Cuando llegamos al pueblo mi madre tenía decidido el plan a seguir, lo primero que hizo fue llamar a Elvira la modista, acordó con ella ir al día siguiente a probarse el vestido, luego me dijo que contaba conmigo para acompañarle.
No lo dudó y nos fuimos directamente a casa de Elvira, la encantó que yo acompañara a mi madre, y enseguida nos llevó a la salita donde tenía la banqueta para probar los vestidos, mi madre impaciente se quitó la ropa que llevaba y sacando de la caja el sujetador que se acababa de comprar, subida a la tarima se soltó el que tenía y tranquilamente se puso el nuevo, yo procuraba no mirar directamente, más que nada por Elvira, ya que no sabía nada de nuestra relación especial, y me mantuve en un rincón mirando revistas antiguas, Elvira quería involucrarme como con mi tía, pero yo lo evitaba, la suerte me llegó cuando se oyó la puerta de la calle y entró su hija Raquel, nos saludó y al verme arrinconado me dijo…
- Manu que haces ahí aburrido en un rincón, ven conmigo que te enseño mis discos.
Me levante como un rayo y la seguí, su habitación estaba pegada a la salita donde se probaban, nada más entrar en su habitación Raquel se fue a su armario y abriéndolo se quitó el vestido por la cabeza, yo me quedé atrasado y le vi todo su cuerpo entero, sus grandes tetas y su cintura estrecha, me acerqué por detrás y le cogí las tetas con las dos manos, me faltaban dedos, pero con los dos meñiques levanté los aros y los elevé hasta que las dos tetas se cayeron sobre mis manos, las amasaba notando por momentos como se endurecían, la chica me dejaba hacer pegándose a mi cuerpo, pero cuando me saqué la polla y le bajé las bragas y se la encajé entre las nalgas ella huyó y me dijo después de ponerse una camiseta larga…
- Espera Manu, que nuestras madres están ahí al lado las dos y tienen un oído muy fino, ven y te enseñaré la terraza que tenemos.
Salimos por la ventana que quedaba a la misma altura que la terraza, esta ocupaba el hueco entre dos edificios y estaba llena de plantas, me alegré de verla, pues estaba llena de macetas con flores, me estuvo enseñando las diferente flores, yo le preguntaba por sus nombres pues me interesaban para estar informado con la hija de Benito, cuando ya supe distinguir de los geranios a las murcianas o a los claveles o las rosas y los jazmines, me puse a oler los diferentes aromas, pero Raquel me cogió de la mano y me llevó a una caseta acristalada que tenían como invernadero, bajó las persianas que la protegían del sol, sobre unos sacos de compost puso un plástico y quitándose la camiseta se tumbó de espaldas, sus tetas se aplastaron un poco ladeándose hacia los costados, pero sobresalían duras y erguidas esperándome, sus piernas se cayeron a los lados de los sacos y los labios del coño se abrieron brillando, me quité los pantalones y los calzoncillos a la vez, los calcetines me los iba a quitar también, pues no me gusta follar con ellos puestos, pero la chica me urgió y me estiró sobre ella, me dio un beso y mientras me metía la lengua hasta la campanilla me enredaba el pelo de la nuca, mi polla apoyada en el saco esperaba impaciente a quedar a la altura del coño de Raquel, me arrastre sobre el cuerpo ardiente de la chica, sus tetas aplastadas por mi cuerpo hacían salir los pezones enrojecidos, mi polla al notar la humedad de la vagina cabeceó hasta apuntar a la puerta, no necesité lubricarla, el liquido pre seminal, goteaba y el flujo vaginal también, al juntarse se convirtió en una pista de patinaje cuando el capullo entró en la cueva hasta dentro, Raquel suspiró al notarme en su matriz, me rodeo con los brazos y las piernas y no me dejó moverme, solo ella me masajeaba con sus músculos vaginales haciéndome una paja interna que me puso como un burro, cerca se oían las voces de nuestras madres, pero los gemidos de Raquel no llegaban hasta ellas ni mis gruñidos tampoco, cuando me dejó libre de los pies me di la vuelta y pasando por encima de su cabeza fui besándole la cara, los ojos, la boca , el cuello, las tetas y seguí por el estomago, el vientre hasta los labios del coño, estaba abierto y el clítoris ya excitado y descubierto, esperando mi lengua, ella levantó sus caderas para que después de meterle la lengua en el coño pudiera seguir hasta su culo, hasta se separó las nalgas para que me cupieran las mejillas entre ellas, mientras me había capturado mi polla con la boca y la tragaba hasta hacerle toser, también me lamía los huevos, haciendo que se endurecieran y se pegaran a la polla, mi intención era volver a ponerme a su altura y follarla otra vez, pero no me dio tiempo, cuando hice mención de levantarme ella cerró las piernas sobre mi cabeza y me obligó a seguir comiéndole el coño, seguramente el orgasmo ya venía de camino y no quiso que pasara de largo, al ver que intensificaba las lamidas al clítoris ella también lo hizo en mi polla, nos compenetramos sin querer, pero las corridas fueron mutuas y violentas, casi me caí al suelo de los espasmos que me dio la polla en su boca, pero ella no separó las piernas hasta que terminó la avalancha de sensaciones, quedamos tumbados sobre los sacos, en una manguera de riego me lave la cara llena de flujo y ella la boca de semen mío, su madre lo habría reconocido enseguida, luego se puso la camiseta y volvimos a saltar a su habitación.
