Le rompieron la cola a mi esposa y …
Realmente nunca pensé que escribiría esta historia. Creo que tome el coraje de hacerlo porque es una forma de desahogarme. Me llamo Gustavo y tengo 33 años, de buen físico y de 1,83 mts de alto, pelo y ojos marrones y tez blanca. Estoy casado desde hace 3 años con Viviana de 24 años y un cuerpo divino, con dos hermosas tetitas y una cola paradita que es la admiración de todos los que la conocen.
Lo que les relatare ocurrió un sábado hace apenas 2 meses. El sexo con mi esposa era hasta ese momento normal, tradicional y, porque no decirlo, bastante aburrido. Me da vergüenza confesarlo pero siempre desde chico tuve el vicio de masturbarme, cosa que hago por lo menos una vez al día, o sea soy lo que comúnmente se llama “un pajero” Por supuesto Viviana desconocía esta condición o por lo menos fue así hasta ese día.
Las historias que imaginaba para masturbarme siempre rondaban en la infidelidad de mi esposa. Me excitaba terriblemente pensar que alguien le admiraba la cola y que ella se la entregaba con gusto, cosa que ni a mi me la había dado. Con el tiempo eso se me transformo en una obsesión, a tal punto que cuando estaba con ella y notaba que alguien le miraba el culo, tenia una erección solo fantaseando como ese tipo se montaba a mi esposa.
Así trascurrían nuestros días hasta ese sábado, el momento que cambio nuestras vidas para siempre.
Amaneció como un sábado como todos; nos levantamos a eso de las 9 de la mañana y mientras yo me ocupé de ir a lavar el auto a un lavadero que se encuentra a 2 cuadras de mi casa, Vivi salió para el gimnasio.
Al llegar al lavadero me encontré con un montón de gente, cosa que no era tan habitual, por lo que me sorprendí y busque al encargado para saber que pasaba. Lo encontré enseguida
- Hola Oscar, lo saludé
- Hola Gustavo como estas, me respondió amablemente.
Oscar era un tipo de aproximadamente 55 años muy grandote y fornido y aunque tenía aspecto de una persona no muy culta, tengo que destacar que conmigo y con mi esposa siempre había sido amable.
- Que pasa que hay tanta gente?, le pregunté
- Es que me faltaron 2 empleados, pero no te hagas problema, déjalo que cuando cierro al mediodía te lo alcanzo a tu casa, así de paso saludo a tu mujer, me dijo mientras se sonreía
- Bueno, se lo agradezco, le dije medio sorprendido, por la mención que había hecho de Vivi.
Mientras caminaba hacia mi casa sospeché que querría ver a mi esposa porque le tenia ganas y fue entonces que en vez de enojarme, me imaginé la imagen de ella mostrándole la colita desnuda a Oscar y eso me excito terriblemente, al punto que los últimos metros fue muy difícil disimular la erección que tenía.
Llegue a casa como pude, me desnude, me tiré en la cama y me masturbe frenéticamente imaginando como Oscar con su actitud animal le destrozaba el culo a Vivi y como a ella le gustaba. No tengo que decirles que termine rápido debido a la calentura que tenía.
Pero noté que no había sido como otras veces, no me había calmado. La idea me había gustado demasiado como para parar la calentura con una paja. Tenía que hacer que eso pasara en la realidad y yo pudiera verlo en vivo, pero como.
Como un juego empecé a planear como hacerlo. Imagine miles de formas, lo que me ponía cada vez mas caliente. Interiormente sabía que no me iba a animar a hacer nada, pero me excitaba de solo pensarlo.
Así llego el mediodía y como esperaba me toco el timbre Oscar para entregarme el auto. Sin pensarlo, lo invite a subir al departamento. Sabia que mi esposa llegaría en cualquier momento con sus calzas de gimnasia y quería ver su cara de deseo cuando la viera.
Lo invite a pasar y a tomar algo para agradecerle el favor.
- No quisiera molestar, me dijo.
- Para nada Oscar pase por favor, que desea tomar le pregunte?
