dependienta, le señale con la mirada el monitor y ella cerró los ojos suspirando, cuando la rubia se ladeó del todo las bragas enseño los labios mojados, los abrió y estiró las piernas, el pubis peludo estaba hinchado, la dependienta instintivamente se apretó una teta, la estuvo rodeando con su mano pellizcando seguramente su pezón, al estar apoyada sobre un brazo se cansaba y se cambiaba de mano, yo cuando estuvo acariciando la teta de mi lado le puse mi mano sobre la suya, y la apreté levemente, ella me miró y quitó su mano deslizándola bajo la mía, yo creí que descansaría pero levantó las rodillas del suelo para liberar la falda, estaba pisando la orilla y pasó la mano entre los pliegues.
No tenía tanto pecho como la rubia, pero al estar agachada colgaba en mi mano, mal sostenido por el sujetador, llevaba uno con aros de acero que le acoplaba el pecho, pero mis dedos pasaron bajo el aro y estirando hacia adelante liberó la teta que quedó colgando literalmente, la chica se quejó, estaba incómoda, me acordé que normalmente se les clavaban los aros al estar mal colocado y pasando la mano por la espalda le solté el broche.
La prenda dejó de presionar y las dos tetas quedaron en mí poder, ella cerraba los ojos cuando las apretaba, su mano también debía hacer de las suyas entre sus piernas pues movía el culo constantemente.
Yo miraba a lo largo del pasillo por si aparecía alguien, aunque la campanilla de la puerta habría avisado, pero no quería ponerla en un compromiso.
Las rodillas me dolían horrores, tuve que renunciar a las tetas de la dependienta y me puse de pié, de la chica solo se veía de la cintura hacia atrás, despacio le levanté la falda por detrás, los muslos blancos destacaban con la falda azul marino, las bragas de la chica estampadas juveniles cubrían sus nalgas casi por entero, solo se notaban los nudillos de sus dedos hurgando entre sus muslos, me agaché y me mojé dos dedos con saliva, los pasé por encima de las bragas, ella con sus nudillos notó la humedad de mis dedos y los apartó, volví a mojarme los dedos y esta vez apartando un poco el camal de la braga los pasé por la ingle depilada hasta que llegué al vello rizado, ella arqueó la cintura elevando el culo un poco, le cogí las bragas con dos dedos de los lados y fui bajándolas a lo largo de las nalgas, eran blancas como la nieve pero entre ellas la mata de pelo destacaba, le eché saliva entre las nalgas y se perdía entre ellas, vi como brillaba el vello a la entrada de su vagina.
Miré entre los libros, la rubia se había quitado las bragas y con las piernas abiertas estaba acariciando el coño metiéndose dos dedos, en la pantalla la polla saltaba desenfocada.
Le subí la camisa a la dependienta, la espalda brillaba de sudor, me saqué la polla, la humedecí con saliva y me agaché detrás de la chica, con las manos le cogí las dos tetas a la vez, estaban duras, ella apenas se movió cuando las notó en mis manos, parecía que adivinaba el siguiente capítulo, porque cuando notó el calor de mi polla en su coño aún se agachó más, mi polla entró casi vertical, y sin ningún esfuerzo, a la vez que tiraba contra mí las dos tetas, mi polla entraba en ella hasta el fondo, la rubia del otro lado se había quitado los auriculares para masturbarse mejor, gemía sin miedo al ver a su amigo a punto de correrse, la dependienta en cambio apenas suspiraba a corta distancia, la suerte nos acompañó a todos, la rubia se corrió cuando vio emborronarse la pantalla, el chico había cegado la cámara con su leche, la dependienta apretó su coño gruñendo también bajo un orgasmo brutal, yo simplemente me apoye en su culo, ya no me sostenían las piernas agachado, y me liberé de toda la leche que tenía acumulada, la dependienta esperó a que yo pudiera levantarme, pero cuando vio a la chica apagar el ordenador y levantarse para subirse las bragas y el resto de ropa, se levantó dejándome con la polla aún tiesa, se metió las tetas en el sujetador y se subió las bragas bajándose la falda.
Se cruzaron las dos a la salida de los pasillos, la chica saludó y salió, yo con un libro en la mano se lo di para pagarlo, la dependienta la abrió y miró el precio, arranco la etiqueta y la tiró a la papelera, y me dijo…
-       No te preocupes, obsequio de la casa, ya colocaré los libros del pasillo.
