Desde hace algún tiempo venía dándole vuelta de que extrañamente siempre que iba a la librería la chica que atendía parecía coquetearme. Para mi infortunio no siempre que iba estaba ella pues era sólo una empleada y su patrón muy pocas veces estaba ausente.
En un pueblo pequeño de provincia resulta difícil conseguir la literatura que anda uno ávido de conocer y peor aún si no hay tiendas donde comprar, siempre quedan las virtudes de la compra en línea pero a lo que voy es que desde hace poco más de un año alguien tuvo la iniciativa de emprender y poner un negocio de libros y para mí que soy asidúo lector aquello era un lugar que frecuentaría bastante.
Mi amor por los libros me llevó a ir al lugar al menos dos veces al mes y durante los primeros meses previos a la apertura sólo el dueño atendia allí, pero después consiguió alguien que le ayudara. Era una chava joven y de aspecto inocente, callada pero de muy bonitas facciones; ojos café claro con unas pestañas naturales grandes y muy bonita forma de ojos, sus labios carnosos y bien definidos, el labio inferior era más grueso que el superior que se le delineaba con finura. El pelo lo llevaba corto en un corte moderno que a decir verdad a pocas mujeres les habia visto que les quedara tan bien pues eso hacia que su rostro se mostrara cual lucero del alba.
Su complexión era pequeña y además iba más por la definición de delgada que otra cosa, el pecho se le notaba apenas con dos protuberancias finas qeu asomaban debajo de la blusa pero en cuanto a sus glúteos podrian decirse muchas cosas yo sólo diré que cuando la vi algo me atrajo la atención allí sobremanera pues llevaba unos jeans deportivos ajudos que le marcaban la silueta de ambos glúteos, la tela invitaba a dibujar esa forma tantas veces en ensueños eróticos.
Como ya lo dije algo callada y pudiera parecer que hasta gozaba de la virtud de la tímidez cosa que es poco apreciada actualmente pero que a mi me gustó de entrada.
Ahora se pueden imaginar que mi amor por los libros me llevó a conocer a esta chica pues de alguna manera pronto supe que era al igual que yo una amanete de esos objetos que a veces nos llevan al delirio, lo supe cuando por azar le pregunta por algún autor que ella no conocía y me preguntaba un poco de que iba su escritura, además que cuando desempacaba los libros se la veía muy contenta deleitándose con las múltiples formas y colores de las portadas, en alguna ocasión la ví sopesando un libro como convenciéndose a si misma que aquel gramaje era atrayente ¿qué habrá dentro en estas páginas? parecía pensar al sentir el peso del libro en su mano.
Después que fuí varias veces y ella me atendió comencé a quedar prendido de su belleza poco a poco y huelga decir que nunca más la ví vestida a la usanza deportiva, por lo que la forma de sus glúteos permanecía sin mostrarse generosa ante mí, pero yo que ya la habia visto cuando por primer vez coincidimos no resultaba un secreto que debajo de aquellos jeans holgados que solía usar había un par de nalgas perfectas y muy antojables al tacto de mis manos.
Alguna vez cuando fuí ella llevaba un pantalón un tanto ajustado pero la tela parecía mezclilla gruesigual manera su trasero se mostraba tímido, sin embargo yo me imaginé tocando esas nalgas mientras sentía cada pliegue de la textura de ese jeans. En aquella ocasión comencé a sentir que en mi entrepierna una erección se pronunci a favor de aquel pensamiento, pero pronto lo deseché porque pensé que aquello era inadecuado, es decir yo no sabía si la chica tenia pareja, si estaba interesada en míi o siquiera si yo tendría una oportunidad. Para mí era evidente que entre los dos había una diferencia de edad quizás unos siete años, o no sé... para mí ella parecía una chica joven que recién habia entrado en la mayoría de edad mientras que yo ya estaba rozando una década instalado allí.
