Cuando mi prima María me dejo la polla, me miró a los ojos, solamente abrió la boca y me enseño toda la leche que había recogido de mi eyaculación, simplemente sonrió y se la tragó.
Su hermana la miraba sorprendida, aún conociéndola, nunca la había visto tan decidida y tan caliente.
María se vistió lentamente y recogiendo todas sus cosas salió de mi habitación seguida de Maite, la hermana estaba pensativa, me miró antes de cerrar la puerta y encogiéndose de hombros se despidió.
Yo me quedé preocupado, no tenía ganas de nada, así que guardé el relato y lo mandé.
No tuve ánimo ni de repasarlo, apagué el ordenador y me acosté.
No tardé nada en dormirme, solo cuando la luz del día me despertó, empecé a recapacitar lo ocurrido, preferí dejarlo para otro rato porque aunque era sábado tenía que estudiar.
A media mañana me di cuenta que estaba desmayado, después de la noche agitada estaba en ayunas, bajé a la cocina y vi a mi tío como leía el periódico tranquilamente con una taza de café delante del ventanal, lo saludé y pregunté por la demás familia, me dijo que aún no se había levantado nadie.
Después de tomarme un buen vaso de leche me tosté medio bocadillo, un chorrito de aceite y tomate restregado fue la guinda que me faltaba y me volví a mi habitación, cuando pasé por la puerta de Maite escuché y no se oía nada, silencio total.
Delante de los libros intenté concentrarme, repasé mentalmente lo ocurrido el día anterior, no tenía mucho sentido, pero entre niñas “bien” igual era muy importante la opinión de uno de los chicos.
Casi a medio día tocaron con los nudillos a mi puerta, era María que quería hablar conmigo, cerré los libros y me senté frente a ella, llevaba un chándal, el pantalón se le clavaba entre los labios del coño y la camisa que llevaba bajo la chaqueta marcaba sus tetas y sobre todo sus pezones, intenté no fijarme y mirarle a los ojos, casi lo conseguí, aunque ella se dio cuanta y se cerró la chaqueta.
Parecía que iba en serio…
--- Juan, quisiera pedirte perdón por lo de anoche…
--- Por favor...
--- Shiit. Déjame explicarte, entre el círculo de amigos y amigas que frecuento se comenta todo, de hecho es que algunas hemos salido con los novios y novias de otros y al revés, como comprenderás no quisiera que me tomaran por una niña mimada y reprimida, el chico con el que salí se pasó de listo y quiso cubrir sus faltas dándome primero, por eso tenía que estar segura de que no era yo como él decía, siento haberte utilizado, pero no te preocupes que te compensaré de alguna forma.
--- No tenías que darme ninguna explicación, yo sé cómo eres y tus amigos deben de saberlo también.
--- No creas, hay mucha falsedad y mucha tontería entre nosotros, no tienes ni idea, la mayoría de lo que se cuenta es mentira, pero así nos creemos más que los otros.
--- No pasa nada, pero me gustaría que tuvieras amigos más normales y sinceros.
--- Si, a mí también, por eso como tú no conozco a nadie, me despaché a gusto contigo, ahora lo siento.
Se levanto, dio media vuelta y se fue hacia la puerta, cuando iba a abrirla se volvió hacia mí y subiéndose la camisa me enseñó las tetas con los pezones erguidos, me dio un beso al aire y se marchó.
Solo bajé a comer, no hizo falta que me llamaran, el olor subía desde la cocina a mi cuarto, mi tía estaba en la cocina mientras Maite ponía la mesa, mi tío nada más verme me largó una cerveza bien fría, me acercó unas tapas y me estuvo preguntando mi opinión sobre el futbol, me gusta hablar con mi tío, es un tipo estupendo.
Tengo que reconocer que mi tía guisa muy bien, posiblemente se puedan permitir tener una cocinera o una criada, pero a ella le encanta la casa y tiene muy buen gusto para todo.
La mesa estaba espléndida, Maite había heredado de su madre el buen hacer y estaba poniendo hasta el último detalle, yo estaba halagado, porque me sentía como en casa, María estaba en su habitación.
Después de comer, tuvimos una breve sobremesa, las chicas ayudaron a su madre a recoger la mesa y mi tío me dijo que tomáramos café, yo estaba encantado, y más cuando me sinceró que estaba contento de poder hablar con alguien de su sexo, tenía muy buena conversación y descubrí que más o menos coincidíamos en los gustos, al poco rato la conversación languideció y aproveché para seguir estudiando en mi habitación.
Cuando ya anochecía subió Maite, estuvo un rato haciéndome compañía, su hermana había salido, pero ella no tenía plan y se aburría como yo.
Nos pusimos a ojear por internet, me enseñó sus amigas por Facebook y me contó secretillos de ellas, la verdad eran unas chicas a cual más hermosa, me prometió presentarme a algunas.
De pasada vimos alguna página porno, ella no demostró ningún interés, solo se paró en una escena de sexo anal, aunque lo había vivido en primerísimo plano sentía curiosidad por hacerlo bien, tenía miedo del grosor de mi polla, pero al ver otros verdaderamente superdotados meterla en culos apretados se tranquilizó y se animó a hacerlo en la primera ocasión.
Yo como es lógico, aunque lo mirábamos con ojos de aprender, tenía la polla como un poste, además lo agravaba el que mi prima para verlo mejor se inclinaba sobre mí, se apoyaba en mi muslo y su mano rozaba el tronco de mi polla, el olor de su pelo me mareaba y el calor que salía de su cuello me nublaba la vista.
Cuando metí la mano bajo su camiseta no me dijo nada, ni se inmutó, mis dedos pasaron bajo el leve sujetador y tirando hacia arriba dejé que sus tetas cayeran en la palma de mi mano, como toda respuesta ella se soltó el sujetador de la espalda y se lo sacó por una manga.
Ya no me excitaban las imágenes de la pantalla, aparecían coños, tetas, pollas, mamadas, nada era como tener la mano llena de carne suave pero dura, tersa, con los dedos presionando los pezones juveniles que se erguían al mínimo roce, mi boca besaba el cuello de Maite, ella se retiró el pelo hacia la otra parte dejándolo desnudo, desde la oreja hasta el hombro fui besando, lamiendo y mordiendo cada centímetro, los pezones por momentos se hacían rugosos, ásperos y la piel de la teta estaba tirante, seguro que brillaba bajo la camiseta.
Su cabeza se apoyaba sobre mi pecho, le besaba las sienes y los ojos, hasta llegar a la comisura de los labios mi prima se dejó hacer, después se despertó la fiera, se abrazó a mí y me besó en la boca, su lengua buscó la mía y nos fundimos en un largo beso que duró hasta que nos ahogábamos y tuvimos que separarnos.
Su mano pasaba sobre mi pantalón recorriendo toda la longitud de mi falo, se sentó sobre mi muslo y siguió besándome, con mi polla notaba la separación de sus nalgas y le daba golpes de excitación, la erección me producía dolor de huevos, y la incomodidad de no poder expandirse me obligó a levantar a mi prima, abrió la bragueta y sacándome la polla volvió a sentarse, esta vez de cara a mí y de espaldas a la pantalla.
Mis manos abarcaban sus dos tetas, estaban calientes y cada vez más duras, mi polla entre sus piernas rozaba su coño por encima de las bragas bajo la falda, sus brazos sobre mis hombros me atraían para besarme, su boca tibia sabía a hembra caliente, yo no sabía qué hacer para frenar aquella mujer, temía que en cualquier momento entrara alguien y nos pillara en esta postura inequívoca, el monitor se había apagado en reposo, solo entraba una tenue luz por la ventana desde la calle.
Maite solo tuvo que levantar los muslos un poco para separar las bragas a un lado y dejarse caer, mi polla ya la estaba esperando unos centímetros más abajo, no tuvo que apuntar, sabía exactamente donde estaba yo, abrí las piernas y ella se incrustó entre mis muslos y se clavó la polla hasta chocar con mis huevos, no tenía ninguna prisa, no habíamos hablado desde hacía mucho rato, solo sensaciones y placer recorrían nuestros cuerpos, cuando me quitó mi camisa acarició mis tetillas, yo sin soltar sus pechitos levante los brazos y ella se sacó la camiseta por la cabeza, luego se pegó a mí, sus dedos recorrían mi espalda como peines, solo subía y bajaba a lo largo de mi polla, despacio, sintiendo cada milímetro, cuando llegaba bajo del todo esperaba mi contracción en el glande para subir de nuevo casi hasta salirse, y volvía a bajar.
Solo me permití soltar un pezón cuando pasé la mano entre nuestros pubis y al encontrar su clítoris lo recorrí en toda su longitud hasta hacerlo salir de su escondite, era como una pequeña erección, pretendía competir conmigo aunque sabía que tenía la batalla perdida pero salía orgulloso, y la hacía suspirar en cada caricia, cuando fue su clítoris quien buscaba mi mano cada vez con más urgencia comprendí que su orgasmo estaba cercano, sus manos me frotaban con más presión la espalda, sus tetas se apretaban más a mi pecho, y cuando yo levanté mi regazo, ella se dejó caer, clavándose la polla hasta dentro y clavándome las uñas en mi espalda, noté diez arañazos a la vez lentos y profundos, todo lo que duró el éxtasis de su orgasmo.
Nos quedamos abrazados, sus piernas colgaban sobre mis muslos y su cabeza sobre mi hombro, respirábamos al mismo ritmo, me dijo si podía estar un rato así, por supuesto le dije que sí, aunque no me había corrido yo, disfrutaba tanto o más notar a una preciosidad así entre mis brazos.
Se relajó tanto que se quedó dormida, cuando miré el reloj y vi que era hora de cenar le di un beso en los ojos cerrados que las desperté, aún se acurrucó un poco pero tuve que despejarla a fuerza de besos, al fin se levantó, se puso el sujetador y la camiseta, entonces cayó en la cuenta que mis huevos estaban llenos todavía, me besó el glande cariñosamente.
