¡Hola gente! Nuevo relato para ustedes. Espero que sea de su agrado. Comenta y comparte. Si te sobran algunos puntitos, son bienvenidos. Tengo otros relatos anteriores. Si te interesan acá están. Muchas Gracias.
http://m.poringa.net/posts/relatos/3187249/Clases-Particulares.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3180489/Problemas-en-el-trabajo-I.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3191285/Companera-de-Facultad.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3188747/Vacaciones-Permanentes-I.html
Departamento Compartido.
Conseguí un mejor puesto en la empresa. Un nuevo desafío en mi vida, después de mucho trabajo. El único inconveniente era la distancia, debía mudarme a la capital. ¿Porqué no te mudás a la casa de los abuelos? -dijo mi madre- esa casa está deshabitada. Hablá con Ludmila -agregó- ella tenía pensado mudarse ahí también, va a empezar la Facultad.
Ludmila era mi prima. Hacía un tiempo que no la veía. Tenía 18 años, era muy bonita y siempre sonreia. ¡Obvio primo! -me dijo- así pagamos los gastos juntos. Estaba hecho, me mudaría a la capital con mi prima. Cierto día, llegué del trabajo cerca de las 20:00. Escuché como corría el agua de la ducha. Pasé frente a la puerta del baño y noté que estaba entreabierta. La puerta no cerraba bien. ¡No vas a hacer esto! -me dije a mi mismo-. No pude evitarlo y observé con cuidado. Su cuerpo era sublime. Sus pechos pequeños y puntiagudos parecian suaves y firmes. Su cola bien levantada y sus piernas eran una tentación. Una pequeña capa de vello cubría su vagina. El agua recorría su cuerpo y yo no podía dejar de observar. Seguí mi camino y fuí a mi habitación. Mi pene estaba completamente erecto. Me culpé por ello. Dejé mis cosas y fuí a la cocina.
Ludmila apareció con una toalla cubriendo su cuerpo. No sabía que ya estabas aquí -me dijo mientras me besaba en la mejilla-. Recién llego -le dije- estoy por preparar la cena. Buenísimo -sonrió- muero de hambre. Cenamos juntos mientras me contaba de su día. Luego de eso, fuí a ducharme. Mientras me bañaba, pude ver a través del espejo que Ludmila me observaba. Esto no es real -pensé-. De solo pensarlo mi pene despertó. Mi erección era notoria y giré para que mi prima pudiera verla. Por el espejo pude ver como introducía una mano en su pantalón y con la otra se frotaba los pechos. Sin cortar el agua me acerqué a la puerta sin que ella lo notara. ¿Qué hacés? -le pregunté de repente-. Me miró sorprendida. Estaba desnudo y mojado frente a ella. Miró mi pene y sin decir palabra, corrió a su habitación.
Estaba tratando de conciliar el sueño. Era más de medianoche. Decidí hablar con ella. Toqué a su puerta, esperando que no respondiera. Abrió la puerta desnuda. Me quedé sin habla. Me tomó del cuello y empezó a besarme. No pude resistirme. Acaricie sus glúteos, besé su cuello y chupé sus hermosas tetas. La recosté sobre la cama y me comí su conchita. Lamí su dulce vagina con muchas ganas. Ludmila gemía de placer. Chupaba su clítoris y lamía sus labios. Introducía mi lengua en su concha caliente. No quería salir más de ahí. Subí hasta sus tetas. Las chupé con pasión. Lamí sus pezones con la punta de mi lengua. Me tenté a morderlos un poco también. Te quiero adentro mío -me dijo-. Primero me la vas a tener que chupar -le respondí-. Se deslizó sobre mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna. Dejó su concha a la altura de mi boca. Sacó mi pene y empezó a chuparlo. Yo seguí comiendo su vagina. Ludmila lamía mi glande y mis huevos. Me fascinaba como lo hacía. Me tenté con su ano. Comencé a saborearlo y pareció gustarle. Recorrí toda su concha y su culo con mis labios y mi lengua. Ella me correspondió con mis huevos y mi pija. Se recostó a mi lado y abrió sus pienas. Subí sobre ella y la penetré despacio. Estaba follándome a mi prima. Mi pene dentro de su húmeda vagina no me dejaba pensar. Cojí esa hermosa concha con placer. Chupaba sus tetas con locura, mientras ella clavaba sus uñas en mi espalda. Saqué mi pene y cambiamos de posición. Penetré a Ludmila boca abajo. Apoyé mis manos en su nalgas y seguí follando su dulce concha. No podía aguantar más. ¿Dónde querés mi semen? -le pregunté-. En mi boca -me respondió-. Cuando estaba a punto de acabar, saqué mi pene de su vagina y me arrodillé. Ludmila giró y masturbo mi pene dentro de su boca hasta recibir mi caliente leche. Estallé de placer en la boca de mi primita. Ella tragó todo y limpió los restos de mi pija con su lengua. Fatigados, nos recostamos en la cama. Reímos juntos al notar lo que habíamos hecho. Sí nos vieran los abuelos -me dijo- nos matan. Sonreí. ¿Acaso no lo sabías? -le respondí- los abuelos también eran primos.