Pero de repente con el trato comenzó a surgir entre nosotros algo, yo suelo ser muy reservado cuando alguien me gusta pronto me vuelvo un tosco tímido y nunca lo he negado, al contrario ahora que me entiendo como soy esto lo celebro y me niego a cambiar eso en mi porque no me apetece. Cuando iba a la libreria solía mirar los estantes y en ocasiones duraba hasta media hora o cuarenta minutos observando libros, ya saben; sacandolos de su lugar, mirando la portada y leyendo brevemente la contraportada. Pero también casi siempre solía encargar algún título y si había algo que me interesaba lo compraba ne el acto mientras esperaba unos días a que llegara el libro que había dejado encargado... para los que viven en ciudades esto puede parecer estúpido pero para uno que vive en un lugar pequeño se termina por convertir en un ritual digno de cada quincena por no decir lo obvio también lo era ya el ir y ver a la chica, que aunque más joven me estimulaba pues sentía cierta atracción por ella, quizás porque seguía esperando que algún dia coincidieramos en la mirada. En mis pensamientos deseaba que un dia se decidiera a ponerse de nuevo esa ropa deportiva entallada que me produjo un maremoto hormonal como desde la adolescencia no habia sentido.
El trato fué haciendo de nosotros dos conocidos, quizás ella sabía demasiado sobre mí si prestaba atención a mis compras y pedidos, si yo trabajara allí y ella fuera mi clíente seguramente sabría por donde divagaban sus pensamientos con sólo ver que estantes frecuentaba y me aventuro a decir que quizás entendería su psique con el solo hecho de conocer la literatura que consumía pero dejemos de lado este análisis barato de su psicología y la mía.
Un día noté que ella me miraba, sentí el peso de sus ojos de costado. Yo estaba en un estante acariciando el lomo de un libro mientras veía la contraportada de otro; manías de uno. Entonces volteé para preguntarle si tenía esa trilogía en cuestión o si sólo contaba con el libro que tenía en mi mano; el segundo volúmen. Ella al verse sorprendida pronto desvió su mirada y dió un pequeño brinco como niña sorprendida en la travesura, ese gesto casi infantil me resultó atractivo sobremanera porque me supe que le interesaba o que al menos quizás ella habia estado admirándome quizás estuviera apreciando mis gestos que sé yo.
Después de ese repentino gesto me explcó que de momento sólo tenian ese volúmen pero que si me podrian conseguir los demás, seguí mirando libros en los estantes sintiendo que quizás volvería a mirarme otra vez y que yo la sorprendería pero eso no sucedió.
Cuando me decidí a por un libro, tomé el libro y fuí al escritorio donde estaba ella rotulando unos libros. Cuando me cobró yo no podia desprender mi mirada de ella. Vi como agachaba la mirada para esculcar en la caja las monedas para mi cambio, sus pechos pequeños se me antojaron de repente justos para el tamaño de mis labios y mi lengua comenzó a inquietarse en mi boca.
Cuando ella se incorporó vi sus ojos claros, que despedian cierta inocencia tanto tenúe como sensual y no miento si digo que si no me perdí en ellos fué porque de manera instintiva mi mirada bajó a sus labios para después volver a mirarla a ella, no supe como sucedió todo aquello y ahora que lo describo me parece un trámite complicadisimo que sin embargo sucedió.
Ella también me miró y quién sabe que vió en mis ojos porque también sentí como si se hubiera quedado preñada en mi mirada, como si no quisiera que ese brevisimo instante acabara, su mano tendida me ofrecía mi cambio pero mis manos no querian sentir el tacto del metal sino lo que ansiaban era recorrer su anatomía si hubiera podido hacer eso allí quizás aquel gesto me habría patrocinado un montón de sueños húmedos... a mi edad sueños húmedos, eso hubiera sido tanto posible como deseado por mí.
Sin embargo pronto recobramos la compostura y terminamos la compra-venta , me despedí de ella como habitualmente lo hacia no sin llevarme su imagen impresa en mis deseo. Ahora deseaba no sólo volver a ver sus nalgas en la ropa deportiva, sino que también queria besarla y sentir sus labios en los mios así como deleitar mi sentido del gusto probando sus pechos, gozando su textura y sintiéndo como la dureza de sus pesones se imprimía en mi lengua y mis labios.
Aquella noche me masturbé imaginando todo lo que no sucedió y vaya que aquella autoestimulación resultó satisfactoria porque eyaculé a placer como en mucho tiempo no lo hacía. Pero aquello me calmó las ansias sólo por un momento pues después de un rato volví a pensar en ella y me volví a masturbar, aquello tenía años de no sucederme; dos masturbaciones en una noche.
No había nada uqe esperara con más ansias que volver a ir a la librería pero tampoco quería aparecer por allí tan seguido pues no queria parecer un obseso con ella, podria asustarla o quizás provocar un incidente desagradable. Pero algo me inquietaba ¿Qué habría visto ella cuando se quedó mirándome fijamente? ¿habrían despertado en ella deseos o quizás una aversión hacia mí?
