Ricardo era un conocido de lafamilia. Para ser mas preciso, Ricardo y su mujer Rosa eran un matrimonio de vecinosde mi abuela, y se habían hecho amigos de la familia. Recuerdo haber compartidoreuniones y cumpleaños con ellos, e inclusive verlo a Ricardo en casa de mispadres, haciendo algún trabajo ya que pertenecía a esa curiosa especie dehombres arregla-todo.
Era un tipo amable y hastaalguna vez entro en el terreno de mis fantasias, no solo por ser maduro, sinoporque tambien su aspecto de tipo común de laburo, me agradaba.
Pero bueno los años pasaron,mi abuela falleció y lamentablemente Rosa contrajo una enfermedad que lamantenía practicamente postrada en la cama. Con lo cual la vida de Ricardocambió sustancialmente. Se dedico al cuidado de su esposa, y fue dejando delado los trabajos que le llevaran mucho tiempo lejos de su casa.
En un momento mis viejosdecidieron poner en venta la casa de la abuela, pero era necesario hacerlevarios arreglos, ya que había permanecido cerrada desde hacia algunos años. Elelegido para la tarea fue obviamente Ricardo. Ese trabajo podía hacerlo ya quevivía al lado y podía darle un vistazo cada tanto a Rosa, al tiempo quetrabajaba dándole una lavada de cara a la casa. Paralelamente yo hable con misviejos, y me ofreci a ayudar a cambio de mudarme ahí hasta que la casa sevendiera, y de ese modo -aunque temporalmente- tener mi propio espacio. Misviejos aceptaron mi propuesta.
Asi fue que empezamos alaburar con Ricardo, en la que había sido la casa de la abuela. Me resultoagradable volver a verlo, si bien se le notaba el agobio por la enfermedad deRosa, se mantenía bien físicamente para los 60 que yo le calculaba. Y al pocotiempo de empezar los arreglos, su actitud cambio. Se lo notaba mas alegre,animado y charlador. Siempre fue un tipo hiperactivo y el volver a trabajar sindudas, lo hizo sentirse mejor.
Como era verano, establecimosla rutina de arrancar temprano, cortábamos al mediodía para comer algo en lacasa de Ricardo y después que aflojaba un poco el calor, seguíamos un rato masa la tarde.
Si bien yo salía con mujeres, siempretuve la fantasia de ser pasivo con un hombre maduro. Para ese entonces ya habíacumplido mi fantasia, pero era algo que mantenía y mantengo en secreto yabsoluta discreción respecto de mi nucleo socio-familiar.
El compartir tantas horas aldia, el comprobar que seguía siendo el buen tipo que yo conocía, el verlomoverse con seguridad y virilidad en el trabajo, el observar sus brazosfuertes, su pancita prominente y obviamente su bulto, sumado a que las charlas dejabande ser triviales, y se volvían mas intimas y picaras, hicieron que Ricardovolviese a instalarse en mi cabeza como un objeto de deseo.
Su mayor habilidad para ellaburo hizo que naturalmente cada uno adoptara roles distintos. Me fuiconvirtiendo en su ayudante, y a la vez era el que traia algo fresco paratomar, cebaba mates y me encargaba de las compras para el almuerzo.
Como me gusta cocinar, meempece a encargar del almuerzo, para no comer fiambre todos los dias.
Fue justamente un mediodíacuando yo estaba en la cocina haciendo un par de churrascos con ensalada,cuando tuve la sensación de ser observado.
Me di vuelta y Ricardo estabaahí parado, en el vano de la puerta mirándome sin decir nada. Le pregunte si pasabaalgo con Rosa, y me dijo que no, que estaba todo bien. Nos miramos un momentomas en silencio. De pronto se disculpo y me dijo que la escena lo hizo pensar. Vermeahí, preparándole el almuerzo, era algo que no le sucedia hacia tiempo. Quenadie le preparaba la comida o le cebaba un mate, hacia mucho tiempo.
Se ve que tenia un diasensible. Durante el almuerzo y la sobremesa, hablo de su pasado y de supresente, de lo bien que se llevaban con Rosa, de su trabajo de muchos años enuna fabrica y de ella, que se encargabade todas las tareas de una mujer, que tenia la casa impecable y que cocinaba muy bien. –como vos- agrego enun momento como disculpándose. Yosimplemente me rei por la comparación.
Durante la tarde siguio el climaintimista mientras trabajabamos. Me confeso que desde la enfermedad de Rosa lascosas habían cambiado mucho, que en ocasiones se sentía muy solo. Que tenia quehacer todo el mismo, y que hasta en el terreno sexual, se tenia que arreglarsolo tambien –me dijo con cierto pudor-.
El tema obviamente meintereso, y le pregunte si ya no tenían relaciones. Me conto que no, que alprincipio lo intentaron, porque a el siempre le gusto mucho el sexo, pero ellase agitaba y con el tiempo fue perdiendo movilidad. De modo que el ahora searreglaba solo.
-Me hago la paja casi todoslos días- me dijo casi en secreto, como para aclararlo.
-Que vitalidad- le dijesonriendo. El morbo por Ricardo en mi cabeza, comenzaba a crecer a pasosagigantados.
Le pregunte si no habíapensado en tener relaciones con otra mujer, aunque mas no fuera con unaprostituta, después de todo seria entendible en un hombre con su virilidad.
Me dijo que no. Que de algunmodo, Rosa se lo había insinuado una vez, pero el le había prometido que nuncaiba a estar con otra mujer, y no pensaba romper su promesa por mucho que lecueste.
