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Mi timidez y mis tías 38

Por la mañana tranquilamente me fui a la estación, todavía era pronto para salir el tren pero me subí y me puse a leer un catálogo de viajes, al rato el maquinista dio un bocinazo y un leve tirón me demostró que ya estábamos en marcha, el andén fue pasando cada vez más deprisa hasta que se acabó luego unos raíles tirados en la orilla y unos vagones aparcados desde hacía mucho.
El paisaje se fue haciendo cada vez menos urbano hasta ser totalmente rural, por la ventanilla pasaban, raudos los postes de la catenaria,
La luz del sol me deslumbraba y procuré ponerme el prospecto sobre la cara para cubrirme.
Entre el sol, el vaivén del tren y lo poco que había dormido entre los brazos de Ana me entró una modorra que me tuvo un rato en el limbo.
Me despertó el tacto de algo que me tocaba la entrepierna, no era ni blando ni duro, no estaba frio pero tenía movimiento y era cada vez más insistente.
Quise enterarme de que era, no tenía a estas horas muchas ganas de broma, pero el sitio que me estaba tocando no tenía pinta ser una broma.
Levanté un poco el folleto de mi cara y miré por debajo, lo primero que vi fue un pie de mujer que estaba entre mis piernas, seguía un tobillo bastante fino y una pantorrilla bastante bien proporcionada, me pico la curiosidad y seguí mirando disimuladamente, la rodilla no era ni huesuda ni gruesa, yo le daría un 8 sobre 10, pero más arriba de ella seguía el muslo, lástima que la falda ancha que la cubría solo dejaba ver unos centímetros.
Seguramente le chica se dio cuenta de que veladamente la estaba mirando, y quiso seguir enseñándome lo que escondía, siguió subiendo la falda, era de tablas y colgaba bajo del asiento un buen trozo, según iba subiendo lentamente la falda yo hacía lo mismo con el papel que me ocultaba la cara, llegó hasta medio muslo, su pié seguía moviendo los dedos en mi bragueta.
Cuando dejó de subir la falda, fue separando las piernas, la visión se fue prolongando al entrar más la luz del sol, llegó hasta separarlas del todo, entre ellas al final de sus muslos se veían unas bragas blancas transparentes, contrastaban con el color moreno de los muslos y con la piel oscura que ocultaba entre ellos, no llegue a distinguir si era vello rizado o la piel morena de sus labios, pero mi polla le indicó a sus dedos que estaba logrando su objetivo.
Solo le oí decir…
-       Como estás Manu? Cuanto tiempo sin verte.
Ya era inútil disimular, me quite el papel de la cara y vi a Elvira, la modista, la madre de Raquel y la hija de la señora Encarna, estaba sentada en el asiento encarado al mío.
Me enderecé en el asiento, ella siguió con el pié entre mis huevos, a su lado tenía un paquete, parecía una percha que envolvía un vestido dentro de una bolsa cerrada por una cremallera, lo tenía en el asiento y se lo puso sobre las piernas.
-       Te gusta lo que has visto?
-       Me encanta, veo que cada día estás más sexi, me has puesto la polla a cien.
-       Ya lo ha notado mi pie, eso es lo que quería, ya hace demasiado tiempo que no la tengo donde debe ser, me puedo sentar a tu lado?
Lo hizo sin más, se sentó a mi lado, apenas iban viajeros en el vagón y con la excusa de no arrugar el vestido lo extendió sobre las rodillas de ambos, cuando lo alisó sobre mí ya rozó la mano sobre mi polla, al notarla a su gusto pasó la mano bajo del vestido, y directamente me apretó la polla desde todos los ángulos.
-       Sabes Manu? Me tienes muy abandonada, desde que le cosí a tu madre el vestido no te había visto, menos mal que tenía un buen recuerdo de la reunión que habíamos tenido con Julia y Ricardo, que me dejó muy buen sabor de boca. Me gustaría repetir algo parecido, aunque no fuera tan concurrido, en fin tu y yo a solas, me entiendes?
-       Hay que ver cómo pasa el tiempo, pero es que estoy tan ocupado que no puedo acudir a todo.
-       Si ya me he enterado, por lo menos con mi hija Raquel sí que has salido.
-       No, solo es que me acompaño a una amiga para depilarme los brazos y el pecho.