La siguiente vez que fuí tuve la mala suerte que ella no estaba, sino que estaba el dueño. Me temí que la chica ya no estuviera trabajando más allí pero pronto pensé un pretexto para volver y me hice el desentendido como si hubiera olvidado el título del libro que iba a encargar. Con ese pretexto pensaba volver al día siguiente.
Cuando volví ella estaba de nuevo allí, pero su patrón estaba allí asi que se mostró muy seria como si temiera que yo hiciera o dijera algo, sin embargo me limité a hacer mi pedido y cuando me iba a salir de la tienda sólo me despedí con reserva de ella, que a su vez me miró y sólo me dedicó también unas palabras formales de despedida pero en su mirada noté algo, un brillo ajeno a lo normal.
Después de unos dias me marcaron de la libreria para avisarme que ya tenian mi pedido allí que podia pasar a recogerlo cuando quisiera, me habló ella y no sé pero noté cierta agitación en su voz. Mi mente divagó a terrenos eróticos tanto que ni cuenta me dí cuando colgué, pero ya estaba imaginándome una escena donde la acariciaba primero con sutileza y después con intensidad. Tuve una erección.
Esa tarde pasé a recoger mi pedido.
Era como si ella haya visto mi escena erótica porque estaba vestida con la ropa deportiva que la ví aquella primer vez, estaba acomodando unos libros en el estante, antes de entrar y saludar admiré su belleza, sus glúteos marcados me excitaron de inmediato, tanto deseaba acercarme y acariciarla, sentir esa forma entre mis manos, era incontenible mi deseo.
-Buenas tardes- dije después de haberme grabado a cincel su imagen de espaldas, ella volteó y me miró como sorprendida.
-Hola, buenas tardes- me dijo mirándome fijamente.
-Vengo por mis libros- le dije.
-Si, aquí los tengo pasa- me dijo ella mientras se daba la vuelta sorteándo los libros en el suelo que hicieron las veces de obstáculos. Mirarla andar así era como mirar a un félino tanto fino como sensual, en verdad me sentí atraido por esa sensualidad, no sabía si era mi interpretación pero ese andar me parecía que era a propósito para provocarme pues a mi ver exageró un poco el movimiento de caderas como si me estuviera enseñando las nalgas, mientras yo apreciaba ese espectáculo ella me miró por encima del hombro y ahora yo fuí quien desvié la mirada como si haya sido descubierto en una travesura.
Se metió detrás del escritorio y estuvo buscando entre las cajas, en esta ocasión sus pechos se marcaron sensualmente bajo la blusa pero también se marcaron los bordes del brassiere, noté unas marcas de lencería, no era una lencería muy elabora pero si un brassiere con un encaje con cierto relieve, algo que quizás era poco apropiado para el conjunto deportivo que llevaba encima pero eso me excitó sobremanera.
Me entregó mis libros sin despegame la mirada y yo tampoco pude desprenderme de ella, mientra veía sus labios.
De manera sutil cerró un libro que estaba abierto y entonces ví que se trataba de un libro de literatura erótica, dejo su mano a lado del texto a propósito para que yo mirara el libro. Y lo miré, en la portada estaba una mujer mal encuadrada que lucia un escote y una lencería, los tonos rosáceos indicaban que el texto era dedicado a público femenino.
No pude más.
-¿Qué estas leyendo?- pregunté.
-Ah... es un libro, una historia de una pareja...- me dijo ella.
-Es literatura erótica- le pregunté sin reparos, ya tenía una erección.
-Bueno se supone que si pero no tiene mucho de eso...
-Ah, ok
La miré de nuevo y vi sus caderas como se marcaban en ese conjunto y era algo muy sensual, sus curvas se delineaban con finura. Después de eso levanté mi mirada y vi que ella se mordía los labios sutilmente.
-¿Podrías recomendarme algún texto erótico?- me dijo ella.
-Eh bueno no conosco ese género.
-No te gusta el erotismo?
-Si, pero no he leido nunca eso...
-Bueno te podría recomendar algo si quieres... Me lo dijo y la miré de nuevo a los ojos y después a los labios, ella hizo lo propio.
-¿Donde salgan chichas guapas?- dije en son de broma para reducir la tensión que habia entre los dos.
