Aclaración: Todos los personajes son mayores de 18 años, y esta historia no respeta ni el canon de los libros y/o películas. Sucede en una versión alternativa. Este capítulo tiene toques de furry, al mínimo, no sé si está permitido pero créanme que lo pueden disfrutar lectores ajenos o no a ese género.
Por último, les dejo algunas imágenes fake de la protagonista de esta entrega, Hermione Granger , que tras su incidente con la poción multijugos recibirá la visita de un curioso fetichista 😉 Como dije antes, espero que fans de la saga y casuales amantes de los relatos morbosos lo encuentren atractivo. Que disfruten! ;)
La poción multijugos, a pesar de su complejidad había sido preparada a la perfección por Hermione, sin embargo, aún sufría el daño colateral de haberse equivocado un ingrediente en su porción de brebaje: en lugar de un cabello de Milicent Bulstrode, hecho uno de su gato.
A diferencia de sus amigos, cuyos cuerpos regresaron a la normalidad tras ser Crabble y Goyle casi media hora,ella aún permanecía en la enfermería con rasgos gatunos muy remarcados que lentamente se evaporaban con el correr de los días. Cada vez que iba al baño dele enfermería veía a los rasgos gatunos retroceder hasta que llegó a la conclusión de que era 70 % Hermione y 30 % gato.
Su piel estaba recubierta de un agradable y suave pelaje corto, sus ojos, aunque aun brillantes y grandes no tenían pupilas rasgadas, y aunque aun tenía cola sus manos y pies no terminaban en zarpas.
- Lo que sea que hayas ingerido era potente. Hay muy pocas transformaciones que no pueda revertir en poco tiempo. –Expresó con desconfianza la enfermera Madame Pompfrey.
-No volveré a jugar con ingredientes,señora Pompfrey.- Dijo poco antes dejar su libro para dormirse.
- Nunca dije que estés jugando con ingredientes… en fin, si Dumbledore no quiere interferir no veo porque yo deba hacerlo. No es mi trabajo.- Sentenció desconfiada antes de decirle que tenía cinco minutos antes de que se apagaran las luces. Sin dudas alguien de su experiencia sabia que la poción multijugos estaba involucrada. De otra forma habría podido con un mero accidente en cuestión de minutos.- concluyó cerrando la cortina que la ocultaba de los visitantes ocasionales.
Lo que nadie sabía, o mejor dicho, los que nunca se había transformado desconocían, era que tener otro cuerpo por un tiempo despertaba toda clase de ideas y sensaciones que no sabía si era normal sentir. Sin dudas no se sentía una señorita cuando por las noches, en el silencio de la enfermería, sus dedos jugueteaban con su sexo como nunca antes lo había hecho.
Su mente curioseaba con ideas pecaminosas como preparar dicha poción para tener en reserva junto a cabellos masculinos, posiblemente de Harry o Ron para así ser otra persona, con otro sexo, otro cuerpo… Incuso la idea de ser otra mujer la excitaba. Si ingería una dosis mayor quizás el efecto pudiera extenderse una noche entera y así llevar acabo, con su identidad a salvo, las más oscuras perversiones. Todas ideas viajaban como pasajeros en un tren incontrolable por su cabeza cada vez que sus dedos acariciaban su sexo y se introducían empapados, en su nueva vagina, excitándola aún más, corriéndose seis u ocho veces por noche.
Sus labios mayores ahora estaba cubiertos por pelos aterciopelado deliciosos al tacto, al igual que todo su cuerpo, y la sensación de acariciarse, tocarse y frotarse con esa nueva piel la enloquecía. Era una suerte que no compartiera la enfermería, dado que de no poder desquitarse su ardor la quemaría por dentro.
Al finalizar, antes de que su cuerpo agotado se rindiera al sueño, penaba que era probable que la gata de Milicent estuviera en época de celo, por lo que la poción le transfirió ese estado físico y mental de excitación constante, sumado a la exploración de un cuerpo cambiado. Después de todo, cuando Harry se transformo en el detestable Goyle no necesitó la gafas, su tono de voz cambió, su cuerpo duplico el peso, no era descabellado pensar que un estado de celo animal, incontenible se trasmitiera.
