Primera Parte
Segunda Parte
Nuestros amigos argentinos se habían ido. Quedamos nosotras 3. En los últimos días descubrimos un mega complejo que gritaba "lavado de dinero narco" a full. Creo que eramos las únicas sudamericanas. Hicimos varios amigos de diferentes lugares del mundo, pero me voy a centrar en una de esas historias.
Agustina ya estaba en algún rincón del lugar, mientras Vale y yo disfrutabamos en una de las barras tomando. Se acercan dos chabones, inmensos, altos, espalda firme, una locura. Quedamos media impactadas por la forma de hablar y la presencia física de los pibes.
Se nos pusieron a hablar, y resulta que los chicos estos eran de Israel (!) y pertenecían al ejército (!!!). Al principio, dijimos "chamuyo", si bien físicamente daban toda la pinta de ser soldados, pero nos mostraron fotos que lo acreditaban vestidos tipo comando en el desierto.
Nos mirábamos con Vale y no lo podíamos creer. Después de una breve charla nos agarramos uno cada una y a chapar como locas. Los besos que daba ese flaco por favor!! Me mojaba toda. Ese día no pudo pasar más que una franeleada, apoyada (muy pero muy interesante) y manotazos.
Volvimos a la posada, re calientes, y nos fuimos a dormir. En la oscuridad sentí las sábanas de la cama de mi amiga como se movían. Terrible paja se estaba haciendo. Su respiración se aceleraba y de pronto se calmó. Había acabado, y se durmió relajada.
Al otro día, luego de la playa, nos invitaron a una pool party, en otro bar. Agus se moría de la risa con la anécdota y no nos creía. Si bien el ambiente era tranquilo, en la fiesta pasaba de todo. Valía todo, nadie jodía a nadie y cada uno estaba en la suya. Nosotras, habíamos arreglado para vernos con los soldados. Lamentablemente eran 2, así que Agus salió a buscar compañía sola, algo que no le cuesta mucho.
Estuvimos franeleando y apretando con los israelíes. El flaco que estaba conmigo metía mano a full. Estaba en bikini, el pibe me tenía arrinconada y con dos dedos corría la parte de abajo de mi bikini para rozar con la yema mi clítoris. Mis piernas temblaban, sumado a sus besos, me estaba volviendo loca. Sentí que me caía. Lo único que podía hacer era sostenerme de sus enormes y fuertes hombros.
El orgasmo lo tenía cerca. Su pija se apoyaba y franeleaba en mi muslo. Lo separé y se la saqué afuera. Lo que sospechaba, era cierto. Además de ser hermoso y tener un lomazo, el soldado tenía terrible poronga. No la tenía dura, se notaba un poco flácida, pero así y todo no me entraba en la mano. Se me escapó un suspiro al sentir como no podía rodear con mi mano todo ese trozo de carne caliente.
El loco se dio cuenta, y aceleró el ritmo con sus dedos y me hizo acabar. Le apreté la pija mientras lo pajeaba y ahogaba el grito del orgasmo en su boca. Ahora si, la pija la tenía totalmente erecta, durísima, en mis manos. Vale, a mi lado, estaba en la misma. Su macho también tenía un buen trozo de carne (terribles pijas los israelíes... terribles!!) que se divertía pajeando.
Se acomodó un poco el short y agarrándome de la mano me llevó para adentro. Le hizo una seña a su amigo y nos llevaron a las 2 para adentro del bar. Atrás, bien en el fondo, estaba el vip. Nos quedamos los 4 en un rinconcito, donde había una mesita y unos sillones.
Nos sentamos nosotras una al lado de la otra, y los pibes a nuestros lados. Vale no esperó un segundo, le arrancó todo y empezó a chuparle la pija. Yo disfruté un poco más el vergón en mi mano. Me calienta mucho tener una pija bien ancha que no pueda cerrar los dedos.
Mientras yo lo pajeaba, él me tocaba las tetas. La tenía durísima. Hasta los huevos tenía hinchados, me mojaba de solo pensar la cantidad de leche que me iba a tirar encima. Me agaché y traté sin éxito chuparle la pija. Digo sin éxito porque no me entraba ni la cabeza en la boca. No me daban los labios. Así que resignada, opté por pasarle la lengua por todo el tronco, rodear la cabeza, escupirla y resbalar mis manos pajeándolo.
