Cuando me levante mi madre ya estaba hacÃa rato tras la barra sirviendo café y bebidas para los almuerzos, pero nada más verme me llamó en voz alta, se notaba contenta.
-Â Â Â Â Â Â Â Sabes una cosa Manu? A que no imaginas con quien he hablado?
-       Pues…. No, la verdad.
-Â Â Â Â Â Â Â Pues ha llamado tu tÃa Ana, hemos estado hablando poco tiempo.
-       Pero la tÃa está bien? El embarazo sigue normal?, no pasará nada verdad?
-       No tranquilo, no hemos hablado mucho, además no estaba muy comunicativa, se ve que Jorge estaba a su lado, le he contado lo de Benito, no me podÃa aguantar, se ha alegrado mucho, pero cuando le he dicho que es médico de cabecera del pueblo se ha alegrado más, me ha extrañado pero me ha preguntado si podrÃa visitar a Jorge, me ha preocupado, pero dice que no tiene demasiada importancia pero esta raro.
-Â Â Â Â Â Â Â Y que le dijiste?
-       Pues he hablado por el otro teléfono con Benito y me ha dicho que sÃ, que el mejor dÃa es el sábado que no tiene consulta en el pueblo.
-       Estupendo pues, el sábado vendrán verdad?,
-Â Â Â Â Â Â Â Si creo que por la tarde.
El sábado por la mañana yo me preparaba para ver a mis tÃos, hacÃa ya algún tiempo que no los habÃa visto, bueno mucho para mÃ, que los añoraba tanto.
Estaba entretenido ayudando a las camareras a montar las mesas cuando en la puerta del restaurante apareció al tras luz la silueta del barrigón de Ana, detrás estaba ella, claro.
Mi madre fue la primera en darse cuenta y salió corriendo a recibirla, mi tÃo Jorge acababa de aparcar el coche y venÃa con una maleta pequeña, me extraño su forma de andar, parecÃa que acababa de bajar del caballo.
Nos abrazamos todos, Ana pese al bombo que llevaba estaba guapa, le di un repaso en general, su cara resplandecÃa, se notaba contenta y con la pose propia de las embarazadas con la mano en los riñones estaba graciosa, me di cuenta de las tetas que le habÃan engordado, ahora hasta tenÃa más culo.
Jorge ya era otra cosa se le notaba poco hablador, estaba triste y preocupado, mi tÃa Julia se unió a nosotros y juntos entramos al local, mi prima Lisa no tardó en acudir también, le hizo bromas a su tÃa con la barriga y le dio un fuerte abrazo a nuestro tÃo.
Nos sentamos en una mesa en un rincón, nos explicaron que se habÃan adelantado por la mañana por si le podÃa visitar Benito, mi madre corrió al teléfono y lo llamó.
-       Hola Benito, mira te acuerdas de lo de mi cuñado?, pues han venido ahora, se han adelantado y me preguntaban si podrÃas visitarlo esta mañana.
-       Bueno, pues… no tenÃa previsto esto pero, ya lo arreglaré, podéis venir pero darme media hora para adecentarme un poco.
-       Gracias Benito, de aquà a un rato estamos ahÃ.
Estuvimos haciendo tiempo mientras hablábamos, las tres hermanas parecÃan cotorras, riendo y bromeando, en contraste Jorge estaba mohÃno, silencioso y mirando al suelo.
Cuando ya habÃa pasado un tiempo prudencial mis tÃas se levantaron para ir a casa de Benito, mi madre se cambió de ropa y dijo que ella los acompañaba pues era la que conocÃa al médico, pero Julia también quiso ir y pensó que lo mejor era que Ana se quedara en el bar, yo le podrÃa cuidar.
Lo que ocurrió con Jorge
Â
Ana les habÃa contado muy por encima a sus hermanas que su marido tenÃa un problemilla en la polla y le daba apuro visitar a un médico, pero como cada vez estaba peor cuando le hablaron de Benito, amigo y buen médico vieron al ocasión perfecta.
A Jorge costó un poco convencerlo pero Ana insistió y ante la evidencia vinieron rápido.
Mi tÃo conducÃa el coche guiado por Clara, a cada momento se tocaba la entrepierna sin decir nada, solo hacÃa gestos de molestias, Julia detrás les daba conversación para que no se preocupara tanto, además tenÃa curiosidad por ver a Benito en acción, pues mi madre le habÃa contado maravillas.
Cuando llegaron a casa del médico ya los esperaba con la bata blanca en la puerta de su casa, después de las presentaciones, pasaron a la consulta, mi madre y Julia iban detrás de ellos, pero Jorge le hizo una mirada al médico indicándoles a las hermanas, Benito lo captó en seguida y cogiéndolas por el brazo las sacó de la consulta y las llevó a la sala de espera.
-       Un momento, creo que debemos hablar a solas primero, si me hacéis falta ya os llamaré, por favor esperad aquÃ.
Al momento apareció Alba con una bandeja con unos refrescos, después de acompañarles un rato se fue.
El médico se sentó en la mesa del despacho y mi tÃo frente a él, y le dijo…
-Â Â Â Â Â Â Â Bueno Jorge, nos podemos tutear verdad?, que problema tienes?
-       Pues en teorÃa no debÃa ser mucho, pero el caso es que ya lo tengo tiempo y cada vez va a más y es muy molesto, sobre todo ahora…
-       Un momento Jorge, porqué no me cuentas desde el principio.
-       SÃ, creo que será lo mejor, pero te ruego discreción Benito.
-       Por supuesto, esta consulta es casi como un confesionario, lo que pasa aquà no sale de aquÃ.
-       Gracias, pues el tema empieza desde hace bastante, mi mujer Ana y yo decidimos tener un hijo y hasta entonces yo no me habÃa preocupado de nada, follábamos sin problema, para ser sincero el que follaba era yo pues Ana no se enteraba nada, pero al querer quedar preñada la cosa se magnificó, yo no lo sabÃa pero tenÃa eyaculación precoz, o sea que nada más metérsela me corrÃa, y asà no habÃa forma, estuvimos viendo otras formas alternativas, adopción, fecundación in vitro, etc. Pero en los análisis que nos hicimos salÃa que yo tenÃa un semen de primera, igual que los óvulos de Ana, la solución vino de mi sobrino Manu, aunque es un crÃo aún es muy inteligente y avispado y después de unos intentos, que no vienen al caso me dio la solución.
-       Y qué solución tan maravillosa fue esa?
-       Pues era sencilla, el problema era que Ana no se excitaba lo suficiente y yo me corrÃa enseguida, por lo que nos aconsejó que calentáramos primero a Ana y luego se la metiera y aunque me corriera que continuara follándola hasta volverme a correr y entonces casi a la primera se quedó preñada.
-       Muy agudo tu sobrino, lo conozco y sé que tiene buenas ideas.
-       El caso es que yo empecé a follar a diestro y siniestro con el nuevo sistema, como soy viajante aprovechaba la ocasión para hacerlo cuando podÃa y más ahora que mi mujer me dice que no está para muchos movimientos.
-       Eso es lógico, si está muy gorda, tiene que cuidarse.
-       El caso es que he estado varios dÃas seguidos de viaje y he follado más de la cuenta y se me ha puesto el capullo como una alcachofa, y no puedo casi andar.
Benito tuvo que volverse de espalda para que no lo viera reÃrse, pero tuvo que seguir.
-       Vamos a ver el problema Jorge, túmbate en la camilla y quÃtate la ropa.
Jorge obedeció, solo se quedo con la camisa, tendido sobre la sabana de la camilla parecÃa que el capullo alumbrara como el dedo e E.T.
Benito acercó un taburete a la camilla y se puso unos guantes de silicona, cuando le tocó la polla, mi tÃo se estremeció y cuando le bajó el prepucio, Jorge casi gritaba, el médico se aseguró que no tenÃa ninguna enfermedad venérea y que se limitaba solo a una inflamación en el glande y el prepucio, cuando se cercioró de todo le preguntó a Jorge.