Se oyó a su madre…
- Raquel, enséñale a Manu nuestras macetas que le gustaran.
- Ya le he enseñado todo mamá,
- Gracias, eres muy detallista.
- De nada mamá.
Cuando nos reunimos con las madres todavía estaban con las pruebas, mi madre hacía hincapié en el escote, Elvira lo ajustó realzando las tetas que sobresalían por encima de las copas y se juntaban en el centro, le gustó la solución que le habían dado aunque a ella no le hacía falta, pero se lo enseño a su hija Raquel que quedó prendada y quiso saber el secreto, mi madre se quitó el sujetador y se lo enseño, Raquel lo examinó por dentro, mi madre con las tetas al aire frente a mí y las dos mujeres hizo que Raquel se animara y aunque ella era la que más tetas tenia de las dos se lo quiso probar, su madre se quedó expectante porque no se creía que llegaría a ponérselo de verdad, mi madre me miraba a mí y a Elvira con mucha curiosidad, la chica no me defraudó y se quitó su sujetador, las dos tetas se abrieron separándose a cada lado con los pezones en punta, intentó por todos los medios meter las dos mamas dentro del escueto sujetador con peligro de deformarlo, cuando podía meter hasta el pezón la otra parte saltaba fuera, su madre intentó ayudarle en la imposible aventura, pero ella prefirió que fuera yo quien lo intentara, mi madre se divertía al ver como a Elvira se le iban las manos involuntariamente para ayudar cuando yo le cogía sin ningún inconveniente las tetas, las oprimía y las metía dentro de la copa, pellizcándole los pezones o incluso chupándolos para que se deslizaran mejor, al fin con las tetas rojas y los pezones brillantes de tanto frotarlos lo dejamos por imposible, su madre estaba nerviosa, ahora no la exhibía tanto como el primer día, cuando salimos a la calle mi madre me cogió del brazo y me dijo…
- Cuantas veces te has comido ese par de tetas?
- Bastantes, pero no las suficientes.
Cuando llegamos a casa mi madre le enseño las compras a su hermana Julia, a esta le gustó todo especialmente el conjunto de lencería y le insistió para que se lo dejara poner, cuando mi tía ya se había quitado el suyo e iba a colocarse el otro yo disimuladamente salí del cuarto y bajé el bar, en la barra estaba Encarna que me hizo un guiño cuando la salude, me di una vuelta por el salón y me encontré a Lisa, nada más verme vino hacia mí y me hizo sentar en una mesa vacía.
- Donde te metes Manu?, cuando no estás por la calle te has ido con tu madre, hace un montón de días que no hablamos.
- Perdona Lisa, tienes toda la razón, parece mentira que estando tan juntos nos veamos tan poco, ayer estuvimos en casa de la tía Ana, está gordísima ya.
- Uf! Cuanto tiempo hace que no la veo y como lleva el embarazo?
- Pues parece que no lo lleva mal del todo, está muy animada. Y tú qué haces que estás cada día más guapa y no tengo ocasión de decírtelo?
- Jajaja, eres muy galante Manu, yo voy con mis amigas y amigos, ah! Y no se lo digas a mi madre pero estoy saliendo con un chico.
- No me digas! Y yo sin saberlo, y que tal es? Imagino que un bombón de chico con coche e hijo de papá.
- No te burles, sí que es cierto que tiene coche, pero su padre es farmacéutico y viven en una casa en las afueras, lo he conocido por su hermana que es muy amiga mía, es un poco mayor que tú pero te gustaría.
- Si tú lo dices, me conoces mucho más que yo, a ver si me la presentas aunque solo sea para suspirar por ella.
- Jajaja, seguro que solo será eso pues le gustan los chicos mayores.
- Vaya, ya no entro en el perfil, pero no pierdo la esperanza jajaja.
- Pues casualmente vendrá esta tarde a traerme unas cosa que me he comprado por internet.
- Y no te las han traído aquí?
- Pues no he querido que mi madre se enterara y así es más discreto.
- Y yo tampoco puedo saber de qué se trata?
- Pues de momento no, ya me lo pensaré.
Por la tarde el bar estaba casi desierto, apenas dos mesas ocupadas tomando café cuando por la puerta apareció la silueta de una chica, me di cuenta por la expresión de Ricardo que estaba sentado en un rincón del restaurante caro, se levantó de improviso y salió a recibirla.
La chica todavía estaba intentando localizar a Lisa cuando Ricardo la invitaba a entrar con una galantería exagerada, no es que la chica no se la mereciera, pero Ricardo parecía un buitre ante su presa.
