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Jugando con fuego 15

Llegó esa última semana de julio, última semana antes de las vacaciones en el despacho de María. Quizás ella tuviera razón, que al fin y al cabo era un mes de vacaciones, no cuatro años, pero yo no podía evitar tener la sensación de afrontar un momento clave. Si las cosas no salían bien el viernes, teniendo en cuenta que le había prometido a María que no le insistiría más con Edu, unido a las vacaciones... me daba la sensación de que la cosa podría estancarse peligrosamente.
No sabía si Edu también lo veía así, pero lo cierto era que aquella semana estaba realmente implicado. Ya el domingo por la noche me dijo que no lo hiciera con María esa semana... que "la quería calentita y con ganas para el viernes". Y durante la semana me seguía comentando cómo le ponía cachondo... qué ropa llevaba... e insistía en que quería que llevase ropa atrevida en la cena. De nuevo me molestaba que hablara así de ella pero también me ponía cachondo.
Por otro lado se seguía riendo de mí y de mi polla, diciéndome que como le dijera a los del despacho que el novio de María la tenía diminuta, igual no solo él lo intentaría con ella la noche del viernes si no unos cuantos más. Eso no hacía si no excitarme.
Durante esa semana me hice dos pajas mientras María ya dormía... Entre cómo se reía Edu de mí... cómo hablaba de ella... tanto refiriéndose a como la veía de cachonda por el despacho... o cuando escribía cómo se la follaría... yo siempre tenía imaginación y material de sobra para pajearme... y con todo ese batiburrillo de ideas me hice una paja. La otra me la hice porque me lo dijo él, y me dijo exactamente en qué tenía que pensar mientras me la hacía, lo cual eran auténticas barbaridades de lo que le gustaría hacerle a María. Me dijo también que le pasara una foto de mi polla al acabar, cosa que hice y no llegó a responderme nada ante aquella foto.
El miércoles por la noche veía la televisión con María mientras Edu me escribía que había coincidido con ella en la máquina de agua, y que cuando ella se había inclinado a coger el vasito de plástico le habían dado ganas de meterle mano... de tocarle el culo... Me llegaba a decir que María hacia cosas sospechosamente insinuantes, que quizás ya estaba calentando motores para el viernes, pero yo no me lo creía en absoluto; pero no dejaba de ser morboso que él escribiera aquello mientras tenía a María a mi lado.
Hablé con María sobre qué hacer ese mes. Yo, al no llevar ni tres meses en la nueva empresa, no había conseguido más de una semana libre para el mes de agosto, semana que María y yo pensábamos ir a Cantabria, pero las otras tres semanas las pasaría María libres y yo trabajando mañana y tarde. Ella aun no sabía qué hacer, además sus amigas tenían planes para estar fuera de la ciudad casi todo el mes.
Llegó el jueves y yo había conseguido ceñirme al plan de Edu de no follar con María. Estaba siendo difícil, pero no había levantado sospechas. Ella llegaba cansada del trabajo y, si se iba a acostar antes que yo, no llegaba a surgir que lo hiciéramos. También había conseguido no hablarle de Edu hasta esa noche, en la que, estando yo en la cama, veía como siempre, como María escogía la ropa que llevaría a trabajar al día siguiente.
-¿Y para la cena qué te vas a poner?
-Pues... no lo sé, la verdad.
-¿Aun no?
-No sé, cualquier vestido de verano, tampoco es que sea una boda.
-Bueno... es una noche importante...
María, que estaba rebuscando en el armario, se giró sonriendo.
-Ya tardabas...
-Jaja, he sido bueno... desde el sábado sin hablar del tema.
-Ya... sin hablar del tema... ni hacer otras cosas... que no sé yo por qué tiene que ir unido. ¿Te gusta? -dijo enseñándome un vestido vaporoso, muy veraniego, en tono azul marino y estampado floreado.
-¿Para mañana? Muy largo, ¿no?
-Hombre, pues corta no voy a ir.
-A ver, póntelo.
-Jaja, pero si ya me lo has visto alguna vez. Mañana ya me lo ves cuando me vista para salir.
María acabó por ponerse un camisón para dormir y yo estaba muy muy cachondo... Me moría de ganas por preguntarle cosas... cosas como qué creía que podría pasar, qué creía que intentaría Edu... hasta dónde se dejaría tocar... Pero sabía que aquella conversación desembocaría en sexo y si había aguantado esos días sería una pena no aguantar uno más.