La cena fue muy animada, María se notaba contenta, con ganas de hablar, Maite también estaba despejada después de una tarde relajada y mis tíos estaban contentos pues habían quedado con unos amigos para ir al teatro.
Cuando mi tía salió de su habitación estaba espléndida, además de elegante con un vestido de noche muy bonito y que le hacía un cuerpo muy sexi, su hija María la había maquillado de maravilla, parecía otra persona, mi tío no cabía dentro del traje, se notaba orgulloso de su familia.
Cuando el sonido del taxi que se había llevado a mis tíos se esfumó, mis primas especialmente María me cogieron de las manos y me arrastraron a su habitación, querían contarme cosas.
Ellas ya habían hablado un poco, pero María me sentó en su cama y se subió frente a mí cruzando las piernas sobre la colcha, Maite subió por el otro lado, empezó a contarme lo que habían hablado las amigas.
Como había esperado y temido, el amigo de mi prima había insinuado que era un poco sosa en la cama y que era bastante fría, lógicamente ella les contó que él era el que realmente apenas duraba follando y que la tenía muy pequeña, sus amigas se rieron aunque había una, que era la más atrevida, se jactaba de haberse acostado con la mayoría de amigos y que practicaba sexo anal con toda normalidad, pero María les contó que ella también lo había hecho, su amiga no la creyó por lo que se picaron y María le retó a que yo lo haría con ella.
Maite aplaudía animando a su hermana, pero yo estaba perplejo, esto podía irse de las manos, yo no controlaba ni tenía experiencia para tratar con semejante pantera.
María me recordó lo fantasmas que eran todos y la fantasía que le ponían y que no me preocupara.
La verdad, yo estaba más que contento con el status actual de follarme a mis primas, además lo hacíamos con una dulzura y un buen ambiente que tenía mucho morbo, pero abrir el circulo de folladas no sabía hasta donde podría llevarme.
Me resistí un poco, no lo veía claro, pero mis primas se echaron sobre mí haciéndome cosquillas y dándome con la almohada hasta que se me pasaron las dudas.
Aunque la cama no era muy ancha el montón de piernas, brazos y cuerpos se hicieron un lío que nadie sabía donde las ponía ni donde estaban, nos reímos un buen rato, hasta que una mano anónima me atrapó la polla, que aunque estaba blanda, hizo sonar la alarma, no era un roce casual sino una cogida con la mano llena y con intención de no soltarla, seguí el brazo que sostenía la mano hasta llegar al hombro y al cuello que no hacía mucho había besado con tanto ardor, Maite me miraba con una cara lánguida, como pidiéndome permiso de acabar lo que se había quedado pendiente por la tarde, no me dio tiempo a contestar, porque María se echó sobre mi cara poniendo sus tetas en mi boca, en ese momento tenía la blusa puesta pero se la levantó de golpe y dejó sobre mis labios su pezón ya duro, no contenta con eso cambió de lado y me ofreció el otro pezón, pero para eso arrastró sobre mi boca las dos tetas tibias y suaves, a Maite se le llenó la mano que tenía apretando mi polla, eso le alentó y la sacó rápidamente, con los labios retiró el prepucio y la lengua presionó el glande contra el paladar, lo succionó hasta casi llegar a la campanilla.
María presionando sobre mí apenas me dejaba moverme, yo intentaba por todos los medios soltarme pero Maite subida sobre mis piernas y su hermana sobre mis brazos me bloqueaban, cuando ya tenía la polla al máximo de dureza, María se dejo resbalar sobre mi hasta pasar una pierna a cada lado de mis caderas, Maite le fue guiando hasta que sus labios menores encararon mi glande rojo de sangre, solo se metió la mitad, con eso me di por vencido y dejé de intentar escapar, Maite abrió el cajón de la mesita de noche y sacó un frasco que yo ya conocía, era crema suavizante, me hice a la idea que María quería que la culeara otra vez, me propuse hacerlo mejor que la primera vez.
Lo que no había visto es que Maite había sacado de la mesita también un cepillo del pelo, mientras su hermana me mantenía quieto con la polla apenas metida en su coño lo suficiente para mantenerla dura, Maite había embadurnado el mango del cepillo del pelo con crema, y después de adaptar su agujero con un dedo probó con el cepillo, la oí gemir con la entrada del mango, los lamentos fueron sustituidos con el tiempo por suspiros y luego por lamentos, María se giró a mirar a su hermana tenía la mirada perdida, concentrada en su culo, contando los milímetros que iban desapareciendo del mango del cepillo, pero esperanzada en poder meterlo todo, cuando estaba casi todo dentro, se levantó, se sacó mi polla de su coño y me lubrico el miembro todavía más, le sacó a Maite el cepillo del culo y la acercó a mí, la subió sobre mi y cogiendo mi polla con las dos manos la aguanto vertical, al tocar mi polla con el tacto fresco de la crema, hizo un gesto como de arrepentimiento, pero se armó de valor y se dejó caer lentamente, como ya había visto en su hermana la primera dificultad era lograr que entrara el grueso glande que le amenazaba, pero contaba con la suavidad de la crema y el premio final que era sentir la polla ardiendo dentro de ella.
Bajo la vigilancia de María que le guiaba la polla buscando la vía del recto, el glande entró con un plop!, un suspiro se oyó y una risa nerviosa, a partir de ese momento el tronco fue desapareciendo entre las nalgas de mi prima, María iba reponiendo la crema constantemente y eso facilitaba que Maite solo sintiera como se iba llenando por dentro, cuando desapareció del todo me pidió que presionara aún más, para sentir que yo se la metía hasta el fondo, la complací y en varios empujones me incrusté con los huevos pegados en su coño, a partir de entonces me rogó primero que la metiera y la sacara, luego me lo pidió y después me lo exigió desesperada, quería que la follara violentamente, cuando le llegó el primer orgasmo Maite me presionó la polla con sus músculos vaginales, mi polla estaba a reventar, María le pasaba el dedo por los labios de la vagina recogiendo los jugos que le salían abundantes, se escurrían entre los labios hasta mojar el clítoris y terminar sobre la sabana al caer desde el empapado monte de Venus, Maite me pedía que aguantara sin correrme, quería alcanzar por lo menos otro orgasmo más, yo dudaba mucho poder resistir la visión de este cuerpo con forma de guitarra y ver como mi polla desaparecía entre sus nalgas abiertas, cuando ya parecía venirle su hermana le ayudó acariciándole el clítoris hinchado y cayendo con la cabeza sobre la sabana se rindió ante la polla que la atravesaba, cuando por fin me corrí y la saqué, un reguero de semen apareció al momento entre sus nalgas, el ano dilatado no podía retenerlo.
Maite se sentía feliz, después de ver a su hermana gozar con mi polla en su culo se propuso que sería la siguiente y cuando oyó la posibilidad de que la amiga de María fuera enculada no se lo pensó dos veces y lo consiguió, ahora solo tenía un poco se sensación de ardor en el esfínter.
Cuando levanté la vista, María estaba recostada sobre la almohada, de frente con las piernas abiertas y completamente desnuda, los pezones todavía hinchados por mis mordiscos, movía los muslos mostrándome el coño abierto, no hizo falta darme instrucciones, me lance a chuparla, mi lengua le separó los labios con las manos le levanté las nalgas y la atraje hacia mí, sus muslos rodearon mi cabeza y mi boca se llenó de carne rosada y húmeda, el primer orgasmo fue rápido pero cuando llegó el segundo se cogió al cabezal de la cama y gimió desesperadamente convulsionándose hasta que lentamente recobró el sosiego.
Con las piernas temblorosas me dirigí a mi habitación, las escaleras me parecieron más largas de lo normal, y caí en mi cama boca abajo hasta la mañana siguiente.
Como era domingo no se oía nada en la casa hasta muy tarde, mis tíos habían llegado tarde, y mis primas tenían motivos para dormir, yo cuando me desperté no quise ponerme a estudiar, solo tenía ganas de mirar al cielo, abrí un poco la ventana de mi buhardilla, estaba a un nivel más alto que los demás chalets, se veían tejados, jardines y al fondo las montañas verdes.
Bajo mi ventana al otro lado de la calle hay un chalet muy bonito, apenas se ve desde la calle, está rodeado de vegetación, pero desde mi posición llego a ver alguna de sus ventanas, a estas horas ya están entreabiertas, me llama la atención unas voces, en ésta urbanización es raro oír voces y menos en tono alto, eso llama mi curiosidad, me asomo con cuidado y veo en una ventana a un hombre joven discutir con alguien, no parece nada grave hasta que le veo levantar la mano y pegar a alguien, doy un salto en mi silla y me asomo más, solo veo pasar a la figura de una mujer rápidamente tapándose la cara, el aún le asesta otra bofetada, me indigno y me dan ganas de bajar al teléfono y llamar a la policía, pero en eso veo abrirse la puerta del chalet y salir al joven, va vestido con el uniforme de piloto civil llevando una maleta de viaje, sube a su coche y desaparece con un chirrido de neumáticos.
Al rato veo abrirse la puerta otra vez, sale la mujer, es también joven, y lleva como una venda tapando la cara, va bajando la calle andando lentamente.
Me visto rápidamente y salgo a la calle, a lo lejos todavía se ve a la chica, no tiene prisa y se toca la cara de vez en cuando, al alcanzarla la saludo y le pregunto donde venden periódicos, ella me dice que también va a la tienda por lo que me ofrezco a acompañarla, noto como le alivia la compañía y vamos hablando de nimiedades, al fin me armo de valor y le pregunto que le había pasado, me contesto al rato, se estaba inventando una historia, al fin me dijo que se había quemado en la cocina con agua caliente, me hice el pesaroso y le desee que se curara pronto a la vez que me ofrecí para ayudarla si tenía algún problema, ella lo agradeció de corazón, se sintió reconfortada y parece que se sintió más habladora, volvimos juntos de la tienda y me invitó a su casa, yo no me atrevía a pasar pero insistió, la casa era imponente, me contó que su pareja era piloto en una compañía extranjera y que se había marchado para varios días, no tenían hijos y llevaban algún tiempo juntos aunque llevaba mal la separación de los vuelos.