-       Gracias, por el libro, volveré a por más.
-       Esperaré impaciente.
Cuando llegué a la puerta de mi casa, oí que me llamaban, me giré y vi a Emi que desde la ventana de su habitación me llamaba, cruce la calle y cuando me acercaba a su puerta la chica la abrió asomando un poco la cabeza, me hizo pasar rápido iba cubierta con un albornoz, se lo sujetaba cerrado con la mano.
-       Hola Juan, cuánto tiempo sin verte, tenía ganas de saber de ti, que es de tu vida?
La bese en las mejillas, ella me correspondió con un piquito en los labios cogiéndome la cara con sus manos, el albornoz se abrió de arriba abajo y la teta izquierda se le salió, quedé sorprendido como siempre que se las veía, eran perfectas, me invitó a sentarme en el sofá, yo le insinué que tenía algo de prisa, pero ella me retuvo el brazo, quiso saber cómo estaba después de la fiesta, le dije que muy bien, que me había encantado, ella se fijó en mi bragueta…
-       Oye! Que tienes ahí, vaya con Juan si solo se me ha salido un poco la teta!
-       Pues para mí es suficiente, me encantan tus pechos, los adoro, no puedo remediarlo.
-       Pues a mí, sabes lo que más me gusta de ti? me gustan tus manos.
Me cogió una mano y la besó, y abriendo los labios se metió en la boca el dedo corazón.
-       Uy mi Juan, sospecho una cosa, a ver.
Me empujó sobre el asiento del sofá y con gran habilidad me bajó la cremallera del pantalón y metiendo la mano me sacó la polla con dificultad.
Se la metió en la boca y noté como le pasaba la lengua alrededor, la saboreó y me dijo con cara de falso enfado.
-       Vaya, vaya, así es que a estas horas de la mañana ya has metido la polla en un coño! Porque sabe a flujo de mujer caliente, y tus dedos también.
-       Ostras, Emi que buen paladar tienes, es que no he tenido tiempo de ducharme, me acaba pasar un caso que solo se puede ver en una peli porno.
-       Solo a ti te pueden pasar esas cosas.
Le conté con detalle la visita a la librería, Emi me escuchaba atenta y sonriente, cuando terminé me cogió de la mano y tirando de mí me llevo a la ducha.
-       Venga, vamos a ducharnos, precisamente iba a hacer lo mismo cuando te vi, si no todas las mujeres de tu casa te van a oler nada más entrar.
Me desnudé mientras ella regulaba la temperatura del agua, ella simplemente se abrió el albornoz y entró bajo el chorro, desde dentro me ofreció la mano para que la acompañara, aun siendo la ducha espaciosa, estábamos pegados, Emi me enjabonó el cuerpo, cuando se acercaba a mi polla erecta la esquivaba, luego me dio la esponja y me dijo…
-       La polla es cosa tuya, porque no te contentarás que te lave.
Me retiré el prepucio y me lave la polla con detenimiento, luego enjuague la esponja y Emi me quitó todo el jabón, cuando terminó se dio la vuelta y le echo gel a la esponja y me la dio…
-       Ahora te toca a ti, enjabóname bien.
La cubrí de espuma desde la nuca hasta los tobillos, entre las nalgas se la pasé hasta sacar la mano por delante, cuando se dio la vuelta levantó los brazos y pude frotarle las tetas y el vientre hasta que llegué al pubis y ella me quitó la esponja.
-       Espera, hoy eso es mío, si no te embalaras y acabaremos como hemos empezado.
Solo me permitió que mientras se lavaba el coño yo masajeara los pezones.
Al salir se lió una toalla a la cabeza y con unas grandes nos secamos, cuando me vestí aún no se me había bajado la erección.
-       Ah! Sabes?, tengo cosas que contarte, no te han dicho nada?
-       Pues no, no sé nada que hay alguna novedad?
-       De momento no te puedo contar nada, pero creo que tus tíos están planeando algo, ya te contaran.
-       Vale, pues me voy a casa, gracias por la ducha y por haberme saboreado.
Emi se echo a reír con esas carcajadas que me enamoraban, cuando crucé la calle a penas se veía su cabeza liada con la toalla.
Al entrar en casa solo se oía el ruido de cacharros en la cocina, arriba en las habitaciones de mis primas también se oían sus voces.
