Cuando me levante mi madre ya estaba hacía rato tras la barra sirviendo café y bebidas para los almuerzos, pero nada más verme me llamó en voz alta, se notaba contenta.
- Sabes una cosa Manu? A que no imaginas con quien he hablado?
- Pues…. No, la verdad.
- Pues ha llamado tu tía Ana, hemos estado hablando poco tiempo.
- Pero la tía está bien? El embarazo sigue normal?, no pasará nada verdad?
- No tranquilo, no hemos hablado mucho, además no estaba muy comunicativa, se ve que Jorge estaba a su lado, le he contado lo de Benito, no me podía aguantar, se ha alegrado mucho, pero cuando le he dicho que es médico de cabecera del pueblo se ha alegrado más, me ha extrañado pero me ha preguntado si podría visitar a Jorge, me ha preocupado, pero dice que no tiene demasiada importancia pero esta raro.
- Y que le dijiste?
- Pues he hablado por el otro teléfono con Benito y me ha dicho que sí, que el mejor día es el sábado que no tiene consulta en el pueblo.
- Estupendo pues, el sábado vendrán verdad?,
- Si creo que por la tarde.
El sábado por la mañana yo me preparaba para ver a mis tíos, hacía ya algún tiempo que no los había visto, bueno mucho para mí, que los añoraba tanto.
Estaba entretenido ayudando a las camareras a montar las mesas cuando en la puerta del restaurante apareció al tras luz la silueta del barrigón de Ana, detrás estaba ella, claro.
Mi madre fue la primera en darse cuenta y salió corriendo a recibirla, mi tío Jorge acababa de aparcar el coche y venía con una maleta pequeña, me extraño su forma de andar, parecía que acababa de bajar del caballo.
Nos abrazamos todos, Ana pese al bombo que llevaba estaba guapa, le di un repaso en general, su cara resplandecía, se notaba contenta y con la pose propia de las embarazadas con la mano en los riñones estaba graciosa, me di cuenta de las tetas que le habían engordado, ahora hasta tenía más culo.
Jorge ya era otra cosa se le notaba poco hablador, estaba triste y preocupado, mi tía Julia se unió a nosotros y juntos entramos al local, mi prima Lisa no tardó en acudir también, le hizo bromas a su tía con la barriga y le dio un fuerte abrazo a nuestro tío.
Nos sentamos en una mesa en un rincón, nos explicaron que se habían adelantado por la mañana por si le podía visitar Benito, mi madre corrió al teléfono y lo llamó.
- Hola Benito, mira te acuerdas de lo de mi cuñado?, pues han venido ahora, se han adelantado y me preguntaban si podrías visitarlo esta mañana.
- Bueno, pues… no tenía previsto esto pero, ya lo arreglaré, podéis venir pero darme media hora para adecentarme un poco.
- Gracias Benito, de aquí a un rato estamos ahí.
Estuvimos haciendo tiempo mientras hablábamos, las tres hermanas parecían cotorras, riendo y bromeando, en contraste Jorge estaba mohíno, silencioso y mirando al suelo.
Cuando ya había pasado un tiempo prudencial mis tías se levantaron para ir a casa de Benito, mi madre se cambió de ropa y dijo que ella los acompañaba pues era la que conocía al médico, pero Julia también quiso ir y pensó que lo mejor era que Ana se quedara en el bar, yo le podría cuidar.
Lo que ocurrió con Jorge
Ana les había contado muy por encima a sus hermanas que su marido tenía un problemilla en la polla y le daba apuro visitar a un médico, pero como cada vez estaba peor cuando le hablaron de Benito, amigo y buen médico vieron al ocasión perfecta.
A Jorge costó un poco convencerlo pero Ana insistió y ante la evidencia vinieron rápido.
Mi tío conducía el coche guiado por Clara, a cada momento se tocaba la entrepierna sin decir nada, solo hacía gestos de molestias, Julia detrás les daba conversación para que no se preocupara tanto, además tenía curiosidad por ver a Benito en acción, pues mi madre le había contado maravillas.
Cuando llegaron a casa del médico ya los esperaba con la bata blanca en la puerta de su casa, después de las presentaciones, pasaron a la consulta, mi madre y Julia iban detrás de ellos, pero Jorge le hizo una mirada al médico indicándoles a las hermanas, Benito lo captó en seguida y cogiéndolas por el brazo las sacó de la consulta y las llevó a la sala de espera.
- Un momento, creo que debemos hablar a solas primero, si me hacéis falta ya os llamaré, por favor esperad aquí.
Al momento apareció Alba con una bandeja con unos refrescos, después de acompañarles un rato se fue.
El médico se sentó en la mesa del despacho y mi tío frente a él, y le dijo…
- Bueno Jorge, nos podemos tutear verdad?, que problema tienes?
- Pues en teoría no debía ser mucho, pero el caso es que ya lo tengo tiempo y cada vez va a más y es muy molesto, sobre todo ahora…
- Un momento Jorge, porqué no me cuentas desde el principio.
- Sí, creo que será lo mejor, pero te ruego discreción Benito.
- Por supuesto, esta consulta es casi como un confesionario, lo que pasa aquí no sale de aquí.
- Gracias, pues el tema empieza desde hace bastante, mi mujer Ana y yo decidimos tener un hijo y hasta entonces yo no me había preocupado de nada, follábamos sin problema, para ser sincero el que follaba era yo pues Ana no se enteraba nada, pero al querer quedar preñada la cosa se magnificó, yo no lo sabía pero tenía eyaculación precoz, o sea que nada más metérsela me corría, y así no había forma, estuvimos viendo otras formas alternativas, adopción, fecundación in vitro, etc. Pero en los análisis que nos hicimos salía que yo tenía un semen de primera, igual que los óvulos de Ana, la solución vino de mi sobrino Manu, aunque es un crío aún es muy inteligente y avispado y después de unos intentos, que no vienen al caso me dio la solución.
- Y qué solución tan maravillosa fue esa?
- Pues era sencilla, el problema era que Ana no se excitaba lo suficiente y yo me corría enseguida, por lo que nos aconsejó que calentáramos primero a Ana y luego se la metiera y aunque me corriera que continuara follándola hasta volverme a correr y entonces casi a la primera se quedó preñada.
- Muy agudo tu sobrino, lo conozco y sé que tiene buenas ideas.
- El caso es que yo empecé a follar a diestro y siniestro con el nuevo sistema, como soy viajante aprovechaba la ocasión para hacerlo cuando podía y más ahora que mi mujer me dice que no está para muchos movimientos.
- Eso es lógico, si está muy gorda, tiene que cuidarse.
- El caso es que he estado varios días seguidos de viaje y he follado más de la cuenta y se me ha puesto el capullo como una alcachofa, y no puedo casi andar.
Benito tuvo que volverse de espalda para que no lo viera reírse, pero tuvo que seguir.
- Vamos a ver el problema Jorge, túmbate en la camilla y quítate la ropa.
Jorge obedeció, solo se quedo con la camisa, tendido sobre la sabana de la camilla parecía que el capullo alumbrara como el dedo e E.T.
Benito acercó un taburete a la camilla y se puso unos guantes de silicona, cuando le tocó la polla, mi tío se estremeció y cuando le bajó el prepucio, Jorge casi gritaba, el médico se aseguró que no tenía ninguna enfermedad venérea y que se limitaba solo a una inflamación en el glande y el prepucio, cuando se cercioró de todo le preguntó a Jorge.
