Mientras Anibal pasaba a bañarse Lali no paró de comerme la verga, le sujetaba el pelo mientras le decía lo buena que estaba y lo bien que me la comía. En realidad estaba siendo completamente honesto, no exageraba en lo más mínima, la mina era un caballo.
Como no quería acabarme todavía decidí llevarla a la cama y calentarla un poco hasta que saliera su pareja del baño. Se acostó boca arriba y comencé a pegarle una buena comida de concha, le corría la bombacha y lamía muy suave por todos lados para, de a poco, ir enfocándome en su clítoris. Obviamente ya estaba empapada, se había relajado y los nervios parecían haberse desvanecidos, lo que permitía que todo fluyera de la mejor manera.
Yo ya estaba alternando entre mi lengua y dos de mis dedos dentro de ella, mi objetivo era dejarla bien caliente para que me pidiera que la garchara. Me moría de ganas de que fuera ella la que lo pidiera, que venciera todos sus nervios y con ese aspecto de nena tímida me rogara que la cogiera. Fue en ese momento cuando me di cuenta que desde la ducha nos estaba espiando Anibal, el baño conectaba con la habitación y lo único que nos separaba era una mampara de cristal, por lo que aún con el vapor se podía ver como otra vez estaba al palo masturbándose.
Me detuve un segundo y comencé a subir besando todo su cuerpo hasta llegar hasta su cuello. Quería probar algo, muy despacio me acerqué a su oído y le dije: “Viste cómo nos está espiando?” “Le encanta que te garche ¿no viste la cantidad de leche que sacó?”. Mientras le susurraba esto le hacía flor de paja y podía notar como cada cosa que le decía la ponía aún más caliente. Cada vez que amagaba con meterle un par de dedos ella se retorcía, hasta que me dijo, “me muero de ganas de que me llenen de leche las tetas, que se acaben arriba mio”. Me sorprendió bastante el comentario pero se ve que lo tenía guardado y era su fantasía. En ese mismo momento le introduje dos deditos para adentro, los cuales salieron completamente empapados. Fue solo un segundo pero el gemido que pegó lo debe haber escuchado en las habitaciones cercanas.
Al salir Anibal decidí pasar a un segundo plano y disfrutar de mi lado más voyeur, me excita muchísimo ver a otra pareja coger adelante mío. El único problema era que no me podía tocar mucho porque me habían dejado al palo jaja.
También quería ver si a ellos les calentaba que los mirara, nunca lo habíamos hablado pero no perdía nada con probar un rato. Fui a buscar una botella de agua al frigobar y al volver ya estaban garchando como locos. Anibal la tenía en cuatro y de rodillas en la cama le daba de bomba, era una escena de lo más excitante. Pude notar que cada tanto él le susurraba algo al oído y ambos me miraban la verga, era evidente que tenían un juego interno y que les encantaba. Era cuestión de tiempo para que ambos se acabaran pero cuando menos lo esperaba él se detuvo y me dijo que ya era hora:
Anibal: no querés garcharte ese culo de una vez?
Yo: jajaja y la verdad que ya no puedo aguantar mucho
Anibal: cómo te gustaría?
Yo: quiero que te acuestes boca arriba y ver como Lali te la come toda, acá en el borde la cama. Yo voy a jugar un rato con ese culo antes de partirla al medio. Estás de acuerdo Lali?
Lali: si, me encanta la idea.
Se pusieron en la posición que les pedí y fui a buscar un aceite para masajes que también sirve de lubricante. Quería hacerla desear un rato antes de cogerla y lo quería hacer sin ponerme el forro aún. Como una imagen vale más que mil palabras les dejo el siguiente material que muestra exactamente ese momento…
Apoyaba la cabeza de mi pija en su concha y la pasaba para arriba y para abajo, ya había esparcido el aceite por todos lados por lo que entre el lubricante y lo mojada que ella estaba mi pija resbalaba fácilmente. Se notaba como ella se moría de ganas de metérsela pero quería que me pusiera el forro, así que para que se liberara un poco comencé a abrir el preservativo y a decirle como se la pensaba meter hasta los huevos. Es increíble como el hecho de tener el preservativo en mi mano la fue liberando y si bien no me lo había puesto ella solita empujaba su cola contra mi pija como queriendo que le entrara un poquito más, era de lo más excitante ya que Anibal no lo podía ver (pero seguramente se lo imaginaba). En determinado momento quedó mi verga apuntando exactamente donde yo quería y ella sola comenzó a introducirla, solamente por el movimiento de su cadera, sin ayuda de ninguna de nuestras manos. Fue solo un segundo en donde apenas entró la cabeza pero otra vez largó uno de esos gemidos de antología.
A partir de ahí solo puedo decir que luego de ponerme el forro fue un tremendo garche, que me le afirmé en ese culo y que le di hasta que ya no pudo chupar más la pija de su novio. Terminó con la cara apoyada en el colchón, yo prácticamente arriba de ella y Anibal pajeándose a 5 cm de su cara.
Al final Anibal no aguantó más y le pidió que se la chupara, yo pensé que no iba ni a tener fuerzas pero estaba desesperada por tener las dos pijas juntas. Se la tragó toda y enseguida él comenzó a acabarse en su boca entre gemidos. Me hubiera encantado acabarme en ese momento pero no pude, realmente fue algo que me calentó muchísimo y que me gustaría repetir pero con Ceci.
Para no hacer demasiado extenso el relato, mejor resumirles que cogimos de frente, de espaldas, de costado y hasta en el jacuzzi, fue una noche espectacular. Nos acabamos juntos mientras su pareja nos miraba y después se acabó una segunda vez mientras le practicaba sexo oral y Aníbal le chupaba las tetas. Espero que con estas fotos puedan hacerse al menos una idea de lo que vivimos, hay algunos videos pero aún no los hemos editado.