La chica era morena con una melena corta y bastante alta llevaba una camisa estampada de flores y un pantalón elástico vaquero, los zapatos de tacó alto que todavía la hacía parecer más alta, calculé a mí debía llevarme más de diez centímetros de alta.
Me imaginé quien era y fui a avisar a Lisa, esta salió del almacén y fue a recibirla, Ricardo revoloteaba a su alrededor esperando que se la presentara, cuando lo hizo ya se quedó más tranquilo y después de ofrecerse para lo que quisiera volvió a su rincón.
A mí me toco después, cuando pasaron por mi lado Lisa me presentó, se llamaba Susana, según la veía más de cerca me gustaba más, estaba claro que era más mayor que yo, pasaría de los 25 años, por eso Ricardo saltó como un águila, pero ya sin ninguna esperanza me fijé en sus atributos solo por inercia.
La chica tenía un culo apretado por el pantalón pero seguramente sería igual sin él, la cintura estrecha y la espalda también estrecha, tenía una tetas pequeñas pero muy proporcionadas a su cuerpo y parecía que no las llevaba muy sujetas pues al moverse se notaban bastante libres, la cara era guapa, pero sin exageraciones, con un leve maquillaje se realzaban sus labios y sus ojos eran lo que más llamaba la atención, muy vivos y grises claros.
Llevaba un bolso del mismo color que los zapatos y una bolsa de papel con algo en su interior, seguramente para Lisa.
Las dos chicas subieron a casa, en ese momento no había nadie arriba y se metieron en la habitación de Lisa.
Estuvieron un buen rato, pero cuando oí pasos en la escalera supuse que ya se marchaba.
En realidad era Lisa que se asomó y me llamó desde los últimos peldaños de la escalera, subí para ver que quería de mí y me dijo que subiera.
Cuando entré en la habitación habían recogido todo dentro de la bolsa de papel, y me hicieron sentarme en la cama, ellas en la silla, me miraban intrigadas, yo esperando a que dispararan, hasta que Lisa que iba cubierta con una bata larga de estar por casa se levantó y se descubrió.
- Qué tal Manu? Qué te parece?
No supe que decir, yo me esperaba algo secreto incluso algún consolador especial de última generación, pero no aquello.
Lisa dejó caer del todo la bata y se dio la vuelta entera, llevaba puesto un uniforme que pretendía ser de enfermera, lo deduje por la cofia de la cabeza porque el resto era de lo más sexi que se pudiera imaginar, un escote vertiginoso, una faldita que apenas cubría media nalga y unas bragas con una abertura para poder meter la polla sin necesidad de quitarlas ni ladearlas siguiera, pero eso sí, llevaba medias blancas hasta casi las ingles.
Yo no sabía que decir, no quería decepcionar a Lisa ni a su amiga, pero ella estaba más buena con un pijama de franela que con aquel disfraz.
Aún así le dije que estaba muy sexi, incluso me froté el paquete como si se me hubiese puesto dura la polla con solo mirarla, se entusiasmo tanto que animó a Susana a probarse el otro disfraz que se había comprado.
Susana se hizo la remolona porque le daba vergüenza ponerse aquello delante de mí, aunque estuviéramos de broma, pero tanto le insistió que poco a poco fue cediendo.
- No te preocupes Susana, Manu es mi primo y tenemos mucha confianza entre nosotros, mira primo, verdad que si?
Lisa se levantó el uniforme y me enseño las tetas, las tenía duras y saltarinas, entonces si me arregle la polla pues empezaba a molestar.
Susana buscó con la mirada un rincón donde poder cambiarse con más intimidad pero en la habitación no había espacio para mucho y se encaró entre las dos puertas del armario ropero.
Lisa sacó del paquete el otro uniforme, para mi pasmo era de Caperucita Roja, estaba cavilando yo a quien se le habría ocurrido la idea de los disfraces sexi cuando mi prima me lo aclaró…
- Qué opinas de la idea que ha tenido Esteban?, es mi novio, es el hermano de Susana.
Me alegré de no haber opinado abiertamente sobre el tema y simplemente dije que era muy sexi.
Susana se quitó la camisa floreada mirando al armario, mi prima me miró al ver la cara que yo ponía al ver que no se había percatado de que el armario tenía dos espejos pegados a las puertas, la veía mejor casi que por detrás, cuando se bajó los pantalones, éstos al estar ceñidos, se apretaban contra las nalgas de la chica, que estaba de pié haciendo equilibrios, Lisa con el disfraz en las manos me dijo…
- Manu ayúdale a Susana con el pantalón para que no se caiga.
Me levanté raudo y la cogí de la cintura, ella peleaba con el pantalón pero era demasiado ceñido y no bajaba, tiraba y tiraba y nada, mi prima me señaló con la mirada la parte de atrás del pantalón se le había enganchado con la cinta del tanga.