-Bueno depende como las imagines- me dijo ella mientras llevó una de sus manos a su pelo como para alejarse un flequillo que le caía sobre la ceja y amenazaba con eclipsar la visión.
-Bueno eso es cierto... yo creo que depende cada quien será la chica que se imaginará ¿verdad?
-Si... ¿sabes? a mi me gustaría saber que alguien me escribe algo así- me soltó de repente.
-¿Cómo, cómo?
-Si, que sería lindo saber que despiertas el deseo de alguien ¿no?
-Ay... bueno, me dejas sin palabras- le dije mientras volvía a mirarla. Ella dió la vuelta y se dirigió a un librero que tenian detrás del escritorio aquella vez si fué obvio que me estaba demostrando la forma de sus nalgas, mi erección era evidente yo creo. La miré sin disimulo y ella volteó a verme, ahora era evidente que a ella también le gustaba que la miraran así. Sacó un libro y me lo acercó.
-Mira este es muy bueno- me dijo. Pero yo apenas y podia pensar en otra cosa que no fuera en su cuerpo y lo que anhelaba hacer. Vi el libro mientras ella llevaba su mirada a mi entrepierna y la regresaba a mis labios. Aquello ya era escandalosamente irresistible.
-Se ve interesante... - le dije.
-A mi me gustaría que alguien escribiera algo así pensando en mí- me dijo.
-Bueno no dudo que puedas inspirar un libro de este tipo- le dije.
-Ah si?
-Si, eres guapa y joven. Creo que eso es muy posible- le dije. Ella se mordió los labios al escuchar esto.
-Ven- me dijo mientras me invitaba a pasar del otro lado del escritorio. Abrío una puerta a donde se metió ella y era un baño pequeño, encendió la luz y me miró fijamente.
-Si te mostrara mi cuerpo crees que podrias escribir algo?- me preguntó casi resuelta a hacerlo.
-Bueno yo no soy escritor...
-Yo tampoco soy modelo pero creo que quizás podria inspirar algo no?- al decirme eso levantó ligeramente la blusa mostrándome su abdomen casi plano hasta el ombligo y mis labios ansiaban estar allí.
-Sin duda...inspirarias una buena historia creo yo- le dije
-Ah si?- me dijo y levantó más la blusa hasta el brasiere pude ver el brasiere era del mismo color que su blusa pero llevaba una linea suave de encaje que era lo que habia visto antes.
-Quizás si te pudiera tocar podria escribir algo...
-Quiero leer algo inspirado en tu tacto, ven...- me lo dijo y pensé que estaba soñando pero me acercó casi a la fuerza y mis manos no dudaron en reconocer ese cuerpo que parecía hecho para ellas, recorrí su suave cintura y después deslicé mi mano bajo su vientre para llevarla debajo de su pantalón, senti sus bragas suaves y tersas, sin relieves y ella gimió suave.
-Mmmm
-¿Te gusta?
-Si, me gusta tu tacto- me dijo y después se acercó mi que rozó con sus labios los míos mientras mis manos seguían buscando ese punto para acariciarla suave, ella tocó mi pene sobre el jeans, apretó fuerte.
-Estas duro?- me preguntó
-Lo sientes?- le dije
-Sácatelo para verlo- me dijo y me dió la vuelta para empujarme a mí dentro del baño, cuando yo estaba adentro ella me repegó sus nalgas y se movió sensualmente. Aquello era mágico. Me comencé a sacar la verga y cuando estaba en truza ella se repegó contra mí y gimió suave acto seguido se hincó y me miró desde abajo y sin dudarlo me retiró la truza mientras mi pene salió casi saltando ella sin dudarlo lo acarició con sus manos y me miraba con una sonrisa sensual
-Es suficiene para escribir algo? me dijo mientrs me lo jalaba suave y después no supe en que momento pero de repente mi glande fué rodeado por sus labios y después lo deslizó dentro d esu boca mientras metió una de sus manos bajo pantalón pero después de eso se levantó rápido y se asomó por la puerta.
-Ahi viene mi jefe, rápido vistete...
Me enfundé el pene dentro de mis truzas y el pantalón pero apenas y cabia, ella acomodó la blusa y yo me salí del baño lo más rápido posible.
-Me gustaría seguir después, me dijo- pero también me gustaria leer algo la próxima vez. Y bueno ese es el motivo por el que hoy he escrito este relato ¿creen que leer esto sería suficiente para ella? ¿qué me dicen?