Me invitó a desayunar, pude apreciar el cuerpo que tenía, sobre unos 35 años, alta, morena y con la piel tostada por el sol, me dijo que le encantaba la playa y se preparaba para las vacaciones en una terraza que tenía el chalet oculta a la calle, lo poco que podía ver de su cara era muy guapa y aunque no llevaba ningún maquillaje tenía una facciones perfectas.
Cuando me pareció prudente me levanté para marcharme, pero me cogió la mano y abriéndola me beso en la yema de los dedos, después me los puso en los labios, no pude reprimirme y le di un beso encima de la venda que ocultaba el moratón del bofetón que le habían dado hacía un momento, una lagrima asomó en sus bonitos ojos, me acompaño hacia la puerta colgada en mi brazo, la mirada que me despidió me dijo muchas cosas.
Al entrar en mi casa dejé sobre la mesa del salón los periódicos que había comprado en el kiosco, el preferido de mi tío y tres más especializados en deportes.
Cuando me senté en mi habitación no me podía quitar de la cabeza la cara de la vecina de enfrente oculta por unos apósitos, disimulando los moratones provocados por su pareja, no pude evitar la curiosidad de asomarme por mi ventana y mirar al chalet de enfrente, era bastante grande y aunque de una planta tenía un patio interior que le daba luz y frescura a todas las habitaciones interiores, también disponía de una piscina con forma de riñón y una serie de arboles que daban sombra e intimidad al jardín.
Al rato de estar mirando distraídamente hacia el tejado del chalet, vi como de una habitación interior salía al patio interior oculto a la vista desde el exterior, la chica que había estado hablando un momento antes.
Salió tímidamente, mirando hacia todos lados, aunque el patio es pequeño, se notaba insegura, realmente yo no le había dicho que vivía enfrente y en la buhardilla, tampoco había tenido ocasión, de hecho no sabía ni como se llamaba.
Cuando salió, cerró la puerta tras de sí y se tumbó sobre una hamaca, iba envuelta en una toalla de baño que la cubría entera hasta los pies, que solo se abrió cuando estuvo tumbada, sacó una frasco con bronceador y lo estuvo repartiendo lentamente por sus brazos y piernas, yo estaba intrigado, su rostro todavía tapado por la venda no dejaba apreciar sus facciones.
Cuando hubo repartido la crema por los brazos, la pasó por el cuello, fue entonces cuando se quitó el apósito de la cara, era bellísima, pero un moratón cubría casi todo el pómulo y en la barbilla también se notaban las secuelas de los golpes, tan ensimismado estaba mirándole la cara que no me percaté que la toalla había caído a su espalda y dejaba al descubierto su cuerpo casi entero.
Al tener los brazos levantados, pude admirar sus pechos erguidos que le nacían desde los lados del tórax, estaban coronados por dos pezones con unas areolas grandes y que formaban entre ellos una separación que los hacía perfectos, bajo de ellos un ombligo perfecto y más abajo los muslos cruzados escondían un monte de Venus prometedor.
Cuando se acomodó en la hamaca, se presentó al sol de forma que le acariciaba todo el cuerpo ya de por si moreno, entonces ya se apreciaba su pubis perfectamente depilado.
Mi polla reaccionó inmediatamente y buscando una silla me senté frente a la ventana, decidido a observar tanta belleza, la chica estuvo un buen rato exponiéndose al sol, con los brazos sobre la cabeza, las tetas estaban alzadas y descansaban separadas y brillantes, como no llegaba a verla del todo me asomé a la ventana, quería ver con más detalle el cuerpo escultural de la chica, tuve el descuido de que el sol reflejó la esfera de mi reloj y le hizo un rayo de luz que pasó por su lado, ella apenas se tapó los ojos y miró para donde yo estaba salido medio cuerpo en la ventana, desde la distancia no aprecié la leve sonrisa de la chica, pero si que vi cómo separaba lentamente las piernas y las dejaba abiertas frente a mi, mostrando sus labios abiertos del todo para después irlas cerrando muuuuuy lentamente, después se cogió con las dos manos las tetas y se las juntó presionándolas hacia arriba pellizcándose los pezones.
Yo estaba como hipnotizado, no me di cuenta hasta un rato después de sentarme otra vez dentro y estar acariciando mi polla lentamente, que la vecina me había dedicado la visión de su coño.
Al rato bajé a la cocina, tenía mucha hambre y abriendo la nevera cogí lo primero que pillé, me acerqué a mi tío que ya estaba leyendo la prensa que le había comprado, nada más verme se levantó y me ofreció una silla a su lado, me pasó el brazo por el hombro y me dio las gracias por haberme acordado de él, enseguida abrió los periódicos y empezó a comentarme los partidos del día anterior. Estaba emocionado, había ganado su equipo.
Por la tarde salí un rato al centro a tomar una copa, mis primas habían salido con sus amigas y mis tíos se quedaron viendo la tv.
Al día siguiente ya hacía un rato que había venido de la universidad cuando escuché la puerta del chalet como se abría, bajé las escaleras de tres en tres y cuando salí a la calle disimulé como si fuera casual el encuentro, aunque mi corazón iba a mil, la chica iba vestida muy elegante, se notaba su buen gusto, llevaba un perfume embriagador, estaba bajando unos paquetes de su choche para meterlos en casa, me ofrecí a ayudarle, me percaté enseguida de que se había quitado la venda, la había sustituido por maquillaje y de no haberlo sabido no se apreciaba nada.
Al agacharse a sacar un paquete del coche el vestido se quedó hueco y mostró las dos tetas colgando apenas sostenidas por el sujetador, me miró a los ojos y se rió de la cara de idiota que se me había quedado, yo no tuve más remedio que admitirlo y me uní a su risa, a partir de ese momento se estableció una corriente de simpatía entre los dos que entramos a su casa con una risa contagiosa.
Casualmente mi tía llegaba en ese momento y viéndonos cruzó la calle y me dijo…
--- Juan, me alegro que ya conozcas a Emi, es una chica especial, estaba esperando el momento de presentaros. Emi mi sobrino Juan es un muchacho especial, como si fuera hijo mío, seguro que congeniáis.
Cuando se volvió para irse se volvió y dijo…
--- Ah! Se me ha ocurrido una cosa, Emi, como mi sobrino está estudiando, le vendría muy bien un apoyo con el inglés y tu lo dominas perfectamente, crees que lo podrías ayudar?
Yo me quedé paralizado, ni por un momento me esperaba este giro en la situación, pero más me quedé cuando Emi aceptó entusiasmada la proposición.
Cuando volví a casa mi tía estaba en la cocina, me dirigí directamente a ella, se volvió sonriéndome y me dijo…
--- Te ha sabido mal la idea Juan?
--- Nnnnoooo, desde luego, no podría ni soñarlo, no sabía que os conocíais y menos que me ayudarías de esa forma.
--- Tranquilo, Emi es una buena amiga y se merece tener amigos, tu eres un buen chico y también te mereces relacionarte, pero te tengo que contar una confidencia, me guardarás el secreto?
--- Claro tía, puedes contar conmigo.
--- Bueno, en principio no me llames más tía, llámame Ana, y después te tengo que advertir respecto a Emi. Como puedes ver es una chica hermosísima, pero tiene una historia un poco triste, Emi era azafata de una línea aérea, como es natural viajaba mucho y en una de las escalas conoció a su marido, es piloto de otra compañía, coincidieron en varias ocasiones hasta que se casaron, entonces Miguel que así se llama el marido, se mostró como realmente era, extremadamente celoso y muy machista, le obligó a dejar el trabajo y la dejó en casa, como ves no es problema económico, pero está en una cárcel de oro, él sigue viajando haciendo rutas, a veces enlaza varias semanas fuera, pero no deja a Ana relacionarse con nadie y sospecho que no la trata demasiado bien.
--- Gracias tía, digo Ana… te agradezco que me cuentes todo esto, Emi aunque no la conozco, me parece muy simpática y se le nota un tanto triste.
--- Solo te lo he dicho para que la trates bien, es encantadora, pero ten mucho cuidado en comprometerla, su marido es peligroso, más que peligroso, diría yo.
Me fui a mi habitación, estaba hecho polvo, los acontecimientos me habían descolocado por completo.
Por la tarde estando estudiando, llamaron a la puerta, se asomó mi tío y se sentó en una silla a mi lado, por su aspecto no podía imaginar el motivo de subir a mi cuarto, era la primera vez que lo hacía y me intrigaba.
--- Mira Juan me gustaría hablar contigo.
Tragué saliva esperando expectante.
--- Según creo estas estudiando magisterio, verdad?
--- Pues sí, mis padres siempre han querido que me ganara la vida fuera del pueblo, y estudio mucho para poder conseguirlo.
---Bueno, no tengo nada en contra de los maestros pero tengo una proposición que hacerte, como creo que ya sabes tenemos dos negocios que nos funcionan bastante bien, de hecho somos de los comercios que más venden en la actualidad, lo que no sé si sabrás es que cuando conocí a tu tía éramos una zapatería del montón, pero gracias a ella todo cambió, con su tesón y su trabajo subimos como la espuma, yo me dedicaba a hacer pedidos simplemente, pero ella vio el futuro y orientó la tienda a un nivel mucho más alto, de hecho con toda la crisis que sufrimos, nuestra tienda no la hemos notado, pues nuestra clientela es de mucho dinero y aunque hay muchos más pobres, hay muchos más ricos y se gastan el dinero, yo he procurado ponerme a su altura y he aprendido inglés para acudir a las ferias internacionales, pero tu tía además de hablar mejor que yo encima no tiene apenas acento extranjero, tiene una capacidad de trabajo incansable, por lo que nunca le he podido negar nada, para mi es toda mi vida, y me ha dado dos hijas maravillosas, pero ahora hemos ampliado como sabes a otra tienda en la mejor zona de tiendas del centro y necesitamos de mejor administración.