- Agua esta bien, gracias
Mientras fui a la cocina a servir el agua, Oscar se sentó en un sillón del living.
- Tu esposa no esta, me pregunto
Esa pregunta simple les confieso que me excito un poco.
- Ya debe estar al llegar, le respondí mientras le acercaba el vaso con agua.
- Si se queda un rato seguro la puede ver, proseguí para ver su reacción.
- Si no te molesta la espero, tengo ganas de verla un ratito.
- No, está bien, le respondí
- No te molesta que la espere o que la mire, me preguntó riéndose
- No dije nada, solo me sonreí. Eso lo animo a seguir
- Porque la verdad, no lo tomes a mal, pero tu mujer tiene un culo bárbaro, da gusto mirarlo, dijo cesando con su amabilidad y dejando salir su lado rudo.
Una reacción normal hubiera sido de bronca y echarlo de mi casa por desubicado, pero no, en vez de eso, me calentó tanto escucharlo que me produjo una erección inmediata.
Por mi silencio y expresión se dio cuenta que tenía vía libre para seguir
- Y a ella le debe gustar mostrarlo no, porque siempre anda caminando con el culito parado?
Yo solo lo escuchaba
- Que suerte que tienes de meterla en ese culo, prosiguió
- Porque ese culo esta hecho no, se rió.
Estaba tan caliente que quería pajearme ahí mismo, por eso tal vez le conteste.
- No, a ella no le gusta.
- Que no le va a gustar pibe, a todas las minas le gusta por el orto, no te puedo creer que no se lo partiste todavía. Yo soy un especialista el culos cuando quieras me avisas., rió.
Termino de decir esto y se escucho el ruido de la llave de la puerta de entrada. Vivi mostró sorpresa en su cara al ver a Oscar, pero también se noto que no le disgusto ya que con una sonrisa se acerco a saludarlo.
- Hola Oscar, como le va? Se agacho para darle un beso.
- Hola nena, como te va? Le dijo Oscar mientras la miraba de arriba abajo.
No era para menos. Estaba vestida solo con una remera blanca y con unas calzas azules de gimnasia que le marcaban terriblemente la cola.
- Permiso, voy a servirme algo de tomar que estoy muerta de sed, dijo mientras se dirigía hacia la cocina moviendo el culo.
- Como me calienta ese culo, me dijo por lo bajo Oscar mientras lo miraba como se iba.
Yo seguía mudo y cada vez más excitado.
- Te calienta que lo desee no? Me preguntó intuyendo lo que me pasaba.
No dije palabra, solo asentí con la cabeza. Ya estaba entregado. La calentura era más fuerte que la cordura.
- Te gustaría ver como le rompería el culo a tu esposa no?
Volví a asentir.
En ese momento volvió Vivi y se sentó en el brazo de mi sillón.
- De que hablaban preguntó?
Oscar me miro fijo y muy sueltamente le respondió.
- De tu cola.
Vivi me miro con desconcierto mientras se sonrojaba.
- No te pongas mal nena, solo le decía a tu esposo que tienes una cola maravillosa.
- Gracias, dijo ella, todavía sorprendida, pero con una sonrisita como si le hubiera gustado el piropo.
Yo a esa altura era un espectador. Estaba ahí pero ero como si no estaba.
- No te enojes pero me decía tu esposo que todavía es virgencita esa cola? Le Pregunto como si nada.
- Si, le respondió, La mire a los ojos y ví un signo de excitación en ellos.
- Tienes miedo que te duela? Siguió Oscar
- Si, dijo ella
- Perdona, si te molesta que hablemos del tema lo dejamos acá. A tu marido se nota que al contrario le gusta, dijo, mientras se acerco a mí y me levanto la remera que tapaba la erección que tenía debajo del pantalón.
Había hecho una buena jugada. Poniéndome en evidencia le daba vía libre a mi esposa para decidir por ella si quería continuar con el jueguito.
Se hizo un silencio nervioso. Los dos la miramos y ella miraba mi erección.