No se como sucedió pero nopude contener el impulso y le pregunte: -y nunca pensaste estar con un hombre?
Se quedo mirándomesorprendido… despues volviendo al tono complice se acerco y me dijo: -pero Carlitosa mi me gusta ponerla no que me la pongan.-
-Eso se nota Ricardo- lerespondi, al tiempo que con disimulo mire su bulto que parecíaestar creciendo con la charla.
-Me refiero a un hombre queacepte darte el placer que puede dar una mujer, y de ese modo no incumpliríastu promesa-
Sus ojos adquirieron el brilloque da la excitación. De su boca salieron pausadas, tres palabras: Un puto…claro…
No aguante la carcajada y eltambien se largo a reir de su propia exclamacion.
-No… si yo siempre le dije atus viejos, que vos habías salido muy inteligente- Y al tiempo que volvia asonreir picaramente, me dio una palmada en la cola, que íntimamente disfrutemas alla que la vi como un gesto de cariño y me dijo: -dale gordi, traete unosmates que le doy otra mano a esta pared y terminamos por hoy.
Volvimos a su casa, Ricardofue a ver que Rosa no necesitara nada. Yo pase al baño a refrescarme ycambiarme la remera. Despues fui al living y empece a guardar las cosas en lamochila para irme. Ricardo aparecio en el living, -todo tranquilo… ahora unaducha y a preparar la cena… hoy no tengo cocinero- y largo una carcajada.
Dejando de lado que misratones con Ricardo se habían reactivado hacia días, la charla de hoy habíadisparado algo, se notaba en el ambiente.
Ricardo estaba ahí, exultantesin su remera, como exhibiendo su cuerpo de macho, su pecho peludo, su pancitade hombre común, sus brazos fuertes.
Su confesion de gustarle muchoel sexo, la referencia a mi rol de cocinero, cuando al mediodía en su charlasentimental asignaba ese rol a las mujeres, la cariñosa palmada en la cola y laalegría por mi ocurrencia de cogerse a un puto, sonaban en mi cabeza comosimbolos que debía unir astutamente, como esos dibujos escondidos entrenumeros.
Mientras pensaba estas cosasRicardo seguia dandome charla. Era viernes y hacia referencia a que seguramenteyo tendría programa el fin de semana y que hasta el lunes me iba a extrañar. Lotome como un mensaje, y le dije que no pensaba hacer nada, porque mis amigosquerían ir a bailar y mucho no me gustaba la idea.
Inmediatamente me invito a verla pelea que iban a transmitir el sábado a la noche por la TV. Nunca meintereso el boxeo pero obviamente acepte. Pero le impuse la condicion que yo meencargaba de la cena, haría una pizza, ya que bastante trabajo tenia el, con elcuidado de Rosa y un dia merecia que alguien lo atienda a el.
Remarque lo de –atenderlo- conuna sugestiva amplitud. Por su parte Ricardo acepto mi idea sin discutir y conuna sonrisa de oreja a oreja.
El sabado llegue a la casa deRicardo alrededor de las 20:00 tiempo mas que suficiente para preparar la cenaantes de la pelea. Me abrio la puerta y me sorprendi, estaba acostumbrado averlo en ropa de trabajo pero llevaba unas bermudas de jean una camisa manga cortay ojotas. Hasta me animaria a decir que se habia perfumado y preparado para laocasion.
Yo como de costumbre con miuniforme veraniego, bermudas remera y zapatillas. Y en mi mochila la cena.
Me dijo que me hiciera cargode la cocina que el le daba una medicación a Rosa y volvia.
Guarde el helado en el frezzery en pocos minutos calente y condimente la salsa y la puse en la pre pizza. Loque mas tiempo me llevo fue cortar el queso y un salamín. Pizza calabresa, menuafrodisiaco pense sonriendo.
En el momento que ponía lapizza al horno aparecio Ricardo.
-Hoy que no laburamos… compreun vinito, si la vamos a hacer la hacemos completa no?- Le dije que me gustabael vino y sirvió un par de copas.
Decidimos cenar en la cocina ytomar el helado en el living viendo la pelea. Charlamos animadamente,hicimos bromas, la estabamos pasandobien. En un momento le dije que iba alevantar los platos y servir el helado.
Me quiso ayudar pero lo tomedel brazo y le dije que no. Que la condicion era que hoy yo lo atendía a el. Mesonrio y acepto ir al living a prender la TV.
Lleve el helado y nos sentamosen un sillón de tres cuerpos frente al televisor. El se concetro en la previa de la pelea, yme hacia comentrios sobre las cualidades de cada boxeador. Yo asentia pero micabeza estaba en otro lado, aprovechaba a mirar a Ricardo, si bien no estábamospegados disfrutaba de su cercanía. Seguimos con el vino y entre tomar las copas y alguna explicación de el,nos rozamos un par de veces.
Le dije si queria un cafe y medijo que si, que el lo traia. Le dije nuevamente que no, y aproveche a poneruna mano en su pierna para retenerlo.
–Ok anda vos, gracias sos un genio- y mientras decía esto, el apoyo su mano sobre la mia.
Deje mi mano mientras lepreguntaba si quería solo o cortado, con azucar o edulcorante. El respondia sin sacar tampoco su mano.Oprimi su pierna suavemente para liberar la mano y le dije que volvia con elcafe.
