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Mí timidez y mis tías 11

Fui a recoger a mi madre a la estación, cuando la vi bajar del vagón mi corazón saltó de alegría, le cogí el maletín que llevaba y abrazándola salimos a la calle, con un taxi fuimos a casa de Ana, las dos hermanas se fundieron en un abrazo, Jorge esperó a su turno y también la abrazó, después de los primeros momentos de euforia mi madre se interesó por todo el proceso, mi tío se adelantó a Ana y le contó que después de haber intentado todo cambiaron de táctica y gracias a una idea casual mía se había obrado el milagro, también le dijo que le habían hecho una ecografía y habían confirmado que era un chico y después de pararse y mirarnos a los dos continuó…
-       Y hemos pensado que le vamos a llamar… Manuel, en honor de su primo Manu, que es más que primo y va a ser su ahijado, se lo merece todo.
Mi madre y yo nos quedamos con los ojos como platos, asombrados y agradecidos por la noticia, mi tía le interrumpió…
-       Es un chico ideal, se lo merece todo, es muy atento con él, seguro que lo trata como a un hijo, le gustará darle los biberones calientes a cualquier hora.
Nos reímos los cuatro, cada uno por una cosa, luego mi madre abrió el maletín y sacó unas prendas que había comprado para el niño y otras de parte de su hermana Julia que no había podido venir, pero que le mandaba felicitaciones.
Mi tío Jorge en seguida organizó todo, llamó a un restaurante de lujo y reservó una mesa para cuatro, nos arreglamos y a la hora acordada estábamos sentados a la mesa.
La comida fue especial, a Jorge todo le parecía poco, pidió lo mejor sin reparar en gasto, cuando salimos mi tío se excusó, tenía que ir al despacho urgente, las dos hermanas pensaron ir de compras y yo pensé en volver a casa, pero mi madre dijo…
-       Como vas a estar solo, después de tanto tiempo sin vernos, vente con nosotras.
Lo cierto es que sí lo había pensado, pero no quería interrumpir las conversaciones que quisieran mantener, me fui con ellas.
Al verlas juntas, parecían gemelas, los años que se llevaban apenas se notaban, además tan contentas y animadas iban que cogidas del brazo que parecían dos crías.
Compraron de todo, zapatos, suéteres, perfumes, hasta que salió el tema del sujetador que le había regalado Ana ya hacía tiempo, mi madre le confesó que se lo ponía solo los días de fiesta, Ana le dijo que había que modernizarse y se metieron en una tienda de lencería, empezaron a ver cosas y el mostrador se iba llenando de varios modelos para elegir, yo me mantenía discretamente apartado mirando a la calle por el escaparate, era difícil abstraerse, pues hasta los maniquíes lucían verdaderas maravillas de todo tipo.
Se metieron las dos en el probador, estuvieron un rato, la dependienta les daba y sacaba varias prendas, parece que ya se decidían por eliminación cuando la dependiente me llamó y me dijo que querían mi opinión, me sorprendió, quien mejor que ellas para opinar?
El probador no era muy amplio pero lo suficiente para que nos moviéramos con soltura, estaba rodeado de espejos, cuando entré, detrás de la puerta estaba mi tía, llevaba la falda puesta pero se estaba probando un sujetador, necesitaba ya una talla más pues las tetas le estaban creciendo, mi madre me lo hizo saber cuándo se lo quitó para probarse otro…
-       Has visto a tu tía? ahora le crecen las tetas, pronto me va a alcanzar a mí, aunque tampoco tengo muchas.
Al decir esto le cogió una teta y la apretó para que me diera cuenta, mi tía se quitó la prenda y se la pasó a mi madre.
-       Toma, póntela tú ahora, a ver quién tiene más.
Mi madre un poco picada por Ana se quitó la blusa y se soltó el sujetador que llevaba, las dos tetas quedaron frente a frente a las de Ana, esta quiso desquitarse con Clara, mi madre, y me cogió una mano y se la puso en un pecho, la otra me la puso en una teta de mi madre…
-       Ahora te toca a ti juzgar, Manu quien las tiene más gordas?
Creo que este fue el momento más comprometido de mi vida, tener cogidas las tetas de mi madre y mi tía juntas a la vez, y pensar con la cabeza fría, pero la polla no era tan racional como la cabeza y pronto noté como se removía bajo el pantalón.
Ana se dio cuenta la primera al mirar al espejo y quiso presionarme más.