-       Mmm, pues ya me gustaría ver los resultados…
Mientras me decía todo esto con voz melosa me había abierto la bragueta y estaba a punto de sacarme la polla, pero tuvo que detenerse y sacar la mano, a nuestro lado estaba parada la jefa de tren, Vicenta, con una mirada entre divertida e impaciente. Nos pidió los billetes, Elvira le dio el suyo y lo taladró, pero el mío lo retuvo y me dijo.
-       Acompáñeme señor!.
Me despedí apresuradamente de Elvira, ella se quedó desilusionada.
La seguí hasta la parte de detrás, abrió la puerta de la cabina y me dijo que entrara.
-       Como estas aquí hoy? Te esperaba ayer, no sacaste ida y vuelta?
-       Si, pero tuve que hacer noche en casa de mi tía para cuidarla, le llamé y estaba un poco deprimida y le hice compañía.
-       Joder Manu, además de estar cañón, follas muy bien y encima eres buena persona, sacrificándote por tu tía.
-       Es que soy muy familiar.
-       Bueno cuéntame, cómo estuvo el día de compras?
-       Pues mejor de lo que esperaba, compre un conjunto de lencería para Alba precioso, si quieres te lo enseño.
-       No, no me hace falta, ya lo he visto.
-       Como que lo has visto? si no lo he sacado de la caja.
-       Pero anoche me mandó Carmela unas fotos con tu compra puesta, por cierto que estaba manchada y creo que saber de qué.
-       Se nota que sois muy buenas amigas, me trató como a un dios, en amabilidad y afecto, y no te voy a engañar, las manchas eran de lo que te supones.
-       Por teléfono le dije que follara contigo, me sabía mal que te fueras con los huevos llenos de mi lado.
-       Y del resto de regalos?
-       Pues compré una figura de cristal como me dijiste, muy bonita, seguro que le gusta mucho y también un frasco de perfume para mi madre. Y me costó muy barato.
-       No escatimarías para tu madre!
-       No nada de eso, le compré el más caro y la última novedad, pero me hicieron mucho descuento.
-       Pues en perfumerías casi no hacen descuento.
La conté la apuesta tan curiosa que había ganado a las dos dependientas y nos estuvimos riendo de mi éxito.
El tren empezó a perder velocidad y Vicenta me dijo que llegaba a mi destino, ella seguía hasta el final de trayecto, recogí los regalos y abrí la puerta, ella me cerró la puerta y me preguntó…
-       No te olvidas de algo?
Me volví hacia ella, caí en la cuenta de que no había tenido ni el detalle de darle un beso, pero cuando la miré se había despasado la camisa y se había sacado las tetas de las copas del sujetador, apretadas como las tenía hacia arriba casi se las podía besar ella, pero prefirió que se las besara yo, apuré lamiéndolas hasta que el tren se detenía casi del todo, ella me apretó la polla dura sobre el pantalón y me dijo adiós con la mano mientras se volvía a meter las tetas en su sitio.
Llegue a casa pronto, aún no habían empezado el servicio de comidas, pero yo pasé de largo en el bar, desde lejos salude a mamá y a los demás, Ricardo me hizo un gesto con la mano, pero yo subí a casa, uno de los motivos era esconder los regalos que había traído, de paso me duché y me cambié de ropa, solo me había adecentado un poco en casa de Ana lo justo para no oler a sexo, pero me afeité y me puse crema por el cuerpo, ya empezaban a crecer los pelillos en el pecho y piernas me daba igual, pero en la polla y especialmente en los huevos, me picaban y a la vez que me daba gusto, me escocían.
Cuando bajé otra vez mi madre era toda oídos dispuesta a que le contara mi visita a su hermana, le tranquilice en lo posible, no le dije que estaba llorando ni se sentía tan deprimida, solo le dije que estaba enfadada con Jorge porque no le bastaba con lo que ella le daba.
Mi madre se quedó pensativa, rápidamente evaluó el problema, sabía que iban a tener problemas de pareja, pero la medio convencí de que cuando fuera padre se le pasarían esa adicciones.
A medio día como siempre empezaron los servicios de comidas, me cruce con Raquel y le dije que me había encontrado con su madre en el tren, no le sorprendió porque iba mucho a la ciudad, casi toda la clientela la tenía allí, era muy buena modista y tenía mucho trabajo, no le comenté la forma en que se había presentado y las ganas que tenía de “charlar” un rato conmigo, realmente yo prefería estar con Raquel incluso follar a su abuela, que todavía estaba de buen ver y era una mujer extraordinaria.
