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Presentándome para mi Tratamiento

Golpeé la puerta del domicilio que me habían dado telefónicamente y esperé pacientemente por un rato. La puerta se abrió y una hermosa mujer aproximadamente de mi misma edad y estatura se paró en el marco de la entrada. Llevaba puesto el tradicional guardapolvos blanco totalmente abotonado al frente y sostenía una carpeta.
- Nombre? - preguntó en tono conciso y autoritario. Yo respondí dando mi nombre y ella revisó la carpeta, con una mueca maliciosa dibujándose en su rostro - Excelente. Seguime.
Giró y entró en la casa que parecía una vieja construcción adaptada como una clínica. Sus tacos retumbaban sonoramente en las baldosas mientras la seguía a través de un corredor hasta una pequeña sala de espera.
- Sentate. En un rato te voy a venir a buscar - ella todavía sonreía cuando abandonó la habitación y para mi sorpresa, cerró con llave la puerta al salir!
Yo comencé a sentirme nervioso mientras miraba la habitación en busca de algo que me diera una pista de en qué me estaba metiendo pero aparte mío y de dos simples sillones de cuero, el lugar estaba vacío. Luego de una corta espera escuché los tacones acercándose y la puerta abriéndose, la misma mujer apareció con su guardapolvos blanco.
- La Doctora te va a recibir ahora.
Ella me condujo por otro corredor a otra habitación. Había un escritorio sencillo detrás del cual se sentaba la Doctora, otra hermosa mujer con su guardapolvos blanco un poco mayor y aparentemente más alta que yo. Me hizo señas de que me sentara en la silla frente al escritorio y yo obedecí.
- Bueno - empezó mientras consultaba una carpeta - Sos un paciente nuevo en la clínica así que te vamos a someter a un examen bastante extenso, vamos a tomarnos bastante tiempo así que espero que no tengas nada planeado.
Yo sacudí la cabeza y apenas pude balbucear una respuesta.
- N... no... Doctora.
- Buen chico - respondió ella y mis nervios aumentaron nuevamente cuando ella se puso de pié y se paró al frente del escritorio justo a mi lado - Sacate la ropa - ordenó.
Yo la miré hacia arriba horrorizado pero antes de poder decir una palabra ella ratificó seriamente.
- Ahora!
Yo hice lo que me habían ordenado, después de quitarme la remera y los zapatos me incorporé para quitarme los pantalones pero me quedé con mi ropa interior puesta. La Doctora me miró severamente.
- Sacate TODA la ropa.
Lentamente hice lo que me dijeron, y tan pronto como me desnudé la mujer que me había abierto la puerta tomó todas mis pertenencias, las puso en una bolsa y se las llevó fuera de la habitación.
- La Enfermera te va a devolver tus cosas cuando terminemos con tu tratamiento, ahora vení para acá.
La Doctora atravesó la habitación y abriendo una puerta corrediza dejó a la vista un consultorio con una gran camilla con cintas de sujección de cuero y estribos metálicos. La Doctora se paró al lado de la camilla y me la señaló.
- Acostate acá. Las piernas en los estribos.
Seguí las órdenes de la Doctora y me trepé a la camilla. Antes que pudiera subir las piernas a los estribos por mi propia voluntad, la Doctora y la Enfermera me agarraron cada pierna y las forzaron violentamente en los estribos. Ellas aseguraron mis piernas con pesadas cintas de cuero antes que yo pudiera protestar, mientras en cuanto intenté hablar la Doctora empujó mi pecho violentamente forzándome a quedar acostado sobre la camilla.
- El paciente sólo va a hablar cuando nosotras digamos! - me dijo con voz autoritaria.
Yo me sonrojé ante la humillación de ser dominado de este modo pero para mi sorpresa noté que tenía una completa erección! Instintivamente mis manos se dirigieron a cubrirme con vergüenza que la Doctora y la Enfermera ignoraron. Sin decir palabra mis muñecas fueron sujetadas a la camilla, seguidas por otra cinta ajustándome el pecho y finalmente otra sujetando mi cabeza. Yo quedé totalmente inmobilizado pero pensé que lo mejor era no protestar. Por suerte ellas no hicieron ningún comentario de la situación que ocurría entre mis piernas.
La Doctora se dirigió a la Enfermera para darle instrucciones, sonaba entusiasmada, disfrutando del momento.
- Quiero que usemos protección para la revisación, delantales, barbijo y guantes. Vamos a empezar con un examen dental y a continuación le vamos a revisar el ano, nos vamos a ocupar del otro problema cuando lo tengamos bien relajadito.
Observé nerviosamente mientras la Enfermera seguía las instrucciones, buscando cosas de los armarios y cajoneras en el consultorio. Le entregó a la Doctora lo que ella había pedido y ambas se pararon frente a mi atándose los delantales de plástico transparente a la espalda, poniéndose lentamente los barbijos y calzándose los ajustados guantes de látex. La visión de dos mujeres preparándose para revisarme era igualmente excitante y atemorizador, mi ya erecto pene palpitaba ante lo que estaba por pasar.
La Enfermera forzó un separador dentro de mi boca y lo abrió mientras la Doctora levantaba un instrumento y se inclinaba sobre mi cabeza. Luego tomó un pequeño espejo de examinación y una afilada sonda peridontal.