Mientras jugaba con la pija, Vale me toca el hombro, me agarra de los pelos y me besa. "Boluda, estoy re caliente, me lo quiero coger" me dice con los ojos desencajados. La pija de su macho estaba chorreando leche. Un guascaso terrible caía por el pecho del chabón. Yo también estaba re caliente, y ahí no íbamos a hacer mucho más que eso.
Nuestra posada estaba cerca. Nos levantamos y salimos otra vez al aire libre donde estaba la fiesta. Si bien nosotras no queríamos garchar en el bar, al parecer valía todo. En la pileta había una pareja cogiendo lo más tranquilos mientras al lado había gente hablando como si nada. Muy bizarro todo.
Les dijimos a los pibes que nos esperen en la puerta, y fuimos a buscar a Agus para avisarle. Como había dicho antes, no le iba a costar encontrar compañía. La vimos muy animada con un grupo de pibes divinos. Alemanes. Lo más gracioso: Agus no habla inglés. Mucho menos alemán. Pero tenía otro idioma, más universal, para entablar amistades. Le contamos como era la onda, y nos fuimos.
Yo estaba desesperada por ver cerca de mis ojos ese terrible pijón. Lo tiré en la cama y lo dejé en bolas. No la tenía dura, estaba media flácida, pero aun AÍ era enorme y eso me volvía loca. Una pija enorme flácida me re calienta, me desespero por ponerla dura para ver hasta donde puede crecer. Sin estar erecta, no podía agarrarla con una mano. A medida que la chupaba y lamía, seguía creciendo. Me volvía loca sentir como se endurecía en mi boca y en mis manos.
Me saqué la ropa que me quedaba y me senté arriba. Lo besé mientras acomodaba mi concha en su pija. Estaba super mojada (y abierta, de todo lo que había cogido los días anteriores) pero costó entrar. Era muy pero muy ancha. Despacio, fui bajando. Él me manoseaba las tetas con una mano y con la otra me apretaba el culo.
Me levantaba, y volvía a bajar. Me tiré hacia adelante para besarlo. Su pija seguía entrando, no terminaba más. Sentía como me iba clavando un poco más. Cuando la tuve toda adentro, empecé a moverme, hacia adelante y hacia atrás totalmente ensartada.
El soldado me agarró de la cola y empezó a moverse. Cada embestida me partía al medio, literal. Me sostenía y él levantaba sus caderas hasta hacerme sentir todo ese trozo inmenso de carne clavarse hasta el fondo. No me daba más la concha. Lo frené, y me levanté.
Me acomodé y le puse la concha en la cara. Lo agarré de los pelos y le clavé la boca en mi concha. Obediente, el chabón me lamió con ganas y me dejó al borde del orgasmo. Antes de acabar, me di vuelta y quedamos en un 69.
Agarré la pija con las dos manos y le lamía la cabeza, mientras él terminaba de hacerme acabar. Me dejó las piernas temblando con los dedos adentro, mientras yo rozaba la lengua en la punta del pijón hasta que empezó a brotar leche a chorros. Me salpicó la cara, el pelo... un enchastre total. Pero a esa altura no me importaba nada.
Vale aun seguía disfrutando su macho. No tenía la pija tan grande como el mío, pero era una bestia cogiendo. La tenía en 4, con las manos contra la pared. Era tanta la fuerza que tenía el chabón que la cara de Vale chocaba contra la pared. Yo me dejé caer a un costado, agotada, mientras Vale recibía un chorro de leche en su espalda.
Los flacos se sentaron en la cama y empezaron a hablar entre ellos, en su idioma. No entendíamos nada.
- Por Dios la poronga que tiene ese pibe - me dijo Vale, sin poder sacarle los ojos de encima a mi chico
- Todavía la tengo abierta, boluda, me partió a la mitad
- Este es un animal... cambiamos?
- Dale...
Me levanté y la agarré a Vale. Nos paramos, en el medio de la habitación y empezamos a los besos. Nos franeleamos un rato. Yo le amasaba las tetas. Ella me tenía la cola agarrada con fuerza, alternando algún chirlo. Mi mano bajó hasta su clítoris.
La empecé a pajear, y ella hizo lo mismo conmigo. Los soldados no se querían perder esta batalla y se acercaron a nosotras. Cuando los tuvimos a tiro, cambiamos de macho. Vale se agarró al pijudo y yo al otro, que tenía una buena pija también, a pesar que no era lo inmensa de la otra. Lo besé mientras él me arrastraba a la cama.