Yo siempre he pensado en que llegaría una persona para organizar todo el negocio y he pensado que quizá tú podrías ser esa persona, nosotros nos dedicaríamos a estar en cada tienda, pero el negocio lo administrarías tú. Por eso había pensado que podrías estudiar empresariales u otra carrera más orientada para los negocios, para poder coger las riendas en su día de este tinglado, como habrás notado mis hijas son estupendas, pero no tienen ambición de empresarias, y como también he notado os lleváis muy bien entre vosotros, lo que te agradezco mucho, quiero que sepas que te considero como a un hijo que no llegué tener. De todas formas no te presiono, simplemente piénsatelo. Te dejo, que no te aburras.
Y sin más salió y me dejó con la boca abierta.
Esa semana mis tíos tuvieron que asistir a una feria de zapatería, sería solo un par de días, pero para mis primas era más que suficiente.
María enseguida que se enteró empezó a organizar la fiesta, el sábado invitaría a su amiga a dormir a casa, en principio era para estudiar, pero yo sabía el plan verdadero, cuando vino la chica y me la presentó me quedé admirado del tipazo que tenía, por supuesto era tanto o más pija que mi prima, además bastante creída, no sin razón, era la más deseada del grupo, ella lo sabía y presumía de ello.
Mis primas organizaron una cena informal, a base de pizzas y colas sin, además de otras sutilezas, menos mal que después sacaron bebidas y demostraron que el alcohol no lo desestimaban en absoluto.
Hicimos un corro en el suelo y las pizzas y comida china se mezclaba sin orden con la cerveza y las coca-colas.
Todo eran risas y frases con doble intención, la chica era bastante desinhibida y procuraba demostrar su gran experiencia con los chicos.
Yo estaba expectante, y un poco atemorizado ante la seguridad que demostraba la rubia.
Los ánimos estaban exaltados, todos teníamos ganas de pasarlo bien, María propuso jugar a las prendas, después de varias ideas acordamos la famosa botella, todos la giraríamos y a quien le señalara podía pedir algo a los demás.
En principio me preocupé, pues yo era el único hombre frente a las tres chicas desatadas, esperaba lo peor, no tardaron en confirmarse mis sospechas, en principio fueron la quitada de prendas de ropa, por una que le tocaban a las chicas a mi me tocaban tres, yo procuraba alternar a las chicas, a una le quitaba la falda, a otra la blusa, a otra los zapatos, en cambio a mi empezaron por los pantalones y en un momento estaba completamente desnudo, esto añadido de los comentarios calientes de las chicas tenía casi siempre la polla empinada.
Pero cuando ya no me quedaba ninguna prenda para quitarme empezaron los “castigos”, empezaron suaves, besar a una, tocar las tetas a otra, pero cuando vieron como se me ponía la polla cada vez que tenía que complacer alguna petición se centraron en apostar fuerte.
Yo por el contrario, contraatacaba haciendo que una desnudase a otra o que enseñara el coño más menos sensualmente, pero cuando el ambiente se fue calentando mis primas hicieron un cambio claro en el que atacaban a Cris, siempre que le tocaba a ellas decidir me obligaba a hacerle cosas cada vez más excitantes, en principio cuando le tuve que chupar las tetas a la chica, mis primas estaban mirando con interés la reacción de su compañera, está en principio estaba convencida de su superioridad en experiencia y en dominar la situación, pero según iba llegando a sus zonas erógenas iba acusando las sensaciones físicas, de hecho cuando me dijeron que le lamiera el coño, esta se puso presta en posición boca arriba y con las piernas abiertas, pero cuando mis labios abrieron sus labios y metí la lengua en su vagina ya empezó a suspirar y mesarse el pelo, más cuando llegué a lamer su clítoris, ya se pellizcaba sus pezones y se apretaba las tetas juntándolas y amasándolas con las dos mansos, me apretaba la cabeza sobre su coño ardiente y apenas me dejaba respirar, la teórica brevedad del castigo se olvidó y se recreaba abriendo las piernas y ofreciéndome sus labios levantando las caderas contra mi boca.
Cuando ella tenía la ocasión de elegir castigo, elegía a María para que me hiciera lo mismo o que me chupara la polla o los huevos, mi prima obedecía con gusto, pero acababa pronto para reservarse la revancha.
Maite también participaba en los castigos y procuraba que le fuera acariciando el ano, ya fuera con la lengua o con los dedos, por lo que Cris, cada vez estaba más receptiva para el sexo anal.
Estuvieron preparándola haciendo que le metiera el glande solamente en el coño para luego sacarlo, ella se desesperaba y me pedía que se la metiera de una vez hasta dentro, pero mis primas me hacían retroceder, ponían como condición que tenía que meterle el dedo en el culo a la vez que la punta de la polla en el coño, el vocabulario cambió bastante, desde las palabras cursis del principio, ya me reclamaba la “polla dentro del coño” o párteme en dos” o “hazme tu puta”, mis primas me miraban admiradas ante el cambio.
Al haberle hecho desear mi polla al máximo, ya solo deseaba que le tocara a ella y al tener el coño mojado le regalaba de vez en cuando una metida rápida hasta dentro, en la que gemía rogándome que no la sacara, el orgasmo le llegó sin esperarlo y se retorcía de placer, en estas ocasiones yo le metía el dedo en el culo, el esfínter se relajaba al estar distraída en recibir mi carne por la vagina y de un dedo pasé a meter dos debidamente lubricados por mi prima Maite, al fin se planteó el meterle la polla por el culo, la cara de la chica cambió de momento, viendo el grosor de mi miembro se imaginaba la dificultad en meterla pero consintió diciendo que ella lo había hecho varias veces, cuando mis primas la pusieron en posición de rodillas y con la cabeza sobre la alfombra, le separaron las nalgas y Maite untó el orificio abundantemente al igual que mi polla desde el glande hasta los huevos, María me fue acercando a ella presionándome en mi cadera, hasta que me apoyo en el centro de su ano, ella quiso huir pero no le dejaron, presioné un poco y cuando le entró apenas un centímetro de mi glande, dijo…
--- Ya está, veis como me la ha metido? Así lo hago yo siempre.
Mis primas me miraron asombradas y se rieron.
--- Como que ya está? Si no te la ha metido nada.
--- Con esto sobra, no veis que no cabe más?
--- Pues no, te va a dar por el culo como se debe, tú simplemente déjate llevar y relájate, no te dolerá.
--- A mí solo me la han metido un poco, más no puedo.
--- Ya verás como si que puedes, y luego lo agradecerás.
Sin más discusión María me dio una palmada en el culo a mí dándome la salida, le cogí de las dos caderas, Maite me tenía cogida la polla por el tronco apuntando al centro del ano, María metía la mano entre las piernas de Cris y le acariciaba el clítoris, haciendo que abriera las piernas y arqueara la espalda.
Mi polla llegaba justo al rugoso agujero rosado y al presionar fue cediendo ante la insistencia del glande que suavemente se incrustaba sin parar, la chica chillaba según notaba agrandarse su orificio, pero no tenía perdón, la polla no paraba milímetro a milímetro hasta que el anillo del glande despareció dentro le esfínter de la chica, las lagrimas que le caían demostraban que estaba “vivamente” emocionada y con ganas de que lo que le faltaba por entrar llegase a su fin, cuando ya iba por la mitad por fin comprendió que era mejor colaborar y haciendo unos movimientos con los músculos vaginales ayudó para que me entrara casi de golpe hasta pegar mis huevos en su coño, entonces lloraba pero de alegría, de repente se olvidó del mal rato que había pasado y me apremió para que la follara sin piedad, ansiaba mi polla dentro de ella, la crema hacía su función y solo sentía un placer inexplicable, me pidió que me corriera dentro porque quería sentir mi leche inundando su culo por primera vez, sin dudarlo la complací y la llené con varios chorros.
Cuando mis primas notaron como por mis venas se hinchaban y palpitaba mi polla le metieron dos dedos en el coño a la chica como premio, con lo que le vino un orgasmo que le hizo derrumbarse sobre la alfombra.
Mis primas aplaudieron burlándose de que no había conocido una polla en el culo hasta ahora, Cris no tuvo más remedio que reconocerlo.
Cuando se levantó las piernas le temblaban, ya era muy tarde y decidimos irnos a dormir, me subí a mi habitación y ellas se fueron a su cuarto.
Casi me había dormido cuando la puerta se abrió y Cris se metió en mi cama, me dio un beso y me dijo al oído…
--- Fóllame.
Siempre he sido muy obediente, se tendió boca arriba y me dijo…
--- Haz lo que te apetezca conmigo, quiero que me hagas sentir todas las corridas que puedas.
Me incrusté entre sus piernas y mi polla buscó ávidamente sus labios y resbalando entre ellos, saltó sobre el clítoris y se coló de un golpe entre los labios menores buscando el calor húmedo de su vagina, desde el principio se la metí hasta dentro, sus pliegues me enervaban y no tardamos en corrernos a la vez, nuestras piernas se enredaron, sintiendo como los espasmos eran mutuos.
Al amanecer desperté y al verla a mi lado boca arriba con los brazos sobre la cabeza, lentamente le abrí las piernas sin despertarla, metí las mías entre las suyas como una tijera y me puse a su lado, con una mano acariciaba sus tetas y con la otra el clítoris, cuando se despertó mi polla estaba bombeándola suavemente, los pezones y el clítoris estaban hinchados y duros. Un nuevo orgasmo la sacudió violentamente.