Ella se quedó dormida y yo cogí el móvil, vi que Edu estaba en línea y le escribí:
-Conseguido, tío. Cinco días sin follar.
-Jaja, sabes que lo que tú le haces con tu mini polla no es follar ¿no?
-Ya, jeje, ¿qué planes tienes entonces?
-Siempre te digo que lo que digan las copas, pero seguramente si consigo hablarle cerca le iré a la boca directamente.
-¿En serio? -aquello, aunque ciertamente lógico, me sorprendió y me dejó algo descolocado.
-Claro, bueno tío me voy a sobar.
-No sé si lo de besar es buena idea.
-Tú quieres que me la folle sin besarla primero, ¿no? Jajaja.
-No es eso, no sé, igual aun es pronto y se aparta.
-Pues si se aparta que se aparte y lo intento otra vez hasta que lo consiga o me de una hostia. Bueno, ya hablaremos.
En la oscuridad del dormitorio, boca arriba, y con María al lado, tenía un cuerpo extraño. No es que estuviera preocupado... pero cuánto más conocía a Edu menos me fiaba de él. Por otro lado sentía que quería a María como nunca, y ese juego a dos bandas siempre me dejaba un poco mal, aunque acababa sucumbiendo a esa sensación a la que estaba enganchado de sentirme a la vez tremendamente ansioso y excitado
Llegó el viernes por la noche, yo estaba cenando algo en casa mientras María se duchaba... Llevaba empalmado desde media tarde, no me podía contener. Me senté en el sofá, terriblemente inquieto, pasaban los minutos y María seguía arreglándose. Tardaba mucho... hasta el punto de que oí como la llamaban al móvil, y respondía que bajaba en seguida; una compañera la venía a recoger. Al momento escuché ruido de tacones por el pasillo y María entrando en el salón. Joder... estaba espectacular... aquel vestido en sus manos no era como vérselo puesto... el escote era en forma de uve y algo cerrado pero llegaba bastante abajo... y las sandalias tenían bastante tacón haciendo que todo cobrara una dimensión más agresiva... El pelo suelto, con mucho volumen... y un poco más maquillada de lo normal...
-Joder... María...
-¿Qué? Pero si es del verano pasado.
-Pues no sé... Acércate...
-Uy... tengo prisa... -me dijo María acercándose... quedándose de pie, en frente de mi, que estaba sentado en el sofá.
-¿Sabes que hoy lo va a intentar no? -le dije acariciando sus piernas... colando mis manos por debajo del vestido. Aquella gasa era tan fina y tenía una abertura tal que era fácil colar mis manos por allí.
-No sé... venga...
-¿Si lo intenta qué? -susurré recogiendo la parte baja del vestido.
-Si lo intenta... y nadie mira... me dejo un poco y luego le paro...
María me acariciaba el pelo, diciéndome que se tenía que ir pero dejándose acariciar un poco. Yo ya había recogido su vestido hasta la cintura... descubriendo unas bragas azul marinas de seda... perfectas... que me ponían muchísimo... le di un beso sobre las bragas y se me puso la polla a punto de explotar...
-Déjate... hasta casi el final... que crea que lo tiene hecho....
-Mmm... ya veremos... venga... que me tengo que ir.
-¿Te acuerdas que me dijiste que te ibas a dejar tocar sobre... esto...? -le dije besando de nuevo sus bragas.
-No sé, Pablo... venga...
Me aparté y su vestido largo cayó de nuevo hasta sus tobillos... Me puse de pie, nos dimos un pico, aunque yo quería algo más:
-Venga, Pablo, están abajo. Te quiero mucho, ya te contaré.
-Vale... te quiero, María, pásalo bien.
Sabía que la noche iba a ser larga, y sabía que, de pasar algo, no iba a pasar en la cena, si no mucho más tarde. Así que intenté dormir, dejando el móvil con sonido, por si María me escribía, pero no eran ni las doce cuando quién me escribió fue Edu.
-JODEEEER, ¡¡CÓMO ESTÁ DE BUENA!!
-Ya.. ¿Seguís en la cena?
-Joder, de esta noche no pasa...
No estaba preocupado. Estaba excitado y con ganas de que ella me contara. Es más, estaba incluso algo pesimista pensando que María le pararía los piés demasiado pronto.