-Â Â Â Â Â Â Â Y dime una cosa, ahora hace mucho que no eyaculas?
-       Pues ya hace bastante, no la puede meter en ningún lado.
-       Una pregunta Ãntima, tienes confianza en tus cuñadas?
-Â Â Â Â Â Â Â Pues sÃ, total confianza, igual que con mi mujer.
-       Eso es importante, pues creo que ellas me pueden ayudar y en poco tiempo estarás mejor, pero tienes que cambiar de hábitos, y no hacerlo con cualquiera, adáptate a tu mujer, si no se la puedes meter pues que te haga una paja o que te la chupe, pero respeta su estado hombre!.
Benito salió a la sala de espera y estuvo hablando con las dos hermanas, cuando entraron los tres ya estaban instruidas de lo tenÃan que hacer.
Cuando las chicas vieron a su cuñado en la camilla se preocuparon un poco, pero cuando Benito le quitó la sabana con que lo habÃa cubierto y vieron como tenÃa la polla se tuvieron que tapar la boca para no reÃrse.
Clara se puso a un lado y Julia al otro, el médico les habÃa preparado en una mesita todo lo que necesitaban.
Con guantes Clara se dispuso a cogerle la polla a Jorge que la tenÃa desmayada sobre el vientre, nada más tocarla ya se empezó a quejar, Julia ya tenÃa las manos enguantadas y llenas de crema suavizante, mi madre pretendÃa ponerle la polla recta para asà pasarle la crema por todo, pero no lo conseguÃa parecÃa que el capullo le pesaba como el plomo, al ver que no tenÃan éxito Julia tuvo una idea, tendÃan que ponérsela dura, asà se mantendrÃa erecta.
Bajo la atenta mirada del medico las dos hermanas estuvieron limpiándole la polla a su cuñado, la operación no era sencilla a cualquier roce mi ti gritaba y no era para menos, el prepucio estaba encogido y no dejaba salir al glande, Julia con mucho tacto le fue limpiando con una gasa, Clara sosteniéndole la polla blanda como si fuera un trapo mojado hacÃa lo imposible por facilitarle a Julia la limpieza, cuando ya lo tenÃa limpio, ya descansó un poco, pero luego mi madre tuvo la función de estirar el hasta descubrir el capullo, tuvo que hacer un esfuerzo hasta que lo consiguió, Julia hizo una cara sorpresa, estaba peor de lo que creÃa, pero Benito después de aconsejarle que limpiara bien le dio otra crema más adecuada, nada más aplicarla Jorge dio un suspiro de alivio, ya estaba lo peor pasado y Clara fue la encargada de vendarlo, solo le dejó libre la punta del glande y el resto lo envolvió como un bebé.
Después de darle unas recomendaciones les pidió a las chicas que le cambiaran el apósito antes de que volviera a la ciudad, ellas lo prometieron.
Alba salió a despedirles cuando estaban cerca del coche, le deseo buena suerte.
Cuando Benito se despidió de él Jorge se abrazó al médico, estaba muy agradecido con la cura.
Cuando volvÃan hacia casa ya podÃa juntar las piernas, las chicas no tanto.
Al mismo tiempo en casa…
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Cuando mi tÃa Ana y yo vimos partir el coche volvimos hacia la barra, mi tÃa con la mano en la cintura se apoyaba el bombo, parecÃa cansada cuando se lo pregunté me miró con ojitos mimosos, le recomendé que subiéramos a casa y descansara hasta que vinieran del médico.
Le ayude en la escalera llevando la pequeña maleta que habÃan traÃdo, no lo habÃamos acordado y no sabÃa en que habitación acomodarla, pero ella decidió por mÃ.
-       Vamos a donde tú duermes.
La lleve a la de mi madre y mÃa, al ver las dos camas se lo expliqué, una era para mi madre y otra la mÃa, se me quedó mirando como un momento antes, no lo dudé y junté las dos camas, ella sonrió.
Le ayudé a sentarse en la cama y a recostarse sobre la almohada, le subà las piernas después de descalzarla, llevaba un vestido premamá muy holgado que se acopló sobre su figura como un calco.
-       Te has fijado Ana?, el vestido se adapta perfectamente a tu cuerpo, eres totalmente tú
-       Ya lo sé, estoy horrible, ésta tripa, no me deja moverme casi, no me veo las piernas, estoy fea.
-       Todo lo contrario, tienes una cara muy bonita, Manuel va a ser muy guapo, y ahora tienes más tetas que tu hermana Julia, y el vientre, es de lo más sexi, con su ombliguito como la guinda en un pastel.
Nos reÃmos los dos y me tumbe a su lado, ella me hizo sitio y me abrazó.
-       Te echo mucho de menos, sabes? Me hace falta tu calor, tus caricias, tus besos, y… tu polla.
-       Mmm, a mà me pasa lo mismo, tenemos una complicidad que nos une como si fuéramos uno solo, muchas noches sueño contigo, tengo grabada en mi mente la imagen de tu coño depilado de la última vez, pero ya te habrá crecido.
-Â Â Â Â Â Â Â No creas, llevo el pelo recortadito, quieres verlo?
-       Claro, es lo que más deseo.
Ana se levantó la ancha falda del vestido por encima de su cabeza, me dejó ver desde su cuello, las tetas, el estomago, el vientre y por supuesto las bragas que ocultaban el pubis un poco abultado.
Con el vestido sobre la cara no me veÃa, admiré sus tetas dentro de un sujetador que apenas podÃa guardarlas, y las braguitas que bajo su vientre parecÃan minúsculas le pasé las manos desde sus caderas hacia arriba hasta pasarla bajo de las axilas, metà los dedos por debajo del sujetador y tiré hacia arriba, las dos tetas quedaron sueltas las admiré redondas llenas, con unos pezones que las coronaban.
Ana se dio la vuelta y se quedó de lado y me dijo…
-       Suéltame el vestido por detrás.
Lo hice y se lo saque por las mangas, sin moverse me dijo.
-       Despásame el sujetador.
También cumplà sus deseos soltando los tirantes y dejando las tetas sin ningún aprieto.
-       Bájame las bragas del culo.
Se las bajé hasta pasar las nalgas, luego se volvió a poner boca arriba, levantó las piernas separándolas y le quité lo que quedaba de bragas, tiré del vestido y el sujetador y se quedó en medio de las dos camas completamente desnuda, con dos dedos separó los labios del coño dejando el clÃtoris en primera lÃnea, se lo fue acariciando mientras yo me quitaba la ropa, cuando estuve igual de desnudo que ella me coloque entre sus muslos.
-       A ver cómo está este coño de peludo?
Ya le habÃa crecido unos milÃmetros, parecÃa un felpudo, cuando le pasé la lengua entre los labios abiertos, el clÃtoris se irguió como por resorte, su vagina se abrÃa y cerraba llamándome.
-Â Â Â Â Â Â Â Ves a tu primo como te llama?
La di un besito cariñoso, ya pinchaba como una barba de unas semanas, pero cuando pasé la lengua de abajo arriba Anda se estremeció y me cogió de la cabeza tirando de mÃ, me colocó sobre ella, tuve que adaptarme a su vientre, pero me dijo al oÃdo.
-       Fóllame Manu, estoy deseándolo desde el dÃa que viniste.
-       Pero asà no llego, además te puedo lastimar.
-Â Â Â Â Â Â Â Pues haz lo que quieras conmigo, pero quiero correrme con tu polla dentro.
