María fue al baño y yo me quedé tumbado en la cama, aun mareado por el orgasmo. Mi polla reposaba sobre mi vientre y se encogía a gran velocidad mientras miraba el consolador que estaba sobre la cama, en aquel momento aquel consolador era el doble de grande que mi polla.
Mi novia se tumbó a mi lado, en principio con intención de dormir, pero poco a poco volvimos a besarnos y comenzó a menearmela bajo las sábanas; yo llevaba mis dedos a su sexo, que estaba abiertísimo y ella intentaba reanimarme... pero pronto nos dimos cuenta de que era inútil, yo siempre había sido de un solo asalto, tardo muchísimo en volver a estar a pleno rendimiento para echar otro polvo, así que desistimos y nos quedamos dormidos.
El fin de semana estuvimos de recados, compras, paseos... lo típico de las parejas, sin ningún plan en especial, pero a mí no se me iba de la cabeza como en mi imaginación había sustituido nuestro consolador por la polla de Edu. Empezaba a estar realmente obsesionado y ni si quiera sabía por qué, ni qué quería, para colmo tenía la necesidad de contárselo a alguien, pero no era un tema cualquiera... dudaba en comentárselo a la propia María y ver si entre los dos podríamos descubrir el motivo, pero por alguna razón no le decía nada.
El sábado por la noche nos quedamos en casa viendo una película y María se quedó dormida en el sofá, cosa bastante frecuente. Fui a la cocina a por agua y al volver al salón, en lugar de volver al sofá me senté en la mesa con el portátil. Estuve un rato con un ojo puesto en la película y la otra en internet. De nuevo acabé entrando con la cuenta de María en las fotos de Edu. Le di otra vuelta a sus albumes y me detuve un poco en las fotos de la playa, la verdad es que el tío tenía buen cuerpo, no es que se le contasen los cuadrados uno por uno pero estaba en forma, marcado y se le marcaba esa uve de los abdominales. De golpe me vi fijándome en su bañador, si se le marcaba algo bajo la prenda, tan pronto comencé a hacer eso supe que se me estaba yendo la cabeza, cuando justo María se despertó y salí rápidamente de aquella página, aunque ella para nada podía ver la pantalla desde el sofá.
La película acabó y nos fuimos a la cama. Yo de nuevo estaba bastante excitado y comencé a besarla.... me encantaban sus besos, podíamos pasarnos 5 minutos solo besándonos en cama antes de empezar a tocarnos algo más. La cosa se fue calentando y dudé en coger el consolador de la mesilla pero me contuve... En principio parecía que iba a ser un polvo de sábado más, pero yo estaba especialmente caliente: empecé a follarla en misionero, cada vez más rápido, hasta el punto de que ella me acabó pidiendo que lo hiciera más despacio, cosa que casi nunca hacía. Luego se subió ella encima y veía sus tetas botar delante de mi cara hasta que me las llevé a la boca, y se las mordí hasta hacerla no gemir si no hasta casi quejarse un poco, y luego, a cuatro patas empecé a embestirla con cada vez más fuerza. Estábamos echando un polvo de campeonato, María gemía desinhibida y se escuchaba nuestros cuerpos chocar a toda velocidad; los vecinos tendrían que estar alucinando. Yo cerraba los ojos y se la metía sin parar, cada vez más rápido, al cerrar los ojos sentía cada vez más su cuerpo y la escuchaba gemir con más nitidez, pero para mi sorpresa, así, con los ojos cerrados comencé de nuevo a fantasear, como si me fuera de la escena, me veía a mi desde fuera follándomela, pero pronto, por culpa de aquella obsesión que me tenía ya casi dos semanas obcecado, comencé a ver desde fuera como se la follaba, no yo, si no Edu. Me imaginaba a mi a unos dos metros de aquella follada, con mi polla en la mano, viendo como Edu le metía una polla mucho más grande que la mía en el coño de María, y ella se entregaba a él y gemía como loca. Yo seguía con los ojos cerrados y me imaginaba a mi novia diciéndole que le encantaba su polla entre grito y grito, le agradecía la enorme polla que le estaba metiendo... al imaginarme eso me corrí, en la realidad, dentro de María... gimiendo yo como pocas veces.
Caí rendido sobre ella. De nuevo, como el día anterior, yo había acabado y ella no. Pero esta vez, tras asearnos un poco, no intentamos un segundo polvo. Eso sí, le dejé caer que me había parecido un polvazo y ella me respondió con un "joder, casi me rompes", y no tuve bien claro si eso significaba que le había parecido un buen polvo o no.
Me quedé dormido, un poco preocupado. Aquello se me estaba yendo de las manos.
Durante la semana siguiente no hubo una mañana en la que no me hiciera una paja con la dichosa foto en la que María y Edu salían juntos. Me los imaginaba en todas las posturas imaginables y a Edu con un buen pollón; quizás fuera absurdo, quizás Edu tuviera una polla tan mediocre como la mía, pero yo me la imaginaba considerablemente grande.
Pero lo que me alarmó de aquella semana no era aquella paja diaria pensando en ellos, si no que el martes estaba follando con María, ya llevábamos mucho tiempo, y no era capaz de correrme, yo lo achacaba a que me había hecho una paja por la mañana, pero acabé de nuevo imaginando que era Edu quien la follaba y me corrí en seguida.