- Mierda si no me curo rápido me voy a deshidratar.- Susurró jadeante probando sus dedos, con un sabor impregnado que desconocida.- Si tan solo tuviera algo más que las manos…
Acto seguido, abrió sus piernas en V, mordió la almohada y metió tres dedos en su vagina mientras imaginaba que un atractivo e inmenso hombre la abordaba violentamente (una mezcla entre Gilderoy y su actor muggle favorito) y si no fuera por una grácil llovizna nocturna, el único sonido de la sala sería el de sus jugos chapoteando entre sus dedos…
“Chuickchuick chuick chucik…”
Pensamientos indecorosos la abordaron como la noche anteriormente gemidos débiles y sábanas empapadas. “¿Y si se mezclaba con otros animales tendría mejores orgasmos?” “¿Y si hechizaba sus dedos para hacerlos más grandes?” “¿Qué tal si robaba algo que le sirviera para saciarse?” “Debían averiguar sobre hechizos sexuales, debían de existir”
- Este calor… no lo soporto más…- Jadeó con el último orgasmo nocturno, llevándose sus dedos lubricados a la boca para probarlos repetidamente.- Tengo que hacer algo… si no me hubiera peleado con Lockhart quizás hubiera podido llamarlo, enviarle una nota a través de Harry, soy una estúpida.
Como de costumbre, en el horario de visita Harry y Ron la visitaban para ver su progreso. Ese día no eran muchos,sus colmillos y bigotes eran más cortos, aunque aún seguía teniendo orejas gatunas. Se alegró de que sus amigos no tuvieran un olfato canino o sentirían sus feromonas fermentadas a un kilómetro.
- Vaya, no me acostumbro a verte así, aunque estás mejor que el primer día. ¿Recuerdas como no podías dejar de ver a las lechuzas por la ventana?
- Gracias por recordármelo Harry,siempre es agradable recordar momentos incómodos.- Dijo con sorna.
- ¿Cuándo volverás a la normalidad?-Preguntó Harry con su habitual falta de tacto.- Ron observaba la habitación sin poder disimular nerviosismo.
- Pompfrey dijo que en cuatro días,mínimo. Esto es insoportable, de día tengo sueño y de noche, bueno, como cualquier gato, tengo el sueño cambiado.
- Te trajimos unas tartas de calabaza de contrabando, aunque pensándolo bien, la próxima traeremos unas bolas de estambre para que juegues.- Eso al menos sacó una sonrisa a Ron.
- Muy gracioso, Harry.- Rió la chica- No debieron molestarse con las tartas, con los deberes era suficiente. – Tomando varios rollos de pergamino- Me niego a perder una clase más de transformaciones o nunca me recibiré, todos aprendiendo lecciones esenciales y yo aquí, viendo mis bigotes caer.
- No exageres, ni que estuviéramos viendo tanto.- Mintió su amigos de lentes.- Tú nunca estarás atrasada en los estudios, al contrario.
- Eres pésimo mintiendo, Harry. – Casi parecía que Ron no estaba allí, y empezaban anotarlo.- ¿Te sientes bien Ron?¿Acaso hubo otro ataque?
- No… no, nada de eso, por suerte.Aunque tampoco descubrimos nada. – Las primeras visitas habían sido casi todas dedicadas a dilucidar quién era el heredero de Slytherin, la naturaleza de su monstruo, la incursión en la Sala común de la casa de la serpiente. Con el correr de los días la transformación de Hermione le fue ganando terreno a los temas de conversación trágicos y la chica agradecida que fuera así. La hacía sentir muy bien que bromearan sobre lo ocurrido, necesitaba relajarse y eso Harry lo había notado.