Cuando ya el comedor estaba bajando de comensales llegó Benito, él prefería comer tranquilamente, solía leerse el periódico junto a la ventana y después tomar el café sentado en la barra con la compañía de Clara, yo fui a saludarlo y a comentarle que había comprado los regalos que me había encargado pero dos mesas antes me cogieron del brazo y me frenaron, era Carmen, con sus súper tetas saliéndose por el escote como siempre y la falda marcándole los muslos, Isa, su amiga me dijo que estaban muy enfadadas por el trato a que les tenía sometidas, me recordaron que el día anterior Carmen había recibido un calambrazo en el coño mientras estaba leyendo el testamento a unos apenados herederos, se excusó como pudo pero se acordó de mí con los dientes apretados, Isa también me dijo que estaba sentada frente a su ordenador en la oficina cuando notó la vibración saltó sobre el asiento cuando vibro el que llevaba en el culo, pero el de la vagina se le salió y quedó colgando de las bragas, tuvo que metérselo allí mismo escondiéndose de las miradas de sus compañeros.
Ya estaban terminando de comer, Ricardo estaba atento para servirles el plato siguiente y cuando ellas pidieron que trajera el postre Ricardo se acercó a la mesa con un plato grande cubierto con una servilleta, se arrimó a la mesa y esperó a que Carmen se sirviera.
Cuando la chica quitó la servilleta en vez del postre que había pedido se encontró con la enorme polla del camarero que junto con sus huevos se había sacado del pantalón y la había puesto sobre un plato adornado con fresas y nata.
Tras el primer impacto de sorpresa fue el de admiración por el magnífico ejemplar de verga, luego le pasó dos dedos y repartió la nata sobre ella y se los metió en la boca chupándolos lentamente, Isa con los ojos como platos le cogió el glande como si fuera una fresa y lo untó también de nata, su mano desapareció entre sus piernas, imagino que lubricaría su vibrador.
Benito ensimismado con la lectura no se dio cuenta de lo que había pasado aunque se hubiera sorprendido cuando Isa me cogió la polla por encima del pantalón y me la recorrió de arriba abajo.
Cuando terminaron de comer salieron y antes de llegar a la puerta les despedí con una descarga al vibrador a cada una, casi se les giraron los tobillos con los altos tacones.
Benito como siempre se acercó a la barra, pero antes lo abordé y le conté que ya tenía el perfume y una figurita de cristal para su hija, con disimulo se lo di junto a el dinero que me había sobrado, él se empeñó en que me lo quedara por las molestias, yo no consentí, me entraba por todos lados, que me comprara un capricho, que invitara a Alba, pero me negué en rotundo.
Cuando llegó a la barra Clara nos preguntó que líos llevábamos entre manos a lo que los dos respondimos a coro que eran cosas nuestras.
Mi madre nos puso al corriente, mi tía Julia había querido contribuir al cumpleaños de Alba invitándonos con la cena, nos la prepararía la cocinera y nosotros nos la llevaríamos y cenaríamos en casa de Benito, ni que decir tiene que nos encantó, mi tía se había portado, no olvidaba el apuro con el ayuntamiento entre otras cosas.
Cuando se fue Benito me llamó Ricardo, en un rincón del comedor me puso en antecedente, las chicas nos habían invitado a tomar algo en su casa esta tarde, me preguntó si tenía algún compromiso por anular la cita, pero en realidad no tenía nada que hacer y acepte.
Por la tarde fuimos a la dirección que nos había dado Carmen, era un edificio nuevo en la mejor zona del pueblo y ocupaba dos pisos unidos.
Estaban reformados y decorado a su gusto.
Cuando nos abrió la puerta la chica que vimos no tenía nada que ver a la que venía a comer el restaurante, Carmen normalmente vestía sexi, pero ahora era realmente explosiva, llevaba una camiseta de licra blanca ceñida de tela muy fina, casi transparente y unos pantalones tan cortos que se le veían las nalgas por debajo, tan cortos eran que la antena roja del vibrador se le asomaba entre los muslos, la camiseta se la debía haber puesto con calzador pues estaba tirante por la tensión que le forzaban las dos tetas que daba la impresión de que iba a estallar de un momento a otro, con la luz que entraba desde arriba con la lámpara de Led prácticamente parecía una radiografía, te le veían las tetas igual por debajo que por arriba de la camiseta además que se la marcaban hasta los mínimos poros que tenía en los pezones.