- Y dime una cosa, ahora hace mucho que no eyaculas?
- Pues ya hace bastante, no la puede meter en ningún lado.
- Una pregunta íntima, tienes confianza en tus cuñadas?
- Pues sí, total confianza, igual que con mi mujer.
- Eso es importante, pues creo que ellas me pueden ayudar y en poco tiempo estarás mejor, pero tienes que cambiar de hábitos, y no hacerlo con cualquiera, adáptate a tu mujer, si no se la puedes meter pues que te haga una paja o que te la chupe, pero respeta su estado hombre!.
Benito salió a la sala de espera y estuvo hablando con las dos hermanas, cuando entraron los tres ya estaban instruidas de lo tenían que hacer.
Cuando las chicas vieron a su cuñado en la camilla se preocuparon un poco, pero cuando Benito le quitó la sabana con que lo había cubierto y vieron como tenía la polla se tuvieron que tapar la boca para no reírse.
Clara se puso a un lado y Julia al otro, el médico les había preparado en una mesita todo lo que necesitaban.
Con guantes Clara se dispuso a cogerle la polla a Jorge que la tenía desmayada sobre el vientre, nada más tocarla ya se empezó a quejar, Julia ya tenía las manos enguantadas y llenas de crema suavizante, mi madre pretendía ponerle la polla recta para así pasarle la crema por todo, pero no lo conseguía parecía que el capullo le pesaba como el plomo, al ver que no tenían éxito Julia tuvo una idea, tendían que ponérsela dura, así se mantendría erecta.
Bajo la atenta mirada del medico las dos hermanas estuvieron limpiándole la polla a su cuñado, la operación no era sencilla a cualquier roce mi ti gritaba y no era para menos, el prepucio estaba encogido y no dejaba salir al glande, Julia con mucho tacto le fue limpiando con una gasa, Clara sosteniéndole la polla blanda como si fuera un trapo mojado hacía lo imposible por facilitarle a Julia la limpieza, cuando ya lo tenía limpio, ya descansó un poco, pero luego mi madre tuvo la función de estirar el hasta descubrir el capullo, tuvo que hacer un esfuerzo hasta que lo consiguió, Julia hizo una cara sorpresa, estaba peor de lo que creía, pero Benito después de aconsejarle que limpiara bien le dio otra crema más adecuada, nada más aplicarla Jorge dio un suspiro de alivio, ya estaba lo peor pasado y Clara fue la encargada de vendarlo, solo le dejó libre la punta del glande y el resto lo envolvió como un bebé.
Después de darle unas recomendaciones les pidió a las chicas que le cambiaran el apósito antes de que volviera a la ciudad, ellas lo prometieron.
Alba salió a despedirles cuando estaban cerca del coche, le deseo buena suerte.
Cuando Benito se despidió de él Jorge se abrazó al médico, estaba muy agradecido con la cura.
Cuando volvían hacia casa ya podía juntar las piernas, las chicas no tanto.
Al mismo tiempo en casa…
Cuando mi tía Ana y yo vimos partir el coche volvimos hacia la barra, mi tía con la mano en la cintura se apoyaba el bombo, parecía cansada cuando se lo pregunté me miró con ojitos mimosos, le recomendé que subiéramos a casa y descansara hasta que vinieran del médico.
Le ayude en la escalera llevando la pequeña maleta que habían traído, no lo habíamos acordado y no sabía en que habitación acomodarla, pero ella decidió por mí.
- Vamos a donde tú duermes.
La lleve a la de mi madre y mía, al ver las dos camas se lo expliqué, una era para mi madre y otra la mía, se me quedó mirando como un momento antes, no lo dudé y junté las dos camas, ella sonrió.
Le ayudé a sentarse en la cama y a recostarse sobre la almohada, le subí las piernas después de descalzarla, llevaba un vestido premamá muy holgado que se acopló sobre su figura como un calco.
- Te has fijado Ana?, el vestido se adapta perfectamente a tu cuerpo, eres totalmente tú
- Ya lo sé, estoy horrible, ésta tripa, no me deja moverme casi, no me veo las piernas, estoy fea.
- Todo lo contrario, tienes una cara muy bonita, Manuel va a ser muy guapo, y ahora tienes más tetas que tu hermana Julia, y el vientre, es de lo más sexi, con su ombliguito como la guinda en un pastel.
Nos reímos los dos y me tumbe a su lado, ella me hizo sitio y me abrazó.
- Te echo mucho de menos, sabes? Me hace falta tu calor, tus caricias, tus besos, y… tu polla.
- Mmm, a mí me pasa lo mismo, tenemos una complicidad que nos une como si fuéramos uno solo, muchas noches sueño contigo, tengo grabada en mi mente la imagen de tu coño depilado de la última vez, pero ya te habrá crecido.
- No creas, llevo el pelo recortadito, quieres verlo?
- Claro, es lo que más deseo.
Ana se levantó la ancha falda del vestido por encima de su cabeza, me dejó ver desde su cuello, las tetas, el estomago, el vientre y por supuesto las bragas que ocultaban el pubis un poco abultado.
Con el vestido sobre la cara no me veía, admiré sus tetas dentro de un sujetador que apenas podía guardarlas, y las braguitas que bajo su vientre parecían minúsculas le pasé las manos desde sus caderas hacia arriba hasta pasarla bajo de las axilas, metí los dedos por debajo del sujetador y tiré hacia arriba, las dos tetas quedaron sueltas las admiré redondas llenas, con unos pezones que las coronaban.
Ana se dio la vuelta y se quedó de lado y me dijo…
- Suéltame el vestido por detrás.
Lo hice y se lo saque por las mangas, sin moverse me dijo.
- Despásame el sujetador.
También cumplí sus deseos soltando los tirantes y dejando las tetas sin ningún aprieto.
- Bájame las bragas del culo.
Se las bajé hasta pasar las nalgas, luego se volvió a poner boca arriba, levantó las piernas separándolas y le quité lo que quedaba de bragas, tiré del vestido y el sujetador y se quedó en medio de las dos camas completamente desnuda, con dos dedos separó los labios del coño dejando el clítoris en primera línea, se lo fue acariciando mientras yo me quitaba la ropa, cuando estuve igual de desnudo que ella me coloque entre sus muslos.
- A ver cómo está este coño de peludo?
Ya le había crecido unos milímetros, parecía un felpudo, cuando le pasé la lengua entre los labios abiertos, el clítoris se irguió como por resorte, su vagina se abría y cerraba llamándome.
- Ves a tu primo como te llama?
La di un besito cariñoso, ya pinchaba como una barba de unas semanas, pero cuando pasé la lengua de abajo arriba Anda se estremeció y me cogió de la cabeza tirando de mí, me colocó sobre ella, tuve que adaptarme a su vientre, pero me dijo al oído.
- Fóllame Manu, estoy deseándolo desde el día que viniste.
- Pero así no llego, además te puedo lastimar.
- Pues haz lo que quieras conmigo, pero quiero correrme con tu polla dentro.
No creí que Ana tendría tanta flexibilidad cuando separó las piernas a cada lado de la cama, metí la cabeza entre sus muslos y le comí el coño, era de los coños que más me gustaban, si no el que más, por lo menos el que más a gusto saboreaba, cogí las dos almohadas de las camas y se las puse bajo el culo de Ana, quedó elevado mas de 20 cm., me puse en cuclillas frente a ella y ajuste la altura, la metí con algo de miedo al principio.