En un pueblo pequeño de provincia resulta difícil conseguir la literatura que anda uno ávido de conocer y peor aún si no hay tiendas donde comprar, siempre quedan las virtudes de la compra en línea pero a lo que voy es que desde hace poco más de un año alguien tuvo la iniciativa de emprender y poner un negocio de libros y para mí que soy asidúo lector aquello era un lugar que frecuentaría bastante.
Mi amor por los libros me llevó a ir al lugar al menos dos veces al mes y durante los primeros meses previos a la apertura sólo el dueño atendia allí, pero después consiguió alguien que le ayudara. Era una chava joven y de aspecto inocente, callada pero de muy bonitas facciones; ojos café claro con unas pestañas naturales grandes y muy bonita forma de ojos, sus labios carnosos y bien definidos, el labio inferior era más grueso que el superior que se le delineaba con finura. El pelo lo llevaba corto en un corte moderno que a decir verdad a pocas mujeres les habia visto que les quedara tan bien pues eso hacia que su rostro se mostrara cual lucero del alba.
Su complexión era pequeña y además iba más por la definición de delgada que otra cosa, el pecho se le notaba apenas con dos protuberancias finas qeu asomaban debajo de la blusa pero en cuanto a sus glúteos podrian decirse muchas cosas yo sólo diré que cuando la vi algo me atrajo la atención allí sobremanera pues llevaba unos jeans deportivos ajudos que le marcaban la silueta de ambos glúteos, la tela invitaba a dibujar esa forma tantas veces en ensueños eróticos.
Como ya lo dije algo callada y pudiera parecer que hasta gozaba de la virtud de la tímidez cosa que es poco apreciada actualmente pero que a mi me gustó de entrada.
Ahora se pueden imaginar que mi amor por los libros me llevó a conocer a esta chica pues de alguna manera pronto supe que era al igual que yo una amanete de esos objetos que a veces nos llevan al delirio, lo supe cuando por azar le pregunta por algún autor que ella no conocía y me preguntaba un poco de que iba su escritura, además que cuando desempacaba los libros se la veía muy contenta deleitándose con las múltiples formas y colores de las portadas, en alguna ocasión la ví sopesando un libro como convenciéndose a si misma que aquel gramaje era atrayente ¿qué habrá dentro en estas páginas? parecía pensar al sentir el peso del libro en su mano.
Después que fuí varias veces y ella me atendió comencé a quedar prendido de su belleza poco a poco y huelga decir que nunca más la ví vestida a la usanza deportiva, por lo que la forma de sus glúteos permanecía sin mostrarse generosa ante mí, pero yo que ya la habia visto cuando por primer vez coincidimos no resultaba un secreto que debajo de aquellos jeans holgados que solía usar había un par de nalgas perfectas y muy antojables al tacto de mis manos.
Alguna vez cuando fuí ella llevaba un pantalón un tanto ajustado pero la tela parecía mezclilla gruesigual manera su trasero se mostraba tímido, sin embargo yo me imaginé tocando esas nalgas mientras sentía cada pliegue de la textura de ese jeans. En aquella ocasión comencé a sentir que en mi entrepierna una erección se pronunci a favor de aquel pensamiento, pero pronto lo deseché porque pensé que aquello era inadecuado, es decir yo no sabía si la chica tenia pareja, si estaba interesada en míi o siquiera si yo tendría una oportunidad. Para mí era evidente que entre los dos había una diferencia de edad quizás unos siete años, o no sé... para mí ella parecía una chica joven que recién habia entrado en la mayoría de edad mientras que yo ya estaba rozando una década instalado allí.
Pero de repente con el trato comenzó a surgir entre nosotros algo, yo suelo ser muy reservado cuando alguien me gusta pronto me vuelvo un tosco tímido y nunca lo he negado, al contrario ahora que me entiendo como soy esto lo celebro y me niego a cambiar eso en mi porque no me apetece. Cuando iba a la libreria solía mirar los estantes y en ocasiones duraba hasta media hora o cuarenta minutos observando libros, ya saben; sacandolos de su lugar, mirando la portada y leyendo brevemente la contraportada. Pero también casi siempre solía encargar algún título y si había algo que me interesaba lo compraba ne el acto mientras esperaba unos días a que llegara el libro que había dejado encargado... para los que viven en ciudades esto puede parecer estúpido pero para uno que vive en un lugar pequeño se termina por convertir en un ritual digno de cada quincena por no decir lo obvio también lo era ya el ir y ver a la chica, que aunque más joven me estimulaba pues sentía cierta atracción por ella, quizás porque seguía esperando que algún dia coincidieramos en la mirada. En mis pensamientos deseaba que un dia se decidiera a ponerse de nuevo esa ropa deportiva entallada que me produjo un maremoto hormonal como desde la adolescencia no habia sentido.