El sol nos encontró abrazados.
Continuará.
Agradezco sus comentarios.
Su hermana la miraba sorprendida, aún conociéndola, nunca la había visto tan decidida y tan caliente.
María se vistió lentamente y recogiendo todas sus cosas salió de mi habitación seguida de Maite, la hermana estaba pensativa, me miró antes de cerrar la puerta y encogiéndose de hombros se despidió.
Yo me quedé preocupado, no tenía ganas de nada, así que guardé el relato y lo mandé.
No tuve ánimo ni de repasarlo, apagué el ordenador y me acosté.
No tardé nada en dormirme, solo cuando la luz del día me despertó, empecé a recapacitar lo ocurrido, preferí dejarlo para otro rato porque aunque era sábado tenía que estudiar.
A media mañana me di cuenta que estaba desmayado, después de la noche agitada estaba en ayunas, bajé a la cocina y vi a mi tío como leía el periódico tranquilamente con una taza de café delante del ventanal, lo saludé y pregunté por la demás familia, me dijo que aún no se había levantado nadie.
Después de tomarme un buen vaso de leche me tosté medio bocadillo, un chorrito de aceite y tomate restregado fue la guinda que me faltaba y me volví a mi habitación, cuando pasé por la puerta de Maite escuché y no se oía nada, silencio total.
Delante de los libros intenté concentrarme, repasé mentalmente lo ocurrido el día anterior, no tenía mucho sentido, pero entre niñas “bien” igual era muy importante la opinión de uno de los chicos.
Casi a medio día tocaron con los nudillos a mi puerta, era María que quería hablar conmigo, cerré los libros y me senté frente a ella, llevaba un chándal, el pantalón se le clavaba entre los labios del coño y la camisa que llevaba bajo la chaqueta marcaba sus tetas y sobre todo sus pezones, intenté no fijarme y mirarle a los ojos, casi lo conseguí, aunque ella se dio cuanta y se cerró la chaqueta.
Parecía que iba en serio…
--- Juan, quisiera pedirte perdón por lo de anoche…
--- Por favor...
--- Shiit. Déjame explicarte, entre el círculo de amigos y amigas que frecuento se comenta todo, de hecho es que algunas hemos salido con los novios y novias de otros y al revés, como comprenderás no quisiera que me tomaran por una niña mimada y reprimida, el chico con el que salí se pasó de listo y quiso cubrir sus faltas dándome primero, por eso tenía que estar segura de que no era yo como él decía, siento haberte utilizado, pero no te preocupes que te compensaré de alguna forma.
--- No tenías que darme ninguna explicación, yo sé cómo eres y tus amigos deben de saberlo también.
--- No creas, hay mucha falsedad y mucha tontería entre nosotros, no tienes ni idea, la mayoría de lo que se cuenta es mentira, pero así nos creemos más que los otros.
--- No pasa nada, pero me gustaría que tuvieras amigos más normales y sinceros.
--- Si, a mí también, por eso como tú no conozco a nadie, me despaché a gusto contigo, ahora lo siento.
Se levanto, dio media vuelta y se fue hacia la puerta, cuando iba a abrirla se volvió hacia mí y subiéndose la camisa me enseñó las tetas con los pezones erguidos, me dio un beso al aire y se marchó.
Solo bajé a comer, no hizo falta que me llamaran, el olor subía desde la cocina a mi cuarto, mi tía estaba en la cocina mientras Maite ponía la mesa, mi tío nada más verme me largó una cerveza bien fría, me acercó unas tapas y me estuvo preguntando mi opinión sobre el futbol, me gusta hablar con mi tío, es un tipo estupendo.
Tengo que reconocer que mi tía guisa muy bien, posiblemente se puedan permitir tener una cocinera o una criada, pero a ella le encanta la casa y tiene muy buen gusto para todo.
La mesa estaba espléndida, Maite había heredado de su madre el buen hacer y estaba poniendo hasta el último detalle, yo estaba halagado, porque me sentía como en casa, María estaba en su habitación.
Después de comer, tuvimos una breve sobremesa, las chicas ayudaron a su madre a recoger la mesa y mi tío me dijo que tomáramos café, yo estaba encantado, y más cuando me sinceró que estaba contento de poder hablar con alguien de su sexo, tenía muy buena conversación y descubrí que más o menos coincidíamos en los gustos, al poco rato la conversación languideció y aproveché para seguir estudiando en mi habitación.
Cuando ya anochecía subió Maite, estuvo un rato haciéndome compañía, su hermana había salido, pero ella no tenía plan y se aburría como yo.
Nos pusimos a ojear por internet, me enseñó sus amigas por Facebook y me contó secretillos de ellas, la verdad eran unas chicas a cual más hermosa, me prometió presentarme a algunas.
De pasada vimos alguna página porno, ella no demostró ningún interés, solo se paró en una escena de sexo anal, aunque lo había vivido en primerísimo plano sentía curiosidad por hacerlo bien, tenía miedo del grosor de mi polla, pero al ver otros verdaderamente superdotados meterla en culos apretados se tranquilizó y se animó a hacerlo en la primera ocasión.
Yo como es lógico, aunque lo mirábamos con ojos de aprender, tenía la polla como un poste, además lo agravaba el que mi prima para verlo mejor se inclinaba sobre mí, se apoyaba en mi muslo y su mano rozaba el tronco de mi polla, el olor de su pelo me mareaba y el calor que salía de su cuello me nublaba la vista.
Cuando metí la mano bajo su camiseta no me dijo nada, ni se inmutó, mis dedos pasaron bajo el leve sujetador y tirando hacia arriba dejé que sus tetas cayeran en la palma de mi mano, como toda respuesta ella se soltó el sujetador de la espalda y se lo sacó por una manga.
Ya no me excitaban las imágenes de la pantalla, aparecían coños, tetas, pollas, mamadas, nada era como tener la mano llena de carne suave pero dura, tersa, con los dedos presionando los pezones juveniles que se erguían al mínimo roce, mi boca besaba el cuello de Maite, ella se retiró el pelo hacia la otra parte dejándolo desnudo, desde la oreja hasta el hombro fui besando, lamiendo y mordiendo cada centímetro, los pezones por momentos se hacían rugosos, ásperos y la piel de la teta estaba tirante, seguro que brillaba bajo la camiseta.
Su cabeza se apoyaba sobre mi pecho, le besaba las sienes y los ojos, hasta llegar a la comisura de los labios mi prima se dejó hacer, después se despertó la fiera, se abrazó a mí y me besó en la boca, su lengua buscó la mía y nos fundimos en un largo beso que duró hasta que nos ahogábamos y tuvimos que separarnos.
Su mano pasaba sobre mi pantalón recorriendo toda la longitud de mi falo, se sentó sobre mi muslo y siguió besándome, con mi polla notaba la separación de sus nalgas y le daba golpes de excitación, la erección me producía dolor de huevos, y la incomodidad de no poder expandirse me obligó a levantar a mi prima, abrió la bragueta y sacándome la polla volvió a sentarse, esta vez de cara a mí y de espaldas a la pantalla.
Mis manos abarcaban sus dos tetas, estaban calientes y cada vez más duras, mi polla entre sus piernas rozaba su coño por encima de las bragas bajo la falda, sus brazos sobre mis hombros me atraían para besarme, su boca tibia sabía a hembra caliente, yo no sabía qué hacer para frenar aquella mujer, temía que en cualquier momento entrara alguien y nos pillara en esta postura inequívoca, el monitor se había apagado en reposo, solo entraba una tenue luz por la ventana desde la calle.
Maite solo tuvo que levantar los muslos un poco para separar las bragas a un lado y dejarse caer, mi polla ya la estaba esperando unos centímetros más abajo, no tuvo que apuntar, sabía exactamente donde estaba yo, abrí las piernas y ella se incrustó entre mis muslos y se clavó la polla hasta chocar con mis huevos, no tenía ninguna prisa, no habíamos hablado desde hacía mucho rato, solo sensaciones y placer recorrían nuestros cuerpos, cuando me quitó mi camisa acarició mis tetillas, yo sin soltar sus pechitos levante los brazos y ella se sacó la camiseta por la cabeza, luego se pegó a mí, sus dedos recorrían mi espalda como peines, solo subía y bajaba a lo largo de mi polla, despacio, sintiendo cada milímetro, cuando llegaba bajo del todo esperaba mi contracción en el glande para subir de nuevo casi hasta salirse, y volvía a bajar.
Solo me permití soltar un pezón cuando pasé la mano entre nuestros pubis y al encontrar su clítoris lo recorrí en toda su longitud hasta hacerlo salir de su escondite, era como una pequeña erección, pretendía competir conmigo aunque sabía que tenía la batalla perdida pero salía orgulloso, y la hacía suspirar en cada caricia, cuando fue su clítoris quien buscaba mi mano cada vez con más urgencia comprendí que su orgasmo estaba cercano, sus manos me frotaban con más presión la espalda, sus tetas se apretaban más a mi pecho, y cuando yo levanté mi regazo, ella se dejó caer, clavándose la polla hasta dentro y clavándome las uñas en mi espalda, noté diez arañazos a la vez lentos y profundos, todo lo que duró el éxtasis de su orgasmo.
Nos quedamos abrazados, sus piernas colgaban sobre mis muslos y su cabeza sobre mi hombro, respirábamos al mismo ritmo, me dijo si podía estar un rato así, por supuesto le dije que sí, aunque no me había corrido yo, disfrutaba tanto o más notar a una preciosidad así entre mis brazos.
Se relajó tanto que se quedó dormida, cuando miré el reloj y vi que era hora de cenar le di un beso en los ojos cerrados que las desperté, aún se acurrucó un poco pero tuve que despejarla a fuerza de besos, al fin se levantó, se puso el sujetador y la camiseta, entonces cayó en la cuenta que mis huevos estaban llenos todavía, me besó el glande cariñosamente.