Pasé los dedos por debajo de la cinta y fui bajando lentamente para abajo, creí que ella se daba cuenta y me frenaría cuando se sintiese suelta, pero no dijo nada y seguí bajando tanga y pantalón hasta las rodillas, mi cara pasó a centímetros de sus nalgas, la piel morena natural más la del bronceado que había añadido el sol le daba un tono cobrizo que incitaba a cualquier locura, me contuve pero cuando me levanté Susana fue a coger el disfraz de Caperucita que le alargaba Lisa, perdió el equilibrio por tener las piernas liadas con el pantalón y la tuve que coger para evitar una caída, doy mi palabra que no lo hice con intención, pero lo cierto es que mis manos pasaron por debajo de sus brazos y la cogieron de las tetas, ella se giró y Lisa al vernos se tronchaba de risa, fue contagiosa porque nosotros también nos pusimos a reír, hasta que nos dimos cuenta que aún no le había soltado las manos de las tetas.
A partir de entonces Susana ya perdió todo pudor y se sentó en una silla y se quitó los pantalones enredados con el tanga, estaba desnuda completamente y no se cubrió cuando levantó los brazos para colocarse el disfraz por la cabeza, pude admirar todo su cuerpo al completo, las tetas que acababa de coger eran altas y duras separadas con los pezones puntiagudos y morenos como su piel, el vientre plano y el pubis con el vello recortado en forma de corazón, los labios bastante desarrollados que escondían todos sus tesoros.
Cuando se puso las braguitas a juego, también tenían una raja ribeteada con una puntilla que dejaba libre el coño, el vestido le estaba pequeño, era de la talla de Lisa y le apretaba el pecho separándole las tetas aún más y dejando la faldita mucho más alta de lo aconsejable, las bragas más que ocultar enseñaban el corte que se abría en sus labios.
Yo tenía la polla dura y me la iba cambiando de posición según me molestaba, últimamente la llevaba pegada a la pierna pues se me había salido por el camal del calzoncillo.
Lisa cuando ya estaba “vestidas” las dos se pusieron frente a mí para que les dijera cual estaba mejor.
La indiscreción de Lisa me perdió, pues dio la voz de alarma al verme la polla a media pierna, me preguntó a que se debía esa hinchazón y cuál de las dos era la causante, tuve que confesar, Susana me había puesto a mil, ella más segura de sí, se vanagloriaba de que había puesto así a un jovencito como yo, mi prima se acercó a mí y me abrió los pantalones y los bajo hasta liberar la polla…
- Pues Manu es un jovencito, pero mira que talla calza!
La voz de Susana se quebró, tragó saliva y se sentó en la cama, mi prima acabó de quitarme los pantalones y me hizo subir a la silla, parecía una estatua en su pedestal pero con una polla a 45º, Susana se levantó y me agarró la polla, la bajó a su altura y se la metió en la boca después de darle dos lametazos en el capullo, mi prima pasó por detrás de mí y me hizo separar un poco las piernas metiendo la mano hasta cogerme los huevos, yo cogí la cabeza de Susana y la acompañaba en sus movimiento guiándola cada vez más adentro, ya casi no quedaba polla por tragar cuando a mi prima se le ocurrió una idea genial…
- Por qué no estrenamos los disfraces?
Me hicieron bajar de la silla, se pusieron las dos de rodillas en el canto de la cama con la cabeza sobre la sabana, yo detrás de ellas tenía sus coños cubiertos por las bragas folladoras, no me molesté en guiar mi polla, las cogí a cada una por las caderas y me dejaba caer sobre sus coños, las bragas cumplieron su cometido, se abrieron lo justo para dejar pasar a mi polla, poco me importaba que los huevos no se pegaran a sus culos, pero los vestidos se fueron subiendo hasta que dejaron al aire las dos tetas de cada una, bailaban solas.
Lisa se corrió la primera, lo noté en el capullo y en sus manos que se crispaban cogiendo la sabana, lo hizo en silencio, aguanté su orgasmo hasta que se le pasó, después le metí a Susana la polla por la rendija y seguí bombeando, Lisa le sujetaba las tetas, la chica no fue tan discreta como mi prima y gemía y gritaba sin compasión, mi prima le tapaba la boca, pues se estaría oyendo desde el bar, no sé ni lo pregunté donde quería que me corriera, pero no paré de meterla hasta que me pegué a su culo y me vacié de varios chorros, Susana parecía sollozar o quizá sería gemir de placer, lo cierto es que cuando metió dos dedos dentro del coño al notar que le salía algo se los lleno de semen, me miró y lamió la leche que le había dejado dentro.
Las dos se sentaron en la cama, Lisa aún me chupo la polla hasta dejarla limpia de leche, no pude guardarla hasta un buen rato después.
Me acabaron de contar la historia de los disfraces,
Lisa me puso al corriente, su chico tenía la fantasía de tener sexo en grupo, era de un grupo de chicos y chicas que hacían fiestas en las que se disfrazaban y follaban a discreción, Susana también participaba en ellas y quería que Lisa fuera a una de ellas para ver si le gustaba el ambiente, ella estaba remisa y parece que cedió un poco por complacer a su chico pero puso como condición que iría, si yo la acompañaba, por eso me habían puesto a prueba, a mí personalmente no me ponían los disfraces pero lo que había dentro si y parece que no las defraudé, sobre todo a la exigente de Susana.
