Voy a explicar unas pequeñas cosas para que se pongan en contexto:
Trabajo de guardavidas desde que tenia 19 años. Toda la vida fui una mujer bastante tetona y siempre rubia de ojos verdes y a medida que paso el tiempo fui engordando pero en ese momento todavía no estaba tan subida de peso. Esta historia ocurrió cuando yo tenia 35.
Era una calurosa tarde de verano, era una tarde aburrida pues no había mucha gente en esa playa donde yo estaba trabajando. El silencio se corto por un niño que lloraba, era un nene de unos cinco años, negrito, se había perdido así que yo me ofrecí a llevarlo con su papa. Cuando lo encontré era un hombre gordo y bastante alto, comencé a hablarle de las precauciones que debía tomar y este me siguió la conversación y en poco tiempo el tomo las riendas y termine yo charlando con el. Me comento que era divorciado y dentro de poco vendría su ex mujer a buscar al nene y así fue pero nosotros seguimos charlando, era un hombre muy simpático y con gran personalidad, no le tomo mucho caerme bien y tomar confianza conmigo.
En un momento, mientras le comentaba que tenia esposo e hijos el me beso y me dijo:
-Que suerte debe tener tu marido entonces.
Bajo su mano y empezó a acariciarme la concha sobre el traje de baño de una pieza.
-Para, si vos queres jugar no podemos acá-le dije-Conozco un lugar mejor.
Fuimos cerca de Playa Escondida (para quienes no sepan es una playa nudista), nos metimos en un cambiador y se saco la maya, si bien no era mas grande que una pija normal si era bastante mas gruesa, yo me arrodille y comence a chuparsela, el agua del mar la había puesto salada así que para mi era como tener una galletita en la boca. Yo tenia que abrir mucho la boca para tenerla adentro y el me tomaba de la cabeza para tratar de metermela mas adentro. Finalmente le di unas lamidas al tronco y me pare apoyandome en la pared del cambiador. El me corrió un poco el bañador y comenzó a metermela algo brusco y con las manos me sacaba la parte de arriba para agarrarme las tetas.
-Que enormes que las tenes.
-Para que me empieza a doler.
-Vos sos mi puta y se supone que que te puedo hacer lo que quiera.
En ese momento el me comenzó a pellizcar los pezones pero sin tanta fuerza, se notaba que era un hombre acostumbrado a mujeres sumisas, me atrevo a decir que era algo machista ya que cada vez me embestia mas y mas fuerte, tanto asi que me quede contra la pared del cambiador sin poder moverme mientras el seguia metiendomela y apretando mis pezones.
Finalmente el empezó a bajar el ritmo, yo le dije que no acabara adentro y sorprendentemente me hizo caso dejando caer todo su semen en el piso. Antes de irse me enchufo un beso y me dijo
-Si tu marido no te atiende sabes que me podes llamar putita-y luego me dio un apretón bastante fuerte en una teta y se fue.
Trabajo de guardavidas desde que tenia 19 años. Toda la vida fui una mujer bastante tetona y siempre rubia de ojos verdes y a medida que paso el tiempo fui engordando pero en ese momento todavía no estaba tan subida de peso. Esta historia ocurrió cuando yo tenia 35.
Era una calurosa tarde de verano, era una tarde aburrida pues no había mucha gente en esa playa donde yo estaba trabajando. El silencio se corto por un niño que lloraba, era un nene de unos cinco años, negrito, se había perdido así que yo me ofrecí a llevarlo con su papa. Cuando lo encontré era un hombre gordo y bastante alto, comencé a hablarle de las precauciones que debía tomar y este me siguió la conversación y en poco tiempo el tomo las riendas y termine yo charlando con el. Me comento que era divorciado y dentro de poco vendría su ex mujer a buscar al nene y así fue pero nosotros seguimos charlando, era un hombre muy simpático y con gran personalidad, no le tomo mucho caerme bien y tomar confianza conmigo.
En un momento, mientras le comentaba que tenia esposo e hijos el me beso y me dijo:
-Que suerte debe tener tu marido entonces.
Bajo su mano y empezó a acariciarme la concha sobre el traje de baño de una pieza.
-Para, si vos queres jugar no podemos acá-le dije-Conozco un lugar mejor.
Fuimos cerca de Playa Escondida (para quienes no sepan es una playa nudista), nos metimos en un cambiador y se saco la maya, si bien no era mas grande que una pija normal si era bastante mas gruesa, yo me arrodille y comence a chuparsela, el agua del mar la había puesto salada así que para mi era como tener una galletita en la boca. Yo tenia que abrir mucho la boca para tenerla adentro y el me tomaba de la cabeza para tratar de metermela mas adentro. Finalmente le di unas lamidas al tronco y me pare apoyandome en la pared del cambiador. El me corrió un poco el bañador y comenzó a metermela algo brusco y con las manos me sacaba la parte de arriba para agarrarme las tetas.
-Que enormes que las tenes.
-Para que me empieza a doler.
-Vos sos mi puta y se supone que que te puedo hacer lo que quiera.
En ese momento el me comenzó a pellizcar los pezones pero sin tanta fuerza, se notaba que era un hombre acostumbrado a mujeres sumisas, me atrevo a decir que era algo machista ya que cada vez me embestia mas y mas fuerte, tanto asi que me quede contra la pared del cambiador sin poder moverme mientras el seguia metiendomela y apretando mis pezones.
Finalmente el empezó a bajar el ritmo, yo le dije que no acabara adentro y sorprendentemente me hizo caso dejando caer todo su semen en el piso. Antes de irse me enchufo un beso y me dijo
-Si tu marido no te atiende sabes que me podes llamar putita-y luego me dio un apretón bastante fuerte en una teta y se fue.
1 comentarios - Mi primer hombre negro