El secreto de Martita. 2

Martita, que aún no había soltado el paquete de Nicolás dio el segundo paso.
Tomó la cremallera del largo cierre del mameluco y lo fue bajando lentamente y mientras lo hacía se fue arrodillando.
Enseguida tuvo la pija del mecánico entre sus dedos.
Pija no demasiado larga pero si gruesa, portentosa, venosa, cabezona. No muy limpia, haciendo juego con su dueño pero a Martita no le importó. La acarició, saco los huevos afuera y también los acarició. Se acercó y besó su cabeza, comenzó a llenar de besos el tronco y los huevos. 
Nicolás sólo suspiraba.
Martita abrió grande su pequeña y delicada boca y quiso engullirle la pija. Le costó, Se atragantó, hizo arcadas, volvió a probar. 
Que podía saber de chupar pijas una chica inocente que ni siquiera había visto una porno?
Sólo había escuchado a algunas de sus compañeras del secundario que les encantaba chuparte la pija a sus novios y todo lo que ellos gozaban con esto.
Como pudo siguió chupando, descubrió que esto le gustaba mucho, sentía como se le empapaba su bombachita y sentía también como lo disfrutaba el mecánico que no paraba de suspirar. Cuando se ahogaba la sacaba y le pasaba la lengua: cabeza, tronco, huevos, todo. Y volvía a metersela en la boca.
Nicolás sintió que si la cosa seguía así iba a acabar pronto y eso no estaba en sus planes.
Hizo incorporar a Martita y la sentó en el capot de un viejo Falcon que estaba arreglando.
Le levantó la pollera tableada y le saco su bombachita color rosa dejándole manchas de grasa de sus dedos.
Se encontró con una conchita rosada adornada con una matita de pelos rubios y hundió su tosca cabeza para comerse semejante manjar.
Martita sintió un placer indescriptible, sus jadeos se hicieron gritos y no tardó en acabar entregandole a su tosco amante una cuantiosa cantidad de jugos que el mecánico bebió a lengüetazos. Este siguió chupando y la levantó un poco para llegar a su culo. Martita casi se desmaya del placer al sentir la lengua del mecánico ahi. Nunca pensó que eso podía darle tanto placer. El tosco hombre no podía creer que estuviera comiéndose esos manjares y ante un nuevo orgasmo de Martita decidió que ya era tiempo de pasar a la otra etapa.
Se puso las piernas de la chica sobre sus hombros y así, parado como estaba, arremetió con su pija. Cuando Martita sintió que le entraba la cabezota dio un respingo para atrás. Le dolió. Nicolás entendió que debía ir despacio y se la fue metiendo lentamente. Su gruesa pija iba llenando la concha de la chica y ella hacía alguna mueca de dolor pero no de rechazo.
El hombre dejo por unos instantes su pija ahi y luego comenzó a bombearla. Primero lentamente y luego más rápido. Desabrocho su camisa y levantó su corpiño y comenzó a manosear con sus toscas manos esas delicadas tetitas. Se agachó y las lamio mientras que le seguía dando. 
Luego bajo las piernas, la dio vuelta y la dejo boca abajo, recostada en el capot y con el culo levantado. Volvio a lamerlo y a babearlo y Martita a gozar sin darse cuenta de lo que le iba a pasar. Nicolás puso la cabeza de su verga en el culo empapado de la chica y empujó. Una oleada de dolor invadió a Martita que no pudo zafar de esta y cuando se quiso dar cuenta ya tenía media verga adentro. Y de un empujón más se la metió toda. Comenzó un lento bombeo y mientras con una mano acariciaba su concha, aumentaba el ritmo cada vez más fuerte. Martita sólo emitía un leve quejido hasta que el mecánico, entre bufidos lleno su culo de caliente leche.
Salió de Martita y se quedó parado. Arrepentido de sus actos. Martita se dio vuelta y lo miró fijo. Algo había cambiado. Su mirada no era la misma. Estaba seria.  
- Perdón! - susurró el mecanico-
Como única respuesta Martita se le abalanzó, le dio dos puñetazos en su pecho, bajo y le comió la pija de una manera tal que enseguida se puso dura y no tardó en acabarle en la boca.
Tragó toda la leche. Ya ninguno de sus orificios era virgen. Le sonrió, se vistió y se marchó a su casa.