FIN.
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Departamento Compartido.
Conseguí un mejor puesto en la empresa. Un nuevo desafío en mi vida, después de mucho trabajo. El único inconveniente era la distancia, debía mudarme a la capital. ¿Porqué no te mudás a la casa de los abuelos? -dijo mi madre- esa casa está deshabitada. Hablá con Ludmila -agregó- ella tenía pensado mudarse ahí también, va a empezar la Facultad.
Ludmila era mi prima. Hacía un tiempo que no la veía. Tenía 18 años, era muy bonita y siempre sonreia. ¡Obvio primo! -me dijo- así pagamos los gastos juntos. Estaba hecho, me mudaría a la capital con mi prima. Cierto día, llegué del trabajo cerca de las 20:00. Escuché como corría el agua de la ducha. Pasé frente a la puerta del baño y noté que estaba entreabierta. La puerta no cerraba bien. ¡No vas a hacer esto! -me dije a mi mismo-. No pude evitarlo y observé con cuidado. Su cuerpo era sublime. Sus pechos pequeños y puntiagudos parecian suaves y firmes. Su cola bien levantada y sus piernas eran una tentación. Una pequeña capa de vello cubría su vagina. El agua recorría su cuerpo y yo no podía dejar de observar. Seguí mi camino y fuí a mi habitación. Mi pene estaba completamente erecto. Me culpé por ello. Dejé mis cosas y fuí a la cocina.
Ludmila apareció con una toalla cubriendo su cuerpo. No sabía que ya estabas aquí -me dijo mientras me besaba en la mejilla-. Recién llego -le dije- estoy por preparar la cena. Buenísimo -sonrió- muero de hambre. Cenamos juntos mientras me contaba de su día. Luego de eso, fuí a ducharme. Mientras me bañaba, pude ver a través del espejo que Ludmila me observaba. Esto no es real -pensé-. De solo pensarlo mi pene despertó. Mi erección era notoria y giré para que mi prima pudiera verla. Por el espejo pude ver como introducía una mano en su pantalón y con la otra se frotaba los pechos. Sin cortar el agua me acerqué a la puerta sin que ella lo notara. ¿Qué hacés? -le pregunté de repente-. Me miró sorprendida. Estaba desnudo y mojado frente a ella. Miró mi pene y sin decir palabra, corrió a su habitación.
Estaba tratando de conciliar el sueño. Era más de medianoche. Decidí hablar con ella. Toqué a su puerta, esperando que no respondiera. Abrió la puerta desnuda. Me quedé sin habla. Me tomó del cuello y empezó a besarme. No pude resistirme. Acaricie sus glúteos, besé su cuello y chupé sus hermosas tetas. La recosté sobre la cama y me comí su conchita. Lamí su dulce vagina con muchas ganas. Ludmila gemía de placer. Chupaba su clítoris y lamía sus labios. Introducía mi lengua en su concha caliente. No quería salir más de ahí. Subí hasta sus tetas. Las chupé con pasión. Lamí sus pezones con la punta de mi lengua. Me tenté a morderlos un poco también. Te quiero adentro mío -me dijo-. Primero me la vas a tener que chupar -le respondí-. Se deslizó sobre mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna. Dejó su concha a la altura de mi boca. Sacó mi pene y empezó a chuparlo. Yo seguí comiendo su vagina. Ludmila lamía mi glande y mis huevos. Me fascinaba como lo hacía. Me tenté con su ano. Comencé a saborearlo y pareció gustarle. Recorrí toda su concha y su culo con mis labios y mi lengua. Ella me correspondió con mis huevos y mi pija. Se recostó a mi lado y abrió sus pienas. Subí sobre ella y la penetré despacio. Estaba follándome a mi prima. Mi pene dentro de su húmeda vagina no me dejaba pensar. Cojí esa hermosa concha con placer. Chupaba sus tetas con locura, mientras ella clavaba sus uñas en mi espalda. Saqué mi pene y cambiamos de posición. Penetré a Ludmila boca abajo. Apoyé mis manos en su nalgas y seguí follando su dulce concha. No podía aguantar más. ¿Dónde querés mi semen? -le pregunté-. En mi boca -me respondió-. Cuando estaba a punto de acabar, saqué mi pene de su vagina y me arrodillé. Ludmila giró y masturbo mi pene dentro de su boca hasta recibir mi caliente leche. Estallé de placer en la boca de mi primita. Ella tragó todo y limpió los restos de mi pija con su lengua. Fatigados, nos recostamos en la cama. Reímos juntos al notar lo que habíamos hecho. Sí nos vieran los abuelos -me dijo- nos matan. Sonreí. ¿Acaso no lo sabías? -le respondí- los abuelos también eran primos.
FIN.
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