María del Carmen es otra de laslocas divinas pelirrojas de Estela, casada con su amor Mónica, ambas mesuperexcitan y siempre las veo en las cenas, cumples y demás juntitas a losbesos, y muy elegantes de cuero. Por eso les tengo ganas, Por eso, y aunque sonlesbianas, me cogí una vez a Mónica, lo que conté. Y ahora pensé en lo mismo perocon su esposa.
El lunes, antes de darle a lamadura del colectivo, llamé haciéndome el interesante y Carmencita, regauchacomo cada pelirroja, se puso recontenta y me preguntó cómo andaba, le conté yle pregunté excitado de ir a su casa a comer. La mujer dijo sí encantada, yo leofrecí comprar fiambre pero me dijo que lo compraría ella. Fui entoncescaliente, de campera de cuero y mucho perfume como siempre, se me parabapensando en la tipa, y eso que es del otro bando. Llegué, me abrió y al vermeme abrazó y dio un besote, me hizo pasar y ya me excité con el lugar todolimpio, perfumado y preparadito para el almuerzo. María del Carmen, mediamimosa, me acarició, besó y habló suavecito, y me contó que su mujer Mónica noestaba porque andaba laburando, vaya a saber en qué, seguro laburo duro. Bueno,la mujer se me sentó y nomás me hizo sandwichitos, los untó con mayonesa, meconvidó, me charló, todo. "Aparte no sabés el postre que te preparéamor", me dijo, media caliente conmigo por lo que notaba. Nomás me trajo alfajorcasero con dulce de leche, y entre eso, sus perfumes, lo bien vestida, su aromaa pintura y crema, me la quería bajar ahí.
Pero no sabía qué hacer, la tipagusta del otro bando. Sin embargo, María del Carmen me siguió dando de comer enla boca, mimos, besos, más. Le dije si podía preguntarle cosas fuertes."Sííí amor, dale, somos amigos", contestó. Y bueno, le mandé todo mipregunterío y el pene me creció tremendo. Sin querer resoplé un poco, la tipase dio cuenta y me sugirió: "Mmm, me parece que estás calentito, ?querrássexo vos?" Yo me quedé por el tono irónico, como creyendo que me iba anegar rotundamente. Pero no: excitado cada vez más con todo, le pedí sexo, yMaría del Carmen, poniéndose colorada como el rubor de su cara, que ya erabastante, me dijo "s´´iíí amor, cómo no, faltaba más, vení que te llevo ami pieza".
Y al entrar a su pieza, volé porel aire. Tanta gauchada, tanta finura, el fiambre, los sandwichitos, el postre.Y encima, Carmen en un corpiño y bombacha que ni te cuento, mimosa. "Daleamor, reventame nomás", decía agitadita. Nos mimamos, besamos, sacamos lopoco que nos quedó y tras acostarme con brutalidad, se la enchufé terrible porsu vagina, enloquecido porque no la había probado nunca. Era por donde hizo sushijos con su antiguo marido, y donde se daba pensando en Mónica, que segurotambién le dio alguna vez. Me volví cada vez más loco, Carmen abajo mío gimió ygritoneó de placer y eyaculé monstruoso semen en la vagina de la señora, quelargó flujo como loca. Luego seguí, más loco aún, y se la metí durísima poratrás volviendo a inundarla de semen. Le di semen en la boca, cada vez másexcitado por realizar mi sueño, Carmen lo mismo me dio su flujo, se dejó que lamanoseara toda y le metiera dedos y juguetes que usa con Moni por donde yo quisiera,así que me regodeé y le di para que tuviera duro, vagina, cola y ambas vías,acostada pero también en la cocina, de parada contra la heladera y sobre elhorno. Y para rematar, le pedí lo que tanto me gusta: algo de mujer. María delCarmen, encantada, fue y al rato volvió con una bombacha, una cremita de lasmanos y un lápiz de labios, que me dio con un besote. Así son estas pelirrojas,se hacen de todo entre ellas, pero cuando viene cualquier Diego Cuero, sabéscómo se sacan la bombacha.
