Martiniseco
Era un fin de semana de esosde mucha soledad y decidí que después de una larga y dura semana de arduotrabajo, merecía salir a tomarme unos tragos para relajarme, siempre he sidosolitaria a mis cuarenta años aún sigo sola, quizás me he vuelto exigente conel pasar de los años eso nos suele pasar a quienes sabemos estar solos noqueremos a cualquiera en nuestras vidas, soy la “solterona” de la familia, sinhijos, sin un puto novio y con pocos amigos, ninguno para ser honesta, esdifícil saber que cualquier hombre que se acerca a mi es solo por mis atributosfísicos, en estos tiempos solo se fijan en el empaque más que en el contenidodespués de mi última relación, aprendí muy bien la lección, aunque mi madresiempre dice “Lucy cariño debes darte una oportunidad, quien no querría estarcon una mujer, tan hermosa, con tus 1,70 mts, hermosas y anchas caderas,prominentes senos, y un rostro de Ángel”, pero es precisamente eso lo que mehace desconfiar de cualquiera que se acerque. Bien llegue al lugar que había escogidopara tomarme aquellas copas y al llegar como era de costumbre atraje la miradade varios de los hombres que allí estaban, si bien no voy a negar que me gustay me excita mucho la idea de ser el centro de atención aunque sé que el objetivo de cualquiera es el mismo(llevarme a la cama y follarme), peroesa noche sucedió lo que nunca imagine…
-¡cantinero! ¡Un Martiniseco por favor!... (Vaya sorpresa cuando volteo) era una hermosa Morena de pielcanela y ojos color ámbar, de cabellera larga y oscura unos sensuales labios,sus tetas parecerían dos melones, y su olor ¡vaya que olor a primavera!,enseguida una sensación se apodero de mí, la imaginaba sobre mi desnudaacariciando su piel y besando sus grandes tetas, al salir del trance…
-¿seco?
-Sí, ¡Seco por favor!,
-¿Está usted sola?
- Si. Respondí mientras laveía con ojos lascivos. Me agrada mi propia compañía.
- La verdad a mí también. Mientrasrespondía a mi mirada, perfectamente sabía cuál era mi juego y pude notar que estaríadispuesta a cualquier cosa. Después de tantos fracasos y ser utilizada una yotra vez por cada hombre que paso por mi vida, me dije – por qué no?, Nadie lo sabrá al final de cuentas. Y asísin más y después de varios Martini le dije
- ¿eres hermosa lo sabes?
-¡lo sé!, ¿Quieresacompañarme a casa?
Por supuesto accedí, esa seríala mejor noche de mi nefasta vida,
Al abrir la puerta la tireal sofá y desnude por completa era hermosa, sus tetas rígidas y firmes las lamíuna y otra vez, humedecí mis dedos y los introduje lentamente a su sexo estabatan caliente, húmedo. Levanto lentamente mi vestido y la sobreexcitación seapodero de mi era algo nuevo para mí pero no aborrecí la idea solo me dejellevar me pidió que quería sentir mi lengua dentro de ella y obedientemente la complací,me pedía más y más mientras lo hacia mi lengua entraba una y otra vez en susexo, hasta correrse en mi boca, nunca olvidare ese sabor que dejo en mí, ellamientras estaba tan caliente que nopodía para de gritar y gemir, era sorprendente ese olor a primavera que manabade cada poro de su piel se sentó sobre mí y empezó a besarme desenfrena menteme pidió que no dejara de verla mientras movía su cuerpo exuberante sobre el mío,era todo un espectáculo visual multiorgasmica, sensual y sexual, se corrió unay otra y otra, , por un momento me olvide de mi placer solo me concentre enhacerla sentir, entonces se detuvo súbitamente y me dijo con voz perversa yllena de lujuria, ¡es tu turno!, me tumbo sobre el sofá y abrió mis piernas de paren par, empezó a meter su lengua húmeda y llena de mí una y otra vez mientras ,mojabasu dedo en mi vagina para introducirlo lentamente en mi culo, vaya era algoexcitante no podía para de gritar y gemir quería más y más, me dijo al oído ¡te castigare has sido una chica mala esta noche!, me pidió que coloque deperrito y empezó a lamer mi culo, de pronto abrió mis nalgas con sus delicadasmanos e introdujo su lengua en mi vaya sensación perdí la cuenta de las veces que me corrí,esto se repitió una y otra vez hasta caer rendidas en aquel sofá.
Desde aquella vez frecuentoaquel Bar y al llegar siempre pido un Martini seco.