- Continuará
No lo dudó y nos fuimos directamente a casa de Elvira, la encantó que yo acompañara a mi madre, y enseguida nos llevó a la salita donde tenía la banqueta para probar los vestidos, mi madre impaciente se quitó la ropa que llevaba y sacando de la caja el sujetador que se acababa de comprar, subida a la tarima se soltó el que tenía y tranquilamente se puso el nuevo, yo procuraba no mirar directamente, más que nada por Elvira, ya que no sabía nada de nuestra relación especial, y me mantuve en un rincón mirando revistas antiguas, Elvira quería involucrarme como con mi tía, pero yo lo evitaba, la suerte me llegó cuando se oyó la puerta de la calle y entró su hija Raquel, nos saludó y al verme arrinconado me dijo…
- Manu que haces ahí aburrido en un rincón, ven conmigo que te enseño mis discos.
Me levante como un rayo y la seguí, su habitación estaba pegada a la salita donde se probaban, nada más entrar en su habitación Raquel se fue a su armario y abriéndolo se quitó el vestido por la cabeza, yo me quedé atrasado y le vi todo su cuerpo entero, sus grandes tetas y su cintura estrecha, me acerqué por detrás y le cogí las tetas con las dos manos, me faltaban dedos, pero con los dos meñiques levanté los aros y los elevé hasta que las dos tetas se cayeron sobre mis manos, las amasaba notando por momentos como se endurecían, la chica me dejaba hacer pegándose a mi cuerpo, pero cuando me saqué la polla y le bajé las bragas y se la encajé entre las nalgas ella huyó y me dijo después de ponerse una camiseta larga…
- Espera Manu, que nuestras madres están ahí al lado las dos y tienen un oído muy fino, ven y te enseñaré la terraza que tenemos.
Salimos por la ventana que quedaba a la misma altura que la terraza, esta ocupaba el hueco entre dos edificios y estaba llena de plantas, me alegré de verla, pues estaba llena de macetas con flores, me estuvo enseñando las diferente flores, yo le preguntaba por sus nombres pues me interesaban para estar informado con la hija de Benito, cuando ya supe distinguir de los geranios a las murcianas o a los claveles o las rosas y los jazmines, me puse a oler los diferentes aromas, pero Raquel me cogió de la mano y me llevó a una caseta acristalada que tenían como invernadero, bajó las persianas que la protegían del sol, sobre unos sacos de compost puso un plástico y quitándose la camiseta se tumbó de espaldas, sus tetas se aplastaron un poco ladeándose hacia los costados, pero sobresalían duras y erguidas esperándome, sus piernas se cayeron a los lados de los sacos y los labios del coño se abrieron brillando, me quité los pantalones y los calzoncillos a la vez, los calcetines me los iba a quitar también, pues no me gusta follar con ellos puestos, pero la chica me urgió y me estiró sobre ella, me dio un beso y mientras me metía la lengua hasta la campanilla me enredaba el pelo de la nuca, mi polla apoyada en el saco esperaba impaciente a quedar a la altura del coño de Raquel, me arrastre sobre el cuerpo ardiente de la chica, sus tetas aplastadas por mi cuerpo hacían salir los pezones enrojecidos, mi polla al notar la humedad de la vagina cabeceó hasta apuntar a la puerta, no necesité lubricarla, el liquido pre seminal, goteaba y el flujo vaginal también, al juntarse se convirtió en una pista de patinaje cuando el capullo entró en la cueva hasta dentro, Raquel suspiró al notarme en su matriz, me rodeo con los brazos y las piernas y no me dejó moverme, solo ella me masajeaba con sus músculos vaginales haciéndome una paja interna que me puso como un burro, cerca se oían las voces de nuestras madres, pero los gemidos de Raquel no llegaban hasta ellas ni mis gruñidos tampoco, cuando me dejó libre de los pies me di la vuelta y pasando por encima de su cabeza fui besándole la cara, los ojos, la boca , el cuello, las tetas y seguí por el estomago, el vientre hasta los labios del coño, estaba abierto y el clítoris ya excitado y descubierto, esperando mi lengua, ella levantó sus caderas para que después de meterle la lengua en el coño pudiera seguir hasta su culo, hasta se separó las nalgas para que me cupieran las mejillas entre ellas, mientras me había capturado mi polla con la boca y la tragaba hasta hacerle toser, también me lamía los huevos, haciendo que se endurecieran y se pegaran a la polla, mi intención era volver a ponerme a su altura y follarla otra vez, pero no me dio tiempo, cuando hice mención de levantarme ella cerró las piernas sobre mi cabeza y me obligó a seguir comiéndole el coño, seguramente el orgasmo ya venía de camino y no quiso que pasara de largo, al ver que intensificaba las lamidas al clítoris ella también lo hizo en mi polla, nos compenetramos sin querer, pero las corridas fueron mutuas y violentas, casi me caí al suelo de los espasmos que me dio la polla en su boca, pero ella no separó las piernas hasta que terminó la avalancha de sensaciones, quedamos tumbados sobre los sacos, en una manguera de riego me lave la cara llena de flujo y ella la boca de semen mío, su madre lo habría reconocido enseguida, luego se puso la camiseta y volvimos a saltar a su habitación.
