Todo se dio tan natural, que no se que pensar.
Me llamo Isabel, tengo 42 años, viuda, madre de un chico de 14 años.
Desde que murió mi marido, fue tan fuerte el golpe que deje de interesarme por todo.
Solo mi hijo tiene prioridad en mi vida.
Vivimos en un departamento en la zona del Once, en Buenos Aires.
Yo dejé de cuidarme, engorde varios kilos, pero es como que con la muerte de mi marido, todo se había terminado para mí.
Martín es un chico muy retraído, desde que murió su padre ya no es el mismo.
Ahora es un chico miedoso, no quiere salir de casa, y yo lo sobreprotejo.
Una noche de tormenta, me despierta un trueno y escucho a Martín que lloraba, fui de inmediato a su cuarto, «que pasa bebé», le dije sentándome al costado de su cama, «tengo miedo mamá», me dijo tratando de contener su llanto.
Le dije que se venga a dormir conmigo.
Cuando nos acostamos él se acurruco bien contra mí y yo lo abracé.
Así nos dormimos.
Cuando me despierto, la que estaba acurrucada contra mi hijo era yo, pero lo que mas me sorprendió fue sentir su pija bien dura pegada a mis nalgas y una de sus manos sobre una de mis tetas.
Yo muy despacio para que no se despierte, saque su mano de encima mío y me fui levantando.
Lo miro como dormía profundamente y sin poder evitar mire el bulto que hacía su pija dentro del calzoncillo, pero lo que más me horrorizo, fue cuando me di cuenta que estaba mojada.
Fui al baño y me di una buena ducha, pero en mi mente seguía sintiendo la pija de mi hijo apoyada en mis nalgas.
Estuve nerviosa todo el día, el tiempo seguía siendo trerrible afuera, llovía con mucha fuerza.
A la noche cuando nos íbamos a dormir, Martín me pide de dormir conmigo.
Le dije que sí, aunque estaba nerviosa.
Me puse mi camisón, y como siempre Martín dormía en calzoncillos.
A la madrugada me despierto y estábamos abrazados, una de sus manos sobre mis tetas y su pija dura apoyada contra mi cola.
Intenté separarme, pero Martín me abraza mas fuerte y pega mas su pija.
«Que hago, es mi hijo, pero sentir esa pija bien dura contra mi cola me gusta», pensaba nerviosa.
Muy despacio me levante el camisón y siento su pija contra mi bombacha, la notaba mejor que contra el camisón.
Escuchaba como Martín gemia en sueños y movía su pija, yo despacito sacaba la cola más para atrás, pegándola mas a su pija.
Sentía como latía mi corazón, como me lubricaba, no sabía que hacer.
Agarré su mano y siempre muy despacio, le metí por el cuello del camisón, y como yo duermo sin corpiño, hice que me agarre una teta.
Yo no se si Martín estaba dormido o despierto, ya que con su mano me sobaba la teta.
Estaba caliente.
«Que hago, que hago?», pensaba yo sintiendo como mi hijo dormido me acariciaba la teta.
Despacito me baje la bombacha, dejando mis nalgas al aire, muy despacito le fui bajando su calzoncillo, tocando su pija, estaba temblando de pies a cabeza.
Me iba acomodando contra mi hijo y con mi mano intentaba hacer que su pija quede entre mis nalgas, a cada roce sentía como una descarga eléctrica.
Despacio, con mucho cuidado sacaba mi cola y me ubicaba para que la pija de mi hijo quede entre ellas.
Esa noche tuve que morderme los labios para no gritar cuando me empecé a masturbar con su pija entre mis nalgas.
Cada noche me volvía mas atrevida, estando Martín acostado en mi cama, yo antes de acostarme me sacaba la bombacha.
Estaba tan caliente, que yo misma lo empecé aprovocar, salía del baño recien duchada solo con una diminuta tanga, con mis tetas al aire.
«Mamá, por que andas así?», me pregunta mi hijo, «Martín hay confianza entre vos y yo», le respondía caminando semi desnuda delante de él, sabía que me miraba.
«Y vos, por que no vas cómodo en la casa?», le decía.
«En calzoncillos o desnudo si quieres», seguí diciendo.
Martín me miraba casi sin entender mi cambio y le parecía raro que le dijera que esté desnudo.