- No está bien, no me molesta. Contesto mientras ponía la mano sobre mi pantalón.
Esa conducta hizo que Oscar pusiera su mano en su miembro como tratando de parar la erección que le venía. A mi me estallaba el pene y me falto poco para acabar. A Vivi se le encendió la cara de deseo y las calzas azules mostraban signo de humedad entre las piernas.
- Te puedo asegurar que haciéndolo bien no duele, al contrario te va a gustar. Le decía a tu marido que gracias a la experiencia que me dan los años soy un especialista en abrir colitas vírgenes. Dijo Oscar acariciándose ya sin disimulo su miembro por arriba del pantalón.
Como sentí que Vivi ya no podía hablar de la calentura que se había agarrado decidí intervenir.
- Es que tiene el hoyito muy chiquito, dije.
- A ver nena, mostrame ese culo divino que tienes, dijo Oscar.
- Puedo? Me pregunto ella.
- Si amor mostrale, dije yo casi sin poder hablar.
Vivi se levanto, camino unos pasos y se paro de espaldas a nosotros sacando la cola para afuera.
- Que pedazo de culo tiene tu mujer, y me parece que tiene ganas que alguien se lo rompa, no nena?
Vivi asintió con la cabeza.
- Bueno, entonces sácate todo y mostrame bien ese orto, pendeja, dijo ya sacado Oscar.
Note que Vivi se asusto un poco por la forma agresiva que él se dirigió. Me miro como buscando que hacer. Pensé en parar todo pero el cuerpo me pedía más, así que le hice un gesto para que continuara.
Vivi se saco las zapatillas y siempre de espaldas a nosotros se saco las calzas dejando ver una tanga blanca metida en su cola.
- Dije todo putita, insistió, mientras se sacaba los pantalones.
- Vos también pibe sácate todo, que te voy a enseñar como se hace un culo, continuó.
En un segundo estábamos los tres desnudos. Mi esposa seguía parada de espaldas ya con su cola al aire y parada, Oscar en el mismo lugar con su miembro totalmente parado en la mano y yo me puse de frente para no perderme nada y me masturbaba a un ritmo frenético.
- Nena, mira como se pajea tu marido, se ve que le gusta que seas una putita y que me muestres el culo.
Vivi dio vuelta la cara para mirarnos y se mordió el labio inferior. Oscar se paro y fue hasta donde estaba ella y le empezó a manosear el culo. Yo trataba de aguantar a no acabar.
- Que culo duro nena que tienes, decime la verdad, en serio que esta virgen? Le pregunto mientras le incrusto un dedo en el hoyito.
Vivi pegó un gritito.
- A tu marido le podes mentir pero a mi no, este culo esta muy abierto para ser virgen mientras le insertaba el segundo dedo.
Ella me busco con la mirada y dijo lo que nunca imaginaría.
- Perdón.
- Uyy mira que puta resultaste, así que no le entregabas el orto a tu marido y te lo rompen otros por ahí. Dijo Oscar ya sacado de la calentura y metiendo y sacando los dedos a un ritmo infernal.
Yo estaba sorprendido de no estar enojado. Al contrario me excitaba mas la idea de saber que era cornudo.
- Vamos al dormitorio puta que quiero comerme este orto divino, ordeno Oscar.
Camino al dormitorio Oscar iba al lado de Vivi y yo caminaba detrás viendo como seguía con los dedos en el culo de ella.
- Tirate en la cama en cuatro, culo para arriba que no aguanto más. Le ordenó.
Vivi se puso en cuatro, paro la cola y pego su cara en la almohada. Oscar se arrodillo atrás, me miro y dijo:
- Pedime que le abra la cola a tu mujer, mientras le golpeaba la cola con el miembro.
Yo no decía nada
- Puta, hasta que tu marido no me lo pida no te la meto, continuó.
Vivi me miro y dijo
- Por favor, pedile.
- Oscar hágale la cola a mi mujer por favor.