-       Ahora casi las tenemos iguales, pero mis pezones son más gruesos que los tuyos Clara, verdad Manu?
Yo rojo como un pimiento, no me decidía, pero mis dedos estaban retorciendo suavemente el pezón de cada una, Ana ganaba claramente, Clara lo sabía, pero no quería dejarse ganar.
-       Eso es en apariencia, pero los míos son más sensibles, Manu, tu sé imparcial, chúpame el mío y veréis la diferencia.
Quedé indeciso, pero mi madre sin soltar mi mano de su teta me ofreció la otra a mi boca, Ana por su parte no me soltaba mi otra mano de la suya, que endurecía el pezón por momentos al ver la situación.
Acerque la boca tímidamente y lamí el pezón de mi madre, esta dio un respingo de impresión de momento, le recordó tiempos pasados, pero se apretó contra mí y me lleno la boca de carne tierna, cuando pude espirar mi tía fingidamente airada dijo…
-       Eso no vale, así cualquiera gana, en ese plan yo también ganaría.
Me giró la cabeza e imitó a mi madre, me metió su pezón libre en la boca, lo sentía en el paladar, áspero, palpitante, esta vez fue mi madre la que vio reflejado el espejo el bulto que ya presentaba en la bragueta, aprovechando que mi cabeza pegada al pecho de Ana le ocultaba la visión, puso su mano sobre mi polla y la presionó, la recorrió de arriba abajo, estaba completamente horizontal, si la cremallera hubiera fallado estaría fuera ya, pero Clara no contaba con los demás espejos del probador y Ana estaba observando como mi madre me estaba amasando la polla.
-       Está visto que no eres capaz de decidirte, Manu te faltan elementos de juicio.
Diciendo esto se bajó la falda, bajo su incipiente vientre abultado quedó la braguita blanca de blonda que llevaba, en el pubis, se oscurecía y se marcaban los labios hinchados.
Mi madre se hizo la indignada y se bajó también su falda, sus bragas negras no trasparentaban pero marcaban el tupido manto de vello rizado, lo llevaba perfectamente depilado en forma de triángulo justo lo que le ocultaba la prenda.
-       Qué opinas ahora quien de las dos tiene mejor tipo?.
-       Yo no sabía qué hacer, mi cabeza me daba vueltas, el calor del probador, mis manos en las tetas de las dos hermanas, mi madre y mi tía, mi boca comiendo pezones sin parar y viendo los dos coños apenas cubiertos, me tuve que apoyar en una pared con espejo, las dos mujeres se asustaron, me vieron rojo y al momento pálido, mi madre le dijo a Ana.
-       Hermana le has agobiado mucho, aún es muy joven.
-       Yo? Y tú que le estabas sobando la polla?, pues menudo bulto se notaba, seguro que ha sido por eso.
-       Tú crees? Le habré excitado mucho? A ver si se pone enfermo.
-       Vamos a aliviarlo, sácasela con cuidado.
Mi madre bajó la cremallera, y apenas me despasó el botón del pantalón la polla saltó fuera, fue un alivio el poder expandirse, los huevos me dolían, mi tía la cogió y retirándole la piel evaluó los daños, estaba el capullo rojo, más bien morado, sin consultarle a mi madre empezó a agitarla, la cogió del tronco casi en los huevos, el prepucio tapaba y destapaba el glande, mi madre dijo…
-       Yo te ayudaré…
Me la cogió por la punta, su mano sobre el glande, escupió en la palma de la mano y entre las dos fueron pajeándome acompasadamente, se miraron, en el suelo había moqueta, con la mirada decidieron, le tocó a mi tía, cuando iba a correrme puso su boca frente a mi polla esperando los chorros, pero mi madre la apartó en el último momento…
-       Espera, es mi hijo.
Los chorros de leche cayeron sobre su cara y el ojo, alguno entró en la boca, cuando se apartó para limpiarse el ojo, Ana aprovecho y se metió la polla en la boca, aún recibió los últimos coletazos y me limpió todo el glande de semen, cuando abrió su boca, mi capullo estaba brillante y con un color rosado.
Al salir del probador el aire fresco del aire acondicionado fue mi salvación, mi madre le dio a la dependienta, que estaba atendiendo a otra señora, el conjunto que había elegido, mi tía por su cuenta le entregó dos.