No creà que Ana tendrÃa tanta flexibilidad cuando separó las piernas a cada lado de la cama, metà la cabeza entre sus muslos y le comà el coño, era de los coños que más me gustaban, si no el que más, por lo menos el que más a gusto saboreaba, cogà las dos almohadas de las camas y se las puse bajo el culo de Ana, quedó elevado mas de 20 cm., me puse en cuclillas frente a ella y ajuste la altura, la metà con algo de miedo al principio.
-Â Â Â Â Â Â Â Vamos Manu hasta el fondo, quiero sentirte como me quemas por dentro.
Le acaricie los pezones, no tardaron en salir duros como siempre, ella me los quitó de las manos y los siguió retorciendo y estirando mientras yo cogido de su cintura se la hundÃa sin piedad.
Supongo que mi primo Manuel me verÃa llegar y por lo menos se apartarÃa, pero lo cierto que mi polla llegaba más allá de su matriz.
-       Date la vuelta Manu quiero comerte la polla, pero no te corras aún, lo quiero dentro del coño.
Estuve bombeando lentamente, no querÃa precipitarme y mi madre aún tardarÃa en volver.
Ana saboreaba cada trozo de mi verga que recibÃa, lo notaba en el temblor de sus muslos, mi capullo, vibraba en cada pliegue de su vagina, le pregunté si no preferÃa que me corriera sobre sus tetas, pero me dijo que como no daba tiempo a ducharse podrÃan oler mi semen, también le ofrecà si preferÃa que se la metiera en el culo, me dijo que hiciera lo que quisiera con ella pero como mejor me sentÃa era como se la estaba metiendo ahora, su vientre empezó a deformarse, los bultos aparecÃan en cualquier sitio y ella me llevaba las manos para que tocara a su hijo, Ana me sujetó por el culo impidiéndome salir, miré hacia mi polla y habÃa desaparecido entre los labios de Ana, cuando empezó a notar que le llegaba el orgasmo me preguntó cómo estaba yo.
-Â Â Â Â Â Â Â Ana yo estoy tan caliente queme correrÃa ya, pero quiero esperarte.
-       Pues no vas a esperar mucho, yo ya estoy esperando que me llenes de leche y Manuel también.
Ana levantó las piernas sobre su cabeza dejando el vientre en el medio, sus labios abiertos me mostraban el interior rosa de la vagina, sus labios boqueaban llamándome.
Cuando me dejé caer sobre ella no fallé, mi polla fue directamente a entrar en su hueco, no rozó ni los labios, mi tÃa me estaba recibiendo con los brazos abiertos, me apretó contra ella sin pensar en el barrigón, cuando le dio el espasmo vibro como una campana, yo me derramé dentro de ella mientras notaba como una serie de descargas eléctricas la sacudÃan, ya me habÃa vaciado dentro de ella cuando aún seguÃa temblando, la besé apasionadamente hasta que se fue calmando.
Estuvimos desnudos uno al lado del otro un buen rato, me estuvo contando cosa de su vida, no le pregunté por su relación con Jorge porque me dio la impresión de que no eran las mejores.
Cuando nos levantamos la acompañe al baño, se adecentó mientras yo arreglaba la habitación como estaba.
Aún tardaron casi media hora en volver del médico, el aspecto de mi tÃo habÃa cambiado totalmente, hasta andaba normal, y tenÃa un semblante bastante jovial, quiso agasajarnos y nos invitó a cenar a todos, pero Julia no lo consintió, es más encargó en la cocina un menú especial y cuando fue la hora nos acomodamos en el comedor de lujo, mi tÃa estuvo en todo momento pendiente de los más mÃnimos detalles, se le notaba feliz, incluso cuando le presentó a Ricardo mi tÃa le dedicó una mirada cargada de intención, me imaginé que estaba pensando.
Pasamos una velada estupenda, Lisa estaba muy pendiente de su tÃa Ana, admiraba el bulto que llevaba delante y se lo acariciaba ilusionada por ver ya al pequeño que esperaba dentro.
Cuando decidimos irnos a dormir, mi tÃa ya estaba pesada, le dolÃa todo el cuerpo, en cambio Jorge estaba de lo más activo, las hermanas tuvieron que ponerle los pies en la tierra, por él se habrÃa ido de fiesta toda la noche.
El dilema fue cuando llegó el reparto de habitaciones, aun cuando Jorge querÃa ir a un hotel mi madre dijo que nos arreglarÃamos como fuera.
El dilema era yo pues una solución rápida era que mi madre se acostara con Julia y el matrimonio en nuestra habitación de dos camas, Lisa por supuesto se quedaba al margen.
Después de pensarlo acordaron una solución salomónica, yo me acostarÃa en un sofá que tenÃa en la habitación de Julia y todo solucionado.
Mi tÃo cuando vio las dos camas se quedo decepcionado, me pareció que querÃa estar cerca de Ana para por lo menos tocar carne caliente, yo como una idea luminosa me ofrecà a juntar las camas, a él le entusiasmó la idea aunque a Ana no tanto.
Mis tÃos se encerraron en su habitación, los oà un rato hablar, no parecÃan estar muy amorosos, yo me acosté en el sofá que me habÃan preparado, mientras Julia se encargaba de cerrar el restaurante, me quedé dormido enseguida, cuando noté que me daban un beso en los labios me desperté, mi madre estaba a mi lado y me deseaba buenas noches.
Al rato oà como llegaba Julia, entre sueños oà un rumor entre las dos hermanas, al rato una mano me zarandeó y cuando abrà los ojos vi a mi tÃa que me decÃa al oÃdo.
-       Manu debes estar muy incómodo en el sofá y sobra sitio en la cama grande, vente con nosotras.
Al momento no comprendà en mi somnolencia, lo cierto es que no estaba mal en el sofá pero mi tÃa me cogió del brazo y me llevó como un robot a la cama, me hizo pasar antes que yo dejándome en el medio de las dos, mi madre estaba durmiendo vuelta de espalda, me volvà hacia ella y me pegué a su espalda, mi tÃa detrás de mà se quedó boca arriba, no paraba de moverse, o podÃa dormir, a mi no me costó volver a dormirme, al rato me volvÃa a despertar, habÃa pasado un brazo sobre el cuerpo de mi madre, sin querer tenÃa la mano apoyada sobre su teta, el pezón estaba entre mis dedos, lo apretaba instintivamente, quizá por eso mi por la reaccionaba automáticamente, y estaba dura se habÃa salido por la bragueta y se habÃa alojado entre las nalgas de Clara, yo inconscientemente movÃa mis caderas empujando sobre el culo de Clara.
Para Julia no pasó inadvertido mi movimiento, y me pasó la mano por mi cintura y acercando los dedos lentamente comprobó que tenÃa la verga muy dura, la estuvo recorriendo todo a lo largo, desde el capullo hasta los huevos, me soltó el botón de la cintura y me fue abriendo el pantalón del pijama hasta bajármelo hasta las rodillas, mi madre seguÃa aguantando mis envites mientras dormÃa, Julia me fue dando la vuelta hacia su lado, cuando me tuvo frente a ella me puso mi mano sobre su teta, quizá eso fue lo que me espabiló, la diferencia de tamaño y textura fue lo que me hizo abrir los ojos, frente a los mÃos brillando los de Julia, estaba desnuda y tenÃa mi polla en su mano, la iba masajeando y me la ponÃa muy dura, mi mano empezó a masajear las tetas de mi tÃa, estaban duras y con los pezones ásperos, me pasó la otra mano acariciándome la cara, me di cuenta que estaba pegajosa, y olÃa a flujo de su coño, seguramente se habÃa masturbado un momento antes, me dio un dedo para que lo saboreara, me lo hundió hasta el paladar, haciéndome lamer sus jugos, cuando quise subir sobre ella para follarla, ella dio la vuelta y me ofreció su espalda, me acercó la polla y se la colocó entre las piernas, levantó una y desde delante estiró el glande hasta enfocarlo a su vagina, movió su culo hacia mÃ, y mi polla se clavó sin dificultad.