La cena fue muy animada, María se notaba contenta, con ganas de hablar, Maite también estaba despejada después de una tarde relajada y mis tíos estaban contentos pues habían quedado con unos amigos para ir al teatro.
Cuando mi tía salió de su habitación estaba espléndida, además de elegante con un vestido de noche muy bonito y que le hacía un cuerpo muy sexi, su hija María la había maquillado de maravilla, parecía otra persona, mi tío no cabía dentro del traje, se notaba orgulloso de su familia.
Cuando el sonido del taxi que se había llevado a mis tíos se esfumó, mis primas especialmente María me cogieron de las manos y me arrastraron a su habitación, querían contarme cosas.
Ellas ya habían hablado un poco, pero María me sentó en su cama y se subió frente a mí cruzando las piernas sobre la colcha, Maite subió por el otro lado, empezó a contarme lo que habían hablado las amigas.
Como había esperado y temido, el amigo de mi prima había insinuado que era un poco sosa en la cama y que era bastante fría, lógicamente ella les contó que él era el que realmente apenas duraba follando y que la tenía muy pequeña, sus amigas se rieron aunque había una, que era la más atrevida, se jactaba de haberse acostado con la mayoría de amigos y que practicaba sexo anal con toda normalidad, pero María les contó que ella también lo había hecho, su amiga no la creyó por lo que se picaron y María le retó a que yo lo haría con ella.
Maite aplaudía animando a su hermana, pero yo estaba perplejo, esto podía irse de las manos, yo no controlaba ni tenía experiencia para tratar con semejante pantera.
María me recordó lo fantasmas que eran todos y la fantasía que le ponían y que no me preocupara.
La verdad, yo estaba más que contento con el status actual de follarme a mis primas, además lo hacíamos con una dulzura y un buen ambiente que tenía mucho morbo, pero abrir el circulo de folladas no sabía hasta donde podría llevarme.
Me resistí un poco, no lo veía claro, pero mis primas se echaron sobre mí haciéndome cosquillas y dándome con la almohada hasta que se me pasaron las dudas.
Aunque la cama no era muy ancha el montón de piernas, brazos y cuerpos se hicieron un lío que nadie sabía donde las ponía ni donde estaban, nos reímos un buen rato, hasta que una mano anónima me atrapó la polla, que aunque estaba blanda, hizo sonar la alarma, no era un roce casual sino una cogida con la mano llena y con intención de no soltarla, seguí el brazo que sostenía la mano hasta llegar al hombro y al cuello que no hacía mucho había besado con tanto ardor, Maite me miraba con una cara lánguida, como pidiéndome permiso de acabar lo que se había quedado pendiente por la tarde, no me dio tiempo a contestar, porque María se echó sobre mi cara poniendo sus tetas en mi boca, en ese momento tenía la blusa puesta pero se la levantó de golpe y dejó sobre mis labios su pezón ya duro, no contenta con eso cambió de lado y me ofreció el otro pezón, pero para eso arrastró sobre mi boca las dos tetas tibias y suaves, a Maite se le llenó la mano que tenía apretando mi polla, eso le alentó y la sacó rápidamente, con los labios retiró el prepucio y la lengua presionó el glande contra el paladar, lo succionó hasta casi llegar a la campanilla.
María presionando sobre mí apenas me dejaba moverme, yo intentaba por todos los medios soltarme pero Maite subida sobre mis piernas y su hermana sobre mis brazos me bloqueaban, cuando ya tenía la polla al máximo de dureza, María se dejo resbalar sobre mi hasta pasar una pierna a cada lado de mis caderas, Maite le fue guiando hasta que sus labios menores encararon mi glande rojo de sangre, solo se metió la mitad, con eso me di por vencido y dejé de intentar escapar, Maite abrió el cajón de la mesita de noche y sacó un frasco que yo ya conocía, era crema suavizante, me hice a la idea que María quería que la culeara otra vez, me propuse hacerlo mejor que la primera vez.
Lo que no había visto es que Maite había sacado de la mesita también un cepillo del pelo, mientras su hermana me mantenía quieto con la polla apenas metida en su coño lo suficiente para mantenerla dura, Maite había embadurnado el mango del cepillo del pelo con crema, y después de adaptar su agujero con un dedo probó con el cepillo, la oí gemir con la entrada del mango, los lamentos fueron sustituidos con el tiempo por suspiros y luego por lamentos, María se giró a mirar a su hermana tenía la mirada perdida, concentrada en su culo, contando los milímetros que iban desapareciendo del mango del cepillo, pero esperanzada en poder meterlo todo, cuando estaba casi todo dentro, se levantó, se sacó mi polla de su coño y me lubrico el miembro todavía más, le sacó a Maite el cepillo del culo y la acercó a mí, la subió sobre mi y cogiendo mi polla con las dos manos la aguanto vertical, al tocar mi polla con el tacto fresco de la crema, hizo un gesto como de arrepentimiento, pero se armó de valor y se dejó caer lentamente, como ya había visto en su hermana la primera dificultad era lograr que entrara el grueso glande que le amenazaba, pero contaba con la suavidad de la crema y el premio final que era sentir la polla ardiendo dentro de ella.
Bajo la vigilancia de María que le guiaba la polla buscando la vía del recto, el glande entró con un plop!, un suspiro se oyó y una risa nerviosa, a partir de ese momento el tronco fue desapareciendo entre las nalgas de mi prima, María iba reponiendo la crema constantemente y eso facilitaba que Maite solo sintiera como se iba llenando por dentro, cuando desapareció del todo me pidió que presionara aún más, para sentir que yo se la metía hasta el fondo, la complací y en varios empujones me incrusté con los huevos pegados en su coño, a partir de entonces me rogó primero que la metiera y la sacara, luego me lo pidió y después me lo exigió desesperada, quería que la follara violentamente, cuando le llegó el primer orgasmo Maite me presionó la polla con sus músculos vaginales, mi polla estaba a reventar, María le pasaba el dedo por los labios de la vagina recogiendo los jugos que le salían abundantes, se escurrían entre los labios hasta mojar el clítoris y terminar sobre la sabana al caer desde el empapado monte de Venus, Maite me pedía que aguantara sin correrme, quería alcanzar por lo menos otro orgasmo más, yo dudaba mucho poder resistir la visión de este cuerpo con forma de guitarra y ver como mi polla desaparecía entre sus nalgas abiertas, cuando ya parecía venirle su hermana le ayudó acariciándole el clítoris hinchado y cayendo con la cabeza sobre la sabana se rindió ante la polla que la atravesaba, cuando por fin me corrí y la saqué, un reguero de semen apareció al momento entre sus nalgas, el ano dilatado no podía retenerlo.
Maite se sentía feliz, después de ver a su hermana gozar con mi polla en su culo se propuso que sería la siguiente y cuando oyó la posibilidad de que la amiga de María fuera enculada no se lo pensó dos veces y lo consiguió, ahora solo tenía un poco se sensación de ardor en el esfínter.
Cuando levanté la vista, María estaba recostada sobre la almohada, de frente con las piernas abiertas y completamente desnuda, los pezones todavía hinchados por mis mordiscos, movía los muslos mostrándome el coño abierto, no hizo falta darme instrucciones, me lance a chuparla, mi lengua le separó los labios con las manos le levanté las nalgas y la atraje hacia mí, sus muslos rodearon mi cabeza y mi boca se llenó de carne rosada y húmeda, el primer orgasmo fue rápido pero cuando llegó el segundo se cogió al cabezal de la cama y gimió desesperadamente convulsionándose hasta que lentamente recobró el sosiego.
Con las piernas temblorosas me dirigí a mi habitación, las escaleras me parecieron más largas de lo normal, y caí en mi cama boca abajo hasta la mañana siguiente.
Como era domingo no se oía nada en la casa hasta muy tarde, mis tíos habían llegado tarde, y mis primas tenían motivos para dormir, yo cuando me desperté no quise ponerme a estudiar, solo tenía ganas de mirar al cielo, abrí un poco la ventana de mi buhardilla, estaba a un nivel más alto que los demás chalets, se veían tejados, jardines y al fondo las montañas verdes.
Bajo mi ventana al otro lado de la calle hay un chalet muy bonito, apenas se ve desde la calle, está rodeado de vegetación, pero desde mi posición llego a ver alguna de sus ventanas, a estas horas ya están entreabiertas, me llama la atención unas voces, en ésta urbanización es raro oír voces y menos en tono alto, eso llama mi curiosidad, me asomo con cuidado y veo en una ventana a un hombre joven discutir con alguien, no parece nada grave hasta que le veo levantar la mano y pegar a alguien, doy un salto en mi silla y me asomo más, solo veo pasar a la figura de una mujer rápidamente tapándose la cara, el aún le asesta otra bofetada, me indigno y me dan ganas de bajar al teléfono y llamar a la policía, pero en eso veo abrirse la puerta del chalet y salir al joven, va vestido con el uniforme de piloto civil llevando una maleta de viaje, sube a su coche y desaparece con un chirrido de neumáticos.
Al rato veo abrirse la puerta otra vez, sale la mujer, es también joven, y lleva como una venda tapando la cara, va bajando la calle andando lentamente.
Me visto rápidamente y salgo a la calle, a lo lejos todavía se ve a la chica, no tiene prisa y se toca la cara de vez en cuando, al alcanzarla la saludo y le pregunto donde venden periódicos, ella me dice que también va a la tienda por lo que me ofrezco a acompañarla, noto como le alivia la compañía y vamos hablando de nimiedades, al fin me armo de valor y le pregunto que le había pasado, me contesto al rato, se estaba inventando una historia, al fin me dijo que se había quemado en la cocina con agua caliente, me hice el pesaroso y le desee que se curara pronto a la vez que me ofrecí para ayudarla si tenía algún problema, ella lo agradeció de corazón, se sintió reconfortada y parece que se sintió más habladora, volvimos juntos de la tienda y me invitó a su casa, yo no me atrevía a pasar pero insistió, la casa era imponente, me contó que su pareja era piloto en una compañía extranjera y que se había marchado para varios días, no tenían hijos y llevaban algún tiempo juntos aunque llevaba mal la separación de los vuelos.