Pagaron y salimos a la calle, cada una se colgó de mis brazos, casi ocupábamos toda la acera, pero yo parecía flotar.
Después de cenar en casa de Ana nos fuimos mi madre y yo a nuestra casa, estaba casi toda cubierta de sabanas para proteger del polvo, por lo que pasamos directamente a la habitación, mi madre sacó el conjunto que se acababa de comprar y se lo puso, se acercó a mí y me dijo suavemente…
-       Te gusta? me lo he comprado especialmente pensando en ti.
-       Me encanta, tienes muy buen gusto, bueno tu hermana también.
-       Ah! Ana, si, es encantadora, y muy bromista verdad?, no le tomes en cuenta lo de esta tarde, te quería gastar una broma y ponerte en un aprieto.
-       Pues lo ha conseguido, o mejor lo habéis conseguido, menos mal que sois chicas con recursos y al final lo habéis arreglado.
-       Era de justicia, te vimos mal, nos pasamos bastante y era preciso calmarte de la forma más rápida que supimos.
-       Pues no lo habéis conseguido del todo, mira como me la has puesto con ese conjunto otra vez.
-       Ahora ya te puedo calmar con más tranquilidad, y si te soy sincera yo también estoy sufriendo del mismo mal que tú.
Se bajó las braguita y me enseño la mancha de flujo que le salía de la vagina, me arrodillé frente a ella, Clara se separó los labios frente a mí, solo se veía el clítoris hinchado y los labios mojados abriendo la vagina, mi boca succionó los jugos que salían y entró a buscar más, Clara abrió las piernas poniendo una sobre el canto de la cama, le lamí desde la mata de vello hasta el culo rugoso, gimiendo sin parar me dijo…
-       Manu descansa, me vas a volver loca, me voy a correr ya y sin haber probado tu polla dentro de mí, ahora me toca a mí.
Me bajó el pantalón, por la polla me salía liquido pre seminal, lo lamió y aspiró el glande dentro de su boca, creí que iba a dedicarme una mamada, pero se subió sobre mi y se la metió de golpe, el sujetador no se lo había quitado, pero yo pasando las manos por su estomago lo fui levantando hasta dejarlo pegado al cuello sobre sus tetas, ella se lo despasó y se lo quitó, pues se le clavaban los aros.
-       Ahora me lo puedes decir, cual tiene las mejores tetas?
-       Claraaa. Ya lo sabes mejor que yo, tu las tienes más gordas y duras aunque Ana está ganando terreno, pero tengo que reconocer que los pezones de tu hermana…
-       No sé porqué, pero me da en la nariz que no es la primera vez que se los comes, o me equivoco?
-       Mamaaaa, como eres!
-       Vale como quieras, está muy bien que seas discreto, tu tía es una persona especial, se merece todo, dale lo que necesite, te lo agradeceré como si fuera para mí.
Los movimientos de Clara sobre mi polla no tardaron en dar su consecuencia, aunque por la tarde me había corrido en su cara ahora me moría por hacerlo en su coño y a ella también le urgía hacerlo.
No esperamos a más, cuando lo hicimos coincidimos, los espasmos de Clara se mezclaron con los latigazos que recibía desde la nuca hasta la polla, cuando caímos sobre la sabana estuvimos hablando de cómo nos iba mutuamente.
Me contó que el trabajo iba cada vez mejor, que ya habían inaugurado el nuevo salón en la casa de al lado haciendo el restaurante el doble de grande, mi tía Julia estaba encantada aunque muy agobiada, pero contenta, mi prima parecía que se había involucrado en el trabajo y colaboraba más.
Le pregunté por mi perro, hacía mucho que no lo veía, y lo extrañaba, pero me tranquilizó al saber que se lo había dejado a una señora que tenía problemas de movilidad y le venía muy bien, porque le obligaba a moverse y sacarlo, además de hacerle compañía, me prometí ir a verlo, seguro que no me habría olvidado.
Por la mañana al despertarme, mi madre ya estaba levantada, estaba haciendo café, con las zapatillas y el delantal por todo vestido, parecía una quinceañera, me acerque sin hacer ruido y la abrace por detrás, ella se volvió y al notar mi polla entre sus nalgas blancas, me dijo…
-       Así es como me gustaría amanecer todos los días.
Me beso volviéndose y se subió de un salto a la encimera, hacía rinconera y puso una pierna en cada ángulo, levantó el delantal y me dijo…
-       Quieres desayunar?, está caliente.