El trato fué haciendo de nosotros dos conocidos, quizás ella sabía demasiado sobre mí si prestaba atención a mis compras y pedidos, si yo trabajara allí y ella fuera mi clíente seguramente sabría por donde divagaban sus pensamientos con sólo ver que estantes frecuentaba y me aventuro a decir que quizás entendería su psique con el solo hecho de conocer la literatura que consumía pero dejemos de lado este análisis barato de su psicología y la mía.
Un día noté que ella me miraba, sentí el peso de sus ojos de costado. Yo estaba en un estante acariciando el lomo de un libro mientras veía la contraportada de otro; manías de uno. Entonces volteé para preguntarle si tenía esa trilogía en cuestión o si sólo contaba con el libro que tenía en mi mano; el segundo volúmen. Ella al verse sorprendida pronto desvió su mirada y dió un pequeño brinco como niña sorprendida en la travesura, ese gesto casi infantil me resultó atractivo sobremanera porque me supe que le interesaba o que al menos quizás ella habia estado admirándome quizás estuviera apreciando mis gestos que sé yo.
Después de ese repentino gesto me explcó que de momento sólo tenian ese volúmen pero que si me podrian conseguir los demás, seguí mirando libros en los estantes sintiendo que quizás volvería a mirarme otra vez y que yo la sorprendería pero eso no sucedió.
Cuando me decidí a por un libro, tomé el libro y fuí al escritorio donde estaba ella rotulando unos libros. Cuando me cobró yo no podia desprender mi mirada de ella. Vi como agachaba la mirada para esculcar en la caja las monedas para mi cambio, sus pechos pequeños se me antojaron de repente justos para el tamaño de mis labios y mi lengua comenzó a inquietarse en mi boca.
Cuando ella se incorporó vi sus ojos claros, que despedian cierta inocencia tanto tenúe como sensual y no miento si digo que si no me perdí en ellos fué porque de manera instintiva mi mirada bajó a sus labios para después volver a mirarla a ella, no supe como sucedió todo aquello y ahora que lo describo me parece un trámite complicadisimo que sin embargo sucedió.
Ella también me miró y quién sabe que vió en mis ojos porque también sentí como si se hubiera quedado preñada en mi mirada, como si no quisiera que ese brevisimo instante acabara, su mano tendida me ofrecía mi cambio pero mis manos no querian sentir el tacto del metal sino lo que ansiaban era recorrer su anatomía si hubiera podido hacer eso allí quizás aquel gesto me habría patrocinado un montón de sueños húmedos... a mi edad sueños húmedos, eso hubiera sido tanto posible como deseado por mí.
Sin embargo pronto recobramos la compostura y terminamos la compra-venta , me despedí de ella como habitualmente lo hacia no sin llevarme su imagen impresa en mis deseo. Ahora deseaba no sólo volver a ver sus nalgas en la ropa deportiva, sino que también queria besarla y sentir sus labios en los mios así como deleitar mi sentido del gusto probando sus pechos, gozando su textura y sintiéndo como la dureza de sus pesones se imprimía en mi lengua y mis labios.
Aquella noche me masturbé imaginando todo lo que no sucedió y vaya que aquella autoestimulación resultó satisfactoria porque eyaculé a placer como en mucho tiempo no lo hacía. Pero aquello me calmó las ansias sólo por un momento pues después de un rato volví a pensar en ella y me volví a masturbar, aquello tenía años de no sucederme; dos masturbaciones en una noche.
No había nada uqe esperara con más ansias que volver a ir a la librería pero tampoco quería aparecer por allí tan seguido pues no queria parecer un obseso con ella, podria asustarla o quizás provocar un incidente desagradable. Pero algo me inquietaba ¿Qué habría visto ella cuando se quedó mirándome fijamente? ¿habrían despertado en ella deseos o quizás una aversión hacia mí?
