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El campeón...

No lo reconocí de entrada. No soy tan futbolera como para reconocer a una vieja gloria del fútbol. Pero cuándo me dijo su nombre sabía que de algún lado me sonaba.
-Perdoname, pero tu nombre se me hace conocido, ¿estás en la tele o algo?- le pregunto cuando ya me rompía la cabeza por tratar de recordar de dónde podría conocerlo.
-Jugué  al fútbol- me responde con una sonrisa, como aceptando estar acostumbrado a que lo reconozcan.
-¿Ah si? ¿En algún equipo importante?-
-En Ferro, Boca, Gimnasia...-
Cuando me nombra a Boca, dejo de hacer lo que estaba haciendo, que era rellenar datos en una planilla, y me lo quedo mirando.
-¿Por casualidad no habrás jugado en el Boca de Bianchi?- le pregunto interesada de repente en lo que aquel hombre tenía para decirme.
-Ya me había retirado, pero llegué a jugar en el Boca campeón del 92-
-Mi marido es fanático de Boca, si le cuento que te tuve sentado enfrente y no te pedí un autógrafo seguro me corta los víveres-
-¿Y vos?-
-¿Y yo qué?-
-¿No sos hincha de Boca?-
-No, yo soy de Almirante Brown, como toda mi familia, pero todo bien con Boca, como estamos en diferentes campeonatos no hay problema-
Le acerco papel y birome, diciéndole:
-¿Se lo podrías dedicar a...(el nombre de mi esposo)? Se va a morir de la emoción cuándo lo vea-
-¿Y no te gustaría darle mejor una camiseta?- me pregunta sin llegar a agarrar ni el papel ni la birome.
Lo miro sin entender.
-En mi casa tengo un cuarto lleno de recuerdos, una especie de museo, y me sobran camisetas de esa época, si querés podemos ir, elegís una y se la firmo. Sería un buen regalo para un hincha-
-Mi marido se volvería loco- coincido.
-Mi casa está acá cerca, además tenés que ir a hacer las inspecciones, ¿no?-
Como en sus mejores épocas de jugador, desbordaba por el lateral y me tiraba el centro para que yo hiciera el gol. 
-En realidad de las inspecciones se encarga otra persona- le digo pinchándole la ilusión, pero solo por un momento, ya que como todo buen volante ofensivo, no da ninguna pelota por perdida y vuelve a la carga.
-Pero por esta vez podrías hacerlas vos, yo me quedaría más tranquilo y tu marido se llevaría un lindo recuerdo-
Lo pienso brevemente, más por agregarle suspenso que por otra cosa. Al final, me levanto, agarro mis cosas y aviso que salgo a hacer unas inspecciones, que si me necesitan para algo me llamen al celular.
El ex futbolista había entrado aquella mañana a la oficina no solo para asegurar sus autos particulares, sino también su casa. Por lo que no resultaba extraño que fuera a hacer una inspección a domicilio.
 -¿Y como fue que llegaste a mi oficina?- le pregunto ya en su auto, mientras nos dirigimos a su casa.
-Por un amigo, tiene asegurada una flota de taxis con vos, le comenté que estaba buscando un buen seguro y me recomendó que fuera a verte..., lo que no me dijo es que estuvieras tan buena-
Me sonrío y le agradezco el piropo. Por supuesto soy consciente de que no voy a su casa solo a realizar una inspección y a recibir una camiseta de regalo. Lo que el ex futbolista pretende es revivir sus días de gloria y llenarme el arco de goles, lo cual me excita muy especialmente. 
Cuando llegamos nos abre la puerta una empleada de servicio, vestida con uniforme y todo. Lo primero que hace el ex futbolista es preguntarle por su esposa.
-La señora está en su estudio, avisó que hoy no viene a almorzar- le responde la empleada con una evidente tonada guaraní.
-Mi esposa es arquitecta- me explica el ex futbolista -Estos días anda bastante ocupada con un nuevo emprendimiento-
Luego le dice a su empleada:
-La señora viene a inspeccionar los autos y la casa para el seguro, vamos a empezar por el cuarto donde tengo mis recuerdos-
Subimos por una escalera, atravesamos un pasillo y entramos en una de las puertas que está al fondo del mismo. Lo que se me revela al entrar le haría caer la baba a cualquier fanático del fútbol. Las paredes adornadas con camisetas colgadas como cuadros, una estantería rebosante de pelotas, otra de trofeos, una tercera con fotos y medallas. 
-Acá está toda mi vida deportiva- me dice.
Me acerco a ver un perchero que tiene solo camisetas de Boca con los más variados diseños y sponsors. 
-¿Usaste todas éstas?- le pregunto.
-Algunas, otras son de intercambiarlas estando en otros equipos- me explica mientras se me acerca por detrás.