- Mi teoría es que el monstruo de Slytherine es Goyle. No es normal tener los brazos tan largos, me sentí una especie de simio con el impulso incontrolable de balancearme en las arañas del techo.-Hermione rió como una histérica a la vez que un ronroneo brotaba de su pecho.
- ¿Bromeas? Crabble fue peor, era como caminar dentro de un malvavisco, ese sujeto es el resultado de un mal hechizo.
- Ron, no hables de accidentes mágicos frente a Hermione.- Expresó Harry con falsa preocupación.
Sus amigos le hicieron compañía por varios minutos. Harry parecía interesado en conocer cada una de las diferencias de su “vida” como por ejemplo si podía controlar la cola o sus ojos ver en la oscuridad. Ella intuyo que no se animaba a preguntar algo indecoroso estando Ron cerca… y el, sin embargo, no parecía estar allí más allá de algunos pocos comentarios. Ella empezaba a preguntarse si estaba preocupado por su hermana Ginny. A pesar de que Harry y ella se juraron no revelarle el bochorno que vieron en la biblioteca, quizás se había enterado por otros medios.
Cuando Madame Pompfrey los espantó como moscas por pasarse quince minutos del horario de visitas, la soledad la encontró de nuevo, sabiendo que como en una suerte de ritual, sería otra noche agitada tras las cortinas que la ocultaban.
Al reinar el silencio y la oscuridad,sus dedos habilidosos comenzaron a frotar su clítoris, a pellizcar sus pezones erectos, todo mientras se lamentaba de no haberle dado una nota a Harry diciendo que la visitara oculto en su capa, que necesitaba que la visitara para que la penetre una y otra vez hasta el amanecer como solía hacerlo, y quizás así pudiera calmar sus impulsos salvajes…
Ni su culito se salvaba de ser invadido por uno o varios dedos en la oscuridad de la noche, sintiendo hasta a ese orificio con ganas de ser penetrado por primera vez.
A pesar de no ser religiosa y muy lógica, tras una hora le agradeció a los astros cuando escucho la puerta de la enfermería abrirse lentamente, por sí sola. Luego se cerró sin que se viera quien la cerraba. Era seguro que su amigo venía a visitarla, no podía ser otra cosa… A pesar de estar casi dormida, se despertó en un segundo y se posiciono boca arriba, con las piernas y brazos ligeramente abiertas, sumisa, indefensa,haciéndose la dormida con la bata de enfermería ajustada sobre su piel.
Se escucharon pasos hacia su camilla,una respiración que ondulaba la cortina. Harry estaba al lado de ella,invisible, observándola como un psicópata. La cortina se abrió y el visitante ingresó. Sus pelos se erizaban esperando el manoseo de sus manos, deseando que se diera prisa. Para su suerte, la destapó aunque lentamente, quizás creyendo que estaba dormida de verdad. Volvió a admirarla por otros minutos. Su cuerpo no era como antes, el hechizo de la poción multijugos la había transformado en un espécimen femenino de fantasía que no tendría el placer de ver de nuevo.Sintió unos dedos tímidos recorrer sus brazos, sus piernas, su estómago, sus pelos se erizaban con cada contacto, su cola felina empezaba a menearse frenética, impaciente.
Los dedos acariciaban su piel aterciopelada y no tardaron en contornear sus senos, sintiendo el endurecimientos de los mismos hasta que le dolían. Los rozaba con extrema delicadeza, sintiéndolos por encima de la bata. Luego bajo, pasando por su ombligo, hasta llegar a su prenda íntima, que acaricio con extrema suavidad.Sin dudas, Harry estaba muy metido en el juego de “curioso” Ella pensaría que estando así de expuesta iría al grano,sin embargo, se tomo su tiempo para descubrir sus pechos y retirarle las panties empapadas, dejándola expuesta, mojada como estaba.