Cuando volvi se habia abiertola camisa y acariciaba su abdomen. –Que rico comimos… te pasaste- dijo
Le agradeci y elogie el vino.Tambien me puse mas comodo me saque las zapatillas y subi los pies a la mesaratona. La pelea termino a los pocos minutos y el se levanto para ir al baño.
La noche se acercaba al fin yyo no habia logrado unir todos los puntos. Fue en ese momento que tome ladecision de apostar mas fuerte. Busque mi celu y revise el grupo whatsapp deamigos, encontre lo que buscaba: un par de videos porno.
Me puse a verlos con airedistraído, pero intencionalmente con la pantalla no muy cerca de modo que cuando Ricardoregresara los viera tambien.
Dio resultado. Llego y sesento y cuando iba a agarrar el control remoto vio mi teléfono.
-Epa.. y eso?—Le explique queeran videos que mandaban al grupo de amigos, que algunos estaban buenos. Aprovechandola situacion me acerque y comparti la pantalla. Miraba excitado y hacia alguncomentario, instintivamente un par de veces se acomodo el bulto que empezo amarcársele. Yo disfrutaba del contacto y lo alentaba con los comentario, ymiraba su bulto con disimulo.
-Toma termina de mirarlo voyhasta el baño.- Dije, aproveche a refrescarme y pensar. Cuando volvi seguía mirando ahora con una mano sobre su bulto.
-Que buenos amigos tenes, tomasino sigo mirando toda la noche.- y me dio el telefono.
Me sente bastante cerca ymirandolo le dije: -Bueno no te podes quejar, te cocine, te atendí y ahora tedeje un buen estimulo para que te hagas una placentera paja.- Le dije señalando su mano en el bulto. Elsonrio y retiro la mano.
-Estaban muy buenos losvideos, pero ojo que Ricardito tiene lo suyo tambien- Me dijo al tiempo que meguiñaba un ojo y se incorporaba. Se fue por el pasillo, volvio y me hizo señasque Rosa dormía, fue a la cocina y encendio la radio con música a mediovolumen.
Se sento cerca mio y tomo elcontrol remoto, bajo el volumen de la TV y empezo a hacer zapping. Llego adonde queria, un canal porno. En voz baja me dijo: -Contrate el canal porno,Rosa no sabe ojo… pero bueno este es mi momento de placer a la noche-.
-Muy bien… entonces hoy segurote vas a hacer una-
-Despues de como me atendiste,el vinito y los videos… ni hablar- dijo mientras se acariciaba con placer elbulto.
-Y dale… empeza…-le dijemirándolo a los ojos.
Se sorprendio pero no dejo deacariciarse.-Ahora… no… despues…-
-Por que despues? Si tenesganas..- apoye mi mano en su pierna bastante cerca de su bulto pero sin llegara tocarlo.
-Dale animate, no me voy aasustar, hoy me decias que hace años que no estas con nadie.-
-Pero ahora delante de tuyo?-me pregunto empezando a entusiasmarse.
-Si.. es una manera distintade hacerlo con alguien, cambiar de hacerlo solo… si estas caliente y se nota…-
Estaba confundido, miraba elvideo, se acariciaba, me miraba a mi. –Bueno pero mira que lo hago, no me estasjodiendo no?-
Sonrei –no… dale…. Y acaricienuevamente su pierna.
Se incorporo de golpe, fuenuevamente hasta el pasillo, paso por la cocina y volvió con un rollo decocina. –Le entorne la puerta a Rosa tiene el llamador cualquier cosa, y estoes para no manchar- se justifico del procedimiento. – Bueno…. Empiezo….-
Se bajo el cierre de labermuda y metio la mano. Al instante aparecio la cabeza de su pija, estaba algoparada pero todavía la piel cubria parte de la cabeza. En ningun momento saquela mano de su pierna y en los movimientos su mano rozaba la mia. Lo note tensopero excitado.
-Tranquilo…. DisfrutaloRicardo .. tomalo como una atencion en tu dia especial.- Relajo su cuello, suverga comenzaba a crecer con el movimiento. Suspiro..
-Bien… asi… disfruta.. hacemucho tiempo que nadie mas que vos ve tu verga… y hoy la estoy viendo yo…
-Te gusta? – me preguntocomo alguien que busca aprobación
-Si… se te esta poniendo muydura- y sin dudarlo acerque mi mano y acompañe los movimientos de la suya.
-Hace mucho que nadie te tocala pija no?- le pregunte al tiempo que tomaba el timon del movimiento.
-Pero no tenes que hacerlovos…- dijo pero a la vez aceptaba mis caricias.
-shhhh… vos disfruta… es tunoche.-
Con mi mano libre retire lasuya. Le desabroche el boton de la bermuda y con su ayuda en un momento estabanen sus tobillos junto a su boxer.
El se relajo… se deslizo unpoco en el sillón, separo mas las piernas y apoyo ambos brazos en el respaldo.Yo me incline un poco y empece a disfrutar. Sentia en mis manos como el calorde la sangre que llenaba las cavernas de esa verga que muchas veces habiaimaginado tocar.
Habia encontrado los resortespara que ese macho que habia deseado tantas veces, se calentara. Disfrutaba delcalor de ese tronco, de como quedaba expuesta la cabeza rosada que contrastabacon su piel morocha.
Con mi mano libre acarice larugosidad de sus bolas, el vello de su pelvis, su abdomen agitado y satisfecho.
Lo escuchaba respirar y gemir.
Senti que una de sus manos seapoyaba en mi hombro, subia lentamente hacia mi nuca. Sabia lo que venia. Esamano de trabajo, fuerte, se apoyaba ahora en mi nuca y ejercia una leve presionindicando lo que ese macho queria.