Vale quedó arrodillada ante el pijón intentando chuparla. Mi macho me acostó y me la chupó hasta hacerme acabar. No costó mucho, estaba re caliente. Lo agarré del pelo y lo saqué de mi concha, ya sensible. Se tiró encima mío y poniéndome las piernas en sus hombros me la clavó sin compasión.
Me cogió con fuerza, violencia, salvajismo... todo. No frenó un momento. Realmente era una bestia. No solo tenía aguante de no acabar, sino que físicamente no frenaba. Un animal. Me movía como se le antojaba. Me dejó de costado con las piernas abiertas. Sentía la pija clavarse al fondo, salir y enterrarse de golpe.
Vale disfrutaba cómo el pijudo se la cogía, tirada en el piso, totalmente entregada y regalada. Cuando el que me cogía a mí acabó, ensuciando mis tetas, me levanté y me fui donde estaba Vale siendo castigada. Tenía el cuerpo apoyado sobre la cama, colita parada arrodillada en el piso, y el soldado atrás taladrándola duro. Me senté a su lado, y abriéndole la cola empecé a chuparle el ano.
La imagen del pijón abrir hasta el extremo la conchita de mi amiga me volvía loca. Con una mano empecé a masajearle las bolas, mientras seguía lamiéndole el culo a ella. El pibe me acariciaba la cabeza dándole un toque tierno a la situación. Me levanté y sonreí mirando al pibe. Me chupé un dedo y se lo colé en el orto a Vale.
Ella gemía de placer, con mis dedos en la cola y el pijón en la concha. Podía sentir como esa verga la abría hasta el extremo. El pibe sacó la pija (no terminaba de salir más). Quedó todo ese trozo colgando y yo impactada no podía sacarle los ojos de encima, al vergón y al hoyo inmenso de la concha dilatada de mi amiga.
Escupió en la cola de mi amiga (y mis dedos), luego su pija. Con la otra mano lo ayudé a desparramar por todo el tronco. Vale ya sospechaba que iba a pasar, su respiración se agitaba. "Daleee" gritaba ya esperando el estacazo en el culo.
Agarré la pija de la base y la coloqué en la cola de mi amiga. El resto, lo hizo todo el chabón. De a poco, con paciencia, empujaba hasta que al llegar casi a la mitad Vale pegó un grito y poniendo su mano sobre el pibe dio a entender que hasta ahí entraba. El flaco empezó a bombearla, aumentando la velocidad de a poco.
El otro pibe se había ido a bañar (!) y cuando volvió me quería coger de nuevo, aunque yo no quería perderme el espectáculo de como partían la colita de mi amiga. Me sentó a un costado y me chupó la concha. Yo no paraba de mirarla a Vale y sus caritas de placer. Al toque acabé. El pibe se levantó, le dijo algo a su amigo, que se corrió de la cola de Vale. El agujero que le había dejado era impresionante.
Acomodaron a Vale arriba del que estaba conmigo, se la pone en la concha y se queda quieto. Al toque aparece el pijudo a ponersela en la cola. "No van a poder" pensaba yo. La de la concha la tenía enterradísima. Era una pija bastante grande también, y encima querían meter el matafuego del otro por la cola... Dicho y hecho, no llegó a meter la cabeza que tuvieron que parar. Vale estaba al borde del llanto.
Cambiaron los lugares y ahí si pudieron. Solo ve'ia la mitad de las pijas adentro, pero pudieron darle por los dos lados a la pobre de mi amiga, que se la aguantaba heroicamente aunque ya con los ojos lagrimosos. No tardaron mucho en abalanzarse sobre mi. Cuando la cola de Vale no dio más, la dejaron tirada en la cama destruida y se vinieron para donde estaba yo, que me pajeaba observando como sometían a mi amiga.
No hicieron falta palabras. Me subí arriba del pijudo y paré la cola. Me moví un poco, mientras el otro escarbaba mi ano. Vale se sumó y ayudó, en una especie de venganza de lo que había hecho yo con ella.
Me inmovilizaron y empezó la odisea. El pijón lo saqué hasta la mitad. Paré la cola y dejé que el otro empujara. De a poco, iba cediendo. Me sentí abierta como hacía mucho no me sentía. La concha la tenía al límite y por la cola entraba muy apretada.
