Te dejo los links de todo el post:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3193351/Pablo---Primera-parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/3193926/Pablo---Segunda-parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/3194483/Pablo---Tercera-parte.html
Advertencia:
Todo lo aquí relatado forma parte de mis vivencias personales a lo largo de mi vida. Los nombres de los personajes fueron deliberadamente cambiados para proteger a los verdaderos protagonistas de los hechos acontecidos. Es un relato autobiográfico.
Seis y media de la mañana del martes y el despertador ya estaba sonando. Rápidamente me levante y me fui directo a la ducha, un desayuno rápido y corriendo al natatorio del club. Iba a ser un día muy largo y yo no podía sacarme de la cabeza a Pablo, tenía unas ganas locas de volver a disfrutarlo. Y de repente, cuando estoy estacionando en el club, un mensaje en el móvil…
-“Soy Pablo… Necesito que nos veamos hoy…”
Lo tenía loco de deseo, ayer lunes le conteste con monosílabos cada uno de sus mensajes, y eso me excitaba aún más; me moría por verlo de nuevo arrodillado y con mi pija en su garganta, sabía muy bien como chuparla y lo disfrutábamos ambos. Le conteste el mensaje diciéndole.
-“Pasa por el club al mediodía, que la tengo durísima y con ganas de cogerte...”
Cinco segundos más tarde respondió…
-“Ok… Allí estaré a eso de las 12.30 hs…”
Pase toda la mañana dando clases dentro del agua, desconcentrado y con la verga semi-erecta, deseando que llegase la hora del almuerzo. Con los compañeros de trabajo íbamos generalmente a comer a un par de cuadras del club, en un barcito tipo bodegón, donde se comía bien y barato. Diez minutos antes de la hora acordada, un nuevo mensaje…
-“Ya estoy en el estacionamiento del club… Te espero al lado de tu auto...”
Era claro que estaba ansioso, aunque yo también lo estaba…
-“Ya es la hora de comer...” Dijo uno de mis compañeros...
-“Si… Vamos que ya tengo un hambre...” Respondió otro...
-“¿Vos no venís, Eduardo…?” Me pregunto un tercero...
-“No, hoy no voy... Ha venido un profesor amigo y tenemos que arreglar un asuntito de laburo para las vacaciones...” Mentí...
-“Debe ser un laburo importante para que justamente vos, no quieras almorzar...”
Me contestó sonriendo y los demás le hicieron el coro de risas...
-“Si… Si… Es tan importante que no puede esperar, los veo más tarde...”
Y así se fueron marchando todos. Cuando ya los vi alejarse, fui hasta la puerta del club rumbo al estacionamiento en donde Pablo estaría esperándome. Él estaba apoyado en el capot de mi auto, ansioso y un poco nervioso. Pero al verme se le ilumino la cara. Me sonrió pícaramente, y nos saludamos con un beso en la mejilla…
-“¿Qué tal Pablo…?”
-“Ya lo sabes… Con muchas ganas de verte... Espero no haberte molestado pero es que el domingo, después que te fuiste, me dejaste muy caliente... Y encima, ayer no me diste ni la hora cada vez que te mandaba un mensajito…”
-“Lo sé… Esa era un poco la intención… Sabía que así estarías bien caliente y con más ganas de volver a vernos y de tener nuevamente a mi pija para vos...”
-“No te lo podes imaginas… Apenas si he podido dormir durante estos dos días de la calentura que tengo contigo...”
-“Tranquilo que ahora te la quito…” Le dije mientras llevaba mi mano a mi verga que ya estaba bastante dura…
El siguió mi mano con su mirada, y mordió su labio inferior cuando yo apretaba mi pija que se marcaba perfectamente en el jogging que tenía puesto…
-“¿Nos vamos ya…? ¿O qué…?”
-“¿Irnos…? No nos vamos a ningún lado… Te voy a coger aquí en el club...”