Se oyó a su madre…
- Raquel, enséñale a Manu nuestras macetas que le gustaran.
- Ya le he enseñado todo mamá,
- Gracias, eres muy detallista.
- De nada mamá.
Cuando nos reunimos con las madres todavía estaban con las pruebas, mi madre hacía hincapié en el escote, Elvira lo ajustó realzando las tetas que sobresalían por encima de las copas y se juntaban en el centro, le gustó la solución que le habían dado aunque a ella no le hacía falta, pero se lo enseño a su hija Raquel que quedó prendada y quiso saber el secreto, mi madre se quitó el sujetador y se lo enseño, Raquel lo examinó por dentro, mi madre con las tetas al aire frente a mí y las dos mujeres hizo que Raquel se animara y aunque ella era la que más tetas tenia de las dos se lo quiso probar, su madre se quedó expectante porque no se creía que llegaría a ponérselo de verdad, mi madre me miraba a mí y a Elvira con mucha curiosidad, la chica no me defraudó y se quitó su sujetador, las dos tetas se abrieron separándose a cada lado con los pezones en punta, intentó por todos los medios meter las dos mamas dentro del escueto sujetador con peligro de deformarlo, cuando podía meter hasta el pezón la otra parte saltaba fuera, su madre intentó ayudarle en la imposible aventura, pero ella prefirió que fuera yo quien lo intentara, mi madre se divertía al ver como a Elvira se le iban las manos involuntariamente para ayudar cuando yo le cogía sin ningún inconveniente las tetas, las oprimía y las metía dentro de la copa, pellizcándole los pezones o incluso chupándolos para que se deslizaran mejor, al fin con las tetas rojas y los pezones brillantes de tanto frotarlos lo dejamos por imposible, su madre estaba nerviosa, ahora no la exhibía tanto como el primer día, cuando salimos a la calle mi madre me cogió del brazo y me dijo…
- Cuantas veces te has comido ese par de tetas?
- Bastantes, pero no las suficientes.
Cuando llegamos a casa mi madre le enseño las compras a su hermana Julia, a esta le gustó todo especialmente el conjunto de lencería y le insistió para que se lo dejara poner, cuando mi tía ya se había quitado el suyo e iba a colocarse el otro yo disimuladamente salí del cuarto y bajé el bar, en la barra estaba Encarna que me hizo un guiño cuando la salude, me di una vuelta por el salón y me encontré a Lisa, nada más verme vino hacia mí y me hizo sentar en una mesa vacía.
- Donde te metes Manu?, cuando no estás por la calle te has ido con tu madre, hace un montón de días que no hablamos.
- Perdona Lisa, tienes toda la razón, parece mentira que estando tan juntos nos veamos tan poco, ayer estuvimos en casa de la tía Ana, está gordísima ya.
- Uf! Cuanto tiempo hace que no la veo y como lleva el embarazo?
- Pues parece que no lo lleva mal del todo, está muy animada. Y tú qué haces que estás cada día más guapa y no tengo ocasión de decírtelo?
- Jajaja, eres muy galante Manu, yo voy con mis amigas y amigos, ah! Y no se lo digas a mi madre pero estoy saliendo con un chico.
- No me digas! Y yo sin saberlo, y que tal es? Imagino que un bombón de chico con coche e hijo de papá.
- No te burles, sí que es cierto que tiene coche, pero su padre es farmacéutico y viven en una casa en las afueras, lo he conocido por su hermana que es muy amiga mía, es un poco mayor que tú pero te gustaría.
- Si tú lo dices, me conoces mucho más que yo, a ver si me la presentas aunque solo sea para suspirar por ella.
- Jajaja, seguro que solo será eso pues le gustan los chicos mayores.
- Vaya, ya no entro en el perfil, pero no pierdo la esperanza jajaja.
- Pues casualmente vendrá esta tarde a traerme unas cosa que me he comprado por internet.
- Y no te las han traído aquí?
- Pues no he querido que mi madre se enterara y así es más discreto.
- Y yo tampoco puedo saber de qué se trata?
- Pues de momento no, ya me lo pensaré.
Por la tarde el bar estaba casi desierto, apenas dos mesas ocupadas tomando café cuando por la puerta apareció la silueta de una chica, me di cuenta por la expresión de Ricardo que estaba sentado en un rincón del restaurante caro, se levantó de improviso y salió a recibirla.
La chica todavía estaba intentando localizar a Lisa cuando Ricardo la invitaba a entrar con una galantería exagerada, no es que la chica no se la mereciera, pero Ricardo parecía un buitre ante su presa.
La chica era morena con una melena corta y bastante alta llevaba una camisa estampada de flores y un pantalón elástico vaquero, los zapatos de tacó alto que todavía la hacía parecer más alta, calculé a mí debía llevarme más de diez centímetros de alta.
