Y sigamos con la historta, ese martes desde que salí de la casa de Tita, no podía dejar de pensar que pasaría ese jueves en casa, llegué y me fuí a bañar para relajarme, en la bañera calentita, no podía dejar de pensar como sería desvirgar el culo, de más ni menos que de mi madre, esto me puso al palo, y comencé a tocarme, enseguida pensé, no nada de hacerme la paja, ni hoy ni mañana, y ni siquiera pensar en coger a la abuela Clara, así que me sequé me vestí y me puse a arreglar mi cuarto, así llegó la noche, cenamos y me fuí a dormir. Al día siguiente, estuve vagando por ahí, casi hasta la hora de la cena, estabamos ya comiendo cuando mi abuela le dijo a papá, yerno mañana cuando te levantas llamáme , que me pidió Tita que la acompañara para hacerse un cheqeo, bueno respondió mi viejo, yo me voy a las siete como siempre, acompaño a la nena al colegio y sigo para el trabajo , bárbaro dijo la abuela, Tita me pasará a buscar a eso de las siete y cuarto, y calculo que estaremos de vuelta después de almorzar, así que no prepares para mí nada, le dijo a mamá, que estaba en silencio total, en ese momento mi vista se cruzó por un segundo con la suya, pero en ese cruce de miradas nos dijimos todo, todos nos acostamos temprano, era una noche fría y lluviosa, un ratito después entró mi abuela en mi pieza, yo no la quería tocar, menos mal que ella habló enseguida, nene ,yo te había prometido hacer algo hoy, te parece si lo dejamos para mañana a la noche, ya que tengo que madrugar me gustaría dormirme pronto, si abu, no hay problema, y mejor ¿ por que no lo dejamos para el viernes a la noche?, que es mi último viernes sin clases, y te prometo una noche a puro polvo, desde esta hora hasta la madrugada, y dormir juntos y apretados y cuando nos despertemos volvemos a cogernos, una y otra vez, dale, contestó, ya que desde el martes no coges, te voy a tener lleno de leche para mí, me dió un beso y se fué. Obviamente yo no pegué un ojo, escuché a mi viejo llamando a la abuela, oí cuando mi papá y mi hermana salieron, y un rato después el timbre, la salida de mi abuela, dejé pasar unos minutos, salí de mi cuarto , seguía lloviendo y hacía frío, fuí a la puerta de calle, puse por las dudas la traba interior para que nadie pudiera entrar y rapidamente me metí en la habitación de mi vieja, estaba iluminada por los dos veladores, mi vieja en medio de la cama, tapada con sábana y frazada, boca abajo, su culo sobresalía como una montaña bajo las mantas, me acerqué, pregunté ¿ estás dormida?, te estoy esperando, hijo, vení, sentate acá, sacando una mano de bajo de la frazada y golpeando el colchón a su izquierda así lo hice, me miró y me dijo; por favor prometéme que no me vas a lastimar, que me vas a tratar dulcemente, lo que te dije es cierto, soy virgen por el culito, y vos la tenés grande, pero quiero sentir dentro de mi cola un hombre, y nada mejor que para entregarme después de tanto tiempo que hacerlo con el hombre al que más quiero, a esta altura, ya había desabrochado los botones del pantalón de mi pijama, porque tenía la verga tan dura que me dolía; en la mesa de luz tenés un pote de crema, siguió mamá, usa toda la que necesites, amor, por favor cuidame. Me saqué por completo el pijama, corrí la ropa de cama y ahí apareció el cuerpo de mami solo cubierto por la bombacha que usaban las mujeres de aquella época, que cubrían todas las nalgas desde la cintura, de color rosado, besé esas nalgas por sobre la tela carcelera, con ambas manos bajé la misma y apareció el orto en todo su esplendor, mamá temblaba, con mi lengua empecé a subir y bajar por la raya, abría suavemente con mis manos las cachas cerradas de una mujer deseosa, daba pequeños besos en esos interiores nunca visitados hasta entonces, tomé el pote de crema, embadurné con ella mis dedos, pasé con ellos por la superficie del cerrado agujerito que deseaba poder hacer mío, tomé una almohada, la doble al medio para hacerla más alta, se la coloqué bajo el vientre, mamá aceptaba todo, cuando estuvo como a mí parecía conveniente volví a llenar mis dedos de crema, pase nuevamente por el agujerito, y ahora sí lentamente, con cuidado mis dedos empezaron de a uno a entrar en el conducto anal, entre gemidos de dolor y de placer, una vez con el ano comenzando a dilatarse por la acción manual fui retirando mis dedos del interior, puse crema en mi verga, apoyé la puntita de mi pija en el orificio anal, me detuve, y le dije, mami, te animás que te entre la cabeza, ¡nooo!solo la puntita hasta que me acostumbre, la cabeza tuya es muy gorda para que me entre de una sola vez, de acuerdo le contesté y solo apoyé mi puntita con fuerza y esperé sus tiempos...Ahora les pido que esperen unos días y les cuento como fué la rotura del culo de mi madre. Un saludo para todos.
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