El último sábado estaba caminaba sobre la calle Honduras, a eso de las 2 de la madrugada. Iba de camino a un boliche cuando me topé con el semáforo en verde para los autos en avenida Scalabrini Ortiz. Esperé unos momentos hasta que se puso en rojo, pero no dí un paso. A pocos metros de mí estaba un auto rojo y no pude dejar de ver lo que pasaba ahí dentro. A la conductora, una chica de pelo corto negro, su acompañante le había abierto la blusa y le había liberado unos hermosos y enormes senos y estaba comiéndole uno con desesperación. Una de las manos bajaba a la oscuridad, pero viendo la cara de la chica, con su cabeza inclinada contra el respaldar y la boca abierta, pude imaginar lo que estaba pasando. Su respiración estaba aumentando, pero no soltaba el volante.
La luz cambió a verde para los autos y los chicos cachondos se fueron en dirección a Santa Fé, aunque me pude imaginar hacia donde se dirigían y la noche que les esperaba.
La luz cambió a verde para los autos y los chicos cachondos se fueron en dirección a Santa Fé, aunque me pude imaginar hacia donde se dirigían y la noche que les esperaba.
3 comentarios - Calentándose en vía pública