Cuando llegamos al salón no sorprendió la amplitud de la estancia, nos explicó que habían tirado todas las paredes y habían redistribuido en una sola vivienda.
En el salón nos esperaba Isa aunque vestía también mucho más atractiva que en el bar se había puesto un top que le marcaban las tetas como una segunda piel, tuve que reconocer que al contrario que Carmen había tenido el gusto de dejarse una talla proporcionada a su complexión, ella se había reducido pecho, pero se lo había dejado alto con una forma perfecta y duros y los pezones perfectamente alineados, de no habérnoslo dicho se podría jurar que era producto de la naturaleza generosa, bajo llevaba una mini falda ancha tan corta como una colegiala.
Nos invitaron a tomar unas copas, después de bromear pícaramente siempre con doble intención quisieron enseñarnos su casa, vivían las dos juntas aunque cada una iba a su aire, con sus trabajos podían permitirse un alto nivel de vida.
Toda la casa estaba acorde al lujo extremo, hasta que nos llevaron a un habitación, ésta estaba cerrada con llave, Carmen sacó un llavín de la cintura de su short, tenía forma de corazón, cuando se abrió la puerta una serie de luces estratégicamente colocadas se encendieron, apenas se veía nada, Isa pasó detrás de un mostrador bar que hacía de rinconera y en un cuadro de luces pulsó unas cuantas y se iluminaron otras que permitían ver con claridad.
Lo que vimos allí nos paralizó, yo por supuesto no me imaginaba nada parecido, pero Ricardo, mucho más avezado que yo tampoco.
Habían en el centro una cama gigante que ocupaba casi tosa la estancia aunque era de una dimensión enorme, a los lados unos sofás pegados a la pared que tenían más asiento que respaldo, en las paredes artilugios de índice sexual, algunos de ellos antiguos como decoración, Carmen me acercó a un aparador, fue abriendo cajones, en ellos me enseñaba toda clase de juguetes sexuales, desde lo más mínimos a los consoladores más sofisticados, del techo colgaba un arnés, con unas cadenas que sujetaban una especie de asiento con una forma extraña, ante la cara que hice yo Isa me lo quiso enseñar y de un salto se sentó entre las cadenas, parecía un columpio infantil, pero cuando se recostó hacia atrás, me dejó claro que zonas de su anatomía quedaban libres para cualquier fantasía, levantó las piernas separándolas, me enseñó donde tenía colocados los dos vibradores.
En la cabecera de la cama colgaban varias esposas, que solo se diferenciaban de las reales de la policía porque iban forradas de tejidos de colorines, nos aclararon que les gustaba el tema del bondage, para mí era una palabra desconocida pero Ricardo la captó en seguida, también nos contaron que de vez en cuando hacían reuniones privadas en las que se juntaban varios amigos de ambos sexos y dejaban volar la imaginación, a su disposición estaban todos los juguetes y según era el ambiente reinante adecuaban las luces para mayor intimidad.
Cuando se terminaron las explicaciones las chicas se miraron entre ellas y decidieron que era hora de entrar en acción, yo miraba las esposas y demás artículos y no tenía mucha confianza, pero Carmen decidió por todos y además rápido.
Abrazó a Ricardo y besándolo lo llevó directamente a la cama redonda, lo empujó al centro y ella se subió hasta donde él había caído.
-       Bien Ricardo contigo haremos una excepción, nos saltaremos todas estas tontería, pues sabiendo la polla que calzas es una lástima perder el tiempo.
Dicho y hecho, le soltó los zapatos y ayudada por Isa en un momento Ricardo estaba como su madre lo trajo al mundo, bueno, y con una tremenda erección apuntando al techo.
Yo viendo como se desarrollaba la acción me quité la ropa antes de que me cogieran ellas.
Isa sacó de un cajón varios frascos con geles, de varias clases, hidratantes, con efecto calor o frío a elegir, los esparció por la cama.
Carmen se quitó la camiseta de licra sin ningún miramiento, sus tetas rebotaron como globos, vibrando hasta quedar tiesas y duras como balones, separadas totalmente, su canalillo no existía era imposible juntarlas, tenía un canal de cuatro dedos,
El short no duró más sobre ella y solo le dio tiempo de quitarse el vibrador para sentarse sobre Ricardo.