Con esa obsesión y todas esas rayadas acabó llegando el jueves, día en el que los del despacho de María solían quedar para tomar algo, y sabía que tenía que pedirle a mi novia un acercamiento con Edu, aunque me tachara de loco tenía que intentarlo. Aunque no sabía ni que decirle.
El jueves por la tarde María me escribió al móvil que iría directamente desde el trabajo con los del despacho a tomar unas cervezas. Algo de lo más común los jueves. A mí no se me había ocurrido en todo el día que decirle, como enfocarle el tema para pedirle que se sentara con Edu, ni si quiera sabía yo muy bien qué quería. Algo desesperado le escribí directamente:
-Podrías sentarte al lado de Edu... tendría su punto...
Ella tardó un poco en contestar.
-Me voy a sentar con la gente que me cae bien, como siempre. No sé qué punto le ves al tema.
-No sé, me da morbo que piensen que te gusta.
-Te da morbo que piensen que me gusta o que lo piense él. No entiendo nada.
-Ni yo lo tengo claro.
-El otro día me dijiste algo así como que te gustaba que él pensase que a mi me gustaba para después yo pararle los pies, una cosa que no tiene ni pies ni cabeza, y ahora esto.
Leí aquel párrafo dos veces, la verdad era que me sorprendía que ella se acordase de aquello.
-Bueno, es verdad, quizás sea mejor que me aclare yo que es lo que me parece morboso antes de pedirte nada.
-Sabes que me da igual fantasear, me parece bien, pero con gente del trabajo...
-Ya, es verdad, nada, pásalo bien.
Así quedó la conversación. Tenía razón en que en aquellos 4 años habíamos fantaseado con cosas. Sobre todo en vacaciones. Una vez habíamos visto a una pareja follando en el mar y nos habíamos excitado mucho, hasta el punto de acabar follando en el coche a plena luz del día, en un polvo en el que mientras follábamos, muertos de calor, y entre gemidos, nos preguntábamos el uno al otro si nos ponía el chico, o la chica... Habíamos visto porno a veces en internet... Habíamos fantaseado incluso con algún trío, muy por encima... Pero aquello no era comparable a "me pone imaginar que te folla tu compañero de despacho".
María llegó sobre las once de la noche. Le brillaban un poco los ojos. Era normal, con dos cervezas ya se le nota. Yo estaba en el sofá y ella en seguida sonrió.
-A ver, ¿qué te pasa con él? -dijo quitándose el abrigo y el bolso y sentándose a mi lado.
-Pues... es que no lo tengo claro, solo se que me pondría que te atrajera.
-Pues lo siento pero no...
-No te sentaste cerca de él, supongo.
-Pues no. Aunque...
-¿Aunque qué?
-Pues que... si me dijeras concretamente para qué... pues por qué no... sí que lo haría.
-Es que no lo sé.
Nos quedamos en silencio y ella se levantó hacia la cocina. Llevaba tacones, un traje gris de pantalón y chaqueta y una camisa azul marino. La verdad es que con los tacones se le hacía un culazo de infarto. Aquellos pantalones le quedaban especialmente bien. Ella volvió de beber algo y volvió al sofá conmigo.
-Vaya culazo te hacen esos pantalones -le dije.
-¿Si?
-Si, te quedan mejor esos pantalones que cuando vas en falda... se te nota más el culito... Joder... estás muy buena... -le dije acercándome y besándola- seguro que la mitad de tu despacho se hace pajas contigo...
-Sí... vamos... seguro -dijo casi riendo- Por cierto, -continuó- si te sirve de algo para esa fantasía rara que tienes, algo le escuché a los chicos de una chica que está con Edu ahora, no sé si un lio o una novia.
-¿Si?
-Sí.
-¿Qué dijeron exactamente? -hablábamos entre beso y beso, y yo ya empezaba a acariciar sus tetas sobre la camisa.
-No sé... Fui al baño y al pasar delante de ellos escuché cosas sueltas de una rubia o no se qué.
-No sé si estará con una rubia... pero seguro que él y todos los demás se hacen pajas pensando en ti...
Yo estaba cada vez más excitado, le había desabrochado un botón de la camisa y acariciaba su escote mientras ella ya me sobaba sobre el pantalón. Yo compaginaba la conversación con besos y algún pequeño mordisco en su cuello, cosa que sabía que era su perdición.
-No creo que se hagan pajas conmigo... hay chicas guapas en el despacho, tienen donde elegir.
-¿Sabes con que me he hecho alguna paja yo? -yo no sabía muy bien a donde iba con aquello.
-¿Con qué?
-Pues vi una foto en la que Edu y tú salís en la misma foto... pues con esa foto...
Cuando lo dije me quedé sorprendido de mi mismo, pero intenté disimular, como si aquello no tuviera importancia, y seguí acariciando su escote y besando su cuello. Ella no respondía. Seguía acariciándome la polla sobre el pantalón. La besé y volví a dejar su boca libre para ver si respondía. Pero nada. Finalmente yo proseguí.
-¿Qué te parece?