-“Yo pensé que iríamos a algún sitio más discreto…”
-“Tranquilo... El club a esta hora está casi vacío... Hay un quincho en el fondo que los días de semana nadie utiliza y tenemos un buen rato hasta que mis compañeros vuelvan…”
Me di la vuelta y comencé a caminar hacia el quincho, él me seguía mirando hacia todos los lados, supongo que para asegurarse que no había nadie cerca. Una vez que entramos, me dirigí hacia las ventanas para correr las cortinas y evitar miradas indiscretas. El quincho disponía de varios bancos de madera, y me senté a horcajadas de uno donde tenía pensado cogerme a Pablo. A él se lo notaba nervioso, pero el morbo le podía y yo sabía que lo tenía para mí, que hoy iba a hacer todo lo que le pidiese. Pablo se sentó en la otra punta del banco y me miraba sin saber qué hacer…
-“¿Piensas quedarte ahí todo el tiempo…? Acércate y arrodíllate para empezar a comerme la pija...”
No tuve que decir nada más, en un segundo lo tenía ante mí, acariciando mi verga desesperado, mientras con la otra mano se disponía a quitarme el pantalón. Verlo así me calentaba mucho y mi pija estaba ya a punto de explotar. Bajo rápidamente mis pantalones y mi bóxer, dejando mi verga libre por fin, la miro durante un segundo, mientras relamía sus labios y se la metió de golpe hasta el fondo de su garganta. La metía y la sacaba con ansias, mientras gemía como un bebe, estaba disfrutando y yo también. Jugaba con su lengua en la punta de mi glande, se la tragaba, la sacaba, la chupaba, lamia mis bolas y mis muslos y volvía a metérsela entera. Estaba fuera de sí, y yo solo gozaba…
-“Trágate los huevos… Están llenos de la leche que voy a dejar en tu culo...”
Me senté cómodamente en el banco con las piernas bien abiertas, con la pija mirando al techo y las bolas colgando, desafiantes, brillantes por la saliva de Pablo. Él se recostó en el suelo y comenzó a comerme los huevos, primero los lamia tímidamente, jugando con ellos y sopesándolos, pero no tardo en meterse uno en la boca y después el otro. Comienzo a masturbarme con la escena, pero él al verme como me pajeaba inmediatamente aparto mi mano, y volvió a meterse mi verga en la boca, para seguir con la mamada…
-“Desnúdate que quiero comerte el culo...”
Y casi arrancándose la ropa, se desnudó en unos segundos. Lo lleve hasta al banco y lo coloque ahí de rodillas, con las piernas bien abiertas mostrándome su ojete. Metí uno de mis dedos en mi boca y humedeciéndolo un poco con saliva se lo metí de golpe en el culo. Él no se lo esperaba y se arqueo de placer y dolor. Saque el dedo y escupí un poco en su culo, separe bien sus nalgas y comencé a comérselo. Pasaba mi lengua de arriba a abajo, dibujaba círculos alrededor de su agujero e incluso introducía mi lengua en él, mientras con la otra mano, agarré su pija que le colgaba y comencé a pajearlo. Él gemía y gritaba, se retorcía de placer, y más aún cuando dos de mis dedos se fueron directos dentro de su culo. Estaba sudando y resoplando con cada embestida de mis dedos que se movían y retorcían alrededor de su próstata, estaba medio en trance y así me gustaba verlo…
Me incorpore rápido, menee un momento mi verga y la dirigí hasta su agujero, el giro levemente su cabeza y me miro con los ojos llenos de lujuria, yo le sonreí y apuntando mi pija, la metí de un solo golpe que casi hace que se caiga del banco, soltando un gran grito que se transformó en respiraciones agitadas cada vez que yo me movía un poco. Le golpee la nalga con la mano y empecé a cogerlo bien fuerte, en cada embestida casi la sacaba por completo y se la volvía a encajar de golpe, cambiando el ritmo primero despacio, para que la sintiera bien, y de pronto rápido…