Dudé en hacerme una paja... llevaba horas y horas excitado. Con una erección que iba y venía casi constantemente. Pero me contuve.
Cuando sí me empecé a preocupar fue cuando, tras conseguir dormir un par de horas María me escribió:
-Estoy un poco borracha...
Me incorporé rápidamente y le respondí:
-¿Un poco? ¿Donde estáis? ¿Intentó algo?
-Estamos aun casi todos en un pub. No, no intentó nada.
-¿Tú crees que lo intentará?
-Sí.
-¿¿En serio?? ¿Cómo lo sabes?
María no respondía y al rato le insistí, pero ya no le llegaba el mensaje. Pasaban de las 2 de la madrugada... Esperaba que estuviera sin cobertura, y no sin batería. Intenté dormir, pero mi mente era un cruce de imágenes constantes de Edu intentando besarla en cualquier pub oscuro... Y yo, como siempre, no sabía lo que quería.
Finalmente me quedé dormido... no sabía cuánto tiempo, hasta que miré el reloj del despertador, pasaban un poco de las 6 y María no había llegado ni yo había escuchado el móvil. Lo miré por si acaso y vi que María me había escrito pasadas las 5.
-Me voy con Edu a una discoteca.
Y si no sentí suficientes taquicardias leyendo eso, vi que Edu me había escrito a las cinco y cuarto.
-¡¡De hoy no pasa tío, jajajaj!! ESTO ESTÁ HECHO!! Una pena que la primera vez que me la folle tú no lo veas. JAJAJA.
Me dio un vuelco el corazón. No podía evitar imaginarme a Edu besándola en una discoteca... y María acogiendo sus besos... me dolía... me dolía muchísimo... pero a la vez me excitaba... Pero es que, en el fondo, no me lo acababa de creer. Quizás ni se hubieran besado, me parecía impropio de María. ¿Pero entonces cómo Edu podría estar tan seguro...? Aunque si estaba muy borracha... si ella ya iba borracha a las dos... es que eran más de las seis de la madrugada...
Me quedé tan en shock que no le escribí a ninguno de los dos. Solo quería que María llegase a casa, y con cada ruido que escuchaba me parecía que era ella por fin entrando en casa. Intenté dormir pero ya era imposible. Hasta que escuché la llave en la cerradura y los tacones de María... creí que sentiría alivio pero no fue así. Miré el despertador y eran casi las siete y media, ya entraba hasta algo de luz por entre la persiana.
María se fue al baño y después entró en el dormitorio. No sé muy bien por qué pero me hice el dormido. Sentía como se quitaba los tacones, se desnudaba y se disponía a meterse en la cama. Cada diez segundos yo sopesaba preguntarle, hacer como que me acababa de despertar, pero no lo hacía.
Se acostó a mi lado, con cuidado, en silencio, y no me dijo nada, y estuvo dando unas pocas vueltas. Estuvo como cinco minutos, o incluso más, inquieta, buscando la postura para dormir, hasta que finalmente se quedó quieta, y cuando creía que se quedaría por fin dormida, empecé a notar movimientos rítmicos en la cama... movimientos mínimos de las sábanas... y tras esto un casi inaudible pero inconfundible gemido... un jadeo contenido, una respiración agitada... María se estaba masturbando.
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Me desperté a mediodía y María dormía, de lado, dándome la espalda. Me levanté y fui a la cocina a por una botella de agua. El resplandor del sol ya entraba con bastante fuerza en el dormitorio y no hacía falta encender la luz. De vuelta en el dormitorio con la botella, María se había despertado aunque seguía en la misma postura.
-¿Resaca? -le pregunté.
Ella no respondió y me acerqué. Al verme se incorporó un poco y le di la botella de la que pegó un buen trago, antes de volver a su posición anterior. Me quité el calzoncillo, que era lo único que llevaba puesto, y me costé a su lado, pegando mi pecho a su espalda, como en cuchara, y le pregunté:
-Bueno... ¿Qué tal?
-Mmm... muerta -ronroneó.
-Vaya horas, ¿no? ¿A qué hora llegaste? Era de día ya.
-Sí... no sé, siete y algo.
Yo ya pegaba mi miembro a su culo... y me rozaba levemente.
-Bueno... ¿me vas a contar?