Al entrar en la cocina el olor a pescado me invadió, mi tía estaba preparando un aperitivo de mejillones y me dijo…
-       Hola Juan no te había oído entrar, te apetece un mejillón y una cervecita?
-       A mí me encantan los mejillones y sobre todo el tuyo, ya lo sabes.
Se lo dije al oído mientras pasaba la mano bajo el delantal y le apretaba el coño.
-       Shhht, quieto fiera!, que están tus primas en casa y nos van a pillar, pero es verdad que te gusta tanto mi mejillón?
-       Lo dudas? Te lo comería ahora mismo, mira como llevo la polla ya.
-       Qué barbaridad, parece que lleves un mes sin follar.
-       Pues casi – le mentí – y te la metería ahora mismo aquí.
La cogí de las caderas y le apreté el culo con mi rabo tieso, ella me esquivó después de dar un movimiento circular sobre él.
-       No te preocupes, no tardaremos en retozar. Ah! Tengo que contarte una cosa, tu tío ha preparado una cena para los dos y después me ha dicho que iremos a un local liberal, un amigo le ha dado una invitación VIP y quiere que vayamos el sábado que viene.
-       Muy bien, me alegro, veo que Antonio, ha rejuvenecido en poco tiempo, y a ti que te parece?
-       Bueno, tengo curiosidad, no sé muy bien cómo será eso, pero me gustaría probar.
-       Perfecto, pero cuéntamelo todo, eh?
-       Por supuesto, con todo detalle, siento no poder ir contigo.
Se asomó hacia el comedor y al ver que no había nadie me apretó la polla cogiéndola con toda la mano apretada.
Cuando salí de la cocina mi prima Maite se cruzó conmigo, solo me dijo…
-       Hola primo, mmm que bien hueles, aunque parece gel femenino.
El sábado siguiente efectivamente mi tío estaba pletórico, todo eran atenciones hacia mi tía, cuando salieron a cenar estaba elegante, pero mi tía además de bonita estaba sexi de verdad, un vestido estrecho y un escote de vértigo, zapatos de aguja altísimos que sobrepasaba a mi tío.
Mis primas y yo cenamos pizza, estuvimos bromeando todo el rato, sobre los jueguecitos vengativos que me habían dado, cuando terminamos recogimos todo y nos sentamos en el sofá los tres, se descalzaron y se pusieron con las piernas cruzadas, empezaron a hacerme cosquillas y a provocarme, hasta que María se levantó y dijo…
-       Me voy a la cama, aquí no podemos estar, me acompañáis?
Maite me cogió del brazo y la seguimos, abrió la puerta de par en par y quitándose la ropa abrió la cama, le dijo a su hermana…
-       Maite tu primero, luego Juan y yo después.
No nos dio opción a opinar, Maite se quitó lo poco que llevaba y subió a la cama, yo hice lo mismo dejándome los calzoncillo, María me cogió del brazo y con los ojos me señaló que me los quitara, la obedecí, ella entró y echó la sabana sobre nosotros.
Estábamos un poco apretados y mis primas me cogieron los brazos y se los pusieron detrás de sus hombros, a la vez que se ponía de lado hacia mí.
La suavidad de la piel de las chicas me rozaba y la tibiez de sus cuerpos me ponía a tope, María me preguntó…
-       Juan tu sabes dónde han ido mis padres hoy?
-       Pues a cenar, me ha dicho tu madre.
-       Y después, iban a algún sitio? Dijo Maite.
-       Es que he oído que cuchicheaban de que mi padre la iba a llevar a algún sitio especial, según él.
-       Pues no sé exactamente, pero creo que era un local de parejas liberales, pero no me hagáis mucho caso.
-       Si, algo así he oído, esa era la palabra que no me salía, y crees que les gustará?
-       No sé, tu padre iba muy ilusionado y a tu madre tampoco le disgustaba.
-       No sé, no veo a mi padre compartiendo a mi madre, me lo imagino meneándose el trozo de polla que tiene mientras otro se folla a mi madre.
-       Y tu cómo sabes el tamaño de la polla de papá, María?
-       Bueno… porque se la he visto.
Maite se incorporó de golpe.
-        Y no me lo habías dicho María?, vaya hermana, cuéntanos como se la viste.