Me acerqué a ella y la besé, nunca había caído en la cuenta, pero la altura de la encimera era la justa que necesitaba para que mi polla apuntara directamente en su coño, Clara me abrazó y se metió ella misma todo el pene dentro, me mantuvo sin sacarlo, a su lado unas tostadas ya untadas con mantequilla y al otro lado unas tazas de café humeante, me fue alimentando como a un niño, compartíamos las tostadas y el café, hasta que nuestros labios se encontraron al medio de la misma tostada, más que comerla, la tragamos pues nuestras lenguas no querían impedimentos, me cogía la cara con sus manos y me comía la boca, con mi mano llena de mantequilla la pasé entre sus nalgas, ella adivinó mi intención y sacó el culo a la orilla de la bancada, el tarro de mantequilla casi se vació sobre mi polla y su culo, debía ser de buena calidad pues ayudó a que la dilatación fuera un placer y mi glande desapareció tras una leve presión seguido del tronco de mi polla, mi dedo acariciaba el clítoris vacante, mientras ella se pellizcaba y se estiraba los pezones, hubo que apartar la vajilla cercana, pues los movimientos que llegaron con su orgasmo la ponía en grave peligro, me vacié en ella nada más que le vi recuperarse, cuando bajó del banco andaba un poco grotescamente.
Fuimos a comer a casa de Ana, mi tía nos miró disimuladamente, el semblante de Clara era descaradamente el de una mujer plenamente satisfecha sexualmente, además de las atenciones que me procuraba mi madre.
Por la tarde después de una agradable sobremesa mi tío Jorge se ofreció a llevarnos a la estación, por la ventanilla del vagón mi madre me dedicó un beso pegado al cristal.
Al llegar a casa nos esperaba una sorpresa, en el salón estaban sentadas mi tía Ana y su hermana pequeña, Cris.
Se levantó rápida y beso a Jorge, a mí solo me dijo un escueto…
-       Hola sobrino.
Me quedé parado, no me esperaba un saludo tan frío, mi tía Ana también se extrañó, al mirarle a la cara noté como tenía los ojos un poco enrojecidos, parecía que había llorado.
Estuvieron hablando de todo, especialmente sobre el embarazo, después de mucho insistirle se quedó a cenar, parecía que tenía ganas de hablar, aunque no conmigo.
Ya tarde se levantó y dijo que ya se marchaba, mi tío se ofreció a llevarla a casa, pero Ana le hizo una señal y dijo…
-       Manu me podrías hacer un favor? Puedes acompañar a casa a Cris? Es que Jorge tiene que madrugar mañana.
-       Claro no faltaría más, le contesté.
Aunque no estaba muy convencido de que fuera buena idea, salimos y nada más llegar a la calle detuvimos a un taxi, Cris le dio la dirección y salimos raudos, íbamos cada uno sentados pegados a las ventanillas del coche, no hablamos en todo el trayecto, llegando a su casa Cris empezó a sollozar calladamente.
Mi intención era despedirla en el portal y volverme en el mismo taxi, pero me preocupó y decidí acompañarla hasta arriba, despedí al taxi y le puse el brazo en el hombro, ella me esquivó.
Más por educación que por convicción me invitó a entrar, yo no sabía qué hacer, estaba cohibido, al fin me invitó a sentarme, lo hice en un lado del sofá, ella en el otro, el ambiente era tenso y yo no sabía que decir y solo miraba la puerta buscando cualquier excusa para volver a casa, de momento Cris volvió a llorar, me tenía descolocado, no sabía si consolarla o preguntarle claramente si tenía algo contra mí.
Opté por acercarme a ella y con aire conciliador le cogí la mano, ella en un primer momento la retiró, se la volví a coger y le dije…
-       Tía Cris, que te pasa?
-       A mi no me llames tía, me haces vieja.
-       Perdona Cris, pero dime qué te pasa, si es que estás enfadada conmigo por algo, desde ahora te pido disculpas, pero no te pongas así.
-       No estoy enfadada contigo, bueno… sí, estoy pero, ya no se si no será culpa mía también!
-       Pues que he hecho mal?
-       Es que soy un desastre, todo me pasa a mí y casualmente tú siempre tienes algo que ver.
-       No te entiendo Cris, apenas nos hemos visto dos días que yo recuerde y no he hecho nada malo, por lo menos intencionadamente.