Accedi hasta un punto. Megusta que el macho tome la inciativa con seguridad, y Ricardo quiza por nervioso falta de costumbre habia dudado.
Segui masturbándolo, al tiempoque con mi cara ya mas cerca de su verga, jugué con la punta de mi lengua porsu pelvis y su abdomen.
El entendio el mensaje, estavez con mas firmeza guio mi cabeza hacia abajo. Me deje llevar hasta el final,simplemente entreabri los labios y su verga entro plena en mi boca. Senti elcalor en el paladar, envolví la cabeza con mi lengua, disfrute de la suavidadde su piel.
Cuando me disponía a recorrersu tronco, sentí que su mano se afirmaba en mi nuca y su pelvis comenzaba unrítmico movimiento. Ricardo que hace un instante habia dudado, ahora se habiasoltado y me estaba cogiendo la bocacada vez con mas fuerza.
Hay una sutil pero placenteradiferencia -al menos para mi- entre chuparle la pija a un macho y que el macho te la haga chupar.
Ricardo me estaba haciendochupar, tragar, comer su pija. En cada embestida sentía como su bolas chocabancontra mi mejilla. Relaje mi garganta y lo recibia hasta el fondo en cadaoportunidad. Sentia su voz en susurros: -toma… toma…toma-
Cuando sentí que ya no podíamas, abri mas mi boca y aplaste mi cara contra su pelvis. Contuve el movimientode sus piernas con mis manos. El dio una ultima embestida, gimio y se arqueopara despues dejarse caer en el sillon. Su pija salio de mi boca como un mastilbrilloso, empapado de mi saliva. Le dije que fueramos despacio que teníamostiempo.
Empece a chuparsela de nuevo,pasando mi lengua desde el tronco hasta la cabeza. Se relajo y disfruto. Sumano dejo mi nuca y bajo hacia mi cadera. Intento meterla bajo mi bermuda, comono podía, desabroche el boton de la cintura y pudo acceder. Tanteo mi slip ymetió la mano por dentro y empezó a acariciarme las nalgas, a apretarlas, apasar sus dedos por mi raya.
Cada caricia me estimulaba achupar mas su hermosa verga. Asi estuvimos un buen rato hasta que sentí querespiraba mas profundo, sus caricias se aceleraron, me estrujaba los cachetes,los palmeaba.
Se inclino acercándose a mioído y dijo: -quiero… - e interrumpió su frase. Inmediatamente comprendi y lacomplete: -queres cogerme?-
-Si… si… quiero dartela por elculo- dijo ansioso. No lo dude, me incorpore y busque en el bolsillo de mimochila una caja de forros, yo mismo le puse uno y despues me puse gel en lacola para lubricarla.
El me miraba parado con lapija como un garrote. Me acomode en 4 a lo largo del sillon.
-Dale Ricardo pero vamosdespacio.-
Se acomodo detrás mio, me lapaso por la raya hasta encontrar el orificio. Se ubico y empezó a empujarlentamente.
Siempre tuve buena dilatación,su verga entro suave hasta la mitad. Con un gesto lo detuve. Queria sentirlo,queria gozar cada milímetro que entraba dentro mio. Cuando el placer meenvolvía, curve mi espalda y empece a buscarlo con mi cola. Se percato y semantuvo firme. Retrocediendo con mi cadera me la meti entera. Me temblaron laspiernas de placer.-Quietito …. Quietito…- le pedi y me espero.
Disfrute unos segundo ycomencé lentamente con un vaivén que el acompaño armónicamente. No pasaronmuchos minutos para que el tomara el ritmo. Otra vez se habia liberado, sentíael placer en cada bombeo.
Empezo a acelerar cada vez masy mas, en un momento se acerco a mi oído y con la voz agitada me dijo: -
Te gusta que te la de por elculo, no Rosita?-
El inconsciente lo habiatraicionado, en un instante pensé que el placer y el sexo no tienen nombres niidentidades sino en nuestra imaginación.
Con semejante placer queestaba sintiendo, que importaban los nombres. –Si Ricardo… si, rómpemelo todo-le respondi.
Fue la llave que abrió supasión, se afirmo de mis hombros y me empezó a bombear como un toro, la músicade la radio apenas tapaba el sonido del choque de su cuerpo contra el mio, meafirme con los brazos para no perder el equilibrio, me daba pija hasta el fondode mis entrañas, una y otra y otra. Parecia que cada vez se impulsaba mas, suverga salía casi entera y volvia entrar hasta el limite, sentía su respiración,sus gotas de sudor que caian en mi espalda, hasta que escuche que contenía unsegundo la respiración y despues explotaba en un grito ahogado al tiempo que meclavava hasta el fondo. Su placer habia estallado, movi y menee mi colabuscando que sacara hasta la ultima gota. Se quedo un instante sosteniéndomefirme de la cadera y me la fue sacando despacio. Cuando termino, me deje caersobre el sillon, me dolían los brazos y las piernas de soportar sus embates.Una sonrisa de felicidad se dibujo en mi cara. El permaneció parado en silencio, no se si mirándome o mirando laescena. De pronto sentí sus manos asperas apretando mis nalgas al tiempo quecerca de mi oído, me decía: -que pedazo de culo que tenes-
Este fue el primer encuentrocon Ricardo, el primero de los varios que se dieron durante la etapa dereparación de la casa, y durante los seis meses que fui su vecino.
