Mi Vida después del divorcio
Quinta parte
Como lesconté en mi anterior relato, una vez que comuniqué mi deseo de separarme a miex esposo, me fui a casa de mis padres en Solís de Mataojo. Apenas llegué lo conté a mi madre todo lo que había paracontar. Mi relación con mi suegro y mi decisión final. Ella abría los ojosenormes cuando le contada, no lo podía creer. En cierto, en ese pueblo dondetodos se conocen estas cosas no pasan, entonces lucen como increíbles, mas parala gente que es mayor. Ella me dijo que no entrara en detalles con mi padre yque no le hablara de mi relación con mi ex suegro, que dijera que bueno, noanduvo y listo. En el primer mes que estuve allí tuve que ir una vez aMontevideo por una audiencia en el juzgado por el divorcio, y ahí se hicieronlos arreglos para que el mismo se llevara a cabo. Los citados éramos Ismael yyo, Isma no fue, Fue su abogado con poderes para hablar en nombre de Ismael ymi abogado (que me lo consiguió mi ex suegra) y yo. Ahí surgió la propuestaeconómica y las condiciones de la misma, con las que estuve de acuerdo. Ese díami madre me acompaño pero no la dejaron entrar a la audiencia.
Volví parami pueblo y me quedé ahí unos cinco años. Que hice, ayudar a mi padre en sunegocio, estudiándole costos y diciéndole que producir y que no, y esas cosas.Al principio no me hacía caso, pero después con el tiempo se fue dando cuentaque muchas cosas las hacía porque siempre las había hecho, pero no se dabacuenta que algunas le daban perdidas. Con eso mejoró bastante su venta deverduras y hasta se compró un pequeño local, al que le agregó algunas cosas dealmacén y visiblemente le empezó a ir mejor. Hasta que falleció siempre meagradeció mi ayuda. Yo por mi parte compré un apartamento en Montevideo de undormitorio y lo alquilé, con ese dinero vivía, aunque no tenía casi gastosporque en ese pueblo hay tan poca cosa con que tentarse que no gastaba nada,además vivía en casa de mis padres. Me porté re bien esos años, no tuve noviosy nada que se le parezca. Eso sí, los sábados a la noche iba frecuentemente alos bailes del club y allí bailaba con algún chico o en grupo, pero sin entraren ninguna clase de relación. Así transcurrieron esos cinco años de sanación,donde estuve siempre bastante ocupada como para estar añorando o recordandocosas que me pasaron.
Así llegué ala primavera del año 1996 y le dije a mi madre que quería volver a Montevideo,ya que mi padre estaba mejor con su negocio, incluso tenía como cincoempleados, y a ella la veía bien, para probar fortuna en la capital. A ella nole pareció mal, yo ya tenía 32 años y se suponía que estaba asentada como parano hacer locuras. Entonces fui a la capital un par de veces para unasentrevistas de trabajo, y comencé a trabajar a fines de Octubre en unainmobiliaria que, además administra propiedades.
Midepartamento lo recibí del último inquilino, y tuve que hacerle algunosarreglos de pintura, revoques cosas eléctricas, etc., que me costaron algunospesos, pero los tenía y me fui a vivir ahí. Ese iba a ser mi nidito hasta eldía de hoy.
Lo arreglélo más lindo y mi madre vino un día y se quedó una semana ayudándome aarreglarlo bien y después de eso comencé mi nueva vida sola.
En generallos fines de semana que no trabajaba iba para Solís a visitar a mis padres,salía el sábado a la mañana y regresaba los domingos a la noche. De ese modomantuve durante mucho tiempo mi vínculo con ellos, que para mí y para ellos fuesiempre muy importante.
Ahora bien,que me empezó a pasar a mi? Empecé a sentir necesidades de comunicación yrelacionamiento, estaba demasiado sola. Mis años de casada no me habían dejadoamistades ni conocidos con los cuales compartir algo, por otra parte, empecécomo a sentir necesidades fisiológicas obvias, aún era muy joven. Mi jefe, unseñor bastante mayor y dueño de la Inmobiliaria, me vio medio como deprimida yme dijo, lo que puedes hacer es hacerte socia de un club deportivo y vas yhaces deportes y te relacionas con gente así puedes tener una cierta vida social.Le hice caso y me hice socia de un club de Básquet que tiene gimnasia, piscina,deportes, en fin todas esas cosas que tienen los clubes deportivos.
Comencé unosdías después a hacer gimnasia en un grupo mixto de entre 25 y 40 años. A esegrupo le llaman de adultos jóvenes. El día que me presenté la profesora degimnasia me presentó al grupo y cada uno de ellos dijo su nombre i edad y a lostres minutos no me acordaba de nada, obvio eran como treinta personas. La cosafue que de a poco fui conversando con las chicas y con algunos hombres delgrupo. Una vez cada 15 días hacían un asado en el club y allí empecé a conocerpersonas. Algunos me parecieron buena gente y otras medio cargosos, pero bueno,eso me alegró un poco la vida. Por un lado descargaba con el ejercicio algunastensiones y además empecé a conocer gente nueva. A partir de ese momento es queempezó mi nueva vida.
Despuéssigo.