-Pues... que no sabía que fueran tan por ahí los tiros.
-Pues algo por ahí va... y... bueno... me imagino que tiene un buen pollón... y que lo hacéis... pero eso, que es solo una fantasía.
Ella de nuevo no respondía. Yo me bajé un poco los pantalones y dejé que ella comenzara a pajearme. Le abrí la camisa y bajé un poco las copas de su sujetador... sacando sus pechos por encima... La besaba y acariciaba sus tetas desnudas mientras ella me pajeaba lentamente.
-Y si es solo una fantasía para qué quieres que me siente con él.-dijo finalmente ella.
-No lo sé.... es una mezcla de todo. Solo dime que te parece algo atractivo.
-No me parece atractivo, lo más que te puedo decir es que le queda bien el traje.
-¿Sí?
-Sí... lo lleva muy bien, muy ajustadito... tiene un lenguaje gestual... no sé, lo lleva bien.
A mi se me estaba poniendo la polla durísima y seguía acariciandole las tetas, me recreaba en sus pezones y en sus areolas grandes y oscuras tan características de ella. Lo que había dicho del traje me parecía un enorme avance.
-No me has dicho si te sigue mirando como si te gustase. -proseguí.
-Es que no he coincidido casi nada con él.
Después de eso colé una mano por dentro de sus pantalones y bragas, pronto acariciaba su sexo y disfrutaba de su vello recortado y algo mojado mientras ella no dejaba de pajearme. Estaba muy caliente y no podía parar de intentar tirar del hilo:
-¿No te gusta que él crea que a ti te gusta él?
Ella no respondía.
-Dime... -insistí.
-No... No sé...
-Seguro que todos se hacen pajas contigo y él también...
Ella aceleraba la paja y nos besábamos. En seguida comencé a meter un dedo dentro de su coño que se abría para mí sin dificultad. Llevé mi boca a una de sus tetas y colé un segundo dedo en su sexo. Yo quería que me respondiera pero ella ya solo abría su boca para gemir, y me seguía pajeando. Yo con mis dedos hacía como que la follaba, en un mete saca de mi mano, mientras lamía sus tetas... Su paja era perfecta., pero yo necesitaba algo más:
-Seguro que Edu tiene una buena polla y se la menea pensando en ti. Dime que si...
Ella movía su cadera al ritmo de mis dedos que entraban y salían de ella hasta que respondió:
-No sé...
-¿Crees que tiene una buena polla?
-Joder... dios... -gimoteó excitadísima.
-¡Dime que crees que tiene una buena polla!
-¡Ahh... dios... sigue, joder...!
Yo sentía que se corría y seguí masturbándola.
-¡Dime que crees que Edu tiene una buena polla!
-¡¡Ohh...!! ¡¡dios...!! ¡¡ahhh sí....!! ¡¡¡Síiiii!!!
Cerraba los ojos... se retorcía del gusto, se deshacía en mi mano... pero no dejaba de pajearme y yo al escucharla decir aquello comencé a correrme sin parar... los dos nos corríamos a la vez entre gemidos y suspiros... cantidad de leche salía de mi polla a borbotones mientras ella se seguía retorciendo del gusto y gemía desinhibida. Nos pegamos ambos una corrida expectacular...
Tras limpiarnos nos fuimos en seguida a dormir y no hablamos más del tema. Yo no era tonto, sabía que me había seguido el rollo para satisfacerme, pero empezaba a ver por fin, después de dos semanas que la cosa avanzaba... aunque no sabía muy bien hacia donde.
Al día siguiente María se fue a trabajar y yo me desperté con una sensación de extraña culpabilidad. Como si le estuviera dando la matraca de madera excesiva a mi novia con ese tema. Se veía que ella me seguía el rollo, por mí, porque me quería, pero nada más.
Así que intenté controlarme. Por supuesto que estuve tentado de hacerme una paja pensando en ellos dos ese viernes, y estuve tentado de preguntarle por la noche si había estado con Edu en alguna reunión o algo, pero conseguí no hacerlo. Aunque todo seguía en mi cabeza, por supuesto; que María me hiciera una paja mientras hablábamos de la polla que podría tener Edu era tan morboso que cada vez que lo recordaba se me ponía dura, pero había decidido intentar paliar la obsesión.
Pasamos un fin de semana bastante tranquilo en casa pues hizo bastante mal tiempo. Vimos películas... follamos... y muchas veces había estado a punto de hablarle de Edu o de usar el consolador para imaginar que era la polla de Edu la que entraba en ella pero conseguí controlarlo. Fueron polvos como los de antes, incluso algo melosos, sentía que la quería como nunca.
El martes siguiente hice una entrevista de trabajo, lo cual me ayudó a apartar un poco el tema Edu. La entrevista me había salido bastante bien y, como si fuera un absurdo premio, el miércoles me dejé recaer y sí que acabé volviendo a la dichosa foto en la que aparecían María y Edu, y me hice una buena paja, tras la cual, me sentí bastante culpable.
Tan enfadado estaba conmigo mismo que el jueves ella se volvió a ir de cervezas y no le dije absolutamente nada de Edu. El hecho de que ella tampoco sacara el tema me reafirmaba en la idea de que a ella no le interesaba lo más mínimo mi extraña fantasía.