Me imaginé quien era y fui a avisar a Lisa, esta salió del almacén y fue a recibirla, Ricardo revoloteaba a su alrededor esperando que se la presentara, cuando lo hizo ya se quedó más tranquilo y después de ofrecerse para lo que quisiera volvió a su rincón.
A mí me toco después, cuando pasaron por mi lado Lisa me presentó, se llamaba Susana, según la veía más de cerca me gustaba más, estaba claro que era más mayor que yo, pasaría de los 25 años, por eso Ricardo saltó como un águila, pero ya sin ninguna esperanza me fijé en sus atributos solo por inercia.
La chica tenía un culo apretado por el pantalón pero seguramente sería igual sin él, la cintura estrecha y la espalda también estrecha, tenía una tetas pequeñas pero muy proporcionadas a su cuerpo y parecía que no las llevaba muy sujetas pues al moverse se notaban bastante libres, la cara era guapa, pero sin exageraciones, con un leve maquillaje se realzaban sus labios y sus ojos eran lo que más llamaba la atención, muy vivos y grises claros.
Llevaba un bolso del mismo color que los zapatos y una bolsa de papel con algo en su interior, seguramente para Lisa.
Las dos chicas subieron a casa, en ese momento no había nadie arriba y se metieron en la habitación de Lisa.
Estuvieron un buen rato, pero cuando oí pasos en la escalera supuse que ya se marchaba.
En realidad era Lisa que se asomó y me llamó desde los últimos peldaños de la escalera, subí para ver que quería de mí y me dijo que subiera.
Cuando entré en la habitación habían recogido todo dentro de la bolsa de papel, y me hicieron sentarme en la cama, ellas en la silla, me miraban intrigadas, yo esperando a que dispararan, hasta que Lisa que iba cubierta con una bata larga de estar por casa se levantó y se descubrió.
- Qué tal Manu? Qué te parece?
No supe que decir, yo me esperaba algo secreto incluso algún consolador especial de última generación, pero no aquello.
Lisa dejó caer del todo la bata y se dio la vuelta entera, llevaba puesto un uniforme que pretendía ser de enfermera, lo deduje por la cofia de la cabeza porque el resto era de lo más sexi que se pudiera imaginar, un escote vertiginoso, una faldita que apenas cubría media nalga y unas bragas con una abertura para poder meter la polla sin necesidad de quitarlas ni ladearlas siguiera, pero eso sí, llevaba medias blancas hasta casi las ingles.
Yo no sabía que decir, no quería decepcionar a Lisa ni a su amiga, pero ella estaba más buena con un pijama de franela que con aquel disfraz.
Aún así le dije que estaba muy sexi, incluso me froté el paquete como si se me hubiese puesto dura la polla con solo mirarla, se entusiasmo tanto que animó a Susana a probarse el otro disfraz que se había comprado.
Susana se hizo la remolona porque le daba vergüenza ponerse aquello delante de mí, aunque estuviéramos de broma, pero tanto le insistió que poco a poco fue cediendo.
- No te preocupes Susana, Manu es mi primo y tenemos mucha confianza entre nosotros, mira primo, verdad que si?
Lisa se levantó el uniforme y me enseño las tetas, las tenía duras y saltarinas, entonces si me arregle la polla pues empezaba a molestar.
Susana buscó con la mirada un rincón donde poder cambiarse con más intimidad pero en la habitación no había espacio para mucho y se encaró entre las dos puertas del armario ropero.
Lisa sacó del paquete el otro uniforme, para mi pasmo era de Caperucita Roja, estaba cavilando yo a quien se le habría ocurrido la idea de los disfraces sexi cuando mi prima me lo aclaró…
- Qué opinas de la idea que ha tenido Esteban?, es mi novio, es el hermano de Susana.
Me alegré de no haber opinado abiertamente sobre el tema y simplemente dije que era muy sexi.
Susana se quitó la camisa floreada mirando al armario, mi prima me miró al ver la cara que yo ponía al ver que no se había percatado de que el armario tenía dos espejos pegados a las puertas, la veía mejor casi que por detrás, cuando se bajó los pantalones, éstos al estar ceñidos, se apretaban contra las nalgas de la chica, que estaba de pié haciendo equilibrios, Lisa con el disfraz en las manos me dijo…
- Manu ayúdale a Susana con el pantalón para que no se caiga.
Me levanté raudo y la cogí de la cintura, ella peleaba con el pantalón pero era demasiado ceñido y no bajaba, tiraba y tiraba y nada, mi prima me señaló con la mirada la parte de atrás del pantalón se le había enganchado con la cinta del tanga.