Vale se acostó al lado de los 3, acariciaba mi cabeza y me besaba el cuello. Giré como pude la cabeza y nos besamos. En su boca ahogaba los gritos que me provocaban los dos pibes. Se movían con una coordinación impresionante. En ese momento hubiese deseado una tercer pija en la boca.
Cuando el que estaba en mi cola sacó la verga para acabar, Vale se le fue al humo. La agarró, la pajeó mientras le pasaba la lengua por la cabeza y dejó que le llenara de leche la boca, chorreando hasta las tetas. El pijudo se levantó y me dio vuelta. Ahora quería hacerme el culo él a mi. Ya lo tenía bastante abierto así que no hubo mucho trabajo por hacer. Apuntar, y empujar.
Sentí que me desmayaba cada vez que esa estaca salía y volvía a enterrarse. El otro pibe, con la pija flácida aun, se acercó y me metió la pija en la boca. No tardó mucho en ponerse al palo de nuevo. El pijudo le volvió a ceder el lugar, aunque mi cola ya no daba más. Luego de un rato los tuve que frenar.
Me acosté boca arriba, para que me siguieran cogiendo, y Vale se acomodó sentada en mi cara. Le chupé la concha mientras los chicos se turnaban para cogerme. Cuando acabó, se tiró en la cama exhausta. "No doy más", dijo cuando el pijudo se la quería coger de nuevo. "Sigan con ella... no me da más el culo ni la concha..." dijo tirándose en la cama rendida, mirando como los dos seguían cogiéndome sin parar. Se turnaban en mi concha y en mi boca.
El pijudo apoyó la punta de su pija en mi boca. La sentí latir, sentí como se ponía tensa... cerré los ojos, sabía qué venía. Un chorro de leche cayó sobre mi cara. La agarré y la puse en mi boca dejando que el resto de la leche quedara en mi lengua.
La tragué sin perder de vista sus ojos. La pija aún saltaba y dejaba salir pequeños chorros de leche. Vale se acercó y terminó el trabajo limpiándole la pija. "Quiero que hagas lo mismo conmigo", me dijo el otro. "No hay problema... pero acabá YA", le supliqué. Yo tampoco daba más.
Se levantó y apoyó su verga sobre mi boca. Vale la agarró, lo pajeó y cuando estuvo por acabar la apoyó en mi boca dejando que toda la descarga cayera adentro. Por suerte, no era tanta, así que solo un par de gotitas se perdieron por mis mejillas.
Vale la limpió como hizo con la otra y se tiró al lado mío. "Chicos... no damos más!" les dijimos, invitándolos amablemente a que se fueran. Además, teníamos que saber qué había pasado con Agus, que no había aparecido.
Los acompañamos hasta la puerta. En el puesto de control, la encontramos a Agustina. Había vuelto, y según ella se escuchaban los gritos desde afuera, así que se quedó con el pendejo brasilero de la puerta. Despedimos a los soldados y nos fuimos las 3 a dormir.
Agus no quiso contar que pasó con los alemanes. Lo único que dijo era que se había cogido al pendejo de la puerta.
Los israelíes quisieron vernos de nuevo, pero no nos daba el cuerpo. Los últimos días estuvimos de joda, alcohol, baile y no mucho más. Necesitaba un poco de descanso. El vuelo que nos llevaba de nuevo a Argentina se retrasó, así que estuvimos varias horas en el aeropuerto.
En el bar, Vale empezó a hablar con un grupo de chicos de Buenos Aires, que al parecer volvían en el mismo vuelo que nosotras. Terminamos las vacaciones de la misma forma que las empezamos. Mis amigas se quedaron un par de días más en Buenos Aires conmigo, y con nuestros nuevos amigos.
Las cordobesas
Agustina con los alemanes
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Indice
Segunda Parte
Nuestros amigos argentinos se habían ido. Quedamos nosotras 3. En los últimos días descubrimos un mega complejo que gritaba "lavado de dinero narco" a full. Creo que eramos las únicas sudamericanas. Hicimos varios amigos de diferentes lugares del mundo, pero me voy a centrar en una de esas historias.
Agustina ya estaba en algún rincón del lugar, mientras Vale y yo disfrutabamos en una de las barras tomando. Se acercan dos chabones, inmensos, altos, espalda firme, una locura. Quedamos media impactadas por la forma de hablar y la presencia física de los pibes.