- Vamos Manu hasta el fondo, quiero sentirte como me quemas por dentro.
Le acaricie los pezones, no tardaron en salir duros como siempre, ella me los quitó de las manos y los siguió retorciendo y estirando mientras yo cogido de su cintura se la hundía sin piedad.
Supongo que mi primo Manuel me vería llegar y por lo menos se apartaría, pero lo cierto que mi polla llegaba más allá de su matriz.
- Date la vuelta Manu quiero comerte la polla, pero no te corras aún, lo quiero dentro del coño.
Estuve bombeando lentamente, no quería precipitarme y mi madre aún tardaría en volver.
Ana saboreaba cada trozo de mi verga que recibía, lo notaba en el temblor de sus muslos, mi capullo, vibraba en cada pliegue de su vagina, le pregunté si no prefería que me corriera sobre sus tetas, pero me dijo que como no daba tiempo a ducharse podrían oler mi semen, también le ofrecí si prefería que se la metiera en el culo, me dijo que hiciera lo que quisiera con ella pero como mejor me sentía era como se la estaba metiendo ahora, su vientre empezó a deformarse, los bultos aparecían en cualquier sitio y ella me llevaba las manos para que tocara a su hijo, Ana me sujetó por el culo impidiéndome salir, miré hacia mi polla y había desaparecido entre los labios de Ana, cuando empezó a notar que le llegaba el orgasmo me preguntó cómo estaba yo.
- Ana yo estoy tan caliente queme correría ya, pero quiero esperarte.
- Pues no vas a esperar mucho, yo ya estoy esperando que me llenes de leche y Manuel también.
Ana levantó las piernas sobre su cabeza dejando el vientre en el medio, sus labios abiertos me mostraban el interior rosa de la vagina, sus labios boqueaban llamándome.
Cuando me dejé caer sobre ella no fallé, mi polla fue directamente a entrar en su hueco, no rozó ni los labios, mi tía me estaba recibiendo con los brazos abiertos, me apretó contra ella sin pensar en el barrigón, cuando le dio el espasmo vibro como una campana, yo me derramé dentro de ella mientras notaba como una serie de descargas eléctricas la sacudían, ya me había vaciado dentro de ella cuando aún seguía temblando, la besé apasionadamente hasta que se fue calmando.
Estuvimos desnudos uno al lado del otro un buen rato, me estuvo contando cosa de su vida, no le pregunté por su relación con Jorge porque me dio la impresión de que no eran las mejores.
Cuando nos levantamos la acompañe al baño, se adecentó mientras yo arreglaba la habitación como estaba.
Aún tardaron casi media hora en volver del médico, el aspecto de mi tío había cambiado totalmente, hasta andaba normal, y tenía un semblante bastante jovial, quiso agasajarnos y nos invitó a cenar a todos, pero Julia no lo consintió, es más encargó en la cocina un menú especial y cuando fue la hora nos acomodamos en el comedor de lujo, mi tía estuvo en todo momento pendiente de los más mínimos detalles, se le notaba feliz, incluso cuando le presentó a Ricardo mi tía le dedicó una mirada cargada de intención, me imaginé que estaba pensando.
Pasamos una velada estupenda, Lisa estaba muy pendiente de su tía Ana, admiraba el bulto que llevaba delante y se lo acariciaba ilusionada por ver ya al pequeño que esperaba dentro.
Cuando decidimos irnos a dormir, mi tía ya estaba pesada, le dolía todo el cuerpo, en cambio Jorge estaba de lo más activo, las hermanas tuvieron que ponerle los pies en la tierra, por él se habría ido de fiesta toda la noche.
El dilema fue cuando llegó el reparto de habitaciones, aun cuando Jorge quería ir a un hotel mi madre dijo que nos arreglaríamos como fuera.
El dilema era yo pues una solución rápida era que mi madre se acostara con Julia y el matrimonio en nuestra habitación de dos camas, Lisa por supuesto se quedaba al margen.
Después de pensarlo acordaron una solución salomónica, yo me acostaría en un sofá que tenía en la habitación de Julia y todo solucionado.
Mi tío cuando vio las dos camas se quedo decepcionado, me pareció que quería estar cerca de Ana para por lo menos tocar carne caliente, yo como una idea luminosa me ofrecí a juntar las camas, a él le entusiasmó la idea aunque a Ana no tanto.
Mis tíos se encerraron en su habitación, los oí un rato hablar, no parecían estar muy amorosos, yo me acosté en el sofá que me habían preparado, mientras Julia se encargaba de cerrar el restaurante, me quedé dormido enseguida, cuando noté que me daban un beso en los labios me desperté, mi madre estaba a mi lado y me deseaba buenas noches.
Al rato oí como llegaba Julia, entre sueños oí un rumor entre las dos hermanas, al rato una mano me zarandeó y cuando abrí los ojos vi a mi tía que me decía al oído.
- Manu debes estar muy incómodo en el sofá y sobra sitio en la cama grande, vente con nosotras.
Al momento no comprendí en mi somnolencia, lo cierto es que no estaba mal en el sofá pero mi tía me cogió del brazo y me llevó como un robot a la cama, me hizo pasar antes que yo dejándome en el medio de las dos, mi madre estaba durmiendo vuelta de espalda, me volví hacia ella y me pegué a su espalda, mi tía detrás de mí se quedó boca arriba, no paraba de moverse, o podía dormir, a mi no me costó volver a dormirme, al rato me volvía a despertar, había pasado un brazo sobre el cuerpo de mi madre, sin querer tenía la mano apoyada sobre su teta, el pezón estaba entre mis dedos, lo apretaba instintivamente, quizá por eso mi por la reaccionaba automáticamente, y estaba dura se había salido por la bragueta y se había alojado entre las nalgas de Clara, yo inconscientemente movía mis caderas empujando sobre el culo de Clara.
Para Julia no pasó inadvertido mi movimiento, y me pasó la mano por mi cintura y acercando los dedos lentamente comprobó que tenía la verga muy dura, la estuvo recorriendo todo a lo largo, desde el capullo hasta los huevos, me soltó el botón de la cintura y me fue abriendo el pantalón del pijama hasta bajármelo hasta las rodillas, mi madre seguía aguantando mis envites mientras dormía, Julia me fue dando la vuelta hacia su lado, cuando me tuvo frente a ella me puso mi mano sobre su teta, quizá eso fue lo que me espabiló, la diferencia de tamaño y textura fue lo que me hizo abrir los ojos, frente a los míos brillando los de Julia, estaba desnuda y tenía mi polla en su mano, la iba masajeando y me la ponía muy dura, mi mano empezó a masajear las tetas de mi tía, estaban duras y con los pezones ásperos, me pasó la otra mano acariciándome la cara, me di cuenta que estaba pegajosa, y olía a flujo de su coño, seguramente se había masturbado un momento antes, me dio un dedo para que lo saboreara, me lo hundió hasta el paladar, haciéndome lamer sus jugos, cuando quise subir sobre ella para follarla, ella dio la vuelta y me ofreció su espalda, me acercó la polla y se la colocó entre las piernas, levantó una y desde delante estiró el glande hasta enfocarlo a su vagina, movió su culo hacia mí, y mi polla se clavó sin dificultad.