Me cogió los brazos y se rodeó el cuerpo con ellos poniéndose mis manos sobre las tetas,
Estuve metiéndole lentamente la polla, hasta que se giró hacia arriba, yo me quedé de lado con mis piernas enredadas en las suyas, nuestros sexos coincidÃan perfectamente y yo solamente tenÃa que moverme lentamente viendo aparecer y desaparecer mi tronco dentro de Julia.
En un momento noté como Clara cambiaba de postura, se pegaba a mi espalda, yo sentÃa como sus pecho coronado por los pezones duros de pegaban a mÃ.
No sé lo que tardó en despertarse, pero cuando note como me besaba en la nuca el vello se me erizó, estuvo repartiendo sus besos y lametones por mi cuello y mis hombros, noté como se encogÃa bajo la sabana, se habÃa quitado las bragas, y volvió a pegarse a mÃ, sus piernas se pegaron a mi culo y sus brazos siguieron la trayectoria de los mÃos hasta llegar a mis manos, debajo de ellas descubrió las tetas de Julia, se unió en mis caricias, mi tÃa Julia suspiraba al notar mas manos apretando sus tetas.
Una mano de mi madre bajó sobre el vientre de Julia, no tardó en localizara mi verga, la encontró entrando y saliendo de los labios de Julia, al notar el clÃtoris tan excitado de Julia lo cogió con dos dedos, lo trato como si fuera suyo, mi tÃa no pudo resistir mucho tiempo, se corrió escandalosamente, mi madre le tapo la boca para que no nos escucharan desde las otras habitaciones.
Mi madre cuando se le pasaron los estertores a Julia me dio la vuelta y me puso boca arriba, mi polla empapada de Julia invitaba a meterse la y asà lo hizo, se subió sobre mÃ, y abriéndose los labios se sentó cayendo hasta dentro, yo no habÃa abandonado las tetas de Julia pero cuando tuve las de Clara sobre mà las pellizque, mi tÃa estuvo un momento acariciando su coño, me pareció que no habÃa tenido bastante.
Julia se levanto a oscuras, no le hicimos caso, igual querÃa beber agua o algo, pero cuando se puso el camisón, nos dijo bajito.
-Â Â Â Â Â Â Â Seguir tranquilos, yo me voy a terminar la noche con Ricardo, me ha dicho que me esperaba.
Cuando se despidió me cogió los huevos que sobre salÃan entre los labios de mi madre, y los apretó cariñosamente.
Por la mañana, mi madre ya hacia un rato que se habÃa bajado al bar para preparar los desayunos y Julia bajó un momento después, tenÃa todo el pelo revuelto y unas ojeras importantes, seguro que Ricardo estarÃa más o menos que ella pero lo acusarÃa menos. Cuando salió del baño vestida para bajar al restaurante se habÃa obrado el milagro y estaba espléndida, el maquillaje y el arte que tenÃa para sacarle partido le permitÃa hacer cualquier exceso sin miedo a las consecuencias.
Por eso cuando salió de punillas de su habitación no me preocupó en absoluto, confiaba con ella.
Cuando la oà entrar con cuidado de no despertarme supuse que se le habÃa olvidado algo, el lado de la cama que mi madre habÃa ocupado estaba tibia todavÃa y olÃa a su perfume, me desperecé debajo de la sabana, todavÃa estaba tan desnudo como habÃa estado desde que entre mi tÃa y mi madre la noche anterior, gozaba con el roce de la sabana en mi piel, especialmente en mis huevos y mi polla, con toda la cama gigante para mà me aproveche y me puse en cruz, me quedé dormido al instante.
Quizá por el tamaño de la cama no me di cuenta de que tenÃa compañÃa desde hacÃa un rato, mi cabeza todavÃa saboreando la noche con Clara no se percató que a mi lado tenÃa un cuerpo de mujer tibio y suave, su cabeza incrustada entre mi hombro y mi pecho estaba quieto, sin darme cuenta pase el brazo sobre ella, se apretó más a mà y su mano se deslizó hasta mis huevos, al tener las piernas separadas los tenÃa duros y completamente sueltos, la mano abarcó las dos bolas a la vez y las sostuvo entre sus dedos sin moverlos, note como el escroto se encogÃa y se ponÃa áspero, el efecto automático fue que la polla semi rÃgida se empezó a elevar y coger consistencia, la sabana empezó a tomar forma de tienda de campaña, la mano femenina contribuÃa a mantener vertical la verga mientras dormÃa, debÃa estar muy a gusto pues no me desperté hasta que sentà la presión de la lengua que me aspiraba y absorbÃa hasta dentro de la garganta de Ana, estaba tan a gusto que mi tÃa tuvo tiempo de sobra para deleitarse con mi polla, yo durmiendo le facilitaba con mi postura cualquier posición, se empleó a fondo con mi frenillo, mi glande y mi tronco, lo lamió, chupo y aspiro hasta sacarle brillo, los huevos brillaban con su saliva incluso hizo alguna incursión entre mis nalgas, lo noté más tarde, tenÃa el ano dilatado y suave por la saliva de Ana.
Yo creÃa que estaba soñando volando entre un mar de nubes, solamente cuando sentà el leve roce de los muslos de Ana a mi lado sentándose sobre mi polla fue cuando me di cuenta de que estaba a punto de entrar en el coño de la persona con la que más me apetecÃa estar en ese momento.
Me puse rÃgido y levante las caderas para que Ana no tuviera problemas de postura, en efecto sus labios abiertos y mojados dejaban pasar mi polla elevada y se iban tragando mi glande y rozando cada pliegue de su vagina, mi primo Manuel, seguro que me verÃa llegar y se apartarÃa, igual se ponÃa a jugar a los bolos, tal vez, cuando los labios de Ana se pegaron a mi pubis, me relaje y mi tÃa quedó pegada a mÃ, estuvo quieta unos instantes, yo solo daba señas de vida con las contracciones de mi capullo dentro de su vagina, como llamando a su matriz.
Al momento y después de apretar mi verga con sus músculos vaginales empezó a moverse, simplemente se desplazaba de delante atrás y mi polla sin salirse rozaba con las venas el clÃtoris y los labios de Ana, se apoyó con sus manos en mis tobillos, se movÃa paladeando mi polla, yo sin decirle nada le acaricié el clÃtoris cuando aparecÃa entre sus labios y mi polla y sus pezones endurecidos.
Se corrió en silencio, apenas ladeó un poco la cabeza suspirando y gimiendo, a mi me sobró con eso, era un signo de lo que sentÃa por mÃ, se corrÃa con mi polla sintiéndome dentro de ella, me esperó lo que pudo, cuando todavÃa estaba sacudida por los últimos espasmos me corrà yo, lo notó cuando la fui llenando de leche, y reinició el movimiento hasta que me exprimió todo el semen, creo que prolongó algo más su orgasmo.
Cuando terminó se levantó e inclinándose sobre mi me beso en los labios, sin ningún comentario, tuvo el detalle de volverse sobre mi polla encharcada de semen y flujo y lamerla y chuparla hasta dejármela completamente limpia, luego se puso el camisón que habÃa traÃdo y salió de la habitación hacia el baño.
Mi tÃo Jorge aún tardarÃa en despertar, cuando lo hizo y bajó al bar, yo lo estaba esperando para almorzar.
Las tres hermanas estaban en otra mesa hablando animadamente, no tardarÃan en ser tÃas otra vez, mi prima Lisa esa noche habÃa dormido en casa de una amiga, o por lo menos eso nos dijo.
Mi tÃa Julia nos ofreció una comida especial, tuvimos una corta sobremesa, después mis tÃos se prepararon para volver a casa todavÃa con luz del dÃa.
Nos quedamos tristes por la despedida, el más contento era Jorge, que iba bastante más aliviado de su irritación, sus cuñadas le habÃan hecho un gran trabajo en su polla.