Llegó el viernes, habían pasado ocho días sin que en casa saliera el tema Edu. Esa mañana estaba de buen humor, solo me quedaba una entrevista por hacer con aquella empresa, y sería la típica en la que se negocia un poco el posible sueldo, etc. por lo que no me iban a preguntar cosas técnicas, así que estaba tranquilo. Estuve por internet de un lado para otro hasta que encontré un hotel con Spa y pensé que sobre todo a María le vendría bien desconectar ese fin de semana, la pobre trabajaba como una esclava. El hotel estaba a un par de horas en coche de nuestra ciudad, comprobé la disponibilidad y se lo comenté a María por móvil. A ella le encantó la idea, tanto que me pidió que hiciera su maleta y la fuera a buscar ya con el coche a las 8 al trabajo.
A las 8 menos 10 estaba aparcado cerca de su trabajo y me acerqué al portal de su despacho para ir a buscarla. Estaba tan tranquilo, feliz por el fin de semana que se avecinaba cuando salieron dos chicos trajeados del edificio, me subió algo por el cuerpo, no sabía por qué había imaginado que bajaría María y nos iríamos, no contaba con que era la hora de salida. Uno de los dos chicos era Edu. Se despidió del otro chico y nos quedamos mirando frente a frente. Yo no sabía con qué cara le estaba mirando, pues me quedé bloqueado. Me acabó preguntando si era el novio de María y le dije que sí. Comenzamos a hablar de que sí, que nos conocíamos de unas semanas atrás cuando yo había estado comiendo con ella cuando entonces apareció María. La conocía perfectamente, se había quedado algo cortada de vernos a los dos hablando, cuando Edu saludó a alguien que estaba en la acera de enfrente, llevé mi vista hacia allí y vi a una rubia... una rubia impresionante. Una chica alta, delgada, rubia natural, de unos 26 años, un pivón de los que llaman la atención, pero un pivón discreto, guapa de verdad, nada explosiva, incluso algo tímida. Parecía esperar a que acabásemos la conversación.
Charlamos los tres un poco. La situación era incómoda. Y lo cierto era que el chico era bastante seco, algo chuleta, tenía una mirada de perdonavidas, cuando te miraba, pues parecía de estos a los que les parece un premio excesivo prestarte toda su atención. Entendía a María por cómo me lo había pintado, como alguien un poco, o bastante gilipollas. "Bueno, os dejo que está Nati ahí esperando", zanjó y se fue, como si él mandase y decidiese cuando empezaba y acababa cada conversación.
Fuimos hacia el coche María y yo. Yo desde luego aun algo aturdido y nervioso, y María había estado incómoda y violenta todo el tiempo. Era innegable.
Conduje dos horas hasta el hotel en las que a penas hablamos. Yo le acariciaba la cara de vez en cuando y ella a mi también. Se la veía cansada y le dije que durmiera un rato si quería. Mientras dormía me daba cuenta de que mi semana de desintoxicación de mi fantasía no había servido de nada, después de haberlo visto estaba más obsesionado con mi fantasía que nunca. Me imaginaba a Edu tonteando con María en el despacho y se me ponía la polla a punto de explotar, o me imaginaba que a María realmente sí que le ponía cachonda él y la polla se me salía del pantalón.
Llegamos al hotel bastante tarde. Cenamos algo rápido y subimos a la habitación. En el tiempo que me aseaba un poco en el cuarto de baño María ya se había quedado dormida otra vez. Yo llevaba un calentón impresionante pero no me parecía justo despertarla y más siendo el motivo del calentón no ella en sí si no la fantasía con aquel dichoso chico. Me tumbé en cama e intenté dormir, pero no era capaz. Recordé a Edu yéndose con la tal Nati. Pensaba que mientras María dormía y yo miraba para el techo seguramente Edu le estaría pegando un polvo de campeonato a aquel pivón...
No aguanté mucho hasta agarrarme la polla, con María durmiendo a escasos centímetros de mí... Empecé a pajearme lentamente pero ya pensando de nuevo en Edu con María... y en seguida decidí ir al cuarto de baño. Fui caminando hasta allí con la polla tiesa como nunca. No podía más con el calentón, me quedé de pie delante del lavabo y comencé a masturbarme como un adolescente. De nuevo las imágenes de Edu follándose sin parar a María. Me imaginaba que Edu y no yo estaba con María en aquella habitación de hotel y se la follaba a lo bestia, a cuatro patas en aquella cama... Me llegué a decir a mi mismo: "seguro que si María compartiese habitación con Edu y no conmigo ahora mismo no estaría durmiendo si no muriéndose del gusto... seguro que la estaría matando a polvos ahora mismo..." Tras decirme eso me imaginé a mi mismo viendo a María montada desde atrás y su cara desencajada del gusto, chillando como una zorra... y empecé a correrme sobre el lavabo como un loco...
Limpié el lavabo y me metí en cama. Pero esta vez, al contrario de otras veces, no me sentía culpable, es más, me decía a mi mismo que tenía que pedirle a María que le tentase, le calentase... algo. Estaba convencido de que no superaría aquello intentando dejarlo pasar, que necesitaba que María jugase con él y después me lo fuera contando todo, o algún plan similar, pero no podía pasar ya más del tema.