Me cogió los brazos y se rodeó el cuerpo con ellos poniéndose mis manos sobre las tetas,
Estuve metiéndole lentamente la polla, hasta que se giró hacia arriba, yo me quedé de lado con mis piernas enredadas en las suyas, nuestros sexos coincidían perfectamente y yo solamente tenía que moverme lentamente viendo aparecer y desaparecer mi tronco dentro de Julia.
En un momento noté como Clara cambiaba de postura, se pegaba a mi espalda, yo sentía como sus pecho coronado por los pezones duros de pegaban a mí.
No sé lo que tardó en despertarse, pero cuando note como me besaba en la nuca el vello se me erizó, estuvo repartiendo sus besos y lametones por mi cuello y mis hombros, noté como se encogía bajo la sabana, se había quitado las bragas, y volvió a pegarse a mí, sus piernas se pegaron a mi culo y sus brazos siguieron la trayectoria de los míos hasta llegar a mis manos, debajo de ellas descubrió las tetas de Julia, se unió en mis caricias, mi tía Julia suspiraba al notar mas manos apretando sus tetas.
Una mano de mi madre bajó sobre el vientre de Julia, no tardó en localizara mi verga, la encontró entrando y saliendo de los labios de Julia, al notar el clítoris tan excitado de Julia lo cogió con dos dedos, lo trato como si fuera suyo, mi tía no pudo resistir mucho tiempo, se corrió escandalosamente, mi madre le tapo la boca para que no nos escucharan desde las otras habitaciones.
Mi madre cuando se le pasaron los estertores a Julia me dio la vuelta y me puso boca arriba, mi polla empapada de Julia invitaba a meterse la y así lo hizo, se subió sobre mí, y abriéndose los labios se sentó cayendo hasta dentro, yo no había abandonado las tetas de Julia pero cuando tuve las de Clara sobre mí las pellizque, mi tía estuvo un momento acariciando su coño, me pareció que no había tenido bastante.
Julia se levanto a oscuras, no le hicimos caso, igual quería beber agua o algo, pero cuando se puso el camisón, nos dijo bajito.
- Seguir tranquilos, yo me voy a terminar la noche con Ricardo, me ha dicho que me esperaba.
Cuando se despidió me cogió los huevos que sobre salían entre los labios de mi madre, y los apretó cariñosamente.
Por la mañana, mi madre ya hacia un rato que se había bajado al bar para preparar los desayunos y Julia bajó un momento después, tenía todo el pelo revuelto y unas ojeras importantes, seguro que Ricardo estaría más o menos que ella pero lo acusaría menos. Cuando salió del baño vestida para bajar al restaurante se había obrado el milagro y estaba espléndida, el maquillaje y el arte que tenía para sacarle partido le permitía hacer cualquier exceso sin miedo a las consecuencias.
Por eso cuando salió de punillas de su habitación no me preocupó en absoluto, confiaba con ella.
Cuando la oí entrar con cuidado de no despertarme supuse que se le había olvidado algo, el lado de la cama que mi madre había ocupado estaba tibia todavía y olía a su perfume, me desperecé debajo de la sabana, todavía estaba tan desnudo como había estado desde que entre mi tía y mi madre la noche anterior, gozaba con el roce de la sabana en mi piel, especialmente en mis huevos y mi polla, con toda la cama gigante para mí me aproveche y me puse en cruz, me quedé dormido al instante.
Quizá por el tamaño de la cama no me di cuenta de que tenía compañía desde hacía un rato, mi cabeza todavía saboreando la noche con Clara no se percató que a mi lado tenía un cuerpo de mujer tibio y suave, su cabeza incrustada entre mi hombro y mi pecho estaba quieto, sin darme cuenta pase el brazo sobre ella, se apretó más a mí y su mano se deslizó hasta mis huevos, al tener las piernas separadas los tenía duros y completamente sueltos, la mano abarcó las dos bolas a la vez y las sostuvo entre sus dedos sin moverlos, note como el escroto se encogía y se ponía áspero, el efecto automático fue que la polla semi rígida se empezó a elevar y coger consistencia, la sabana empezó a tomar forma de tienda de campaña, la mano femenina contribuía a mantener vertical la verga mientras dormía, debía estar muy a gusto pues no me desperté hasta que sentí la presión de la lengua que me aspiraba y absorbía hasta dentro de la garganta de Ana, estaba tan a gusto que mi tía tuvo tiempo de sobra para deleitarse con mi polla, yo durmiendo le facilitaba con mi postura cualquier posición, se empleó a fondo con mi frenillo, mi glande y mi tronco, lo lamió, chupo y aspiro hasta sacarle brillo, los huevos brillaban con su saliva incluso hizo alguna incursión entre mis nalgas, lo noté más tarde, tenía el ano dilatado y suave por la saliva de Ana.
Yo creía que estaba soñando volando entre un mar de nubes, solamente cuando sentí el leve roce de los muslos de Ana a mi lado sentándose sobre mi polla fue cuando me di cuenta de que estaba a punto de entrar en el coño de la persona con la que más me apetecía estar en ese momento.
Me puse rígido y levante las caderas para que Ana no tuviera problemas de postura, en efecto sus labios abiertos y mojados dejaban pasar mi polla elevada y se iban tragando mi glande y rozando cada pliegue de su vagina, mi primo Manuel, seguro que me vería llegar y se apartaría, igual se ponía a jugar a los bolos, tal vez, cuando los labios de Ana se pegaron a mi pubis, me relaje y mi tía quedó pegada a mí, estuvo quieta unos instantes, yo solo daba señas de vida con las contracciones de mi capullo dentro de su vagina, como llamando a su matriz.
Al momento y después de apretar mi verga con sus músculos vaginales empezó a moverse, simplemente se desplazaba de delante atrás y mi polla sin salirse rozaba con las venas el clítoris y los labios de Ana, se apoyó con sus manos en mis tobillos, se movía paladeando mi polla, yo sin decirle nada le acaricié el clítoris cuando aparecía entre sus labios y mi polla y sus pezones endurecidos.
Se corrió en silencio, apenas ladeó un poco la cabeza suspirando y gimiendo, a mi me sobró con eso, era un signo de lo que sentía por mí, se corría con mi polla sintiéndome dentro de ella, me esperó lo que pudo, cuando todavía estaba sacudida por los últimos espasmos me corrí yo, lo notó cuando la fui llenando de leche, y reinició el movimiento hasta que me exprimió todo el semen, creo que prolongó algo más su orgasmo.
Cuando terminó se levantó e inclinándose sobre mi me beso en los labios, sin ningún comentario, tuvo el detalle de volverse sobre mi polla encharcada de semen y flujo y lamerla y chuparla hasta dejármela completamente limpia, luego se puso el camisón que había traído y salió de la habitación hacia el baño.
Mi tío Jorge aún tardaría en despertar, cuando lo hizo y bajó al bar, yo lo estaba esperando para almorzar.
Las tres hermanas estaban en otra mesa hablando animadamente, no tardarían en ser tías otra vez, mi prima Lisa esa noche había dormido en casa de una amiga, o por lo menos eso nos dijo.
Mi tía Julia nos ofreció una comida especial, tuvimos una corta sobremesa, después mis tíos se prepararon para volver a casa todavía con luz del día.
Nos quedamos tristes por la despedida, el más contento era Jorge, que iba bastante más aliviado de su irritación, sus cuñadas le habían hecho un gran trabajo en su polla.