«Martín, hijo, me voy a duchar, quieres que nos duchemos juntos?», le dije envuelta en una toalla.
Estaba tan caliente que no me importaba que al que estaba seduciendo era mi hijo.
«Vamos, ven conmigo que quiero que me enjabones bien la espalda», le dije dejando caer la toalla, quedando completamente desnuda frente a mi hijo.
«Que pasa, no te gusta ver a tú madre así?», le dije acercándome a él, notando como llevaba sus manos a sus partes, como queriendo ocultar lo dura que se le había puesto la pija.
Martín me quería decir algo, pero tartamudeaba, me miraba de pies a cabeza.
«Sabes cuánto hace que no estoy con un hombre?», le dije empujando a mi hijo sobre la cama, el bulto que hacía su pija dentro del calzoncillo era tremendo.
De un tirón se lo baje, viendo una pija, que me hacía acordar a la de su padre.
Martín estaba boca arriba, yo me subí sobre él sin importarme que es mi hijo y con mi mano acomode su pija contra mi concha, y entre fuertes gemidos míos, la fui haciendo entrar hasta quedar sentada sobre mi hijo con toda su pija metida en mi concha.
«Así Martín, cogeme como me cogía tú padre», le decía moviendo mis caderas con toda la pija de mi hijo bien adentro mío.
Agarré las manos de mi hijo y las llevé a mis tetas, «cogeme, cogeme, estruja mis tetas», le decia sin dejar de moverme.
Yo no dejaba de gemir y de disfrutar de como mi hijo me estaba cogiendo.
«No aguanto, no aguanto más Martín, me voy a acabar, acabate vos también dentro mio», le dije gritando de placer, acabando como una loca, y sintiendo los chorros de leche de mi hijo llenando mi concha.
Cai rendida sobre mi hijo, aplastando mis tetas en su cara, «que bien me cogiste hijo», le dije besando sus labios.
«Que hemos echo mamá?», me dijo Martín, dejando que lo abrace y lo pegue contra mis tetas.
«Demostrarnos cuanto nos queremos hijito», le dije acariciando sus piernas con uno de mis pies, satisfecha, feliz, sintiendo como con cada movimiento de mis piernas, sale la leche que mi hijo me dejó en la concha.
Desde que murió mi marido, fue tan fuerte el golpe que deje de interesarme por todo.
Solo mi hijo tiene prioridad en mi vida.
Vivimos en un departamento en la zona del Once, en Buenos Aires.
Yo dejé de cuidarme, engorde varios kilos, pero es como que con la muerte de mi marido, todo se había terminado para mí.
Martín es un chico muy retraído, desde que murió su padre ya no es el mismo.
Ahora es un chico miedoso, no quiere salir de casa, y yo lo sobreprotejo.
Una noche de tormenta, me despierta un trueno y escucho a Martín que lloraba, fui de inmediato a su cuarto, «que pasa bebé», le dije sentándome al costado de su cama, «tengo miedo mamá», me dijo tratando de contener su llanto.
Le dije que se venga a dormir conmigo.
Cuando nos acostamos él se acurruco bien contra mí y yo lo abracé.
Así nos dormimos.
Cuando me despierto, la que estaba acurrucada contra mi hijo era yo, pero lo que mas me sorprendió fue sentir su pija bien dura pegada a mis nalgas y una de sus manos sobre una de mis tetas.
Yo muy despacio para que no se despierte, saque su mano de encima mío y me fui levantando.
Lo miro como dormía profundamente y sin poder evitar mire el bulto que hacía su pija dentro del calzoncillo, pero lo que más me horrorizo, fue cuando me di cuenta que estaba mojada.
Fui al baño y me di una buena ducha, pero en mi mente seguía sintiendo la pija de mi hijo apoyada en mis nalgas.
Estuve nerviosa todo el día, el tiempo seguía siendo trerrible afuera, llovía con mucha fuerza.
A la noche cuando nos íbamos a dormir, Martín me pide de dormir conmigo.
Le dije que sí, aunque estaba nerviosa.
Me puse mi camisón, y como siempre Martín dormía en calzoncillos.
A la madrugada me despierto y estábamos abrazados, una de sus manos sobre mis tetas y su pija dura apoyada contra mi cola.
Intenté separarme, pero Martín me abraza mas fuerte y pega mas su pija.