Se nos pusieron a hablar, y resulta que los chicos estos eran de Israel (!) y pertenecían al ejército (!!!). Al principio, dijimos "chamuyo", si bien físicamente daban toda la pinta de ser soldados, pero nos mostraron fotos que lo acreditaban vestidos tipo comando en el desierto.
Nos mirábamos con Vale y no lo podíamos creer. Después de una breve charla nos agarramos uno cada una y a chapar como locas. Los besos que daba ese flaco por favor!! Me mojaba toda. Ese día no pudo pasar más que una franeleada, apoyada (muy pero muy interesante) y manotazos.
Volvimos a la posada, re calientes, y nos fuimos a dormir. En la oscuridad sentí las sábanas de la cama de mi amiga como se movían. Terrible paja se estaba haciendo. Su respiración se aceleraba y de pronto se calmó. Había acabado, y se durmió relajada.
Al otro día, luego de la playa, nos invitaron a una pool party, en otro bar. Agus se moría de la risa con la anécdota y no nos creía. Si bien el ambiente era tranquilo, en la fiesta pasaba de todo. Valía todo, nadie jodía a nadie y cada uno estaba en la suya. Nosotras, habíamos arreglado para vernos con los soldados. Lamentablemente eran 2, así que Agus salió a buscar compañía sola, algo que no le cuesta mucho.
Estuvimos franeleando y apretando con los israelíes. El flaco que estaba conmigo metía mano a full. Estaba en bikini, el pibe me tenía arrinconada y con dos dedos corría la parte de abajo de mi bikini para rozar con la yema mi clítoris. Mis piernas temblaban, sumado a sus besos, me estaba volviendo loca. Sentí que me caía. Lo único que podía hacer era sostenerme de sus enormes y fuertes hombros.
El orgasmo lo tenía cerca. Su pija se apoyaba y franeleaba en mi muslo. Lo separé y se la saqué afuera. Lo que sospechaba, era cierto. Además de ser hermoso y tener un lomazo, el soldado tenía terrible poronga. No la tenía dura, se notaba un poco flácida, pero así y todo no me entraba en la mano. Se me escapó un suspiro al sentir como no podía rodear con mi mano todo ese trozo de carne caliente.
El loco se dio cuenta, y aceleró el ritmo con sus dedos y me hizo acabar. Le apreté la pija mientras lo pajeaba y ahogaba el grito del orgasmo en su boca. Ahora si, la pija la tenía totalmente erecta, durísima, en mis manos. Vale, a mi lado, estaba en la misma. Su macho también tenía un buen trozo de carne (terribles pijas los israelíes... terribles!!) que se divertía pajeando.
Se acomodó un poco el short y agarrándome de la mano me llevó para adentro. Le hizo una seña a su amigo y nos llevaron a las 2 para adentro del bar. Atrás, bien en el fondo, estaba el vip. Nos quedamos los 4 en un rinconcito, donde había una mesita y unos sillones.
Nos sentamos nosotras una al lado de la otra, y los pibes a nuestros lados. Vale no esperó un segundo, le arrancó todo y empezó a chuparle la pija. Yo disfruté un poco más el vergón en mi mano. Me calienta mucho tener una pija bien ancha que no pueda cerrar los dedos.
Mientras yo lo pajeaba, él me tocaba las tetas. La tenía durísima. Hasta los huevos tenía hinchados, me mojaba de solo pensar la cantidad de leche que me iba a tirar encima. Me agaché y traté sin éxito chuparle la pija. Digo sin éxito porque no me entraba ni la cabeza en la boca. No me daban los labios. Así que resignada, opté por pasarle la lengua por todo el tronco, rodear la cabeza, escupirla y resbalar mis manos pajeándolo.
Mientras jugaba con la pija, Vale me toca el hombro, me agarra de los pelos y me besa. "Boluda, estoy re caliente, me lo quiero coger" me dice con los ojos desencajados. La pija de su macho estaba chorreando leche. Un guascaso terrible caía por el pecho del chabón. Yo también estaba re caliente, y ahí no íbamos a hacer mucho más que eso.
Nuestra posada estaba cerca. Nos levantamos y salimos otra vez al aire libre donde estaba la fiesta. Si bien nosotras no queríamos garchar en el bar, al parecer valía todo. En la pileta había una pareja cogiendo lo más tranquilos mientras al lado había gente hablando como si nada. Muy bizarro todo.