Continuará
- Sabes una cosa Manu? A que no imaginas con quien he hablado?
- Pues…. No, la verdad.
- Pues ha llamado tu tía Ana, hemos estado hablando poco tiempo.
- Pero la tía está bien? El embarazo sigue normal?, no pasará nada verdad?
- No tranquilo, no hemos hablado mucho, además no estaba muy comunicativa, se ve que Jorge estaba a su lado, le he contado lo de Benito, no me podía aguantar, se ha alegrado mucho, pero cuando le he dicho que es médico de cabecera del pueblo se ha alegrado más, me ha extrañado pero me ha preguntado si podría visitar a Jorge, me ha preocupado, pero dice que no tiene demasiada importancia pero esta raro.
- Y que le dijiste?
- Pues he hablado por el otro teléfono con Benito y me ha dicho que sí, que el mejor día es el sábado que no tiene consulta en el pueblo.
- Estupendo pues, el sábado vendrán verdad?,
- Si creo que por la tarde.
El sábado por la mañana yo me preparaba para ver a mis tíos, hacía ya algún tiempo que no los había visto, bueno mucho para mí, que los añoraba tanto.
Estaba entretenido ayudando a las camareras a montar las mesas cuando en la puerta del restaurante apareció al tras luz la silueta del barrigón de Ana, detrás estaba ella, claro.
Mi madre fue la primera en darse cuenta y salió corriendo a recibirla, mi tío Jorge acababa de aparcar el coche y venía con una maleta pequeña, me extraño su forma de andar, parecía que acababa de bajar del caballo.
Nos abrazamos todos, Ana pese al bombo que llevaba estaba guapa, le di un repaso en general, su cara resplandecía, se notaba contenta y con la pose propia de las embarazadas con la mano en los riñones estaba graciosa, me di cuenta de las tetas que le habían engordado, ahora hasta tenía más culo.
Jorge ya era otra cosa se le notaba poco hablador, estaba triste y preocupado, mi tía Julia se unió a nosotros y juntos entramos al local, mi prima Lisa no tardó en acudir también, le hizo bromas a su tía con la barriga y le dio un fuerte abrazo a nuestro tío.
Nos sentamos en una mesa en un rincón, nos explicaron que se habían adelantado por la mañana por si le podía visitar Benito, mi madre corrió al teléfono y lo llamó.
- Hola Benito, mira te acuerdas de lo de mi cuñado?, pues han venido ahora, se han adelantado y me preguntaban si podrías visitarlo esta mañana.
- Bueno, pues… no tenía previsto esto pero, ya lo arreglaré, podéis venir pero darme media hora para adecentarme un poco.
- Gracias Benito, de aquí a un rato estamos ahí.
Estuvimos haciendo tiempo mientras hablábamos, las tres hermanas parecían cotorras, riendo y bromeando, en contraste Jorge estaba mohíno, silencioso y mirando al suelo.
Cuando ya había pasado un tiempo prudencial mis tías se levantaron para ir a casa de Benito, mi madre se cambió de ropa y dijo que ella los acompañaba pues era la que conocía al médico, pero Julia también quiso ir y pensó que lo mejor era que Ana se quedara en el bar, yo le podría cuidar.
Lo que ocurrió con Jorge
Ana les había contado muy por encima a sus hermanas que su marido tenía un problemilla en la polla y le daba apuro visitar a un médico, pero como cada vez estaba peor cuando le hablaron de Benito, amigo y buen médico vieron al ocasión perfecta.
A Jorge costó un poco convencerlo pero Ana insistió y ante la evidencia vinieron rápido.
Mi tío conducía el coche guiado por Clara, a cada momento se tocaba la entrepierna sin decir nada, solo hacía gestos de molestias, Julia detrás les daba conversación para que no se preocupara tanto, además tenía curiosidad por ver a Benito en acción, pues mi madre le había contado maravillas.
Cuando llegaron a casa del médico ya los esperaba con la bata blanca en la puerta de su casa, después de las presentaciones, pasaron a la consulta, mi madre y Julia iban detrás de ellos, pero Jorge le hizo una mirada al médico indicándoles a las hermanas, Benito lo captó en seguida y cogiéndolas por el brazo las sacó de la consulta y las llevó a la sala de espera.
- Un momento, creo que debemos hablar a solas primero, si me hacéis falta ya os llamaré, por favor esperad aquí.
Al momento apareció Alba con una bandeja con unos refrescos, después de acompañarles un rato se fue.
El médico se sentó en la mesa del despacho y mi tío frente a él, y le dijo…
- Bueno Jorge, nos podemos tutear verdad?, que problema tienes?
- Pues en teoría no debía ser mucho, pero el caso es que ya lo tengo tiempo y cada vez va a más y es muy molesto, sobre todo ahora…
- Un momento Jorge, porqué no me cuentas desde el principio.
- Sí, creo que será lo mejor, pero te ruego discreción Benito.
- Por supuesto, esta consulta es casi como un confesionario, lo que pasa aquí no sale de aquí.
- Gracias, pues el tema empieza desde hace bastante, mi mujer Ana y yo decidimos tener un hijo y hasta entonces yo no me había preocupado de nada, follábamos sin problema, para ser sincero el que follaba era yo pues Ana no se enteraba nada, pero al querer quedar preñada la cosa se magnificó, yo no lo sabía pero tenía eyaculación precoz, o sea que nada más metérsela me corría, y así no había forma, estuvimos viendo otras formas alternativas, adopción, fecundación in vitro, etc. Pero en los análisis que nos hicimos salía que yo tenía un semen de primera, igual que los óvulos de Ana, la solución vino de mi sobrino Manu, aunque es un crío aún es muy inteligente y avispado y después de unos intentos, que no vienen al caso me dio la solución.
- Y qué solución tan maravillosa fue esa?
- Pues era sencilla, el problema era que Ana no se excitaba lo suficiente y yo me corría enseguida, por lo que nos aconsejó que calentáramos primero a Ana y luego se la metiera y aunque me corriera que continuara follándola hasta volverme a correr y entonces casi a la primera se quedó preñada.
- Muy agudo tu sobrino, lo conozco y sé que tiene buenas ideas.
- El caso es que yo empecé a follar a diestro y siniestro con el nuevo sistema, como soy viajante aprovechaba la ocasión para hacerlo cuando podía y más ahora que mi mujer me dice que no está para muchos movimientos.
- Eso es lógico, si está muy gorda, tiene que cuidarse.
- El caso es que he estado varios días seguidos de viaje y he follado más de la cuenta y se me ha puesto el capullo como una alcachofa, y no puedo casi andar.
Benito tuvo que volverse de espalda para que no lo viera reírse, pero tuvo que seguir.
- Vamos a ver el problema Jorge, túmbate en la camilla y quítate la ropa.
Jorge obedeció, solo se quedo con la camisa, tendido sobre la sabana de la camilla parecía que el capullo alumbrara como el dedo e E.T.
Benito acercó un taburete a la camilla y se puso unos guantes de silicona, cuando le tocó la polla, mi tío se estremeció y cuando le bajó el prepucio, Jorge casi gritaba, el médico se aseguró que no tenía ninguna enfermedad venérea y que se limitaba solo a una inflamación en el glande y el prepucio, cuando se cercioró de todo le preguntó a Jorge.