Ahí vi como el miembro de Oscar se perdía en el culo de mi esposa. Ella pego un grito y comenzó a hamacarse. Oscar le entraba con todo. Rebotaba en la cola de ella. Le agarraba las tetas que parecía que se las iba a arrancar. Vivi solo gemía.
- Anda pibe, dale un beso a tu mujer que se esta portando muy bien, me dijo.
Me puse de rodillas al lado de ellos para buscarle la boca a Vivi.
- Lindo culo tienes vos también pibe eh, escuche mientras sentía como me sobaba la cola.
Yo me di vuelta y lo mire. Pero me había gustado y lo deje hacer.
- Jaja, me parece que me voy a hacer dos culitos hoy, dijo, mientras me metía un dedo.
Vivi al escuchar eso se estremeció y le regalo un terrible orgasmo.
- Epa parece que la putita quiere ver como le rompo el culo al marido no? preguntó
Ella asintió con la cabeza mientras me miraba con cara de deseo incontrolable.
Oscar saco el miembro del culo de Vivi y lo apunto a mi culo. Empezó a empujar despacio y de pronto me encontré con un gran pedazo de carne dentro. Me dolía un poco pero me encantaba. Me daba con todo mientras le entraba tres dedos al culo de Vivi. Me preguntaba si me gustaba, yo le pedía más. Estuvo así un rato y volvió al culo de mi esposa y los dedos al mío.
No se cuanto tiempo paso, pero Vivi acabo como seis veces y yo ya iba por el segundo. Oscar era de hierro. No había acabado nunca y la tenía dura como al principio.
- Quien de los dos culos quiere la primer lechita? Preguntó mientras me bombeaba a mí.
- Désela a mi esposa le grite yo descontrolado.
- Como no puto, dijo y la saco del mío y la metió de un golpe en el de Vivi que recibió una oleada de semen que ella agradeció con otro orgasmo.
Oscar se vistió y se fue satisfecho con la promesa de volver con algún amigo para pasar toda una noche. Yo me quede con Vivi tratando de recuperarnos y entendernos por lo que habíamos pasado. Pero eso es otra historia.
Realmente nunca pensé que escribiría esta historia. Creo que tome el coraje de hacerlo porque es una forma de desahogarme. Me llamo Gustavo y tengo 33 años, de buen físico y de 1,83 mts de alto, pelo y ojos marrones y tez blanca. Estoy casado desde hace 3 años con Viviana de 24 años y un cuerpo divino, con dos hermosas tetitas y una cola paradita que es la admiración de todos los que la conocen.
Lo que les relatare ocurrió un sábado hace apenas 2 meses. El sexo con mi esposa era hasta ese momento normal, tradicional y, porque no decirlo, bastante aburrido. Me da vergüenza confesarlo pero siempre desde chico tuve el vicio de masturbarme, cosa que hago por lo menos una vez al día, o sea soy lo que comúnmente se llama “un pajero” Por supuesto Viviana desconocía esta condición o por lo menos fue así hasta ese día.
Las historias que imaginaba para masturbarme siempre rondaban en la infidelidad de mi esposa. Me excitaba terriblemente pensar que alguien le admiraba la cola y que ella se la entregaba con gusto, cosa que ni a mi me la había dado. Con el tiempo eso se me transformo en una obsesión, a tal punto que cuando estaba con ella y notaba que alguien le miraba el culo, tenia una erección solo fantaseando como ese tipo se montaba a mi esposa.
Así trascurrían nuestros días hasta ese sábado, el momento que cambio nuestras vidas para siempre.
Amaneció como un sábado como todos; nos levantamos a eso de las 9 de la mañana y mientras yo me ocupé de ir a lavar el auto a un lavadero que se encuentra a 2 cuadras de mi casa, Vivi salió para el gimnasio.
Al llegar al lavadero me encontré con un montón de gente, cosa que no era tan habitual, por lo que me sorprendí y busque al encargado para saber que pasaba. Lo encontré enseguida
- Hola Oscar, lo saludé
- Hola Gustavo como estas, me respondió amablemente.