Quinta parte
Como lesconté en mi anterior relato, una vez que comuniqué mi deseo de separarme a miex esposo, me fui a casa de mis padres en Solís de Mataojo. Apenas llegué lo conté a mi madre todo lo que había paracontar. Mi relación con mi suegro y mi decisión final. Ella abría los ojosenormes cuando le contada, no lo podía creer. En cierto, en ese pueblo dondetodos se conocen estas cosas no pasan, entonces lucen como increíbles, mas parala gente que es mayor. Ella me dijo que no entrara en detalles con mi padre yque no le hablara de mi relación con mi ex suegro, que dijera que bueno, noanduvo y listo. En el primer mes que estuve allí tuve que ir una vez aMontevideo por una audiencia en el juzgado por el divorcio, y ahí se hicieronlos arreglos para que el mismo se llevara a cabo. Los citados éramos Ismael yyo, Isma no fue, Fue su abogado con poderes para hablar en nombre de Ismael ymi abogado (que me lo consiguió mi ex suegra) y yo. Ahí surgió la propuestaeconómica y las condiciones de la misma, con las que estuve de acuerdo. Ese díami madre me acompaño pero no la dejaron entrar a la audiencia.
Volví parami pueblo y me quedé ahí unos cinco años. Que hice, ayudar a mi padre en sunegocio, estudiándole costos y diciéndole que producir y que no, y esas cosas.Al principio no me hacía caso, pero después con el tiempo se fue dando cuentaque muchas cosas las hacía porque siempre las había hecho, pero no se dabacuenta que algunas le daban perdidas. Con eso mejoró bastante su venta deverduras y hasta se compró un pequeño local, al que le agregó algunas cosas dealmacén y visiblemente le empezó a ir mejor. Hasta que falleció siempre meagradeció mi ayuda. Yo por mi parte compré un apartamento en Montevideo de undormitorio y lo alquilé, con ese dinero vivía, aunque no tenía casi gastosporque en ese pueblo hay tan poca cosa con que tentarse que no gastaba nada,además vivía en casa de mis padres. Me porté re bien esos años, no tuve noviosy nada que se le parezca. Eso sí, los sábados a la noche iba frecuentemente alos bailes del club y allí bailaba con algún chico o en grupo, pero sin entraren ninguna clase de relación. Así transcurrieron esos cinco años de sanación,donde estuve siempre bastante ocupada como para estar añorando o recordandocosas que me pasaron.
Así llegué ala primavera del año 1996 y le dije a mi madre que quería volver a Montevideo,ya que mi padre estaba mejor con su negocio, incluso tenía como cincoempleados, y a ella la veía bien, para probar fortuna en la capital. A ella nole pareció mal, yo ya tenía 32 años y se suponía que estaba asentada como parano hacer locuras. Entonces fui a la capital un par de veces para unasentrevistas de trabajo, y comencé a trabajar a fines de Octubre en unainmobiliaria que, además administra propiedades.
Midepartamento lo recibí del último inquilino, y tuve que hacerle algunosarreglos de pintura, revoques cosas eléctricas, etc., que me costaron algunospesos, pero los tenía y me fui a vivir ahí. Ese iba a ser mi nidito hasta eldía de hoy.
Lo arreglélo más lindo y mi madre vino un día y se quedó una semana ayudándome aarreglarlo bien y después de eso comencé mi nueva vida sola.
En generallos fines de semana que no trabajaba iba para Solís a visitar a mis padres,salía el sábado a la mañana y regresaba los domingos a la noche. De ese modomantuve durante mucho tiempo mi vínculo con ellos, que para mí y para ellos fuesiempre muy importante.
Ahora bien,que me empezó a pasar a mi? Empecé a sentir necesidades de comunicación yrelacionamiento, estaba demasiado sola. Mis años de casada no me habían dejadoamistades ni conocidos con los cuales compartir algo, por otra parte, empecécomo a sentir necesidades fisiológicas obvias, aún era muy joven. Mi jefe, unseñor bastante mayor y dueño de la Inmobiliaria, me vio medio como deprimida yme dijo, lo que puedes hacer es hacerte socia de un club deportivo y vas yhaces deportes y te relacionas con gente así puedes tener una cierta vida social.Le hice caso y me hice socia de un club de Básquet que tiene gimnasia, piscina,deportes, en fin todas esas cosas que tienen los clubes deportivos.
Comencé unosdías después a hacer gimnasia en un grupo mixto de entre 25 y 40 años. A esegrupo le llaman de adultos jóvenes. El día que me presenté la profesora degimnasia me presentó al grupo y cada uno de ellos dijo su nombre i edad y a lostres minutos no me acordaba de nada, obvio eran como treinta personas. La cosafue que de a poco fui conversando con las chicas y con algunos hombres delgrupo. Una vez cada 15 días hacían un asado en el club y allí empecé a conocerpersonas. Algunos me parecieron buena gente y otras medio cargosos, pero bueno,eso me alegró un poco la vida. Por un lado descargaba con el ejercicio algunastensiones y además empecé a conocer gente nueva. A partir de ese momento es queempezó mi nueva vida.
Despuéssigo.
1 comentarios - Historias de mi vida