- Y dime una cosa, ahora hace mucho que no eyaculas?
- Pues ya hace bastante, no la puede meter en ningún lado.
- Una pregunta íntima, tienes confianza en tus cuñadas?
- Pues sí, total confianza, igual que con mi mujer.
- Eso es importante, pues creo que ellas me pueden ayudar y en poco tiempo estarás mejor, pero tienes que cambiar de hábitos, y no hacerlo con cualquiera, adáptate a tu mujer, si no se la puedes meter pues que te haga una paja o que te la chupe, pero respeta su estado hombre!.
Benito salió a la sala de espera y estuvo hablando con las dos hermanas, cuando entraron los tres ya estaban instruidas de lo tenían que hacer.
Cuando las chicas vieron a su cuñado en la camilla se preocuparon un poco, pero cuando Benito le quitó la sabana con que lo había cubierto y vieron como tenía la polla se tuvieron que tapar la boca para no reírse.
Clara se puso a un lado y Julia al otro, el médico les había preparado en una mesita todo lo que necesitaban.
Con guantes Clara se dispuso a cogerle la polla a Jorge que la tenía desmayada sobre el vientre, nada más tocarla ya se empezó a quejar, Julia ya tenía las manos enguantadas y llenas de crema suavizante, mi madre pretendía ponerle la polla recta para así pasarle la crema por todo, pero no lo conseguía parecía que el capullo le pesaba como el plomo, al ver que no tenían éxito Julia tuvo una idea, tendían que ponérsela dura, así se mantendría erecta.
Bajo la atenta mirada del medico las dos hermanas estuvieron limpiándole la polla a su cuñado, la operación no era sencilla a cualquier roce mi ti gritaba y no era para menos, el prepucio estaba encogido y no dejaba salir al glande, Julia con mucho tacto le fue limpiando con una gasa, Clara sosteniéndole la polla blanda como si fuera un trapo mojado hacía lo imposible por facilitarle a Julia la limpieza, cuando ya lo tenía limpio, ya descansó un poco, pero luego mi madre tuvo la función de estirar el hasta descubrir el capullo, tuvo que hacer un esfuerzo hasta que lo consiguió, Julia hizo una cara sorpresa, estaba peor de lo que creía, pero Benito después de aconsejarle que limpiara bien le dio otra crema más adecuada, nada más aplicarla Jorge dio un suspiro de alivio, ya estaba lo peor pasado y Clara fue la encargada de vendarlo, solo le dejó libre la punta del glande y el resto lo envolvió como un bebé.
Después de darle unas recomendaciones les pidió a las chicas que le cambiaran el apósito antes de que volviera a la ciudad, ellas lo prometieron.
Alba salió a despedirles cuando estaban cerca del coche, le deseo buena suerte.
Cuando Benito se despidió de él Jorge se abrazó al médico, estaba muy agradecido con la cura.
Cuando volvían hacia casa ya podía juntar las piernas, las chicas no tanto.
Al mismo tiempo en casa…
Cuando mi tía Ana y yo vimos partir el coche volvimos hacia la barra, mi tía con la mano en la cintura se apoyaba el bombo, parecía cansada cuando se lo pregunté me miró con ojitos mimosos, le recomendé que subiéramos a casa y descansara hasta que vinieran del médico.
Le ayude en la escalera llevando la pequeña maleta que habían traído, no lo habíamos acordado y no sabía en que habitación acomodarla, pero ella decidió por mí.
- Vamos a donde tú duermes.
La lleve a la de mi madre y mía, al ver las dos camas se lo expliqué, una era para mi madre y otra la mía, se me quedó mirando como un momento antes, no lo dudé y junté las dos camas, ella sonrió.
Le ayudé a sentarse en la cama y a recostarse sobre la almohada, le subí las piernas después de descalzarla, llevaba un vestido premamá muy holgado que se acopló sobre su figura como un calco.
- Te has fijado Ana?, el vestido se adapta perfectamente a tu cuerpo, eres totalmente tú
- Ya lo sé, estoy horrible, ésta tripa, no me deja moverme casi, no me veo las piernas, estoy fea.
- Todo lo contrario, tienes una cara muy bonita, Manuel va a ser muy guapo, y ahora tienes más tetas que tu hermana Julia, y el vientre, es de lo más sexi, con su ombliguito como la guinda en un pastel.
Nos reímos los dos y me tumbe a su lado, ella me hizo sitio y me abrazó.
- Te echo mucho de menos, sabes? Me hace falta tu calor, tus caricias, tus besos, y… tu polla.
- Mmm, a mí me pasa lo mismo, tenemos una complicidad que nos une como si fuéramos uno solo, muchas noches sueño contigo, tengo grabada en mi mente la imagen de tu coño depilado de la última vez, pero ya te habrá crecido.
- No creas, llevo el pelo recortadito, quieres verlo?
- Claro, es lo que más deseo.
Ana se levantó la ancha falda del vestido por encima de su cabeza, me dejó ver desde su cuello, las tetas, el estomago, el vientre y por supuesto las bragas que ocultaban el pubis un poco abultado.
Con el vestido sobre la cara no me veía, admiré sus tetas dentro de un sujetador que apenas podía guardarlas, y las braguitas que bajo su vientre parecían minúsculas le pasé las manos desde sus caderas hacia arriba hasta pasarla bajo de las axilas, metí los dedos por debajo del sujetador y tiré hacia arriba, las dos tetas quedaron sueltas las admiré redondas llenas, con unos pezones que las coronaban.
Ana se dio la vuelta y se quedó de lado y me dijo…
- Suéltame el vestido por detrás.
Lo hice y se lo saque por las mangas, sin moverse me dijo.
- Despásame el sujetador.
También cumplí sus deseos soltando los tirantes y dejando las tetas sin ningún aprieto.
- Bájame las bragas del culo.
Se las bajé hasta pasar las nalgas, luego se volvió a poner boca arriba, levantó las piernas separándolas y le quité lo que quedaba de bragas, tiré del vestido y el sujetador y se quedó en medio de las dos camas completamente desnuda, con dos dedos separó los labios del coño dejando el clítoris en primera línea, se lo fue acariciando mientras yo me quitaba la ropa, cuando estuve igual de desnudo que ella me coloque entre sus muslos.
- A ver cómo está este coño de peludo?
Ya le había crecido unos milímetros, parecía un felpudo, cuando le pasé la lengua entre los labios abiertos, el clítoris se irguió como por resorte, su vagina se abría y cerraba llamándome.
- Ves a tu primo como te llama?
La di un besito cariñoso, ya pinchaba como una barba de unas semanas, pero cuando pasé la lengua de abajo arriba Anda se estremeció y me cogió de la cabeza tirando de mí, me colocó sobre ella, tuve que adaptarme a su vientre, pero me dijo al oído.
- Fóllame Manu, estoy deseándolo desde el día que viniste.
- Pero así no llego, además te puedo lastimar.
- Pues haz lo que quieras conmigo, pero quiero correrme con tu polla dentro.
No creí que Ana tendría tanta flexibilidad cuando separó las piernas a cada lado de la cama, metí la cabeza entre sus muslos y le comí el coño, era de los coños que más me gustaban, si no el que más, por lo menos el que más a gusto saboreaba, cogí las dos almohadas de las camas y se las puse bajo el culo de Ana, quedó elevado mas de 20 cm., me puse en cuclillas frente a ella y ajuste la altura, la metí con algo de miedo al principio.