La pasamos genial, gozamos yjugamos, fue el técnico de TV, el plomero y el gasista que venia a hacerreparaciones a mi casa y yo muchas veces fui sabiéndolo o no su Rosita. Peroesas son otras historias.
Era un tipo amable y hastaalguna vez entro en el terreno de mis fantasias, no solo por ser maduro, sinoporque tambien su aspecto de tipo común de laburo, me agradaba.
Pero bueno los años pasaron,mi abuela falleció y lamentablemente Rosa contrajo una enfermedad que lamantenía practicamente postrada en la cama. Con lo cual la vida de Ricardocambió sustancialmente. Se dedico al cuidado de su esposa, y fue dejando delado los trabajos que le llevaran mucho tiempo lejos de su casa.
En un momento mis viejosdecidieron poner en venta la casa de la abuela, pero era necesario hacerlevarios arreglos, ya que había permanecido cerrada desde hacia algunos años. Elelegido para la tarea fue obviamente Ricardo. Ese trabajo podía hacerlo ya quevivía al lado y podía darle un vistazo cada tanto a Rosa, al tiempo quetrabajaba dándole una lavada de cara a la casa. Paralelamente yo hable con misviejos, y me ofreci a ayudar a cambio de mudarme ahí hasta que la casa sevendiera, y de ese modo -aunque temporalmente- tener mi propio espacio. Misviejos aceptaron mi propuesta.
Asi fue que empezamos alaburar con Ricardo, en la que había sido la casa de la abuela. Me resultoagradable volver a verlo, si bien se le notaba el agobio por la enfermedad deRosa, se mantenía bien físicamente para los 60 que yo le calculaba. Y al pocotiempo de empezar los arreglos, su actitud cambio. Se lo notaba mas alegre,animado y charlador. Siempre fue un tipo hiperactivo y el volver a trabajar sindudas, lo hizo sentirse mejor.
Como era verano, establecimosla rutina de arrancar temprano, cortábamos al mediodía para comer algo en lacasa de Ricardo y después que aflojaba un poco el calor, seguíamos un rato masa la tarde.
Si bien yo salía con mujeres, siempretuve la fantasia de ser pasivo con un hombre maduro. Para ese entonces ya habíacumplido mi fantasia, pero era algo que mantenía y mantengo en secreto yabsoluta discreción respecto de mi nucleo socio-familiar.
El compartir tantas horas aldia, el comprobar que seguía siendo el buen tipo que yo conocía, el verlomoverse con seguridad y virilidad en el trabajo, el observar sus brazosfuertes, su pancita prominente y obviamente su bulto, sumado a que las charlas dejabande ser triviales, y se volvían mas intimas y picaras, hicieron que Ricardovolviese a instalarse en mi cabeza como un objeto de deseo.
Su mayor habilidad para ellaburo hizo que naturalmente cada uno adoptara roles distintos. Me fuiconvirtiendo en su ayudante, y a la vez era el que traia algo fresco paratomar, cebaba mates y me encargaba de las compras para el almuerzo.
Como me gusta cocinar, meempece a encargar del almuerzo, para no comer fiambre todos los dias.
Fue justamente un mediodíacuando yo estaba en la cocina haciendo un par de churrascos con ensalada,cuando tuve la sensación de ser observado.
Me di vuelta y Ricardo estabaahí parado, en el vano de la puerta mirándome sin decir nada. Le pregunte si pasabaalgo con Rosa, y me dijo que no, que estaba todo bien. Nos miramos un momentomas en silencio. De pronto se disculpo y me dijo que la escena lo hizo pensar. Vermeahí, preparándole el almuerzo, era algo que no le sucedia hacia tiempo. Quenadie le preparaba la comida o le cebaba un mate, hacia mucho tiempo.
Se ve que tenia un diasensible. Durante el almuerzo y la sobremesa, hablo de su pasado y de supresente, de lo bien que se llevaban con Rosa, de su trabajo de muchos años enuna fabrica y de ella, que se encargabade todas las tareas de una mujer, que tenia la casa impecable y que cocinaba muy bien. –como vos- agrego enun momento como disculpándose. Yosimplemente me rei por la comparación.
Durante la tarde siguio el climaintimista mientras trabajabamos. Me confeso que desde la enfermedad de Rosa lascosas habían cambiado mucho, que en ocasiones se sentía muy solo. Que tenia quehacer todo el mismo, y que hasta en el terreno sexual, se tenia que arreglarsolo tambien –me dijo con cierto pudor-.
El tema obviamente meintereso, y le pregunte si ya no tenían relaciones. Me conto que no, que alprincipio lo intentaron, porque a el siempre le gusto mucho el sexo, pero ellase agitaba y con el tiempo fue perdiendo movilidad. De modo que el ahora searreglaba solo.
-Me hago la paja casi todoslos días- me dijo casi en secreto, como para aclararlo.
-Que vitalidad- le dijesonriendo. El morbo por Ricardo en mi cabeza, comenzaba a crecer a pasosagigantados.
Le pregunte si no habíapensado en tener relaciones con otra mujer, aunque mas no fuera con unaprostituta, después de todo seria entendible en un hombre con su virilidad.
Me dijo que no. Que de algunmodo, Rosa se lo había insinuado una vez, pero el le había prometido que nuncaiba a estar con otra mujer, y no pensaba romper su promesa por mucho que lecueste.
No se como sucedió pero nopude contener el impulso y le pregunte: -y nunca pensaste estar con un hombre?