Como no quería acabarme todavía decidí llevarla a la cama y calentarla un poco hasta que saliera su pareja del baño. Se acostó boca arriba y comencé a pegarle una buena comida de concha, le corría la bombacha y lamía muy suave por todos lados para, de a poco, ir enfocándome en su clítoris. Obviamente ya estaba empapada, se había relajado y los nervios parecían haberse desvanecidos, lo que permitía que todo fluyera de la mejor manera.
Yo ya estaba alternando entre mi lengua y dos de mis dedos dentro de ella, mi objetivo era dejarla bien caliente para que me pidiera que la garchara. Me moría de ganas de que fuera ella la que lo pidiera, que venciera todos sus nervios y con ese aspecto de nena tímida me rogara que la cogiera. Fue en ese momento cuando me di cuenta que desde la ducha nos estaba espiando Anibal, el baño conectaba con la habitación y lo único que nos separaba era una mampara de cristal, por lo que aún con el vapor se podía ver como otra vez estaba al palo masturbándose.
Me detuve un segundo y comencé a subir besando todo su cuerpo hasta llegar hasta su cuello. Quería probar algo, muy despacio me acerqué a su oído y le dije: “Viste cómo nos está espiando?” “Le encanta que te garche ¿no viste la cantidad de leche que sacó?”. Mientras le susurraba esto le hacía flor de paja y podía notar como cada cosa que le decía la ponía aún más caliente. Cada vez que amagaba con meterle un par de dedos ella se retorcía, hasta que me dijo, “me muero de ganas de que me llenen de leche las tetas, que se acaben arriba mio”. Me sorprendió bastante el comentario pero se ve que lo tenía guardado y era su fantasía. En ese mismo momento le introduje dos deditos para adentro, los cuales salieron completamente empapados. Fue solo un segundo pero el gemido que pegó lo debe haber escuchado en las habitaciones cercanas.
Al salir Anibal decidí pasar a un segundo plano y disfrutar de mi lado más voyeur, me excita muchísimo ver a otra pareja coger adelante mío. El único problema era que no me podía tocar mucho porque me habían dejado al palo jaja.
También quería ver si a ellos les calentaba que los mirara, nunca lo habíamos hablado pero no perdía nada con probar un rato. Fui a buscar una botella de agua al frigobar y al volver ya estaban garchando como locos. Anibal la tenía en cuatro y de rodillas en la cama le daba de bomba, era una escena de lo más excitante. Pude notar que cada tanto él le susurraba algo al oído y ambos me miraban la verga, era evidente que tenían un juego interno y que les encantaba. Era cuestión de tiempo para que ambos se acabaran pero cuando menos lo esperaba él se detuvo y me dijo que ya era hora:
Anibal: no querés garcharte ese culo de una vez?
Yo: jajaja y la verdad que ya no puedo aguantar mucho
Anibal: cómo te gustaría?
Yo: quiero que te acuestes boca arriba y ver como Lali te la come toda, acá en el borde la cama. Yo voy a jugar un rato con ese culo antes de partirla al medio. Estás de acuerdo Lali?
Lali: si, me encanta la idea.
Se pusieron en la posición que les pedí y fui a buscar un aceite para masajes que también sirve de lubricante. Quería hacerla desear un rato antes de cogerla y lo quería hacer sin ponerme el forro aún. Como una imagen vale más que mil palabras les dejo el siguiente material que muestra exactamente ese momento…
Apoyaba la cabeza de mi pija en su concha y la pasaba para arriba y para abajo, ya había esparcido el aceite por todos lados por lo que entre el lubricante y lo mojada que ella estaba mi pija resbalaba fácilmente. Se notaba como ella se moría de ganas de metérsela pero quería que me pusiera el forro, así que para que se liberara un poco comencé a abrir el preservativo y a decirle como se la pensaba meter hasta los huevos. Es increíble como el hecho de tener el preservativo en mi mano la fue liberando y si bien no me lo había puesto ella solita empujaba su cola contra mi pija como queriendo que le entrara un poquito más, era de lo más excitante ya que Anibal no lo podía ver (pero seguramente se lo imaginaba). En determinado momento quedó mi verga apuntando exactamente donde yo quería y ella sola comenzó a introducirla, solamente por el movimiento de su cadera, sin ayuda de ninguna de nuestras manos. Fue solo un segundo en donde apenas entró la cabeza pero otra vez largó uno de esos gemidos de antología.
A partir de ahí solo puedo decir que luego de ponerme el forro fue un tremendo garche, que me le afirmé en ese culo y que le di hasta que ya no pudo chupar más la pija de su novio. Terminó con la cara apoyada en el colchón, yo prácticamente arriba de ella y Anibal pajeándose a 5 cm de su cara.
Al final Anibal no aguantó más y le pidió que se la chupara, yo pensé que no iba ni a tener fuerzas pero estaba desesperada por tener las dos pijas juntas. Se la tragó toda y enseguida él comenzó a acabarse en su boca entre gemidos. Me hubiera encantado acabarme en ese momento pero no pude, realmente fue algo que me calentó muchísimo y que me gustaría repetir pero con Ceci.
Para no hacer demasiado extenso el relato, mejor resumirles que cogimos de frente, de espaldas, de costado y hasta en el jacuzzi, fue una noche espectacular. Nos acabamos juntos mientras su pareja nos miraba y después se acabó una segunda vez mientras le practicaba sexo oral y Aníbal le chupaba las tetas. Espero que con estas fotos puedan hacerse al menos una idea de lo que vivimos, hay algunos videos pero aún no los hemos editado.
6 comentarios - El morbo de coger con pareja ajena (final)