Con extremo cuidado paso un dedo por sus labios vaginales empapados, luego escucho que se llevaba el dedo a la boca¿Acaso no era Harry? ¿La estaba probando? El Harry que conocía estaría chupándole hasta el apellido en una situación así…Un dedo encontró el clítoris, machacado por la frenética masturbación de las últimas noches, sin embargo, lo tocaba con delicadeza, como si fuera una leve brisa. Sus piernas se abrían un poco más, su cola empezaba a moverse como un látigo.
Otra mano comenzaba a tocar sus senos desnudos, solo tocarlos ¿Qué le ocurría? ¿Porqué no estaba chupándola toda?¿Acaso no era lo que quería, conocerla en esa forma felina? Impaciente, deslizó una mano por debajo de la capa y empezó a palpar al muchacho buscando su pene.Si eso no lo encendía tendría que romper la fantasía y pedirle que la cogiera de una maldita vez…
Por suerte ya estaba encendido, dado que contra un costado del pantalón encontró una polla dura y longa, que como una raíz de árbol se había ramificado a un lado. Al parecer Harry había “crecido” esos últimos días, pensó, o quizás conservaba el pene de Goyle, no lo sabía, lo que si supo es que captó el mensaje, y al acariciarle el tronco y las bolas, Harry se animó a introducir un dedo dentro de ella.
No tardaron en ser dos dedos, ni tampoco en descubrir su miembro viril, que emergía en la oscuridad como un órgano autónomo apuntando directamente a su cabeza. Ella lo empezó a chupar de costado, como si se tratara de una paleta mientras aún con los ojos cerrados,lamió el glande endurecido y mamó del él como bien había aprendido a hacerlo.Con su otra mano le indico que la masturbara con más fuerza, metiéndose dos dedos de ella, que sumados a dos de él, la estaban volviendo loca de placer. El silencio no tardo en romperse cuando su amigo acompaño la felatio con movimientos de cadera que la hacían atragantarse.
Hermione notó que había algo distinto en Harry: El tamaño de su varita. Había crecido al menos 5 centímetros y se le dificultaba el felatio con semejante herramienta, encima, le daba empellones que le aplastaban la campanilla contra la garganta. Entre arcadas cada vez más ruidosas, cambio de posición para ir al grano.
Con agilidad se arrodilló en la camilla y le presento el trasero parado, totalmente crispado, presentado como un regalo. Un sexto sentido o quizás sentidos amplificados le indicaban que no era Harry… aunque poco le importaba, tenía lo que quería, un pollón todo para ella.
- Vamos, cógeme con todas tus fuerzas…Harry ¿Es lo que quieres verdad? A lo que viniste…
Sin embargo, el misterioso invasor la sorprendió cubriendo sus caderas bajo la capa, acto seguido, la abordó como un poseso con su boca, devorando su vulva a fondo, con una fuerza inusitada… sin dudas no era Harry, él tenía otro estilo. A diferencia de la primera vez, su estilo era más preciso, más efectivo. Quien quiera que estuviera bajo la capa la comía como un animal. Lamiendo, chupando y besando todo en un movimiento,haciendo tanto ruido que no solo se preocupaba por despertar a la enfermera,sino a Dumbledore y hasta las mazmorras de Slytherin.
No parecía importarle que por haber estado varios días en le enfermería, masturbándose con furia cada noche, su higiene no era la ideal. De hecho, añoraba darse un baño decente desde que llegó,aunque Madame Pompfrey le prohibió dejar la enfermería en ese estado. Harry lo gozaba, se la comía y respiraba de ella como si tuviera el perfume más refinado, como víctima de un hechizo.