-       No? Pues mira sí, te acuerdas de Sofía?, por tu culpa la perdí, era una chica estupenda..
-       Y estaba muy buena, lo reconozco.
-       Eso, y estaba muy buena, pero me abandonó y ahora mi otra pareja también me ha dejado con la excusa de tomarse un tiempo para pensar, estoy desolada.
-       Y te ha dejado por mi culpa?
-       Sí, porque ha pillado dos veces a su hija follando con dos chicos en su propia cama y eso para ella es lo último que acepta, y la niña dijo que las habías convencido tú.
-       Yo?, si solo le expliqué que habían otras opciones que la de su madre y que ella podía decidir, y que las dos eran buenas.
-       Pues a ella le ha gustado la que le aconsejaste y al parecer muy bien explicada, no es cierto?
-       Bueno… la verdad es que algo le explique, sí.
-       Y a mí que me den, nadie quiere estar conmigo, ni hombres ni mujeres, soy un desastre.
-       Cris no te pongas así, tu eres una chica preciosa, encantadora, con mala suerte de momento, pero seguro que encontraras a la persona ideal.
No había forma de calmarle el llanto, yo por una parte ya estaba más tranquilo, pues sabía la causa del enfado, pero no tenía ni idea de cómo convencerla, la abracé mientras ella seguía llorando, yo le acariciaba el pelo, y las manos, le dejé caer un beso en el cuello, detrás en la nuca, parece que el llanto cambió a hipo, por lo menos era un avance, seguí por el mismo camino y le iba rozando con mis labios el cuello y los hombros, temiendo en cualquier momento una reacción airada, pero ella se relajó, ya no lloraba y con mis manos la abrazaba mientas le decía cosas tiernas al oído, se recostó sobre mi pecho, aún estaba agitada, me dijo…
-       Mira, como me va el corazón, lo debo tener roto de tanto llorar.
Me cogió la mano y la puso sobre su corazón, palpitaba fuertemente, en la palma de la mano sentía los golpes de sus latidos, pero mis dedos rozaban la pequeña protuberancia de su leve pecho, me recordó al de su hermana Ana, sin querer, busqué el pezón, fue un acto reflejo, lo encontré y Cris suspiró, lo tenía duro pero todavía no había salido erguido, lo fue haciendo entre mis dedos, cuando lo rodee varias veces ya estaba en su máxima cota, no era como el de Ana pero no le tenía nada que envidiar.
No me soltaba la mano, yo seguía acariciando el pezón y abarcando la teta con la mano, ella con la otra mano desabrocho la camisa y en dos estirones se la sacó de la falda, la abrió y dejó sus dos tetas frente a mí, me agaché y las besé, Cris, soltó toda la tensión que llevaba acumulada desde días, me cogió la cabeza y me besó en la boca, era un beso desesperado, me comía literalmente los labios metiéndome la lengua a la fuerza, sus manos ya no me sostenían las mías sobre sus tetas sino que me soltaba el cinturón torpemente, tuve que ayudarle y lo hice yo, ella bajó la cremallera, no tuvo paciencia ni para quitarse la falda, simplemente se la subió hasta los riñones y ladeándose las bragas se sentó sobre mí, cuando ya la tenía dentro volvió a coger mis manos y se las puso otra vez en las tetas, rodeó con sus brazos mi cuello y empezó a saltar sobre mí gimiendo cada vez que bajaba y se metía mi polla hasta los huevos.
-       No sé si quererte u odiarte, pero la verdad es que te necesitaba, tienes una polla que me vuelve loca, ahora comprendo mucho mejor a Sofía y la niña.
Cris, estuvo saltando sobre mí el rato que quiso, primero con rabia, después con urgencia, fue suavizando su cabalgada hasta que se derritió en un orgasmo salvaje, me mordió el cuello, me clavó las uñas en la espalda y con los tacones de los zapatos que aún no se había quitado, araño mis piernas.
Cuando cayó desmadejada sobre mí disimuladamente miré el reloj, ella acercó sus labios a mi oreja y me dijo entre amenazante y suplicante.
-       No se te ocurra dejarme sola esta noche.
Mi polla aun sin correrse fue bajando de dureza, dejé que estuviera abrazada sobre mí hasta parecer dormida, la abrace y la dejé suavemente tendida en el sofá.
Salí del salón y con el teléfono llamé a Ana, nada más descolgar me dijo antes de que yo pudiera hablar.