El giraba la cabeza de un lado a otro, arqueaba su espalda, daba golpes con sus manos en el banco, estaba disfrutando de cada embestida, y solo salían de su garganta pequeños gemidos entrecortados cada vez que mi verga le llenaba el culo. Mis manos se agarraban a sus caderas y lo empujaba con fuerza hacia mí, para tener mi pija cada vez más hundida en él. Ese culo me daba tanto placer que por momentos creía que iba a acabar en ese instante, pero yo quería seguir así mucho tiempo, el placer que me daba era inmenso, y me recorría todo el cuerpo. El sonido de sus gemidos, el ruido de nuestros cuerpos chocando y mis pelotas chocando contra las suyas generaba una atmósfera muy erótica. Azoté una vez más sus nalgas y comencé a decirle obscenidades…
-“Que hermosa putita que eres… Que precioso culo que tienes… Que bien que coges…”
Agarre con fuerza su pelo e hice que levantara su cabeza, metiendo uno de mis dedos en su boca mientras mi verga seguía perforándolo. La saque de su culo, ya que estaba a punto de acabar y aún era muy pronto para que sucediese, él me miro suplicante, pero yo solo me senté en el banco y le ordene que volviese a chupármela. Pablo enseguida se hinco de rodillas para volver a introducirse mi pija en su boca, ahora lo hacía con más ganas, su saliva se escurría por todo a lo largo de mi verga hasta los huevos. Apreté a Pablo fuerte contra mí, notando como entraba mi verga hasta el fondo de su garganta. Tuvo que escaparse de mi presión por una arcada, pero cuando se le paso volvió a metérsela hasta el fondo. En ese estado sabía que no iba a durar mucho, la situación era demasiado caliente…
Así que le pedí que volviese a tumbarse en el banco, esta vez boca arriba, coloque sus piernas en mis hombros y se la clave de nuevo de golpe. Pablo seguía con los ojos en blanco y en estado de éxtasis. Era fascinante ver como estaba disfrutando y como me hacía disfrutar a mí. Acariciaba mi pecho, mis hombros, mi espalda, y finalmente nos besamos con ganas en una lucha de lenguas insaciables. Éramos dos animales disfrutando de nuestros cuerpos, dos animales cogiendo salvajemente…
Sabía que en cualquier momento iba a acabar, así que la saque de su culo y colocando mi verga cerca de su boca, comencé a pajearme…
-“Abre bien la boquita que te voy a dar una buena ración de leche…”
-“Si… Si… Dámela toda…”
La introducía entera en su boca y la sacaba para seguir pajeándome, así una y otra vez. Cuando note que ya estaba a punto la metí entera dentro de su boca y comencé a descargar grandes cantidades de semen, mientras mi cuerpo se convulsionaba con escalofríos de placer, creo que fue uno de mis mejores orgasmos, estaba fuera de mí, y en mi cabeza solo oía las palpitaciones de mi placer. Y así estaba hasta que los gritos de placer de Pablo me hicieron volver del trance, él estaba acabando también, soltando grandes chorros de semen. Nos besamos con el sabor de mi semen aun en su boca y tuve que sentarme, porque el cuerpo no me respondía, había sido todo tan intenso. Pablo me abrazo por la espalda y dándome besos en el cuello me daba las gracias por todo aquello, por el placer que le había dado, y lo feliz que lo había hecho. Nos besamos de nuevo y le dije…
-“Será mejor que te vayas… Mis compañeros llegarán de un momento a otro y es preferible que me encuentren en el vestuario...”
-“Tienes razón, papi…”
Una vez en la puerta del club, me miro a los ojos y me dijo…
-“Lo de hoy fue brutal, tenemos que repetirlo más seguido...”
-“Claro, no sabes lo que me hiciste gozar, a partir de ahora esto lo repetiremos mucho más a menudo...”