-¿Ya...? -María se hacía la perezosa pero me daba la sensación de que estaba más despejada de lo que quería aparentar.
-Claro... ¿que es eso de escribirme que ibas muy borracha?
-Jaja... no estaba tan borracha... era para asustarte un poco.
Yo acariciaba el exterior de sus muslos y su culo con las yemas de los dedos y ya encajaba un poco mi polla entre sus nalgas, sobre sus bragas, polla que se iba poniendo más y más dura por aquel roce.
-Mmm... ¿y esto? -preguntó ella moviendo su culo un poco hacia atrás.
-Esto... tú que crees... venga, María... cuéntame.
-Vale... pues en resumen... creo que salió todo bien.
-¿Ah sí? De resumen nada... cuéntamelo todo.
-Uy... todo no me acuerdo, a ver. Lo interesante empieza con que en el último pub todo el mundo se quiso ir ya a casa, y él me dijo de ir a una discoteca y le dije que sí. Me dio un poco de vergüenza porque varios vieron que me iba con él... y no quiero que haya cotilleo con eso... Bueno, más que vergüenza... prefería que nadie se hubiese enterado. Y nada... de camino a la disco ya iba un poco tocón... entre risas y tal... me pasaba la mano por el hombro y demás.
-Vaya, vaya...
-Jaja... ya... y nada. Después en la disco estuvimos en la barra... pedimos una copa y hablando de no me acuerdo creo que le dije algo en plan... "¿hoy no vas a ligarte a una por ahí?" o algo así, y me dijo algo como... "en eso estoy" y yo me quedé así como sorprendida...
-Jaja, menudo ligón... ¿no?
-Ya... sí...y... nada, estábamos bastante cerca porque la música estaba a tope, y bueno.
-Bueno qué
-Que... me intentó besar...
-¿Síi? ¡¡Ufff... María..!!. ¿Y? -yo ya tenía la polla todo lo dura que podía estar.
-Nada... me aparté... lógicamente.
-Ya. -yo estaba cada vez más cachondo y alternaba acariciar su culo con acariciar una de sus tetas sobre el camisón.
-Bueno, me aparté disimuladamente y seguimos hablando. Es que me hice la loca, pero se notaba que en cualquier momento lo volvería a intentar. Es que era eso, que con la música a ese volumen, y además había bastante gente y la barra estaba muy solicitada... y cada vez que alguien quería pedir, que era prácticamente todo el rato, siempre alguien te empuja y eso... vamos... que estábamos muy pegados. Además él me hablaba a un oído... y al momento al otro... jaja... me tenía mareada.
-A ti te tenía mareada y tú a él seguro que lo tenías con la polla a reventar.
-No sé... -dijo María llevando una mano hacia atrás, posándola en mi culo desnudo, acompasando un poco mi cuerpo con el suyo... y es que el roce se había vuelto rítmico y casi parecía que estábamos follando lentamente aunque ella aun tenía las bragas puestas.
-¿Y qué más? -pregunté.
-Pues... ese fue un momento así... tenso. Y de hecho volvió a intentar besarme otra vez y me aparté igual. A ver, no era descarado. Creo que si nos vieran desde fuera ni se notaría, pero no sé... una tiene una edad, no sé... y... eso, que lo intentó una segunda vez... y no es que yo me echara para atrás, es que giraba un poco la cara y con eso ya estaba. Pero claro, todo estaba saliendo tan bien, tan según lo que siempre habíamos hablado tú y yo, que no quería que él desistiese, así que, como él tenía la mano en mi cintura, yo le esquivaba los besos pero también tenía mi mano en su cintura y me hacía un poco la tocona... como fingiendo un no, pero sí, para eso... lo que habíamos hablado... para calentarlo más.
-Joder, María... ¿y no te tocaba?
-Bueno... tenía la mano en mi cintura... que era casi culo. Yo sabía que él lo hacía a propósito pero yo le dejaba un poco. Pero lo gordo vino después.
Yo me relamía con lo que me podría contar María y la besé en la mejilla invitándola claramente a que girara un poco la cara para besarnos bien, y así fue, nos dimos un morreo que bien pudo durar medio minuto mientras mi mano ya se colaba por debajo de su camisón y acariciaba sus tetas desnudas... y me deleitaba pasando las yemas de mis dedos sobre sus pezones que tenía durísimos... Dejé que volviera a llevar su cabeza hacia adelante y la rodeé con mis brazos mientras seguía con aquel movimiento de mi cintura, como si me la follase, y seguí escuchando.