Les dijimos a los pibes que nos esperen en la puerta, y fuimos a buscar a Agus para avisarle. Como había dicho antes, no le iba a costar encontrar compañía. La vimos muy animada con un grupo de pibes divinos. Alemanes. Lo más gracioso: Agus no habla inglés. Mucho menos alemán. Pero tenía otro idioma, más universal, para entablar amistades. Le contamos como era la onda, y nos fuimos.
Yo estaba desesperada por ver cerca de mis ojos ese terrible pijón. Lo tiré en la cama y lo dejé en bolas. No la tenía dura, estaba media flácida, pero aun AÍ era enorme y eso me volvía loca. Una pija enorme flácida me re calienta, me desespero por ponerla dura para ver hasta donde puede crecer. Sin estar erecta, no podía agarrarla con una mano. A medida que la chupaba y lamía, seguía creciendo. Me volvía loca sentir como se endurecía en mi boca y en mis manos.
Me saqué la ropa que me quedaba y me senté arriba. Lo besé mientras acomodaba mi concha en su pija. Estaba super mojada (y abierta, de todo lo que había cogido los días anteriores) pero costó entrar. Era muy pero muy ancha. Despacio, fui bajando. Él me manoseaba las tetas con una mano y con la otra me apretaba el culo.
Me levantaba, y volvía a bajar. Me tiré hacia adelante para besarlo. Su pija seguía entrando, no terminaba más. Sentía como me iba clavando un poco más. Cuando la tuve toda adentro, empecé a moverme, hacia adelante y hacia atrás totalmente ensartada.
El soldado me agarró de la cola y empezó a moverse. Cada embestida me partía al medio, literal. Me sostenía y él levantaba sus caderas hasta hacerme sentir todo ese trozo inmenso de carne clavarse hasta el fondo. No me daba más la concha. Lo frené, y me levanté.
Me acomodé y le puse la concha en la cara. Lo agarré de los pelos y le clavé la boca en mi concha. Obediente, el chabón me lamió con ganas y me dejó al borde del orgasmo. Antes de acabar, me di vuelta y quedamos en un 69.
Agarré la pija con las dos manos y le lamía la cabeza, mientras él terminaba de hacerme acabar. Me dejó las piernas temblando con los dedos adentro, mientras yo rozaba la lengua en la punta del pijón hasta que empezó a brotar leche a chorros. Me salpicó la cara, el pelo... un enchastre total. Pero a esa altura no me importaba nada.
Vale aun seguía disfrutando su macho. No tenía la pija tan grande como el mío, pero era una bestia cogiendo. La tenía en 4, con las manos contra la pared. Era tanta la fuerza que tenía el chabón que la cara de Vale chocaba contra la pared. Yo me dejé caer a un costado, agotada, mientras Vale recibía un chorro de leche en su espalda.
Los flacos se sentaron en la cama y empezaron a hablar entre ellos, en su idioma. No entendíamos nada.
- Por Dios la poronga que tiene ese pibe - me dijo Vale, sin poder sacarle los ojos de encima a mi chico
- Todavía la tengo abierta, boluda, me partió a la mitad
- Este es un animal... cambiamos?
- Dale...
Me levanté y la agarré a Vale. Nos paramos, en el medio de la habitación y empezamos a los besos. Nos franeleamos un rato. Yo le amasaba las tetas. Ella me tenía la cola agarrada con fuerza, alternando algún chirlo. Mi mano bajó hasta su clítoris.
La empecé a pajear, y ella hizo lo mismo conmigo. Los soldados no se querían perder esta batalla y se acercaron a nosotras. Cuando los tuvimos a tiro, cambiamos de macho. Vale se agarró al pijudo y yo al otro, que tenía una buena pija también, a pesar que no era lo inmensa de la otra. Lo besé mientras él me arrastraba a la cama.
Vale quedó arrodillada ante el pijón intentando chuparla. Mi macho me acostó y me la chupó hasta hacerme acabar. No costó mucho, estaba re caliente. Lo agarré del pelo y lo saqué de mi concha, ya sensible. Se tiró encima mío y poniéndome las piernas en sus hombros me la clavó sin compasión.