Lo siento parado justo tras de mí, hasta puedo sentirlo respirándome en la nuca cuando me pregunta:
-¿Cuál te gustaría regalarle a tu marido?-
-Ésta...- le contesto agarrando una que tiene la publicidad de Parmalat en el pecho.
-Con ésa salí campeón en el 92- me informa.
La elijo porque recuerdo que mi marido tiene unas fotos de chico con esa camiseta.
-¿Sabés que me gustaría?- me dice pasando sus manos por ambos lados de mi cuerpo y tocando la remera -Ver como te queda puesta-
Me volteo y lo miro. Es más alto que yo, así que tengo que mirar hacia arriba. Debería protestar, decirle que no estoy ahí para hacerle de modelo, pero en vez de eso me voy hacia un costado, me quito el saco, la camisa y por encima del corpiño me pongo la camiseta de Boca Juniors, modelo 1992.
El ex futbolista me mira fascinado, dando un par de vueltas alrededor mío.
-Te queda pintada, debería regalártela a vos- me dice, manteniéndose siempre muy cerca.
-Ya te dije que no soy de Boca- le recuerdo.
-Entonces deja que te ayudo a sacártela- me dice y poniéndose frente a mí, agarra la camiseta por los costados y me la saca por encima de la cabeza.
Me quedo en corpiño, con mis pechos moviéndose arriba y abajo debido a lo agitada de mi respiración. 
Pone entonces las manos en mi cintura y como no le digo nada, sube decidido hacia mis pechos, siempre mirándome, atento a cualquier reacción negativa que, por supuesto, no demuestro, ni aún cuando me agarra una teta con cada mano, y me las aprieta con incitante ternura.
Como sigo sin decirle nada, lleva ahora las manos hacia mi espalda y me desprende el corpiño con tan solo un movimiento. Yo misma me saco los breteles y dejándolo caer al suelo, me quedo con las tetas al aire.
Ya estoy con los pezones hinchados y en punta de la calentura que tengo. 
Se inclina y volviendo a sobármelas, me besa en la boca.
-Ésta es la mejor inspección de seguros que me hayan hecho jamás- me dice.
-Es una promoción que tenemos para los clientes nuevos, en especial para los ex futbolistas- le replico con una sonrisa, besándolo ahora yo, ávida y jugosamente, clavándole mis pezones erectos en el pecho.
Me agarra de la cintura y me sienta sobre el escritorio que tenemos detrás. Estoy con pollera, así que mete una mano por debajo y eludiendo el elástico de la bombacha, me acaricia la concha mientras vuelve a besarme con apasionado frenesí.
Siento sus dedos resbalando sobre mi pubis, enredándose con mis pelos, delineando la forma de mis labios, metiéndose adentro y explorándome profundamente.
Me abro toda, atrapándolos, absorbiéndolos, disfrutando la forma en como los mueve, dejándolo impregnarse en el calor y la humedad de mi sexo.
-¡Te quiero coger...!- me dice con la voz ronca por la calentura.
-¡Para eso vine...!- le digo del mismo modo, agarrándolo del cuello y manteniendo su boca bien pegada a la mía.
Saca entonces los dedos de mi interior y se baja el pantalón, pelando una poronga que en sus días de jugador debe de haber despertado admiración y envidia en la mayoría de los vestuarios del fútbol argentino.
Agarra un preservativo de uno de los cajones del escritorio, se lo pone, y sacándome la tanga se coloca por entre medio de mis piernas. Me levanta la falda de la pollera, y de un solo envión me la manda a guardar toda entera.
Estoy tan mojada y abierta que la pija resbala cómodamente por todo mi interior, hasta que sus huevos hacen tope con mis ya hinchados labios. 
Al sentirse dentro mío el ex futbolista suelta un complacido suspiro, complementado por otro igual de intenso de mi parte, tras lo cuál se agarra de los bordes del escritorio y comienza a moverse activa y fluidamente.  
Entrelazo las piernas alrededor de su cuerpo y me muevo con él, recibiendo cada golpe de su pelvis con una exclamación de júbilo y agonía.
Mientras me coge nos besamos, mordiéndonos, chupándonos, amándonos con todo el cuerpo, entregándonos el uno al otro sin reservas ni condiciones.
Tras pegarme un buen garche me baja del escritorio, me saca la pollera y dándome la media vuelta, me coge de parada, embistiéndome desde atrás. 
Estoy desnuda, solo con los zapatos y las medias puestas, aferrándome del escritorio para aguantar las arremetidas con que el ex futbolista me gratifica.
Sin dejar de bombearme, me chuponea el cuello, me mordisquea la oreja y quemándome las mejillas con su aliento excitado, me pregunta:
-¿Te gusta por el culo?-
-¡Me encanta...!- le respondo sin titubeo, aunque me apuro en aclararle -Pero tenés que dilatármelo un poquito-
En realidad no necesito que me dilate nada, pero me gusta que me metan los dedos y me excaven como si quisieran encontrar algún diamante perdido en lo más profundo de mi ojete.