- Tranquilo… no tienes que competir por la comida, animal, soy tuya…- Le susurró al alarmarse por el ruido que hacía al succionar su clítoris, además de que sentía que se lo iba a sacar de tan fuerte que lo chupaba. No sabía si había mejorado o empeorad, era difícil decirlo cuando se necesitaba tanto una atención así…
Tras una agradable eternidad, sintió el glande duro frotándose por sus labios y mojándose con los jugos de su vagina.Por fin la iba a penetrar, y previniendo su propia reacción, tomó la almohada para morderla… seguía frotándola, en especial en el clítoris respingón, hasta que de repente, tras sentir la piel de sus labios humectando su ariete, la penetró hasta el fondo, enfundando su longo falo con su sexo, dilatando su cavidad húmeda hasta el extremo…
La almohada no alcanzó a ahogar su gemido, menos cuando empezó a bombearla moviendo la camilla golpeando sus nalgas ruidosamente. El ruido se hacía evidente y no había manera de contenerlo. Su amigo, Harry, o quien sea que haya tomado la capa de invisibilidad, la estaba taladrando de una manera nueva para ella. Su amigo con la cicatriz no era tan salvaje, y Gilderoy tampoco, este parecía estar liberando su animal interior, un animal enjaulado que liberaba toda su tensión sexual con cada empuje. Irónicamente ahora ella era la que sentía que lo hacía con una bestia.
- Tranquilo… mmmggh, espera… aaah! despacio…-Susurraba, sin embargo, el hombre invisible era como si no estuviera allí. No le daba respuestas y seguía reventándole la vulva inmisericorde... empezaba acreer que desear algo grande y voluminoso llenándola había sido un deseo peligroso.
Sin aviso se giró a la vez que le enseñaba las tetas, dado que no la ignoraba haría que se corriera de una vez para terminar. Con el cambio de posición y una vista interesante al frente, la velocidad de la penetración se acrecentó… Hasta sentía los testículos golpeteándola bajo la vagina, era salvaje.
Para su fortuna, tras que se corriera varias veces, él llegó al orgasmo llenándola de semiente en la cavidad,tirándose contra ella. Disimulada, entre jadeos, intentó retirarle la capa para verle el rostro.
El hombre se incorporó de nuevo y llevó las piernas de la chica a un lado. Volvía a la carga tras unos breves segundos de descanso, penetrando con las piernas de lado.
- ¡Espera! ¿Acaso crees que soy tu puta?¿No puedes darme un descanso?
La única respuesta que tuvo fue el enorme pene ensartándose una vez más en su vulva enrojecida, llena desustancias sexuales que se rebalsaban para todos lados con cada empujón. Había sido muy ingenua al creer que se correría una vez, también al creer que se correría dos veces, dado que la tomo de las orejas de gato para hacerle tragar el miembro con la misma violencia que penetraba su sexo, sexo que le ardía de tantos minutos de sufrir un trato tan inmisericorde.
Ahora eran sus labios los que se impregnaban con el sabor del semen y su flujo, sustancias que mezcladas con su saliva, eran llevadas al fondo de su garganta donde las tragaba para evitara ahogarse. Con el rostro enrojecido de calor, tan caliente como el mismo pene,sintió un caudal lácteo llenarle la boca y la garganta sin sacárselo… Tuvo que arañarle las piernas para que dejara de empujarle el pene hasta la garganta y lo retiró solo cuando estuvo flácido, deseando que sea la última corrida de la noche.
Tras esa tercera venida en su boca el misterioso visitante se marchó tan silencioso como vino, sin decir palabra, sin revelar su identidad ni tener un gesto de apreció, dejándola echa un desastre,con gotas de leche por doquier y chorreándole de los labios, con la vagina al rojo vivo, sucia de sustancias propias y ajenas que además empaparon las sábanas.
- Esto es inaudito… ¿En qué me convertí?- Expresó alterada, intentando dormirse entre ese esperpento de cama tras limpiarla lo mejor que pudo con magia. – En una puta.- Se respondió sin saber si eso era bueno o malo. Lo único seguro era que había conseguido lo que quería, se sentía saciada, llena, plena y esperaba que la completud sexual le durase toda su estadía allí, hasta que esa transformación se disipase.