La siguiente vez que fuí tuve la mala suerte que ella no estaba, sino que estaba el dueño. Me temí que la chica ya no estuviera trabajando más allí pero pronto pensé un pretexto para volver y me hice el desentendido como si hubiera olvidado el título del libro que iba a encargar. Con ese pretexto pensaba volver al día siguiente.
Cuando volví ella estaba de nuevo allí, pero su patrón estaba allí asi que se mostró muy seria como si temiera que yo hiciera o dijera algo, sin embargo me limité a hacer mi pedido y cuando me iba a salir de la tienda sólo me despedí con reserva de ella, que a su vez me miró y sólo me dedicó también unas palabras formales de despedida pero en su mirada noté algo, un brillo ajeno a lo normal.
Después de unos dias me marcaron de la libreria para avisarme que ya tenian mi pedido allí que podia pasar a recogerlo cuando quisiera, me habló ella y no sé pero noté cierta agitación en su voz. Mi mente divagó a terrenos eróticos tanto que ni cuenta me dí cuando colgué, pero ya estaba imaginándome una escena donde la acariciaba primero con sutileza y después con intensidad. Tuve una erección.
Esa tarde pasé a recoger mi pedido.
Era como si ella haya visto mi escena erótica porque estaba vestida con la ropa deportiva que la ví aquella primer vez, estaba acomodando unos libros en el estante, antes de entrar y saludar admiré su belleza, sus glúteos marcados me excitaron de inmediato, tanto deseaba acercarme y acariciarla, sentir esa forma entre mis manos, era incontenible mi deseo.
-Buenas tardes- dije después de haberme grabado a cincel su imagen de espaldas, ella volteó y me miró como sorprendida.
-Hola, buenas tardes- me dijo mirándome fijamente.
-Vengo por mis libros- le dije.
-Si, aquí los tengo pasa- me dijo ella mientras se daba la vuelta sorteándo los libros en el suelo que hicieron las veces de obstáculos. Mirarla andar así era como mirar a un félino tanto fino como sensual, en verdad me sentí atraido por esa sensualidad, no sabía si era mi interpretación pero ese andar me parecía que era a propósito para provocarme pues a mi ver exageró un poco el movimiento de caderas como si me estuviera enseñando las nalgas, mientras yo apreciaba ese espectáculo ella me miró por encima del hombro y ahora yo fuí quien desvié la mirada como si haya sido descubierto en una travesura.
Se metió detrás del escritorio y estuvo buscando entre las cajas, en esta ocasión sus pechos se marcaron sensualmente bajo la blusa pero también se marcaron los bordes del brassiere, noté unas marcas de lencería, no era una lencería muy elabora pero si un brassiere con un encaje con cierto relieve, algo que quizás era poco apropiado para el conjunto deportivo que llevaba encima pero eso me excitó sobremanera.
Me entregó mis libros sin despegame la mirada y yo tampoco pude desprenderme de ella, mientra veía sus labios.
De manera sutil cerró un libro que estaba abierto y entonces ví que se trataba de un libro de literatura erótica, dejo su mano a lado del texto a propósito para que yo mirara el libro. Y lo miré, en la portada estaba una mujer mal encuadrada que lucia un escote y una lencería, los tonos rosáceos indicaban que el texto era dedicado a público femenino.
No pude más.
-¿Qué estas leyendo?- pregunté.
-Ah... es un libro, una historia de una pareja...- me dijo ella.
-Es literatura erótica- le pregunté sin reparos, ya tenía una erección.
-Bueno se supone que si pero no tiene mucho de eso...
-Ah, ok
La miré de nuevo y vi sus caderas como se marcaban en ese conjunto y era algo muy sensual, sus curvas se delineaban con finura. Después de eso levanté mi mirada y vi que ella se mordía los labios sutilmente.
-¿Podrías recomendarme algún texto erótico?- me dijo ella.
-Eh bueno no conosco ese género.
-No te gusta el erotismo?
-Si, pero no he leido nunca eso...
-Bueno te podría recomendar algo si quieres... Me lo dijo y la miré de nuevo a los ojos y después a los labios, ella hizo lo propio.
-¿Donde salgan chichas guapas?- dije en son de broma para reducir la tensión que habia entre los dos.
-Bueno depende como las imagines- me dijo ella mientras llevó una de sus manos a su pelo como para alejarse un flequillo que le caía sobre la ceja y amenazaba con eclipsar la visión.