Se quedo mirándomesorprendido… despues volviendo al tono complice se acerco y me dijo: -pero Carlitosa mi me gusta ponerla no que me la pongan.-
-Eso se nota Ricardo- lerespondi, al tiempo que con disimulo mire su bulto que parecíaestar creciendo con la charla.
-Me refiero a un hombre queacepte darte el placer que puede dar una mujer, y de ese modo no incumpliríastu promesa-
Sus ojos adquirieron el brilloque da la excitación. De su boca salieron pausadas, tres palabras: Un puto…claro…
No aguante la carcajada y eltambien se largo a reir de su propia exclamacion.
-No… si yo siempre le dije atus viejos, que vos habías salido muy inteligente- Y al tiempo que volvia asonreir picaramente, me dio una palmada en la cola, que íntimamente disfrutemas alla que la vi como un gesto de cariño y me dijo: -dale gordi, traete unosmates que le doy otra mano a esta pared y terminamos por hoy.
Volvimos a su casa, Ricardofue a ver que Rosa no necesitara nada. Yo pase al baño a refrescarme ycambiarme la remera. Despues fui al living y empece a guardar las cosas en lamochila para irme. Ricardo aparecio en el living, -todo tranquilo… ahora unaducha y a preparar la cena… hoy no tengo cocinero- y largo una carcajada.
Dejando de lado que misratones con Ricardo se habían reactivado hacia días, la charla de hoy habíadisparado algo, se notaba en el ambiente.
Ricardo estaba ahí, exultantesin su remera, como exhibiendo su cuerpo de macho, su pecho peludo, su pancitade hombre común, sus brazos fuertes.
Su confesion de gustarle muchoel sexo, la referencia a mi rol de cocinero, cuando al mediodía en su charlasentimental asignaba ese rol a las mujeres, la cariñosa palmada en la cola y laalegría por mi ocurrencia de cogerse a un puto, sonaban en mi cabeza comosimbolos que debía unir astutamente, como esos dibujos escondidos entrenumeros.
Mientras pensaba estas cosasRicardo seguia dandome charla. Era viernes y hacia referencia a que seguramenteyo tendría programa el fin de semana y que hasta el lunes me iba a extrañar. Lotome como un mensaje, y le dije que no pensaba hacer nada, porque mis amigosquerían ir a bailar y mucho no me gustaba la idea.
Inmediatamente me invito a verla pelea que iban a transmitir el sábado a la noche por la TV. Nunca meintereso el boxeo pero obviamente acepte. Pero le impuse la condicion que yo meencargaba de la cena, haría una pizza, ya que bastante trabajo tenia el, con elcuidado de Rosa y un dia merecia que alguien lo atienda a el.
Remarque lo de –atenderlo- conuna sugestiva amplitud. Por su parte Ricardo acepto mi idea sin discutir y conuna sonrisa de oreja a oreja.
El sabado llegue a la casa deRicardo alrededor de las 20:00 tiempo mas que suficiente para preparar la cenaantes de la pelea. Me abrio la puerta y me sorprendi, estaba acostumbrado averlo en ropa de trabajo pero llevaba unas bermudas de jean una camisa manga cortay ojotas. Hasta me animaria a decir que se habia perfumado y preparado para laocasion.
Yo como de costumbre con miuniforme veraniego, bermudas remera y zapatillas. Y en mi mochila la cena.
Me dijo que me hiciera cargode la cocina que el le daba una medicación a Rosa y volvia.
Guarde el helado en el frezzery en pocos minutos calente y condimente la salsa y la puse en la pre pizza. Loque mas tiempo me llevo fue cortar el queso y un salamín. Pizza calabresa, menuafrodisiaco pense sonriendo.
En el momento que ponía lapizza al horno aparecio Ricardo.
-Hoy que no laburamos… compreun vinito, si la vamos a hacer la hacemos completa no?- Le dije que me gustabael vino y sirvió un par de copas.
Decidimos cenar en la cocina ytomar el helado en el living viendo la pelea. Charlamos animadamente,hicimos bromas, la estabamos pasandobien. En un momento le dije que iba alevantar los platos y servir el helado.
Me quiso ayudar pero lo tomedel brazo y le dije que no. Que la condicion era que hoy yo lo atendía a el. Mesonrio y acepto ir al living a prender la TV.
Lleve el helado y nos sentamosen un sillón de tres cuerpos frente al televisor. El se concetro en la previa de la pelea, yme hacia comentrios sobre las cualidades de cada boxeador. Yo asentia pero micabeza estaba en otro lado, aprovechaba a mirar a Ricardo, si bien no estábamospegados disfrutaba de su cercanía. Seguimos con el vino y entre tomar las copas y alguna explicación de el,nos rozamos un par de veces.
Le dije si queria un cafe y medijo que si, que el lo traia. Le dije nuevamente que no, y aproveche a poneruna mano en su pierna para retenerlo.
–Ok anda vos, gracias sos un genio- y mientras decía esto, el apoyo su mano sobre la mia.
Deje mi mano mientras lepreguntaba si quería solo o cortado, con azucar o edulcorante. El respondia sin sacar tampoco su mano.Oprimi su pierna suavemente para liberar la mano y le dije que volvia con elcafe.
Cuando volvi se habia abiertola camisa y acariciaba su abdomen. –Que rico comimos… te pasaste- dijo
Le agradeci y elogie el vino.Tambien me puse mas comodo me saque las zapatillas y subi los pies a la mesaratona. La pelea termino a los pocos minutos y el se levanto para ir al baño.