- Vamos Manu hasta el fondo, quiero sentirte como me quemas por dentro.
Le acaricie los pezones, no tardaron en salir duros como siempre, ella me los quitó de las manos y los siguió retorciendo y estirando mientras yo cogido de su cintura se la hundía sin piedad.
Supongo que mi primo Manuel me vería llegar y por lo menos se apartaría, pero lo cierto que mi polla llegaba más allá de su matriz.
- Date la vuelta Manu quiero comerte la polla, pero no te corras aún, lo quiero dentro del coño.
Estuve bombeando lentamente, no quería precipitarme y mi madre aún tardaría en volver.
Ana saboreaba cada trozo de mi verga que recibía, lo notaba en el temblor de sus muslos, mi capullo, vibraba en cada pliegue de su vagina, le pregunté si no prefería que me corriera sobre sus tetas, pero me dijo que como no daba tiempo a ducharse podrían oler mi semen, también le ofrecí si prefería que se la metiera en el culo, me dijo que hiciera lo que quisiera con ella pero como mejor me sentía era como se la estaba metiendo ahora, su vientre empezó a deformarse, los bultos aparecían en cualquier sitio y ella me llevaba las manos para que tocara a su hijo, Ana me sujetó por el culo impidiéndome salir, miré hacia mi polla y había desaparecido entre los labios de Ana, cuando empezó a notar que le llegaba el orgasmo me preguntó cómo estaba yo.
- Ana yo estoy tan caliente queme correría ya, pero quiero esperarte.
- Pues no vas a esperar mucho, yo ya estoy esperando que me llenes de leche y Manuel también.
Ana levantó las piernas sobre su cabeza dejando el vientre en el medio, sus labios abiertos me mostraban el interior rosa de la vagina, sus labios boqueaban llamándome.
Cuando me dejé caer sobre ella no fallé, mi polla fue directamente a entrar en su hueco, no rozó ni los labios, mi tía me estaba recibiendo con los brazos abiertos, me apretó contra ella sin pensar en el barrigón, cuando le dio el espasmo vibro como una campana, yo me derramé dentro de ella mientras notaba como una serie de descargas eléctricas la sacudían, ya me había vaciado dentro de ella cuando aún seguía temblando, la besé apasionadamente hasta que se fue calmando.
Estuvimos desnudos uno al lado del otro un buen rato, me estuvo contando cosa de su vida, no le pregunté por su relación con Jorge porque me dio la impresión de que no eran las mejores.
Cuando nos levantamos la acompañe al baño, se adecentó mientras yo arreglaba la habitación como estaba.
Aún tardaron casi media hora en volver del médico, el aspecto de mi tío había cambiado totalmente, hasta andaba normal, y tenía un semblante bastante jovial, quiso agasajarnos y nos invitó a cenar a todos, pero Julia no lo consintió, es más encargó en la cocina un menú especial y cuando fue la hora nos acomodamos en el comedor de lujo, mi tía estuvo en todo momento pendiente de los más mínimos detalles, se le notaba feliz, incluso cuando le presentó a Ricardo mi tía le dedicó una mirada cargada de intención, me imaginé que estaba pensando.
Pasamos una velada estupenda, Lisa estaba muy pendiente de su tía Ana, admiraba el bulto que llevaba delante y se lo acariciaba ilusionada por ver ya al pequeño que esperaba dentro.
Cuando decidimos irnos a dormir, mi tía ya estaba pesada, le dolía todo el cuerpo, en cambio Jorge estaba de lo más activo, las hermanas tuvieron que ponerle los pies en la tierra, por él se habría ido de fiesta toda la noche.
El dilema fue cuando llegó el reparto de habitaciones, aun cuando Jorge quería ir a un hotel mi madre dijo que nos arreglaríamos como fuera.
El dilema era yo pues una solución rápida era que mi madre se acostara con Julia y el matrimonio en nuestra habitación de dos camas, Lisa por supuesto se quedaba al margen.
Después de pensarlo acordaron una solución salomónica, yo me acostaría en un sofá que tenía en la habitación de Julia y todo solucionado.
Mi tío cuando vio las dos camas se quedo decepcionado, me pareció que quería estar cerca de Ana para por lo menos tocar carne caliente, yo como una idea luminosa me ofrecí a juntar las camas, a él le entusiasmó la idea aunque a Ana no tanto.
Mis tíos se encerraron en su habitación, los oí un rato hablar, no parecían estar muy amorosos, yo me acosté en el sofá que me habían preparado, mientras Julia se encargaba de cerrar el restaurante, me quedé dormido enseguida, cuando noté que me daban un beso en los labios me desperté, mi madre estaba a mi lado y me deseaba buenas noches.
Al rato oí como llegaba Julia, entre sueños oí un rumor entre las dos hermanas, al rato una mano me zarandeó y cuando abrí los ojos vi a mi tía que me decía al oído.
- Manu debes estar muy incómodo en el sofá y sobra sitio en la cama grande, vente con nosotras.
Al momento no comprendí en mi somnolencia, lo cierto es que no estaba mal en el sofá pero mi tía me cogió del brazo y me llevó como un robot a la cama, me hizo pasar antes que yo dejándome en el medio de las dos, mi madre estaba durmiendo vuelta de espalda, me volví hacia ella y me pegué a su espalda, mi tía detrás de mí se quedó boca arriba, no paraba de moverse, o podía dormir, a mi no me costó volver a dormirme, al rato me volvía a despertar, había pasado un brazo sobre el cuerpo de mi madre, sin querer tenía la mano apoyada sobre su teta, el pezón estaba entre mis dedos, lo apretaba instintivamente, quizá por eso mi por la reaccionaba automáticamente, y estaba dura se había salido por la bragueta y se había alojado entre las nalgas de Clara, yo inconscientemente movía mis caderas empujando sobre el culo de Clara.
Para Julia no pasó inadvertido mi movimiento, y me pasó la mano por mi cintura y acercando los dedos lentamente comprobó que tenía la verga muy dura, la estuvo recorriendo todo a lo largo, desde el capullo hasta los huevos, me soltó el botón de la cintura y me fue abriendo el pantalón del pijama hasta bajármelo hasta las rodillas, mi madre seguía aguantando mis envites mientras dormía, Julia me fue dando la vuelta hacia su lado, cuando me tuvo frente a ella me puso mi mano sobre su teta, quizá eso fue lo que me espabiló, la diferencia de tamaño y textura fue lo que me hizo abrir los ojos, frente a los míos brillando los de Julia, estaba desnuda y tenía mi polla en su mano, la iba masajeando y me la ponía muy dura, mi mano empezó a masajear las tetas de mi tía, estaban duras y con los pezones ásperos, me pasó la otra mano acariciándome la cara, me di cuenta que estaba pegajosa, y olía a flujo de su coño, seguramente se había masturbado un momento antes, me dio un dedo para que lo saboreara, me lo hundió hasta el paladar, haciéndome lamer sus jugos, cuando quise subir sobre ella para follarla, ella dio la vuelta y me ofreció su espalda, me acercó la polla y se la colocó entre las piernas, levantó una y desde delante estiró el glande hasta enfocarlo a su vagina, movió su culo hacia mí, y mi polla se clavó sin dificultad.