-Bueno eso es cierto... yo creo que depende cada quien será la chica que se imaginará ¿verdad?
-Si... ¿sabes? a mi me gustaría saber que alguien me escribe algo así- me soltó de repente.
-¿Cómo, cómo?
-Si, que sería lindo saber que despiertas el deseo de alguien ¿no?
-Ay... bueno, me dejas sin palabras- le dije mientras volvía a mirarla. Ella dió la vuelta y se dirigió a un librero que tenian detrás del escritorio aquella vez si fué obvio que me estaba demostrando la forma de sus nalgas, mi erección era evidente yo creo. La miré sin disimulo y ella volteó a verme, ahora era evidente que a ella también le gustaba que la miraran así. Sacó un libro y me lo acercó.
-Mira este es muy bueno- me dijo. Pero yo apenas y podia pensar en otra cosa que no fuera en su cuerpo y lo que anhelaba hacer. Vi el libro mientras ella llevaba su mirada a mi entrepierna y la regresaba a mis labios. Aquello ya era escandalosamente irresistible.
-Se ve interesante... - le dije.
-A mi me gustaría que alguien escribiera algo así pensando en mí- me dijo.
-Bueno no dudo que puedas inspirar un libro de este tipo- le dije.
-Ah si?
-Si, eres guapa y joven. Creo que eso es muy posible- le dije. Ella se mordió los labios al escuchar esto.
-Ven- me dijo mientras me invitaba a pasar del otro lado del escritorio. Abrío una puerta a donde se metió ella y era un baño pequeño, encendió la luz y me miró fijamente.
-Si te mostrara mi cuerpo crees que podrias escribir algo?- me preguntó casi resuelta a hacerlo.
-Bueno yo no soy escritor...
-Yo tampoco soy modelo pero creo que quizás podria inspirar algo no?- al decirme eso levantó ligeramente la blusa mostrándome su abdomen casi plano hasta el ombligo y mis labios ansiaban estar allí.
-Sin duda...inspirarias una buena historia creo yo- le dije
-Ah si?- me dijo y levantó más la blusa hasta el brasiere pude ver el brasiere era del mismo color que su blusa pero llevaba una linea suave de encaje que era lo que habia visto antes.
-Quizás si te pudiera tocar podria escribir algo...
-Quiero leer algo inspirado en tu tacto, ven...- me lo dijo y pensé que estaba soñando pero me acercó casi a la fuerza y mis manos no dudaron en reconocer ese cuerpo que parecía hecho para ellas, recorrí su suave cintura y después deslicé mi mano bajo su vientre para llevarla debajo de su pantalón, senti sus bragas suaves y tersas, sin relieves y ella gimió suave.
-Mmmm
-¿Te gusta?
-Si, me gusta tu tacto- me dijo y después se acercó mi que rozó con sus labios los míos mientras mis manos seguían buscando ese punto para acariciarla suave, ella tocó mi pene sobre el jeans, apretó fuerte.
-Estas duro?- me preguntó
-Lo sientes?- le dije
-Sácatelo para verlo- me dijo y me dió la vuelta para empujarme a mí dentro del baño, cuando yo estaba adentro ella me repegó sus nalgas y se movió sensualmente. Aquello era mágico. Me comencé a sacar la verga y cuando estaba en truza ella se repegó contra mí y gimió suave acto seguido se hincó y me miró desde abajo y sin dudarlo me retiró la truza mientras mi pene salió casi saltando ella sin dudarlo lo acarició con sus manos y me miraba con una sonrisa sensual
-Es suficiene para escribir algo? me dijo mientrs me lo jalaba suave y después no supe en que momento pero de repente mi glande fué rodeado por sus labios y después lo deslizó dentro d esu boca mientras metió una de sus manos bajo pantalón pero después de eso se levantó rápido y se asomó por la puerta.
-Ahi viene mi jefe, rápido vistete...
Me enfundé el pene dentro de mis truzas y el pantalón pero apenas y cabia, ella acomodó la blusa y yo me salí del baño lo más rápido posible.
-Me gustaría seguir después, me dijo- pero también me gustaria leer algo la próxima vez. Y bueno ese es el motivo por el que hoy he escrito este relato ¿creen que leer esto sería suficiente para ella? ¿qué me dicen?
3 comentarios - De los libros a la pija
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