Continuará
-Â Â Â Â Â Â Â Sabes una cosa Manu? A que no imaginas con quien he hablado?
-       Pues…. No, la verdad.
-Â Â Â Â Â Â Â Pues ha llamado tu tÃa Ana, hemos estado hablando poco tiempo.
-       Pero la tÃa está bien? El embarazo sigue normal?, no pasará nada verdad?
-       No tranquilo, no hemos hablado mucho, además no estaba muy comunicativa, se ve que Jorge estaba a su lado, le he contado lo de Benito, no me podÃa aguantar, se ha alegrado mucho, pero cuando le he dicho que es médico de cabecera del pueblo se ha alegrado más, me ha extrañado pero me ha preguntado si podrÃa visitar a Jorge, me ha preocupado, pero dice que no tiene demasiada importancia pero esta raro.
-Â Â Â Â Â Â Â Y que le dijiste?
-       Pues he hablado por el otro teléfono con Benito y me ha dicho que sÃ, que el mejor dÃa es el sábado que no tiene consulta en el pueblo.
-       Estupendo pues, el sábado vendrán verdad?,
-Â Â Â Â Â Â Â Si creo que por la tarde.
El sábado por la mañana yo me preparaba para ver a mis tÃos, hacÃa ya algún tiempo que no los habÃa visto, bueno mucho para mÃ, que los añoraba tanto.
Estaba entretenido ayudando a las camareras a montar las mesas cuando en la puerta del restaurante apareció al tras luz la silueta del barrigón de Ana, detrás estaba ella, claro.
Mi madre fue la primera en darse cuenta y salió corriendo a recibirla, mi tÃo Jorge acababa de aparcar el coche y venÃa con una maleta pequeña, me extraño su forma de andar, parecÃa que acababa de bajar del caballo.
Nos abrazamos todos, Ana pese al bombo que llevaba estaba guapa, le di un repaso en general, su cara resplandecÃa, se notaba contenta y con la pose propia de las embarazadas con la mano en los riñones estaba graciosa, me di cuenta de las tetas que le habÃan engordado, ahora hasta tenÃa más culo.
Jorge ya era otra cosa se le notaba poco hablador, estaba triste y preocupado, mi tÃa Julia se unió a nosotros y juntos entramos al local, mi prima Lisa no tardó en acudir también, le hizo bromas a su tÃa con la barriga y le dio un fuerte abrazo a nuestro tÃo.
Nos sentamos en una mesa en un rincón, nos explicaron que se habÃan adelantado por la mañana por si le podÃa visitar Benito, mi madre corrió al teléfono y lo llamó.
-       Hola Benito, mira te acuerdas de lo de mi cuñado?, pues han venido ahora, se han adelantado y me preguntaban si podrÃas visitarlo esta mañana.
-       Bueno, pues… no tenÃa previsto esto pero, ya lo arreglaré, podéis venir pero darme media hora para adecentarme un poco.
-       Gracias Benito, de aquà a un rato estamos ahÃ.
Estuvimos haciendo tiempo mientras hablábamos, las tres hermanas parecÃan cotorras, riendo y bromeando, en contraste Jorge estaba mohÃno, silencioso y mirando al suelo.
Cuando ya habÃa pasado un tiempo prudencial mis tÃas se levantaron para ir a casa de Benito, mi madre se cambió de ropa y dijo que ella los acompañaba pues era la que conocÃa al médico, pero Julia también quiso ir y pensó que lo mejor era que Ana se quedara en el bar, yo le podrÃa cuidar.
Lo que ocurrió con Jorge
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Ana les habÃa contado muy por encima a sus hermanas que su marido tenÃa un problemilla en la polla y le daba apuro visitar a un médico, pero como cada vez estaba peor cuando le hablaron de Benito, amigo y buen médico vieron al ocasión perfecta.
A Jorge costó un poco convencerlo pero Ana insistió y ante la evidencia vinieron rápido.
Mi tÃo conducÃa el coche guiado por Clara, a cada momento se tocaba la entrepierna sin decir nada, solo hacÃa gestos de molestias, Julia detrás les daba conversación para que no se preocupara tanto, además tenÃa curiosidad por ver a Benito en acción, pues mi madre le habÃa contado maravillas.
Cuando llegaron a casa del médico ya los esperaba con la bata blanca en la puerta de su casa, después de las presentaciones, pasaron a la consulta, mi madre y Julia iban detrás de ellos, pero Jorge le hizo una mirada al médico indicándoles a las hermanas, Benito lo captó en seguida y cogiéndolas por el brazo las sacó de la consulta y las llevó a la sala de espera.
-       Un momento, creo que debemos hablar a solas primero, si me hacéis falta ya os llamaré, por favor esperad aquÃ.
Al momento apareció Alba con una bandeja con unos refrescos, después de acompañarles un rato se fue.
El médico se sentó en la mesa del despacho y mi tÃo frente a él, y le dijo…
-Â Â Â Â Â Â Â Bueno Jorge, nos podemos tutear verdad?, que problema tienes?
-       Pues en teorÃa no debÃa ser mucho, pero el caso es que ya lo tengo tiempo y cada vez va a más y es muy molesto, sobre todo ahora…
-       Un momento Jorge, porqué no me cuentas desde el principio.
-       SÃ, creo que será lo mejor, pero te ruego discreción Benito.
-       Por supuesto, esta consulta es casi como un confesionario, lo que pasa aquà no sale de aquÃ.
-       Gracias, pues el tema empieza desde hace bastante, mi mujer Ana y yo decidimos tener un hijo y hasta entonces yo no me habÃa preocupado de nada, follábamos sin problema, para ser sincero el que follaba era yo pues Ana no se enteraba nada, pero al querer quedar preñada la cosa se magnificó, yo no lo sabÃa pero tenÃa eyaculación precoz, o sea que nada más metérsela me corrÃa, y asà no habÃa forma, estuvimos viendo otras formas alternativas, adopción, fecundación in vitro, etc. Pero en los análisis que nos hicimos salÃa que yo tenÃa un semen de primera, igual que los óvulos de Ana, la solución vino de mi sobrino Manu, aunque es un crÃo aún es muy inteligente y avispado y después de unos intentos, que no vienen al caso me dio la solución.
-       Y qué solución tan maravillosa fue esa?
-       Pues era sencilla, el problema era que Ana no se excitaba lo suficiente y yo me corrÃa enseguida, por lo que nos aconsejó que calentáramos primero a Ana y luego se la metiera y aunque me corriera que continuara follándola hasta volverme a correr y entonces casi a la primera se quedó preñada.
-       Muy agudo tu sobrino, lo conozco y sé que tiene buenas ideas.
-       El caso es que yo empecé a follar a diestro y siniestro con el nuevo sistema, como soy viajante aprovechaba la ocasión para hacerlo cuando podÃa y más ahora que mi mujer me dice que no está para muchos movimientos.
-       Eso es lógico, si está muy gorda, tiene que cuidarse.
-       El caso es que he estado varios dÃas seguidos de viaje y he follado más de la cuenta y se me ha puesto el capullo como una alcachofa, y no puedo casi andar.
Benito tuvo que volverse de espalda para que no lo viera reÃrse, pero tuvo que seguir.
-       Vamos a ver el problema Jorge, túmbate en la camilla y quÃtate la ropa.
Jorge obedeció, solo se quedo con la camisa, tendido sobre la sabana de la camilla parecÃa que el capullo alumbrara como el dedo e E.T.
Benito acercó un taburete a la camilla y se puso unos guantes de silicona, cuando le tocó la polla, mi tÃo se estremeció y cuando le bajó el prepucio, Jorge casi gritaba, el médico se aseguró que no tenÃa ninguna enfermedad venérea y que se limitaba solo a una inflamación en el glande y el prepucio, cuando se cercioró de todo le preguntó a Jorge.