-       Ya sé lo que me vas a decir, que te quedas esta noche acompañando a Cris, es justo lo que necesita, ya hablamos mañana, un beso.
Fui directamente a la habitación de Cris, aunque ya la había visitado me pareció cambiada, destapé la cama y volví al salón, agradecí el reducido tamaño de las hermanas pues no tuve mucha dificultad en cogerla y llevarla a su cama, estaba dormida profundamente, la tensión pasada le había pasado factura.
Le quité los zapatos y los dejé al lado de la cama, las medias las fui enrollando desde los muslos hacia los pies, me di cuenta de que me gustaban las piernas con medias, aunque estas eran de verano, la camisa era lo único que se había quitado ella, pero la falda tuve que soltarla y levantándole el culo se la saqué por las piernas, le iba a dejar las bragas, pero vi el brillo que tenía entre las piernas y noté que estaban empapadas de jugos, las saqué también, pude admirar el cuerpo juvenil de Cris, era la más joven de las cuatro hermanas y se notaba.
La tape con la sabana y me tumbé a su lado, en un principio, sobre la cama pero recordando lo que me había dicho Ana, me desnudé y me acosté a su lado.
Se le notaba nerviosa, me desperté cuando noté que se movía, estaba soñando y nombraba entre dientes a Sofía y a su última compañera, pasaba sus brazos sobre mí y me apretaba contra ella, me acariciaba mi pecho, rozándome las tetillas, se pegaba y se acoplaba contra mi pecho, no quise despertarla pero mi mano pasó entre sus piernas y ella solo las separó, la acaricié, en su sueño, murmuraba que le comiera el coño, acerque la boca y le lamí de arriba abajo todos los labios, ella gimió y me cogió la cabeza, le fue guiando hasta que la entrepierna era un mar de jugos, tiró de mi hacia arriba y le mordí los pezones, cuando me llevo a su boca, me mordió los labios, abrió los ojos de asombro y los cerró despacio, siguió tirando de mí hasta notar mi polla entre sus labios y me susurró…
-       Manu me alegro de tenerte conmigo esta noche, fóllame como solo tú sabes follarme.
Cris se dejó hacer, todo el furor que demostró en el sofá se había extinguido, ahora era una débil chica necesitada de cariño y atención.
No movió ni un músculo cuando le fui metiendo despacio la polla por la vagina súper lubricada, estaba con los brazos en cruz y las piernas separadas, apoyé mis manos al lado de sus tetas y fui dejándome caer sobre ella, los pezones los notaba presionando los míos, solo movía mi cadera, la polla entraba y salía lentamente, ella suspiraba y gemía suavemente, apenas ondulaba su pelvis acompañándome, estaba como en una nube, estuve un rato, no tenía prisa y la visión de Cris flotando me mantenía sereno, pero cuando la respiración de mi tía empezó a profundizarse, cerró sus brazos sobre mí y me dijo…
-       Manu, vamos a corrernos los dos juntos, lo necesito.
Aceleré los empujones, y casi llego tarde, mi tía estaba corriéndose ya cuando yo eyacule dentro de ella, con sus piernas enlazó las mías y no me dejó salir hasta que su orgasmo acabó, superando ampliamente el mío.
Cuando al otro día llegué a casa, mi tía Ana me agradeció con un beso de que hubiera apoyado a Cris en el estado de agitación en que estaba.
Me contó confidencialmente que le había abierto su corazón y que le había confesado sus problemas, me hizo prometer que no se lo diría a nadie pero le había contado que era lesbiana y que tenía muchos problemas con sus parejas.
Ana me miraba atentamente a la cara para ver mi reacción al decirme que Cris era lesbiana, pero yo no hice ningún gesto, ella me cogió del brazo y me agitó.
-       Manu, te estoy diciendo que Cris me ha dicho que es lesbiana y tú te quedas igual?
-       Porque no es verdad, en todo caso será bisexual.
-       Que quieres decir Manu?, cómo lo sabes?, que tú y ella?, esta noche?, en su cama? No me lo puedo creer.
Yo solamente me encogí de hombros haciendo una sonrisa entre ingenua y tonta.
Mi tía me estampó un beso en la boca que casi me asfixia.
-       Eres el colmo, Manu.
Continuará

1 comentarios - Mí timidez y mis tías 11

bellaybestias
Muy buen relato!!nos gustó esperamos que pasen por nuestro post y se te gusta mi esposa hace un relato