Oscar era un tipo de aproximadamente 55 años muy grandote y fornido y aunque tenía aspecto de una persona no muy culta, tengo que destacar que conmigo y con mi esposa siempre había sido amable.
- Que pasa que hay tanta gente?, le pregunté
- Es que me faltaron 2 empleados, pero no te hagas problema, déjalo que cuando cierro al mediodía te lo alcanzo a tu casa, así de paso saludo a tu mujer, me dijo mientras se sonreía
- Bueno, se lo agradezco, le dije medio sorprendido, por la mención que había hecho de Vivi.
Mientras caminaba hacia mi casa sospeché que querría ver a mi esposa porque le tenia ganas y fue entonces que en vez de enojarme, me imaginé la imagen de ella mostrándole la colita desnuda a Oscar y eso me excito terriblemente, al punto que los últimos metros fue muy difícil disimular la erección que tenía.
Llegue a casa como pude, me desnude, me tiré en la cama y me masturbe frenéticamente imaginando como Oscar con su actitud animal le destrozaba el culo a Vivi y como a ella le gustaba. No tengo que decirles que termine rápido debido a la calentura que tenía.
Pero noté que no había sido como otras veces, no me había calmado. La idea me había gustado demasiado como para parar la calentura con una paja. Tenía que hacer que eso pasara en la realidad y yo pudiera verlo en vivo, pero como.
Como un juego empecé a planear como hacerlo. Imagine miles de formas, lo que me ponía cada vez mas caliente. Interiormente sabía que no me iba a animar a hacer nada, pero me excitaba de solo pensarlo.
Así llego el mediodía y como esperaba me toco el timbre Oscar para entregarme el auto. Sin pensarlo, lo invite a subir al departamento. Sabia que mi esposa llegaría en cualquier momento con sus calzas de gimnasia y quería ver su cara de deseo cuando la viera.
Lo invite a pasar y a tomar algo para agradecerle el favor.
- No quisiera molestar, me dijo.
- Para nada Oscar pase por favor, que desea tomar le pregunte?
- Agua esta bien, gracias
Mientras fui a la cocina a servir el agua, Oscar se sentó en un sillón del living.
- Tu esposa no esta, me pregunto
Esa pregunta simple les confieso que me excito un poco.
- Ya debe estar al llegar, le respondí mientras le acercaba el vaso con agua.
- Si se queda un rato seguro la puede ver, proseguí para ver su reacción.
- Si no te molesta la espero, tengo ganas de verla un ratito.
- No, está bien, le respondí
- No te molesta que la espere o que la mire, me preguntó riéndose
- No dije nada, solo me sonreí. Eso lo animo a seguir
- Porque la verdad, no lo tomes a mal, pero tu mujer tiene un culo bárbaro, da gusto mirarlo, dijo cesando con su amabilidad y dejando salir su lado rudo.
Una reacción normal hubiera sido de bronca y echarlo de mi casa por desubicado, pero no, en vez de eso, me calentó tanto escucharlo que me produjo una erección inmediata.
Por mi silencio y expresión se dio cuenta que tenía vía libre para seguir
- Y a ella le debe gustar mostrarlo no, porque siempre anda caminando con el culito parado?
Yo solo lo escuchaba
- Que suerte que tienes de meterla en ese culo, prosiguió
- Porque ese culo esta hecho no, se rió.
Estaba tan caliente que quería pajearme ahí mismo, por eso tal vez le conteste.
- No, a ella no le gusta.
- Que no le va a gustar pibe, a todas las minas le gusta por el orto, no te puedo creer que no se lo partiste todavía. Yo soy un especialista el culos cuando quieras me avisas., rió.
Termino de decir esto y se escucho el ruido de la llave de la puerta de entrada. Vivi mostró sorpresa en su cara al ver a Oscar, pero también se noto que no le disgusto ya que con una sonrisa se acerco a saludarlo.
- Hola Oscar, como le va? Se agacho para darle un beso.
- Hola nena, como te va? Le dijo Oscar mientras la miraba de arriba abajo.