-Â Â Â Â Â Â Â Y dime una cosa, ahora hace mucho que no eyaculas?
-       Pues ya hace bastante, no la puede meter en ningún lado.
-       Una pregunta Ãntima, tienes confianza en tus cuñadas?
-Â Â Â Â Â Â Â Pues sÃ, total confianza, igual que con mi mujer.
-       Eso es importante, pues creo que ellas me pueden ayudar y en poco tiempo estarás mejor, pero tienes que cambiar de hábitos, y no hacerlo con cualquiera, adáptate a tu mujer, si no se la puedes meter pues que te haga una paja o que te la chupe, pero respeta su estado hombre!.
Benito salió a la sala de espera y estuvo hablando con las dos hermanas, cuando entraron los tres ya estaban instruidas de lo tenÃan que hacer.
Cuando las chicas vieron a su cuñado en la camilla se preocuparon un poco, pero cuando Benito le quitó la sabana con que lo habÃa cubierto y vieron como tenÃa la polla se tuvieron que tapar la boca para no reÃrse.
Clara se puso a un lado y Julia al otro, el médico les habÃa preparado en una mesita todo lo que necesitaban.
Con guantes Clara se dispuso a cogerle la polla a Jorge que la tenÃa desmayada sobre el vientre, nada más tocarla ya se empezó a quejar, Julia ya tenÃa las manos enguantadas y llenas de crema suavizante, mi madre pretendÃa ponerle la polla recta para asà pasarle la crema por todo, pero no lo conseguÃa parecÃa que el capullo le pesaba como el plomo, al ver que no tenÃan éxito Julia tuvo una idea, tendÃan que ponérsela dura, asà se mantendrÃa erecta.
Bajo la atenta mirada del medico las dos hermanas estuvieron limpiándole la polla a su cuñado, la operación no era sencilla a cualquier roce mi ti gritaba y no era para menos, el prepucio estaba encogido y no dejaba salir al glande, Julia con mucho tacto le fue limpiando con una gasa, Clara sosteniéndole la polla blanda como si fuera un trapo mojado hacÃa lo imposible por facilitarle a Julia la limpieza, cuando ya lo tenÃa limpio, ya descansó un poco, pero luego mi madre tuvo la función de estirar el hasta descubrir el capullo, tuvo que hacer un esfuerzo hasta que lo consiguió, Julia hizo una cara sorpresa, estaba peor de lo que creÃa, pero Benito después de aconsejarle que limpiara bien le dio otra crema más adecuada, nada más aplicarla Jorge dio un suspiro de alivio, ya estaba lo peor pasado y Clara fue la encargada de vendarlo, solo le dejó libre la punta del glande y el resto lo envolvió como un bebé.
Después de darle unas recomendaciones les pidió a las chicas que le cambiaran el apósito antes de que volviera a la ciudad, ellas lo prometieron.
Alba salió a despedirles cuando estaban cerca del coche, le deseo buena suerte.
Cuando Benito se despidió de él Jorge se abrazó al médico, estaba muy agradecido con la cura.
Cuando volvÃan hacia casa ya podÃa juntar las piernas, las chicas no tanto.
Al mismo tiempo en casa…
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Cuando mi tÃa Ana y yo vimos partir el coche volvimos hacia la barra, mi tÃa con la mano en la cintura se apoyaba el bombo, parecÃa cansada cuando se lo pregunté me miró con ojitos mimosos, le recomendé que subiéramos a casa y descansara hasta que vinieran del médico.
Le ayude en la escalera llevando la pequeña maleta que habÃan traÃdo, no lo habÃamos acordado y no sabÃa en que habitación acomodarla, pero ella decidió por mÃ.
-       Vamos a donde tú duermes.
La lleve a la de mi madre y mÃa, al ver las dos camas se lo expliqué, una era para mi madre y otra la mÃa, se me quedó mirando como un momento antes, no lo dudé y junté las dos camas, ella sonrió.
Le ayudé a sentarse en la cama y a recostarse sobre la almohada, le subà las piernas después de descalzarla, llevaba un vestido premamá muy holgado que se acopló sobre su figura como un calco.
-       Te has fijado Ana?, el vestido se adapta perfectamente a tu cuerpo, eres totalmente tú
-       Ya lo sé, estoy horrible, ésta tripa, no me deja moverme casi, no me veo las piernas, estoy fea.
-       Todo lo contrario, tienes una cara muy bonita, Manuel va a ser muy guapo, y ahora tienes más tetas que tu hermana Julia, y el vientre, es de lo más sexi, con su ombliguito como la guinda en un pastel.
Nos reÃmos los dos y me tumbe a su lado, ella me hizo sitio y me abrazó.
-       Te echo mucho de menos, sabes? Me hace falta tu calor, tus caricias, tus besos, y… tu polla.
-       Mmm, a mà me pasa lo mismo, tenemos una complicidad que nos une como si fuéramos uno solo, muchas noches sueño contigo, tengo grabada en mi mente la imagen de tu coño depilado de la última vez, pero ya te habrá crecido.
-Â Â Â Â Â Â Â No creas, llevo el pelo recortadito, quieres verlo?
-       Claro, es lo que más deseo.
Ana se levantó la ancha falda del vestido por encima de su cabeza, me dejó ver desde su cuello, las tetas, el estomago, el vientre y por supuesto las bragas que ocultaban el pubis un poco abultado.
Con el vestido sobre la cara no me veÃa, admiré sus tetas dentro de un sujetador que apenas podÃa guardarlas, y las braguitas que bajo su vientre parecÃan minúsculas le pasé las manos desde sus caderas hacia arriba hasta pasarla bajo de las axilas, metà los dedos por debajo del sujetador y tiré hacia arriba, las dos tetas quedaron sueltas las admiré redondas llenas, con unos pezones que las coronaban.
Ana se dio la vuelta y se quedó de lado y me dijo…
-       Suéltame el vestido por detrás.
Lo hice y se lo saque por las mangas, sin moverse me dijo.
-       Despásame el sujetador.
También cumplà sus deseos soltando los tirantes y dejando las tetas sin ningún aprieto.
-       Bájame las bragas del culo.
Se las bajé hasta pasar las nalgas, luego se volvió a poner boca arriba, levantó las piernas separándolas y le quité lo que quedaba de bragas, tiré del vestido y el sujetador y se quedó en medio de las dos camas completamente desnuda, con dos dedos separó los labios del coño dejando el clÃtoris en primera lÃnea, se lo fue acariciando mientras yo me quitaba la ropa, cuando estuve igual de desnudo que ella me coloque entre sus muslos.
-       A ver cómo está este coño de peludo?
Ya le habÃa crecido unos milÃmetros, parecÃa un felpudo, cuando le pasé la lengua entre los labios abiertos, el clÃtoris se irguió como por resorte, su vagina se abrÃa y cerraba llamándome.
-Â Â Â Â Â Â Â Ves a tu primo como te llama?
La di un besito cariñoso, ya pinchaba como una barba de unas semanas, pero cuando pasé la lengua de abajo arriba Anda se estremeció y me cogió de la cabeza tirando de mÃ, me colocó sobre ella, tuve que adaptarme a su vientre, pero me dijo al oÃdo.
-       Fóllame Manu, estoy deseándolo desde el dÃa que viniste.
-       Pero asà no llego, además te puedo lastimar.
-Â Â Â Â Â Â Â Pues haz lo que quieras conmigo, pero quiero correrme con tu polla dentro.
No creà que Ana tendrÃa tanta flexibilidad cuando separó las piernas a cada lado de la cama, metà la cabeza entre sus muslos y le comà el coño, era de los coños que más me gustaban, si no el que más, por lo menos el que más a gusto saboreaba, cogà las dos almohadas de las camas y se las puse bajo el culo de Ana, quedó elevado mas de 20 cm., me puse en cuclillas frente a ella y ajuste la altura, la metà con algo de miedo al principio.
