Después de esa noche en mi auto, la cual me dejó muy caliente, volví a casa y cuando me fui a acostar, miré el celular y ella me había mandado unas fotos de sus tetas. Me tuve que masturbar para bajar la calentura.
Nos volvimos a ver en la oficina, con miradas cómplices y mucho palo por mensajitos. La calentura no había bajado y yo no daba más. Encima ella iba un poco más arreglada de lo normal, se tuneaba y me miraba de reojo porque sabía cómo estaba yo. Llegó el jueves (el viernes era feriado) y llovía. Salimos unas horas antes del trabajo y ofrecí llevarla a su casa y aceptó. Veíamos hablando en el auto y le pregunté si tenía que estar en su casa a alguna hora en especial. Me dijo que tenía un rato libre porque habíamos salido antes. Así que entré a un telo que estaba de camino a su casa por el que pasaba siempre.
No dijo nada. Sabía que me debía algo y ella tenía ganas. Entramos a la habitación y empezamos a besarnos. Ella tenía un vestido fino (era verano) y mi pija estaba muy dura por lo que empezó a sentirla y arrancó a tocarmela. Yo me la saqué y ahí ella empezó a pajearme.
- Te voy a comer todo pendejo. Me calentás mucho.
Y bajó a chuparmela. Lo hacía bien pero no podía dejar de pensar en sus tetas. La levanté y la senté en la cama, le abrí el vestido y puse la pija en sus tetas, ella empezó a pajearme con sus tetas, apretándome la pija, subiendo y bajando. Cada tanto le metía un lenguetazo a la pija cuando aparecía arriba.
- Dámela pendejo, ¿querés acabar acá?
No pasaron unos segundos de escuchar eso que empece a gemir y llenarle las tetas de leche.
Una vez que ya había sacado mi calentura incial, me sumergí entre sus piernas. Ella sentada en la cama y yo agachado, comiendo y chupando abajo, también metiendole los dedos. Despues de un rato de ponerla en llamas fuimos a la cama y se me vino arriba, ya sin el vestido pero con la tanga puesta, corrida para que le entre mi pija. Acabamos juntos con ella cabalgandome de espaldas a mí, yo agarrando sus tetas y los dos gimiendo mucho.
Se nos había pasado un buen rato. Nos besamos como novios un rato más y nos fuimos.
Nos volvimos a ver en la oficina, con miradas cómplices y mucho palo por mensajitos. La calentura no había bajado y yo no daba más. Encima ella iba un poco más arreglada de lo normal, se tuneaba y me miraba de reojo porque sabía cómo estaba yo. Llegó el jueves (el viernes era feriado) y llovía. Salimos unas horas antes del trabajo y ofrecí llevarla a su casa y aceptó. Veíamos hablando en el auto y le pregunté si tenía que estar en su casa a alguna hora en especial. Me dijo que tenía un rato libre porque habíamos salido antes. Así que entré a un telo que estaba de camino a su casa por el que pasaba siempre.
No dijo nada. Sabía que me debía algo y ella tenía ganas. Entramos a la habitación y empezamos a besarnos. Ella tenía un vestido fino (era verano) y mi pija estaba muy dura por lo que empezó a sentirla y arrancó a tocarmela. Yo me la saqué y ahí ella empezó a pajearme.
- Te voy a comer todo pendejo. Me calentás mucho.
Y bajó a chuparmela. Lo hacía bien pero no podía dejar de pensar en sus tetas. La levanté y la senté en la cama, le abrí el vestido y puse la pija en sus tetas, ella empezó a pajearme con sus tetas, apretándome la pija, subiendo y bajando. Cada tanto le metía un lenguetazo a la pija cuando aparecía arriba.
- Dámela pendejo, ¿querés acabar acá?
No pasaron unos segundos de escuchar eso que empece a gemir y llenarle las tetas de leche.
Una vez que ya había sacado mi calentura incial, me sumergí entre sus piernas. Ella sentada en la cama y yo agachado, comiendo y chupando abajo, también metiendole los dedos. Despues de un rato de ponerla en llamas fuimos a la cama y se me vino arriba, ya sin el vestido pero con la tanga puesta, corrida para que le entre mi pija. Acabamos juntos con ella cabalgandome de espaldas a mí, yo agarrando sus tetas y los dos gimiendo mucho.
Se nos había pasado un buen rato. Nos besamos como novios un rato más y nos fuimos.
2 comentarios - Madura del trabajo (amiga y jefa) (2)