Me invitó a desayunar, pude apreciar el cuerpo que tenía, sobre unos 35 años, alta, morena y con la piel tostada por el sol, me dijo que le encantaba la playa y se preparaba para las vacaciones en una terraza que tenía el chalet oculta a la calle, lo poco que podía ver de su cara era muy guapa y aunque no llevaba ningún maquillaje tenía una facciones perfectas.
Cuando me pareció prudente me levanté para marcharme, pero me cogió la mano y abriéndola me beso en la yema de los dedos, después me los puso en los labios, no pude reprimirme y le di un beso encima de la venda que ocultaba el moratón del bofetón que le habían dado hacía un momento, una lagrima asomó en sus bonitos ojos, me acompaño hacia la puerta colgada en mi brazo, la mirada que me despidió me dijo muchas cosas.
Al entrar en mi casa dejé sobre la mesa del salón los periódicos que había comprado en el kiosco, el preferido de mi tío y tres más especializados en deportes.
Cuando me senté en mi habitación no me podía quitar de la cabeza la cara de la vecina de enfrente oculta por unos apósitos, disimulando los moratones provocados por su pareja, no pude evitar la curiosidad de asomarme por mi ventana y mirar al chalet de enfrente, era bastante grande y aunque de una planta tenía un patio interior que le daba luz y frescura a todas las habitaciones interiores, también disponía de una piscina con forma de riñón y una serie de arboles que daban sombra e intimidad al jardín.
Al rato de estar mirando distraídamente hacia el tejado del chalet, vi como de una habitación interior salía al patio interior oculto a la vista desde el exterior, la chica que había estado hablando un momento antes.
Salió tímidamente, mirando hacia todos lados, aunque el patio es pequeño, se notaba insegura, realmente yo no le había dicho que vivía enfrente y en la buhardilla, tampoco había tenido ocasión, de hecho no sabía ni como se llamaba.
Cuando salió, cerró la puerta tras de sí y se tumbó sobre una hamaca, iba envuelta en una toalla de baño que la cubría entera hasta los pies, que solo se abrió cuando estuvo tumbada, sacó una frasco con bronceador y lo estuvo repartiendo lentamente por sus brazos y piernas, yo estaba intrigado, su rostro todavía tapado por la venda no dejaba apreciar sus facciones.
Cuando hubo repartido la crema por los brazos, la pasó por el cuello, fue entonces cuando se quitó el apósito de la cara, era bellísima, pero un moratón cubría casi todo el pómulo y en la barbilla también se notaban las secuelas de los golpes, tan ensimismado estaba mirándole la cara que no me percaté que la toalla había caído a su espalda y dejaba al descubierto su cuerpo casi entero.
Al tener los brazos levantados, pude admirar sus pechos erguidos que le nacían desde los lados del tórax, estaban coronados por dos pezones con unas areolas grandes y que formaban entre ellos una separación que los hacía perfectos, bajo de ellos un ombligo perfecto y más abajo los muslos cruzados escondían un monte de Venus prometedor.
Cuando se acomodó en la hamaca, se presentó al sol de forma que le acariciaba todo el cuerpo ya de por si moreno, entonces ya se apreciaba su pubis perfectamente depilado.
Mi polla reaccionó inmediatamente y buscando una silla me senté frente a la ventana, decidido a observar tanta belleza, la chica estuvo un buen rato exponiéndose al sol, con los brazos sobre la cabeza, las tetas estaban alzadas y descansaban separadas y brillantes, como no llegaba a verla del todo me asomé a la ventana, quería ver con más detalle el cuerpo escultural de la chica, tuve el descuido de que el sol reflejó la esfera de mi reloj y le hizo un rayo de luz que pasó por su lado, ella apenas se tapó los ojos y miró para donde yo estaba salido medio cuerpo en la ventana, desde la distancia no aprecié la leve sonrisa de la chica, pero si que vi cómo separaba lentamente las piernas y las dejaba abiertas frente a mi, mostrando sus labios abiertos del todo para después irlas cerrando muuuuuy lentamente, después se cogió con las dos manos las tetas y se las juntó presionándolas hacia arriba pellizcándose los pezones.
Yo estaba como hipnotizado, no me di cuenta hasta un rato después de sentarme otra vez dentro y estar acariciando mi polla lentamente, que la vecina me había dedicado la visión de su coño.
Al rato bajé a la cocina, tenía mucha hambre y abriendo la nevera cogí lo primero que pillé, me acerqué a mi tío que ya estaba leyendo la prensa que le había comprado, nada más verme se levantó y me ofreció una silla a su lado, me pasó el brazo por el hombro y me dio las gracias por haberme acordado de él, enseguida abrió los periódicos y empezó a comentarme los partidos del día anterior. Estaba emocionado, había ganado su equipo.
Por la tarde salí un rato al centro a tomar una copa, mis primas habían salido con sus amigas y mis tíos se quedaron viendo la tv.
Al día siguiente ya hacía un rato que había venido de la universidad cuando escuché la puerta del chalet como se abría, bajé las escaleras de tres en tres y cuando salí a la calle disimulé como si fuera casual el encuentro, aunque mi corazón iba a mil, la chica iba vestida muy elegante, se notaba su buen gusto, llevaba un perfume embriagador, estaba bajando unos paquetes de su choche para meterlos en casa, me ofrecí a ayudarle, me percaté enseguida de que se había quitado la venda, la había sustituido por maquillaje y de no haberlo sabido no se apreciaba nada.
Al agacharse a sacar un paquete del coche el vestido se quedó hueco y mostró las dos tetas colgando apenas sostenidas por el sujetador, me miró a los ojos y se rió de la cara de idiota que se me había quedado, yo no tuve más remedio que admitirlo y me uní a su risa, a partir de ese momento se estableció una corriente de simpatía entre los dos que entramos a su casa con una risa contagiosa.
Casualmente mi tía llegaba en ese momento y viéndonos cruzó la calle y me dijo…
--- Juan, me alegro que ya conozcas a Emi, es una chica especial, estaba esperando el momento de presentaros. Emi mi sobrino Juan es un muchacho especial, como si fuera hijo mío, seguro que congeniáis.
Cuando se volvió para irse se volvió y dijo…
--- Ah! Se me ha ocurrido una cosa, Emi, como mi sobrino está estudiando, le vendría muy bien un apoyo con el inglés y tu lo dominas perfectamente, crees que lo podrías ayudar?
Yo me quedé paralizado, ni por un momento me esperaba este giro en la situación, pero más me quedé cuando Emi aceptó entusiasmada la proposición.
Cuando volví a casa mi tía estaba en la cocina, me dirigí directamente a ella, se volvió sonriéndome y me dijo…
--- Te ha sabido mal la idea Juan?
--- Nnnnoooo, desde luego, no podría ni soñarlo, no sabía que os conocíais y menos que me ayudarías de esa forma.
--- Tranquilo, Emi es una buena amiga y se merece tener amigos, tu eres un buen chico y también te mereces relacionarte, pero te tengo que contar una confidencia, me guardarás el secreto?
--- Claro tía, puedes contar conmigo.
--- Bueno, en principio no me llames más tía, llámame Ana, y después te tengo que advertir respecto a Emi. Como puedes ver es una chica hermosísima, pero tiene una historia un poco triste, Emi era azafata de una línea aérea, como es natural viajaba mucho y en una de las escalas conoció a su marido, es piloto de otra compañía, coincidieron en varias ocasiones hasta que se casaron, entonces Miguel que así se llama el marido, se mostró como realmente era, extremadamente celoso y muy machista, le obligó a dejar el trabajo y la dejó en casa, como ves no es problema económico, pero está en una cárcel de oro, él sigue viajando haciendo rutas, a veces enlaza varias semanas fuera, pero no deja a Ana relacionarse con nadie y sospecho que no la trata demasiado bien.
--- Gracias tía, digo Ana… te agradezco que me cuentes todo esto, Emi aunque no la conozco, me parece muy simpática y se le nota un tanto triste.
--- Solo te lo he dicho para que la trates bien, es encantadora, pero ten mucho cuidado en comprometerla, su marido es peligroso, más que peligroso, diría yo.
Me fui a mi habitación, estaba hecho polvo, los acontecimientos me habían descolocado por completo.
Por la tarde estando estudiando, llamaron a la puerta, se asomó mi tío y se sentó en una silla a mi lado, por su aspecto no podía imaginar el motivo de subir a mi cuarto, era la primera vez que lo hacía y me intrigaba.
--- Mira Juan me gustaría hablar contigo.
Tragué saliva esperando expectante.
--- Según creo estas estudiando magisterio, verdad?
--- Pues sí, mis padres siempre han querido que me ganara la vida fuera del pueblo, y estudio mucho para poder conseguirlo.
---Bueno, no tengo nada en contra de los maestros pero tengo una proposición que hacerte, como creo que ya sabes tenemos dos negocios que nos funcionan bastante bien, de hecho somos de los comercios que más venden en la actualidad, lo que no sé si sabrás es que cuando conocí a tu tía éramos una zapatería del montón, pero gracias a ella todo cambió, con su tesón y su trabajo subimos como la espuma, yo me dedicaba a hacer pedidos simplemente, pero ella vio el futuro y orientó la tienda a un nivel mucho más alto, de hecho con toda la crisis que sufrimos, nuestra tienda no la hemos notado, pues nuestra clientela es de mucho dinero y aunque hay muchos más pobres, hay muchos más ricos y se gastan el dinero, yo he procurado ponerme a su altura y he aprendido inglés para acudir a las ferias internacionales, pero tu tía además de hablar mejor que yo encima no tiene apenas acento extranjero, tiene una capacidad de trabajo incansable, por lo que nunca le he podido negar nada, para mi es toda mi vida, y me ha dado dos hijas maravillosas, pero ahora hemos ampliado como sabes a otra tienda en la mejor zona de tiendas del centro y necesitamos de mejor administración.