Era un fin de semana de esosde mucha soledad y decidí que después de una larga y dura semana de arduotrabajo, merecía salir a tomarme unos tragos para relajarme, siempre he sidosolitaria a mis cuarenta años aún sigo sola, quizás me he vuelto exigente conel pasar de los años eso nos suele pasar a quienes sabemos estar solos noqueremos a cualquiera en nuestras vidas, soy la “solterona” de la familia, sinhijos, sin un puto novio y con pocos amigos, ninguno para ser honesta, esdifícil saber que cualquier hombre que se acerca a mi es solo por mis atributosfísicos, en estos tiempos solo se fijan en el empaque más que en el contenidodespués de mi última relación, aprendí muy bien la lección, aunque mi madresiempre dice “Lucy cariño debes darte una oportunidad, quien no querría estarcon una mujer, tan hermosa, con tus 1,70 mts, hermosas y anchas caderas,prominentes senos, y un rostro de Ángel”, pero es precisamente eso lo que mehace desconfiar de cualquiera que se acerque. Bien llegue al lugar que había escogidopara tomarme aquellas copas y al llegar como era de costumbre atraje la miradade varios de los hombres que allí estaban, si bien no voy a negar que me gustay me excita mucho la idea de ser el centro de atención aunque sé que el objetivo de cualquiera es el mismo(llevarme a la cama y follarme), peroesa noche sucedió lo que nunca imagine…
-¡cantinero! ¡Un Martiniseco por favor!... (Vaya sorpresa cuando volteo) era una hermosa Morena de pielcanela y ojos color ámbar, de cabellera larga y oscura unos sensuales labios,sus tetas parecerían dos melones, y su olor ¡vaya que olor a primavera!,enseguida una sensación se apodero de mí, la imaginaba sobre mi desnudaacariciando su piel y besando sus grandes tetas, al salir del trance…
-¿seco?
-Sí, ¡Seco por favor!,
-¿Está usted sola?
- Si. Respondí mientras laveía con ojos lascivos. Me agrada mi propia compañía.
- La verdad a mí también. Mientrasrespondía a mi mirada, perfectamente sabía cuál era mi juego y pude notar que estaríadispuesta a cualquier cosa. Después de tantos fracasos y ser utilizada una yotra vez por cada hombre que paso por mi vida, me dije – por qué no?, Nadie lo sabrá al final de cuentas. Y asísin más y después de varios Martini le dije
- ¿eres hermosa lo sabes?
-¡lo sé!, ¿Quieresacompañarme a casa?
Por supuesto accedí, esa seríala mejor noche de mi nefasta vida,
Al abrir la puerta la tireal sofá y desnude por completa era hermosa, sus tetas rígidas y firmes las lamíuna y otra vez, humedecí mis dedos y los introduje lentamente a su sexo estabatan caliente, húmedo. Levanto lentamente mi vestido y la sobreexcitación seapodero de mi era algo nuevo para mí pero no aborrecí la idea solo me dejellevar me pidió que quería sentir mi lengua dentro de ella y obedientemente la complací,me pedía más y más mientras lo hacia mi lengua entraba una y otra vez en susexo, hasta correrse en mi boca, nunca olvidare ese sabor que dejo en mí, ellamientras estaba tan caliente que nopodía para de gritar y gemir, era sorprendente ese olor a primavera que manabade cada poro de su piel se sentó sobre mí y empezó a besarme desenfrena menteme pidió que no dejara de verla mientras movía su cuerpo exuberante sobre el mío,era todo un espectáculo visual multiorgasmica, sensual y sexual, se corrió unay otra y otra, , por un momento me olvide de mi placer solo me concentre enhacerla sentir, entonces se detuvo súbitamente y me dijo con voz perversa yllena de lujuria, ¡es tu turno!, me tumbo sobre el sofá y abrió mis piernas de paren par, empezó a meter su lengua húmeda y llena de mí una y otra vez mientras ,mojabasu dedo en mi vagina para introducirlo lentamente en mi culo, vaya era algoexcitante no podía para de gritar y gemir quería más y más, me dijo al oído ¡te castigare has sido una chica mala esta noche!, me pidió que coloque deperrito y empezó a lamer mi culo, de pronto abrió mis nalgas con sus delicadasmanos e introdujo su lengua en mi vaya sensación perdí la cuenta de las veces que me corrí,esto se repitió una y otra vez hasta caer rendidas en aquel sofá.
Desde aquella vez frecuentoaquel Bar y al llegar siempre pido un Martini seco.
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