Sin sacármela de la concha todavía, se chupa el pulgar de su mano derecha, y deslizándolo por el surco de mi cola, empieza a distenderme el esfínter.
Lo hace con paciencia y esmero, como si no quisiera retirarse aún de mi conducto principal.
Introduce primero la yema y luego el resto del dedo, moviéndolo en círculos, abriendo enseguida una brecha más que aceptable para su portentoso volumen. 
Me la saca entonces de la concha, escupe profusamente en el centro del agujero, y me la entierra casi hasta la mitad, empujando con entusiasmo para meter todo el resto. Me aferro bien fuerte de los bordes del escritorio, y arqueando la espalda, lo dejo que me rellene bien el orto.
¡PLAP...PLAP...PLAP...PLAP...PLAP!
Es el sonido que se escucha en aquella habitación que hace las veces de museo. Su cuerpo chocando contra el mío, amoldándose a mis curvas, a mis formas.
Agarrándose de mis caderas el ex futbolista me culea impunemente, entrando, saliendo, haciendo de mi culito un agujero sin fin. Un abismo de placer, profundo, recóndito, insondable.
Acabamos los dos juntos, estremeciéndonos al unísono, gimiendo y jadeando como dos desaforados. 
Mientras llena el forro de leche me aprieta contra su cuerpo, y me dice al oído:
-¡Y se va la primera!- lo cuál evidentemente significa que habrá una segunda.
La camiseta de Boca sí que vale, pensaba yo mientras me limpiaba entre los muslos con unas carilinas que había sobre el escritorio.
El ex futbolista se quita lo poco que tiene puesto y se sienta en una butaca que está instalada frente a un televisor 4K de 55 pulgadas en donde seguramente revivirá sus días de Gloria con grabaciones de aquella época. Sin dejar de mirarme, se agarra la poronga y se la menea, haciéndome una invitación más que obvia.
-¿Tu mucama no dirá nada de que estemos tardando tanto?- le pregunto preocupada de repente por nuestra intimidad, aunque avanzando decidida hacia dónde ya está instalado.
Niega con la cabeza.
-Es como Shakira, sorda, ciega y muda-
Me acomodo de cuclillas en el suelo, por entre sus piernas, y le chupo la pija, poniéndosela en un estado superlativo a pura mamada.
-¡Una turca, por favor..., haceme una turca con esas tetas divinas!- me pide con un tono por demás entusiasta.
Por supuesto que se la hago, frotándosela a todo lo largo con mis pechos, dejándola casi amoratada de tanta fricción.
Cuando se la suelto, la pija se queda vibrando, terriblemente hinchada, con las venas marcadas a presión sobre cada tramo de su piel.
-¡Ahhhhh..., que rico me la chupás bebé, si..., muy bien..., ahhhhhh..., chupame toda esa parte, dale...!- me dice pegándose la pija contra el vientre y ofreciéndome sus huevos peludos e hinchados.
Se los mastico con devoción, parando de a ratos para sacarme los pendejos que se me quedan pegados en la lengua.
Le dejo los huevos todo chorreados de baba y me levanto en busca de otro forro. Se lo pongo y me le subo encima, a caballito, ensartándome bien hasta la raíz toda esa perfecta erección.
De solo sentir como me llena y rebalsa con su carne tengo un orgasmo. Me desarmo de placer ahí encima suyo, temblando y jadeando en forma ahogada y compulsiva.
-¡Como te mojás hermosa..., parece como si se te derritiera la conchita!- me dice el ex futbolista, volviendo a arremeter contra mis tetas con chupones y mordidas, mientras que yo, sintiendo todavía la electrocución del placer, me muevo arriba y abajo, abriéndome toda.
Nos cogemos con movimientos suaves, moderados, fluyendo el uno en el otro, acoplándonos en forma plena y exquisita, haciendo de nuestros sexos una sola sensación, un sólo estímulo.
Acabo una y otra vez montada ahí arriba, sintiendo que su dureza no decrece ni un poco, manteniendo en todo momento un tamaño portentoso y aguerrido. Por lo menos hasta que me agarra de las nalgas, se levanta conmigo en upa y volteándome de espalda sobre la butaca, arremete con todo por entre mis piernas, cogiéndome ahora sí con un ritmo brutal y desquiciado. Entonces, cuando ya está por venirse, me la saca, se arranca el preservativo, se la menea un par de veces y me acaba encima, espeso, tibio, gratificante.
Se incorpora, se la sacude, salpicándome las últimas gotitas de semen, y exhala un profundo y gutural rugido, como si fuera el grito de gol que vale un campeonato.
Tras el goce me levanto y vuelvo a limpiarme con las carilinas que están en el escritorio.