Me cogió los brazos y se rodeó el cuerpo con ellos poniéndose mis manos sobre las tetas,
Estuve metiéndole lentamente la polla, hasta que se giró hacia arriba, yo me quedé de lado con mis piernas enredadas en las suyas, nuestros sexos coincidían perfectamente y yo solamente tenía que moverme lentamente viendo aparecer y desaparecer mi tronco dentro de Julia.
En un momento noté como Clara cambiaba de postura, se pegaba a mi espalda, yo sentía como sus pecho coronado por los pezones duros de pegaban a mí.
No sé lo que tardó en despertarse, pero cuando note como me besaba en la nuca el vello se me erizó, estuvo repartiendo sus besos y lametones por mi cuello y mis hombros, noté como se encogía bajo la sabana, se había quitado las bragas, y volvió a pegarse a mí, sus piernas se pegaron a mi culo y sus brazos siguieron la trayectoria de los míos hasta llegar a mis manos, debajo de ellas descubrió las tetas de Julia, se unió en mis caricias, mi tía Julia suspiraba al notar mas manos apretando sus tetas.
Una mano de mi madre bajó sobre el vientre de Julia, no tardó en localizara mi verga, la encontró entrando y saliendo de los labios de Julia, al notar el clítoris tan excitado de Julia lo cogió con dos dedos, lo trato como si fuera suyo, mi tía no pudo resistir mucho tiempo, se corrió escandalosamente, mi madre le tapo la boca para que no nos escucharan desde las otras habitaciones.
Mi madre cuando se le pasaron los estertores a Julia me dio la vuelta y me puso boca arriba, mi polla empapada de Julia invitaba a meterse la y así lo hizo, se subió sobre mí, y abriéndose los labios se sentó cayendo hasta dentro, yo no había abandonado las tetas de Julia pero cuando tuve las de Clara sobre mí las pellizque, mi tía estuvo un momento acariciando su coño, me pareció que no había tenido bastante.
Julia se levanto a oscuras, no le hicimos caso, igual quería beber agua o algo, pero cuando se puso el camisón, nos dijo bajito.
- Seguir tranquilos, yo me voy a terminar la noche con Ricardo, me ha dicho que me esperaba.
Cuando se despidió me cogió los huevos que sobre salían entre los labios de mi madre, y los apretó cariñosamente.
Por la mañana, mi madre ya hacia un rato que se había bajado al bar para preparar los desayunos y Julia bajó un momento después, tenía todo el pelo revuelto y unas ojeras importantes, seguro que Ricardo estaría más o menos que ella pero lo acusaría menos. Cuando salió del baño vestida para bajar al restaurante se había obrado el milagro y estaba espléndida, el maquillaje y el arte que tenía para sacarle partido le permitía hacer cualquier exceso sin miedo a las consecuencias.
Por eso cuando salió de punillas de su habitación no me preocupó en absoluto, confiaba con ella.
Cuando la oí entrar con cuidado de no despertarme supuse que se le había olvidado algo, el lado de la cama que mi madre había ocupado estaba tibia todavía y olía a su perfume, me desperecé debajo de la sabana, todavía estaba tan desnudo como había estado desde que entre mi tía y mi madre la noche anterior, gozaba con el roce de la sabana en mi piel, especialmente en mis huevos y mi polla, con toda la cama gigante para mí me aproveche y me puse en cruz, me quedé dormido al instante.
Quizá por el tamaño de la cama no me di cuenta de que tenía compañía desde hacía un rato, mi cabeza todavía saboreando la noche con Clara no se percató que a mi lado tenía un cuerpo de mujer tibio y suave, su cabeza incrustada entre mi hombro y mi pecho estaba quieto, sin darme cuenta pase el brazo sobre ella, se apretó más a mí y su mano se deslizó hasta mis huevos, al tener las piernas separadas los tenía duros y completamente sueltos, la mano abarcó las dos bolas a la vez y las sostuvo entre sus dedos sin moverlos, note como el escroto se encogía y se ponía áspero, el efecto automático fue que la polla semi rígida se empezó a elevar y coger consistencia, la sabana empezó a tomar forma de tienda de campaña, la mano femenina contribuía a mantener vertical la verga mientras dormía, debía estar muy a gusto pues no me desperté hasta que sentí la presión de la lengua que me aspiraba y absorbía hasta dentro de la garganta de Ana, estaba tan a gusto que mi tía tuvo tiempo de sobra para deleitarse con mi polla, yo durmiendo le facilitaba con mi postura cualquier posición, se empleó a fondo con mi frenillo, mi glande y mi tronco, lo lamió, chupo y aspiro hasta sacarle brillo, los huevos brillaban con su saliva incluso hizo alguna incursión entre mis nalgas, lo noté más tarde, tenía el ano dilatado y suave por la saliva de Ana.
Yo creía que estaba soñando volando entre un mar de nubes, solamente cuando sentí el leve roce de los muslos de Ana a mi lado sentándose sobre mi polla fue cuando me di cuenta de que estaba a punto de entrar en el coño de la persona con la que más me apetecía estar en ese momento.
Me puse rígido y levante las caderas para que Ana no tuviera problemas de postura, en efecto sus labios abiertos y mojados dejaban pasar mi polla elevada y se iban tragando mi glande y rozando cada pliegue de su vagina, mi primo Manuel, seguro que me vería llegar y se apartaría, igual se ponía a jugar a los bolos, tal vez, cuando los labios de Ana se pegaron a mi pubis, me relaje y mi tía quedó pegada a mí, estuvo quieta unos instantes, yo solo daba señas de vida con las contracciones de mi capullo dentro de su vagina, como llamando a su matriz.
Al momento y después de apretar mi verga con sus músculos vaginales empezó a moverse, simplemente se desplazaba de delante atrás y mi polla sin salirse rozaba con las venas el clítoris y los labios de Ana, se apoyó con sus manos en mis tobillos, se movía paladeando mi polla, yo sin decirle nada le acaricié el clítoris cuando aparecía entre sus labios y mi polla y sus pezones endurecidos.
Se corrió en silencio, apenas ladeó un poco la cabeza suspirando y gimiendo, a mi me sobró con eso, era un signo de lo que sentía por mí, se corría con mi polla sintiéndome dentro de ella, me esperó lo que pudo, cuando todavía estaba sacudida por los últimos espasmos me corrí yo, lo notó cuando la fui llenando de leche, y reinició el movimiento hasta que me exprimió todo el semen, creo que prolongó algo más su orgasmo.
Cuando terminó se levantó e inclinándose sobre mi me beso en los labios, sin ningún comentario, tuvo el detalle de volverse sobre mi polla encharcada de semen y flujo y lamerla y chuparla hasta dejármela completamente limpia, luego se puso el camisón que había traído y salió de la habitación hacia el baño.
Mi tío Jorge aún tardaría en despertar, cuando lo hizo y bajó al bar, yo lo estaba esperando para almorzar.
Las tres hermanas estaban en otra mesa hablando animadamente, no tardarían en ser tías otra vez, mi prima Lisa esa noche había dormido en casa de una amiga, o por lo menos eso nos dijo.
Mi tía Julia nos ofreció una comida especial, tuvimos una corta sobremesa, después mis tíos se prepararon para volver a casa todavía con luz del día.
Nos quedamos tristes por la despedida, el más contento era Jorge, que iba bastante más aliviado de su irritación, sus cuñadas le habían hecho un gran trabajo en su polla.
Continuará
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