Nos dimos un abrazo, y guiñándome el ojo se fue alejando del club. Había sido una cogida bien caliente, y habíamos disfrutado enormemente. Mis compañeros fueron llegando poco a poco, y me fueron contando las anécdotas de la comida. Las tonterías que había dicho uno, las burradas del otro, lo de siempre. Llegó la hora de recomenzar la tarea, y así lo hicimos…
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Todo lo aquí relatado forma parte de mis vivencias personales a lo largo de mi vida. Los nombres de los personajes fueron deliberadamente cambiados para proteger a los verdaderos protagonistas de los hechos acontecidos. Es un relato autobiográfico.
Seis y media de la mañana del martes y el despertador ya estaba sonando. Rápidamente me levante y me fui directo a la ducha, un desayuno rápido y corriendo al natatorio del club. Iba a ser un día muy largo y yo no podía sacarme de la cabeza a Pablo, tenía unas ganas locas de volver a disfrutarlo. Y de repente, cuando estoy estacionando en el club, un mensaje en el móvil…
-“Soy Pablo… Necesito que nos veamos hoy…”
Lo tenía loco de deseo, ayer lunes le conteste con monosílabos cada uno de sus mensajes, y eso me excitaba aún más; me moría por verlo de nuevo arrodillado y con mi pija en su garganta, sabía muy bien como chuparla y lo disfrutábamos ambos. Le conteste el mensaje diciéndole.
-“Pasa por el club al mediodía, que la tengo durísima y con ganas de cogerte...”
Cinco segundos más tarde respondió…
-“Ok… Allí estaré a eso de las 12.30 hs…”
Pase toda la mañana dando clases dentro del agua, desconcentrado y con la verga semi-erecta, deseando que llegase la hora del almuerzo. Con los compañeros de trabajo íbamos generalmente a comer a un par de cuadras del club, en un barcito tipo bodegón, donde se comía bien y barato. Diez minutos antes de la hora acordada, un nuevo mensaje…
-“Ya estoy en el estacionamiento del club… Te espero al lado de tu auto...”
Era claro que estaba ansioso, aunque yo también lo estaba…
-“Ya es la hora de comer...” Dijo uno de mis compañeros...
-“Si… Vamos que ya tengo un hambre...” Respondió otro...
-“¿Vos no venís, Eduardo…?” Me pregunto un tercero...
-“No, hoy no voy... Ha venido un profesor amigo y tenemos que arreglar un asuntito de laburo para las vacaciones...” Mentí...
-“Debe ser un laburo importante para que justamente vos, no quieras almorzar...”
Me contestó sonriendo y los demás le hicieron el coro de risas...
-“Si… Si… Es tan importante que no puede esperar, los veo más tarde...”
Y así se fueron marchando todos. Cuando ya los vi alejarse, fui hasta la puerta del club rumbo al estacionamiento en donde Pablo estaría esperándome. Él estaba apoyado en el capot de mi auto, ansioso y un poco nervioso. Pero al verme se le ilumino la cara. Me sonrió pícaramente, y nos saludamos con un beso en la mejilla…
-“¿Qué tal Pablo…?”
-“Ya lo sabes… Con muchas ganas de verte... Espero no haberte molestado pero es que el domingo, después que te fuiste, me dejaste muy caliente... Y encima, ayer no me diste ni la hora cada vez que te mandaba un mensajito…”
-“Lo sé… Esa era un poco la intención… Sabía que así estarías bien caliente y con más ganas de volver a vernos y de tener nuevamente a mi pija para vos...”
-“No te lo podes imaginas… Apenas si he podido dormir durante estos dos días de la calentura que tengo contigo...”
-“Tranquilo que ahora te la quito…” Le dije mientras llevaba mi mano a mi verga que ya estaba bastante dura…
El siguió mi mano con su mirada, y mordió su labio inferior cuando yo apretaba mi pija que se marcaba perfectamente en el jogging que tenía puesto…
-“¿Nos vamos ya…? ¿O qué…?”
-“¿Irnos…? No nos vamos a ningún lado… Te voy a coger aquí en el club...”