Continuara
Mi novia se tumbó a mi lado, en principio con intención de dormir, pero poco a poco volvimos a besarnos y comenzó a menearmela bajo las sábanas; yo llevaba mis dedos a su sexo, que estaba abiertísimo y ella intentaba reanimarme... pero pronto nos dimos cuenta de que era inútil, yo siempre había sido de un solo asalto, tardo muchísimo en volver a estar a pleno rendimiento para echar otro polvo, así que desistimos y nos quedamos dormidos.
El fin de semana estuvimos de recados, compras, paseos... lo típico de las parejas, sin ningún plan en especial, pero a mí no se me iba de la cabeza como en mi imaginación había sustituido nuestro consolador por la polla de Edu. Empezaba a estar realmente obsesionado y ni si quiera sabía por qué, ni qué quería, para colmo tenía la necesidad de contárselo a alguien, pero no era un tema cualquiera... dudaba en comentárselo a la propia María y ver si entre los dos podríamos descubrir el motivo, pero por alguna razón no le decía nada.
El sábado por la noche nos quedamos en casa viendo una película y María se quedó dormida en el sofá, cosa bastante frecuente. Fui a la cocina a por agua y al volver al salón, en lugar de volver al sofá me senté en la mesa con el portátil. Estuve un rato con un ojo puesto en la película y la otra en internet. De nuevo acabé entrando con la cuenta de María en las fotos de Edu. Le di otra vuelta a sus albumes y me detuve un poco en las fotos de la playa, la verdad es que el tío tenía buen cuerpo, no es que se le contasen los cuadrados uno por uno pero estaba en forma, marcado y se le marcaba esa uve de los abdominales. De golpe me vi fijándome en su bañador, si se le marcaba algo bajo la prenda, tan pronto comencé a hacer eso supe que se me estaba yendo la cabeza, cuando justo María se despertó y salí rápidamente de aquella página, aunque ella para nada podía ver la pantalla desde el sofá.
La película acabó y nos fuimos a la cama. Yo de nuevo estaba bastante excitado y comencé a besarla.... me encantaban sus besos, podíamos pasarnos 5 minutos solo besándonos en cama antes de empezar a tocarnos algo más. La cosa se fue calentando y dudé en coger el consolador de la mesilla pero me contuve... En principio parecía que iba a ser un polvo de sábado más, pero yo estaba especialmente caliente: empecé a follarla en misionero, cada vez más rápido, hasta el punto de que ella me acabó pidiendo que lo hiciera más despacio, cosa que casi nunca hacía. Luego se subió ella encima y veía sus tetas botar delante de mi cara hasta que me las llevé a la boca, y se las mordí hasta hacerla no gemir si no hasta casi quejarse un poco, y luego, a cuatro patas empecé a embestirla con cada vez más fuerza. Estábamos echando un polvo de campeonato, María gemía desinhibida y se escuchaba nuestros cuerpos chocar a toda velocidad; los vecinos tendrían que estar alucinando. Yo cerraba los ojos y se la metía sin parar, cada vez más rápido, al cerrar los ojos sentía cada vez más su cuerpo y la escuchaba gemir con más nitidez, pero para mi sorpresa, así, con los ojos cerrados comencé de nuevo a fantasear, como si me fuera de la escena, me veía a mi desde fuera follándomela, pero pronto, por culpa de aquella obsesión que me tenía ya casi dos semanas obcecado, comencé a ver desde fuera como se la follaba, no yo, si no Edu. Me imaginaba a mi a unos dos metros de aquella follada, con mi polla en la mano, viendo como Edu le metía una polla mucho más grande que la mía en el coño de María, y ella se entregaba a él y gemía como loca. Yo seguía con los ojos cerrados y me imaginaba a mi novia diciéndole que le encantaba su polla entre grito y grito, le agradecía la enorme polla que le estaba metiendo... al imaginarme eso me corrí, en la realidad, dentro de María... gimiendo yo como pocas veces.
Caí rendido sobre ella. De nuevo, como el día anterior, yo había acabado y ella no. Pero esta vez, tras asearnos un poco, no intentamos un segundo polvo. Eso sí, le dejé caer que me había parecido un polvazo y ella me respondió con un "joder, casi me rompes", y no tuve bien claro si eso significaba que le había parecido un buen polvo o no.
Me quedé dormido, un poco preocupado. Aquello se me estaba yendo de las manos.
Durante la semana siguiente no hubo una mañana en la que no me hiciera una paja con la dichosa foto en la que María y Edu salían juntos. Me los imaginaba en todas las posturas imaginables y a Edu con un buen pollón; quizás fuera absurdo, quizás Edu tuviera una polla tan mediocre como la mía, pero yo me la imaginaba considerablemente grande.
Pero lo que me alarmó de aquella semana no era aquella paja diaria pensando en ellos, si no que el martes estaba follando con María, ya llevábamos mucho tiempo, y no era capaz de correrme, yo lo achacaba a que me había hecho una paja por la mañana, pero acabé de nuevo imaginando que era Edu quien la follaba y me corrí en seguida.