«Que hago, es mi hijo, pero sentir esa pija bien dura contra mi cola me gusta», pensaba nerviosa.
Muy despacio me levante el camisón y siento su pija contra mi bombacha, la notaba mejor que contra el camisón.
Escuchaba como Martín gemia en sueños y movía su pija, yo despacito sacaba la cola más para atrás, pegándola mas a su pija.
Sentía como latía mi corazón, como me lubricaba, no sabía que hacer.
Agarré su mano y siempre muy despacio, le metí por el cuello del camisón, y como yo duermo sin corpiño, hice que me agarre una teta.
Yo no se si Martín estaba dormido o despierto, ya que con su mano me sobaba la teta.
Estaba caliente.
«Que hago, que hago?», pensaba yo sintiendo como mi hijo dormido me acariciaba la teta.
Despacito me baje la bombacha, dejando mis nalgas al aire, muy despacito le fui bajando su calzoncillo, tocando su pija, estaba temblando de pies a cabeza.
Me iba acomodando contra mi hijo y con mi mano intentaba hacer que su pija quede entre mis nalgas, a cada roce sentía como una descarga eléctrica.
Despacio, con mucho cuidado sacaba mi cola y me ubicaba para que la pija de mi hijo quede entre ellas.
Esa noche tuve que morderme los labios para no gritar cuando me empecé a masturbar con su pija entre mis nalgas.
Cada noche me volvía mas atrevida, estando Martín acostado en mi cama, yo antes de acostarme me sacaba la bombacha.
Estaba tan caliente, que yo misma lo empecé aprovocar, salía del baño recien duchada solo con una diminuta tanga, con mis tetas al aire.
«Mamá, por que andas así?», me pregunta mi hijo, «Martín hay confianza entre vos y yo», le respondía caminando semi desnuda delante de él, sabía que me miraba.
«Y vos, por que no vas cómodo en la casa?», le decía.
«En calzoncillos o desnudo si quieres», seguí diciendo.
Martín me miraba casi sin entender mi cambio y le parecía raro que le dijera que esté desnudo.
«Martín, hijo, me voy a duchar, quieres que nos duchemos juntos?», le dije envuelta en una toalla.
Estaba tan caliente que no me importaba que al que estaba seduciendo era mi hijo.
«Vamos, ven conmigo que quiero que me enjabones bien la espalda», le dije dejando caer la toalla, quedando completamente desnuda frente a mi hijo.
«Que pasa, no te gusta ver a tú madre así?», le dije acercándome a él, notando como llevaba sus manos a sus partes, como queriendo ocultar lo dura que se le había puesto la pija.
Martín me quería decir algo, pero tartamudeaba, me miraba de pies a cabeza.
«Sabes cuánto hace que no estoy con un hombre?», le dije empujando a mi hijo sobre la cama, el bulto que hacía su pija dentro del calzoncillo era tremendo.
De un tirón se lo baje, viendo una pija, que me hacía acordar a la de su padre.
Martín estaba boca arriba, yo me subí sobre él sin importarme que es mi hijo y con mi mano acomode su pija contra mi concha, y entre fuertes gemidos míos, la fui haciendo entrar hasta quedar sentada sobre mi hijo con toda su pija metida en mi concha.
«Así Martín, cogeme como me cogía tú padre», le decía moviendo mis caderas con toda la pija de mi hijo bien adentro mío.
Agarré las manos de mi hijo y las llevé a mis tetas, «cogeme, cogeme, estruja mis tetas», le decia sin dejar de moverme.
Yo no dejaba de gemir y de disfrutar de como mi hijo me estaba cogiendo.
«No aguanto, no aguanto más Martín, me voy a acabar, acabate vos también dentro mio», le dije gritando de placer, acabando como una loca, y sintiendo los chorros de leche de mi hijo llenando mi concha.
Cai rendida sobre mi hijo, aplastando mis tetas en su cara, «que bien me cogiste hijo», le dije besando sus labios.
«Que hemos echo mamá?», me dijo Martín, dejando que lo abrace y lo pegue contra mis tetas.
«Demostrarnos cuanto nos queremos hijito», le dije acariciando sus piernas con uno de mis pies, satisfecha, feliz, sintiendo como con cada movimiento de mis piernas, sale la leche que mi hijo me dejó en la concha.
11 comentarios - Mi hijo y yo
Me gustaría cogerte toda !
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