-Â Â Â Â Â Â Â Vamos Manu hasta el fondo, quiero sentirte como me quemas por dentro.
Le acaricie los pezones, no tardaron en salir duros como siempre, ella me los quitó de las manos y los siguió retorciendo y estirando mientras yo cogido de su cintura se la hundÃa sin piedad.
Supongo que mi primo Manuel me verÃa llegar y por lo menos se apartarÃa, pero lo cierto que mi polla llegaba más allá de su matriz.
-       Date la vuelta Manu quiero comerte la polla, pero no te corras aún, lo quiero dentro del coño.
Estuve bombeando lentamente, no querÃa precipitarme y mi madre aún tardarÃa en volver.
Ana saboreaba cada trozo de mi verga que recibÃa, lo notaba en el temblor de sus muslos, mi capullo, vibraba en cada pliegue de su vagina, le pregunté si no preferÃa que me corriera sobre sus tetas, pero me dijo que como no daba tiempo a ducharse podrÃan oler mi semen, también le ofrecà si preferÃa que se la metiera en el culo, me dijo que hiciera lo que quisiera con ella pero como mejor me sentÃa era como se la estaba metiendo ahora, su vientre empezó a deformarse, los bultos aparecÃan en cualquier sitio y ella me llevaba las manos para que tocara a su hijo, Ana me sujetó por el culo impidiéndome salir, miré hacia mi polla y habÃa desaparecido entre los labios de Ana, cuando empezó a notar que le llegaba el orgasmo me preguntó cómo estaba yo.
-Â Â Â Â Â Â Â Ana yo estoy tan caliente queme correrÃa ya, pero quiero esperarte.
-       Pues no vas a esperar mucho, yo ya estoy esperando que me llenes de leche y Manuel también.
Ana levantó las piernas sobre su cabeza dejando el vientre en el medio, sus labios abiertos me mostraban el interior rosa de la vagina, sus labios boqueaban llamándome.
Cuando me dejé caer sobre ella no fallé, mi polla fue directamente a entrar en su hueco, no rozó ni los labios, mi tÃa me estaba recibiendo con los brazos abiertos, me apretó contra ella sin pensar en el barrigón, cuando le dio el espasmo vibro como una campana, yo me derramé dentro de ella mientras notaba como una serie de descargas eléctricas la sacudÃan, ya me habÃa vaciado dentro de ella cuando aún seguÃa temblando, la besé apasionadamente hasta que se fue calmando.
Estuvimos desnudos uno al lado del otro un buen rato, me estuvo contando cosa de su vida, no le pregunté por su relación con Jorge porque me dio la impresión de que no eran las mejores.
Cuando nos levantamos la acompañe al baño, se adecentó mientras yo arreglaba la habitación como estaba.
Aún tardaron casi media hora en volver del médico, el aspecto de mi tÃo habÃa cambiado totalmente, hasta andaba normal, y tenÃa un semblante bastante jovial, quiso agasajarnos y nos invitó a cenar a todos, pero Julia no lo consintió, es más encargó en la cocina un menú especial y cuando fue la hora nos acomodamos en el comedor de lujo, mi tÃa estuvo en todo momento pendiente de los más mÃnimos detalles, se le notaba feliz, incluso cuando le presentó a Ricardo mi tÃa le dedicó una mirada cargada de intención, me imaginé que estaba pensando.
Pasamos una velada estupenda, Lisa estaba muy pendiente de su tÃa Ana, admiraba el bulto que llevaba delante y se lo acariciaba ilusionada por ver ya al pequeño que esperaba dentro.
Cuando decidimos irnos a dormir, mi tÃa ya estaba pesada, le dolÃa todo el cuerpo, en cambio Jorge estaba de lo más activo, las hermanas tuvieron que ponerle los pies en la tierra, por él se habrÃa ido de fiesta toda la noche.
El dilema fue cuando llegó el reparto de habitaciones, aun cuando Jorge querÃa ir a un hotel mi madre dijo que nos arreglarÃamos como fuera.
El dilema era yo pues una solución rápida era que mi madre se acostara con Julia y el matrimonio en nuestra habitación de dos camas, Lisa por supuesto se quedaba al margen.
Después de pensarlo acordaron una solución salomónica, yo me acostarÃa en un sofá que tenÃa en la habitación de Julia y todo solucionado.
Mi tÃo cuando vio las dos camas se quedo decepcionado, me pareció que querÃa estar cerca de Ana para por lo menos tocar carne caliente, yo como una idea luminosa me ofrecà a juntar las camas, a él le entusiasmó la idea aunque a Ana no tanto.
Mis tÃos se encerraron en su habitación, los oà un rato hablar, no parecÃan estar muy amorosos, yo me acosté en el sofá que me habÃan preparado, mientras Julia se encargaba de cerrar el restaurante, me quedé dormido enseguida, cuando noté que me daban un beso en los labios me desperté, mi madre estaba a mi lado y me deseaba buenas noches.
Al rato oà como llegaba Julia, entre sueños oà un rumor entre las dos hermanas, al rato una mano me zarandeó y cuando abrà los ojos vi a mi tÃa que me decÃa al oÃdo.
-       Manu debes estar muy incómodo en el sofá y sobra sitio en la cama grande, vente con nosotras.
Al momento no comprendà en mi somnolencia, lo cierto es que no estaba mal en el sofá pero mi tÃa me cogió del brazo y me llevó como un robot a la cama, me hizo pasar antes que yo dejándome en el medio de las dos, mi madre estaba durmiendo vuelta de espalda, me volvà hacia ella y me pegué a su espalda, mi tÃa detrás de mà se quedó boca arriba, no paraba de moverse, o podÃa dormir, a mi no me costó volver a dormirme, al rato me volvÃa a despertar, habÃa pasado un brazo sobre el cuerpo de mi madre, sin querer tenÃa la mano apoyada sobre su teta, el pezón estaba entre mis dedos, lo apretaba instintivamente, quizá por eso mi por la reaccionaba automáticamente, y estaba dura se habÃa salido por la bragueta y se habÃa alojado entre las nalgas de Clara, yo inconscientemente movÃa mis caderas empujando sobre el culo de Clara.
Para Julia no pasó inadvertido mi movimiento, y me pasó la mano por mi cintura y acercando los dedos lentamente comprobó que tenÃa la verga muy dura, la estuvo recorriendo todo a lo largo, desde el capullo hasta los huevos, me soltó el botón de la cintura y me fue abriendo el pantalón del pijama hasta bajármelo hasta las rodillas, mi madre seguÃa aguantando mis envites mientras dormÃa, Julia me fue dando la vuelta hacia su lado, cuando me tuvo frente a ella me puso mi mano sobre su teta, quizá eso fue lo que me espabiló, la diferencia de tamaño y textura fue lo que me hizo abrir los ojos, frente a los mÃos brillando los de Julia, estaba desnuda y tenÃa mi polla en su mano, la iba masajeando y me la ponÃa muy dura, mi mano empezó a masajear las tetas de mi tÃa, estaban duras y con los pezones ásperos, me pasó la otra mano acariciándome la cara, me di cuenta que estaba pegajosa, y olÃa a flujo de su coño, seguramente se habÃa masturbado un momento antes, me dio un dedo para que lo saboreara, me lo hundió hasta el paladar, haciéndome lamer sus jugos, cuando quise subir sobre ella para follarla, ella dio la vuelta y me ofreció su espalda, me acercó la polla y se la colocó entre las piernas, levantó una y desde delante estiró el glande hasta enfocarlo a su vagina, movió su culo hacia mÃ, y mi polla se clavó sin dificultad.