Cada día tenía mejoras en su tez. Los pelos de gato eran más cortos, la cola de gato se achicaba pero el visitante no mermaba su intensidad. Cada noche volvió y fue lo mismo, una y otra vez. Contra la camilla, siempre oculto con la capa, la trataba de objeto vertiendo sus fluidos en ella y marchándose tras dos o tres corridas como un fantasma,dejándola hecha un despojo mientras la puerta volvía a cerrarse y la rutina volvía a empezar. Otro día aburrido, otra mañana frente al espejo reconociendo cada vez más a la conocida Hermione y luego la visita de Harry y Ron que le traían noticias y deberes religiosamente. Claro que ella sería la primera en enterarse de más ataques del Heredero de Slytherin, dado que los petrificados estaban tras cortinas en la enfermería. Trataba de leer y ponerse al día con sus tareas aunque su mente atribulaba siempre quedaba congelada con lo que ocurría en las noches, desde hace varios días, preguntándose quién era el visitante, porque tenía con ella una relación tan dominante y a la vez dependiente, fundiéndose con ella en cada noche una y otra vez, y al mismo tiempo, indiferente como un bloque de hielo.
- ¿Estás bien Hermione? Te noto distraída.
- No pasa nada, Harry, solo pensaba… en los deberes, extraño las clases.
Ron, que estaba mucho más animado que otras visitas, rió. El no comprendía su obsesión con los deberes y le decía que debía relajarse. Pobre tonto, pensó, si supiera lo que de verdad la atormentaba.
- Sos un caso excepcional, ya sabes que yo me ocuparía en descansar. Hace una semana que estás aquí durmiendo, y comiendo, y durmiendo, y comiendo… y limpiándote el cuerpo con la lengua.
- Muy gracioso, Ron. Quizás no te hayas dado cuenta, pero en Hogwarts hay más que comer y dormir, no es un alberge, no fui admitida en el mejor colegio de magia para desenvolverme como si esto fuera una posada de mala muerte.
- Espera ¿Lo de la lengua es cierto?
- ¡Claro que no, Harry!- Rieron ante el tono ingenuo de su pregunta, que lo hizo sonrojarse.- No era tan flexible, si es que quieren saber eso…
Tras los típicos chistes sobre gatos de sus amigos y teorizar sobre el mal que asolaba el colegio, Hermione se decidió a desenmascarar a su invasor de morada. Tenía la varita bajo la almohada (donde guardaba la cartas que Gilderoy Lockhart le enviaba deseándole una pronta recuperación) para obligarlo con ella a que se retire la capa. Después de todo,la de Harry no podía ser la única capa, no necesariamente se trataba de su amigo, además de tantas noches de sexo, él no tendría ningún problema en descubrirse al llegar a su camilla para tener relaciones más cómodo.Definitivamente ese invasor quería preservar su identidad en el misterio.
Como de costumbre, ella le realizo sexo oral al pene emergiendo de la capa, confiada, tranquila, concentrada en su trabajo. Luego se abrió de piernas para que la penetrara, realizó un poco de actuación, hizo el papel de sumisa, de necesitada, igual a su actitud los primeros días, cuando una visita así era una bendición. Luego de dos corridas vaginales (una de frente y la segunda dándole la espalda) con la intensidad habitual volvió a llevarse el falo a la boca, llenándose con ella, mamando quedaba gusto y ni bien sintió que se estremecía, que vibraba a punto de lanzar su munición láctea, ya estaba apuntando su varita al tronco.
- Me vas a decir quién eres a no ser que…- Para su ingrata sorpresa, varios chorros de semen alcanzaron su rostro,surcando de su frente y cabellos hasta su nariz, cayendo por sus labios. Habíaeyaculado a pesar de detener la mamada.
El hombre rió ante la cómica escena dela chica, que, malhumorada, resopló salpicando semen al quedarse con algo más que la palabra en la boca, de súbito, a pesar de que la risa había sido evidencia suficiente, le sacó la capa de un tirón.
- ¡Ron!- Tomándolo de los pelos.-¡Podrías habérmelo dicho, tonto! ¿Acaso Harry te presto la capa? ¿O la robaste?-Su amigo no hacía más que poner una mueca de idiota, con el rostro haciendo juego con su pelo ante el descubrimiento de sus fechorías.