No era para menos. Estaba vestida solo con una remera blanca y con unas calzas azules de gimnasia que le marcaban terriblemente la cola.
- Permiso, voy a servirme algo de tomar que estoy muerta de sed, dijo mientras se dirigía hacia la cocina moviendo el culo.
- Como me calienta ese culo, me dijo por lo bajo Oscar mientras lo miraba como se iba.
Yo seguía mudo y cada vez más excitado.
- Te calienta que lo desee no? Me preguntó intuyendo lo que me pasaba.
No dije palabra, solo asentí con la cabeza. Ya estaba entregado. La calentura era más fuerte que la cordura.
- Te gustaría ver como le rompería el culo a tu esposa no?
Volví a asentir.
En ese momento volvió Vivi y se sentó en el brazo de mi sillón.
- De que hablaban preguntó?
Oscar me miro fijo y muy sueltamente le respondió.
- De tu cola.
Vivi me miro con desconcierto mientras se sonrojaba.
- No te pongas mal nena, solo le decía a tu esposo que tienes una cola maravillosa.
- Gracias, dijo ella, todavía sorprendida, pero con una sonrisita como si le hubiera gustado el piropo.
Yo a esa altura era un espectador. Estaba ahí pero ero como si no estaba.
- No te enojes pero me decía tu esposo que todavía es virgencita esa cola? Le Pregunto como si nada.
- Si, le respondió, La mire a los ojos y ví un signo de excitación en ellos.
- Tienes miedo que te duela? Siguió Oscar
- Si, dijo ella
- Perdona, si te molesta que hablemos del tema lo dejamos acá. A tu marido se nota que al contrario le gusta, dijo, mientras se acerco a mí y me levanto la remera que tapaba la erección que tenía debajo del pantalón.
Había hecho una buena jugada. Poniéndome en evidencia le daba vía libre a mi esposa para decidir por ella si quería continuar con el jueguito.
Se hizo un silencio nervioso. Los dos la miramos y ella miraba mi erección.
- No está bien, no me molesta. Contesto mientras ponía la mano sobre mi pantalón.
Esa conducta hizo que Oscar pusiera su mano en su miembro como tratando de parar la erección que le venía. A mi me estallaba el pene y me falto poco para acabar. A Vivi se le encendió la cara de deseo y las calzas azules mostraban signo de humedad entre las piernas.
- Te puedo asegurar que haciéndolo bien no duele, al contrario te va a gustar. Le decía a tu marido que gracias a la experiencia que me dan los años soy un especialista en abrir colitas vírgenes. Dijo Oscar acariciándose ya sin disimulo su miembro por arriba del pantalón.
Como sentí que Vivi ya no podía hablar de la calentura que se había agarrado decidí intervenir.
- Es que tiene el hoyito muy chiquito, dije.
- A ver nena, mostrame ese culo divino que tienes, dijo Oscar.
- Puedo? Me pregunto ella.
- Si amor mostrale, dije yo casi sin poder hablar.
Vivi se levanto, camino unos pasos y se paro de espaldas a nosotros sacando la cola para afuera.
- Que pedazo de culo tiene tu mujer, y me parece que tiene ganas que alguien se lo rompa, no nena?
Vivi asintió con la cabeza.
- Bueno, entonces sácate todo y mostrame bien ese orto, pendeja, dijo ya sacado Oscar.
Note que Vivi se asusto un poco por la forma agresiva que él se dirigió. Me miro como buscando que hacer. Pensé en parar todo pero el cuerpo me pedía más, así que le hice un gesto para que continuara.
Vivi se saco las zapatillas y siempre de espaldas a nosotros se saco las calzas dejando ver una tanga blanca metida en su cola.
- Dije todo putita, insistió, mientras se sacaba los pantalones.
- Vos también pibe sácate todo, que te voy a enseñar como se hace un culo, continuó.
En un segundo estábamos los tres desnudos. Mi esposa seguía parada de espaldas ya con su cola al aire y parada, Oscar en el mismo lugar con su miembro totalmente parado en la mano y yo me puse de frente para no perderme nada y me masturbaba a un ritmo frenético.