-       Ooooh! Ricardo te subestime cuando me ofreciste el postre, tienes una polla que no me cabe en el coño.
Fue buscando febrilmente un gel sobre la cama y cogió el primero que encontró, roció con el spray su coño y la polla del chico, eso bastó para que todo el glande entrara solo con el peso de la chica, ella quiso gritar pero no, se lo pensó y volvió a rociarse con gel, se oyó un plaf! Y sus nalgas se sentaron en los muslos de Ricardo, de su polla no se veía nada, pero Carmen no se acobardaba por una polla así por lo que con cuidado apoyó las manos en el pecho del chico y fue levantándose y sacándose la estaca hasta la mitad, luego fue dejándose caer muy suavemente.
A mi lado estaba Isa, con su faldita corta y su top, las tetas eran lo más hermoso que tenía y me dedique a chupárselas, ella cuando vio que me lanzaba a por sus pezones aún sin quitarle el top se lo sacó por la cabeza con toda prisa, cuando bajó los brazos quedaron como dos esculturas, admiré el trabajo del cirujano, me lance a por ellos y los lamí y chupé hasta la saciedad, Isa, sabía lo que tenía y estaba orgullosa de ellos por lo que me dejó hacer mientras me buscaba la polla y la ponía a su gusto, cuando le notó lo suficiente dura para ella se subió sobre mí, quería imitar a Carmen que ya cabalgaba con bastante dificultad a Ricardo, cuando se la iba a meter en el coño, cogí el gel que había usado Carmen y rocié los bajos de Isa, yo tenía la polla vertical como una vela, y ella se sentó, pero yo elegí otra opción en el último momento y la dirigí a su también lubricado culo.
Isa al notarme corrigió la trayectoria y se la metió en el coño y me dijo.
-       Manu, por ahí no, me entiendes?, no me gusta hacerlo por el culo, me hacen daño y no quiero.
Me conforme y dejé que isa se metiera de golpe mi polla, noté que le gustó por el suspiro interminable que se le escapó de los labios, estuvo cabalgándome a mi sin parar, ella marcaba el ritmo.
Carmen se movía a duras penas pero no dejó de metérsela y sacársela, la verga de Ricardo apretaba la vagina de la chica hacia dentro o la sacaba con ella, salía limpia todos los flujos que tuviera estaban sellados herméticamente, Ricardo le estrujaba las tetas, para ella eran lo mejor que se había hecho aunque el chica apenas podía deformarlas de duras que estaban, el relleno estaba al máximo, al pellizcarle los pezones Ricardo provocó un orgasmo fulminante en Carmen, ella se mantuvo quieta hasta que se le pasó, luego se levantó del chico sacando lentamente la tranca de su coño, cuando estuvo fuera le dijo a Isa.
-       Quieres que cambiemos de montura?
A Isa también le gustaba la idea de meterse tamaña polla por lo que accedió gustosa, se salió de la mía y se sentó sobre Ricardo, ya con lo que había visto se roció de gel profusamente desde las nalgas hasta el monte de Venus, cuando se dejó caer fue sintiendo cada pliegue de su vagina con el glande de Ricardo, cuando llegó al final ni ella se lo creía, Ricardo agradeció el cambio de tetas, estas eran perfectas aunque prefabricadas.
Carmen saltó sobre mí con ganas, se movía como si se paseara por la campiña, al cambio de tamaño se le unió la suavidad de mi verga, gozaba con ella verdaderamente, se movía como una serpiente sobre mí.
-       Esto sí que es una polla para disfrutar, Isa.
Pienso que este comentario se lo podía haber ahorrado, pues Ricardo al oírlo pensó que subestimaba su verga e hizo lo primero que le vino a la cabeza, quitó de encima a Isa y con la polla brillante de flujo de la chica se puso detrás de Carmen, algo le haría el gel, pero el grito que dio no lo parecía, Ricardo a la vez que se cogía a sus caderas apuntaba al culo que tenía expuesto, al estar sobre mi acercándome sus bolas mamarias a la boca, fue apuntarle y clavarle la estaca, el capullo se deformó de una forma horrible, como era redondeado no se hizo camino y entró todo de una vez, parecía una lucha a vida o muerte, al final mientras que Carmen gritando se quería deshacer de aquello que la rompía, el esfínter de su culo se rindió y dejo pasar no solo el capullo de Ricardo sino toda la tranca que le seguía.