- Ay mi amor... que paciente más desobediente... parece que no te lavaste los dientes como corresponde... - y entonces se dirigió a la Enfermera - Anotá en la historia clínica del paciente que vamos a tener que programar una sesión en el Consultorio Odontológico, vamos a tener que ocuparnos de esta cuestión y nos va a llevar bastante tiempo.
No pude evitar notar las sádicas muecas que se formaban bajo los barbijos de ambas mujeres mientras la Enfermera tomaba notas en mi historia clínica. Todo lo que podía hacer era mascullar una débil protesta con el separador en mis encías y sacudirme contra mis ataduras.
La Doctora me dirigió una fría mirada antes de empujar toda su mano enguantada dentro de mi boca y cubrir mi nariz con la otra mano! Instantáneamente reaccioné con nausea y espasmos en cuanto el látex de sus guantes encontró el fondo de mi garganta y lágrimas derramaron de mis ojos. Ella me habló con voz suave y firme.
- Vas a aprender o voy a tener que seguir castigándote. Te vas a quedar bien quietito durante los tratamientos... o te vamos a castigar hasta que aprendas!
Yo dócilmente asentí con la cabeza y ella quitó sus manos de mi boca, secando en mi rostro la baba que había quedado en los guantes antes de quitárselos. Yo jadeaba buscando aire mientras la Doctora miraba primero a la Enfermera y luego a mi.
- Enfermera, sus guantes están limpios... puede practicar someter al paciente como acabo de hacerlo yo.
- Sí Doctora - fue la entusiasta respuesta de la Enfermera que se ubicó a mi lado. Puso sus manos cubiertas por los guantes de látex por encima de mi rostro, edificando la anticipación y el miedo antes de deslizarlas dentro de mi boca y tapándome la nariz. Traté de liberarme pero era inútil y parecía que todos mis esfuerzos sólo provocaban que la Enfermera sonría y su manos invadan más y más mi boca y cubran mi nariz, de nuevo tuve espasmos y arcadas pero no hubo piedad. Luego de lo que pareció una eternidad empecé a sentirme mareado y empecé a pensar que ella nunca se iba a detener!
- Suficiente Enfermera! - llegó la orden de la Doctora justo a tiempo - No queremos que el paciente se desmalle ahora.
- Sí Doctora - fue la obediente respuesta de la Enfermera que siguió el ejemplo de la Doctora y secó la baba que había quedado en los guantes de látex en mi rostro antes de quitárselos.
- Quiero ver cómo está el interior... vamos a hacerle el examen anal preliminar.
La Doctora estaba de pié entre mis piernas separadas poniéndose un nuevo par de guantes de látex justo antes de exhibirse cubriendo dos de sus dedos con lubricante quirúrgico. Sin decir una palabra ella empezó a hacer movimientos circulares alrededor de mi expuesto ano antes de deslizar ambos dedos lenta pero profundamente dentro mío. No hubo nada que pudiera hacer para contener el gemido que escapó de mi boca todavía abierta.
- Parece que le gusta - dijo la Enfermera sonriendo.
- En ése caso agregá a la historia clínica programar una sesión completa en el Consultorio de Proctología, no tiene sentido ser tan cuidadosas con un paciente tan grave como este!
- Este paciente va a permanecer internado un buen tiempo, no Doctora? - preguntó la Enfermera ansiosa. La Doctora sonrió detrás del barbijo.
- Hay posibilidades de que nunca esté apto pare recibir el alta, puede ser que se convierta en el primer internado permanente de la Clínica!
- Oh éso espero Doctora!
- Enfermera, el proctoscopio! Vamos a ver qué grave está.
La Enfermera le entregó el largo proctoscopio de acero inoxidable a la Doctora con cuidado de asegurarse de que yo no pudiera verlo con claridad. Casi instantáneamente yo me puse tenso, atemorizado por el procedimiento que me iban a practicar.
- Relajate... ahora sos nuestro... un buen paciente tiene que aceptar sus tratamientos o va a ser peor para vos...
- Un buen paciente debería escuchar a la Enfermera - agregó la Doctora - Ella sabe lo que dice.
De inmediato mis pensamientos se aceleraron cuando llegué a la lógica conclusión de que debía aceptar aquella afirmación pero antes de poder procesar la información sentí como apoyaban el frío acero contra mi ahora preparado orificio anal. Gemí incómodo cuando sentí cómo me dilataban y abrían el ano. La Doctora tomó una pequeña linterna e iluminó y observó mi interior antes de insertar un dedo y palpar toda la cavidad. En ningún momento pude controlar mis gemidos y exclamaciones, algunas eran de incomodidad y otras para mi sorpresa eran de placer.
- Bueno Enfermera... - dijo la Doctora mientras retiraba el proctoscopio de mi ano tanto para mi alivio como para mi decepción - parece que vamos a tener que dividirnos el trabajo con este paciente. En primer lugar lo quiero completamente limpio: doble enema y limpieza vesical con sonda uretral! Después es probable que tengamos que operar de modo que voy a preparar el Quirófano Nro. 2, encontrémonos allí cuando haya terminado de limpiar al paciente.
La Doctora se quitó los guantes, el delantal y el barbijo con la mueca de sadismo todavía dibujada en los labios cuando abandonaba el Consultorio. La Enfermera se inclinó sobre mi y pude apreciar la misma mueca detrás de su barbijo mientras me murmuraba al oído.
- Al fin solos.

2 comentarios - Presentándome para mi Tratamiento

MRjoses
Alguno de tus sumisos terminan bien?