Con esa obsesión y todas esas rayadas acabó llegando el jueves, día en el que los del despacho de María solían quedar para tomar algo, y sabía que tenía que pedirle a mi novia un acercamiento con Edu, aunque me tachara de loco tenía que intentarlo. Aunque no sabía ni que decirle.
El jueves por la tarde María me escribió al móvil que iría directamente desde el trabajo con los del despacho a tomar unas cervezas. Algo de lo más común los jueves. A mí no se me había ocurrido en todo el día que decirle, como enfocarle el tema para pedirle que se sentara con Edu, ni si quiera sabía yo muy bien qué quería. Algo desesperado le escribí directamente:
-Podrías sentarte al lado de Edu... tendría su punto...
Ella tardó un poco en contestar.
-Me voy a sentar con la gente que me cae bien, como siempre. No sé qué punto le ves al tema.
-No sé, me da morbo que piensen que te gusta.
-Te da morbo que piensen que me gusta o que lo piense él. No entiendo nada.
-Ni yo lo tengo claro.
-El otro día me dijiste algo así como que te gustaba que él pensase que a mi me gustaba para después yo pararle los pies, una cosa que no tiene ni pies ni cabeza, y ahora esto.
Leí aquel párrafo dos veces, la verdad era que me sorprendía que ella se acordase de aquello.
-Bueno, es verdad, quizás sea mejor que me aclare yo que es lo que me parece morboso antes de pedirte nada.
-Sabes que me da igual fantasear, me parece bien, pero con gente del trabajo...
-Ya, es verdad, nada, pásalo bien.
Así quedó la conversación. Tenía razón en que en aquellos 4 años habíamos fantaseado con cosas. Sobre todo en vacaciones. Una vez habíamos visto a una pareja follando en el mar y nos habíamos excitado mucho, hasta el punto de acabar follando en el coche a plena luz del día, en un polvo en el que mientras follábamos, muertos de calor, y entre gemidos, nos preguntábamos el uno al otro si nos ponía el chico, o la chica... Habíamos visto porno a veces en internet... Habíamos fantaseado incluso con algún trío, muy por encima... Pero aquello no era comparable a "me pone imaginar que te folla tu compañero de despacho".
María llegó sobre las once de la noche. Le brillaban un poco los ojos. Era normal, con dos cervezas ya se le nota. Yo estaba en el sofá y ella en seguida sonrió.
-A ver, ¿qué te pasa con él? -dijo quitándose el abrigo y el bolso y sentándose a mi lado.
-Pues... es que no lo tengo claro, solo se que me pondría que te atrajera.
-Pues lo siento pero no...
-No te sentaste cerca de él, supongo.
-Pues no. Aunque...
-¿Aunque qué?
-Pues que... si me dijeras concretamente para qué... pues por qué no... sí que lo haría.
-Es que no lo sé.
Nos quedamos en silencio y ella se levantó hacia la cocina. Llevaba tacones, un traje gris de pantalón y chaqueta y una camisa azul marino. La verdad es que con los tacones se le hacía un culazo de infarto. Aquellos pantalones le quedaban especialmente bien. Ella volvió de beber algo y volvió al sofá conmigo.
-Vaya culazo te hacen esos pantalones -le dije.
-¿Si?
-Si, te quedan mejor esos pantalones que cuando vas en falda... se te nota más el culito... Joder... estás muy buena... -le dije acercándome y besándola- seguro que la mitad de tu despacho se hace pajas contigo...
-Sí... vamos... seguro -dijo casi riendo- Por cierto, -continuó- si te sirve de algo para esa fantasía rara que tienes, algo le escuché a los chicos de una chica que está con Edu ahora, no sé si un lio o una novia.
-¿Si?
-Sí.
-¿Qué dijeron exactamente? -hablábamos entre beso y beso, y yo ya empezaba a acariciar sus tetas sobre la camisa.
-No sé... Fui al baño y al pasar delante de ellos escuché cosas sueltas de una rubia o no se qué.
-No sé si estará con una rubia... pero seguro que él y todos los demás se hacen pajas pensando en ti...
Yo estaba cada vez más excitado, le había desabrochado un botón de la camisa y acariciaba su escote mientras ella ya me sobaba sobre el pantalón. Yo compaginaba la conversación con besos y algún pequeño mordisco en su cuello, cosa que sabía que era su perdición.
-No creo que se hagan pajas conmigo... hay chicas guapas en el despacho, tienen donde elegir.
-¿Sabes con que me he hecho alguna paja yo? -yo no sabía muy bien a donde iba con aquello.
-¿Con qué?
-Pues vi una foto en la que Edu y tú salís en la misma foto... pues con esa foto...
Cuando lo dije me quedé sorprendido de mi mismo, pero intenté disimular, como si aquello no tuviera importancia, y seguí acariciando su escote y besando su cuello. Ella no respondía. Seguía acariciándome la polla sobre el pantalón. La besé y volví a dejar su boca libre para ver si respondía. Pero nada. Finalmente yo proseguí.
-¿Qué te parece?
-Pues... que no sabía que fueran tan por ahí los tiros.
-Pues algo por ahí va... y... bueno... me imagino que tiene un buen pollón... y que lo hacéis... pero eso, que es solo una fantasía.