-Y es que después... salimos de la discoteca e íbamos hacia su coche. Íbamos juntos... él como con su brazo por encima y yo le cogía por la cintura. Yo pensaba constantemente que la cosa nos estaba saliendo perfecta pero también iba algo asustada porque nos viera alguien. Y además estaba claro que él lo iba a volver a intentar. Y llegamos a su coche, allí nos paramos, me cogió de las manos o algo así, no sé como hizo pero se me pegó; mi espalda contra su coche y... su pecho contra mi pecho, no sé si pegados del todo...
-Joder... y te intentó besar otra vez... -dije empujando con más fuerza.
-Mmm... sí... y me aparté... pero me besó el cuello... y ya me metía mano...
-Joder... María...
-Ya... ¿Crees que me pasé?
-No, no... sigue...
-Pues... estuvimos un rato así... que yo giraba la cara y él me metía mano por el vestido.
-¿Mano cómo?
-Pues... -dijo María agarrándome una de mis manos y llevándola a su sexo, sobre sus bragas- así...
-¿¿Así?? ¿Te cocó el coño?
-A, ver... no... me sobaba el culo y eso... y llegó a colar sus manos por delante y tocarme así...
-¿Te tocó las bragas?
-Bueno, es lo que querías ¿no?
Yo creía que me corría... Dioos... Edu besándole el cuello y palpando aquellas bragas... a milímetros de tela de cocarle el coño a María... aquello me ponía más de lo que hubiera podido imaginar. No era capaz de digerir todo aquello mientras sentía como mi polla no paraba de soltar más y más preseminal sobre las bragas de mi novia... bragas que había tocado Edu... Ufff.. era sencillamente brutal... aunque yo intentaba mantener la compostura con María:
-¿Y no intentó más? ¿Pero qué hacías?
-Pues yo le apartaba la mano un poco... pero como lo que te decía antes... mareándole un poco como un "no me toques pero tócame"... creo que también me quiso sobar las tetas...
-Joder, María...
-Ya... yo no sabía ya mucho como pararle... ¿sabes...? cual era el límite...
-Dios, María... me pone cachondísimo esto... ¿Te tocaba así? -le susurré en la nuca acariciando sus bragas con dos de mis dedos...
-Mmm... no sé... no... estábamos de pie y yo tampoco dejaba que estuviera... no sé... tocando tanto, dejaba que llegara con la mano y cuando sentía que había llegado ahí me revolvía un poco para que tampoco me llegara a tocar bien...
-Joder... y qué más... -yo no sabía si Edu había llegado a tocar mucho o poco sobre aquellas bragas pero yo si que la acariciaba cada vez con más ímpetu y ya notaba los labios de su coño hincharse y sobresalir...
-Pues... me dijo algo en plan... vamos a mi casa.
-¿Sí?
-Sí...
-¿Y qué le decías? -le pregunté ya bajando sus bragas un poco...
-Le decía que no... y...
-¿Y qué? -le dije llevando mi polla hacia la entrada de su sexo...
-Pues... me decía... vamos a mi casa... y en dos horas te llevo a la tuya... no se va a enterar nadie...
-Qué cabrón...
-Ya... ufff... métemela, sí...
-¿Y qué más? -le dije ya consiguiendo meter la punta en la entrada de aquel coño que se abría con facilidad... yo no emití ningún sonido mientras mi polla la iba invadiendo pero me deleitaba escuchando su gemido prolongado a medida que mi miembro iba entrando. Las paredes de su coño acogían mi polla con ansia y se la metí hasta el fondo... notando perfectamente como nuestros cuerpos se fundían en uno y ella lo agradecía soltando un "Ufff" tremendo.
-Mmm... qué más... pues... le decía que no... y él me tocaba el culo... y seguía intentando tocarme por delante... hasta que en una de esas me cogió una de las manos y... la quiso acercar... o llevar a su polla.
-Joder... ufff, María... me encanta follarte mientras me cuentas esto...
-Ya...
-¿¡Y se la tocaste!?
-No... bueno... igual un segundo... pero en seguida la aparté...
-¿¡Sí!? O sea que le agarraste la polla un momento...