Me cogió con fuerza, violencia, salvajismo... todo. No frenó un momento. Realmente era una bestia. No solo tenía aguante de no acabar, sino que físicamente no frenaba. Un animal. Me movía como se le antojaba. Me dejó de costado con las piernas abiertas. Sentía la pija clavarse al fondo, salir y enterrarse de golpe.
Vale disfrutaba cómo el pijudo se la cogía, tirada en el piso, totalmente entregada y regalada. Cuando el que me cogía a mí acabó, ensuciando mis tetas, me levanté y me fui donde estaba Vale siendo castigada. Tenía el cuerpo apoyado sobre la cama, colita parada arrodillada en el piso, y el soldado atrás taladrándola duro. Me senté a su lado, y abriéndole la cola empecé a chuparle el ano.
La imagen del pijón abrir hasta el extremo la conchita de mi amiga me volvía loca. Con una mano empecé a masajearle las bolas, mientras seguía lamiéndole el culo a ella. El pibe me acariciaba la cabeza dándole un toque tierno a la situación. Me levanté y sonreí mirando al pibe. Me chupé un dedo y se lo colé en el orto a Vale.
Ella gemía de placer, con mis dedos en la cola y el pijón en la concha. Podía sentir como esa verga la abría hasta el extremo. El pibe sacó la pija (no terminaba de salir más). Quedó todo ese trozo colgando y yo impactada no podía sacarle los ojos de encima, al vergón y al hoyo inmenso de la concha dilatada de mi amiga.
Escupió en la cola de mi amiga (y mis dedos), luego su pija. Con la otra mano lo ayudé a desparramar por todo el tronco. Vale ya sospechaba que iba a pasar, su respiración se agitaba. "Daleee" gritaba ya esperando el estacazo en el culo.
Agarré la pija de la base y la coloqué en la cola de mi amiga. El resto, lo hizo todo el chabón. De a poco, con paciencia, empujaba hasta que al llegar casi a la mitad Vale pegó un grito y poniendo su mano sobre el pibe dio a entender que hasta ahí entraba. El flaco empezó a bombearla, aumentando la velocidad de a poco.
El otro pibe se había ido a bañar (!) y cuando volvió me quería coger de nuevo, aunque yo no quería perderme el espectáculo de como partían la colita de mi amiga. Me sentó a un costado y me chupó la concha. Yo no paraba de mirarla a Vale y sus caritas de placer. Al toque acabé. El pibe se levantó, le dijo algo a su amigo, que se corrió de la cola de Vale. El agujero que le había dejado era impresionante.
Acomodaron a Vale arriba del que estaba conmigo, se la pone en la concha y se queda quieto. Al toque aparece el pijudo a ponersela en la cola. "No van a poder" pensaba yo. La de la concha la tenía enterradísima. Era una pija bastante grande también, y encima querían meter el matafuego del otro por la cola... Dicho y hecho, no llegó a meter la cabeza que tuvieron que parar. Vale estaba al borde del llanto.
Cambiaron los lugares y ahí si pudieron. Solo ve'ia la mitad de las pijas adentro, pero pudieron darle por los dos lados a la pobre de mi amiga, que se la aguantaba heroicamente aunque ya con los ojos lagrimosos. No tardaron mucho en abalanzarse sobre mi. Cuando la cola de Vale no dio más, la dejaron tirada en la cama destruida y se vinieron para donde estaba yo, que me pajeaba observando como sometían a mi amiga.
No hicieron falta palabras. Me subí arriba del pijudo y paré la cola. Me moví un poco, mientras el otro escarbaba mi ano. Vale se sumó y ayudó, en una especie de venganza de lo que había hecho yo con ella.
Me inmovilizaron y empezó la odisea. El pijón lo saqué hasta la mitad. Paré la cola y dejé que el otro empujara. De a poco, iba cediendo. Me sentí abierta como hacía mucho no me sentía. La concha la tenía al límite y por la cola entraba muy apretada.
Vale se acostó al lado de los 3, acariciaba mi cabeza y me besaba el cuello. Giré como pude la cabeza y nos besamos. En su boca ahogaba los gritos que me provocaban los dos pibes. Se movían con una coordinación impresionante. En ese momento hubiese deseado una tercer pija en la boca.
Cuando el que estaba en mi cola sacó la verga para acabar, Vale se le fue al humo. La agarró, la pajeó mientras le pasaba la lengua por la cabeza y dejó que le llenara de leche la boca, chorreando hasta las tetas. El pijudo se levantó y me dio vuelta. Ahora quería hacerme el culo él a mi. Ya lo tenía bastante abierto así que no hubo mucho trabajo por hacer. Apuntar, y empujar.