Ella de nuevo no respondía. Yo me bajé un poco los pantalones y dejé que ella comenzara a pajearme. Le abrí la camisa y bajé un poco las copas de su sujetador... sacando sus pechos por encima... La besaba y acariciaba sus tetas desnudas mientras ella me pajeaba lentamente.
-Y si es solo una fantasía para qué quieres que me siente con él.-dijo finalmente ella.
-No lo sé.... es una mezcla de todo. Solo dime que te parece algo atractivo.
-No me parece atractivo, lo más que te puedo decir es que le queda bien el traje.
-¿Sí?
-Sí... lo lleva muy bien, muy ajustadito... tiene un lenguaje gestual... no sé, lo lleva bien.
A mi se me estaba poniendo la polla durísima y seguía acariciandole las tetas, me recreaba en sus pezones y en sus areolas grandes y oscuras tan características de ella. Lo que había dicho del traje me parecía un enorme avance.
-No me has dicho si te sigue mirando como si te gustase. -proseguí.
-Es que no he coincidido casi nada con él.
Después de eso colé una mano por dentro de sus pantalones y bragas, pronto acariciaba su sexo y disfrutaba de su vello recortado y algo mojado mientras ella no dejaba de pajearme. Estaba muy caliente y no podía parar de intentar tirar del hilo:
-¿No te gusta que él crea que a ti te gusta él?
Ella no respondía.
-Dime... -insistí.
-No... No sé...
-Seguro que todos se hacen pajas contigo y él también...
Ella aceleraba la paja y nos besábamos. En seguida comencé a meter un dedo dentro de su coño que se abría para mí sin dificultad. Llevé mi boca a una de sus tetas y colé un segundo dedo en su sexo. Yo quería que me respondiera pero ella ya solo abría su boca para gemir, y me seguía pajeando. Yo con mis dedos hacía como que la follaba, en un mete saca de mi mano, mientras lamía sus tetas... Su paja era perfecta., pero yo necesitaba algo más:
-Seguro que Edu tiene una buena polla y se la menea pensando en ti. Dime que si...
Ella movía su cadera al ritmo de mis dedos que entraban y salían de ella hasta que respondió:
-No sé...
-¿Crees que tiene una buena polla?
-Joder... dios... -gimoteó excitadísima.
-¡Dime que crees que tiene una buena polla!
-¡Ahh... dios... sigue, joder...!
Yo sentía que se corría y seguí masturbándola.
-¡Dime que crees que Edu tiene una buena polla!
-¡¡Ohh...!! ¡¡dios...!! ¡¡ahhh sí....!! ¡¡¡Síiiii!!!
Cerraba los ojos... se retorcía del gusto, se deshacía en mi mano... pero no dejaba de pajearme y yo al escucharla decir aquello comencé a correrme sin parar... los dos nos corríamos a la vez entre gemidos y suspiros... cantidad de leche salía de mi polla a borbotones mientras ella se seguía retorciendo del gusto y gemía desinhibida. Nos pegamos ambos una corrida expectacular...
Tras limpiarnos nos fuimos en seguida a dormir y no hablamos más del tema. Yo no era tonto, sabía que me había seguido el rollo para satisfacerme, pero empezaba a ver por fin, después de dos semanas que la cosa avanzaba... aunque no sabía muy bien hacia donde.
Al día siguiente María se fue a trabajar y yo me desperté con una sensación de extraña culpabilidad. Como si le estuviera dando la matraca de madera excesiva a mi novia con ese tema. Se veía que ella me seguía el rollo, por mí, porque me quería, pero nada más.
Así que intenté controlarme. Por supuesto que estuve tentado de hacerme una paja pensando en ellos dos ese viernes, y estuve tentado de preguntarle por la noche si había estado con Edu en alguna reunión o algo, pero conseguí no hacerlo. Aunque todo seguía en mi cabeza, por supuesto; que María me hiciera una paja mientras hablábamos de la polla que podría tener Edu era tan morboso que cada vez que lo recordaba se me ponía dura, pero había decidido intentar paliar la obsesión.
Pasamos un fin de semana bastante tranquilo en casa pues hizo bastante mal tiempo. Vimos películas... follamos... y muchas veces había estado a punto de hablarle de Edu o de usar el consolador para imaginar que era la polla de Edu la que entraba en ella pero conseguí controlarlo. Fueron polvos como los de antes, incluso algo melosos, sentía que la quería como nunca.
El martes siguiente hice una entrevista de trabajo, lo cual me ayudó a apartar un poco el tema Edu. La entrevista me había salido bastante bien y, como si fuera un absurdo premio, el miércoles me dejé recaer y sí que acabé volviendo a la dichosa foto en la que aparecían María y Edu, y me hice una buena paja, tras la cual, me sentí bastante culpable.
Tan enfadado estaba conmigo mismo que el jueves ella se volvió a ir de cervezas y no le dije absolutamente nada de Edu. El hecho de que ella tampoco sacara el tema me reafirmaba en la idea de que a ella no le interesaba lo más mínimo mi extraña fantasía.