La noche se acercaba al fin yyo no habia logrado unir todos los puntos. Fue en ese momento que tome ladecision de apostar mas fuerte. Busque mi celu y revise el grupo whatsapp deamigos, encontre lo que buscaba: un par de videos porno.
Me puse a verlos con airedistraído, pero intencionalmente con la pantalla no muy cerca de modo que cuando Ricardoregresara los viera tambien.
Dio resultado. Llego y sesento y cuando iba a agarrar el control remoto vio mi teléfono.
-Epa.. y eso?—Le explique queeran videos que mandaban al grupo de amigos, que algunos estaban buenos. Aprovechandola situacion me acerque y comparti la pantalla. Miraba excitado y hacia alguncomentario, instintivamente un par de veces se acomodo el bulto que empezo amarcársele. Yo disfrutaba del contacto y lo alentaba con los comentario, ymiraba su bulto con disimulo.
-Toma termina de mirarlo voyhasta el baño.- Dije, aproveche a refrescarme y pensar. Cuando volvi seguía mirando ahora con una mano sobre su bulto.
-Que buenos amigos tenes, tomasino sigo mirando toda la noche.- y me dio el telefono.
Me sente bastante cerca ymirandolo le dije: -Bueno no te podes quejar, te cocine, te atendí y ahora tedeje un buen estimulo para que te hagas una placentera paja.- Le dije señalando su mano en el bulto. Elsonrio y retiro la mano.
-Estaban muy buenos losvideos, pero ojo que Ricardito tiene lo suyo tambien- Me dijo al tiempo que meguiñaba un ojo y se incorporaba. Se fue por el pasillo, volvio y me hizo señasque Rosa dormía, fue a la cocina y encendio la radio con música a mediovolumen.
Se sento cerca mio y tomo elcontrol remoto, bajo el volumen de la TV y empezo a hacer zapping. Llego adonde queria, un canal porno. En voz baja me dijo: -Contrate el canal porno,Rosa no sabe ojo… pero bueno este es mi momento de placer a la noche-.
-Muy bien… entonces hoy segurote vas a hacer una-
-Despues de como me atendiste,el vinito y los videos… ni hablar- dijo mientras se acariciaba con placer elbulto.
-Y dale… empeza…-le dijemirándolo a los ojos.
Se sorprendio pero no dejo deacariciarse.-Ahora… no… despues…-
-Por que despues? Si tenesganas..- apoye mi mano en su pierna bastante cerca de su bulto pero sin llegara tocarlo.
-Dale animate, no me voy aasustar, hoy me decias que hace años que no estas con nadie.-
-Pero ahora delante de tuyo?-me pregunto empezando a entusiasmarse.
-Si.. es una manera distintade hacerlo con alguien, cambiar de hacerlo solo… si estas caliente y se nota…-
Estaba confundido, miraba elvideo, se acariciaba, me miraba a mi. –Bueno pero mira que lo hago, no me estasjodiendo no?-
Sonrei –no… dale…. Y acaricienuevamente su pierna.
Se incorporo de golpe, fuenuevamente hasta el pasillo, paso por la cocina y volvió con un rollo decocina. –Le entorne la puerta a Rosa tiene el llamador cualquier cosa, y estoes para no manchar- se justifico del procedimiento. – Bueno…. Empiezo….-
Se bajo el cierre de labermuda y metio la mano. Al instante aparecio la cabeza de su pija, estaba algoparada pero todavía la piel cubria parte de la cabeza. En ningun momento saquela mano de su pierna y en los movimientos su mano rozaba la mia. Lo note tensopero excitado.
-Tranquilo…. DisfrutaloRicardo .. tomalo como una atencion en tu dia especial.- Relajo su cuello, suverga comenzaba a crecer con el movimiento. Suspiro..
-Bien… asi… disfruta.. hacemucho tiempo que nadie mas que vos ve tu verga… y hoy la estoy viendo yo…
-Te gusta? – me preguntocomo alguien que busca aprobación
-Si… se te esta poniendo muydura- y sin dudarlo acerque mi mano y acompañe los movimientos de la suya.
-Hace mucho que nadie te tocala pija no?- le pregunte al tiempo que tomaba el timon del movimiento.
-Pero no tenes que hacerlovos…- dijo pero a la vez aceptaba mis caricias.
-shhhh… vos disfruta… es tunoche.-
Con mi mano libre retire lasuya. Le desabroche el boton de la bermuda y con su ayuda en un momento estabanen sus tobillos junto a su boxer.
El se relajo… se deslizo unpoco en el sillón, separo mas las piernas y apoyo ambos brazos en el respaldo.Yo me incline un poco y empece a disfrutar. Sentia en mis manos como el calorde la sangre que llenaba las cavernas de esa verga que muchas veces habiaimaginado tocar.
Habia encontrado los resortespara que ese macho que habia deseado tantas veces, se calentara. Disfrutaba delcalor de ese tronco, de como quedaba expuesta la cabeza rosada que contrastabacon su piel morocha.
Con mi mano libre acarice larugosidad de sus bolas, el vello de su pelvis, su abdomen agitado y satisfecho.
Lo escuchaba respirar y gemir.
Senti que una de sus manos seapoyaba en mi hombro, subia lentamente hacia mi nuca. Sabia lo que venia. Esamano de trabajo, fuerte, se apoyaba ahora en mi nuca y ejercia una leve presionindicando lo que ese macho queria.
Accedi hasta un punto. Megusta que el macho tome la inciativa con seguridad, y Ricardo quiza por nervioso falta de costumbre habia dudado.