-Mmm... a ver... no, fue un segundo nada más y sobre el pantalón...
-¡¡Joder... dios...!! no sabes lo que me pone esto... pero... en ese segundo... se la notaste...
-Sí...
-¿Y?
-Pues... estaba dura... sí...
-¿Y grande?
-Pues... no me dio tiempo, porque es que aparté la mano... pero... sí...
-Ufff, María... joder... le tocaste el pollón a Edu...
-No sé... dicho así... Uff, Pablo... sigue... sigue follándome así, despacio... -gemía ella llevando sus manos a mi culo y a mi nuca.
-¿Y qué más?
-Pues... nada... le aparté la mano... y no sé... nos acabamos apartando... y le dije que iba a llamar a un taxi... y me dijo que me acercaba él a casa. Y le dije que no... medio en broma le dije que no me fiaba y él... todo flipado... dijo algo en plan... es que no me acuerdo bien, pero algo en plan"¿No te fías de mi o no te fías de ti?".
-Qué tío... -le susurré sin dejar de penetrarla lentamente y sin dejar de acariciar sus tetas y su culo; mientras lo hacía... me encantaba llevar una de mis manos a una de sus tetazas y luego a la otra... cogérselas... palpar sus pezones... y volver a soltarlas...
-Uff... Pablo...
-Qué...
-Sigue... -dijo llevando una de sus manos a su clítoris.
-Sigue contando María... y nos corremos así.
-Mmm... es que... nada más. Al final llamé al taxi... y él esperó a que llegara.
-¿Y no intentó nada más? ¿Un beso al final?
-No...
-Joder... le dejaste con un buen calentón...
-No sé... -susurró María acelerando su mano sobre su coño.
-¿Y tú? ¿A ti te puso?
-Mmm... no... pero estuvo bien.
-¿Bien?
-Sí... mmmm... joder qué bueno Pablo... cuando me follas así despacio... dios...
-Qué...
-Que siento tanto... ufff...
La seguí penetrando lentamente un par de minutos más en los que sus suspiros se hicieron jadeos y sus jadeos se convertían en gemidos. A mi no se me iba de la cabeza a Edu empujándola contra su coche y tocándole el coño sobre las bragas... no sabía si me excitaba más eso o María palpando su polla... aunque solo hubiera sido un segundo y hubiera sido sobre su pantalón.
-Uff... Pablo... me corro ya...
-¿¡Sí!? Dime cómo estaba su polla...
-Mmm... estaba dura...
-¿¡Sí!? ¿Se la pusiste dura?
-Ufff.... sí...
-¿Haces que se le ponga dura?
-Ufff.... sí... joder...
-Le tocaste la polla, María...
-Mmm... sí...
-Dilo.
-Mmm... le toqué la polla, joder...
-¿Y te puso?
-Uuffff, me corro... me corro ya... Mmmm
-¿Te puso o no?
-¡¡¡Mmmm diooos...!! ¡¡¡me corrooo...!!! ¡¡ahhh!!
María comenzó a moverse... a descomponerse... yo sentía que su coño se deshacía y sus gemidos se hicieron tan morbosos que yo mismo empecé a correrme también... con mi boca en su nunca y agarrado a sus tetazas yo eyaculaba en su interior en jadeos contenidos en su oído mientras ella gritaba que se corría y movía su cintura sin parar.
Fue de los polvos más lentos que habíamos echado. Había sido todo tremendamente sentido y pausado, pero sin embargo nuestros orgasmos habían sido brutales, como si esa contención hubiera desembocado en la más grande explosión.
Yo estaba increíblemente feliz. Edu le había tocado el coño... María le había tocado la polla... Aunque hubiera sido todo sobre la ropa me parecía un gran avance. Un avance impresionante.
Sabía por otro lado que le había prometido a María que era la última vez que le pedía calentar y dejarse tocar por Edu... pero aquello no se podía quedar así. Tenía que pensar en algo para que aquello continuase. Además ella se había masturbado al llegar... algo le tenía que poner, o incluso bastante, no lo sabía y no era una pregunta que le pudiera hacer a ella.
Ese sábado, estábamos tomando café después de comer y a María le sonó el móvil. Leyó el mensaje y me lo acercó. Leí:
Eduardo despacho: ¿Quieres tomar algo esta noche?

Continuara

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