Yo siempre he pensado en que llegaría una persona para organizar todo el negocio y he pensado que quizá tú podrías ser esa persona, nosotros nos dedicaríamos a estar en cada tienda, pero el negocio lo administrarías tú. Por eso había pensado que podrías estudiar empresariales u otra carrera más orientada para los negocios, para poder coger las riendas en su día de este tinglado, como habrás notado mis hijas son estupendas, pero no tienen ambición de empresarias, y como también he notado os lleváis muy bien entre vosotros, lo que te agradezco mucho, quiero que sepas que te considero como a un hijo que no llegué tener. De todas formas no te presiono, simplemente piénsatelo. Te dejo, que no te aburras.
Y sin más salió y me dejó con la boca abierta.
Esa semana mis tíos tuvieron que asistir a una feria de zapatería, sería solo un par de días, pero para mis primas era más que suficiente.
María enseguida que se enteró empezó a organizar la fiesta, el sábado invitaría a su amiga a dormir a casa, en principio era para estudiar, pero yo sabía el plan verdadero, cuando vino la chica y me la presentó me quedé admirado del tipazo que tenía, por supuesto era tanto o más pija que mi prima, además bastante creída, no sin razón, era la más deseada del grupo, ella lo sabía y presumía de ello.
Mis primas organizaron una cena informal, a base de pizzas y colas sin, además de otras sutilezas, menos mal que después sacaron bebidas y demostraron que el alcohol no lo desestimaban en absoluto.
Hicimos un corro en el suelo y las pizzas y comida china se mezclaba sin orden con la cerveza y las coca-colas.
Todo eran risas y frases con doble intención, la chica era bastante desinhibida y procuraba demostrar su gran experiencia con los chicos.
Yo estaba expectante, y un poco atemorizado ante la seguridad que demostraba la rubia.
Los ánimos estaban exaltados, todos teníamos ganas de pasarlo bien, María propuso jugar a las prendas, después de varias ideas acordamos la famosa botella, todos la giraríamos y a quien le señalara podía pedir algo a los demás.
En principio me preocupé, pues yo era el único hombre frente a las tres chicas desatadas, esperaba lo peor, no tardaron en confirmarse mis sospechas, en principio fueron la quitada de prendas de ropa, por una que le tocaban a las chicas a mi me tocaban tres, yo procuraba alternar a las chicas, a una le quitaba la falda, a otra la blusa, a otra los zapatos, en cambio a mi empezaron por los pantalones y en un momento estaba completamente desnudo, esto añadido de los comentarios calientes de las chicas tenía casi siempre la polla empinada.
Pero cuando ya no me quedaba ninguna prenda para quitarme empezaron los “castigos”, empezaron suaves, besar a una, tocar las tetas a otra, pero cuando vieron como se me ponía la polla cada vez que tenía que complacer alguna petición se centraron en apostar fuerte.
Yo por el contrario, contraatacaba haciendo que una desnudase a otra o que enseñara el coño más menos sensualmente, pero cuando el ambiente se fue calentando mis primas hicieron un cambio claro en el que atacaban a Cris, siempre que le tocaba a ellas decidir me obligaba a hacerle cosas cada vez más excitantes, en principio cuando le tuve que chupar las tetas a la chica, mis primas estaban mirando con interés la reacción de su compañera, está en principio estaba convencida de su superioridad en experiencia y en dominar la situación, pero según iba llegando a sus zonas erógenas iba acusando las sensaciones físicas, de hecho cuando me dijeron que le lamiera el coño, esta se puso presta en posición boca arriba y con las piernas abiertas, pero cuando mis labios abrieron sus labios y metí la lengua en su vagina ya empezó a suspirar y mesarse el pelo, más cuando llegué a lamer su clítoris, ya se pellizcaba sus pezones y se apretaba las tetas juntándolas y amasándolas con las dos mansos, me apretaba la cabeza sobre su coño ardiente y apenas me dejaba respirar, la teórica brevedad del castigo se olvidó y se recreaba abriendo las piernas y ofreciéndome sus labios levantando las caderas contra mi boca.
Cuando ella tenía la ocasión de elegir castigo, elegía a María para que me hiciera lo mismo o que me chupara la polla o los huevos, mi prima obedecía con gusto, pero acababa pronto para reservarse la revancha.
Maite también participaba en los castigos y procuraba que le fuera acariciando el ano, ya fuera con la lengua o con los dedos, por lo que Cris, cada vez estaba más receptiva para el sexo anal.
Estuvieron preparándola haciendo que le metiera el glande solamente en el coño para luego sacarlo, ella se desesperaba y me pedía que se la metiera de una vez hasta dentro, pero mis primas me hacían retroceder, ponían como condición que tenía que meterle el dedo en el culo a la vez que la punta de la polla en el coño, el vocabulario cambió bastante, desde las palabras cursis del principio, ya me reclamaba la “polla dentro del coño” o párteme en dos” o “hazme tu puta”, mis primas me miraban admiradas ante el cambio.
Al haberle hecho desear mi polla al máximo, ya solo deseaba que le tocara a ella y al tener el coño mojado le regalaba de vez en cuando una metida rápida hasta dentro, en la que gemía rogándome que no la sacara, el orgasmo le llegó sin esperarlo y se retorcía de placer, en estas ocasiones yo le metía el dedo en el culo, el esfínter se relajaba al estar distraída en recibir mi carne por la vagina y de un dedo pasé a meter dos debidamente lubricados por mi prima Maite, al fin se planteó el meterle la polla por el culo, la cara de la chica cambió de momento, viendo el grosor de mi miembro se imaginaba la dificultad en meterla pero consintió diciendo que ella lo había hecho varias veces, cuando mis primas la pusieron en posición de rodillas y con la cabeza sobre la alfombra, le separaron las nalgas y Maite untó el orificio abundantemente al igual que mi polla desde el glande hasta los huevos, María me fue acercando a ella presionándome en mi cadera, hasta que me apoyo en el centro de su ano, ella quiso huir pero no le dejaron, presioné un poco y cuando le entró apenas un centímetro de mi glande, dijo…
--- Ya está, veis como me la ha metido? Así lo hago yo siempre.
Mis primas me miraron asombradas y se rieron.
--- Como que ya está? Si no te la ha metido nada.
--- Con esto sobra, no veis que no cabe más?
--- Pues no, te va a dar por el culo como se debe, tú simplemente déjate llevar y relájate, no te dolerá.
--- A mí solo me la han metido un poco, más no puedo.
--- Ya verás como si que puedes, y luego lo agradecerás.
Sin más discusión María me dio una palmada en el culo a mí dándome la salida, le cogí de las dos caderas, Maite me tenía cogida la polla por el tronco apuntando al centro del ano, María metía la mano entre las piernas de Cris y le acariciaba el clítoris, haciendo que abriera las piernas y arqueara la espalda.
Mi polla llegaba justo al rugoso agujero rosado y al presionar fue cediendo ante la insistencia del glande que suavemente se incrustaba sin parar, la chica chillaba según notaba agrandarse su orificio, pero no tenía perdón, la polla no paraba milímetro a milímetro hasta que el anillo del glande despareció dentro le esfínter de la chica, las lagrimas que le caían demostraban que estaba “vivamente” emocionada y con ganas de que lo que le faltaba por entrar llegase a su fin, cuando ya iba por la mitad por fin comprendió que era mejor colaborar y haciendo unos movimientos con los músculos vaginales ayudó para que me entrara casi de golpe hasta pegar mis huevos en su coño, entonces lloraba pero de alegría, de repente se olvidó del mal rato que había pasado y me apremió para que la follara sin piedad, ansiaba mi polla dentro de ella, la crema hacía su función y solo sentía un placer inexplicable, me pidió que me corriera dentro porque quería sentir mi leche inundando su culo por primera vez, sin dudarlo la complací y la llené con varios chorros.
Cuando mis primas notaron como por mis venas se hinchaban y palpitaba mi polla le metieron dos dedos en el coño a la chica como premio, con lo que le vino un orgasmo que le hizo derrumbarse sobre la alfombra.
Mis primas aplaudieron burlándose de que no había conocido una polla en el culo hasta ahora, Cris no tuvo más remedio que reconocerlo.
Cuando se levantó las piernas le temblaban, ya era muy tarde y decidimos irnos a dormir, me subí a mi habitación y ellas se fueron a su cuarto.
Casi me había dormido cuando la puerta se abrió y Cris se metió en mi cama, me dio un beso y me dijo al oído…
--- Fóllame.
Siempre he sido muy obediente, se tendió boca arriba y me dijo…
--- Haz lo que te apetezca conmigo, quiero que me hagas sentir todas las corridas que puedas.
Me incrusté entre sus piernas y mi polla buscó ávidamente sus labios y resbalando entre ellos, saltó sobre el clítoris y se coló de un golpe entre los labios menores buscando el calor húmedo de su vagina, desde el principio se la metí hasta dentro, sus pliegues me enervaban y no tardamos en corrernos a la vez, nuestras piernas se enredaron, sintiendo como los espasmos eran mutuos.
Al amanecer desperté y al verla a mi lado boca arriba con los brazos sobre la cabeza, lentamente le abrí las piernas sin despertarla, metí las mías entre las suyas como una tijera y me puse a su lado, con una mano acariciaba sus tetas y con la otra el clítoris, cuando se despertó mi polla estaba bombeándola suavemente, los pezones y el clítoris estaban hinchados y duros. Un nuevo orgasmo la sacudió violentamente.
El sol nos encontró abrazados.
Continuará.
Agradezco sus comentarios.
7 comentarios - Mis primas de la capital 2