- Nena, mira como se pajea tu marido, se ve que le gusta que seas una putita y que me muestres el culo.
Vivi dio vuelta la cara para mirarnos y se mordió el labio inferior. Oscar se paro y fue hasta donde estaba ella y le empezó a manosear el culo. Yo trataba de aguantar a no acabar.
- Que culo duro nena que tienes, decime la verdad, en serio que esta virgen? Le pregunto mientras le incrusto un dedo en el hoyito.
Vivi pegó un gritito.
- A tu marido le podes mentir pero a mi no, este culo esta muy abierto para ser virgen mientras le insertaba el segundo dedo.
Ella me busco con la mirada y dijo lo que nunca imaginaría.
- Perdón.
- Uyy mira que puta resultaste, así que no le entregabas el orto a tu marido y te lo rompen otros por ahí. Dijo Oscar ya sacado de la calentura y metiendo y sacando los dedos a un ritmo infernal.
Yo estaba sorprendido de no estar enojado. Al contrario me excitaba mas la idea de saber que era cornudo.
- Vamos al dormitorio puta que quiero comerme este orto divino, ordeno Oscar.
Camino al dormitorio Oscar iba al lado de Vivi y yo caminaba detrás viendo como seguía con los dedos en el culo de ella.
- Tirate en la cama en cuatro, culo para arriba que no aguanto más. Le ordenó.
Vivi se puso en cuatro, paro la cola y pego su cara en la almohada. Oscar se arrodillo atrás, me miro y dijo:
- Pedime que le abra la cola a tu mujer, mientras le golpeaba la cola con el miembro.
Yo no decía nada
- Puta, hasta que tu marido no me lo pida no te la meto, continuó.
Vivi me miro y dijo
- Por favor, pedile.
- Oscar hágale la cola a mi mujer por favor.
Ahí vi como el miembro de Oscar se perdía en el culo de mi esposa. Ella pego un grito y comenzó a hamacarse. Oscar le entraba con todo. Rebotaba en la cola de ella. Le agarraba las tetas que parecía que se las iba a arrancar. Vivi solo gemía.
- Anda pibe, dale un beso a tu mujer que se esta portando muy bien, me dijo.
Me puse de rodillas al lado de ellos para buscarle la boca a Vivi.
- Lindo culo tienes vos también pibe eh, escuche mientras sentía como me sobaba la cola.
Yo me di vuelta y lo mire. Pero me había gustado y lo deje hacer.
- Jaja, me parece que me voy a hacer dos culitos hoy, dijo, mientras me metía un dedo.
Vivi al escuchar eso se estremeció y le regalo un terrible orgasmo.
- Epa parece que la putita quiere ver como le rompo el culo al marido no? preguntó
Ella asintió con la cabeza mientras me miraba con cara de deseo incontrolable.
Oscar saco el miembro del culo de Vivi y lo apunto a mi culo. Empezó a empujar despacio y de pronto me encontré con un gran pedazo de carne dentro. Me dolía un poco pero me encantaba. Me daba con todo mientras le entraba tres dedos al culo de Vivi. Me preguntaba si me gustaba, yo le pedía más. Estuvo así un rato y volvió al culo de mi esposa y los dedos al mío.
No se cuanto tiempo paso, pero Vivi acabo como seis veces y yo ya iba por el segundo. Oscar era de hierro. No había acabado nunca y la tenía dura como al principio.
- Quien de los dos culos quiere la primer lechita? Preguntó mientras me bombeaba a mí.
- Désela a mi esposa le grite yo descontrolado.
- Como no puto, dijo y la saco del mío y la metió de un golpe en el de Vivi que recibió una oleada de semen que ella agradeció con otro orgasmo.
Oscar se vistió y se fue satisfecho con la promesa de volver con algún amigo para pasar toda una noche. Yo me quede con Vivi tratando de recuperarnos y entendernos por lo que habíamos pasado. Pero eso es otra historia.
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