-“Yo pensé que iríamos a algún sitio más discreto…”
-“Tranquilo... El club a esta hora está casi vacío... Hay un quincho en el fondo que los días de semana nadie utiliza y tenemos un buen rato hasta que mis compañeros vuelvan…”
Me di la vuelta y comencé a caminar hacia el quincho, él me seguía mirando hacia todos los lados, supongo que para asegurarse que no había nadie cerca. Una vez que entramos, me dirigí hacia las ventanas para correr las cortinas y evitar miradas indiscretas. El quincho disponía de varios bancos de madera, y me senté a horcajadas de uno donde tenía pensado cogerme a Pablo. A él se lo notaba nervioso, pero el morbo le podía y yo sabía que lo tenía para mí, que hoy iba a hacer todo lo que le pidiese. Pablo se sentó en la otra punta del banco y me miraba sin saber qué hacer…
-“¿Piensas quedarte ahí todo el tiempo…? Acércate y arrodíllate para empezar a comerme la pija...”
No tuve que decir nada más, en un segundo lo tenía ante mí, acariciando mi verga desesperado, mientras con la otra mano se disponía a quitarme el pantalón. Verlo así me calentaba mucho y mi pija estaba ya a punto de explotar. Bajo rápidamente mis pantalones y mi bóxer, dejando mi verga libre por fin, la miro durante un segundo, mientras relamía sus labios y se la metió de golpe hasta el fondo de su garganta. La metía y la sacaba con ansias, mientras gemía como un bebe, estaba disfrutando y yo también. Jugaba con su lengua en la punta de mi glande, se la tragaba, la sacaba, la chupaba, lamia mis bolas y mis muslos y volvía a metérsela entera. Estaba fuera de sí, y yo solo gozaba…
-“Trágate los huevos… Están llenos de la leche que voy a dejar en tu culo...”
Me senté cómodamente en el banco con las piernas bien abiertas, con la pija mirando al techo y las bolas colgando, desafiantes, brillantes por la saliva de Pablo. Él se recostó en el suelo y comenzó a comerme los huevos, primero los lamia tímidamente, jugando con ellos y sopesándolos, pero no tardo en meterse uno en la boca y después el otro. Comienzo a masturbarme con la escena, pero él al verme como me pajeaba inmediatamente aparto mi mano, y volvió a meterse mi verga en la boca, para seguir con la mamada…
-“Desnúdate que quiero comerte el culo...”
Y casi arrancándose la ropa, se desnudó en unos segundos. Lo lleve hasta al banco y lo coloque ahí de rodillas, con las piernas bien abiertas mostrándome su ojete. Metí uno de mis dedos en mi boca y humedeciéndolo un poco con saliva se lo metí de golpe en el culo. Él no se lo esperaba y se arqueo de placer y dolor. Saque el dedo y escupí un poco en su culo, separe bien sus nalgas y comencé a comérselo. Pasaba mi lengua de arriba a abajo, dibujaba círculos alrededor de su agujero e incluso introducía mi lengua en él, mientras con la otra mano, agarré su pija que le colgaba y comencé a pajearlo. Él gemía y gritaba, se retorcía de placer, y más aún cuando dos de mis dedos se fueron directos dentro de su culo. Estaba sudando y resoplando con cada embestida de mis dedos que se movían y retorcían alrededor de su próstata, estaba medio en trance y así me gustaba verlo…
Me incorpore rápido, menee un momento mi verga y la dirigí hasta su agujero, el giro levemente su cabeza y me miro con los ojos llenos de lujuria, yo le sonreí y apuntando mi pija, la metí de un solo golpe que casi hace que se caiga del banco, soltando un gran grito que se transformó en respiraciones agitadas cada vez que yo me movía un poco. Le golpee la nalga con la mano y empecé a cogerlo bien fuerte, en cada embestida casi la sacaba por completo y se la volvía a encajar de golpe, cambiando el ritmo primero despacio, para que la sintiera bien, y de pronto rápido…