-¡Pedazo de polvo nos echamos...!- exclama el ex futbolista con tono agitado, derrumbado en la butaca, reponiéndose todavía del tremendo esfuerzo realizado.
-¿Cuando jugabas, eras así de bueno?- le pregunto empezando ya a vestirme.
-Siempre, un jugador de toda la cancha- asiente sin modestia alguna.
Tras vestirme y arreglarme hago las correspondientes inspecciones, tanto a la casa como a los vehículos que tiene en la cochera. En el que vinimos ya lo había inspeccionado en la oficina.
-Esta misma tarde te mando la cotización por mail- le digo al terminar.
Volvemos entonces al cuarto-museo, en donde habíamos dejado la camiseta.
La dedicatoria que le puso quedó así:
"Para (el nombre de mi marido) de un campeón a otro campeón". Con su rúbrica al final. 
Mi marido no podía creerlo cuando se la di, sobre todo porque ése campeonato del 92 significó mucho para él. Tenía solo nueve años, pero su papá, que falleció unos pocos años después, lo llevó a casi todos los partidos, por lo que ese equipo y esa camiseta ocupan un destacado lugar entre sus recuerdos más queridos.
Obvio que para mí ahora también sería algo digno de recordar, sobre todo aquel campeón que, habiendo hecho feliz a mi marido de niño con sus gambetas y goles, ahora, tantos años después, me hacía feliz a mí, de una forma distinta aunque igual de válida.
En el 92 los goles los recibieron otros, esta vez los recibí yo...














 








 





31 comentarios - El campeón...

Desert-Foxxx
Marita la botinera posws ser ahora.
maritainfiel +5
Botinera no, pijera....
Desert-Foxxx
@maritainfiel adicta a la pija. Un honor que me hayas respondido.
nazaynacho
Van 10 puntos Marita 10 puntos quiero conocerte bombón y hacemos el gol de Diego contra los ingleses meta mano y sexo bb
martvoyeur
👏👏👏👏👏👏👏👏👏
matfran15
Demasiados datos... no? porbre B*** lo encendiste fuego en todo sentido... gran relato +10
chelocabito
excelente relato como siempre Marita!!!como buena pijera dejaste todo en la cancha y esa camiseta numero 10 para tu marido tiene mucho valor,los bosteros en el '92 gritamos los goles del B... magico
Elpndjomacho
que buen relato @maritainfiel aunque tenes algunos mejores, pero siempre manteniendo el estilo y la atencion a lo largo del mismo, no decaer nunca!! realmente muy bueno...+10
celta05
Sos un barrilete cósmico !!!
Ta,ta, ta.
romance11
Que grande el beto marcico, jugo con mi tio en boca
Blues_Local1
Excelente relato como siempre. Con lo que contas creo que tu marido hasta si le contas realmente como conseguiste la camiseta te va a querer mas que nunca. Esperemos que la mujer del querido BM no ande por estos lares jaja. Dejo 10
kramalo
muy bueno Marita...!! sos una campeona.... del garche... besos..
dantraloco
Pero si jugaba en el 92 ya debe estar mayor ese hombre.
Buen relato, van ocho puntos.
maritainfiel +2
58 años según los datos que me dio para el seguro, pero como sabrás siempre me gustaron los mayorcitos...
DigaoD
Yo también quiero asegurar mi casa y mi auto y tengo camisetas de Boca y de Almirante!!!
rom123lopz
Que calidad de relato, me hiciste acabar mucho hermosa, un beso.
porongarabiosa
Ufff que ganas que tengo de recorrer ese cuerpo y garcharte!!! Como me calentas en cada relato sos única me dejas secó en todos tus relatos
mariojuanjho
Extraordinario relato!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
FabricioBiazzi
me volves muy loco, me pones al palo con tus relatos
voyeur18
la putita de marita ...
TTATO10
terrible relato marita.!! unas fotos y andamos duros
Bass_07
A.M, de 58 años jajajajaja sos una grosa Marita, espero que me des un regalo de cumpleaños la semana que viene eh!
Cisco_xxx
Una genia total! Simpre los Mejores tus relatos..
sadsebast
que grande el Beto mi idolo yo tenia 10 años en el 92. Ahora sigue siendo mas que nunca mi idolo
Melquior
Lindo relato, mezcla de calentura y nostalgia
DIEGOTE19X5
Excelente relato Marita y definió como un crack que es
Fermibb
Una genia escribiendo!
LucaPil
Vaamo.boca carajo
insomniotucuman
te dejo 10 puntos porque no puedo mas.... mataría que alguna vez subas imagenes completas tuyas... serias mas perfecta aun, escritora y poringuera
Morochaybostera
Soy bostera, pero lo tuve que googlear...jajaja. Gracias, el relato ameritó la pajita que me di mientras leía.