Se quitó la ropa y se bañó. Se sentía realmente satisfecha. Confirmó que el sexo era su vida. Por primera vez no sentía culpa. Reía cuando imaginaba lo que podría estar pasando por la cabeza del mecánico. No podría creer aún lo que le había pasado.
Hay cosas que no se perdonó, como el no haber usado preservativo. Ella no se cuidaba aún y si bien el mecánico le había acabado en el culo, siempre era un riesgo, y ni hablar de las enfermedades. Por suerte a los pocos días se dio cuenta de que no se había embarazado. Pero ese riesgo no debía volver a correrlo. 
Pasó el tiempo y Martita aprendió a cuidarse, a manejar su vida. Quería dar dos grandes pasos. Uno dejar la Facultad. Esa carrera no era para ella, quería estudiar algo que la llenase más, pero todavía no sabía que.
Lo otro era independizarse. Conseguir un trabajo e irse a vivir sola. Lo hablo con sus padres. Su madre, como de costumbre, puso el grito en el cielo. Su padre la entendió y le ofreció un puesto en su empresa. 
- Sos buena con los numeros- le dijo- me vendría bien alguien de la familia en el sector contable. Alguien que cuide las finanzas.
Y así fue que gracias al buen sueldo que le pagaba su padre y con una ayuda extra, pudo alquilar un lindo dpto de dos ambientes en un lindo barrio de la capital.
Allí Martita se sintió libre. Comenzó una doble vida. Por un lado con su familia y en su trabajo seguía siendo La misma chica pura y alegre que todos conocían, pero despues, La libertad de su nueva vida le había dado la posibilidad de seguir teniendo nuevas vivencias sexuales, de seguir aprendiendo y experimentando este nuevo mundo que se le presentaba. 
Pasaron varios por su dto. Aunque preferiría encuentros en hoteles, por privacidad, cuando había confianza los llevaba ahí.
En esa época la conocí. Medio de casualidad. No hubo café ni cena de por medio, sólo quería coger. 
No nos conocíamos personalmente pero los encontramos una mañana temprano que pude zafar del trabajo y fui. Fue en un tradicional telo de Palermo y había promo de turnos de cinco horas.
Cuando la vi me impactó su belleza. 
-Aprovecha y re garchatela que no va a haber otra oportunidad -me dije para mis adentros-
Me dio un beso en la mejilla y me dijo: 
-estas preparado?
Que quedaba de esa inocente nena que sólo se tocaba? Nada. 
O quizás siempre fue así y esa nena era sólo el embrión de la mujer con la que me acababa de encontrar. Con el tiempo corrobore que la segunda opción era la más correcta.
Subiendo por el ascensor nos comimos la boca como desesperados y ya en el cuarto, aún de pié, le fui sacando la ropa besando y lamiendo todo su cuerpo. Cuando llegue a su concha corrí su tanga y se la chupe con desesperación y luego la di vuelta e hice lo mismo con su culo, el culo más hermoso y rosadito que jamás haya comido. Había descubierto su punto débil y ahora gemia de placer. Con su mano se pajeaba mientras yo no paraba de lamerle el hoyito hasta que acabo. La tiré en la cama, me saque la ropa y me puse un forro a una velocidad increíble y cogimos desesperadamente hasta acabar los dos.
La velada fue larga, eran cinco horas, hubo tiempo para hablar y seguir garchando.  
Le caí en gracia, me comenzó a contar su historia, mientras lo hacía nos acariciabamos tendidos en la cama, las caricias eran cada vez más calientes hasta que seguíamos cogiendo. 
Nos chupamos, nos besamos, nos hicimos de todo.
Me di el gusto de hacerle la cola, bien despacio y disfrutando. Se dio el gusto de chuparmela hasta tomarme la leche....
Con el tiempo nos fuimos haciendo amigos, de una manera muy rara. Pasaba tiempo sin hablarnos pero despues nos contactabamos y ahí estábamos cogiendo de nuevo.
Una vez me llamó y me dijo:
-Quiero probar algo nuevo, nunca estuve con dos a la vez, quiero probar. 
Se me puso dura de sólo pensarlo. 
- Tengo un amigo, buena onda, - me dijo- el también quiere probar y a mi se me ocurrió que vos podrías ser el otro. Queres?
CONTINUARÁ...

2 comentarios - El secreto de Martita. 2

Lady_GodivaII +1
esas amistades que da gusto cultivar!!!
espero la tercera
masitasexxx +1
Amistades como esas alegran la vida!
Bon-Kraus +1
Buena historia. Gracias por compartir
masitasexxx
Gracias! Me alegro que te guste!