El lunes, antes de darle a lamadura del colectivo, llamé haciéndome el interesante y Carmencita, regauchacomo cada pelirroja, se puso recontenta y me preguntó cómo andaba, le conté yle pregunté excitado de ir a su casa a comer. La mujer dijo sí encantada, yo leofrecí comprar fiambre pero me dijo que lo compraría ella. Fui entoncescaliente, de campera de cuero y mucho perfume como siempre, se me parabapensando en la tipa, y eso que es del otro bando. Llegué, me abrió y al vermeme abrazó y dio un besote, me hizo pasar y ya me excité con el lugar todolimpio, perfumado y preparadito para el almuerzo. María del Carmen, mediamimosa, me acarició, besó y habló suavecito, y me contó que su mujer Mónica noestaba porque andaba laburando, vaya a saber en qué, seguro laburo duro. Bueno,la mujer se me sentó y nomás me hizo sandwichitos, los untó con mayonesa, meconvidó, me charló, todo. "Aparte no sabés el postre que te preparéamor", me dijo, media caliente conmigo por lo que notaba. Nomás me trajo alfajorcasero con dulce de leche, y entre eso, sus perfumes, lo bien vestida, su aromaa pintura y crema, me la quería bajar ahí.
Pero no sabía qué hacer, la tipagusta del otro bando. Sin embargo, María del Carmen me siguió dando de comer enla boca, mimos, besos, más. Le dije si podía preguntarle cosas fuertes."Sííí amor, dale, somos amigos", contestó. Y bueno, le mandé todo mipregunterío y el pene me creció tremendo. Sin querer resoplé un poco, la tipase dio cuenta y me sugirió: "Mmm, me parece que estás calentito, ?querrássexo vos?" Yo me quedé por el tono irónico, como creyendo que me iba anegar rotundamente. Pero no: excitado cada vez más con todo, le pedí sexo, yMaría del Carmen, poniéndose colorada como el rubor de su cara, que ya erabastante, me dijo "s´´iíí amor, cómo no, faltaba más, vení que te llevo ami pieza".
Y al entrar a su pieza, volé porel aire. Tanta gauchada, tanta finura, el fiambre, los sandwichitos, el postre.Y encima, Carmen en un corpiño y bombacha que ni te cuento, mimosa. "Daleamor, reventame nomás", decía agitadita. Nos mimamos, besamos, sacamos lopoco que nos quedó y tras acostarme con brutalidad, se la enchufé terrible porsu vagina, enloquecido porque no la había probado nunca. Era por donde hizo sushijos con su antiguo marido, y donde se daba pensando en Mónica, que segurotambién le dio alguna vez. Me volví cada vez más loco, Carmen abajo mío gimió ygritoneó de placer y eyaculé monstruoso semen en la vagina de la señora, quelargó flujo como loca. Luego seguí, más loco aún, y se la metí durísima poratrás volviendo a inundarla de semen. Le di semen en la boca, cada vez másexcitado por realizar mi sueño, Carmen lo mismo me dio su flujo, se dejó que lamanoseara toda y le metiera dedos y juguetes que usa con Moni por donde yo quisiera,así que me regodeé y le di para que tuviera duro, vagina, cola y ambas vías,acostada pero también en la cocina, de parada contra la heladera y sobre elhorno. Y para rematar, le pedí lo que tanto me gusta: algo de mujer. María delCarmen, encantada, fue y al rato volvió con una bombacha, una cremita de lasmanos y un lápiz de labios, que me dio con un besote. Así son estas pelirrojas,se hacen de todo entre ellas, pero cuando viene cualquier Diego Cuero, sabéscómo se sacan la bombacha.
0 comentarios - Me cogí con todo a la gordota María del Carmen