-       Vale, pues era yo muy jovencita, tendría unos trece años, más o menos creo, estábamos en la casa de la playa, mamá estaba tomando el sol y tú haciendo la siesta, el papá se acostó después de haberse bebido casi una sangría él solo y cuando me iba yo también a hacer la siesta pasé por su habitación, roncaba como un ciervo, por lo que me acerqué, estaba en la orilla de la cama de lado, por la bragueta mal abrochada del pantalón corto asomaba un poco de la polla, me llamó la atención lo negra que la tenía, me senté en el suelo frente a ella y con dos dedos, la estiré, salió un poco más, pero aún se notaba mucho bulto por salir, le solté el botón de la cintura y aflojé el pantalón, con la mano le estiré la polla, estaba blanda y salía como una serpiente, cuando ya la tenía extendida sobre la sabana, busque los huevos, los tenía pegados al final de la polla, entre los muslos, me olí la mano y note un olor fuerte, me acerqué y le olí también la punta del capullo, vi que tenía la piel cubriéndolo y se la retiré, el mimbro empezó a crecer, pero además de largo, de grueso, yo estaba apurada, no podía parar aquello, no dejaba de crecer y crecer, cuando dejó de crecer, ya no se apoyaba en la sabana estaba tieso mirándome a mí, en la punta le había salido una gota espesa, con la lengua la probé, estaba salado, lamí el capullo, también estaba salado, pero además me sorprendió lo caliente que estaba, le pasé la lengua alrededor, estaba duro y la piel brillaba de lo hinchada que estaba, abrí la boca y me la intenté meter dentro, pero no me cabía, solo pude lamerla, cuando la tenía con la punta solo en la boca el papá se giró de golpe, me metí bajo de la cama, el corazón me iba a mil, escuche y no se oía nada, cuando salí estaba boca arriba con los brazos sobre la cara y con la polla apuntando al techo, me costó decidirme pero al final se la cogí, lo tuve que hacer con las dos manos, pues no la abarcaba, la fui agitando arriba y abajo, me gustaba recorrer todo el tronco, la medí y solo la podía cubrir con tres puños, cuando empezó a palpitar, el papá se movía, temí que se despertara y me viera con la polla en la mano, me quité la bragas cuando ya notaba por las venas que se iba a correr, le puse mis bragas encima y apreté, cuando la quité estaban mojadas de leche caliente, olía muy fuerte, se la limpié lo más que pude, hasta que dando un gruñido se dio la vuelta hacia el otro lado, no me dio tiempo a abrocharle el pantalón otra vez.
-       Qué barbaridad, que valiente, yo no me habría atrevido, aunque yo también se la vi una vez.
-       Anda con Maite, y sin decir nada, cuenta ahora tú.
Mientras las chicas contaban con todo lujo de detalles la polla de su padre una me masajeaba la mía, mientras la otra me amasaba los huevos, de vez en cuando se cambiaban, yo lo notaba porque Maite me cogía la polla con toda la mano y haciendo un giro de muñeca seguía la forma de la polla, María en cambio se dedicaba más a frotar el glande como si estuviera exprimiendo una naranja y lo rodeaba con la mano cerrada
-       Realmente yo no se ha visto de cerca ni se la he tocado, pero una vez entré en la habitación cuando estaban follando, ellos no me vieron porque estaban emocionados, yo en los pies de la cama miraba como la mamá estaba sobre él, se metía la polla en el coño, al principio solo un poco, pero según se calentaba se la iba incrustando más y más hasta clavarla casi toda, hubo un momento que ella saltaba sobre él y se le salió fuera, se quedó quieta y el papá le fue buscando la vagina hasta que la encontró y se la metió sin manos, se la clavó hasta los huevos, la mamá gritó, pero luego se sentó de golpe y fue ella la que se la clavó hasta dentro, la mamá gritaba cada vez más, se estremeció, me imagino que se correría y luego papá se quedó un momento quietó, le dio dos o tres clavadas y empezó a salir leche en abundancia alrededor de la polla clavada, me fui volando asustada, ellos no me vieron.
La mano que sostenía mi polla en ese momento, creo que era la de María por lo excitada que estaba, no paró cuando le avise que me iba a hacer correr, Maite separó la sabana que nos cubría y me acarició los huevos, los chorros de leche que manaron de mi polla subieron al aire y cayeron sobre los cuerpos de los tres, se aseguraron de que no me quedaba nada dentro y se agacharon sobre mí chupándome el vientre, el estomago y el ombligo lleno de semen, la polla quedó brillante, ellas se limpiaron con los dedos y los relamieron, luego seguimos hablando.
Continuará.

0 comentarios - Mis primas de la capital 14