- La tome prestada sin decírselo, pensé que te gustaba así en secreto y que si te decía que era yo te escandalizarías,como ahora.
- ¡Lo llevaste demasiado lejos!- Le reprochó soltándolo, algo preocupada por no modular bien la voz.- Pensé que eras Harry, no debiste tomar su capa para esto. – Dándose cuenta de que estaba desnuda, se cubrió con la sábana a la vez que limpio su rostro (mojándose una mano con la lengua, al notarlo, se horrorizo y guardo las manos bajo la sábana)
- ¡Lo siento, sé que estuve mal, solo que… Harry me contó… no pude resistirlo!- Sentándose a su lado en tono de súplica, sin despegarle los ojos de los suyos.
- ¿Resistir qué? - Se enterneció al ver a su amigo arrepentido, con cara de preocupación, sin dudas tenía muchas ganas de cogerla pero temía ser rechazado. Tras pensarlo brevemente, tuvo un rapto de autocrítica: pudo haberle sacado la capa el primer día pero no lo hizo porque quería seguir el juego, además, lo había disfrutado a pesar de la potencia de Ron y sus atributos exhaustivos. Su manera machista de tratarla la había saciado en todo sentido.
- No pude resistir a venir, y hacer lo que hice. – Expresó acariciándole una mano.- Ya dije que lo siento, no volveré a hacerlo así que no hagas una escena, yo solo quería… sentirte, sentir lo que Harry sintió, me hice de valor, tomé su capa y vine.
A pesar del pelaje, podía notarse que Hermione se ruborizaba. Además su cola estaba pomposa como si fuera de algodón.
- Ron, estoy impresionada, no pensé que pudieras hablar de cosas así alguna vez, si tan solo me lo hubieras hecho saber antes, que te gusto, es decir, lo consideraría, yo no soy la gran cosa…-Susurró risueña, sorprendida tanto por las palabras de su obtuso amigo como las propias.
- No es lo que crees, es decir, eres muy bonita, inteligente, etc.
- Gracias, en especial por el etcétera, muy galante.- Dijo con sorna algo desilusionada.
- Lo que me volvió loco literalmente,fue tu transformación…- acariciándole la mano nuevamente, pasando a su hombro y mejilla, sintiéndola erizarse.- Esto no se ve todos los días, pero yo ya lo había visto una vez.
- ¿En serio? ¿Un accidente como el mío?
- No lo llamaría accidente.
Ron le explico que había robado unas revistas muy sucias de su hermano Percy, muy distintas a las muggles. Lo que más llamó la atención del joven mago, habían sido brujas muy sensuales que habían pasado por el mismo proceso que Hermione, solo que con fines sexuales.
- No eran tan lindas como vos, sus hechizos eran imperfectos y duraban muy poco, pero no niego que me volvieron loco a pesar de ser solo imágenes en movimiento sin color. En especial las que…- Hermione le puso los dedos en los labios.
- Comprendo.- Susurró sorprendida por estar dialogando semi desnuda con Ron sobre esos temas, algo enternecida por la confesión de su amigo, que al parecer no era tan obtuso. - Ahora entiendo todo.- No había que ser genio para notarlo, solo debían aprovecharlo.
- ¿Por qué no dejamos de hablar y aprovechamos el momento?
Hermione tomó a Ron y lo acostó en la camilla, poniéndose sobre él. Se besaron por primera vez a pesar de los reiterados episodios pasionales, sorprendida de que sus besos se sintiera muy bien, húmedos y profundos. Las sabanas cayeron al suelo cuando las manos de su pelirrojo amigo la acariciaban con fuerza de un lado a otro, estirándole el pellejo,sintiendo el pelaje entre los dedos mientras las lenguas se enroscaban unas con otras. Bajo el vientre de la joven el pene emergía tieso como antes, excitado y listo una vez más.