Me cogió los brazos y se rodeó el cuerpo con ellos poniéndose mis manos sobre las tetas,
Estuve metiéndole lentamente la polla, hasta que se giró hacia arriba, yo me quedé de lado con mis piernas enredadas en las suyas, nuestros sexos coincidÃan perfectamente y yo solamente tenÃa que moverme lentamente viendo aparecer y desaparecer mi tronco dentro de Julia.
En un momento noté como Clara cambiaba de postura, se pegaba a mi espalda, yo sentÃa como sus pecho coronado por los pezones duros de pegaban a mÃ.
No sé lo que tardó en despertarse, pero cuando note como me besaba en la nuca el vello se me erizó, estuvo repartiendo sus besos y lametones por mi cuello y mis hombros, noté como se encogÃa bajo la sabana, se habÃa quitado las bragas, y volvió a pegarse a mÃ, sus piernas se pegaron a mi culo y sus brazos siguieron la trayectoria de los mÃos hasta llegar a mis manos, debajo de ellas descubrió las tetas de Julia, se unió en mis caricias, mi tÃa Julia suspiraba al notar mas manos apretando sus tetas.
Una mano de mi madre bajó sobre el vientre de Julia, no tardó en localizara mi verga, la encontró entrando y saliendo de los labios de Julia, al notar el clÃtoris tan excitado de Julia lo cogió con dos dedos, lo trato como si fuera suyo, mi tÃa no pudo resistir mucho tiempo, se corrió escandalosamente, mi madre le tapo la boca para que no nos escucharan desde las otras habitaciones.
Mi madre cuando se le pasaron los estertores a Julia me dio la vuelta y me puso boca arriba, mi polla empapada de Julia invitaba a meterse la y asà lo hizo, se subió sobre mÃ, y abriéndose los labios se sentó cayendo hasta dentro, yo no habÃa abandonado las tetas de Julia pero cuando tuve las de Clara sobre mà las pellizque, mi tÃa estuvo un momento acariciando su coño, me pareció que no habÃa tenido bastante.
Julia se levanto a oscuras, no le hicimos caso, igual querÃa beber agua o algo, pero cuando se puso el camisón, nos dijo bajito.
-Â Â Â Â Â Â Â Seguir tranquilos, yo me voy a terminar la noche con Ricardo, me ha dicho que me esperaba.
Cuando se despidió me cogió los huevos que sobre salÃan entre los labios de mi madre, y los apretó cariñosamente.
Por la mañana, mi madre ya hacia un rato que se habÃa bajado al bar para preparar los desayunos y Julia bajó un momento después, tenÃa todo el pelo revuelto y unas ojeras importantes, seguro que Ricardo estarÃa más o menos que ella pero lo acusarÃa menos. Cuando salió del baño vestida para bajar al restaurante se habÃa obrado el milagro y estaba espléndida, el maquillaje y el arte que tenÃa para sacarle partido le permitÃa hacer cualquier exceso sin miedo a las consecuencias.
Por eso cuando salió de punillas de su habitación no me preocupó en absoluto, confiaba con ella.
Cuando la oà entrar con cuidado de no despertarme supuse que se le habÃa olvidado algo, el lado de la cama que mi madre habÃa ocupado estaba tibia todavÃa y olÃa a su perfume, me desperecé debajo de la sabana, todavÃa estaba tan desnudo como habÃa estado desde que entre mi tÃa y mi madre la noche anterior, gozaba con el roce de la sabana en mi piel, especialmente en mis huevos y mi polla, con toda la cama gigante para mà me aproveche y me puse en cruz, me quedé dormido al instante.
Quizá por el tamaño de la cama no me di cuenta de que tenÃa compañÃa desde hacÃa un rato, mi cabeza todavÃa saboreando la noche con Clara no se percató que a mi lado tenÃa un cuerpo de mujer tibio y suave, su cabeza incrustada entre mi hombro y mi pecho estaba quieto, sin darme cuenta pase el brazo sobre ella, se apretó más a mà y su mano se deslizó hasta mis huevos, al tener las piernas separadas los tenÃa duros y completamente sueltos, la mano abarcó las dos bolas a la vez y las sostuvo entre sus dedos sin moverlos, note como el escroto se encogÃa y se ponÃa áspero, el efecto automático fue que la polla semi rÃgida se empezó a elevar y coger consistencia, la sabana empezó a tomar forma de tienda de campaña, la mano femenina contribuÃa a mantener vertical la verga mientras dormÃa, debÃa estar muy a gusto pues no me desperté hasta que sentà la presión de la lengua que me aspiraba y absorbÃa hasta dentro de la garganta de Ana, estaba tan a gusto que mi tÃa tuvo tiempo de sobra para deleitarse con mi polla, yo durmiendo le facilitaba con mi postura cualquier posición, se empleó a fondo con mi frenillo, mi glande y mi tronco, lo lamió, chupo y aspiro hasta sacarle brillo, los huevos brillaban con su saliva incluso hizo alguna incursión entre mis nalgas, lo noté más tarde, tenÃa el ano dilatado y suave por la saliva de Ana.
Yo creÃa que estaba soñando volando entre un mar de nubes, solamente cuando sentà el leve roce de los muslos de Ana a mi lado sentándose sobre mi polla fue cuando me di cuenta de que estaba a punto de entrar en el coño de la persona con la que más me apetecÃa estar en ese momento.
Me puse rÃgido y levante las caderas para que Ana no tuviera problemas de postura, en efecto sus labios abiertos y mojados dejaban pasar mi polla elevada y se iban tragando mi glande y rozando cada pliegue de su vagina, mi primo Manuel, seguro que me verÃa llegar y se apartarÃa, igual se ponÃa a jugar a los bolos, tal vez, cuando los labios de Ana se pegaron a mi pubis, me relaje y mi tÃa quedó pegada a mÃ, estuvo quieta unos instantes, yo solo daba señas de vida con las contracciones de mi capullo dentro de su vagina, como llamando a su matriz.
Al momento y después de apretar mi verga con sus músculos vaginales empezó a moverse, simplemente se desplazaba de delante atrás y mi polla sin salirse rozaba con las venas el clÃtoris y los labios de Ana, se apoyó con sus manos en mis tobillos, se movÃa paladeando mi polla, yo sin decirle nada le acaricié el clÃtoris cuando aparecÃa entre sus labios y mi polla y sus pezones endurecidos.
Se corrió en silencio, apenas ladeó un poco la cabeza suspirando y gimiendo, a mi me sobró con eso, era un signo de lo que sentÃa por mÃ, se corrÃa con mi polla sintiéndome dentro de ella, me esperó lo que pudo, cuando todavÃa estaba sacudida por los últimos espasmos me corrà yo, lo notó cuando la fui llenando de leche, y reinició el movimiento hasta que me exprimió todo el semen, creo que prolongó algo más su orgasmo.
Cuando terminó se levantó e inclinándose sobre mi me beso en los labios, sin ningún comentario, tuvo el detalle de volverse sobre mi polla encharcada de semen y flujo y lamerla y chuparla hasta dejármela completamente limpia, luego se puso el camisón que habÃa traÃdo y salió de la habitación hacia el baño.
Mi tÃo Jorge aún tardarÃa en despertar, cuando lo hizo y bajó al bar, yo lo estaba esperando para almorzar.
Las tres hermanas estaban en otra mesa hablando animadamente, no tardarÃan en ser tÃas otra vez, mi prima Lisa esa noche habÃa dormido en casa de una amiga, o por lo menos eso nos dijo.
Mi tÃa Julia nos ofreció una comida especial, tuvimos una corta sobremesa, después mis tÃos se prepararon para volver a casa todavÃa con luz del dÃa.
Nos quedamos tristes por la despedida, el más contento era Jorge, que iba bastante más aliviado de su irritación, sus cuñadas le habÃan hecho un gran trabajo en su polla.
Continuará
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