Pasé los dedos por debajo de la cinta y fui bajando lentamente para abajo, creí que ella se daba cuenta y me frenaría cuando se sintiese suelta, pero no dijo nada y seguí bajando tanga y pantalón hasta las rodillas, mi cara pasó a centímetros de sus nalgas, la piel morena natural más la del bronceado que había añadido el sol le daba un tono cobrizo que incitaba a cualquier locura, me contuve pero cuando me levanté Susana fue a coger el disfraz de Caperucita que le alargaba Lisa, perdió el equilibrio por tener las piernas liadas con el pantalón y la tuve que coger para evitar una caída, doy mi palabra que no lo hice con intención, pero lo cierto es que mis manos pasaron por debajo de sus brazos y la cogieron de las tetas, ella se giró y Lisa al vernos se tronchaba de risa, fue contagiosa porque nosotros también nos pusimos a reír, hasta que nos dimos cuenta que aún no le había soltado las manos de las tetas.
A partir de entonces Susana ya perdió todo pudor y se sentó en una silla y se quitó los pantalones enredados con el tanga, estaba desnuda completamente y no se cubrió cuando levantó los brazos para colocarse el disfraz por la cabeza, pude admirar todo su cuerpo al completo, las tetas que acababa de coger eran altas y duras separadas con los pezones puntiagudos y morenos como su piel, el vientre plano y el pubis con el vello recortado en forma de corazón, los labios bastante desarrollados que escondían todos sus tesoros.
Cuando se puso las braguitas a juego, también tenían una raja ribeteada con una puntilla que dejaba libre el coño, el vestido le estaba pequeño, era de la talla de Lisa y le apretaba el pecho separándole las tetas aún más y dejando la faldita mucho más alta de lo aconsejable, las bragas más que ocultar enseñaban el corte que se abría en sus labios.
Yo tenía la polla dura y me la iba cambiando de posición según me molestaba, últimamente la llevaba pegada a la pierna pues se me había salido por el camal del calzoncillo.
Lisa cuando ya estaba “vestidas” las dos se pusieron frente a mí para que les dijera cual estaba mejor.
La indiscreción de Lisa me perdió, pues dio la voz de alarma al verme la polla a media pierna, me preguntó a que se debía esa hinchazón y cuál de las dos era la causante, tuve que confesar, Susana me había puesto a mil, ella más segura de sí, se vanagloriaba de que había puesto así a un jovencito como yo, mi prima se acercó a mí y me abrió los pantalones y los bajo hasta liberar la polla…
- Pues Manu es un jovencito, pero mira que talla calza!
La voz de Susana se quebró, tragó saliva y se sentó en la cama, mi prima acabó de quitarme los pantalones y me hizo subir a la silla, parecía una estatua en su pedestal pero con una polla a 45º, Susana se levantó y me agarró la polla, la bajó a su altura y se la metió en la boca después de darle dos lametazos en el capullo, mi prima pasó por detrás de mí y me hizo separar un poco las piernas metiendo la mano hasta cogerme los huevos, yo cogí la cabeza de Susana y la acompañaba en sus movimiento guiándola cada vez más adentro, ya casi no quedaba polla por tragar cuando a mi prima se le ocurrió una idea genial…
- Por qué no estrenamos los disfraces?
Me hicieron bajar de la silla, se pusieron las dos de rodillas en el canto de la cama con la cabeza sobre la sabana, yo detrás de ellas tenía sus coños cubiertos por las bragas folladoras, no me molesté en guiar mi polla, las cogí a cada una por las caderas y me dejaba caer sobre sus coños, las bragas cumplieron su cometido, se abrieron lo justo para dejar pasar a mi polla, poco me importaba que los huevos no se pegaran a sus culos, pero los vestidos se fueron subiendo hasta que dejaron al aire las dos tetas de cada una, bailaban solas.
Lisa se corrió la primera, lo noté en el capullo y en sus manos que se crispaban cogiendo la sabana, lo hizo en silencio, aguanté su orgasmo hasta que se le pasó, después le metí a Susana la polla por la rendija y seguí bombeando, Lisa le sujetaba las tetas, la chica no fue tan discreta como mi prima y gemía y gritaba sin compasión, mi prima le tapaba la boca, pues se estaría oyendo desde el bar, no sé ni lo pregunté donde quería que me corriera, pero no paré de meterla hasta que me pegué a su culo y me vacié de varios chorros, Susana parecía sollozar o quizá sería gemir de placer, lo cierto es que cuando metió dos dedos dentro del coño al notar que le salía algo se los lleno de semen, me miró y lamió la leche que le había dejado dentro.
Las dos se sentaron en la cama, Lisa aún me chupo la polla hasta dejarla limpia de leche, no pude guardarla hasta un buen rato después.
Me acabaron de contar la historia de los disfraces,
Lisa me puso al corriente, su chico tenía la fantasía de tener sexo en grupo, era de un grupo de chicos y chicas que hacían fiestas en las que se disfrazaban y follaban a discreción, Susana también participaba en ellas y quería que Lisa fuera a una de ellas para ver si le gustaba el ambiente, ella estaba remisa y parece que cedió un poco por complacer a su chico pero puso como condición que iría, si yo la acompañaba, por eso me habían puesto a prueba, a mí personalmente no me ponían los disfraces pero lo que había dentro si y parece que no las defraudé, sobre todo a la exigente de Susana.
- Continuará
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