- Te pusiste a punto rápido, Ron.- Dijo arqueándose hacia atrás sobre él, lista para cabalgarlo. Frotó su vagina empapada contra el tronco venoso sintiéndolo arder una vez más, mientras las manos de Ron le apretaban las tetas y pellizcaban los pezones.
- ¡Ron! Despacio, debes ser delicado con mis pezones, son muy sensitivos.- Le dijo, acercándole un pecho a la boca.- Trátalos con más cariño…
Ron los lengüeteó y succiono con delicadeza en una escena casi maternal si no fuera porque de costado a él, le hacía una ruidosa paja.
- Hermione, que deliciosas tetas…- Soltó jadeando, antes de pasar a la otra.
- Vaya Ron, no sabía que tenías este lado cariñoso…. Que de sorpresas agradables.- Admitió ante la floreciente cabeza de la pija, a punto de estallarle en la mano.
Acto seguido, tras unos besos y frotadas más, se subió sobre su amigo enfundando el pene con su vagina. Nunca se sintió tan llena, tan dilatada como en esos momentos, con todo su peso sobre la palanca de Ron, conectados como nunca antes. Y mucho más cuando la cabalgata comenzó en toda su gloria.
- Ahh…hahh... ahh... ahhh... mmm… ahhh…- Fueron solo algunos de los gemidos que brotaron de ella mientras Ron le apretaba las tetas y pasaba sus manos por la cadera mientras su cola le hacía cosquillas por las piernas. Hermione se dio vuelta para darle la espalda y darle de caderazos que retumbaban en toda la enfermería. Su amigo, o algo más le abrió las nalgas para verle bien el ano y frotarle el dedo… Hermione se abrió las nalgas ella misma y exigió:
- ¿Vas a tocarlo solo por fuera? Vamos, méteme unos dedos en el culo, procura meterlos profundo...- Pidió frenando la cabalgata para que los introdujera.
- No puedo creerlo.- Jadeó Ron tras mojarse dos dedos e introducirlos en el ano de su amiga. No podía creer que estuviera colándole los dedos a Hermione. La sensación de su cadera ordeñándole la polla y el ano apretándole los dedos enteros fueron sensaciones suficientes para otra corrida en una noche de parranda más.
- Ron… ¿Cuántas veces te has venido en míen esta semana? ¿Crees que soy tu puta?- Le susurró abrazada a él, ronroneando.
A los pocos minutos, recibió como respuesta un ronquido.
- A la mierda el romanticismo - El muchacho estaba lengua afuera, con una mueca parecida al Troll que derribaron en el baño el año anterior. Tras tantos orgasmos quedó agotado, aunque con las manos pegadas a sus tetas. Hermione tuvo que cachetearlo para que despierte y se marche. La noche se había pasado volando y un halo anaranjado se dibujaba sobre el Bosque Prohibido.
- ¿Así tratas a tu amigo? Eres la misma ordinaria de siempre.
-
- ¡Ron, que te vayas ya! ¿Quieres que nos expulsen?- Dijo mientras ordenaba las sábanas.- Imagínate si Harry se da cuenta de que le robas la capa, además de que el monstruo de Slytherin anda suelto, empiezo a creer que… - Sorpresivamente, Ron le dio un beso tan intenso que por poco la desmaya. No había que ser genio para darse cuenta que el pelirrojo no estaba solo por su transformación.
- Ron… eso fue… todo un beso.- Susurró con los labios ardiéndoles, observando como se ponía la capa y escuchaba sus pasos hacia la salida.
Pasó menos de una hora hasta que Madame Pompfrey despertara somnolienta y abriera las cortinas, encontrando a la chica gatuna impecable, durmiendo cubierta hasta el cuello con las sábanas.
- Así me gusta. Que mis pacientes duerman como gárgolas.
Y cerró las cortinas satisfecha, marchándose,sin imaginar la cantidad de aventuras que esas cortinas presenciaron y presenciarían,durante la estadía de tal peculiar inquilina.
Espero que les haya gustado. Comentar y puntuar es agradecer ;)
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