Llegó el viernes, habían pasado ocho días sin que en casa saliera el tema Edu. Esa mañana estaba de buen humor, solo me quedaba una entrevista por hacer con aquella empresa, y sería la típica en la que se negocia un poco el posible sueldo, etc. por lo que no me iban a preguntar cosas técnicas, así que estaba tranquilo. Estuve por internet de un lado para otro hasta que encontré un hotel con Spa y pensé que sobre todo a María le vendría bien desconectar ese fin de semana, la pobre trabajaba como una esclava. El hotel estaba a un par de horas en coche de nuestra ciudad, comprobé la disponibilidad y se lo comenté a María por móvil. A ella le encantó la idea, tanto que me pidió que hiciera su maleta y la fuera a buscar ya con el coche a las 8 al trabajo.
A las 8 menos 10 estaba aparcado cerca de su trabajo y me acerqué al portal de su despacho para ir a buscarla. Estaba tan tranquilo, feliz por el fin de semana que se avecinaba cuando salieron dos chicos trajeados del edificio, me subió algo por el cuerpo, no sabía por qué había imaginado que bajaría María y nos iríamos, no contaba con que era la hora de salida. Uno de los dos chicos era Edu. Se despidió del otro chico y nos quedamos mirando frente a frente. Yo no sabía con qué cara le estaba mirando, pues me quedé bloqueado. Me acabó preguntando si era el novio de María y le dije que sí. Comenzamos a hablar de que sí, que nos conocíamos de unas semanas atrás cuando yo había estado comiendo con ella cuando entonces apareció María. La conocía perfectamente, se había quedado algo cortada de vernos a los dos hablando, cuando Edu saludó a alguien que estaba en la acera de enfrente, llevé mi vista hacia allí y vi a una rubia... una rubia impresionante. Una chica alta, delgada, rubia natural, de unos 26 años, un pivón de los que llaman la atención, pero un pivón discreto, guapa de verdad, nada explosiva, incluso algo tímida. Parecía esperar a que acabásemos la conversación.
Charlamos los tres un poco. La situación era incómoda. Y lo cierto era que el chico era bastante seco, algo chuleta, tenía una mirada de perdonavidas, cuando te miraba, pues parecía de estos a los que les parece un premio excesivo prestarte toda su atención. Entendía a María por cómo me lo había pintado, como alguien un poco, o bastante gilipollas. "Bueno, os dejo que está Nati ahí esperando", zanjó y se fue, como si él mandase y decidiese cuando empezaba y acababa cada conversación.
Fuimos hacia el coche María y yo. Yo desde luego aun algo aturdido y nervioso, y María había estado incómoda y violenta todo el tiempo. Era innegable.
Conduje dos horas hasta el hotel en las que a penas hablamos. Yo le acariciaba la cara de vez en cuando y ella a mi también. Se la veía cansada y le dije que durmiera un rato si quería. Mientras dormía me daba cuenta de que mi semana de desintoxicación de mi fantasía no había servido de nada, después de haberlo visto estaba más obsesionado con mi fantasía que nunca. Me imaginaba a Edu tonteando con María en el despacho y se me ponía la polla a punto de explotar, o me imaginaba que a María realmente sí que le ponía cachonda él y la polla se me salía del pantalón.
Llegamos al hotel bastante tarde. Cenamos algo rápido y subimos a la habitación. En el tiempo que me aseaba un poco en el cuarto de baño María ya se había quedado dormida otra vez. Yo llevaba un calentón impresionante pero no me parecía justo despertarla y más siendo el motivo del calentón no ella en sí si no la fantasía con aquel dichoso chico. Me tumbé en cama e intenté dormir, pero no era capaz. Recordé a Edu yéndose con la tal Nati. Pensaba que mientras María dormía y yo miraba para el techo seguramente Edu le estaría pegando un polvo de campeonato a aquel pivón...
No aguanté mucho hasta agarrarme la polla, con María durmiendo a escasos centímetros de mí... Empecé a pajearme lentamente pero ya pensando de nuevo en Edu con María... y en seguida decidí ir al cuarto de baño. Fui caminando hasta allí con la polla tiesa como nunca. No podía más con el calentón, me quedé de pie delante del lavabo y comencé a masturbarme como un adolescente. De nuevo las imágenes de Edu follándose sin parar a María. Me imaginaba que Edu y no yo estaba con María en aquella habitación de hotel y se la follaba a lo bestia, a cuatro patas en aquella cama... Me llegué a decir a mi mismo: "seguro que si María compartiese habitación con Edu y no conmigo ahora mismo no estaría durmiendo si no muriéndose del gusto... seguro que la estaría matando a polvos ahora mismo..." Tras decirme eso me imaginé a mi mismo viendo a María montada desde atrás y su cara desencajada del gusto, chillando como una zorra... y empecé a correrme sobre el lavabo como un loco...
Limpié el lavabo y me metí en cama. Pero esta vez, al contrario de otras veces, no me sentía culpable, es más, me decía a mi mismo que tenía que pedirle a María que le tentase, le calentase... algo. Estaba convencido de que no superaría aquello intentando dejarlo pasar, que necesitaba que María jugase con él y después me lo fuera contando todo, o algún plan similar, pero no podía pasar ya más del tema.
Continuara
2 comentarios - Jugando con Fuego 2
saludos.