Segui masturbándolo, al tiempoque con mi cara ya mas cerca de su verga, jugué con la punta de mi lengua porsu pelvis y su abdomen.
El entendio el mensaje, estavez con mas firmeza guio mi cabeza hacia abajo. Me deje llevar hasta el final,simplemente entreabri los labios y su verga entro plena en mi boca. Senti elcalor en el paladar, envolví la cabeza con mi lengua, disfrute de la suavidadde su piel.
Cuando me disponía a recorrersu tronco, sentí que su mano se afirmaba en mi nuca y su pelvis comenzaba unrítmico movimiento. Ricardo que hace un instante habia dudado, ahora se habiasoltado y me estaba cogiendo la bocacada vez con mas fuerza.
Hay una sutil pero placenteradiferencia -al menos para mi- entre chuparle la pija a un macho y que el macho te la haga chupar.
Ricardo me estaba haciendochupar, tragar, comer su pija. En cada embestida sentía como su bolas chocabancontra mi mejilla. Relaje mi garganta y lo recibia hasta el fondo en cadaoportunidad. Sentia su voz en susurros: -toma… toma…toma-
Cuando sentí que ya no podíamas, abri mas mi boca y aplaste mi cara contra su pelvis. Contuve el movimientode sus piernas con mis manos. El dio una ultima embestida, gimio y se arqueopara despues dejarse caer en el sillon. Su pija salio de mi boca como un mastilbrilloso, empapado de mi saliva. Le dije que fueramos despacio que teníamostiempo.
Empece a chuparsela de nuevo,pasando mi lengua desde el tronco hasta la cabeza. Se relajo y disfruto. Sumano dejo mi nuca y bajo hacia mi cadera. Intento meterla bajo mi bermuda, comono podía, desabroche el boton de la cintura y pudo acceder. Tanteo mi slip ymetió la mano por dentro y empezó a acariciarme las nalgas, a apretarlas, apasar sus dedos por mi raya.
Cada caricia me estimulaba achupar mas su hermosa verga. Asi estuvimos un buen rato hasta que sentí querespiraba mas profundo, sus caricias se aceleraron, me estrujaba los cachetes,los palmeaba.
Se inclino acercándose a mioído y dijo: -quiero… - e interrumpió su frase. Inmediatamente comprendi y lacomplete: -queres cogerme?-
-Si… si… quiero dartela por elculo- dijo ansioso. No lo dude, me incorpore y busque en el bolsillo de mimochila una caja de forros, yo mismo le puse uno y despues me puse gel en lacola para lubricarla.
El me miraba parado con lapija como un garrote. Me acomode en 4 a lo largo del sillon.
-Dale Ricardo pero vamosdespacio.-
Se acomodo detrás mio, me lapaso por la raya hasta encontrar el orificio. Se ubico y empezó a empujarlentamente.
Siempre tuve buena dilatación,su verga entro suave hasta la mitad. Con un gesto lo detuve. Queria sentirlo,queria gozar cada milímetro que entraba dentro mio. Cuando el placer meenvolvía, curve mi espalda y empece a buscarlo con mi cola. Se percato y semantuvo firme. Retrocediendo con mi cadera me la meti entera. Me temblaron laspiernas de placer.-Quietito …. Quietito…- le pedi y me espero.
Disfrute unos segundo ycomencé lentamente con un vaivén que el acompaño armónicamente. No pasaronmuchos minutos para que el tomara el ritmo. Otra vez se habia liberado, sentíael placer en cada bombeo.
Empezo a acelerar cada vez masy mas, en un momento se acerco a mi oído y con la voz agitada me dijo: -
Te gusta que te la de por elculo, no Rosita?-
El inconsciente lo habiatraicionado, en un instante pensé que el placer y el sexo no tienen nombres niidentidades sino en nuestra imaginación.
Con semejante placer queestaba sintiendo, que importaban los nombres. –Si Ricardo… si, rómpemelo todo-le respondi.
Fue la llave que abrió supasión, se afirmo de mis hombros y me empezó a bombear como un toro, la músicade la radio apenas tapaba el sonido del choque de su cuerpo contra el mio, meafirme con los brazos para no perder el equilibrio, me daba pija hasta el fondode mis entrañas, una y otra y otra. Parecia que cada vez se impulsaba mas, suverga salía casi entera y volvia entrar hasta el limite, sentía su respiración,sus gotas de sudor que caian en mi espalda, hasta que escuche que contenía unsegundo la respiración y despues explotaba en un grito ahogado al tiempo que meclavava hasta el fondo. Su placer habia estallado, movi y menee mi colabuscando que sacara hasta la ultima gota. Se quedo un instante sosteniéndomefirme de la cadera y me la fue sacando despacio. Cuando termino, me deje caersobre el sillon, me dolían los brazos y las piernas de soportar sus embates.Una sonrisa de felicidad se dibujo en mi cara. El permaneció parado en silencio, no se si mirándome o mirando laescena. De pronto sentí sus manos asperas apretando mis nalgas al tiempo quecerca de mi oído, me decía: -que pedazo de culo que tenes-
Este fue el primer encuentrocon Ricardo, el primero de los varios que se dieron durante la etapa dereparación de la casa, y durante los seis meses que fui su vecino.
La pasamos genial, gozamos yjugamos, fue el técnico de TV, el plomero y el gasista que venia a hacerreparaciones a mi casa y yo muchas veces fui sabiéndolo o no su Rosita. Peroesas son otras historias.
2 comentarios - La buena accion del dia