Sentí que me desmayaba cada vez que esa estaca salía y volvía a enterrarse. El otro pibe, con la pija flácida aun, se acercó y me metió la pija en la boca. No tardó mucho en ponerse al palo de nuevo. El pijudo le volvió a ceder el lugar, aunque mi cola ya no daba más. Luego de un rato los tuve que frenar.
Me acosté boca arriba, para que me siguieran cogiendo, y Vale se acomodó sentada en mi cara. Le chupé la concha mientras los chicos se turnaban para cogerme. Cuando acabó, se tiró en la cama exhausta. "No doy más", dijo cuando el pijudo se la quería coger de nuevo. "Sigan con ella... no me da más el culo ni la concha..." dijo tirándose en la cama rendida, mirando como los dos seguían cogiéndome sin parar. Se turnaban en mi concha y en mi boca.
El pijudo apoyó la punta de su pija en mi boca. La sentí latir, sentí como se ponía tensa... cerré los ojos, sabía qué venía. Un chorro de leche cayó sobre mi cara. La agarré y la puse en mi boca dejando que el resto de la leche quedara en mi lengua.
La tragué sin perder de vista sus ojos. La pija aún saltaba y dejaba salir pequeños chorros de leche. Vale se acercó y terminó el trabajo limpiándole la pija. "Quiero que hagas lo mismo conmigo", me dijo el otro. "No hay problema... pero acabá YA", le supliqué. Yo tampoco daba más.
Se levantó y apoyó su verga sobre mi boca. Vale la agarró, lo pajeó y cuando estuvo por acabar la apoyó en mi boca dejando que toda la descarga cayera adentro. Por suerte, no era tanta, así que solo un par de gotitas se perdieron por mis mejillas.
Vale la limpió como hizo con la otra y se tiró al lado mío. "Chicos... no damos más!" les dijimos, invitándolos amablemente a que se fueran. Además, teníamos que saber qué había pasado con Agus, que no había aparecido.
Los acompañamos hasta la puerta. En el puesto de control, la encontramos a Agustina. Había vuelto, y según ella se escuchaban los gritos desde afuera, así que se quedó con el pendejo brasilero de la puerta. Despedimos a los soldados y nos fuimos las 3 a dormir.
Agus no quiso contar que pasó con los alemanes. Lo único que dijo era que se había cogido al pendejo de la puerta.
Los israelíes quisieron vernos de nuevo, pero no nos daba el cuerpo. Los últimos días estuvimos de joda, alcohol, baile y no mucho más. Necesitaba un poco de descanso. El vuelo que nos llevaba de nuevo a Argentina se retrasó, así que estuvimos varias horas en el aeropuerto.
En el bar, Vale empezó a hablar con un grupo de chicos de Buenos Aires, que al parecer volvían en el mismo vuelo que nosotras. Terminamos las vacaciones de la misma forma que las empezamos. Mis amigas se quedaron un par de días más en Buenos Aires conmigo, y con nuestros nuevos amigos.
Las cordobesas
Agustina con los alemanes
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18 comentarios - Vacaciones en Brasil. Parte 3
Tremendo final y hermosa foto miniatura!!! Con razón todos se vuelven locos con esa colitaaaaaaaa!!!! Van 10, pero esa cola merece muchos más
me encantó que estuviste muy putita... dejaste que te cogieran toda (con doble penetración incluida) y te tomaste la lechita.Sos una genia
gracias por pasar 😉
gracias por pasar!!
Son cracks tus relatos...
gracias por pasar!
gracias por pasar
Van diez puntos.
si, circuncisos. es cierto que hay muchos judios pero la verdad yo no habia tenido esa experiencia 🙂
No es por desmerecer el relato ni mucho menos (en todo caso sería una crítica constructiva). Pero la cosa es que siempre he sido aficionado a los temas militares y Israel es un caso especial. Allí todos los hombres (hasta los autistas) y casi todas las mujeres hacen el servicio militar. Tres años. Y no en plan COLIMBA, sino con entrenamientos muy duros porque es muy probable que les toque entrar en comba
puedo asegurar, que estos estaban muy bien entrenados y listos para entrar en combate 😃
+10 merecidisimos
gracias por pasar!