El giraba la cabeza de un lado a otro, arqueaba su espalda, daba golpes con sus manos en el banco, estaba disfrutando de cada embestida, y solo salían de su garganta pequeños gemidos entrecortados cada vez que mi verga le llenaba el culo. Mis manos se agarraban a sus caderas y lo empujaba con fuerza hacia mí, para tener mi pija cada vez más hundida en él. Ese culo me daba tanto placer que por momentos creía que iba a acabar en ese instante, pero yo quería seguir así mucho tiempo, el placer que me daba era inmenso, y me recorría todo el cuerpo. El sonido de sus gemidos, el ruido de nuestros cuerpos chocando y mis pelotas chocando contra las suyas generaba una atmósfera muy erótica. Azoté una vez más sus nalgas y comencé a decirle obscenidades…
-“Que hermosa putita que eres… Que precioso culo que tienes… Que bien que coges…”
Agarre con fuerza su pelo e hice que levantara su cabeza, metiendo uno de mis dedos en su boca mientras mi verga seguía perforándolo. La saque de su culo, ya que estaba a punto de acabar y aún era muy pronto para que sucediese, él me miro suplicante, pero yo solo me senté en el banco y le ordene que volviese a chupármela. Pablo enseguida se hinco de rodillas para volver a introducirse mi pija en su boca, ahora lo hacía con más ganas, su saliva se escurría por todo a lo largo de mi verga hasta los huevos. Apreté a Pablo fuerte contra mí, notando como entraba mi verga hasta el fondo de su garganta. Tuvo que escaparse de mi presión por una arcada, pero cuando se le paso volvió a metérsela hasta el fondo. En ese estado sabía que no iba a durar mucho, la situación era demasiado caliente…
Así que le pedí que volviese a tumbarse en el banco, esta vez boca arriba, coloque sus piernas en mis hombros y se la clave de nuevo de golpe. Pablo seguía con los ojos en blanco y en estado de éxtasis. Era fascinante ver como estaba disfrutando y como me hacía disfrutar a mí. Acariciaba mi pecho, mis hombros, mi espalda, y finalmente nos besamos con ganas en una lucha de lenguas insaciables. Éramos dos animales disfrutando de nuestros cuerpos, dos animales cogiendo salvajemente…
Sabía que en cualquier momento iba a acabar, así que la saque de su culo y colocando mi verga cerca de su boca, comencé a pajearme…
-“Abre bien la boquita que te voy a dar una buena ración de leche…”
-“Si… Si… Dámela toda…”
La introducía entera en su boca y la sacaba para seguir pajeándome, así una y otra vez. Cuando note que ya estaba a punto la metí entera dentro de su boca y comencé a descargar grandes cantidades de semen, mientras mi cuerpo se convulsionaba con escalofríos de placer, creo que fue uno de mis mejores orgasmos, estaba fuera de mí, y en mi cabeza solo oía las palpitaciones de mi placer. Y así estaba hasta que los gritos de placer de Pablo me hicieron volver del trance, él estaba acabando también, soltando grandes chorros de semen. Nos besamos con el sabor de mi semen aun en su boca y tuve que sentarme, porque el cuerpo no me respondía, había sido todo tan intenso. Pablo me abrazo por la espalda y dándome besos en el cuello me daba las gracias por todo aquello, por el placer que le había dado, y lo feliz que lo había hecho. Nos besamos de nuevo y le dije…
-“Será mejor que te vayas… Mis compañeros llegarán de un momento a otro y es preferible que me encuentren en el vestuario...”
-“Tienes razón, papi…”
Una vez en la puerta del club, me miro a los ojos y me dijo…
-“Lo de hoy fue brutal, tenemos que repetirlo más seguido...”
-“Claro, no sabes lo que me hiciste gozar, a partir de ahora esto lo repetiremos mucho más a menudo...”
Nos dimos un abrazo, y guiñándome el ojo se fue alejando del club. Había sido una cogida bien caliente, y habíamos disfrutado enormemente. Mis compañeros fueron llegando poco a poco, y me fueron contando las anécdotas de la comida. Las tonterías que había dicho uno, las burradas del otro, lo de siempre. Llegó la hora de recomenzar la tarea, y así lo hicimos…
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