Carmen se quedó sin habla, se aplastó sobre mí con los brazos y las piernas en cruz, me escurrí de debajo de ella y me acerque a Isa que miraba asustada los huevos de Ricardo pegados a las nalgas de Carmen.
Ricardo al estar la chica tumbada boca abajo sabía que no podía escapar, sus tetas le hacía de anclas clavadas en el colchón, le estuvo metiendo la polla hasta dentro y la sacaba con fuerza, Carmen ya solo gemía, cuando dejó de hacerlo y solo sollozaba Ricardo la sacó del culo de Carmen.
Cuando la vio Isa toda mojada ir hacia ella me tumbó en la cama y se sentó sobre mí, yo esperaba que seguiría cabalgándome pero lo primero que hizo fue aprovechando lo lubricada que estaba se puso mi polla en su culo y se dejó caer, apretó los dientes y cerró los ojos, sus manos estrujaron las sabanas pero no se quejó, todo lo que me había dicho sobre sus reservas para que no la enculara yo se le había olvidado al ver lo que podía hacerle Ricardo si la cogía el, Ricardo al verla sentada en mi culo la empujo hacia atrás sobre mí, yo le cogí las tetas y las disfruté por detrás mientras él se dejaba caer entre sus piernas por delante y se la metía en el coño.
Isa gimió lastimosamente cuando le entro en el coño semejante miembro, yo sentí en mi polla como si pasara a mi lado un autobús de colegio, pero cuando sincronizamos nuestros movimientos Isa empezó a gozar de las dos pollas, tuvo un primer orgasmo fuerte, Ricardo presionaba y yo también hundiéndole las pollas hasta que se fue calmando pero cuando volvimos a movernos una serie de réplicas de orgasmo la sacudieron varias veces, dejé de contar, la chica apenas podía hablar, ya estaba desmadejada y seguía pidiendo más polla, miraba a Carmen que inmóvil estaba vuelta hacia nosotros con los ojos extraviados.
Cuando Ricardo me avisó de que iba a correrse yo aceleré para ponerme a su altura, fueron varios empujones que hicieron saltar las tetas de Isa hasta casi tocarle la barbilla pero nuestras pollas la llenaron de leche.
Isa parecía que deliraba, solo se le entendía decir que – mucha polla- y mucha leche-
Ricardo se separó de Isa y ella al sentirse libre salió por encima de mí, se desprendió de las dos pollas a la vez, por su coño y su culo salieron dos regueros de semen espeso, no le prestó atención se fue a gatas hasta su amiga Carmen y le pregunto.
-       Como estas Carmen? Estas bien?
Carmen entre abrió los ojos y le contesto.
-       Si, Isa, estoy bien, con el coño y el culo partidos, pero bien.
Sobre la cama quedaron los vibradores de las chicas, estuve a punto de ponérselos y darle el botón del móvil, pero creí que sería una crueldad.
Nos quedamos tumbados sobre la cama, estábamos agotados también, Isa nos besó en los labios, luego se acercó a las pollas blandas y también las besó.
-       Nos habéis hecho sufrir como nadie, pero ha valido la pena.
-       Nos indicó donde estaban las ducha y nos quitamos el sudor y los restos de fluidos, cuando salimos de la ducha Carmen se había dado la vuelta boca arriba, estaba todavía en X, Ricardo subió a la cama con su polla en la mano meneándosela como si quisiera ponérsela dura y seguir, Carmen se cerró de piernas como una almeja y se quedó en posición fetal, se había rendido.
-       Cuando Isa salió de la ducha nosotros ya acabábamos de vestirnos, nos miramos y la miramos a ella, tenía unas tetas divinas, no nos faltaron ganas de volverla a follar los dos, ella captó nuestras miradas y nos dijo.
-       Por hoy ya está bien, hemos quedado saciadas, cuando hagamos una orgía os llamaremos, prometido.
Cuando cerró la puerta nuestras últimas miradas fueron a sus pezones altos duros y grandes.
Volvimos juntos al restaurante, era ya el turno de las cenas, una calle antes de llegar nos separamos y cada uno entró por una puerta.
Continuará

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